Partida Rol por web

Helen se sobresalta por la llegada de las extrañas, pero aún más por el ruido seco que hizo Jane al perder el conocimiento y caer.

- ¡Dios Mío! -exclamó mientras asentía a la petición de Will de acercarse.
Ella se llevó las manos al rostro y se sentó en una silla dejando que el resto se encargase de atenderla.
Había mucha gente alrededor de la ahroun.
- aire, que le llegue aire fresco -murmura bajito, insegura de lo que ha dicho.

En cuanto llega el asentimiento de Alex como respuesta a mis preguntas me pongo en pie, pero antes de salir escucho al philodox llamar a nuestro alfa y miro a mi alrededor, extrañada de que Tyler no esté allí. Sin embargo, no me detengo mucho, ahora lo primero es que nos aseguremos de que Jane está bien.

Así que a toda velocidad me encamino hacia el despacho del ala oeste. Al preparar la cena he visto varias servilletas y botellas de agua. Me hago con el pequeño botín y vuelvo a la carrera. Al llegar le ofrezco a Alex ambas cosas y me arrodillo de nuevo junto a Jane. 

- ¿Cómo está? ¿Qué más hago? -pregunto con preocupación, esperando más instrucciones por parte de Alex.

Pongo una mano sobre el brazo de Alex, negando con la cabeza.

Me pongo entonces de rodillas y acerco mis manos a la cabeza de Jane, somos carne y espíritu. No parece que esté muy lastimada, tan solo una contusión. Puedo sentir la energía de Gaia fluyendo desde el centro del Túmulo, y canalizada a través de mi espíritu, un suave cosquilleo recorre mi cuerpo, las Musas deberían cuidar a Jane mas que a ninguno de nosotros, ella no recuerda la historia, la vive una y otra vez, su carne muestra el encanto que tanto os agrada y su espíritu esta tocado por la tragedia. Restauro su cuerpo para que su encanto se torne algún día en belleza.

Abro los ojos entonces, parpadeando, y sonriendo. Ya está.

Me pongo en pie de nuevo y acercandome a Helen, tomo de nuevo la libreta.

Ya esta bien.

No te preocupes por las recién llegadas, si las han traído aquí, es porque pueden ayudarnos.

Tomo su mano y le muestro una dulce sonrisa.

Jajaja, sí, estoy seguro de que lo intentarías...

Me echo a reír ante sus provocaciones. No tiene un mal culo, aunque no es mi tipo, y es una garou. Vale, no tiene móvil ni pasta, conserva la cartera donde sólo tendrá su documentación, así que... Ayuda o información. Riley se detiene y parece que recordar cómo es esa chica le trae un detalle que sirve para encontrarla. ¿Empollona? ¿Eso la llevaría directamente a la biblioteca? Bueno, al menos es una pequeña pista...

Noto la sacudida de su mano en mi nalga derecha antes de ver a "solete" salir corriendo. Sonrío, siguiéndole el juego, y comienzo a correr tras ella, disfrutando de la caza. Hasta que recuerda el nombre aproximado.

Helena.

Helen.

Por un instante, la conmoción hace que casi frene de golpe. Pregunté el nombre por una corazonada, para descartarlo, porque me parecía rara tanta coincidencia. Pero verlo confirmado lo cambia todo. TODO. No es una pariente perdida más, es la prima de Helen, seguramente otra superviviente de la boda...

¿Qué fue lo que dijeron? Que la iban a llevar ante el rey Albretch... Y la llevan por la fuerza. Espera, ¿no se supone que eso es justo lo que nosotros tratamos de evitar? ¿Qué clase de Furias Negras entregan a la fuerza a una mujer a alguien que la reclama por estar "marcada", como ella ha dicho? ¿Estas tías se van a convertir en un problema...?

En cuanto llegue a la biblioteca tengo que mandar un mensaje a estos, para que estén sobre aviso.

Acelero el paso, ya sin un atisbo de sonrisa. Esto empieza a ponerse serio.

Isaac se acomoda los lentes y se acerca, mirando a Helen unos momentos y luego al resto, a todo el aglomerado resto que se encuentra alrededor de la ahroun inconsciente.

- Bien, bien, parece que ya se han presentado, conocido y entusiasmado - dice mirando el cuerpo de Jane en el suelo. La conoce y sabe por lo que pasa, no le preocupa es una garou no una niña frágil como lo que aparenta ser.

