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(El Comienzo) LA SAGA DEL CRUZADO

HISTORIA CRISTIANOS

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06/06/2019, 14:30
Narrador

Godofredo de BouillónDefensor del Santo SepulcroGottfrid af Bouillon.jpg

Godofredo de Bouillón

Información personalNombre secularGodofredo de BouillónTratamientoSancti Sepulchri advocatusOtros títulosDuque de Bouillon 
Marqués de Amberes 
Duque de Baja LorenaMandatoDesconocidoProclamaciónDesconocidoNacimiento1060
Bolonia sobre el MarFallecimiento18 de junio de 1100
JerusalénEntierroDesconocidoReligiónCatolicismoProfesiónNoble cruzadoResidenciaDesconocidoSucesorBalduino I de JerusalénFamiliaCasa realCasa de BoulognePadreEustaquio II de BoulogneMadreIda de LorenaHerederoBalduino I de JerusalénCarrera militarLealtadSanta SedeFuerzaCaballería medievalConflictosSitio de Nicea 
Batalla de Dorilea 
Sitio de Antioquía 
Sitio de Jerusalén 
Batalla de Ascalón

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06/06/2019, 14:32
Narrador

Destino de caballero: escuderos, pajes y donceles

 
 
Hemos hablado de caballeros, de los caballos de los caballeros, de las armas de los caballeros y hasta de las sillas de montar de los caballeros, pero nunca se ha mencionado nada acerca de la vida de los caballeros antes de ser caballeros, o sea, su período de formación desde que era un crío hasta que era armado. Así pues, vamos a ello que para luego es tarde...
 
Antes de nada conviene aclarar un punto importante, y es la común creencia de que los caballeros eran necesariamente nobles. Bueno, pues eso es uno de tantos estereotipos erróneos que tanto han proliferado a lo largo del tiempo. Un hombre podía llegar a ser armado caballero simplemente porque sus acciones en combate lo hicieran merecedor de ello sin que forzosamente tuviera que ser de sangre noble. Así mismo, en los reinos peninsulares se consideraba caballero a todo aquel que dispusiera de medios económicos para poder mantener un caballo. Eran los llamados caballeros cuantiosos, los cuales no eran siquiera hijosdalgo pero disponían de recursos  para pagarse un rocín o un palafrén y el armamento adecuado para cuando era llamado a la guerra tener más probabilidades de volver vivo y entero a casa y, además, recibir una paga más elevada y una parte más suculenta de los botines. En definitiva, la nobleza caballeresca que suele aparecer en el imaginario popular era más bien una cuestión meramente honorífica de finales de la Edad Media que no tenía mucho que ver con el espíritu de la verdadera caballería surgido a partir del siglo XII aproximadamente.
 
 
Escuderos portando la enseña y el yelmo de su señor
Sin embargo, los retoños de las familias hidalgas, nobles e incluso de sangre real sí podían optar a formar parte de la orden de caballería y dedicar su vida a la milicia convirtiéndose en un BELLATOR (del latínBELLVM, guerra), o sea, un guerrero de oficio. Por lo general, la edad en que se comenzaba el proceso era a los siete años. En teoría y en base a la costumbre medieval de darle a todo lo referente a la milicia y la religión su matiz místico, el camino del caballero se componía de procesos de siete años de duración. Ya sabemos que ese número conllevaba una gran carga simbólica, así que si el primer paso se iniciaba a los siete años, la duración de esa primera etapa era de otros siete, durante la cual el rapaz era un paje. A continuación, a los catorce años, se convertía en escudero y a los siete años entraba en la tercera etapa, siendo armado caballero a los 21. Sin embargo, las edades variaban dependiendo del reino ya que, por ejemplo, en Castilla se consideraba que a los 12 ya se estaba capacitado para ir a la guerra. Obviamente, "ir a la guerra" no implicaba combatir sino simplemente acompañar al señor al que se servía. Por lo general, los pajes se quedaban el los campamentos mientras duraba la escabechina. 
 
Aclarado este punto, pasemos a detallar el proceso mediante el cual un crío era destinado a ser caballero tras un largo, penoso y meticuloso entrenamiento. Y no solo a nivel físico, sino también espiritual.
LOS PAJES
 
Pajes sirviendo la mesa de su señor
El término paje proviene, según Covarruvias, del griego παις (pais) niño. Actualmente, la RAE da una etimología similar ya que dice que procede de παιδίον(paidíon), niñito. En cualquier caso y como ya se ha dicho, a los siete años los críos eran separados de la familia y enviados a formarse al servicio de un hidalgo, un noble o del mismo monarca. Obviamente, dependiendo del estamento familiar se buscaba una familia del mismo nivel o, a ser posible, más alto. Desde los retoños de la baja nobleza a los infantes eran enviados a servir como pajes. Como podemos suponer, los infantes eran enviados a servir a otros monarcas si bien no por ello recibirían un trato más favorable. Un ejemplo lo tendríamos en el príncipe Felipe Augusto de Francia, el cual sirvió como paje en la corte del rey Enrique II de Inglaterra y tuvo como compañeros de enseñanza al que luego fue Ricardo Corazón de León con el que las malas lenguas le acusaron de tener relaciones que iban más allá de la simple camaradería. En Castilla, los pajes que servían en la corte eran denominados donceles, los cuales se formaban en la SCHOLA REGIS bajo el mando del alcaide de donceles. Rodrigo Díaz, por la buena relación entre su padre y el rey Fernando I se crió precisamente en la corte teniendo como compañero al futuro rey Sancho, con el que tuvo una gran amistad. 
 
Pajes practicando artes marciales. Merece la pena reparar en el que
aparece a la izquierda en segundo término: mantiene en alto un peso
para fortalecer los brazos.
El paje, como vemos, debía actuar como un sirviente o camarero con su señor de forma que aprendiese a tener humildad, estando obligado a llevar a cabo hasta las tareas más básicas como lavarle la ropa o cocinarle. Así mismo, se iría iniciando en el manejo de las armas, la monta y demás artes marciales, aprendería a luchar sin armas de forma que su cuerpo fuera fortaleciéndose poco a poco, ganando agilidad y destreza y, como está mandado, se pasaría las horas muertas bruñendo las armas de su señor. Pero no todo era servir o echar el bofe a las órdenes de los maestros de armas, sino que también recibía una educación cortesana y espiritual. 
 
