Partida Rol por web

"No... No... No... No... No, por favor, no..."

Niego con la cabeza una y otra vez. Mis ojos desorbitados vuelan del asombrado rostro de Helen a los rostros de Riley y de William.

- ¿Como dices, Helen?- Trato de mantener un atisbo de cordura y de serenidad, aunque la sorpresa me ha dejado alucinado.

Justo en ese momento, William deja fluir su cuerpo hasta adoptar la formidable forma del lobo prehistorico, el Hispo. A cuatro patas, casi tan alto como yo, con la furia brillando en sus ojos y mortalmente silencioso.

Contagiado por la rabia desplegada por mi Theurge, noto como mi cuerpo crece y se hincha hasta ser un poco más alto y fornido que Riley... Aun que mi forma Glabro no es tan espectacular como debiera de ser, de no estar maldito por mi herencia mestiza.

- ¡¡¡TYLERRRR!!!- Rujo con fuerza, aullando mi llamada con toda la fuerza de mi ser.- ¡¡¡CIRCULO DE PLATA, A MI!!!

Consciente de que puedo estar abriendo la Caja de Pandora, me acerco a Riley un paso. Un único y deliverado paso.

- Helen, quedate detras de William, por favor.- Mi voz, profunda, retumba por toda la sala principal.- Riley, por favor, no es nada personal, pero estan pasando demasiadas cosas... Y vamos a terminar volviendonos locos.

Me quedo estupefacto, sin pulso, con el corazón detenido, cuando sus labios dejan escapar aquello que tanto le duele, una acusación sin fundamento que tardo en digerir.

¿E... Ella? -Me giro buscando reconstruir la escena, incrédulo- ¿Jane? ¿Estás de broma? -No, no lo está, no tendría sentido. No tendría ni puta gracia. Y desde luego, no conoce a Jane. Joder, casi no me conoce a mí... ¿De verdad hemos dado esa impresión? ¿Alguien que no nos conozca podría pensar eso de nosotros?- No, ya veo que no... Joder... -Mis hombros se hunden, cierro los ojos y lanzo un profundo suspiro, tratando de acumular la fuerza suficiente como para explicarme- Eve... La familia es importante para ti, ¿no es cierto? Tanto, que has desoído a todos por acudir en ayuda de una prima a la que ni conoces en persona... -Vuelvo a fijar mis ojos en los suyos, llenos de tristeza al forzarme a recordar lo que es mi vida, y los motivos que la han llevado a ser así- Pues bien, yo no tengo familia. Fui criado por unos padres adoptivos a los que... Bueno, que fallecieron. Fue cuando sufrí el primer cambio... -Evito el incidente, algo torpemente, aunque el sentimiento de culpa sigue ahí. Siempre está ahí. Nunca desaparecerá. Yo los maté. Yo maté a mis padres- Desde entonces, he estado sin familia. Lo único que he tenido en la vida, lo único que me ha dado fuerzas para seguir, es contar con buenos amigos que han contado conmigo, que han confiado en mí. No son muchos, pero son buenos, y daría mi vida por ellos. -¿Será capaz de entender lo que siento?- Jane es uno de ellos. La quiero muchísimo, es como una hermana para mí... Pero no siento nada más. No como lo que siento por ti...

Niego con la cabeza, cerrando los ojos abatido. Pero los vuelvo a abrir acercándome a Eve en impulso incontrolable. Apoyo mis manos en la mesa a sus costados, quedando mi rostro a apenas una bocanada de aliento del suyo.

Vamos a cuidar de tu prima, tienes mi palabra. Ve con ella, concéntrate en ella, haz lo que tengas que hacer. -Le indico con firmeza, antes de mostrar mi gesto más apesadumbrado- Pero no te vayas enfadada, Eve, no te enfades conmigo por algo que no existe, eso no... -Eso no podría soportarlo...

Tus palabras llegan a Eve, pero ella mantiene sus ojos cerrados en afán de protegerse, pero cuando empiezas a hablar de tu familia, deja de lado esa pesada armadura con la que se protege. Notas que ella en realidad está escuchando con mucha atención. Sobretodo porque es la segunda vez que lo mencionas en la noche, asiente ante tu pregunta sobre la familia, sobre la importancia de la misma para ella. Su mirada otra vez se dirige al suelo, como siempre que se dispone a pensar en algo, pero al estar tan cerca en realidad es la silueta de tus zapatos lo que encuentra. El color, lo gastados que estén y sobretodo la forma en que las agujetas están entrelazadas. Notas que quiere sonreír por algo pero no se lo permite
- Lo lamento, he sido una tonta. Lo reconozco -responde mirándote a los ojos, con la pena coloreada en un melocotón profundo y su rostro acalorado por aquella confesión, por aquella sinceridad que le obsequiaste.
Cuando te acercas, percibes como su cuerpo se tensiona, nervioso, ansioso, como observa tus labios y siente tu mirada, tu aliento y tu cuerpo tan cerca de ella.