- Como han oído, Riley y Paso-gris -mira a la Philodox- Formarán a largo plazo parte de este túmulo, pero antes deben de ir al protectorado del norte, a dejar a una pariente que, por lo que entiendo, ha decidido salir de casa por su cuenta para buscar a un familiar que parece que ha perdido, aún cuando ya hay manadas buscando a dicho familiar. Solo ha estado exponiéndose a un peligro mayor estando fuera, debido a su linaje. Estas valerosas furias negras, se ofrecieron a protegerla -miró a paso-gris.

Paso-gris miraba solemne la escena, pero luego decidió acercarse al tumulto, su rostro demostraba sentirse admirada de que todos corrieran a auxiliar a su compañera caída. Hablaba muy bien de ustedes.

Y no ha sido un paseo por Disney, Eve ha sido un dolor de cabeza tras otro desde ayer que la encontramos a punto de ser asaltada por un fomor y dos espirales -frunce el ceño y se lleva las manos a la cintura- Aún así intenta ir por su cuenta cada vez que puede, Riley y yo le confiscamos el dinero y el móvil, por seguridad... pero ahora otra vez parece que se ha ido a hacer el tonto, con suerte no habrá llegado lejos. Cuando la dejemos con su tribu y esté a salvo, volveremos para instalarnos aquí junto a Benjamin y Isaac.

Se acuclilló cerca de su compañera - estará bien, solo recúestenla en algún lugar para que su cuerpo descanse

No me doy cuenta de que Isaac se aproxima hasta que escucho su voz de nuevo. Y las palabras que pronuncia las siento como una losa en el pecho, Gaia santa, abro la boca para conseguir mas aire, y sin ser consciente me sitúo delante de Helen, el norte, ya la están buscando... paseo la mirada por el suelo, bueno, yo iré con ella, era lo que queríamos ir al norte, dejar el fetiche, y que nos dejen en paz.

Toma la palabra la Paso-gris, y cuando pronuncia el nombre de Eve, me arrodillo ante Helen y me pierdo de nuevo en sus ojos, necesito permanecer en ellos todo el tiempo que pueda, son ahora mi norte y mi guía. Necesito aferrarme ahora mas que nunca a nuestros escasos recuerdos. Y las palabras de Madre Larissa, te va a necesitar muchacho, tan solo ahondan mas mi sufrimiento.

Fomoris y Danzantes, su linaje, esa palabra que nunca me ha importado, ahora me causa un sufrimiento intenso.

Y necesito decírselo ahora, decirle lo que siento... la incertidumbre, el miedo a perderla... abro la boca decidido a romper mi promesa, con la esperanza de que sea Helen quien me ayude de nuevo a mantenerla.

Mi mente va filtrando determinadas palabras entre todas las que pronuncia Libra-Esterlina. - Protectorado del norte. Pariente. Buscar a un familiar perdido. Manadas buscándola. Debido a su linaje... - Mi ceño se va frunciendo poco a poco y tengo que morderme la lengua para no decir nada de lo que me parece obvio pero quizás pueda arrepentirme. 

Mis ojos se fijan en Helen, con Will arrodillado ante ella y mi expresión se suaviza al contemplaros con una ternura divertida. - Vaya par. - Suspiro, largamente y me esfuerzo por apartar todas las sombras que amenazan con cernirse sobre mi mente. 

Me muevo un poco, para quedar sentada en el suelo cerca de donde hemos colocado a Jane. Mientras hablamos puedo velar su sueño. Cojo su mano con delicadeza y acaricio suavemente el dorso con los dedos. Desde allí me fijo de nuevo en Isaac y Paso-gris. Multitud de preguntas se agolpan en mi lengua, hasta que llega un momento en que ya no las contengo más. Si Isaac y Ben confían en esta chica, eso quiere decir que nosotros podemos hacerlo también. Pronto formarán parte de nuestro Clan. 

- ¿Sabéis a quién busca... Eve? -pregunto primero, sin dar más rodeos y alternando la vista entre los dos para terminar posándola sobre Isaac- ¿Ben está por aquí? ¿Te ha contado ya que nosotros probablemente también iremos al norte?