Paje alimentando al perro de su señor
Se le enseñaban las normas de urbanidad de la época, a bailar, juegos de mesa, e incluso a tañer un instrumento, de forma que una vez llegada a la edad adulta supiera comportarse en sociedad. Y en lo tocante al espíritu, el capellán de la casa se encargaba de inculcarle las virtudes caballerescas: el valor, sin el cual uno ni era caballero ni nada porque daría la espalda al enemigo a las primeras de cambio; la fe, ya que un caballero debía ser un fiel siervo de Dios y de la Iglesia; la defensa de los débiles, los menesterosos y las damas independientemente de su estado; la generosidad, que era lo contrario de algo tan asqueroso como la codicia y la avaricia; la templanza, que era una virtud muy importante de ejercer ya que le evitaría meterse en camisa de once varas y en huertos ajenos; y, por encima de todo, la nobleza y la lealtad a Dios, a la Iglesia, a su señor y a sus principios y juramentos. En definitiva, un buen lavado de cerebro que, honestamente, dudo mucho que todos los caballeros cumplieran al pie de la letra. 
 
Esa era la vida de un paje durante los siete años que debía pasar hasta convertirse en un escudero, con lo cual subía un peldaño más en el largo camino de la caballería. Así pues, aproximadamente a los 14 años de edad ya era un mozalbete que, si había aprovechado todo lo que le habían enseñado, podía montar a caballo sin darse una costalada a cada paso, su cuerpo estaba fibroso y atlético y era capaz de voltear una espada sin que se le cayera al suelo. Por lo tanto, dejaba atrás su época de paje y pasaba a ser un escudero en toda regla.
LOS ESCUDEROS
 
Entrenando en la quintana
Llegar a escudero era, como se ha dicho, ascender un peldaño más del camino. Pero en modo alguno suponía que la disciplina se relajase o que el trabajo fuese más cómodo. Antes al contrario, el ser nombrado escudero implicaba una serie de responsabilidades y entrar a fondo en el aprendizaje de las artes marciales. Un escudero ya no practicaba la monta con un penco manso de la noria o un caballo de madera, sino con un rocín o un palafrén entero que había que meter en cintura y que le provocaría más de un batacazo que lo tendría varios días dolorido. Tampoco aprendía esgrima con una espada de madera, sino con una de verdad con el filo y la punta embotados, pero que si le alcanzaba en la mano o el brazo le hacía dar berridos de dolor. Le obligaban a pasar horas y horas enfilando la lanza contra la quintana hasta que ni sentía el brazo por el dolor y la espalda la tenía molida de los golpes del saco por no pasar lo bastante rápido. También se pasaría horas soltando tajos a un poste de madera que parecía que nunca en la vida se partiría, lustrando las armas de su señor y un largo et cétera que le hacían caer literalmente desplomado en su jergón al acabar su jornada. Ni tiempo le daba a imaginarse liberando a una damisela del alevoso de turno para luego refocilarse de lo lindo con ella porque el sueño lo vencía de inmediato.
 
Pero no todo eran penalidades y trabajos ya que, además de no perderse ni un torneo o justa, presumía en esos eventos portando el escudo o el yelmo de su señor y sintiéndose objeto de las miradas de las mocitas que acudían al espectáculo, que en eso no se reparaba si la hembra era hidalga o villana, y siempre eran preferibles las segundas para pasar un gratificante rato en el pajar. Y, muy importante, ya podía portar armas, que eso de llevar al costado una hermosa daga le daba un aire belicoso de lo más viril. Y también podía ya acompañar a su señor a la guerra, donde se encargaba de montar el pabellón, de cuidar del destrier, de mantener en buen estado las armas, de cocinar, etc. Y cuando llegaba el momento de luchar, no se quedaba en el campamento con los pajes, sino que montado en su mula o su rocín estaba pendiente en todo momento de ayudar a su señor. El cometido de los escuderos en batalla no se limitaba a armarlo quedarse cruzado de brazos a la espera de una llamada de su mentor, sino que intervenía directamente en la misma cubriéndole las espaldas, ayudándolo si caía del caballo o lo descabalgaban y, en definitiva, en las mil situaciones que podrían darse. Evidentemente, se exponían a ser heridos o muertos, pero eso también les servía de aprendizaje en forma de valor y coraje, y especialmente a reprimir las ganas de salir echando leches del campo de batalla cuando se las veía con mogollón de enemigos con muy mala leche deseando mearse en su calavera de imberbe.
 
Por otro lado, además de los escuderos convencionales se veían en las huestes de la época guerreros que, sin ser hidalgos o nobles, deseaban tener la posibilidad de ser armados caballeros por sus méritos en combate. Así pues, acudían a la guerra con armas y equipo pagado de su bolsillo esperando tener oportunidad de llevar a cabo alguna hazaña digna de llegar a oídos del rey o de algún noble de postín. Y como no pertenecía a ninguna familia hidalga o noble, pues carecía de blasón por lo que llevaba el escudo en blanco a la espera de que, gracias a su valor y la fuerza de su brazo, al ser armado caballero le fuera concedido un escudo de armas.  
 
Y si durante esos siete años no quedaba lisiado o muerto en alguna batalla y demostraba sobradamente que las enseñanzas recibidas a lo largo de su vida le habían sido provechosas, que era valeroso y, en definitiva, merecedor de ser caballero, a los 21 años alcanzaba su sueño dorado de ser armado. Eso sí, siempre y cuando su padre pudiera pagarle el costosísimo equipo necesario para poder ostentar su nuevo estatus con la dignidad necesaria, ya que no era posible ser un caballero sin caballo o sin un armamento adecuado. 
 