- yo... -es un débil y poco audible susurro- ...A mi -pronuncia un poco más fuerte- me... Gustaría -continúa susurrando despacio- conocerte un poco más -su corazón late agitado Es ciencia, son hormonas, bio...
- así que, te prometo que no me marcharé enfadada
Intentó recomponerse de tu cercanía, en vano, tenía el mismo efecto que en tí. Ella dirige una de sus manos hacia tu pecho, intentando recuperar algo de espacio, de conseguir aire y nuevamente llega esa sensación tan familiar que los embarga de lleno, por lo que retira su toque y lleva sus ojos a mirar uno de los estantes, cualquiera, menos a tus ojos pues sabe que se volverá a perder en ellos.

Me pide disculpas, algo que no esperaba, algo que no buscaba. ¿Por qué disculparse, si ella no tiene la culpa? Pero al hacerlo mi corazón da un vuelco. No está enfadada conmigo, ya no. Y sus ojos tristes enmarcados por un rostro tan cálido me inspiran la mayor de las ternuras cuando dice esas palabras. Pero, sobre todo, al darme cuenta de lo que subyace bajo su enojo.

Le importo...

Tensa, nerviosa, me habla apenas en un susurro. Sus ojos la traicionan, descienden de los míos a mis labios. Casi puedo notar su corazón bombeando a toda velocidad. ¿O es el mío? Me he acercado tanto en un impulso, pero una vez aquí no puedo evitar que tantos y tantos pensamientos, sentimientos y deseos, se agolpen en mi mente. También yo miro sus labios cuando los separa y dice que quisiera conocerme más. Mi rostro se ilumina al oírlo, dibujando una amplia sonrisa que trato de o ultar rápidamente, avergonzado, sintiendo en sonrojo en mis mejillas. Más aún cuando me inunda la alegría de oírla negar que se fuera a marchar enfadada, en una promesa.

Su mano se posa en mi pecho y, nuevamente, esa sensación recorre todo mi cuerpo, una corriente que en esta ocasión trato de sentir cerrando los ojos y aspirando profundamente, para abrir los ojos exalando el aliento lentamente cuando Eve aparta su mano y su mirada de mí.

Eve... -La llamo en apenas un susurro, implorando que vuelva a mirarme- No tienes que disculparse, no ha sido culpa tuya ni has sido ninguna tonta... -Le digo, avergonzado- No lo siento así aquí dentro... -Pongo una mano en mi pecho, allá donde ella depósito brevemente la suya hace un instante- ...pero nos hemos conocido hace nada. No sabemos casi nada el uno del otro. Y y-yo... también quiero que eso cambie... y saber más de ti... conocerte mejor... -Confieso, pudoroso- Y también... q-quisiera... -Mi mano se aparta de mí pecho, acercándose a su mejilla. Pero antes de llegar a rozarla, me detengo, tembloroso, dejándola a apenas un centímetro de distancia- Quisiera... Acariciar tu rostro... Y... Tomar tu mano, a-al caminar... Rozar tu cabello con mis dedos cuando pasas casualmente a mi lado... B-besarte... -No puedo creer que le esté diciendo esto, que lo que siento en mi pecho me lleve a confesarme de esta forma- P-pero tengo miedo... Porque n-nunca he sentido lo que siento a tu lado, Eve... Nunca he estado... Así. -No me atrevo a decir el nombre, ese que define sin duda lo que siento, pero que me resisto a admitir. ¿Por qué? ¿Porque la conozco de hace menos de una hora? ¿Y por qué tengo la impresión de que nos conocimos hace mucho más tiempo?- Enamorado. -Confieso finalmente, agachando la mirada.