Dejo ahí las preguntas, pero es evidente en mis ojos que a pesar de su aparente sencillez, engloban un montón más de dudas y preocupaciones que no quiero poner en alto todavía.

Corriendo a través del campus durante algunas cuadras, llegaron por fin frente a la biblioteca, la estructura de afuera era moderna, pero por dentro las estancias labradas en madera de caoba con los innumerables volúmenes correctamente acomodados dentro de los anaqueles, le daba un extraño, añejo y nostálgico ambiente a la biblioteca.

Riley parecía un bicho raro entre tantos alumnos de estilo de vestir más normal, de las facultades de negocios, ciencias y demás.

A pesar de la hora, el lugar estaba atestada de gente que parecía estar preparándose para los exámenes de mitad de ciclo, el silencio reinaba por doquier y lo único que ocasionalmente escapaba, era el sonido de las hojas pasando o la de los lápices anotando garabatos y notas crípticas que quizás solo ellos podrían descifrar.

Riley los miraba con cierta sorna pero quizás también con cierta envidia, de una vida que ya no podría llevar más.

De pronto vieron a algunos muchachos cuchichearse algo y correr hacia una de las alas, Riley frunció el ceño y siguió aquel camino.

El ala se abrió al norte, dejando ver un espacio más privado, había menos estudiantes, un par de mesas redondas donde estaban apostados algunos estudiantes, con sus portátiles y libros de consulta desperdigados alrededor de las mesas. Y un tumulto, silencioso, alrededor del final de la estancia.

De pronto notaste que Riley se quedó muy quieta, su rostro se había ruborizado, parpadeo otra vez y la oíste jurar en un murmuro.

Al seguir la mirada, notarías a una muchacha sentada en uno de los muebles, parecía estar usando la computadora de la universidad pero haber hecho una pausa.

Riley empezó a acercarse, con el color en las mejillas, la rodearon ambos y desde su costado pudiste ver porqué era que la galliard estaba tan afectada.

Sí.

Había una muchacha esbelta, de perfil delicado, sus ojos eran grandes y claros como el cielo, su cabello era de un rubio platinado, que llevaba sujeto con una sencilla y desenfadada media cola. Sus labios parecían esculpidos delicadamente sobre su rostro y los llevaba al natural. La mayoría de las miradas curiosas estaban puesta sobre ella, sobretodo de muchachos, uno de ellos estaba arrodillado junto a ella, mientras ella parecía estar escribiendo algo sobre un papel mientras explicab algo al muchacho.

Tenía que ser la muchacha más bella que hubieras visto en toda tu vida, incluso más que Helen.

- La desviación estándar es una medida de dispersión para variables de razón y de intervalo. Se define como la raíz cuadrada de la varianza de la variable, es una medida del grado de dispersión de los datos con respecto al valor promedio y puede ser interpretada como una medida de incertidumbre y.....

Se queda callada en cuanto advierte la llegada de ambos y deja de anotar sobre el papel.

- Riley... yo... -murmura dudosa, con una voz meliflua, de un acento agradable y un tono aún más cálido.

El muchacho que está arrodillado se queda en silencio, de hecho todo el mundo se queda en silencio mientras los observa. Mientras el corazón de todos se detiene.

Sus peculiares ojos color azul con aquellos anillos verdes alrededor, se fijaban en Will.

Primero a la distancia mientras maravillada presenciaba aquella luz etérea que despedían sus manos sobre el cuerpo de Jane. Y después, cuando este la observó y con una expresión extraña, se arrodilló frente a ella.

Helen entrelazó sus dedos con los de él, mientras un cosquilleo invadía todo su cuerpo y el rubor ascendía y decoraba todo su rostro.

¿porqué...te arrodillas. ... Así? ¿Acaso... Tu vas a...?

Sintió cómo sus latidos se incrementaron, como si su corazón quisiera escapar de su cuerpo y salir huyendo con él.

Le mantuvo la mirada, hasta que empezó a sentir en calor en la yema de sus dedos y entonces, empezó a sentir a Will como aquella vez, en el jardín

Como si algo místico fluyera entre los dos, pero a Helen no le importaba, para ella no había otra cosa delante que William Thomas Elliott.

¿porqué te arrodillas Will?

Se ruborizó aún más mientras pensaba en la respuesta a esa pregunta.

