Partida Rol por web

- Muerde tardíamente -se acerca a Tyler y lo examina de pies a cabeza- sus dientes son de leche. Pero tiene más modales de los que muchos a su edad -miro de soslayo a Albrecht y luego pasó su vista sobre Jane, caminando un poco más y acercándose hacia Amber se quedó mirándola a los ojos - ¿Por qué? - preguntó, mirando durante algunos momentos a Tyler, para luego regresar su atención sobre la joven galliard - ¿qué opinas tú? - le preguntó.

Oigo a Eve y Helen de lejos, sin prestar verdadera atención a sus palabras, pues toda la tiene la bruja a la que sigo mirando fijamente. Al menos hasta que el anciano me responde y giro mi rostro hacia él con una leve incredulidad inicial al escuchar su insulto. Aprieto las mandíbulas y entrecierro los ojos, masticando mi rabia mientras habla. No soporto a la gente que se cree mejor que otros por su edad o por el legado que dejaron sus padres en su jodido ADN. —O por su dinero— añado en mi mente, pensando en mis padres. Luego seré yo la insolente, es que hay que joderse. 

Y la verdad es que es una suerte que el otro anciano intervenga antes de que responda porque hasta el momento habré sido desafiante y tal vez brusca, pero no he insultado a nadie directamente... Pero estaba a punto de hacerlo cuando la voz de la maldita bruja atrae mis ojos, que se apartan lentamente de aquel tipo al que ya he crucificado en mi mente para pasar a otra con la que lo hice tras su primera intervención. 

Le mantengo la mirada con cierta soberbia en la curva de mi cuello y los ojos centelleantes. Podría desgarrar su garganta en unos segundos, pero nunca me aprovecharía de mi condición para atacar a alguien más débil y ella, por muy desagradable que sea, no deja de ser sólo una pariente. 

Ante la mención de un castigo respiro con fuerza y ya estoy empezando a abrir la boca para cagarla aún más diciéndole al viejo del demonio dónde se puede meter su castigo cuando vuelve Una-con-la-Umbra y con su llegada toda la atención del Consejo se centra en ella, incluso la mía, y me salva de meterme en un jardín del que no iba a poder salir tan fácilmente. 

Y son buenas noticias, tanto es así que la nube sombría que rondaba sobre mi cabeza se disipa y la sangre se apacigua en mis venas. Mis músculos se relajan poco a poco y mis ojos buscan a Will y Helen para dedicarles una sonrisa. Ahora ya me da igual que me castiguen si quieren. Hemos logrado lo que veníamos a buscar y con las palabras del rey el asunto se sentencia con una victoria para nosotros. 

Ni siquiera me molesto en mirar a la señora Batell, ha pasado a ser un mosquito insignificante en el borde de mi percepción. Ya no es una amenaza, si es que en algún momento lo ha sido. En cambio el viejo... Le dedico una mirada de reojo. ¿Me quiere castigar? Pues que me castigue. No me doblegará por la fuerza, al contrario, cuanto más me castigue más creceré y puede estar seguro de que no olvidaré este día. Eso sí, como le hagan daño a Jane... 

La voz de Tyler me llama y pestañeo, comprendiendo sus palabras y actitud tanto como la de Will. Sonrío, a pesar de la amenaza de ese castigo pendiendo sobre la cabeza de mi pequeña sabionda. El Círculo se cierra ante las dificultades y eso hace que una sensación cálida me invada, dejando la Rabia atrás. No me gusta pensar que van a castigarlos por mi culpa, pero sí lo hace sentirme arropada por ellos, tal y como a mí me gustaría arroparlos.

Percibo la llegada de Matthew y su clon y en algún lugar de mi mente me pregunto qué le habrá parecido a Eduard el espectáculo. Lo miro un momento, analizando su expresión, y hago un pequeño gesto con la cabeza como saludo cuando llega a mi lado. Sin embargo, otras voces atraen mi atención de nuevo.

La pregunta directa hacia mí del anciano que parece más conciliador entre los dos que han intervenido me sorprende. ¿Realmente quiere saber mi opinión? ¿O quiere buscarme las cosquillas para que meta más la pata? Pestañeo antes de responder, buscando las palabras en mi pecho. Y cuando las encuentro éstas parecen brotar por sí solas, sin llegar a pasar por mi cerebro.

—Tyler ha nacido para ser un alfa —respondo, con mis ojos claros prendidos de los más ancianos que me interpelan—. No es una cuestión de modales, sino del lugar que Gaia ha dispuesto para él. Tyler siempre estará a la altura, pues no podría ser de otra manera. Puede que en ocasiones se pierda, pero siempre volverá a su camino. Su destino es más grande que él mismo y los espíritus se encargarán de darle calma para gobernar y fuerza para luchar. —Entonces echo un breve vistazo de reojo a mi alfa y al volver hacia el viejo me permito una pequeña sonrisa, sin malicia ni soberbia, pues mis palabras no están escogidas, sino que han nacido por sí solas. —Haríais bien en recordar su nombre, pues habrá un día en que los cachorros querrán crecer sólo para parecerse a él. 