Realiza el increíble esfuerzo de controlar sus sentimientos para poder responder al sonido de su nombre en tu voz. Su cristalina mirada se encuentra nuevamente con la tuya y luego desciende hasta tu pecho ahí donde llevaste una de tus manos a tu corazón. Y cuando extiendes una de ellas para intentar tocar una de sus mejillas mientras hablas con tanta intensidad, los ojos de Eve reflejan emoción, sorpresa, alegría y sumándose al anhelo que sentía, del mismo modo que hicieras tu antes, inclinó su rostro níveo contra aquella mano, para sentir el calor de aquellos sentimientos que provocaba el roce de tu toque contra el suyo y las confesiones que salían de tu interior.
- También tengo miedo Tyler ....no sentí esto jamás por nadie y me siento tan confusa, intentando buscar explicaciones. Como tú y... -su voz se siente más segura ahora que sabe que es correspondida - m...me gustaría hacer todo lo que dijiste... -nota nerviosa como bajas la mirada, lleva una de sus manos y acaricia tu mejilla, descubres que vuelve a mirarte como antes, la forma de tus labios, tu nariz, tu mirada, se ruboriza - T...también me siento así, como... Como si estuviera enamorada y también que me gu....gustaría recibir... -la respiración se le agitó al igual que el sonido de su corazón- u... Un beso... Yo... Nunca he... -cierra los ojos, pero algo los interrumpe, un llamado que la sobresalta.

Escuchan con claridad la voz de Alex:

Cita:

Acercar mi mano, con temor, a su rostro, sirve para que con total decisión me regale la caricia de su piel. Eve inclina su cabeza, acercando su rostro a mi mano, permitiéndome acariciarla y disfrutar del mágico contacto de su nívea piel.

Ella misma parece sentir una gran emoción, aunque su voz de vuelve más segura al confesar sus sentimientos. También tiene miedo, también esta confusa y asustada. Mi rostro se ilumina al saber que nunca ha sentido esto por nadie, y que anhela compartir conmigo todos esos momentos que hasta ahora sólo existían en mi imaginación. Siento su dulce mano en mi mejilla, alzando mi rostro hacia ella, acariciándolo, y compartimos durante unos instantes miradas y caricias, anhelos y sueños, rubor y un único y poderoso latir de corazón.

Acortamos la distancia entre nosotros, nuestros rostros se acercan más y más. Eve se siente también enamorada, y también anhela, como yo, lo que nuestros cuerpos ya han comenzado a exigir. Sus ojos se cierran, los míos se entre cierran sin poder dejar de mirar esos carnosos labios que, según confiesa, nunca han disfrutado del sabor de otras bocas. La distancia es tan corta, que nuestro aliento es uno sólo, múltiples aromas mezclados en una excitante fragancia precursora de lo que debería ser...

¡¡¡TYLERRRR!!!

El grito nos sobresalta, despertándonos con un jarro de agua fría de lo que era el más agradable sueño que pudiera imaginar. Nuestros ojos se abren de par en par. Instintivamente, me giro situándome de espaldas a Eve, cubriéndola de cualquier peligro que pudiera aparecer por la entrada del despacho.

¡¡¡CIRCULO DE PLATA, A MI!!!

Es la voz de Alex. Alterada, salvaje, abandonada su forma homínida. ¿Por qué? ¿Nos asaltan?

Problemas. -Le digo a Eve, otorgando a mis palabras la gravedad que requiere la situación. La miro, de medio lado, con una mezcla de ternura, determinación, y la confianza necesaria para evitarle todo temor. Jamás permitiría que te hicieran daño. Extiendo mi mano y se la tiendo, reafirmando mi gesto con un movimiento de mi cabeza- Vamos, no te separes de mí. -Le digo en un tono tan decidido que no admite réplica. No cuando su vida puede correr peligro. Y sin embargo, le dedico una sonrisa risueña, y cuando toma mi mano me acerco y le susurro- Terminaremos esta conversación en otro momento... -Le guiño un ojo con complicidad, aún sonriente, antes de girarme y comenzar a correr hacia el origen del grito, cogidos de la mano. Mi sonrisa pronto desaparece. No hay lugar para ello en la batalla.

Con los ojos cerrados y los dedos acariciando las cuerdas de la guitarra, poco a poco me voy perdiendo en la música. Después de esa canción viene otra y luego otra más, hasta que la furia se reduce y se va convirtiendo en molestia. Una sonrisa se ha ido instalando en mis labios sin que esté segura siquiera de cuándo ha sucedido.

Al escuchar el grito detengo mis manos y mi voz de inmediato. Estiro el cuello, completamente alerta, y oriento mi rostro hacia el lugar del que proviene la voz de Alex. - Me cago en la puta... Ni un segundo de calma.