Recordó que... No... Que no podía ser, que Will...

Notó los labios de él entreabrirse a punto de hablar ¿qué le diría? Helen se moría por saber, por escuchar, por averiguar qué palabras iba a regalarle, aquel menudo muchacho tierno que había conocido menos de un día y que ella sentía en el alma que conocía de toda la vida y que quería darle todo cuanto él quisiera.

Pero recordó que él dijo que era importante mantener la promesa.

No, Will, no debes...

Dudó.

Quería oírlo, quería saber si él...

Pero finalmente, se agachó sin soltarle de las manos, sin dejar de sentir que algo fluía entre ellos de manera más fuerte aquí.

Acercó sus labios y le dio un tierno beso inocente.

- No Will, aunque me muero por saber que quieres decirme o preguntarme... No dejaré que rompas tu promesa con el búho, se que es importante para ti y tu familia.

Juntó la punta de su nariz con la de él, la frente y otra vez le besó.

- Me... Me he enamorado de ti -susurró, apenada pero sin dejar de mirar al theurge.

Isaac se quedó en silencio observando la escena entre los dos jóvenes, quizás le recordara algo porque su mirada se perdió durante algunos instantes.

- No, solo sé que era un familiar.-se acerca y toma la frente de Jane, como si tomara la temperatura - sigue soñando, habrá que esperarla

Isaac miro a Amber, no había olvidado la otra parte de la pregunta- Ben parece afectado por algo, está teniendo su momento de soledad

¿Porqué van al norte? -pregunto mirando hacia Alex.

Luego al llamó su atención y observó admirado algo más en Helen mientras está sostenía a Will de las manos, pero no pronunció palabra alguna.

Mientras me diluyo en la mirada de Helen, siento sus dedos entrelazarse con los míos. Un cosquilleo nace entre nuestras manos acompañando este sencillo gesto, típico de dos enamorados. Puedo sentirla ahora de una manera mas íntima, como la sentí la primera vez que nos vimos, cuando dejamos de ser dos para ser solo uno, cuando Gaia enlazó mi destino con el suyo.

Tan intenso es el sentimiento que resulta doloroso... nadie me dijo nunca que amar pudiese hacer tanto daño.

Te va a necesitar muchacho... y yo a ella.

Noto como las lagrimas comienzan a acudir a mi rostro, mientras los cierro con fuerza tratando de contenerlas. Helen. No me importa el castigo que puedan imponerme los espíritus, tan solo me importa ella, nosotros. Tiemblo antes de ocultar el rostro en su regazo. No hay vergüenza en mi gesto, solo un sentimiento tan abrumador, que nada puede contenerlo, que se derrama a través de mi de un modo que jamás había sentido.

Con los ojos cerrados, escucho su voz, y alzo la vista hacia ella... su mirada busca atraparme de nuevo y las lagrimas comienzan a caer por mi rostro justo cuando alcanza a besarme, y con su beso, ahoga mi llanto. Para recordarme después la obligación que contraje, las responsabilidades de mi Auspicio.

Acerca de nuevo entonces su rostro al mio, y tras besarme de nuevo con cariño... el malva que asoma de sus labios al pronunciar las palabras que tanto quiero escuchar, que anhelo susurrarle yo a ella, terminan de nuevo conmigo, y no puedo mas que buscar nuevamente su regazo para descansar allí mi rostro, mientras lloro en silencio, delatado únicamente por las convulsiones de mi cuerpo.

Te quiero Helen, te quiero...

Permanezco apenas unos segundos así, hasta que la necesidad de besarla, de corresponder a sus sentimientos, es tan imperiosa que no puedo mas que satisfacerla. Me alzo de nuevo y tras abrazarla comienzo a besarla, mientras las lágrimas van remitiendo y la felicidad de saberme correspondido comienza a inundarlo todo.

La madre... -Se me escapa en un murmullo, cuando veo tantos y tantos rostros observando en dirección a la chica del ordenador, aún de espaldas a nosotros. Uno de ellos está arrodillado junto a ella, posiblemente el foco de todas las miradas. ¿De qué va esto? Llamamos demasiado la atención, esto no es bueno, pretendíamos ser discretos...- ...que me...