Me siento pequeño e insignificante, rodeado de gente más grande y poderosa que yo, discutiendo entre ellos. Todos parecen tener algo que decir, que opinar y que debatir.

"Tyler lucha por cada uno de nosotros, por Eve y por si mismo. William ama a Helen y esta dispuesto a desafiar a cualquiera por ella. Jane... Jane se odia tanto a si misma como se teme, y el mundo ha de pagar por ambas cosas. Y Amber no piensa dejarse pisotear por nada ni por nadie."

Les miro, emocionado y atribulado, sin saber que decir. Cada uno convertido en una hoguera de dignidad, orgullo y fuerza, enfrentandosé sin temor a los ancianos del Concilio. Cada uno de ellos forjandose en los fuegos de la tradición del liderazgo.

Cambio el peso de un pie a otro y contemplo el rostro de los ancianos de la Tribu, reflexionando sobre el hecho de que estoy en medio de un punto de inflexión en la historia de la Nación Garou y, por ende, de toda la Humanidad. El rumor y las miradas del resto de los presentes, tanto Parientes como Garou, confirma lo que de alguna manera siento.

"Y, efectivamente... Esta pasando a mi alrededor... Me esta evitando... ¿Es asi como se sentía Aletheia? Soy un Metis y ni siquiera lo han mencionado..."

Por extraño que parezca, esa circunstancia me cabrea y me ofende, consciente como soy de que ese sentimiento de autocompasión crece a pasos agigantados. 

"Tengo que salir de aqui... Quiero salir de aqui... Volver al Túmulo... Hablar con Aletheia... Explicarle que me gusta y disculparme por no haber sabido tratarla... Decirle que me gustaria conocerla mejor, que siento curiosidad por ella..."

Agacho la cabeza y me refugio en un silencio meditabundo.

"¿Por que los ancianos de la Tribu no ven lo que nosotros vemos? ¿Que es lo que preocupa a la Nación Garou? ¿Que es lo que preocupa al Rey? ¿Que nos aguarda en Yellowstone? ¿De que guerra hablan?"

Solo la propuesta de Thomas Abbot de castigarnos me devuelve a la consciencia y doy un paso al frente:

- El Circulo de Plata vive, lucha, sufre y es castigado en su conjunto. Si dos de nuestras hermanas han de pasar ese trance, el resto del Circulo pasará por el con ellas.

Acto seguido vuelvo a mi sitio, solo para asombrarme cuando Amber replica al anciano con unas palabras nacidas desde la sinceridad, el respeto y el orgullo.

"Palabras que ninguno de ellos pronunciará por mí..."

Resuello y respiro profundamente, empezando a notar como bordeo el ataque de ansiedad. Hago crujir el cuello, girando la cabeza. Ese gesto, ese chasquido me ayuda a reponerme.

"Que ninguno pronunciarma por mí, si sigo comportandome como un cachorro asustado con dientes de leche..."

Alzo la vista para ver como Matthew se acerca a mi y le dedico una sonrisa amistosa.

"Soy Alexander Lex-Talionis. Si quiero ayudar am manada, debo desentrañar esos misterios, responder a esas preguntas y ofrecer soluciones a mis hermanos... Y, lo primero es saber quien es quien en esta reunión..."

- Hola, Klaive-Silencioso...- Le espeto, en voz baja.- ¿Podemos hablar un momento en privado, por favor?

Eres una niñata bocazas

Hago lo posible por no sonreír. El tono y la risa que intuyo debajo de la voz del rey me recuerda mucho al de mi madre, mis mentores Garou, los sensei japoneses, Ty, Amber, Lex, Will, Ben, Libra-esterlina y...bueno, básicamente todo el mundo que me tiene cariño y que ve cómo voy tirando y tirando del hilo a ver cuando se rompe. Es el mismo timbre que ponía mamá cuando decía "ya sé que eres una listilla, Jane Kershaw, no hace falta que me lo recuerdes cada cinco minutos". Una luna llena sombría brillaba cuando yo nací, pues aunque tengo la Rabia del guerrero, mi plata no está sólo en mis garras y colmillos, sino en el ingenio y la lengua del Ragabash. No viene mal que todos tengamos un poco de Luna Nueva, ya que no tenemos ninguno en la manada y redundamos en Ahroun. En cualquier caso, mantengo una postura seria cuando me vuelvo a inclinar, aunque mis comisuras se curvan en una casi imperceptible sonrisa.

- Una niña bocazas, alteza - contesto, asintiendo con la cabeza -, ¿pero no una niña equivocada?

Déjalo ya, Kanku-dai. Mira al cielo como dice tu nombre. Vale ya de pinchar el avispero. Será mi memoria genética reaccionando ante la presencia de los señores de los Hombres Lobo...y Batell.