 
De esta forma transcurrían los catorce años de preparación para lograr las espuelas de oro, cuya culminación era la ceremonia en la que era armado caballero. Pero de eso ya hablaremos otro día, que ya no son horas.
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06/06/2019, 14:49
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Amberes (en neerlandésAntwerpen Acerca de este sonido [ˈɑntˌʋɛrpə(n)] (?·i), en francésAnvers [ɑ̃ˈvɛʁ(s)]), antiguamente conocida como Antuerpia, es una ciudad situada en Bélgica.

Bélgica recibe su nombre de la denominación latina de la parte más septentrional de la GaliaGallia Belgica, el cual, a su vez, procede de un grupo de tribus celtas, los belgas. Históricamente, Bélgica ha sido parte de los Países Bajos de los Habsburgo, los cuales incluían los actuales Países Bajosy el Gran Ducado de Luxemburgo, ocupando una región algo mayor que el moderno Benelux.

Batavodurum.26

Después de Roma[editar]

 

Carlomagno según una ilustración de Alberto Durero (1511).

Los recién llegados se unieron a los habitantes originales para crear tres pueblos: los frisios a lo largo de la costa, los sajones en el este y los francos en el sur.12​ Los francos se convirtieron al cristianismo después de que su rey Clodoveo I lo hiciera en el año 496, y así el cristianismo fue introducido en el norte gracias a la conquista de Frisia por los francos. Los Países Bajos pertenecían al imperio franco de Carlomagno, cuyo núcleo se encontraba en lo que hoy es Bélgica y el norte de Francia, y que se extendía además por el resto de Francia, Alemania, norte de Italia y otros territorios de la Europa occidental. En 843, con el Tratado de Verdún, el Imperio quedó dividido en tres partes: Francia Occidental, Francia Oriental y Lotaringia. Posteriormente, este imperio central se dividió; la mayor parte de los territorios de habla neerlandesa se integraron en Alemania, y Francia intentó incorporar a Flandes sin éxito.12

Entre los años 800 y 1000, los Países Bajos padecieron los saqueos de los vikingos, cuyos ataques eran muy violentos, como en la destrucción de la ciudad de Dorestad. Pero la supremacía vikinga terminó en 920, cuando el rey Enrique I de Alemania liberó Utrecht. Los reyes y emperadores alemanes dominaron los Países Bajos durante los siglos X y XI. Alemania recibió la denominación de Sacro Imperio Romano Germánicotras la coronación de Otón I el Grande como emperador.27​ Nimega fue un lugar significativo para los emperadores germanos, varios de ellos nacieron y murieron allí.

Las Cruzadas fueron populares en los Países Bajos y muchos se unieron para ir a luchar en Tierra Santa. El Sacro Imperio Romano Germánico se mostró incapaz de mantener la unidad política debido a la creciente independencia de las ciudades. Los gobernantes locales transformaron sus ducados y condados en reinos privados y se sentían poco obligados a obedecer al emperador. Una gran parte de lo que actualmente son los Países Bajos estaba gobernada por el conde de la región de Holanda, el duque de Güeldres, el duque de Brabante Flamenco y el obispo de Utrecht. En el norte, Frisia y Groningamantuvieron su independencia y eran gobernadas por la pequeña nobleza.

Güeldres y la región de Holanda luchaban por el control de Utrecht. Por su parte, Utrecht se vio marginada a causa de las continuas dificultades que experimentaba para elegir nuevos obispos, mientras que las dinastías de los Estados vecinos eran más estables. Groninga, Drente y la mayor parte de Güeldres, que había formado parte de Utrecht, se independizaron. Brabante trató de someter a sus vecinos, aunque sus intentos fracasaron. Los Países Bajos también intentaron asegurar su supremacía en Zelanda y Frisia, pero tampoco lo lograron. En el norte, Frisia conservó su independencia durante este período. Poseía sus propias instituciones y se oponía a la imposición del sistema feudal que se podía encontrar en otras localidades europeas. A pesar de ello, los frisios perdieron su independencia cuando fueron derrotados en 1498 por los mercenarios lansquenetes alemanes del duque Alberto III de Sajonia-Meissen.

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06/06/2019, 14:50
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El río Escalda (en francésEscaut, en neerlandésSchelde, en valónEscô), es un río europeo que nace en Francia, atraviesa Bélgica y desemboca en el mar del Norte, en territorio de los Países Bajos.

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06/06/2019, 14:51
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La Edad Media[editar]

 

Saint Servatius, obispo de Tongeren y una de las primeras figuras cristianas en la región. Relicario del siglo XVI

 

Parte meridional de los Países Bajos con las ciudades obispado y abadías ca. siglo VII. Las abadíasdieron lugar alnacimiento de grandes pueblos e incluso algunas ciudades al reformar el territorio.

Cuando el Imperio Romano de Occidente colapsó durante los siglos V y VI, las tribus germánicas lo invadieron y se establecieron en él. Uno de estos pueblos, los francos, se establecieron en Germania inferior, y procedió a expandirse a un nuevo reino que comprendía todo la Bélgica actual y gran parte de Francia, bajo el gobierno de la dinastía merovingia, el corazón del primer reino franco, cuya capital era Tournai.Clovis I fue el rey más conocido de esta dinastía. Gobernó desde su base en el norte de Francia. Se convirtió al cristianismo hacia el año 500, y abandonó Tournai para ir a París. Eruditos cristianos, en su mayoría monjes irlandeses, predicaron el cristianismo a la población y comenzaron una ola de conversión (San ServacioSan RemacleSan Hadelin).

Los merovingios tuvieron una corta duración y fueron sucedidos por la dinastía carolingia, cuya base de poder familiar se encontraba en la parte oriental de la actual Bélgica. Después de que Carlos Martel se opusiera a la invasión morisca desde España (732 - Batalla de Poitiers), el rey Carlomagno (nacido cerca de Lieja, en Herstal o Jupille) ejerció su dominio sobre una gran parte de Europa y fue coronado «emperador del Sacro Imperio Romano» por el papa León III (800 en Roma). El valle del Mosa adquiere el estatus de centro político y económico del Imperio carolingio. Más tarde, dicho imperio sería dividido entre sus tres hijos mediante el Tratado de Verdún (843).

