Partida Rol por web

¡¿No están aquí para llevarsela?! pienso pletórico, y además nos van a ayudar... luego mi expresión varía sutilmente, quizás del modo en que solo pueden apreciarlo quienes me conocen bien... pero que quiero decir exactamente, ¿a que regrese con quien debe? Madre Larissa no es tonta...

Helen agradece el ofrecimiento de Alex el ofrecimiento, y cuando ella se muestra tan dispuesta a ayudar, le hago un gesto de que no se preocupe, pero cuando pronuncia a las chicas, algo me hace pensar, que quizás no nos hemos explicado bien. Cuando se ruboriza tras leer mi nota, yo sonrio timidamente, pero se me ve realmente tan contento, ajeno a cualquier preocupación, pues siento en este momento que todo encaja en mi vida, que todo cuanto soy, que todo cuanto he hecho, no ha sido mas que para encontrarme con ella.

Luego miro a Alex y a Ty, pues estoy tan contento de poder compartir mi dicha con ellos.

Y de nuevo centro mi mirada en Helen.  A ver si llegan Jane y Amber, tengo ganas de que conozcan a Helen, seguro que les gusta.

Cuando muestra el fetiche, de nuevo mi corazón da un brinco, pues la sombra del temor surge de nuevo,  no tendría que haber hablado de él, pienso cuando habla Helen del pacto, un pacto joder, y ahora que su hermana ha fallecido, ¿debe ella ser fiel a ese pacto?, ¿un enlace de dos familias? Me siento algo inquieto, respiro mas rápido, aunque trato de mostrar calma, sin duda alguna Ty y Alex se habrán dado cuenta, y Madre Larissa... Madre Larissa, ella sabrá seguro que es esto, pienso mirándola, tratando de comprender que está sucediendo. Pero las lagrimas y el silencio de Helen, precedido por esos pequeños lilas pálidos que no me gustan me ayudan a volver de nuevo a ella.

Me siento impotente al no poder hablarle, ahora me arrepiento de mi promesa a Búho, pero no puedo traicionarla, ni deshonrarme al hacerlo, tan solo puedo ofrecerle el consuelo de mi tacto, de mis caricias y mis abrazos, así que de nuevo le abrazo y trato de reconfortarla, prodigándole besos cariñosos, tratando de mostrarle con mis actos, que no está sola, que ahora tiene una nueva familia, yo, que nada malo va a sucederle, y que no pienso apartarme de ella.

Tomo de nuevo la libreta y arranco la hoja donde escribí a Helen, para escribirle de nuevo solo a ella.

Tras escribir unas palabras, me detengo, mirándola con cariño un instante, antes de seguir.

Al poco vuelvo a detenerme otra vez y alzo la vista pensativo, como quien trata de recordar algo que pensó decir, para volver de nuevo al papel.

Tras cada frase me detengo, mostrándole lo escrito a Helen

Helen todo va a salir bien, yo estoy contigo, y no voy a dejarte.

Vamos a comer algo y después nos subimos a descansar, podrás ducharte y luego dormir un rato si lo deseas, yo estaré contigo.

Le miro con dulzura un instante antes de seguir.

Es un asco no poder hablar, necesito decirte de nuevo kocham cię*

Alzo la vista pensativo, como quien trata de recordar algo que pensó decir, para volver de nuevo al papel.

Jane y Amber, no son novias de ninguno.

Tras cada frase me detengo, mostrándole a Helen lo escrito, asegurándome de que esta bien, y de que me explico.

A pesar de la impaciencia que crece en mi estómago ahora que ya he detectado el rastro de Will, no puedo evitar quedarme durante un instante prendida de la bella imagen que la anciana ha dejado atrás. El camino de plata, deshaciéndose en el vacío encoge mi espíritu como una melodía disonante, pero hermosa al mismo tiempo. Por un momento pienso en una lluvia de estrellas, vista desde lo más alto del cielo.

Lo contemplo con ojos soñadores hasta que termina de desvanecerse y entonces reacciono de nuevo. Mis fosas nasales se dilatan, capturando el rastro de Will en ellas, mis orejas, tensas como cuerdas, escuchan con atención, listas para recoger cualquier sonido que nos de una pista de mi primo perdido.

Tras un pequeño cabeceo más en el lomo de Jane echo a correr, siguiendo el rastro descubierto y tratando de pisar solamente el camino iluminado por las lúnulas.

Tomamos asiento en la cocina, esta vez no alrededor de la mesa. Por un momento, me planteo si no deberíamos coger una mesa más grande, o trasladar este tipo de reuniones al cobertizo, una vez esté terminado. Sin mesa ni nada, tan sólo asientos distribuidos por el lugar, una sala donde reunirnos y hablar. Esa era la idea inicial, después de todo. Pero Will y Helen se sientan en el sofá. Antes de sentarme, coloco la ensalada en la mesa, y un par de recipientes con patatas saladas. También pongo unos vasos por la mesa, tantos como los presentes más dos, y de la nevera saco unos bricks de zumo y unos refrescos sin gas. Dos de los vasos los traslado a la mesita auxiliar, frente al sofá, donde Will se afana en escribir en la libreta, y le hago un gesto a Helen señalando los zumos y refrescos de la mesa para que me indique cual prefiere, acercándolo hasta la mesa también.

Y entonces, cojo una silla y la giro, apoyando los brazos sobre el respaldo. Will expone ante mis ojos un extenso relato, el modo en que fue guiado, cómo encontró a Helen, su error, la aparición de Halcón... ¡Halcón! Dos veces en un sólo día se ha presentado ante esta manada ¿Qué coño significa? ¿Por qué todo son preguntas, y nunca una puta respuesta? Alzo una ceja con eso de la conexión espiritual, pues es de esas cosas que no comprendo. No parece que simplemente se hayan enamorado, suena a algo más... algo más. Y seguro que también hay un motivo para eso.

Y entonces, leo algo que lo cambia todo.

Su familia. Masacrada. Toda ella. En la puta boda de su hermana, en un día que debía ser de felicidad para todos. Muertos. Muertos. Se ha quedado sola. Mis manos se cierran con fuerza en torno a las barras del respaldo, como puños blanquecinos, tensos, temblorosos de tanta presión que ejercen sobre la madera. Mis brazos son tan sólo un reflejo de ello, y mi rostro se enciende y acalora. Respiro agitadamente, hinchando y desinflando mi pecho ostensiblemente mientras mis ojos se inyectan con la ira que me privó de mi propia familia. Me doy cuenta de que ya no estoy mirando el cuaderno, estoy mirando un infinito lejano, una imagen ficticia de un hijo de puta ocultándose al otro extremo de una línea telefónica, amenazando a una pobre chica que lo ha perdido todo. Todo. Muertos.

Crac.