Luego mis hermanos vuelven a hacer piña. Se ofrecen a compartir lo que me he ganado. ¡No! ¡No, joder, no! Y lo peor es que no puedo negar sus argumentos, porque desautorizaría a Ty y a Lex. Porque quitaría importancia a las palabras de Amber. Porque haría parecer a Will miembro de una manada salvaje cuando tiene que parecer un príncipe. Soy un monstruito de laboratorio, una máquina imperfecta, un arma defectuosa, y no merezco mejor destino que el del Metis más infeliz. Pero ellos no, todo lo que hago es por ellos, para protegerlos de todo mal. Incluso cuando les echo la bronca, incluso cuando me paso de lista, estoy tentando al destino para provocarlo y que no caiga sobre ellos. Voy por delante en las arenas movedizas por si alguien tiene que hundirse, ¿y piden hundirse conmigo? ¡Idiotas! Sin embargo, un calor sobrecoge mi pecho y me llena de sal los ojos. Por esta lealtad es por la que estoy dispuesta a ir delante. Por esta familia. Si la muerte me alcanza luchando por la Nación, le sonreiré, porque estaré pensando en mis hermanos.

- El Círculo de Plata no tiene esquinas - declaro con serenidad, como concluyendo los alegatos del resto. No le llevo la contraria a Lex, ni a Ty, eso sólo restaría poder a sus palabras. Miro desafiante a Abbot y a Batell (Costello, supongo). ¿Cuántos de este consejo se llevarían una bala de plata por vosotros, señorías?

Giro mi cabeza, sorprendido y consternado al escuchar las palabras de Amber. Incluso después de su emotiva canción de presentación, la que no pude sino agradecerle de corazón, lo que dice desafiante ante los miembros del Consejo me encoge el corazón en el pecho.

Nacido para ser un alfa, por designio de Gaia; siempre a la altura, siempre reencontrando mi camino; un destino mayor que yo mismo; calma para gobernar, fuerza para luchar...

¿Estoy a la altura de tamaña confianza? ¿Lo merezco? ¿Acaso algún día estaré a la altura de lo que ellos, a quienes más quiero, esperan de mí? Con un nudo en la garganta reconozco que no. Es imposible, sólo soy alguien que hace lo que puede con lo poco que tiene, que trata de sacar a los suyos adelante. No soy un triunfador, soy más bien como ese padre que se levanta cada día a las cuatro de la mañana para acudir a un trabajo que apenas le da para sustentar a su familia hasta final de mes. No soy un verdadero líder, sólo alguien que cuida de los suyos, que trata de protegerles incluso de sí mismos.

Por favor, Amber, déjalo ya...

Agacho la mirada, avergonzado al ver cómo nuestra Galliard me ensalza más de lo que en justicia merezco. Veo a Will posicionarse a mi lado, decidido, mientras percibo el movimiento de Alex al otro, secundándome ambos como dos caballeros medievales. Nuestro Philodox dicta sentencia en este asunto, haciendo de mi petición un hecho, una ley de la manada. Vuelvo a levantar la mirada, alzando la barbilla orgulloso, mirando a los miembros del consejo. No orgulloso de mí mismo, de las palabras que Amber me ha dedicado. Orgulloso de ellos, de todos y cada uno. No soy un gran capitán, es que tengo el mejor equipo posible.

El mejor equipo del mundo.

La puta mejor manada del mundo.

De modo que, cuando Jane dictamina una de las máximas del Círculo de Plata, le dedico una mirada y un gesto con la cabeza, igual que a Amber, para que se acerquen y se unan a nosotros, todos juntos, no sólo en espíritu y corazón, sino también físicamente, en una formación compacta que cierre filas a ojos de quienes nos ven pero no nos comprenden. A buen seguro, si lo hicieran, la Nación garou estaría un paso más cerca de ser lo que debería ser.

Esto es el Círculo de Plata. No soy mejor Alfa de lo que todos ellos son Betas, de lo que podrían ser Alfas también. ¿Cómo podría dejar que ninguno de ellos sufriera sin estar a su lado para compartir la pena? Son mis hermanos, mi familia, sólo vivo para estar a la altura de ellos. -Miro al rey, recordando nuestra conversación previa a mi llegada a esta Asamblea- El Círculo de Plata es la mejor manada del mundo... -Sentencio, esbozando media sonrisa socarrona- ...después de la de su majestad, por supuesto. -Hago una leve reverencia, apenas inclinando la cabeza, pero al alzarla de nuevo hay un destello de rebeldía en mis ojos, y mi sonrisa se amplía- De momento.

Pido a Matthew un instante, un momento de silencio y paz mientras mi mente rememora una vieja película de juicios. Una de aquellas joyas en blanco y negro, en las que un grupo de hombres, miembros de un jurado popular están a punto de emitir un veredicto de culpabilidad contra un muchacho, un crio, acusado de asesinato.

Recuerdo la sala, donde todos quieren acabar rápido porque todos tienen cosas que hacer, porque tienen calor... Y solo uno de los jurados tiene dudas. Un hombre sencillo, guiado por algo difícil de explicar que se enfrenta a otros once hombres para tratar de hacerles ver su punto de vista...

Uno a uno, comparando, implorando, amenazando, debatiendo... Agotados, sudados, enfadados... Tratando de salvar a un joven de la pena capital.