La Lotaringia, la parte que le correspondió a Lotario II en calidad de emperador era un ente artificial que incluía los Países Bajos, zonas de Francia como Alsacia y Lorena, la Alemania al oeste del Rin e Italia. Sobre el futuro territorio de Bélgica se desarrollan espacios casi independientes como los condados fruto de la debilidad de este estado, que desapareció en 870 al morir sin herederos Lotario. Bélgica, por el Tratado de Meersen (870), quedó dividida entre Francia y Alemania, siendo el río Escalda la frontera, división modificada poco después por el Tratado de Ribemont (880).

Los vikingos hicieron grandes razzias a lo largo de este período, pero un importante asentamiento que había causado problemas en la zona de Bélgica fue derrotado en 891 por Arnulfo de Carintia, en la batalla de Lovaina.

Las tierras de los francos, divididas y reunificadas varias veces bajo las dinastías merovingias y carolingias, al final quedaron firmemente divididas entre Francia y el Sacro Imperio Romano Germánico. Las partes del condado de Flandes localizadas al oeste del río Escalda se convirtieron en parte de Francia durante la Edad Media, pero el resto del condado de Flandes y los Países Bajos pasaron a ser parte del Sacro Imperio, específicamente que estaban en el ducado raíz de la Baja Lotaringia.

A lo largo de la Edad Media, la parte norte de la actual Bélgica (que ahora se conoce comúnmente como Flandes) fue un área de habla germánica, mientras que en la parte meridional la gente había seguido estando romanizada y hablaba derivados del latín vulgar.

 

Europa entre 919 y 1125.

A partir del siglo X, las ciudades comenzaron a desarrollarse, principalmente en el condado de Flandes. La industria de la lana conoció un éxito crucial, y el comercio marítimo alcanzó su punto más próspero con la Liga Hanseática. La región se convirtió en uno de los motores de la economía europea, junto con Italia. La lana era importada de Inglaterra, con la cual se tejen relaciones que tendrán gran importancia una vez llegados los conflictos entre los Capetos y la Casa de Plantagenet.

A medida que los emperadores romanos y los reyes franceses fueron perdiendo el control efectivo de sus dominios en los siglos XI y XII, el territorio más o menos correspondiente a la actual Bélgica, quedó dividido en varios estados feudales relativamente independientes:

El condado costero de Flandes fue una de las partes más ricas de Europa en la Edad Media, comerciando con Inglaterra, Francia y Alemania, y se hizo culturalmente importante. Durante los siglos XI y XII, el movimiento artístico conocido como reno-mosano o mosano floreció en la región desplazando su centro de Colonia y Tréveris a Lieja, Maastricht y Aquisgrán. Algunas obras maestras de este arte románico son el relicario de los Tres Reyes Magos en la catedral de Colonia, la pila bautismal en la iglesia de San Bartolomé, Lieja por Renier de Huy, el Tríptico Stavelot, el santuario de Saint Remacle en Stavelot, el santuario de San Servacio en Maastricht o, el evangelio de Notger de Lieja.

Las principales ciudades eran entonces, en el oeste, BrujasGanteYpres y Tournai, y en el país mosano, HuyNamurDinantLieja. Sin embargo la tendencia a la urbanización es muy débil: solamente la ciudad de Nivelles se puede considerar urbana. Situadas en el interior del país, las otras ciudades del Brabante como BruselasLovaina y Malinas, habrán de esperar al siglo X para desarrollarse. En esa época, los afluentes del Escalda eran navegables y el tráfico comercial entre el Mosa y el Rinaumentó considerablemente.

Hasta en el año 1300, la pujanza económica de las ciudades fue alimentada por una coyuntura favorable. No obstante, esta expansión cesó en el siglo XIV a causa de numerosas crisis y epidemias de peste. La población se estancó y en ciertos casos, disminuyó. La mayoría de ciudades no lograron alcanzar de nuevo esos niveles de población hasta la llegada del siglo XIX.

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06/06/2019, 14:53
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El origen de gran parte del caos fronterizo existente en la región se remonta a la división hecha del imperio carolingio, a la muerte de Luis el Piadoso. Por el tratado de Verdún del año 843, sus tres herederos se repartieron el imperio: La parte central quedó para el hijo mayor Lotario, heredero además del título imperial; la zona occidental pasó a manos de Carlos II, el Calvo; mientras que las tierras orientales las heredó Luis, el Alemán. El periodo de vida del país central, llamado la Lotaringia, fue efímero y fugaz, desapareciendo ya en el tratado de Meersen del año 870. Tras los tratados de Verdún y Ribemont (879-880), las tierras más septentrionales de la Lotaringia, las situadas entre el mar del Norte y los Alpes, fueron anexadas al reino oriental, al alemán; mientras que las situadas al sur se convirtieron en un reino propio, el reino de Arelat o de la Baja Borgoña, llamado más tarde reino de Borgoña, al unificarse con él también la Alta Borgoña.

Desde el reinado de Otón I, a finales del siglo X, el reino alemán pasó a convertirse en el nuevo Sacro Imperio Germánico, anexionándose en 1033 el reino de Arelat o de Borgoña, unificando en sí la mayor parte de tierras que habían pertenecido a la extinta Lotaringia.

La desaparición oficial de la Lotaringia no acabó con los anhelos de reavivar ese viejo estado y revivir su independencia, creando un país que llegara, al menos, desde el mar del Norte hasta los Alpes. Los primeros esfuerzos militares en este sentido, en su mayor parte sin éxito suficiente o con éxito mínimo, fueron encabezados por los duques de Lorena (en alemán Lotharingen Lothringen, herederos directos del extinto reino de Lotario), cuyo ducado se extendía desde las desembocaduras del Rin y del Maas hasta los Alpes. Tras su decadencia, sus ilusiones fueron mantenidas por los duques de Brabante que lucharon con idéntico fin por expandir sus territorios hacia el este, al menos hasta la frontera marcada por el río Rin. Finalmente, y no por ello con menos intensidad, los duques de Borgoña, herederos de los anteriores en sus ideas expansivas, persiguieron con ahínco idéntico fin, pero con idéntico poco éxito.