La madera de la silla cruje, una astilla salta y la raja amenaza con hacer partirse el respaldo. Me levanto, apartándome de la silla rápidamente, como un resorte. Demasiada presión. Debo controlarme. El maestro Watanabe lo decía, no puedo dejar que mis emociones me dominen, debo ser yo quien las controle y las emplee como arma. Y vaya si lo haré, todo este odio, esta ira, algún día la descargaré en quien le ha hecho tanto daño a esta chica. Pero ahora, ahora debo calmarme. Ahora debo ser lo que se espera que sea.

Helen extrae de su bolso un hermoso e intrincado colgante. Parece antiguo, aunque yo no entienda mucho de esas cosas. Un regalo para el novio de su hermana. Muerta. Como el resto. ¿Un garou? ¿Un pacto? Miro a Will, de medio lado. La naturaleza de ese pacto le afecta directamente. Si obliga a Helen a casarse con un miembro de esos "lobos del norte"... Bueno, si ella se siente obligada. De lo contrario...

Está bien... -Digo apartando la silla en la que estaba sentado, llevándola de nuevo a la mesa. Me froto la cara con una mano, tratando de disimular los efectos de la rabia en mi rostro, y me acuclillo junto al sofá, al lado de Helen, tomando su mano. Es fina, delicada, en contraste con el rudo tacto de mis dedos dedicados últimamente al trabajo duro. Miro a la chica a los ojos, con lástima, con rabia, pero sobre todo con determinación- Lamento profundamente lo de tu familia, Helen. Yo también perdí a la mía... -Aunque fue distinto. No puedo culpar de ello a nadie, salvo a mí mismo. Mi culpa, una y mil veces- Comprendo cómo te sientes, y se que nada va a reemplazar lo que has perdido. Pero espero que, con el tiempo, podamos ofrecerte algo con lo que llenar ese espacio de tu corazón que ha quedado vacío. -Yo lo encontré, lo tengo aquí, en esta casa, en aquellos que la habitan a mi lado. Miro a Will, y seguidamente me giro y lanzo una mirada a Alex, antes de continuar- No puedo devolverte a tu familia, pero puedo ofrecerte a la mía. -Y es todo cuanto tengo. Me pongo en pie, mostrando una pose distinguida y orgullosa, aún sujetando su mano- Somos el Círculo de Plata, y a partir de este instante eres nuestra protegida. Te quedarás aquí con nosotros, mientras así lo desees, cuidaremos de ti, te protegeremos. No sufrirás mal alguno mientras nos quede aire en el pecho y sangre en las venas. -Son palabras serias, palabras de alfa, llenas de honor y obligación, promesas que habrán de recibir cumplimiento- Te ayudaremos a encontrar a esos hermanos del norte, y algún día vengaremos lo sucedido. -Me inclino y beso el dorso de su mano, susurrándole- Es una promesa. -Miro a Will mientras me alzo de nuevo. Es mi hermano, no le conozco tan bien como a otros pero se que le gustaría decir muchas cosas en este momento. Espero tan sólo haber podido ser portavoz de algunas de ellas- Ahora, si quieres ducharte, el baño está subiendo las escaleras, de frente. Hay toallas en el armario, y un cesto para la ropa sucia. El cuarto de al lado, a la derecha, es el de Will, por si quieres dejar tus cosas allí. Puedes dormir con él o, si prefieres un cuarto para ti sola, el mío está en frente. Yo puedo dormir en el sofá, no es problema.

Suelto su mano con delicadeza y me doy la vuelta. Sí, parezco muy seguro de mí mismo, pero estoy perdido, desbordado con tantos asuntos distintos que atender. Saturado por los efectos de una rabia que me sigue recordando mis pecados del pasado, las pérdidas que yo mismo he provocado. Miro por la ventana de la cocina un instante, y me acerco a Larissa, susurrándole algo de cerca.

Si vais a traer a las chicas... ¿Podríais hacerlo cuanto antes? Os lo agradecería...

Acaricio su mejilla con la ternura de saber que es lo más parecido a una madre que me queda, y beso su otra mejilla. Mi rostro se llena de tristeza, y me separo de ella en dirección a la puerta de la parte de atrás.

Si me disculpáis, vuelvo en seguida... -Digo girándome de medio lado, antes de alcanzar la puerta- Helen, bienvenida a la familia.

Salgo por la puerta y la cierro a mi espalda, deteniéndome a respirar profundamente, una, dos, tres veces, hasta que comienzo a caminar cuesta abajo, sintiendo un ligero mareo. Siempre la puta respiración. Esa mierda de Watanabe no funciona. Respirar no evita que piense en esa chica, en el mágico día de celebración teñido de sangre, en su familia muerta ante sus ojos, en cubiertas de viscoso líquido escarlata secándose en mis manos. Respirar no le devolverá a su familia, no revivirá a mis padres.

¡Mierda!

Grito al apoyarme en un árbol del camino, sintiendo el rugoso tacto de la corteza en mi mano. Mi mandíbula se tensa, mi gesto se descompone entre la rabia y las lágrimas que se niegan a brotar pero que están ahí. Finalmente, me aparto ligeramente y doy un puñetazo al tronco. El dolor es apenas perceptible, sumergido en el odio y la impotencia. Doy otro, y otro, y otro más...

¡¡AAAAAAAAAAARGH!!

Finalmente, el dolor surge de las aguas, abarcándolo todo. Miro mi puño, abierto, sangrante, aún con la respiración agitada. Me dejo caer en el suelo, sentado sobre la hierba, concentrado en las gotas de sangre que resbalan por los dedos de mi mano destrozada. Necesito descansar, calmarme, ordenar mis ideas. Necesito ser aquello que necesitan que sea.

Respondo al cabeceo de Amber con un gañido divertido. Me encanta hacer cosas con mi hermana mayor. Me encanta ver a una Colmillo Plateado con el pelaje de bronce. Eso echa por tierra las gilipolleces de los más puristas de que sólo los lobos blancos son digna camada de Halcón. ¿Quién podría mirar a los ojos a Amber y acusarla de impureza? Por Gaia, ¿Quién podría mirarla a los ojos y acusarla de nada?

Inspiro, tal y como aprendí. Un rastro...no...dos. Dos rastros en dos direcciones, parecen uno. ¿Qué...? Podrían ser muchas cosas, pero la Navaja de Ockham que me enseñó Ben me quiere indicar que Will no se había ido tan lejos. Al fin y al cabo, los borrachos sólo saben dar bandazos.

En fin, nunca conoceré Las Vegas.

Amber sigue el camino de las lúnulas a toda velocidad. La sigo, manteniendo su ritmo. Tampoco pasa nada por asegurarse. 

Apenas consigo leer la primera nota. Una risotada se me escapa al caer en la cuenta del tachón que emborrona el determinante posesivo "tu" y lo cambia por el pronombre posesivo "nuestra".