Me pongo en pie, de nuevo con los músculos tensos como un resorte, y dejo rápidamente la guitarra dentro de su funda mientras doy gracias a Gaia por haberme puesto el conjunto dedicado. Entonces me giro y echo a correr, buscando la fuente de la llamada. - Como esa maldita zorra le haya puesto una mano encima voy a desgarrarle la yugular.

Entre llantos, Eve vuelve a mis pensamientos. Al principio sólo contemplo escenas que, deduzco, mis instintos están intentando venderme como posibles. Pero eso no puede pasar, ¿No? No, ella es...¿Cómo va a ser mejor que yo? sólo es una Pariente. Cuidado, Jane, empiezas así y acabas pensando que los Tasmanos "sólo eran Tasmanos". Eve tendrá sus virtudes y sus defectos. Como todos, como yo...

Pero no puedo evitar pensar embelesada en los breves instantes que he estado ante ella. Ante esos ojos, esa piel y esos cabellos. Ante esa voz que decía...

Imbécil.

Imbécil. Imbécil. Imbécil.

"Jonas". Le ha llamado Jonas. Joder, ¿Cómo no he caído en la cuenta antes? El nieto de Morningkill se llama Jonas. Le ha llamado por su nombre. No está en peligro en el Norte. No la van a vender en el Norte. Le darán la bienvenida, porque o es de la familia real o lo va a ser muy pronto. Eso trastoca todas mis sospechas. Podemos devolverla de buen grado y estará segura, incluso podemos intercambiar la buena voluntad del Rey por recuperar a su prima, prometida o lo que sea, a cambio de salvoconducto para Helen. Todo pinta bien. Joder, la que hemos estado a punto de liar porque no he sabido contener mis impulsos. Menos mal que no hemos hecho ninguna tontería...

- ¡¡¡TYLERRRR!!!- Rujo con fuerza, aullando mi llamada con toda la fuerza de mi ser.- ¡¡¡CIRCULO DE PLATA, A MI!!!

Oh...vaya.

No cambio de forma, sino que me dirijo corriendo a donde están todos. Creo que he dado con la respuesta. Y, bueno, tengo casi más peligro en Homínido que en Crinos, de todas formas, con las patadas que doy... 

Iniciativa de Riley 17 la tuya 15, asumo que retrasas acción.

La tirada de acción evasiva restará aciertos al barrido de Riley. Las otras dos acciones son de rabia y no puedes hacer mucho

Sigue con la mirada la figura de Alex, con cierto recelo, por lo menos hasta que aparecen por las escaleras los dichosos tórtolos de los que tanto hablaban. La galliard miró mejor esta vez a la muchacha, ahora menos a la defensiva podía darse cuenta que había mucho parecido entre Eve y esa Helen. Claro, aún así, Helen no tenía los encantos de su prima, en contrapartida, Gaia la había dotado de un temperamento más dócil y tierno al parecer pues no dejaba de prodigar caricias y sonrisas al enclenque que tenía al costado.
... y habiendo garous más guapos por ahí, se va con ese enano cara de niña

Riley no dice absolutamente nada, niega muy muy ligeramente ante la elección del compañero de Helen
por ejemplo el playboy...

Se cruzó de brazos, manteniéndose cerca de la puerta Bueno ahora solo falta que venga Eve y le explique que...

Se quedó con las palabras en el aire, pues el metis empezó a parlotear y cantar todo sin saber completo el cuento

- ¡Qué gilipollas eres tío! no te tocaba a ti decirle las cosas... mierda... Eve se va a cabrear
Pero no puede hacer mucho porque ve que el crío cambia a su forma del lobo feroz y se encamina hacia ella
¡Joder mira lo que causas! acusa a Alex mientras en un parpadeo, su cuerpo se transforma en aquella bestia mitológica gigantesca, la misma crinos de pelaje negro opaco, manchas grises y algunas motas lilas y visibles cicatrices en el pecho, vientre y espalda; que Alex recordaba perfectamente.

Pero Will iba decidido, subió a Helen a su lomo, que nerviosa intentó aferrarse encima para no caer, la furia negra se puso en posición para recibir al theurge, que avanzaba veloz, precavido, atento y centrado en aquello que quería atrevsar... que era la salida.