No llego a completar la frase. Me quedo pasmado cuando, al rodear a la chica, esta se vuelve hacia nosotros y puedo ver su rostro, el has hermoso y dulce que he podido ver o imaginar en mi vida. No logro reaccionar, tan sólo permanecer ahí, mirándola mientras fluye su voz cálida y melodiosa, como si pretendiera pedir disculpas a Riley por escapar.

Parpadeo un par de veces, como saliendo de una sesión de hipnosis o liberándome de algún tipo de hechizo. No podemos quedarnos aquí, seguimos llamando la atención. Lanzo una mirada al chico arrodillado junto a ella, una de esas que advierten de posibles consecuencias, de las que dejan vislumbrar la Bestia que se oculta tras mis ojos azulados.

¿Nos disculpas? Es una conversación privada...

Mantengo la mirada en el chico hasta que se levanta y se larga, extendiendo esa misma mirada a los distintos rostros que nos observan desde las mesas cercanas. Finalmente, me giro hacia la chica, recordando lo que dijo Riley acerca de sus tácticas a la hora de escapar. No queremos un escándalo, y desde luego cogerla a hombros no es una opción.

¿De modo que tú eres Eve? Riley me ha hablado de ti... -Le digo con una sonrisa amistosa- Mi nombre es Tyler Jackson, y soy... -Miro alrededor un instante- ...amigo de tu prima Helen. Quieres ir junto a ella, ¿verdad? -Le ofrezco mi mano para ayudarla a levantarse, sabiendo que no tiene por qué fiarse de mi palabra, pero confiando en que lo haga.

- ¿Dónde están las ruinas de la casa que me ha caído encima? - pregunto con voz débil -. Tienes unos ojos muy bonitos, me recuerdas a mi amiga Amber - digo a...mierda, es Amber

Me doy cuenta de que me rodean mis hermanos. He sentido un gran impulso en el foco de dolor de mi cabeza. Will ha hecho su magia. Sé que ha sido Will. La Gnosis es un componente espiritual que sale de nosotros y de nuestra conexión con la Umbra, y sólo él tiene esta...esencia. Además, ninguno de los demás sabe curar. Me pregunto si ahora desarrollaré más aprecio por Helen.

Al menos he dejado atrás esa visión horrible. En momentos como este odio a mi Tribu, pero no lo compartiré con quienes me rodean.

- Lex...¿Cuando te has vuelto tan alto? - bromeo desorientada, intentando incorporarme

Me quedo sentada en el suelo, me froto el golpe. 

- Gracias Will - digo al notar un cosquilleo en la sien, que seguramente estaba herida -. Supongo que ha sido mucha tensión para mi cabecita - me dirijo a Isaac -. Ha sido interesante

Y atroz, y doloroso, y aterrador, pero eso no lo diré nunca. Me levanto con agilidad. Y miro con gratitud a mis hermanos una vez más. Acto seguido, soplo para apartarme un mechón rebelde de la cara y sonrío como si nada a la Furia Negra que queda. Nunca verás mi debilidad ni mi preocupación si no eres de la familia. 

El muchacho que estaba arrodillado junto a Eve tartamudeó algo ininteligible y tembló nervioso, al sentir tu rabia interior, no era algo que el supiera pero de repente fueran los pocos instintos primarios de alarma que le quedaban de los primeros humanos. Se levantó como pudo y salió corriendo, tropezando con todo y tirando abajo textos u objetos de otros estudiantes.

El resto de muchachos que rodeaba la sala, se quedó en tensión unos breves momentos antes que empezaran a sentirse incómodos y pugnaran por quedarse, perdiendo rápidamente aquella lucha interior. Hubo algún avezado que tomó alguna fotografía con su móvil y que sabiendo que su vida peligraría si se quedaba, echó a correr a toda prisa con su morral en mano.

Eve se tomó el papel en donde había estado haciendo la explicación y lo acercó a nadie en el aire, se mantuvo así un rato hasta que entendió el motivo que había causado toda aquella conmoción.

Pasó sus ojos de Riley hacia ti, al principio sus ojos sorprendidos y extasiados se encendieron como un bello amanecer cuando mencionaste el nombre de Helen. Fueron unos momentos que lograron abrumarlo todo significativamente, hasta quizás hubieras oído el pequeño gemido de sorpresa que salieron de los labios de Riley. Duró hasta que por su mirada escaló una advertencia de desconfianza, de algo de recelo.