Todavia riendome, levanto la vista por encima de la nota, lanzandoles a ambos una mefistofelica mirada, cargada de sentido... Esa clase de mirada que denota las largas horas de chanzas y bromas a su costa que les esperan y la sana envidia de un adolescente ante una pareja más o menos estable.

- Jajajaja.

Paso a la siguiente nota, todavia sonriendo, con un brillo en los ojos fruto de esas carcajadas alegres. Sin embargo,apenas empiezo a leerla, porque un ruido ajeno a la casa me recuerda que hemos incumplido unas normas elementales de hosptalidad... "Claro, coño, y a si nos va..."

Dejo a la concurrencia y voy a la cocina a toda velocidad. Saco una bandeja donde reposan varias docenas de bolas de carne picada, a la espera de abanonar este mundo convertidas en parte fundamental de una fuente de espagueti con albondigas. Aparto unas cuantas hasta totalizar seis. "Una por cada miembro de la Manada del Circulo de Plata y otra por Helen, que esta con nosotros." Las machacho y las desmigo en un plato, intentando apartar los trozos de ajo y especias con las que van preparadas y rezando para que lo que creo que es un acto de respeto hacia el Tótem Buho y sus hijos sea entendido como tal.

Salgo por la parte de atras y me alejo unos metros para dejar el plato en algún punto elevado, al alcance del buho que acompañaba a estos al llegar a casa.

"No le veo por ningún lado... Joder..."

Molesto por no tener más tiempo para buscar al ave rápaz, muevo el culo hacia la casa, hacia la cocina, listo para preparar un enorme jarra de café helado. Sin embargo, me lo pienso mejor y regreso a la sala, donde estan reunidos y hablando.

- Hey, estais todos.- Susurro entre dientes, sorprendido por el hecho de que hay tantos Garou y humanos en las sala como cuando me largue... "Un hito en estacasa, sin duda"

Busco mi asiento, me sirvo un vaso de algo para beber y retomo la tarea de reller las notas de William.... encontrandome con la segunda sorpresa.

- Aluncinante... Dos veces en un dia...- Repito y casi coreo a Madre Larissa. "No tiene ni pies ni cabeza... ¿Tan especiales somos que el propio Halcón se digna a visitar a nuestra manada en persona? Jo-der... La mágnitud de la pregunta es tal, que tengo que soltarla, por si alguno de los presentes fuese capaz de reponerme...- ¿Tan especiales somos que el propio Halcón se digna a visitar a nuestra manada en persona?

Claro que la perspectiva de hacer un viajecito a la Umbra tambien resulta sorprendente e impactante. Y, como no puede ser de otra forma, lo hago saber...- Espera, espera, espera... Vale, no puedes hablar durante veinticuatro horas... Pero, ¿nos vamos a la Umbra? ¡¿Cuando?! ¡¿Como?!

Capto la mirada de Ben y me doy una colleja en la frente... "Las notas, capullo, las notas, seguro que lo explica todo..."

Encuentro el punto donde lo habia dejado cuando Madre Larissa pregunta a nuestra invitada por su bolso o por el contenido del mismo. Hago una mueca de desagrado ante la insistencia de la señora y la cara de horror de la pobre muchacha, mientras leo que Buho le condujo hasta Helen, como si fuese La Celestina... "Que suerte tienen el cabrón... Hasta los espiritus le buscan novia... Mierda de Theurge..." Ese pensamiento consigue arrancarme una sonrisa, mientras, papel mano, recuerdo ensoñado el encantador rubor conque recibió mi reverencia, la castidad y gracia conque se cubrió la sonrisa con la mano y su alegre disposición a ayudar. "Estoy seguro de que se llevara bien con Amber y con Jane... A ambas les vendra bien tener una amiga...normal... para variar..."

Suspiro y regreso a la tarea de leer, con una sonrisa en los labios.

Lentamente, esa sonrisa se marchita y muere, a medida que devoro linea tras linea de las notas de Will. Mi semblante se torna torvo, frunzo el ceño y noto como la Rabia agita mis tripas...Y no soy el único.

Durante toda la conversación, Tyler se mostró amable y agradecido, como buen alfa que es, y como bueno es el linaje señorial de su sangre. A medida que me horrorizo y me enfado por lo que leo, tambien me doy cuenta del creciente enfado de nuestro lider. No se me escapan no la tensión de su mandibula, ni la palidez de sus nudillos ni como ventea. Percibo la tirantez de sus ropas y como empiezan a asomar las primeras venas hinchadas en su cuello y en su frente.

"Oh, mierda... OH, MIERDA..."

La tensión se libera con un chasquido y Tyler se levanta. Los recuerdos de la historia de Tyler, la muerte de sus padres a sus manos, toda esa tristeza y ese dolor por haberse convertido en huerfano vuelven a mi en un torbellino. Mi propia Rabia se confrma con estrujar el papel entre mis dedos crispados.

Y, para remate, Helen nos muestra un delicado colgante y nos explica que significa y que papel tiene ella en todo este asunto... Lanzo una mirada suspicaz a nuestro jefe de Manada y palidezco al ver lo furioso que esta... Y preocupado.

- Tranquilo, Tyler...- Trato de tranquilizarlo, usando el tono de voz más suave que conozco. Entre mis dones naturales y los de mi herencia Garou no se encuantra la capacidad de embaucar y persuadir a otros, pero si he aprendido el arte de la diplomacia, la lisonja y el apaciguamiento como parte de mi entrenamiento como juez y medidado de la Nación Garou.

Sin embargo, no me oye o me quiere oir y despues de dejar la silla junto a la mesa, se acuclilla junto a Helen, ofreciendole palabras de apoyo y consuelo. Demasiado tarde, me doy cuenta de lo que significa y de en lo que nos estamos metiendo. Sacudo la cabeza ligeramente, entristecido y preocupado.

"Tyler... La has cagado... No sabemos en que consiste ese pacto ni si es vinculante, hereditario, irrompible... No sabemos nada y comprometernos a ese nivel, con tantas incognitas por descubrir es una maldita temeridad..."

Se me revuelven las tripas al darme cuenta de lo prágmatico y duro que estoy siendo.

"Todos estan preocupados por la chica... Ahora entiendo el miedo pintado en el rostro de Will cuando voy a Madre Larissa y Ben en casa... Se temia lo peor... Que hubiesen venido a llevarsela... Mierda... Y yo pensando, unicamente, en las connotaciones legales de esa situación y de la desgracia de Helen.... Esto de ser abogado es una mierda muy gorda..."

A mi mente viene el recuerdo del último ritual que aprendí, a pesar de la renuencia de Libra-Esterlina a la hora de hablarme de el y de enseñarme la capacidad de renunciar a mi auspicio de nacimiento para abrazar otro distinto.