Pero la experimentada Riley estaba lista y avanzó para darle el encuentro, se apoyó en uno de sus largos brazos crinos y deslizó su cuerpo con la intención de tumbar, de barrer a William, su cuerpo se movió agilmente interponiéndose entre las patas del hispo, pero el theurge que estaba atento dio un grácil salto que, de no ser por la traición de su última pata y la experiencia de Riley, casi le hubiera salido perfecto. Asi que Will se tambaleó perdiendo el equilibrio mientras que Riley de un impulso recuperó el suyo, estirándose y agarrando a Helen con firmeza, alzándola y sosteniéndola en un brazo, mientras ésta gritaba y se movía intentando inúltimente de liberarse, justo en el momento en que Will recuperaba el control de su cuerpo. Pero la galliard no lo dejó ni respirar, pues aún sosteniendo a Helen, inclinó su cuerpo para propinar una contundente y poderosa patada que arrancó el aire de los pulmones de Will y lo estampó varios metros atrás contra la pared que daba a la salida tirando abajo una mesa, documentos y los libros de un estante, terminando irónicamente hacia donde originalmente él quería ir.

- ¡La vas a lastimar! es un malententido Romeo -gruñó rabiosa en elevado mientras sentía otra vez la rabia llenar su cuerpo, como un vaso recibiendo el agua desde una jarra. Dio un par de saltos ágiles alejándose de Will y de Alex y todos aquellos que iban llegando. Al philodox le echó una mirada enojada desde aquellos ojos bestiales.
¿qué más va a pasar que me arruine el día?

De reojo vio la silueta de Tyler y de Eve aparecer detrás.
Riley llenó sus pulmones de aire para emitir un gruñido rabioso con todas sus fuerzas, incluso Helen se quedó inmóvil y paró de gritar del miedo.
Agitada la furia negra se acercó a Tyler y soltó a Helen junto a él.

- Tu manada es una putada, Ensarta-lobas... -gruñó en elevado jadeante. Y se dio la vuelta para encarar a Will y proteger a Helen e Eve, como estaba acostumbrada.

Arqueo la ceja cuando me encuentro con el panorama. Estoy en buena posición para pegarle un buen viaje a Riley si consigo ir de puntillas, pero no quiero. No hay que llegar a eso. Somos Nación, aunque no nos soportemos, y tenemos cosas mejores que hacer que matarnos entre nosotros.

Me aclaro la garganta ruidosamente. Y mantengo las manos detrás de la espalda como una buena chica. Seguramente tenga las mejillas con surcos y los ojos enrojecidos de llorar, pero es que no me dan tiempo ni para recomponerme. Puede que sólo sea un poso genético que no pudieron limpiar, pero es irme y empezar los zarpazos. Joder, no puedo ni autocompadecerme.

- Eve dijo "Jonas" - digo, como si estuviera señalando un punto interesante en una redacción, como si hiciera un comentario de texto en lugar de estar en mitad de una batalla -. Jonas, no Albrecht - aclaro, por si Amber, Will o cualquiera de los demás no tiene claro a dónde quiero llegar -, y se escandalizó como si no concibiera la idea de que la vendiera al peso, pero conoce cosas de nosotros, y sabe lo que significa ser Pariente

Me resisto a pasearme, he descubierto que hay gente a la que le molesta cuando demuestro y exhibo que soy lista, especialmente si son de Rango superior o especialmente gilipollas. Bingo y bingo.

- Me estaba equivocando - señalo con una sonrisa condescendiente -. No vais a dejar que la vendan al peso, vais a venderla vosotras mismas. Sólo tengo una pregunta: ¿Es su prometida, o su prima? - me refiero a Albrecht, por supuesto

Es cuanto necesito saber a estas alturas. Joder. Cómo me gusta ser calmada. Nadie se lo espera de la Ahroun atormentada por las pesadillas que se comporta como una Jackie Chan piscótica. Después de mi exposición, flexiono levemente las piernas, mirando fijamente a los contendientes. Les indico que estoy más que preparada para meterme en el sarao. Pero espero que hayamos superado el bache.

Cuando creo que casi lo he conseguido noto un golpe en la pata, miro hacia atrás a Helen, sin poder hacer nada, observando como la agarran, Helen, apenas termino de caer al suelo dispuesto a lanzarme de nuevo hacia mi contendiente, cuando recibo una patada que ni siquiera había visto venir...

Siento que me ahogo, que el aire de mis pulmones abandona mi cuerpo, y por mucho que abra las fauces, para tratar de recuperarlo no consigo llenar el vacío que la patada ha causado.

Golpeo con fuerza la pared cayendo al suelo aturdido. Siento la cabeza dando vueltas, trato de localizar a Helen aún desde el suelo, pero no termino de enfocar la vista, Helen, le he fallado. Comienzo a levantarme, aun me tiemblan las patas por el golpe y caigo al suelo de nuevo.