"Por esa película quise ser abogado. Por sembrar la duda en doce hombres sin piedad. Por buscar la verdad entre la prisa, la ignorancia, el desprecio, los prejuicios y el miedo."

Contemplo a aquellos Ancianos y Ancianas. Veo sus rostros, antes desprovistos de piedad o llenos de miedo y prejuicios, sumidos en la duda, el asombro y, en algunos casos, el reluctante respeto. Y contemplo al Rey Albretch, erigido en aquel hombre tranquilo y formal que solo trata de traer un poco de justicia a su pequeño rincón del mundo.

Justo en ese momento, después de que mis hermanos y yo, como uno solo hallamos dado un paso al frente para recibir nuestro castigo, escucho a Tyler remachar la jugada con una soberbia muestra de la herencia de nuestra tribu. De eso llamado donaire, encanto, glamour y no puedo evitar soltar un "¡Toma ya!" que me sale del alma.

- Perdón.- Grazno, agachando la cabeza y notando como las orejas se encienden como cerezas maduras.- Cuando el Concilio lo quiera, y si lo considera oportuno, solicito permiso para ofrecer los respetos del Circulo de Plata a los caidos...

Todos anduvieron siguiendo el ritmo al que la multitud se movía, caminando largamente a través del verdor del camino plano y luego poco a poco subiendo despacio sobre una colina, que poco a poco se iba empinando hacia el cielo.

El aire acarició sus rostros acompañando cada gesto que hacían al hablar, mientras se avezaban a intercambiar palabras con aquellos que habían visto el mundo bastante más años que ustedes.

Y con todo notaban como el día iba muriendo, la luna creciente aparecía en el cielo dispuesta a cazar a la misma noche y demostrar su plateada supremacía sobre el cielo.

Abbot se acarició la barba mientras andaban,  deteniéndose unos momentos para admirar las pálidas figuras de los abedules de tronco blanco, que ya robaban la luz plateada de la luna, brillarían, primero tenuemente y luego con mayor fuerza, a medida que la noche fuera cayendo y con ella llegara la oscuridad fría del bosque.

Pero por el momento, la luz aún estaba sobre la colina.

Se veía a lo largo del camino, bases de madera anclados al suelo donde sobre, seguramente, colocarían las antorchas que ahora, estaban apagadas. El Rey escondió una sonrisa al oír la respuesta y la broma de Tyler sobre la manada, tras ello se adelantó y los dejó continuar el camino con quienes dialogaban.

En su rostro había cierta satisfacción.

Por otro lado Klaive-silencioso acepta la invitación de Alex y se mueve hacia el de manera confidencial. 

Andando junto a ustedes algunos de los jóvenes, garou y parientes se mantenían curiosos ante su presencia.

- ¿Recordar su nombre dices? –murmura un jovencito que pasa- si que lo vamos a recordar -le dice burlón a otra muchacha entre risitas. La muchacha que lo acompaña no se ríe, pero si le echa una mirada desafiante a Jane, directa, punzante, de hielo.

Agatha mira a Jane con severidad

- Sesgada de miras si …algo equivocada y altanera también pero es porque lleva algo roto en ella –luego mira a Tyler- El círculo de plata necesita una mano que sepa ser dulce y también dura a veces –luego la anciana recibe el brazo de Michael, el altísimo joven  que ya la acompañara antes. El cual se queda mirando con recelo y frialdad a Ensarta-lobas. Agatha continúa- también necesitan que un espíritu los guie para ser reconocidos como una manada. Hemos sido considerados al aceptar sus requerimientos como manada, cuando no lo son del todo. No es una cuestión de entendimiento, cariño o principios, aunque es la base si. Pero es lo que es, sin los espíritus no somos nada ¿o si? –preguntó mirando a William de reojo. Sí, era una pregunta directa.

¿Sonrió? ¿por las palabras de Ensarta-lobas?

No.

También podía ser solo el movimiento de su barba al viento - De acuerdo compartirán el castigo juntos, aunque tras las palabras de Agatha esto ha cambiado de rumbo -se acomoda la espesa barba que se deja llevar por el viento- En cuanto decidamos los llamaremos, mientras tanto, deben acompañarnos a esto Lex-talionis, todos. Pues morir es parte de nacer y honrar a nuestros caídos es nuestra responsabilidad, pues pronto les seguiremos todos.

Se aproximó con el fin de brindarte la privacidad que necesitabas, lejos de oídos ajenos que solo se mostraban preocupados de lo que había de acontecer sobre aquella grande colina por la que todos subían.

- Te oigo Lex-talionis... -dijo al tiempo que aminoraba su marcha para coincidir con la tuya.

Una vez el Rey se marcha, me siento algo mas relajado, y soy consciente de la tensión que estaba acumulando, sobre los hombros y en la espalda. Joder. Emito un suspiro prolongado, como si hubiese estado conteniendo la respiración durante un rato.

Me vuelvo a Ty con una sonrisa de medio lado, - no ha ido mal después de todo. Estoy contento y se nota en la expresión de mi cara, no puedo ocultarlo a pesar de tratar de contener la sonrisa.