Bufo y suspiro, impotente. Impotente como se debe sentir William, que se remueve inquieto en su asiento y que ase la delicada mano de Helen como si fuese la unica manera de evitar que se la lleven. Como puede, escribe algo en una de las hojas de la libreta y se lo muestra a su chica, mientras Tyler abandona la sala.

Me repantigo en el sillón, juntando las yemas de los dedos y colocandolos sobre mis labios, mientras cierro los ojos, esperando. Y lo que espero no tarda demasiado en llegar: el grito de rabia, ira y frustración de Tyler corta el viento y reverbera en el bosque.

Deshago mi gesto y me levanto. Hago crujir los nudillos de mis rechonchos dedos y sonrio lo más duramente posible. "Por fin una tarea en la que puedo ser útil..."

- Helen Harcourt... Tu apellido denota fuerza de corazón. Veo a William más centrado y tranquilo de lo que le habia visto en bastante tiempo... Y me gusta.- Sonrio calidamente, consciente del bombazo que estoy a punto de soltarles- Y Tyler ha hablado por todos nosotros, los presentes, a la hora de ofrecer nuestra ayuda. Me extrañaria que Amber y Jane se opusieran, pero es una de las formalidades que hay que cumplimentar en esta casa.

Me acerco a la pareja y espero un segundo, para cerciorarme de que el eco de madera que oí hace un instante se repetía. "En efecto... Golpes ritmicos... Tyler debe estar partiendo madera a hachazos... Menos mal..." Vuelvo a suspirar, porque lo que tengo que decirles es dificil, maxime cuando mi relación con Will no es tan estrecha o amigable como deberia ser.

- Tendria que saber más detalles de ese pacto.- Empiezo, sin mirar a ninguno de los dos, aunque luego me centro en William... "El amor, como la Justicia, es ciego... e impredecible."- Sobre su naturaleza, sobre su letra y sobre su espiritu... Asi como sobre las consecuencias si se rompiera...

No puedo continuar.

La monstruosidad de las implicaciones de mis palabras son demasiadas hasta para mi. Montones de guerras han empezado por la ruptura de acuerdo matrimoniales o por las dificultades de llevarlos a cabo. Las grandes casas europeas han visto sus tierras devastadas por las guerras que un matrimonio fallido han provocado.

Y los Garou no somos inmunes a esa locura de amor... Maxime si se trata, como sospecho, de Wendigo o de Camada de Fenris...

- Lamento mucho vuestra perdida.

Cabizbajo y alicaido, con el eco de los golpes contra la madera y el recuerdo de las lagrimas arrasando las mejillas de Helen, me voy a la cocina a triturar granos de café con el molinillo...

Sonrío a Ty cuando nos acerca la bebida, tomo un zumo y tras servirme en el vaso, esperando a que Helen decida que tomar, doy un trago largo.

Mientras escribo no pienso en nada mas, la necesidad de hablar con mi manada, es tan acuciante, que no soy consciente del impacto que mis palabras pueden tener en nosotros, especialmente en Ty. Miro hacia atrás tan solo cuando escucho la risa de Alex, para sumirme de nuevo en la escritura. Luego no soy capaz de escuchar el crujido de la madrea, tan solo veo el papel mientras voy escribiendo. De nuevo alzo la vista cuando escucho hablar de Halcon, y miro de manera interrogadora a mis hermanos, Halcón, dos veces, ¿quien mas lo ha visto?. Pero mis preguntas pueden esperar. Cuando termino de escribir me fijo de nuevo en Helen.

Entonces me doy cuenta de todo, joder, soy un imbécil, voy a tener que aprender a mostrar algo de tacto, Ty, tio, lo siento. Igual es mejor no encontrar a los hermanos del norte... Pienso algo temeroso por lo que pueda pasar, joder, ahora que todo iba bien, espero que no se jodan las cosas.

Y le dedico una lineas mas, esta vez, cuido que solo las lea ella.

Sigo con la mirada a Ty mientras sale, y cuando trata a Helen como de la familia, no puedo sentirme mas feliz.

Después vuelvo a escribir a Helen: tranquila, todo va a ir bien. Pronto llegaran Jane y Amber, les vas a caer muy bien. Ya lo verás. Preguntame todo lo que quieras, no hay problema, te contestaré lo mejor que sepa. Sonrío de nuevo cuando la miro.

Pero entonces Alex vuelve a hacer referencia al pacto, y sin pretenderlo le dedico una mirada recriminatoria sin llegar a soltar la mano de Helen, joder, no puedes dejarnos tranquilos, pues temo lo peor. Se que es mi hermano, que su intención es ayudar, y es sin duda alguna, de la manada, el que mas podrá ayudarme si mis temores son ciertos. Cuando me doy cuenta de mi reacción trato de suavizar la mirada, agradeciendole el gesto con un asentimiento de cabeza.

Entonces caigo en la cuenta y garabateo rápido: ¿Dónde estan exactamente Jane y Amber?¿Quíen mas ha visto a Halcón?

Esto es de la libreta es una lata.

Garabateo rápido antes de mostrarle a Helen: ¿quieres que subamos primero te das una ducha y descansamos? podemos comer después, no hay problema.

Y de nuevo poso mis ojos en los suyos, con afecto y una tierna sonrisa.

"Bingo"

William me lanza una mirada enojada, marcando su territorio y demostrandome, una vez más, que no es el tipo odioso por el que tengo a todos los Theurge.  Y lo que es mejor, me demuestra que Helen le importa y que es consciente del lio en el que estamos metidos...

Le guiño un ojo, conciliador. Nuestras diferencias quedan aparcadas aqui y ahora, por nuestro bien, por el de la Manada y por el de Helen. Sonrio y le doy el espacio que la silenciosa mirada de William solicita, porque es lo justo...

"Se ha enamorado de una chica con grandes problemas... Joder, es como vivir Romeo y Julieta... ¿Quien me toca? ¿Mercuccio?... O, casi mejor, Helena de Troya... Con William haciendo de Paris y Tyler de Hector..."

- Dadme diez minutos, ¿vale?- Les pido, con gesto tranquilo. Si necesitas algo que Will no encuentre, dadme una voz...

William deja una nota y la curiosidad me impide marcharme a la cocina para preparar el café helado prometido. Y, de nuevo, tengo que soltar una carcajada malvada... "La vida es buena..."

- Jajajajajajaja... Ay...- Me sienta bien reir con ganas y disfrutar siendo un poco cabrón con el colega que nos acaba de presentar a su chica.- Tu prima ha ido ha buscarte, preocupada por que hicieras alguna idiotez... Y Jane ha ido con ella para ejercitarse igual que Tyler.- Apenas termino la frase, me vuelvo hacia Helen, tratando de suavizar el asunto.- Obviamente, conocerte no entra dentro de la definición de idiotez, Helen, jajajaja...