Te va a necesitar muchacho... y le he fallado.

Consigo finalmente ponerme en pie, las patas aún temblorosas, y comienzo a bajar de nuevo, mas cauteloso, sintiendo la Rabia llenar mi cuerpo. No he llegado a escuchar las palabras de la Galliard con el golpe.

Y las palabras de Jane, son solo humo.

Alcanzamos la sala principal, surgiendo del despacho a la carrera, cogidos de la mano, con Eve por detrás de mí. Aún estoy en mi forma homínida, aunque el grito de Alex me invita a estar convencido de que pronto deberé adoptar la forma de guerra que Eve deseaba tener la oportunidad de contemplar. No es, desde luego, el modo en que deseaba que sucediera.

Esperaba cualquier cosa, desde soldados armados, bestias deformes, hasta una o dos manadas de Danzantes de la Espiral Negra. Incluso un asalto de la propia Nación, Colmillos Plateados del Norte exigiendo lo que creen les pertenece, o miembros de otras tribus buscando arrebatarles algo tan codiciado. Todas las opciones igual de despreciables, todas alentando la rabia de mi interior, esa que en demasiadas ocasiones se revuelve incontrolada y adopta la forma de una maldición en mi vida, ahora convertida en arma que enfocar hacia mis enemigos.

Y sin embargo, cuando surgimos a la sala principal, la grotesca escena que me encuentro hace que me detenga de golpe, tratando de mantener a Eve por detrás de mí, desconcertado, con los ojos como platos y la boca entreabierta.

¿P-pero qué demonios...?

Veo a una Furia Negra en crinos, por su voz hablando en Elevado acerca de malentendidos creo que es Riley, cargando a una aterrorizada Helen por los aires, mientras Will trata de alcanzarla en hispo y recibe una poderosa patada que le arroja de espaldas contra la pared, derribando libros, una mesa, un estante... ¿Qué mierda pasa? Alex está presente, en glabro... ¿En serio? ¿Estamos enfrentándonos entre nosotros, con Helen en medio? ¿En el mismísimo corazón del túmulo, en el hogar de Las Musas, donde sólo somos invitados? Mi respiración se acelera, mi pecho se hincha y encoge con fiereza, mientras aprieto mis labios tensando la mandíbula, con los ojos encendidos por la rabia contenida.

*

Riley da un par de saltos, alejándose de mis hermanos, y lanza un rugido que aviva incluso la llama de mi interior. Se gira y nos ve, a Eve y a mí, e instintivamente echo una mano a mi espalda para tocar la piel suave y aterciopelada de Eve e indicarle que no se mueva, tras lo que avanzo un par de pasos. La Furia se encara conmigo, liberando a Helen que se encuentra extenuada, desconcertada y aterrorizada. La sujeto con fuerza, abrazándola con firmeza contra mi cuerpo por temor a que se derrumbe, y llevando su rostro a mi hombro con suavidad con una mano sobre su pelo rubio brillante. Pues Riley no se corta en lanzar un puñal contra mi manada, mi familia, y a su espalda veo a mis hermanos. Alex trata de calmar esta locura, los demás se van incorporando, incluidos nuestros mentores...

¡¡BastaaaaaaaaaaaAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!

Grito con fuerza, con el rostro inundado de una rabia sólo superada por la decepción que supone este acontecimiento en mi alma, por la determinación de acabar con ello YA, en este mismo instante, por la razón o por la fuerza. Mis ojos se abren desmesuradamente mientras grito y, cuando mi garganta se queda sin más aire que expulsar en una bocanada de firme liderazgo, clavo mis ojos furibundos en Riley, en Will, y finalmente en Alex.

¡Basta! -Digo, ya con mayor control- Ofendéis a nuestros patronos espirituales en su casa. Ofendéis a nuestras invitadas y protegidas. Ofendéis a todos los que han confiado en nosotros para toda esta dura misión que nos espera... Controlaos, YA. ¡TODOS! -Acaricio el cabello de Helen, permitiendo que su rostro se aparte de mi hombro, mirándola preocupado- ¿Estás... bien? Ya ha terminado, Helen, cálmate... -Me giro y lanzo una mirada comprometida a Eve, alargando una mano hacia ella, invitándola a acercarse- Hay alguien... que está deseando conocerte... -Guardo silencio, permitiendo que Eve se presente a sí misma, que la familia pueda reunirse al fin...