Comienzo a volverme para reunirme con Helen y hablar con su tio, cuando escucho la voz de Una-con-la-Umbra con atención, ¿cuantos años tendrá?, su voz de colores etéreos y cambiantes no hace sino reflejar en cierto modo su nombre Garou. Y mi atención se centra aún mas cuando nombra nuestra principal carencia, un Tótem, a pesar de mirarme de soslayo, siento el peso de su ojos como una losa en mis hombros, pues comprendo que soy yo, y solo yo, quién debe encontrar una respuesta al silencio. Agacho levemente la cabeza pensativo cuando enuncia los distintos cimientos que sostienen una manada, cimientos que se agrupan realmente en uno solo, somos carne y espíritu. Alzo la cabeza de nuevo, y respondo tímidamente mientras niego con la cabeza - nada somos.

Siento entonces el mismo desasosiego que sentí hace dos noches, cuando me escabullí a mi habitación con unas cervezas, sin que nadie se diese cuenta, y recuerdo la mañana siguiente, sin importarme que me viesen... ¿soy ese, o el que ha hablado con vehemencia en este Concilio?¿quien de los dos quiero ser? Muevo la cabeza como quien espanta un insecto molesto. Y tras espantar mis fantasmas, recuerdo el fetiche, aún no se que hace... Helen, trato de localizarla con la vista, entre tanta gente moviéndose, yendo de acá para allá. Cuando consigo verla, sonrío de nuevo, olvido por un instante, que ha fallecido uno de los nuestros y las palabras de Una-con-la-Umbra, aunque no me abandonan, quedan relegadas por el momento.

Miro a Ty y a Alex, antes de añadir, - voy a buscar a Helen. Siento el corazón acelerado, y me falta el aire al sentirla lejos, necesito tomar de nuevo su mano, diluirme en sus ojos. Camino algo apresurado y tengo que ir esquivando para evitar chocar con alguien, voy añadiendo mientras tanto distintas disculpas, perdón, lo siento, permiso, gracias...

Hasta que consigo llegar a su lado y la llamo, - ¡Helen!, sin poder ocultar mi gozo cuando la veo, para buscar enlazar mis dedos con los suyos de nuevo. Después encaro a su tio, para dirigirme a él con cierta timidez y torpemente, - cześć*, perdón, hola, eh... gracias... soy Will, concluyo sin saber muy bien como comportarme.

Helen conversaba tímidamente con Desmond Rothchild, del brazo de aquel señor iba su prima Eve, no se veía a la Señora Rothchild por ningún lado. Tus ojos se encontraron con los de Eve, ella dejo escapar una expresión de aprobación cuando te vio serpentear entre la gente para acercarte al grupo.

Desmond y sus ojos acero se fijaron en tu presencia - ¿Es eso polaco? -mira de reojo a Helen y luego regresa la vista a ti- ¿Es de allá tu familia? -se acercó y te estrechó la mano, su agarrón fue firme pero suave- Hay ciertas cosas de las que deberíamos de hablar. Mi hija ha sido muy escueta sobre cómo aconteció tu encuentro con mi sobrina y también el cómo llegaron hasta aquí.

Sus pasos iban al ritmo de los de Helen e Eve - Dime ¿a qué se dedican tus padres? ¿saben de... tu condición? -preguntó con su voz paternal, continuando con aquel paso sin descuidar el bienestar de sus acompañantes.

- Si señor, respondo rápido cuando me pregunta, mientras froto mi cabeza algo nervioso, al tiempo que miro a Helen de lado, para volver a mirar al señor Rothchild. - Mi matka...* estrecho su mano cuando me la tiende, - perdón, estoy un poco nervioso, todo esto... , miro alrededor, - mi madre si lo es, vinieron con mi abuelo ella y mi tía, la madre de Amber, aclaro señalándola, - somos primos, claro, digo encogiéndome levemente de hombros al darme cuenta de que he señalado algo obvio, - ella es periodista, le gusta el piano, y me apuntó a clases hace mucho ya, comento un poco atropelladamente, trasluciendo mi evidente nerviosismo, aprieto suavemente la mano de Helen inconscientemente. - Mi padre, es abogado, en Chicago, donde vivimos, bueno, yo no, ahora estoy estudiando en Columbia, donde estudió mi padre, tenemos una casa el Circulo, Helen ya la ha visto.

Mientras caminamos miro hacia atrás, hacia donde se encontraban mis hermanos, para volver a mirar al tio de Helen. - Sobre como nos encontramos Helen y yo, ya he dicho todo lo que sabía, todo lo que sucedió, pero entonces los recuerdos me traicionan, y mis orejas y mis mejillas adquieren un tono rojizo, mientras miro fugazmente a Helen, para regresar mi vista a su tio.

Tuerzo la boca pensativo antes de responder, - papá no creo que sepa nada, y mamá... no se, es decir, tanto Amber como yo sufrimos nuestro primer cambio aquí, bueno, en Columbia, quiero decir. Luego nos encontramos con Ty, y cuando digo su nombre no puedo evitar mirar rápidamente a Eve, regresando rápidamente la vista a Desmond, con Jane y con Alex. Pero mamá me llama todas las semanas varias veces, y no se, o sea, me pregunta cosas, no se si son imaginaciones mías, pero me habla de una manera... nunca me había hablado así, muevo la mano restándole importancia a mi siguiente comentario y por primera vez en la conversación me muestro algo relajado, - bueno si cuando era mas pequeño, por la sinestesia y eso, pero no se, igual es sólo que me echa de menos.