- Y, con respecto a las visitas de Halcón... Tyler puede darte mas detalles en cuanto termine de calmarse, pero, en resumen, hemos llegado a la conclusión de que el silecio Umbral es consecuencia de como hace las cosas nuestro supuesto patrón...- Me doy cuenta de que Helen esta alli y que empieza a mostrar una expresión rara.- Perdón. William podra darte las explicaciones que necesites, Helen... Voy a por el café helado.

Me despido a la francesa, sabiendo que es posible que halla metido la pata, y me pongo a moler café, calentar agua, picar hielo y buscar jarras y copas altas para todos... "y de sobra..."

La brisa acaricia mi piel, cubierta por una imperceptible capa de sudor frío. El flequillo me cae sobre la frente, finos mechones rebeldes que cosquillean mi piel. Mi puño ha dejado de sangrar, la herida ni siquiera duele, y la sangre comienza a resecarse sobre la piel cicatrizada. Creo que he pasado a glabro y regresado a homínido casi sin darme cuenta de ello.

Ha pasado. Ya no siento rabia, ni ira. El cansancio y el dolor la han doblegado, permitiéndome pensar. Al final, el camino del maestro Watanabe no me ha servido. No tanto como el de Koji. Sólo era un cachorro, pero lo tenía muy claro. Si la rabia te domina, sácala. Si la ira te consume, golpea. Da igual que ganes o pierdas, sólo deja que salga. Miro hacia el tronco del árbol, la marca de sangre sobre su dura corteza. Sí, ha salido.

¿He hecho bien ahí dentro? He firmado promesas en nombre de la manada, de todos. Es lo que se espera que haga un alfa, pero ¿está bien, igualmente? Ni me lo he planteado, siempre funcionando por instinto, decidiendo sobre la marcha. Tiene una unión espiritual con Will, Búho le guió hasta ella, Halcón lo apoyó. Protegerla es nuestro deber, de eso no me cabe duda.

¿Y el pacto?

Eso sí puede ser un problema. Y me lo planteo ahora, maldita sea. Lo comentó cuando hizo referencia al fetiche, pero ¿y si hay más? Ese colgante iba a ser para quien se casara con su hermana. ¿Estaba acaso ella en el lote? ¿Se casaba por amor o era un matrimonio de conveniencia, uno al que estaba obligada? Y la siguiente pregunta viene sola... ¿Se esperaría en ese caso lo mismo de Helen? Porque si es esa la situación, y Helen se niega...

Recuerdo aquella vez, en el hogar de los Reid. Jason descansaba en una loma, observando cómo su esposa impartía una clase de kailindo a Jane y Scarlet. Yo trataba, tan inútilmente como en tantas otras ocasiones, acecharle sigilosamente. Me descubrió, claro, siempre lo hizo, ni una sola vez logré sorprenderle.

Me dijo que me sentara a su lado, y nos quedamos ahí un rato, charlando. Había algo en su mirada, algo que vi aquel día por primera vez, una especie de calma interior, de felicidad. Hablamos acerca del liderazgo, de la responsabilidad. Valores imprescindibles para la tribu líder de la nación garou. Tenía un día especialmente tocapelotas, quería pillarle en algo, hacerle dudar, y le pregunté. "Cuando tanta gente depende de tus decisiones, cuando sus vidas están en tus manos, ¿cómo saber cuál es la decisión correcta? ¿Cómo puede uno vivir con las consecuencias de tu error?". Jason ni se inmutó, continuó mirando a las mujeres que practicaban catas más abajo, pero detecté una sonrisa en la comisura de sus labios. " Ningún líder es infalible", me dijo, "toma la decisión que te dicte el corazón, no la cabeza, haz lo que creas más correcto, y si fallas al menos sabrás que el precio se pagó por una buena causa".

Miré yo también hacia abajo, donde Jane y Kanda reían por algo que había hecho Scarlet. Y las vi con unos nuevos ojos. ¿A ese precio se refería? ¿Al que tuvo que pagar por su amor a Kanda, por traer a Scarlet a la vida?

Me pongo en pie, pesadamente, apoyando mi mano ensangrentada en el árbol. Tomar las decisiones con el corazón. Hacer lo que creas correcto. Inspiro profundamente, calmado, y comienzo a descender la ladera hacia el cobertizo, a recoger las ropas que dejé atrás al resbalar de lado. Será mejor que vuelva y me de una ducha para quitarme el sudor y la sangre de encima, antes de comer.

Abro la puerta con la mano izquierda, tratando de no manchar. Llevo mis ropas al codo de ese brazo, manteniendo la mano derecha colgando a un costado, tratando de no tocar nada. Toda la mano está cubierta de sangre, la mayor parte ya reseca, en torno a unos nudillos que hace unos minutos estaban abiertos, en carne viva, mostrando el hueso incluso.

Entro con la mirada en el suelo, aún meditando todo lo que ha pasado por mi mente ahí fuera, convenciéndome de estar haciendo lo correcto. No me siento orgulloso, no debería ser así. La responsabilidad es otra cosa, una carga que cae sobre la espalda, no algo que te lleve a sacar pecho. ¿Donde he oído eso antes? No lo se, supongo que de Jason.

Miro a los presentes, avergonzado, ocultando mi mano manchada a mi espalda.

Voy a... -Señalo la puerta del baño de la planta baja- ...ducharme. Ahora bajo.

Me dirijo escaleras arriba, a echar la ropa que he recogido al cesto de la ropa sucia, y coger algo de ropa limpia para bajar y ducharme. Eliminar el sudor, desprenderme de la sangre, volver a ser yo. Tardo apenas unos segundos en regresar escaleras abajo, con ropa limpia en mi mano izquierda, tratando de evitar las miradas de los presentes, y me encierro en el baño. en poco tiempo, se oye caer el agua con bastante presión.

Mientras el agua rompe a hervir, hago rugir la Mini-Pimer como si fuese el motor del Camaro de Satán, picando hielo para preparar los cafés. El molinillo necesitará de las habilidadosas manos de Tyler para volver a funcionar en condiciones... "Y ya me joderia que se rompiese, siendo uno de los pocos recuerdos de mi familia..."

Detengo la picadora de hielo, alzando la cabeza y volviendola hacia la sala, extrañado. Me parece escuchar el eco de unas palabras que pueden ser de Ty y captar por el rabillo del ojo el paso de una mancha oscura que bien puede ser él.

Vacio el hielo picado en uno bol y desmonto otra cubitera para añadir a la picadora. Con una sonrisa homicida pintada en mi rostro, improviso los primeros acordes de la escena de la ducha de Psicosis, para continuar con una improvisación sobre los violines de Concerto of vengance... Y entonces, percibo con claridad el rumor de la ducha de la planta baja a todo trapo.

"Ups..."