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06/06/2019, 14:54
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https://es.wikipedia.org/wiki/Lenguas_germ%C3%A1nicas_occidentales

 

Las lenguas germánicas de Europa están divididas en lenguas germánicas septentrionales y occidentales.

Verde claro: Neerlandés (Germánico occidental).

Verde oscuro: Alto alemán (Germánico occidental).

Naranja: Anglo-frisón insular (Germánico occidental).

Marrón claro: Anglo-frisón continental (Germánico occidental).

Violeta: Escandinavo oriental (Germánico septentrional).

Azul claro: Escandinavo occidental (Germánico septentrional).

Rojo: Línea que señala la división entre las lenguas germánicas septentrionales y occidentales.

Las lenguas germánicas occidentales son un subgrupo de las lenguas germánicas. Comprende, entre otras, el inglés, el alemán, el yiddish, el bajo alemán, el neerlandés, el afrikáans y el frisón. Las otras dos de las tres ramas tradicionales de las lenguas germánicas son las lenguas germánicas nórdicas y las lenguas germánicas orientales.

Entre los años 200 y 500 en la Europa occidental germánica se habría hablado un conjunto de variedades dialectales conocidas colectivamente proto-germánico occidental, que habrían tenido un alto grado de inteligibilidad mutua y cuya diversificación habría dado lugar a las lenguas germánicas occidentales

Historia[editar]

La zona occidental y meridional de la actual Alemania se encontraba en manos de las tribus celtas hasta la llegada de los pueblos germánicos a consecuencia de las grandes migraciones, entre ellas las más importantes las de teutones y cimbrios entre los años 120 y 116 a. C. hacia el año 100 d. C. en época de Tácito. Los germanos ya se habían asentado a las orillas del Rin y del Danubio y se habían dividido en tres grandes grupos compuestos por diferentes tribus. Más adelante se daría nombre a estos grupos: francossajones y suevos, pero los historiadores romanos los denominan istveones, ingueones y (h)erminones.

Subdivisión del germánico occidental[editar]

Maurer propuso una división de las lenguas germánicas en cinco subgrupos. El germánico occidental estaría integrado por tres de estos subgrupos:

  • Germánico del mar del Norte (grupo anglofrisio):
    • Anglosajón: kéntico, sajón y ánglico
    • Antiguo frisio
  • Germánico del Rin-Weser (grupo bajogermánico):
  • Antiguo bajo alemán
  • Antiguo bajo franconio
  • Antiguo sajón.
  • Antiguo alto alemán
  • Alemán medio
  • Alto alemán
  • Germánico del Elba (grupo alto germánico):
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06/06/2019, 15:23
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Sacro Imperio romano germánico

 

a)    Ubicación geográfica

El Sacro Imperio Románico Germánico, tuvo su origen en el reino de Germania que fue  una de las tres partes en las que fue dividido el imperio carolingio por el tratado de Verdún, este territorio le correspondió a Luis el germánico, que en su tiempo de mayor extensión ocupó gran parte del territorio europeo.
 
Lleva el título de sacro o santo, porque se trató de un imperio cristiano que hizo renacer la unidad de la cristiandad y fue germánico porque su base fue el reino de Germania y a lo largo de su historia fue gobernado por cuatro dinastías: La Sajonia, la franconia, los Hohenstaufen y los Habsburgos

b)    Antecedentes

Entidad política de Europa occidental que se dio entre el 800 d. C.

 

 

hasta el 1806 d. C. Durante el siglo XI se lo denomino como Imperio Romano, en el siglo XII se lo conoció con el nombre de Sacro Imperio, y posteriormente en el siglo XIII como Sacro Imperio Romano Germánico.

 

Antes de la consolidación del Sacro Imperio la región de Alemania estaba constituida por cinco ducados de existencia autónoma: Sajonia, Baviera, Franconia, Suabia y Lorena. El año 911 se extinguió en Alemania la dinastía carolingia con la muerte de Luis IV el Niño, los duques, condes, marqueses y obispos germanos alcanzaron entonces el máximo poder y resolvieron que la corona fuese electiva y la elección cayó en el duque de Franconia Conrado I (911-918) para que tratara de reconstruir  la unidad perdida y organizara un poder fuerte con el que pudiesen oponerse al azote húngaro, a la muerte de Conrado I le sucedió Enrique I el Cetrero (919-936) de Sajonia, con él se inicia la dinastía otónida, Enrique I introdujo muchas reformas internas, reorganizó el ejército, rechazó por dos veces a los húngaros y mantuvo a raya a daneses y eslavos.  Su hijo Otón el Grande (936-973) dominó a los duques rivales y se lanzó a dos empresas que consideraba prioritarias: acabar con el peligro húngaro y extender su dominio a Italia, cuyos destinos había quedado vinculados al mundo franco-germano desde época carolingia.
 
Por este tiempo los obispos se encontraban en lucha contra los duques quienes deseaban quitarles sus tierras, Otón salió en su defensa dándoles ayuda militar y dinero, además les otorgó más tierras. A cambio de esta ayuda la iglesia debía ayudarle en la administración del reino y del ejército, de esta manera los obispos se convirtieron en funcionarios del estado; gracias a la ayuda que le dio la iglesia,  en 955 derrotó completamente a los húngaros en la batalla de Augsburgo, freno las invasiones de los normandos y de los eslavos y pudo mantener su reino en paz.
 