Volvió a observarte de pies a cabeza, parpadeó tratando de recordar algo, como si te hubiera visto en algún otro lado. Esa mirada tan familiar cuando algo te da vueltas en la cabeza sin que puedas explicártelo. Observó tu mano tendida en el aire ofreciéndose a llevarla hasta lo que ella andaba buscando.

La dejó en el aire, mirándola y luego mirándote a los ojos con aquellos ojos que parecían estar decidiendo algo.

Finalmente cerró los ojos y acercó en el principio dubitativa y luego con determinación, su mano a la tuya. Sólo basto el contacto del roce de la yema de sus finos dedos largos, para que algo se desatara en tu interior. Sintieron un chispazo, la energía fluir entre ambos, primero mansa y luego vertiginosamente. 

Como si algo dentro de ustedes resonara con aquel simple gesto. Enlazándose en una silenciosa comunión de energía, que se deslizaba entre ambos en un intercambio inexplicable.

Eve estaba tan sorprendida como tú, la expresión de su rostro era de incredulidad e incomprensión y cuando te miró a los ojos, viste valentía en su mirada, decidió tomar por entero aquella mano que habías ofrecido. Solo para que ambos sintieran  el resonar de sus energías fluyendo con mayor intensidad del uno al otro y mezclándose en el interior para crear algo nuevo. Como una mística y añeja melodía que proviniese desde el albor de los tiempos, algo primitivo, puro e inexplicable.

Las mejillas de la muchacha se habían encendido azoradas por la incomprensión de lo que estaba sucediendo, al punto que hasta sus labios naturales se habían pintado con un tono cereza.

Notaste que exhaló y se puso de pie sin soltarte, solo para que su cuerpo se tambaleara por unos momentos, para luego recomponerse y al mirarte a los ojos finalmente soltarte.

Aquella canción antigua se detuvo en ese mismo instante, en que sus manos se despidieran.

Ella se llevó las suyas al centro de su cuerpo, en el nacimiento del estómago, como si le faltara el aire, tratando de recomponerse civilizadamente, a antigua usanza, como si necesitara respirar; nada ajeno a lo que pasaba en tí mismo. 

Se quedó así unos momentos, hasta que por fin se atrevió a hablar de nuevo

- Mucho gusto -pero su meliflua voz continuaba afectada- soy Eve Rothschild -percibió el movimiento en la sala y se dio cuenta que aunque menos, aún había algunos estudiantes en la sala por lo que quizás debería medir sus palabras.

- Helen... ¿es cierto? ¿dónde está? -pregunto con cierto aire de nobleza, quizás forzándose a no pensar mucho en lo que había pasado hacía pocos instantes e ignorando completamente a Riley- Deseo verla enseguida.

Hay algo en sus ojos, sus enormes y hermosos ojos, cuando los levanta para mirarme por primera vez, que me desconcierta. No en el mal sentido, no, más bien todo lo contrario. Por un breve parpadeo, siento como si me conociera, como si esos magníficos ojos pudieran penetrar mi alma y ver a través de mi fachada, de todas las fachadas, directamente a mi interior, a donde trato de ocultar todo dolor y debilidad.

Mi mano tendida se queda ahí, en el aire, negando su derecho a tocar la piel de la más hermosa princesa. Ahora ya se el motivo de ese apodo, esta chica es sin duda alguna portadora de toda la nobleza de la que se jactan los Colmillos Plateados más arrogantes. Es una princesa, una reina, la nobleza encarnada, una hija de Halcón. ¿Por qué iba a tocarme? ¿Por qué aceptar la mano de un desconocido que...?

Pero lo hace. Y una simple caricia de sus dedos desata una sensación inigualable. Una estremecimiento recorre mi brazo, hacia mis hombros y mi espalda. Mi abdomen se contrae hasta que mi zona abdominal se tensa casi dolorosamente, y mi pecho se hincha mientras inspiro profundamente como si estuviera a punto de zambullirme en aguas cristalinas. Un súbito ardor se agolpa en mi rostro, vertiginoso, como una ola de calor asfixiante. Eve toma mi mano con decisión, aparentemente consciente de que algo raro está sucediendo. Yo me siento caer, como si perdiera el equilibrio. Pero al ponerse en pie la propia Eve se tambalea. Sujeto su mano con fuerza, acercando la otra mano a su cintura sin llegar finalmente a agarrarla, al recomponerse. Nos soltamos las manos, y es como poder volver a respirar tras casi caer derrotado por la asfixia. El último roce de sus dedos marca la salida de todo el aire de mis pulmones, comenzando a respirar profundamente luchando por recuperar una dignidad que ella consigue rápidamente con una simple mirada.