Vierto el hielo en otro bol, retiro el agua para echarla en la cafetera de embolo más grande que tengo por casa, lo coloco todo en una bandeja y, sintiendome como R2D2 en la barcaza de Jabba, lo acerco a la sala..

- Me pareció escuchar a alguien.- Comento, mientras distribuyo las bebidas.- ¿Quien ha vuelto? ¿Tyler o las chicas?

Benjamín, no puede evitar fruncir el ceño cuando Larissa le pide que no intervenga, cierra los ojos e intenta pensar con claridad para luego volver a mirarlos con su típico semblante amable- Si, puede que tengas razón… –dice más como un suspiro para sí mismo que una contestación. Se sobresalta con el golpetazo de Larissa y rie algo nervioso.

- Vamos, Lar, los vas a poner más nerviosos –se mete las manos a los bolsillos- Tiene sentido lo que dices, creo que puede ser que encontrarse no sea lo mismo para todos y que sin embargo, sea lo que dice Larissa, que han de pensar que los convierte en hijos de halcón.

Se va a la cocina, toma una manzana y empieza a morderla, su sorpresa es significativa cuando ve entrar a Will junto a Helen, cuando su mirada se cruza con la de la anciana, asiente. Su rostro se mantiene gentil a pesar de todo, se coloca sus gafas y se acerca a leer lo que el pequeño theurge tiene por contar. Por momentos se toma la barba crecida y expresa consternación, se ve atraído hacia el objeto cuando la muchacha lo muestra y se sorprende cuando esta se rehúsa a mostrarla a Larissa, se le escapa una sonrisita, la misma risa bobalicona que pone Will.

- Es lo que digo, dos veces en un día a dos miembros diferentes de esta manada, tiene que ser porque la resolución del mensaje está en el corazón de cada uno –termina de decir con voz cariñosa.

No habla nada del pacto, ni el resto, el sabe que habrá tiempo para todo y este no es el momento de qué el toque el tema.

El rostro de Larissa se sorprende ante la negativa de la muchacha, le da un par de palmaditas en las piernas sin hablar – Cuando estés lista entonces, si no es a mí, a Benjamín –dice mirando al hijo de gaia. Se pone de pie, hay orgullo en su rostro cuando Tyler le promete algo a Helen y ella acepta el beso y las expresiones de cariño con la misma emoción que el muchacho.

Luego se sorprende por la pregunta de Alex pero no interviene, se queda callada oyendo y pensando algo más.

lee la nota que le ha escrito Will y asiente, está de acuerdo a la propuesta del joven muchacho- kocham cię -le dice, lo pronuncia mal de nuevo, pero naturalmente ella no lo nota.

Cuando Tyler le toma las manos, sus ojos empiezan a anegarse – son todos muy, muy gentiles - cuando habla las lágrimas le caen por las mejillas, se sonroja cuando el alfa le besa el dorso de la mano. Y asiente ante sus palabras reconfortantes, ella mira a Will y entiende que todo lo que le dijo el de su familia era cierto.

Se queda un rato algo afectada, se recuesta sobre el hombro de will, guarda el colgante en la cartera, escucha a Alexander con sus ojos llorosos, se sobresalta al oír los ruidos de afuera y el grito…- Yo no sé nada de ese pacto, no se nada de nada, no se mucho porque… porque preferí irme a vivir mi vida que quedarme con mi familia –aprieta sus manos contra la cartera que tiene en su regazo- mi hermana era la que sabía todo, ella siempre hacía lo que le pedían, cuando le dijeron que se tenía que casar, aceptó. –miró volver a Tyler y escucharlo decir que se iba a dar una ducha abajo, por las escaleras y pareció recordar algo, algo al bajar del taxi, cuando Will dibujó algo en la tierra, metió la mano en su cartera y sacó una especie de pañuelo de seda- esto, esto estaba envuelto con el medallón, me pareció bonito asi que lo separé… pero como will dibujó algo he pensado que puede ser algo más… - ella puso el pañuelo color gris claro sobre la mesa, llevaba bordado un símbolo que todos reconocieron muy bien, sobretodo porque era el símbolo de su propia tribu.

Miró a Will – Dispénsenme por favor, luego probaré el café helado… me, me gustaría tomar una ducha ahora… –se puso de pie y esperó a que Will le mostrara donde estaba todo.

Esperó a que la muchacha subiera para asearse, cuando Will bajó ella empezó a hablar:

- Ben y yo hemos sentido efectivamente lo que ha dicho Will. La muchacha tiene energía espiritual, no es algo común en un pariente, tener la energía de la madre latente… lo del pacto puede ser la concertación de dos familias, una garou otra de parientes -lo dijo con cuidado mirando a William- para bien o para mal, es posible dar con la tribu a la que se refiere, aunque con todo lo que ha pasado, por sus palabras y el pañuelo queda claro que es pariente de los Colmillos Plateados. Los lobos del norte… Después de escucharla lo primero que harán es efectuar el rito de la pura raza en ella, pero sólo hay que verla y escuchar su historia detenidamente para darse cuenta que seguramente su familia tendrá la sangre –se siente junto a Will y le da una palmadita- Te va a necesitar chico, mira… no quiero darte falsas esperanzas, ni endulzarte la historia. Se puede poner feo, pero, si se pone feo, siempre tendrán sitio en mi clan

Benjamín interviene – Son los del protectorado del norte ¿no?

Larissa asiente – Tendrán que ir con el rey… –el rostro de Larissa revela demasiadas emociones como para captar alguna, salvo la última que es un rostro de seriedad- Pero no vayan, antes de que termines esa conversación con el hijo de búho Will –se queda callada, ahora si su rostro muestra consternación- insisto en ello. Me tengo que ir, no puedo dejar a mis hijos ya, primero mandaré a las chicas de regreso -se pone de pie da un beso a cada uno y un abrazo fuerte a Benjamin y se marcha, por la umbra.

Joder, están pasando demasiadas cosas. Y siento algo de vértigo al pensar en todo lo que se nos avecina. Las palabras de Ben que en otro momento me habrían resultado tranquilizadoras, ahora me llevan a pensar aún mas en todo lo que está sucediendo, la resolución del mensaje está en el corazón de cada uno... si claro, pero... joder, va a ser mas fácil sacarse la puta carrera que esto.

Doy unas suaves palmadas a Helen en la pierna, tranquilizándola cuando se niega a prestar el fetiche, soriéndole, no pasa nada.

Menuda mierda, esto de no hablar es una puta mierda.

Helen me arranca una sonrisa al pronunciar en polaco.

Mas vuelve a hacer su aparición el dichoso pacto empeñado en amargarme el día, cada vez que lo nombran me siento abatido, aunque trato de no mostrarlo. No pueden obligarle por un absurdo pacto... bueno, tranquilo, aún no se nada, joder, pero, obligaron a su hermana... NO, abro los ojos de golpe, se lo dijeron, y ella accedió, miro a Helen sintiendo en mi interior una tormena de sentimientos, pero Helen es distinta.

