Partida Rol por web

Aurelio cogió las fotocopias que le tendía Angel. 

- ¿Fotocopias? Jovencito,- dijo sonriendo pese a que no había tanta diferencia de edad entre ambos hombres - para este tipo de cosas hay que venir con los originales. ¿Sabes la de detalles que se pierden en las fotocopias por muy buenos que sean ahora esos chismes? El diablo, mi querido amigo, el diablo está en los detalles.

Pese a todo se sentó mientras cogía un estuche de madera de una estantería. Lo abrió para sacar una hermosa lupa con mango de talla de nácar con la que examinó la fotocopia.

- Es un buen trabajo. No cabe duda. Profesional, muy profesional. Necesitaría los originales para ver los detalles. El papel, los cortes, las costuras. Ese tipo de cosas que un profesional de aduanas será lo que note. No hay ningún fallo en la tipografía y aunque los colores de la fotocopia no son los originales parece un trabajo muy profesional. Hay poca gente en Madrid que haga esto. 

Dejó el papel sobre la mesa y guardó con esmero la lupa.

- Ahora con los temas digitales todo es una carrera armamentística entre máquinas. Pero esto tiene pinta de ser artesanal. Como te digo: necesitaría ver los originales pero estoy casi seguro de que si son como pienso fueron hechos por los Vladimir. Es un ex-espía ruso. Cuando se vino abajo el telón de acero se tuvo que buscar la vida de otras maneras. Pero si queréis hablar con él... me temo que necesitaréis un espiritista. Lo ventilaron en una de las últimas disputas entre la mafia rusa y rumana. Una pena. No pintaba nada pero era el más fácil de atrapar, claro. Sus jefes no estaban dispuestos a pagar lo que valía y el pobre no pudo llegar a la jubilación. Por eso lo dejé yo ¿sabes? Son tiempos muy violentos. El honor entre ladrones siempre fue una pantomima del cine y la literatura, no te lo creas, pero es que ahora ya no es que no haya honor. Es que ahora te matan por cualquier tontería, sin pensarlo.

- Burocracia. - se excusó Gutierrez cuando el falsificador le recriminó sobre las fotocopias. - Ya sabes como son ahora los chupatintas con todos los permisos para sacar pruebas de la comisaria. Ya no son los viejos tiempos de antaño...

Esperó pacientemente a que el hombre revisara las fotocopias y les dijera su opinión.

Cuando Salinas dijo que necesitarían un espiritista, no pudo evitar una media sonrisa ante la ironía no pretendida pese a que volvían a encontrarse con otro punto muerto. Literalmente.

- Yo también añoro los viejos tiempo, Salinas, las cosas se hacían de otra forma. Y te agradecemos enormemente la ayuda. Te dejaremos una tarjeta por si te acuerdas de algo más o si necesitas que te devolvamos el favor.

Miró a Monteros, tanto por si quería añadir algo más como para que dejara una de sus tarjetas ya que él no se molestaba en hacerse unas propias.

-Disculpe señor Salinas... ¿pero esta mujer no le suena de nada? Aunque usted no haya estado involucrado en la confección de los pasaportes, sabemos que es el mejor de España -Patricia en realidad no estaba segura de ésto, pero sí creía que su afirmación no estaría muy lejos de la verdad-. Es probable que ella lo hubiera buscado para conseguirlos, porque dinero para pagar, no le faltaba.

Monteros no quería dar por perdido este hilo también. Si el tipo que había realizado los pasaportes estaba muerto... ¿cómo iban a hacer para descubrir quién era Adelaida?

-Una cosa más -se le ocurrió en el momento-. ¿Sabe quién se quedó con el negocio de Vladimir?

El hombre miró la foto de Adela. Su rostro denotó sorpresa. Luego miró a Patricia, como sopesando que hacer. Finalmente suspiró.