Casi sin aliento despues del tremendo alarido de auxilio que lanceé al techo de la sala principal, tuve que respirar profundamente... Un error de novato que concede una ventaja estupida a una luchadora tan curtida como la Galliard Furia Negra. Su recriminación me golpea como un mazazo sin necesidad de que me ponga una mano encima, desplazandome solo con la fuerza de su voluntad y de su furia. La visión de la transformación de Riley me supera y me obliga a retroceder.

"Justo a tiempo"

William embiste con todo su peso hacia la Garou, mientras Helen trata de cabalgarlo a pelo, aferrandose a él con toda de la que eran capaces su delicadas manos.

- ¡¡NO!!

Riley habia empleado una táctica bélica clásica. Avalanzandose hacia adelante, la distancia entre William y ella se habia reducido, circunstancia esta que abortó el salto de este. Aferrandose a las patas del Hispo con fuerza, lo habia desequilibrado, derribandolo.

Cuando quiero reaccionar, William volaba literalmente despues de que Riley le hubiese propinado una patada que más parecia ua coz. Sin embargo, a pesar de la furia y el enfado que traslucian sus gestos, parecia que Riley estaba tratando de salvaguardar a Helen a la vez que evitaba causarle más daño del necesario a mi compañero.

"Pero... ¡¿que coño?!

Lentamente, las nieblas del miedo y la rabia se iban disipando, mientras que el atronador retumbar de mi agitada respiración se templaba.

- Vale... ¡¡Espera, Riley!!.- Me alejo un paso de ella, acercandome hacia Will.- Basta... Basta...- Alzo las manos, tratando de calmar a todo el mundo, en particular a un aturdido Theurge que parece dispuesto a saltar sobre la garganta de la Furia Negra.- ¡¡¡PARLAMENTO!!! ¡¡¡PARLAMENTO!!!- Chillo aquella frase de pelicula como un loco, consciente de que este malentendido puede causar una mala sangre demasiado duradera entre nosotros que, al fin y al cabo , estamos en el mismo barco.- ¡Quietos, coño! ¡Estamos del mismo lado!

Antes de que pueda decir nada más, Riley, todavia escudando a Helen, cruzó la sala hasta llegar a la altura del recien aparecido Tyler.

Poco a poco, los miembros del Circulo de Plata, sus Mentores, sus aliadas y sus protegidas empiezan a hacer acto de presencia.

En ese momento, en lo alto, Jane se aclara ruidosamente la garganta, reclamando la atención de todos... o de la mayor parte al menos... Con una calma que me aterroriza, empieza a añadir más madera a mi paranoia. Me detengo, junto a William, que trata de sostenerse en pie a duras penas, totalmente extrañado y perdido...

"¿Jonas? ¿Eve es la prima del Rey Albretch? ¿Helen es la prometida del Rey del Protectorado del Norte? ¿Las Furias Negras concertando un matrimonio? Maldita sea... Esto no tiene puto sentido"

-Maldita sea, Jane, ¿¡que coño dices!? Esa acusación es muy grave...- Lanzo una mirada desesperada a nuestro Jefe- Por Dios, Tyler, ¡¡hay que aclarar esta puta locura!!

La imperiosa orden de Tyler retumba contra mi pecho, como si fuese un golpe de viento. Automaticamente, mi cuerpo se encoje por si mismo, volviendo a su forma natural, la del poderoso Crinos, mientras trato de sostener a William.

Siento la poderosa necesidad de mearme encima, mientras trato de esconder mis dos metros de musculo y pelo tras mi peludo compañero.

En ese momento, mi percepción, probablemente confundida por el temor, la adrenalina y la furia, me juega una mala pasada, mientras todo a mi alrededor parece oscurecerse, empequeñecerse. Las altas vidrieras parecen cubiertas de polvo. Los libros, desparramados por el suelo como aves muertas y sus cuartllas, desencuadernadas como plumas arrancadas por un niño travieso y burlon.

Las lagrimas secas del rostro de Jane se confunden con las de Helen, las de William... e, incluso, con el atisbo de un breve reflejo en los ojos de Riley.

Lentamente, mi cuerpo se relaja hasta volver a quedar como Dios y mi madre me trajeron al mundo hace casi veinte años. Asustado como un niño, solo puedo balbucear una disculpa inconexa...

- Yo... Yo... Lo siento, Tyler...

La voy de Ty se abre camino a través de mi Rabia, y aunque no dejo de mirar  a Riley y a Helen, agacho la cabeza y las orejas, sin mostrar mas señal de sumisión.