EL año  962 marchó a Roma llamado por el papa Juan XII, a quien amenazaba los lombardos quienes habían conseguido restablecer su antiguo reino, Otón fue coronado por el papa Juan XII como emperador del Sacro Imperio, poco después de su coronación Otón promulgó un edicto confirmando la donación de tierras a la iglesia y ordenando que en lo sucesivo el Papa debía prestar juramento de fidelidad al emperador, ejerciendo ese derecho destituyó al papa Juan XII y puso en su lugar a León VIII. A partir de la coronación de Otón los reyes germanos iban a Roma para ser coronados, cruzaban los Alpes por el desfiladero de Brenner llamado por esa causa “el camino de la coronación”, los soberanos ceñían una triple corona: de hierro como reyes de Italia, de Plata como reyes de Alemania y de oro como emperadores del Sacro Imperio.

c)     El imperio

El Sacro Imperio Romano en realidad fue un intento de revivir el Imperio romano de occidente, en sus inicios fue una unión inestable de pueblos germanos y el norte de Italia, pero con la llegada al trono de Otón I el Grande (912-973), se transformó en el estado más poderoso de Europa, Otón además de ser ambicioso y capaz, fue un ferviente partidario de la Iglesia Católica, durante esta época los emperadores germanos se consideraban sucesores directos de los emperadores romanos, motivo por lo que se denominaron Augustus.
 
A la muerte de Otón I el año 973 le sucedió su hijo Otón II el rojo, su reinado estuvo plagado de revueltas, los duques, los monarcas conquistados, los eslavos y los húngaros esperaban su oportunidad para revelarse, Otón II murió poco después de ser derrotado por los musulmanes en el sur de Italia.

d)    Los conflictos con el papado

Se conoce con el nombre de “Querella de las investiduras” al conflicto que hubo entre los papas y reyes entre los años 1073 y 1122 fecha en que finaliza dicho conflicto con el concordato de Worms.

Origen

Los obispos y abades, eran dueños de bastas posesiones y muchos de ellos tenían un carácter feudal, ejercían el mando sobre ciudades y extensas comarcas.
 
El emperador tenía un doble interés en nombrarlos: Primeramente estaba el factor económico, que le proporcionaba considerables recursos y segundo porque al ser nombrado este quedaba subordinado a él. El papa, en cambio entendía que tales nombramientos le correspondía como Jefe de la Iglesia, porque atentaba a su autoridad el hecho de que sus subordinados fuesen promovidos por otro poder.
 
En ese momento la iglesia, pasaba por una gran crisis, la elección del Papa por los fieles y sacerdotes de Roma daba lugar a frecuentes fraudes, escándalos y violencias, los reyes y hasta algunos nobles, imitando al emperador, vendían los cargos vacantes dentro de sus dominios a personas que en ocasiones no eran siquiera sacerdotes, y que a su vez traficaban con el culto, delito llamado de simonía, porque según la tradición, un mago llamado Simón, había querido comprar a los apóstoles la facultada de hacer milagros.
 
Alarmados por esta corrupción, un grupo de monjes derivados de la orden benedictina fundó en el año 910 la abadía de Cluny, cerca de Lión, con el propósito de restaurar la disciplina y la pureza de las costumbres en los conventos y entre el clero secular. Dependían directamente del  Papa y alcanzaron pronto una extraordinaria difusión en Francia, Alemania, Italia, España, Inglaterra y Polonia donde se impusieron por el prestigio de su saber y su conducta.
Hildebrando, monje italiano de humilde cuna, fue su más alto representante, siguiendo su inspiración el Papa Nicolás II, asistido por su concilio, promulgó la bula de 1059, que reformaba el método de elección de los papas. En lo Sucesivo dicha elección debían hacerla exclusivamente los cardenales, obispos designados con carácter vitalicio. La reforma tuvo una extraordinaria importancia: el Papa ya no fue elegido de la población y los sacerdotes de una ciudad, sino de todo el mundo católico; su representación se hizo universal y su poder aumentó considerablemente.

La querella

En 1073 Hildebrando fue elegido Papa por unanimidad y tomo el nombre de Gregorio VII e inmediatamente comenzó a  luchar contra la simonía[1] y el casamiento de los clérigos. Expulsó a quienes habían comprado su cargo o se negaron a separarse de sus esposas y prohibió a los fieles a oír misa o recibir los sacramentos de un casado, el 1075 decidió excluir a todo sacerdote que recibiese un obispado de manos de un laico y excomulgar al emperador. Enrique IV emperador de la dinastía franconia, haciendo caso omiso  de tal decisión procedió a nombrar dos obispos y puso en venta el cargo de abad del monasterio de Fulda, el Papa protestó y el rey reunió un consejo de obispos partidarios suyos, los cuales declararon a Gregorio VII indigno del Pontificado; basado en esta declaración el emperador le escribió una carta, ordenándole que abandone el cargo, el Papa le contesto excomulgando a Enrique IV. Ahora el asunto cambiaba y ya no se trataba de saber quién tenía el derecho de designar obispos, sino cuál de los dos tenía el poder para destruir al otro.
 
El Papa contaba con el apoyo de la mayoría de los duques y señores de Alemania y emplazó a Enrique IV para que se reconcilie con él, de no hacerlo nombraría un sucesor al trono. La nobleza opositora al saber que el rey había sido excomulgado convocaron a una dieta imperial con la intención de destituirle del trono, de manera que Enrique se vio en una situación comprometida y decidió partir para Italia a pedir perdón  a su rival, Enrique llegó a Canossa el 25 de enero de 1077, el cual le hizo esperar por tres días, hecho que se conoce con el nombre de la “humillación de Canosa”.
 