- Sí. Sí que me suena.- tamborileó sobre la foto con el índice - Es Adela, la vidente, ¿verdad? La que encontraron muerta ayer en su apartamento ¿no? Así que están con ese caso. 

El departamento había hecho lo posible pero la noticia de la muerte, aunque no los detalles escabrosos, ya estaba en manos de la prensa. Después de todo ella era parte del mundillo televisivo.

- La conocí hace bastantes años. Pero no me pidió nada para ella sino para su marido. Un favor de aduanas. Querían traer una mercancía procedente de Indonesia pero que nadie la revisase. Según ella eran una muestra de artesanía que no se podía sacar de su origen. No tenía motivos para dudar. Su marido, después de todo, era escultor o algo así. Y yo tenía los contactos adecuados. Era mucho dinero por nada, por pedir un par de favores que después de todo acabarían caducando si no los usaba. Recordé eso cuando leí la noticia y vi la foto. 

Se encogió de hombros. 

- Pero no creo que eso sirva para su caso. Lo que les cuento sucedió hace un montón. ¿Diez años quizás? No sé. Cuando se es viejo el tiempo pasa más rápido, no te das cuenta y tienes un pie en la tumba.

Luego meditó sobre la otra pregunta.

- ¿Vladimir? Nadie se hizo cargo después de eso. Ahora las bandas tienen a sus propios falsificadores y ni siquiera los necesitan en el país. Además como os he dicho ya no se valora tanto nuestro arte. Para mí fue una suerte porque mi jubilación llegó justo en el momento adecuado. Ahora todo se hace con ordenadores. Es más útil tener un chaval que sepa de esas cosas de internet que un artesano capaz de replicar manualmente un documento legal. ¡Si hasta te puedes recoger tu propia documentación falsa pero emitida por el estado! El mundo se va a la mierda.

Así que Abelleira había estado implicado en contrabando de artesanías! o sería una mentira más de Adelaida? Aquella mujer era un puzzle gigante color blanco, donde cada nueva pieza encontrada no parecía acercarlos a desentrañar quién la había asesinado y por qué.

-Gracias Aurelio, tal vez no nos lleve a ningún lado ese hecho, pero al menos es algo más. Esa mujer no deja de ser un misterio-

Patricia le tendió una tarjeta con el número de la central y su celular para que pudiera contactar con ellos en caso de que se acordara de algún dato más y se despidió del falsificador.

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Una vez afuera, miró interrogadoramente a su compañero antes de expresar lo que se le había ocurrido.

-¿Será el ex n° " cómplice de contrabando de artesanías? ¿O también es algo que Adelaida ha hecho a sus espaldas? Cada vez entiendo menos a esa mujer, y todos los cabos que tenemos para tirar, acaban en un punto muerto. Este caso está comenzando a frustrarme... ¡Qué bien me vendría una tarta de chocolate en este momento! -entre la frustración de no llegar a ningún sitio con la investigación y la maldita dieta, Monteros tenía más que suficiente.

-En din, ¿qué hacemos ahora?

- No me extrañaría nada que en parte fuese por eso por lo que los dos exmaridos son tan poco colaborativos...

Gutierrez se había despedido con un apretón de manos de Salinas y esperó a salir fuera para poner en común con Monteros lo poco que habían obtenido.

- De todas formas, está claro que averiguar algo de esta mujer va a ser todo un desafio.

Comenzó a revisar la libreta, pensando sobre el siguiente paso que podrían dar.

- Julibert marcó a un tal Pastrana, director de cine, de quien Adela tenía un buen expediente. Y Jurado quería ver qué nos podía contar un hipnotista... - el tono de Gutierrez dejaba claro su escepticismo hacia ese tipo de cosas.

-En este momento no sé si alguno de los dos podría darnos información que valiera la pena... Tal vez el director de cine decida romper el silencio, ¿vamos para allá? -Patricia no tenía mucho ánimo después de encontrarse con tantos callejones sin salida, pero no había llegado a ser detective dándose por vencida. Aunque costara, encontrarían alguna certeza que les permitiera avanzar en el descubrimiento de la identidad del asesino de la astróloga.