Pronto recupero mi nerviosismo y comento algo avergonzado, - estoy un poco nervioso señor, no se bien que tengo que hacer, comento con sinceridad, - aquí todo el mundo sabe como comportarse, que tiene que decir, y yo... no se, no quiero meter la pata.

Desmond no te interrumpe mientras te explicas, pero tampoco te mira mucho. Parece estar atento hacia el camino sobre la colina, parece disfrutar el viento que corre entre todos ustedes y la cercanía de su familia, pero poco demuestra asi que no es posible saber que es lo que ronda dentro de su mente. Excepto que sabes que te escucha pues, en determinados momentos, has sentido el peso de su mirada mientras hablabas.

- Mi esposa me dice que no tiene el registro de ninguno de ustedes, excepto el de Alex que ha sido verificado por razones evidentes. -comenta sin disgusto alguno- el Sr. Abbot puede ser difícil, pero aunque suene poco creíble, durante toda la asamblea no ha hecho más que dejarles el beneficio de la duda e intentando ayudarles en lo posible desafiandolos. Ese hombre puede ser despiadado, al igual que el otro anciano y Zarpa-mayor pero este día no fue así, aunque el tono de las palabras de tu manada se estuviera saliendo de control.

El siguió andando junto a ti, Helen en silencio se tomaba de tu brazo y apoyó su cabeza en tu hombro.

- Parece que hay cosas que tu y tu prima Amber desconocen de nuestro mundo. Eso puede darles otra perspectiva del este tema. Puede parecer aterrador, incorrecto o de la edad oscura. Pero nosotros no nos sentimos como ha descrito tu compañera de manada Jane. Tienes a mi hija Eve de ejemplo ¿seguro que no tiene un carácter domable? - la mira de reojo pero ella no parece verse afectada por aquel comentario- Te digo todo esto porque será una constante lucha para ustedes, si primero no comprenden cómo es que vivimos y porqué vivimos así. Y cómo es que estamos aquí hoy porque vivimos en conjunto. Jane y tu prima, simplemente no quieren entenderlo, no son parientes e intuyo que tampoco crecieron con los suyos ¿cómo podrían entender?

Se detiene un momento y esta vez se gira hacia ti - Tengo que informarte que contactaremos con tus padres, es mi obligación como tutor de Helen verificar su bienestar, tengo entendido que serás mi familia. Por lo que si alguno de tus padres es pariente, si tiene la capacidad de engendrar garous y no lo sabe, corre grave peligro estando solo allá afuera, desprotegido ante nuestros enemigos. -omitió mencionar nada sobre la tragedia de la familia de Helen, pero era la memoria más fresca que tenías.

Eve se separa del brazo de su padre, divisando a alguien entre la multitud y avanza un poco hacia la persona que ha llamado su atención.

Agatha le dedica unas palabras a Jane, severas pero llenas de una profunda comprensión. Me pregunto si esa sabiduría procede de los espíritus o de su propio corazón. Sin embargo, acto seguido se dirige a mí, lanzando un dictado que me llega muy adentro.

Una mano que sepa ser dulce, y también dura a veces...

Agacho la mirada, y si estuviera en la forma del verdadero lobo se que mis orejas estarían gachas también, aceptando la sabiduría de sus palabras. Dulce, pero también duro. ¿Esa es la esencia del liderazgo? ¿Cómo encontrar ese complejo equilibrio? ¿Cómo saber si he sido demasiado duro con ellos, como siempre temo? Tantas dudas, tanta inexperiencia, tantos errores cometidos y por cometer. ¿Es que no merecen algo mejor?

Pero la Theurge saca a colación el tema maldito de nuestra ausencia de tótem. Sí, claro que precisamos uno, pero ¿por qué no lo tenemos? Ya tenemos esa respuesta. Nadie nos reconoce porque no nos conocemos a nosotros mismos. Necesitamos conocer nuestro origen, y eso nos lleva de nuevo a Adrien, y a Yellowstone. Al menos, tenemos una linea que seguir ante nosotros, un objetivo, un destino que alcanzar.

Gracias por la consideración, Agatha "Una-con-la-Umbra". -Digo agachando la cabeza en señal de respeto- Os agradecemos la deferencia, a ti y a todo el Consejo. Gracias por tener a bien escucharnos.

Thomas Abbot deja claro que se acepta nuestra petición, y que se nos informará a su debido momento cuando dictaminen el castigo adecuado. Nos insta a acudir como es nuestro deber a los funerales, ante lo que asiento respetuoso, antes de que todo se disuelva y la multitud se encamine a rendir homenaje a los caídos.