Siento la garganta seca al observar nuestro glifo tribal, y necesito dar un trago de zumo. ¿Qué significa esto?. La incertidumbre me esta matando. Pienso en cogerlo, mientras mi corazón se va acelerando, pero antes si quiera de que llegue a hacer el movimiento, me saca Helen de nuevo de mi ensimismamiento al comentar que necesita una ducha. Tras acompañarla e indicarle donde está todo, y cual es mi cuarto, le escribo que si necesita cualquier cosa, me de una voz, que estaré abajo, dándole un beso antes de bajar.

Voy bajando las escaleras con la cabeza baja, pensativo, con el ánimo ensombrecido, pues presiento que callaron cosas por ella y ahora las hablaremos.

Al llegar abajo, alzo la vista, mostrándome firme, y sin ser consciente, en cierto modo desafiante. Sin llegar a sentarme encaro a Madre Larissa, temiendo que diga que todo es una locura. Pero entonces comienza hablando de Helen, de la energía que sentí, que me unió a ella, y sus palabras sobre el pacto y el concierto de dos familias, vuelven a hacer mella en mi ánimo. Helen... busco con la mirada a mis hermanos, necesito sentir su apoyo, pues me debato ahora mismo entre la mas profunda tristeza y la Rabia. ¿Por qué?. El Rito de la Pura Raza, parentela de Colmillos, palabras que van calando cada vez mas hondo en mi interior, pero habrá algún modo de que ella y yo... empiezo a pasearme inquieto por la habitación, como un animal enjaulado, para sentarme seguidamente apenado, con la mirada perdida y Madre Larissa de nuevo se dirige a mi directamente, captando mi atención, y sus palabras, ahondan mas mi pena, me necesita, si... y yo a ella.

Cuando Ben habla desconecto, volviendo a mis pensamientos, y no es hasta que Larissa pronuncia mi nombre cuando vuelvo con ellos, con el Hijo de Búho, repito mentalmente asintiendo a la Anciana.

Cuando se marcha, permanezco sentado en el sofá, con la mirada perdida, podríamos huir, pero dónde... ahogo un suspiro recordando mi promesa al Hijo de Búho.

En cuanto logro desprenderme de la sangre y el sudor, cuando me siento limpio y revitalizado, dispuesto a enfrentarme de nuevo a toda la carga que me espera, apagar el chorro de agua no me trae el silencio tranquilizador que esperaba. Al contrario, la fina puerta del cuarto de baño deja entrar las voces de la conversación que tiene lugar fuera, y esas voces no me traen sino más preocupaciones.

Oigo a Helen hablar del pacto, de que a su hermana le dijeron que "se tenía que casar". Cierro los puños con fuerza al oírlo, al pensar en el destino de una mujer forzado de esa manera. ¿Obligada? ¿OBLIGADA? Puedo entender que dentro de la Nación se piense en los matrimonios o en cualquier tipo de unión que pueda traer descendencia en términos más complejos que una sencilla cuestión de amor entre dos seres, pero de ahí a obligar a alguien a casarse contra su voluntad hay un gran trecho.

Y grandes lagunas en cuanto a esa obligación.

Porque, el hecho de que su familia alcanzara un pacto con los lobos del norte, ¿en qué obligaría a Helen? Ella no participó de ese pacto, y quienes lo sellaron no están ya entre nosotros para exigirles cumplimiento. Están muertos, están todos muertos. ¿Además de perderlos debe acarrear sus deudas? Eso no es justo. No es honorable. Halcón debería revolverse de asco ante tal cosa. Por Gaia, espero que así sea...

Me visto lentamente, con jeans y una camiseta, mientras oigo a alguien subir las escaleras. Dos personas. Al poco tiempo, una de ellas vuelve a bajar. Oigo la ducha de arriba encenderse. Helen debe estar dándose esa ducha que tanto necesita. Espero que le siente mejor que a mí.

Me pongo una sudadera con cremallera, lentamente, delante del espejo, mientras la voz de Madre Larissa atraviesa la puerta. No pienso evitar los espejos, no puedo permitirme asumir un miedo como ese. Evitar las cosas que tememos sólo nos vuelve cobardes, y no me lo puedo permitir. Al igual que cualquier combate, puedo ganar o perder, pero no está en mi sangre esconderme. La Anciana habla de Helen, una pariente con el toque de la Madre dentro de ella. No es simplemente una cuestión de pura raza, va mucho más allá, por eso es tan valiosa. Ese es el problema, ¿valiosa para quien? En un mundo ideal, para la Nación, en cualquiera de sus formas. En este mundo real, valiosa para cualquier garou. Y eso no se le escapa a la sabia Larissa, como bien deja claro. Si nos presentamos con ella ante los miembros del Protectorado del Norte, la cosa puede ponerse fea. Y sin embargo, en algún momento deberemos presentarnos ante ellos. ¡Maldición! Trato de buscar una solución, algo que proteja a la chica, algo con lo que no destrocen el corazón de Will, pero la respuesta, como siempre, me sigue esquivando.

Debo ser el alfa más imbécil del mundo...

Salgo del cuarto de baño justo a tiempo de despedirme de Madre Larissa, y su marcha me deja un poso amargo. Una voz menos que pueda aportar sabiduría donde yo no puedo, donde yo debería. Veo el rostro descompuesto de William, tan perdido como yo buscando una salida a todo esto. También miro a Alex, preguntándome si en la prodigiosa cabeza de nuestro pequeño hermano habrá alguna respuesta a todo esto, y a Ben. El Theurge parece tan sobrepasado como todos los demás. Joder, esto se nos viene grande.

Voz-de-la-umbra -Digo a Will, sacándolo de su ensimismamiento con voz grave y decidida, que no refleja mi verdadero estado de ánimo. Llevaré por dentro lo que tenga que llevar, pero necesitan que tome los mandos, que sea lo que esperan que sea- Sube arriba y habla con Helen a solas. -Hablar no es el término más adecuado, pero en fin- Bueno, ya me entiendes. -Señalo la libreta- Sin presión, con calma. Necesitamos saber todo lo que recuerde acerca de esa boda. Cuando fue, donde, la identidad del novio, y todo detalle que pueda ofrecer sobre los asaltantes. La seguridad es lo primero, y aún no sabemos si eran cazadores, soldados fomori, danzantes de la espiral negra... No sabemos una mierda. Mañana tienes una cita con la prole de Búho, y hasta entonces no podemos hacer gran cosa. Tan sólo permanecer a salvo.

Y estamos hablando de una masacre en la boda de un garou. No hay forma de saber cuantos hombres lobo habría allí, pero asumiré que, como mínimo, estaría invitada su manada. Como mínimo. Y cayeron. El asalto debió ser brutal. Si nos encuentran...