Cuando Enrique regresó a Alemania se encontró con que había sido proclamado Rodolfo de Suabia como el nuevo emperador, entonces Enrique exigió al papa a que excomulgara a Rodolfo, pero ante la negativa del Papa Enrique nombró a un antipapa con el nombre de Clemente III, la respuesta del Papa no se hizo esperar y el año de 1080 nuevamente excomulgaba a Enrique IV pero este se puso al frente de un poderoso ejército y marcho hacia Roma, cuando llegó a la ciudad de Roma convocó a un Concilio al que fue convocado Gregorio VIII pero este no acudió pues en dicho Concilio se le iba a juzgar y condenar, su inasistencia no evito que sea depuesto del cargo y en su lugar se nombró a Clemente III. Gregorio VII pidió la ayuda del  normando siciliano Roberto Guiscardo quien se dirigió a Roma para atacar a Enrique IV no pudiendo vencer a Enrique IV Gregorio VII se retiró a Salermo donde murió una años más tarde. Pronto la iglesia se desquitó destronando a Enrique por medio de una revuelta encabezada por su propio hijo que lo remplazó con el nombre de Enrique V, éste firmo con el Papa Calixto II el llamado concordato de Worms (1122), en sus cláusulas estipulaba que los obispos de Italia y Alemania serían nombrados por el clero, pero no entrarían en posesión de tierras y señoríos que les correspondiesen, sin confirmación del emperador, de esta manera los eclesiásticos dependían en lo religioso del Papa y del emperador en lo político.

Teoría de las dos espadas

¿Quién tenía el poder en la Tierra? El Papa como poseedor de las llaves de la salvación o el emperador como heredero político de Carlomagno, se dice que Dios había establecido dos poderes o espadas, la una era espiritual (Papa) y la otra terrenal (emperador) ambas actuaban juntas y en armonía y cada cual era soberana en su esfera. Los teóricos del S. XII acomodaron esta teoría a sus propios intereses.

e)     Decadencia del Imperio

Con la muerte de Enrique V termina la dinastía[2] franconia en Alemania, le sucedió la dinastía de los Hohenstaufen, su principal emperador fue Federico Barbaroja y a este le sucedió  su nieto Federico II, a la muerte de Federico II se inicia el periodo conocido como el Gran Interregno (1250-1273) que señala la caída del imperio. En Alemania los señores gobernaron a su antojo, en el norte de Italia las ciudades aumentaron su autonomía.
 
La muerte de Federico II dejó vacante el trono imperial y dos candidatos rivales trataron de apoderarse de él, el hijo de Federico Conrado IV y Guillermo de Holanda, a partir de ese tiempo las disputas por el trono fueron constantes, en algunas ocasiones las pretensiones fueron reconocidas por el Papa pero el título no era más que un cargo honorífico hasta que Luis IV (1314) desafió al Papa y restauró por breve tiempo el prestigio del Imperio, en 1356 Carlos IV promulgó la Bula de oro que fue un edicto imperial que especificaba el sistema de elección y coronación del emperador, las personas que tenían derecho a participar, los privilegios y obligaciones de los electores. Durante el reinado de Carlos V (1500 - 1558) el Imperio tuvo su máxima extensión y fueron los principios dinásticos los que mantuvieron su cohesión, pero con la Reforma Protestante la unidad del Imperio quedó debilitada, cuando por la paz de Augsburgo (1555) permitió que cada ciudad pudiera elegir entre el catolicismo y el luteranismo, y luego la Paz de Westfalia (1648) que puso fin a la guerra de los treinta años (guerra religiosa entre protestantes y católicos), el Imperio perdió lo que le quedaba de soberanía y Francia se convirtió en la primera potencia europea.

f)      Organización

Social

La organización social estaba sujeta a la cantidad de tierra que poseía la persona:
 
La máxima autoridad era el Rey que se encontraba a la cabeza de la pirámide social, luego estaban los nobles o señores feudales Tenían privilegios, eran dueños de grandes extensiones de tierra en donde se encontraba el castillo feudal. La vida del castillo era animada por los juglares que organizaban los espectáculos y los trovadores que cantaban las hazañas de Carlomagno.
 
El pueblo que estaba compuesto por: Campesinos libres (villanos), estos poseían de 30 a 60 hectáreas de tierra, estos trabajaban las tierras del señor feudal; los colonos quienes vivían en propiedades que no eran de ellos, se le entregaba un manso (pedazo de tierra) que servía de subsistencia, usaban el horno y el molino del Señor y a cambio tenían que pagar un tributo.

Política

El imperio tuvo una organización monárquica y corporativa, dirigida por un emperador y los estados imperiales con  muy pocas instituciones, es decir fue una coexistencia entre el emperador y los poderes locales, el emperador nunca tuvo el control directo sobre los Estados que regentaba. Los estados imperiales, era una entidad considerada como un Reichsstand (Estado Imperial) conforme a las leyes feudales, estos estados imperiales estaban gobernados por un príncipe, duque y en algunos casos como reyes, también estaban los territorios eclesiásticos dirigidos por un obispo o príncipe-obispo.
El Reichsstand era el órgano legislativo del Imperio se dividía en tres clases:
 
      a)      El consejo de electores
 
      b)     El consejo de los príncipes
 
      c)      El consejo de las 51 ciudades imperiales.
 
El Sacro Imperio fue una institución única en la historia mundial y es por ello que la forma más sencilla de entenderlo sea quizás mostrando sus diferencias respecto a otras entidades más comunes:
 
  •              Nunca tuvo vocación de convertirse en Estado-nación, solo buscó integrar naciones en un solo concepto sagrado de naciones renacentistas con bases católicas cristiano-romanas con un mismo propósito común, a pesar del carácter germánico de la mayor parte de sus gobernantes y habitantes. Desde sus inicios, el Sacro Imperio estuvo constituido por diversos pueblos, y una parte sustancial de su nobleza y cargos electos procedía de fuera de la comunidad germano-hablante. En su apogeo, el Imperio englobaba la mayor parte de las actuales Alemania, Austria, Suiza, Liechtenstein, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, República Checa y Eslovenia, así como el este de Francia, norte de Italia y oeste de Polonia. Y con ellos sus idiomas, que comprendían multitud de dialectos y variantes de lo que formarían el alemán, el italiano y el francés, además de las lenguas eslavas. Por otro lado, su división en numerosos territorios gobernados por príncipes seculares y eclesiásticos, obispos, condes, caballeros imperiales y ciudades libres hacían de él, al menos en la época moderna, un territorio mucho menos cohesionado que los emergentes Estados modernos que tenía a su alrededor.
  •                       A diferencia de las confederaciones, el concepto de imperio no solo implicaba el gobierno de un territorio específico, sino que tenía fuertes connotaciones religiosas (de ahí el prefijo sacro), y durante mucho tiempo mantuvo un fuerte ascendiente sobre otros gobernantes del orbe cristiano. Hasta 1508, los reyes alemanes no eran considerados como emperadores hasta que el papa los hubiese coronado formalmente como tales.
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06/06/2019, 15:24
Narrador