La nobleza encarnada...

Permanezco un instante observando mi propia mano, moviendo mis dedos como si quisiera asegurarme de que aún funcionan, que no han quedado paralizados, como yo mismo, por su contacto. Se presenta con elegancia, y pregunta por su prima. Aún estoy afectado, tengo la garganta seca y me cuesta recuperar el aliento.

H-Helen está... a salvo. Está con mi... -Parpadeo, recordando dónde nos encontramos. Palabras como "manada" no deben ser oídas por aquí- Está con mi "familia"... -Recalco con sutileza esa palabra- Está a tan sólo unos minutos de aquí, si nos acompañas.

Hago un gesto flanqueándole el camino hacia la entrada de la biblioteca, aunque dispuesto a caminar a su lado. Aún desconcertado por lo sucedido, y azorado por su presencia, lanzo una mirada a Riley. Lo de Helen no se lo había contado, pero tampoco había motivo para hacerlo hasta ahora, no había conseguido hilar ambas circunstancias hasta el último momento. Y aún tengo mis dudas acerca de las intenciones de estas Furias...

Y dime, Eve... -Me veo forzado a preguntar, avergonzado- ¿Est... estuviste en esa... boda...?

Su rostro se muestra lívido cuando se da cuenta de que algo está pasando.

Pero no se mueve, se queda mirando a ambos con un rictus de sorpresa, rabia y miedo.

Siente algo oscilar en el aire, se gira a ver a los estudiantes, a sus ojos perdidos en Eve, no en ellos, solo en Eve.

Ellos no lo sienten.

Cuando se sueltan y todo de detiene, Riley se encuentra apesumbrada, nerviosa y su rostro sigue ruborizado.

- Pero que coño... -se detiene a mitad dándose cuenta que esta gritando- ha sido eso -pregunta en voz más baja, susurrando pero mirándolos a ambos.

Claramente era una novedad para ella, no había visto eso nunca.

Eve ni siquiera le responde, ni siquiera la mira, empieza a caminar con solemnidad, con templanza como si nada hubiera sucedido.

- Eh! Te estoy hablando ingrata maleducada... -protesta enojandose mientras salen los tres de la estancia hacia el ala principal.

Riley te mira y puedes ver la rabia en sus ojos.

- ¿cuando pensabas decirmelo eh? -pregunta mosqueada, sobre lo de Helen.

A regañadientes, entro al trapo y respondo a Jane con una sonrisa en los labios.

- Solo en horizontal, guapa.- Acerco el agua que Amber ha traido y los labios de nuestra campeona del drama particular.- Bebe despacio. Poco a poco.- Apenas dejo que tome un par de sorbos, lo justo para humedecerse los labios y la boca.- Vale, suficiente. Descansa y, cuando puedas, echale un vistazo a esto.

Le dejo el movil donde he descargado el resumen de mis pesquisas para que compare con sus notas.

- No hay prisa, ¿ok?.- Me acerco para darle un fugaz y rápido abrazo, antes de separarme de ella y llevarme conmigo a toda la concurrencia.- Venga, chicos... Hay que dejarla descansar... Apartemonos un poco.- Aprovecho para llamar la atrención de William con un apretón en el brazo y, guiñandole un ojo, esbozo un silencioso "Gracias" sin palabras. 

Trato de aprtarlos un par de metros de Jane, para que estudie la información sin intromisiones ni miradas curiosas. "El movil esta protegido... Por mucho que Jane quiera, solo podrá acceder a los archivos que le he cargado... Y, ahora, hay que ver hasta donde llega la brecha en la seguridad... Si es que hay tal..."