Ben ¿habría algún problema en que pasáramos la noche en el túmulo? -Pregunto sin demasiada delicadeza, dejando claros mis temores con una mirada significativa. Eso supone dos garous de gran poder más, y los espíritus del túmulo, una protección mucho más eficaz- Tal vez Las Musas nos ofrezcan algo de inspiración para encontrar respuestas a todo este galimatías...

Una excusa para tranquilizar a los demás...

Will... -Detengo al Theurge antes de que suba, acercándome a él y hablándole en voz baja, no por tratarse de algo secreto, de hecho no lo es. Es algo delicado- Somos cliath, hermano. Lo más bajo de la Nación. No quiero darte falsas esperanzas. Sólo soy el alfa de una manada cliath que ni tan siquiera tiene un guía totémico, llegado el momento mi influencia en todo este asunto puede ser mínima. -Le miro a los ojos con firmeza, poniendo una mano en su hombro- Te juro que haré todo cuanto esté en mi mano, Will, por mi vida... -Finalmente, aparto la mirada, impotente- ...pero no puedo garantizarte nada.

Dejo la bandeja sobre la mesa, ya abarrotada, lanzando una mirada de disgusto a la ensalada de patata que se calienta y a las tortillas que se enfrian.

"Parece que he llegado justo en mitad de algo importante... Si al menos se decidiesen a contarnos alguna maldita cosa."

Ben asiente y da la razón a algo que ha dicho Madre Larissa, reprochandole que nos este dando tanta caña, lo que consigue arrancarme una sonrisilla autosuficiente. Mi alegria dura poco, porque Ben devuelve la pelota nuestro tejado, dejandonos la tarea de averiguar que nos hace hijos de Halcón.

"Joder... ¿No es bastante prueba lo que somos... Lo que soy...?"

Miro mis manos, regordetas y amorfas, descansando sobre unas piernas cortas y torcidas, mientras Larissa ignora mi ultima cuita. Nuevamente hablando en acertijos, la anciana Roehuesos se marcha.

Sonrio ligeramente al ver la esperanza y la sonrisa creciendo de nuevo en la mirada de Helen, protegida por William y aceptada, de facto, como una más de esta manada sin Tótem. Sobresaltada por un recuerdo, la novieta de nuestro Theurge deja sobre la mesa un pañuelo gris bordado y decide tomar esa ducha que tanto parece necesitar.

Por educación, me levanto cuando la chica abandona la sala acompañada y escoltada por su chico, que esta livido y más aturdido de lo que estaba desde que volvió con ella. Arrugo la nariz, sospechando que una nueva nube de tormenta se arremolina en el horizonte.

Apenas escucho los primeros pasos subiendo por la escalera, me avalanzo sobre el pañuelo bordado, despelgandolo para verlo bien. Ante mis asombrados ojos, el glifo de los Colmillos Plateados, inscrito en un burdo pedazo de tela...

-Nonononononononononononono.... Will, tío.... De todas las puñeteras mujeres del planeta.... De todas las malditas tribus del Mundo.... Los putos Colmillos Plateados no, joder.- Me tapo la cara con las manos, ahogando un lastimero aullido de miedo, mientras el pañuelo aletea suavemente hasta el borde de la mesa.

Respiro con profundidad, ejerciendo un autodominio que esta reservado a aquellos cuya Rabia no nos domina y que podemos ver las peores variables de una situación dada. Oigo trotar a William de vuelta y levanto la vista para observar a nuestro Mentor y a nuestra ilustre visitante.

Sumido en sus propios pensamientos, no me queda claro si se ha dado cuenta de en el lio en que nos estamos metiendo... Y Madre Larissa aguanta su silencio hasta que Will vuelve a entrar por la puerta, vista al frente, menton alzado, desafiando a todo y a todos.

"Vaya... Joder... Tener novia es cojonudo para subir la autoestima."- Sonrio, travieso.-"Voy a tener que ser más cuidadoso a la hora de darle caña si no quiero que me salte los dientes..."

Madre Larissa, con un sentido teatral digno de un actor ingles, elige ese momento para cruzar unas pocas palabras con él, lanzar un criptico mensaje a nuestro Mentor y prometer enviar a nuestras chicas de vuelta.

Asiento con gravedad cuando la anciana menciona al Protectorado del Norte y cuando nos avisa de que debemos esperar a tener nuestra charla con Buho antes de hacer nada. Incluso aunque se este dirigiendo a Will, es el mejor plan, mal que me pese.

Y, aunque me niegue a reconocerlo, su marcha me deja intranquilo.

Por unos instantes, estamos solos, los dos Theurge de la Manda y yo. "Incomodooooo."

Suspiro de alivio cuando veo aparecer a Tyler por la puerta. Ha tenido tiempo de despedirse de Madre Larissa antes de honrarnos con su presencia y parece tan altivo y malencarado como William.

Noto su mirada escrutadora, exigente, sobre mi persona. No hace falta que me dirija la palabra para que capte el mensaje con toda claridad. "Mueve tu enano culo y busca una salida." Asiento lentamente, una sola vez. No me queda muy claro si sabe con certeza que este es un asunto de familia en el más amplio sentido de la palabra y de que es con los Colmillos Plateados con los que debemos tratar.

"Eso da igual. Tyler ha empeñado nuestra palabra y solo realizando el Rito del Juramento Honorable podriamos estar más seguros de que la ibamos a cumplir... Joder... Es verdad... ¿Y si ese pequeño fetiche?"

Entrelazo los dedos y apoyo mis labios sobre los indices, pensativo.

Tyler toma la palabra y se acerca a William. Sus palabras parecen inspiradas por el mismisimo Halcón. Detras de mi pose, no puedo evitar sentirme orgulloso por contar con su amistad, aunque un eco de envidia y odio empaña ese momento. Afortunadamente, adopta las mismas decisiones que yo hubiese adoptado en su posición: retirar a nuestras fuerzas a un punto mejor defendible, con mejores tropas, mayores recursos y sin tanta exposición... "Por que esta puñetera cabaña recibe más visitas que Google Maps"

- Es la mejor linea de acción.- Hago una entrada melodramatica, desperezandome como una pequeña gargola de Notre Dame.- Necesitamos toda la información posible, si queremos ser eficaces y salir con bien de todo esto.

Trato de distanciarme emocionalmente del asunto, para no demostrar lo muy preocupado que estoy... lo aterrorizado que me encuentro.

- Siento ser el enano gruñon, pero ambos sabeis que es asi... Aunque, ya sabes... ¡Cuenta con mi hacha!- Acabo la frase imitando a Gimli en la reunión de Concilio de Elrond en Rivendel, en un intento de aliviar la tensión antes de lo que se avecina... "Antes de esta noche, vamos a necesitar algo más que un hacha enana..."