Enrique IV del Sacro Imperio Romano Germánico

 
 

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Este aviso fue puesto el 18 de diciembre de 2016.
Para otros usos de este término, véase Enrique IV.
Enrique IV
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
Heinrich 4 g.jpg
Enrique IV. Artista desconocido (siglo XI)
Información personal
Reinado rey germánico (1056-1105), emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1084-1105)
Nacimiento 11 de noviembre de 1050
Fallecimiento 7 de agosto de 1106
Predecesor Enrique III
Sucesor Enrique V
Familia
Dinastía Salia
Padre Enrique III
Madre Inés de Poitou
Consorte Berta de Saboya
Eufrasia de Kiev
Descendencia Conrado II de Italia
Enrique V

Enrique IV (Goslar11 de noviembre de 1050 – Lieja7 de agosto de 1106) fue rey germánico desde 1056, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1084, hasta su abdicación en el año 1105. Fue el tercer emperador de la Dinastía salia. Fue hijo del emperador Enrique III y de Inés de Poitou.

Biografía[editar]

Coronación e intereses sobre el Reino de Hungría[editar]

En el año 1056, al fallecer Enrique III, se convirtió en rey germánico bajo la regencia de su madre y posteriormente de los obispos Anón de Colonia y Adalberto de Bremen. Durante su reinado (alcanzó la mayoría de edad en 1065) procuró consolidar su poder como monarca germánico y emperador, apoyando el poder de las ciudades y combatiendo a los sajones.

Apoyó al rey Salomón de Hungría, puesto que éste había desposado a su hermana la princesa Judit de Suabia y estaba abierta la posibilidad de obtener a Hungría como un reino vasallo del Sacro Imperio. Tras la muerte del padre de Salomón, el rey Andrés I de Hungría, su tío, Béla I de Hungría, el hermano de Andrés subió al trono y gobernó entre 1061 y 1063. Ante la toma del poder, Salomón se vio obligado a acudir a la protección de Enrique IV y regresaría en 1063 con los ejércitos germánicos para recuperar el trono. Luego de una victoria, fue coronado Salomón, tras la muerte accidental del rey Bela durante el ataque, cuando el respaldo de su trono de madera se desprendió y le cayó encima. El apoyo de Enrique IV a Salomón se debilitaría con el paso del tiempo, pero aún pretendiendo conservar Hungría como un reino vasallo. Ante esto, los dos primos de Salomón, Géza I y San Ladislao I llevaron a cabo varias contiendas contra el rey húngaro, hasta que finalmente fue destronado en 1074 y Hungría dejó así de estar en peligro de ser tomada por el Sacro Imperio.

Tras la coronación de Géza I en 1074, Enrique IV se vio obligado a dirigir su atención al debate y posteriormente contienda contra el Papa y el antirreyRodolfo de Suabia, escogiendo un antipapa germánico para reemplazar a Gregorio VII. De esta forma, Hungría pasó a segundo plano en su agenda de política exterior, teniendo entonces como nuevo objetivo la subyugación de Italia.

La querella de Investiduras con Gregorio VII[editar]

 

El emperador Enrique IV delante del Papa Gregorio VII en Canossa. (Cuadro de Carlo Emanuelle, c.1630.)

Artículo principal: Querella de las Investiduras
 

Humillación de Enrique IV ante el Papa para pedirle su perdón. Pintura de Eduard Schwoiser 1852.

Posteriormente Enrique IV también trató de reforzar su poder a través de la provisión de beneficios y títulos eclesiásticos, comenzando por este motivo su enfrentamiento con el papa Gregorio VII en enero de 1077, cuando Enrique IV convocó un concilio en Worms. Con este hecho derrocó al papa, quien un mes más tarde recuperó el poder y excomulgó al emperador, que se vio obligado a reconocer públicamente la autoridad de Gregorio VII en el Castillo de Canossa ese mismo año.

Muy hábilmente Enrique IV preparó una jugada política, donde con ropas harapientas (y según la tradición descalzo, sin comer) durante tres días le rogó su perdón al Papa. La humillación de Enrique rindió efectos, pues el Papa se vio forzado a retirarle la excomunión y relegitimarlo, bajo una serie de condiciones, que el monarca germánico pronto volvió a violar.

Esta serie de eventos fue el inicio del conflicto que mantuvieron el papado y algunos monarcas cristianos durante la Edad Media y que es conocido como Querella de las Investiduras. Los príncipes alemanes, liderados por Rodolfo de Suabia y Hermann de Salm, no aceptaron que Enrique IV recuperase el título imperial e iniciaron una lucha en su contra. Enfrentado de nuevo con Gregorio VII, fue excomulgado por segunda vez. Enrique IV nombró entonces pontífice (considerado antipapa) al antiguo arzobispo de Rávena con el nombre de Clemente III y se hizo coronar por él como emperador en 1084.

Como suceso paralelo a la querella de investiduras se sucedió en 1091 la conquista de Croacia por parte del rey húngaro San Ladislao I. La hermana de Ladislao había quedado viuda tras la muerte de su esposo, el rey croata Zvonimir y sin herederos, ante esto Ladislao avanzó con sus tropas y tomó los territorios del reino de Croacia, los cuales los anexionó al reino de Hungría. El papa Urbano II se opuso dicho acontecimiento, pero Ladislao I halló apoyo y ratificación en Enrique IV.

Durante los últimos años de su reinado tuvo que hacer frente a rebeliones en las que también tomaron parte su hijo mayor, Enrique, y su segunda esposa, Eufrasia de Kiev. En 1105, la Dieta de Maguncia le obligó a abdicar.

Murió en Lieja en 1106.