A duras penas consigo mantenerme en pie, cada paso que doy siento como mis patas tiembla.

Alex trata también de calmar mi ánimo inflamado.

Ty nos reprende con dureza, ¿merecida?, he ofendido a todos...

Recupero de nuevo mi forma hominida, mientras siento como la Rabia va remitiendo, y no soy capaz de mirar a ninguno de mis hermanos, tan solo mantengo la cabeza gacha, avergonzado.

Entonces de nuevo prosigue Ty, hablando de presentaciones y es entonces cuando alzo la cabeza confuso, entonces es cierto... hay un prima.

Miro a Helen confundido, y aunque sus ojos tiran de mi hacia ella, la vergüenza que siento me obliga a permanecer parado.

Hago un leve gesto de fastidio cuando Ty se pone en plan macho alfa. Menudas voces. ¡Qué estamos en una biblioteca! Pero bueno, claro, lo entiendo, al fin y al cabo, si ya hay dos lobos dándose cera y puliendo cera, no creo que vaya a ir muy a peor la cosa. Bendito Velo. Como haya un conserje paseándose por los alrededores...

Y sin embargo, noto de nuevo tensión dentro de mí. Si hubiera sido digna, esto no hubiera pasado. Si me hubiera quedado en lugar de salir corriendo porque me trata como una niña, habría podido solucionar esto, seguro. Y seguro que si no hubiera estado atontada con lo que quiera que me hace Eve, habría deducido todo antes. Si hubiera. Si fuera. Si pudiera. Si supiera. Soy el orgullo de mi Tribu. Tan ignorante, estúpida, bruta y enferma como el resto. Tan apegada a mi Rabia y mis impulsos como los mayores carniceros de nuestra historia.

Miro a Tyler. Intento mantener la compostura porque quiero que me deje de tratar como una cría indefensa. Pero me escuecen los ojos. Eve me ha alterado, y la potencia del mandato del alfa también lo ha hecho. Por no hablar de mis propios demonios. Ni se te ocurra llorar delante de ellos, niña estúpida. Es lo que te faltaba. ¿No eras una guerrera? ¿Una aprendiz de artista marcial? Trágate tus emociones.

- Ty... - digo con voz débil -. Eve...Eve es...algo de Albrecht

No puedo ordenar mis ideas a tiempo. Tengo que volver a apartar la mirada. Por Dios, está cerca. Seguro que es eso. La estoy sintiendo desde aquí. Es como si la oliera, ¡Pero estoy en Homínido!

- Creo que...creo que es su prima o su prometida

Llego a la carrera, con el ceño fruncido y preocupada por lo que me voy a encontrar. Aunque lo que ven mis ojos es más o menos lo que me imaginé en cuanto escuché el grito de Alex. Llego justo a tiempo para ver a Will volando de una patada de la zorra pelimorada. Aprieto los puños y siento cómo la Rabia me recorre de nuevo, gritándome que la sangre de esa gilipollas debe regar el suelo por haberse atrevido a agredir a uno de los míos. 

Su rugido me enerva, mis ojos se entrecierran con odio al mirarla y mis dedos se crispan. Ni siquiera escucho a Alex o a Jane, mi respiración se agita. Estoy a punto de cambiar y partirle la cara a la Furia Negra. Enseñarle que nadie toca a mis hermanos. 

Es entonces cuando llega el grito de Tyler y me paralizo. Mis ojos lo buscan y el disgusto de su voz, su reprimenda, hacen que de inmediato la furia que me invade se convierta en vergüenza. 

Me trago el orgullo y la Rabia, mis mejillas se sonrojan hasta que mi rostro está tan rojo como mis cabellos, pero no agacho la cabeza. La vergüenza debe llevarse con dignidad. Mis músculos se van quedando laxos como muestra de sumisión a nuestro alfa. - Si no estuvieran todos tan ocupados ligando por los rincones en lugar de contar todo lo que saben... - Empiezo un último pensamiento rebelde que se desvanece en sí mismo sin llegar a terminarse, mientras la vergüenza por haberlo pensado siquiera enrojece aún más mis mejillas, en las que empiezan a distinguirse algunos puntos blancos sobre el granate.

Mis ojos recorren la sala, contemplando a todos menos a Tyler. Me siento demasiado avergonzada como para mirarlo directamente ahora mismo. En silencio me acerco a Jane y la rodeo con un brazo para apretarla suavemente contra mí. No digo nada, tan sólo espero las instrucciones de Tyler sobre qué hacer a continuación.