- Me ha parecido entender que Tyler y su admiradora número uno estan haciendo de niñeras.- Omito referirme a su nombre garou consciente de que crearia distracciones innecesarias, para las que no tengo tiempo.- Bien... Soy el mediador del Circulo de Plata.- Me presento seriamente, reacio a revelar demasiada información, pero atento a las reacciones que suscita mi nombre y linaje a la recien llegada Alfa de las Furias Negras. Soy consciente de que tiene mayor rango y que eso exige respeto.- Alexander van Der Hoffen, llamado Lex-talionis y nacido Philodox en el seno de los Colmillos Plateados.- Omito la obviedad de mi linaje, en parte por vergüenza y en parte para ver como reacciona. "Parece una tia tranquila y comprensiva... Veremos.- De nuevo, bienvenida al Túmulo de la Creación Infinita, Paso-Gris, Alfa Fostern de las Furias Negras.

Lanzo una mirada de soslayo a mi profesor y guia, cagandome mentalmente en sus muertos por no avisarme de esto. Aunque tengo que moderar mi lenguaje corporal y apartar la vista, consciente de la parte de responsabilidad que tengo en el hecho de nuestro temporal distanciamiento.

- Bien... Creo que ya nos hemos presentado todos más o menos formalmente.- Sonrio a nuestra invitada antes de indicarles a todos que tomemos asiento. Mientras me acomodo torpemente en el suelo, trato de hallar una forma de responder a todas las preguntas que tengo en la cabeza para satisfacer mi curiosidad y, a la vez, evitar revelar demasiado de nuestros problemas.- Asi que, con permiso de mi Mentor, me gustaria saber en que podemos ayudaros. 

Sonrio lo más calidamente posible a Paso-Gris mientras discretamente, hago un gesto tranquilizador con la mano, dirigido hacia William y Helen.

- Estaba comprobando unas busquedas en Internet y el ligero mareo de Kanku-Dai no me ha permitido entender con claridad vuestro proposito...- Suspiro, cansado de hablar de manera petulante y rebuscada con una persona de mi edad.- O lo que es lo mismo... ¿Quien coño es Eve y que es lo que sucede con el Protectorado del Norte?

"No me lo puedo creer... ¿Cuantas posibilidades hay de que dos grupos de Hombres Lobo se encuentren en un mismo sitio con asuntos relacionados con el Rey Albretch, la casa Wyrmfoe y el Protectorado del Norte? Por no hablar de que tambien parecen tener que ver con pactos y alianzas... ¿Que es esto? ¡¿Un puto episodio de Juego de Tronos?!"

Consciente de mi brusquedad, esbozo la mejor de mis sonrisas antes de girarme hacia Jane, mirandola inquisitivamente e interesandome por su estado general.

- ¿Todo bien?

Sigue su paso, ligero, sobrio, con un aire de nobleza de antaño, inexistente y pura historia que te enseñan desde la escuela.

Cierra los ojos unos instantes mientras camina, ignorando primero la expresión de Riley y sus preguntas. Como si no fuera más que un molesto mosquito que zumba alrededor de ella.

Continúa su camino, frente en alto, su delicada nariz arriba, camina también con seguridad y orgullo, arrasando por si quedaba algún distraído, con la atención de toda la sala, muchachos y muchachas por igual.

- y yo no deseo hablar contigo Riley -responde calma, en manso tono y con esa voz meliflua que pudiera disminuir la severidad o poco interés que expresaba a la garou.

Una pariente ignorando a una garou ¿esas cosas pasaban?

Cuando sintió tu voz romper el ambiente, notaste que se sobresaltó un poco, que dejó de respirar y que sus mejillas ganaron otra vez aquel color carmesí.

Pero intentó disimularlo, al responderte
- Porsupuesto que te acompaño. Pero te advierto que si es una mentira, no confiaré más en tí y en nada de lo que digas. -miro de reojo a Riley, castigandola de alguna forma con esa mirada. Luego se vuelve a mirarte a los ojos e instantáneamente otra vez se sonroja
- N... No. Yo no, acudí. -carraspeó para recomponerse y siguió caminando hasta que los tres estuvieron fuera de la biblioteca y ya en el campus, con el aire fresco de la noche.

- Helen no me conoce. De hecho, nunca nos vimos antes, mi cercanía yacía en Marion -dice mientras camina con la luz de la luna iluminando su cabello platinado- pero es mi familia y me necesita. Somos primas. Por eso he salido a buscarla cuando me he enterado de la tragedia.

Disminuyó el paso y se detuvo mirándote unos momentos.