Will nos avisa de su intención de acudir en busca de Helen. No esperaba otra cosa, aunque espero que entienda la importancia de presentarnos en el acto ceremonial todos juntos. Me giro y veo a Alex apartándose con Klaive-silencioso. Enarco una ceja, pero la sensación dura apenas un instante. Sólo es una separación momentánea, la manada permanecerá unida en los momentos decisivos. Así ha sido siempre, y así seguirá siendo.

Me giro y miro a Eve, acercándome a ella tanto que alcanzo a depositar un beso en su frente, mientras mi mano se posa en su espalda. La sensación de tenerla a mi lado, ahora que tantos ojos han dejado de fijarse en nosotros, hace que cierre los ojos al sentir su piel en mis labios. Tomo aire, liberándolo poco a poco por la nariz, como un suave suspiro.

¿Te quedarás con nosotros durante el funeral? -Le pregunto suavemente, con timidez- ¿A mi lado?

Me siento algo intimidado por Desmond, - ¿registro?, joder, no sabía que tenía que apuntarme en ningún sitio, ¿cómo es que Ben y Libra no nos dijeron nada? aunque igual ellos no sabían y son cosas de nuestra Tribu. Durante nuestra marcha le dedcio alguna mirada fugaz a Helen. Abbot, Abbot, ese era... miro hacia arriba mientras trato de recordar y vocalizo en silencio. - Perdón señor, he escuchado hablar a mucha gente, Abbot es el anicano que nos concedió finalmente lo del castigo conjunto, ¿verdad?, ¿señor?, joder, no se ni como llamarle... pero cuando habla de mi manada y el tono de nuestras palabras no puedo evitar dejar a un lado la timidez y mostrar el orgullo de nuestra Tribu, hasta mi postura corporal cambia mostrándome mas erguido, - hemos hablado con vehemencia, es cierto, y aunque el tono de nuestras palabras, quizás no fuese el mas indicado, no había mentira en ellas.

Noto entonces la cabeza de Helen sobre mi hombro y mi expresión se suaviza de nuevo, para besar seguidamente su cabeza.

- Es cierto que hemos estado alejados, y nuestro único contacto con la Nación, han sido mis hermanos, y... fijo la vista en el suelo un instante mientras busco las palabras que quiero decir realmente, - si hay cosas que no entiendo, digo mientras niego con la cabeza para alzar la vista de nuevo, - es decir, se como deben hacerse las cosas, se lo que es correcto, y parece que en algunos asuntos no fuese tan relevante lo correcto, y primase mas la tradición... y a ellas, frunzo el ceño un instante, - supongo que les debe pasar lo mismo, son buenas las dos, solo tienen un caracter fuerte, nada mas, Jane nacio bajo la Luna Llena y Amber al amparo de la Gibosa, y si hasta a mi me puede llegar a costar en ocasiones mantener el genio, a ellas y a Ty, mucho mas. Doy las gracias a Gaia y a Selene por poder llamarlas hermanas, al igual que a Ty y a Alex. Supongo que el entendimiento se abre camino poco a poco...

Me paro cuando el lo hace, - ¿mis padres?, supongo que mamá estará preocupada, y es cuando comenta que seremos familia, cuando soy consciente realmente de todo lo que implica mi relación con Helen. - No lo se... y de nuevo los recuerdos me asaltan, las palabras de Madre Larissa primero, te va a necesitar muchacho... ¿se refería a esto, o hablaba de él?

Y es en ese momento cuando comienzo a sentir de nuevo la Rabia, ese don ancestral que nos han regalado, esa hoja de doble filo, que amenaza no solo a nuestros enemigos, sino también a nosotros mismos y a nuestros seres queridos. Mi respiración comienza a acelerarse, y el recuerdo de la llamada que recibió Helen, amenaza con nublar mi juicio, tiñendolo todo de un intenso color rojo... pero al mismo tiempo, gracias a esa respiración agitada, el aroma de Helen se abre camino entre mis pensamientos, arrastrando como un torrente de aguas caudalosas el recuerdo de aquella llamada y anegando mi espíritu de una profunda calma.

Abro los ojos, sin llegar a recordar en que momento los he cerrado, me descubro con la boca abierta, jadeando, y miro a Desmond algo preocupado, - tengo que hablar contigo, en privado.

Beso la cabeza de Helen, antes de decirle suavemente, - Helen, necesito hablar un momento con Desmond, y por primera vez empleo su nombre de pila, sin pretender por ello faltarle al respeto. Busco entonces la mirada de Eve, esperando que ella pueda comprender, pueda explicarle a Helen, donde yo no sabría como hacerlo. - Luego volvemos con los demás, digo hablando de mis hermanos, de nuestra familia, - será solo un minuto, nada mas, finalizo sonriendo.

Es fácil divisarla a distancia, es imposible confundir su larga melena rubia y la mirada altiva que lleva. Cuando sus miradas se cruzan, ella se suelta del brazo de alguien y empieza a caminar hacia donde éstas hasta llegar cerca de ti y del tacto de tus manos sobre su espalda y de tus labios sobre su frente, sólo basta eso para desencadenar la familiar sensación que los ha acompañado desde el principio. Aunque notas también que ésta se ha vuelto más llevadera y calma, quizás por la influencia del territorio del protectorado.

- Pues debería estar con mis padres, pero creo que puedo hacer una excepción y permanecer contigo, sobretodo porque ahora ya mi familia está al tanto de lo que sucede- mira un poco hacia un lado donde estaba antes y deduces que ella venía del brazo de su padre, quien ahora parece escuchar una seria petición de Will. No obstante, se toma el tiempo para dedicarte una mirada - No, no ha salido mal esto ¿no es así? Por un momento pensé que Batell se saldría con la suya, no me ha gustado nada la forma en que nos ha mirado después. -se toma de tu brazo, parece luchar contra algo y finalmente su cuerpo se relaja al decirlo- Me siento nerviosa por la forma en que me llamaron al frente y también por lo que ha dicho mi abuela de conversar en privado. -respira ahora más tranquila, habiéndose quitado aquel peso de encima.

De pronto Helen se aproxima, mientras que Desmond y Will se retrasan, ambos con el rostro serio, se dan la vuelta para hablar en privado.

Desmond asiente ante tu pregunta sobre Abbot - Había inexactitudes y confusiones -respondió ante tu comentario sobre "las mentiras" que no habían dicho - Podemos razonar con las tradiciones pero no apartarlas cuando no son convenientes. Así es porque ustedes los garou de esta tribu siguen al frente de los suyos, tales compromisos con los primeros espíritus son una responsabilidad, dolorosa y difícil de cumplir. Pero creo que no deben de romperla ¿no? Nosotros ponemos nuestra contribución al respecto, aunque si creo que es posible flexibilizar o ampliar la perspectiva de ciertos temas, tal como cree nuestro Rey.

Cuando solicitas privacidad, Helen demuestra un rostro de sorpresa e inquietud - Pero... -hasta que sus ojos se posan en Desmond - Entiendo, iré con mi prima- dice adelantando el paso hasta donde está Eve, junto a Tyler.

El patriarca de los Rothchild, solo asiente y detiene sus pasos para dejar pasar a la multitud y conversar contigo a solas, tal como pediste.

El contacto de Eve alimenta mi espíritu, el tacto de su piel en mis labios, la caricia de los suaves tejidos que cubren su espalda entre mis dedos... Ese torrente espiritual se vuelve un remanso de paz, calmado y tranquilo, que me hace inspirar profundamente al volver a mirarla a los ojos, liberando el aire en un suspiro. Sonrío, al saber de la excepción por la que podrá estar a mi lado durante la ceremonia del funeral, y ante la idea hecha palabras de que su familia ya esté al tanto de lo nuestro, que se haya formalizado al fin, a falta de tratar el asunto, tal como dijo Agatha, en privado. Sigo su mirada, descubriendo a su padre hablando con Will. La mirada de Desmond se cruza con la mía, y me descubro sintiéndome súbitamente nervioso.

N-no, no ha salido mal, en realidad mucho mejor de lo que me esperaba. -Reconozco, volviendo a mirar a Eve a los ojos. Lo cierto es que ha sido complicado, pero mis temores hacia todo esto iban mucho más allá de lo que hemos encontrado. Curiosamente, he visto en esta Asamblea más muestras de apoyo de las que auguraba. No era difícil, pues no esperaba ninguna, pero aún así me ha resultado sorprendente... y alentador. Aún veo esperanza en esta tribu, no está todo tan perdido como siempre dice Jane- Esa mujer es odiosa, sin duda, a mí tampoco me ha gustado. Pero ya está, que se aguante, no puede hacer nada ya. Tengo que darle las gracias a tu padre, su intervención ha sido... increíble. -Digo agachando la mirada, con algo de vergüenza. La idea de hablar con el padre de Eve me desconcierta.

Eve me toma del brazo, un acercamiento que me hace sonreír y poner una mano sobre la suya, necesitado de su contacto, de su próxima compañía.

Yo tampoco me esperaba que te llamaran, la verdad... -Se me escapa una risita nerviosa, llevándome una mano a la nuca, pero pronto vuelvo a acariciar su mano en mi brazo- Pero... por lo de hablar en privado no tienes que estar nerviosa. Creo. No se mucho sobre esos temas, pero no veo por qué lo que ha dicho Agatha acerca de Will y Helen no iba a ser igualmente válido para nosotros. Lo de que hay que respetar y acatar lo que decretan los espíritus... Seguro que esa conversación privada va a ser más incómoda que otra cosa. Me da mucha vergüenza...

De repente, veo a Helen acercándose a nosotros. Tras ella, Will habla con Desmond en tono serio, frunzo el ceño viendo el modo en que se giran para hablar en privado, preguntándome de qué irá todo eso.

¡Helen! -Recibo a la prima de Eve, la novia de mi hermano, la protegida del Círculo de Plata, abriendo mi brazo libre, el que no está sujetando Eve, para ofrecerle un abrazo cuando llegue hasta nosotros. Un abrazo y un beso de felicitación, para quien es ya oficialmente parte de mi familia, de un modo u otro- Felicidades, ¿qué tal estás?