- ¿Tienes la dirección? - preguntó de forma que quedara claro que aceptaba la propuesta de Monteros. - Si no llama a comisaria desde el coche.

A Gutierrez tampoco le hacía demasiada gracia estar dándo todo el rato con callejones sin salida y, si no hubiera visto el cadaver, hasta creería que el caso era una de esas novatadas que les gastaban a los recién salidos de la academia hacía varios años.

Localizar a Pastrana les costó un poco, lo suficiente como para que mientras esperaban fueran a comer a un sitio de platos combinados. A la hora del café llamaron de la central para avisarles de que el director estaba en las oficinas de la pequeña productora que ahora dirigía. 

Así que allí se dirigieron los dos agentes. Llegaron justo después del café de sobremesa y cuando presentaron su placa la sorprendida - y joven -  secretaria se puso tan nerviosa que ni se le ocurrió preguntar a su jefe si debían pasar. Directamente abrió la puerta del despacho para dejar pasar a la pareja de investigadores.

Pastrana levantó la cabeza sorprendido de entre sus papeles y refunfuño algo al ver la placa que le mostraba Gutierrez. Pastrana era un hombre mayor y lo parecía todavía más porque las arrugas de su cuerpo reflejaban cada uno de los excesos cometidos en su vida. Antes de ir para allí se habían informado un poco acerca del individuo y en su curriculum constaba una detención por implicación en tráfico de estupefaccientes desde México. Sin embargo se había procedido a descartar el caso. Lo cual sólo podía significar dos cosas: una metedura tremenda de pata por parte de la fiscalía o un acuerdo para obtener información. Como no había denuncia posterior se suponía lo segundo, por lo que probablemente Pastrana estaría dispuesto a colaborar con la autoridad para no reabrir heridas y quedar expuesto a quienes quiera que fuesen sus anteriores socios.

- La hostia, siéntense. La tengo porque la chupa de maravilla pero como secretaria no vale una puta mierda.- dijo malhumorado - Pero tampoco están los tiempos para contratar a secretarias eficientes. O putas o eficientes, pero ambas cosas está jodido. ¿A qué debo su visita? Porque no me dirán que quieren invertir en una película de terror ¿no?

A Patricia le repugnó todo en aquel hombre apenas verlo. Cuando habló, su impresión no hizo más que reforzarse, por lo que se salteó su habitual cortesía y se dirigió a él de forma dura.

-Estamos investigando la muerte de Adelaida Menéndez Garrido, con la que sabemos tenía una extensa relación. ¿Qué tal si nos cuenta acerca de esa "interesante" relación?

- La puta vidente.- contestó el hombre sin ocultar el desprecio de su voz - Que la ha diñado ¿no? Salió en la prensa. Le tocaría los cojones a quien no debía. Les voy a decir algo: esa tipa sabía demasiado de demasiada gente, no me extraña que le hayan dado el finiquito. 

Se encogió de hombros:

- Por mí que la jodan. Le pedí hace tiempo una carta astral. Fue un rollo muy raro, me lo recomendó un amigo mío mexicano. Él creía en todas esas mierdas de la santería, el mal de ojo y esas mierdas. Mezclan religión y cultos ancestrales de puta madre esos putos mamones. En fin. A mí me pareció una idea cojonuda porque además quería producir una peli que iba del tema. La hechicera. Así que hablé con la paisana para tantearla. Me cobró una pasta por la puta carta. Y me dio consejos. Joder, muy buenos. Acertó al pleno. Tuve una racha cojonuda. Pero no me creí nada, por supuesto. Aquella pájara sabía lo que se hacía pero no tenía poderes mágicos. Dejamos de lado el tema de la película porque me daría pérdidas y acertó. Lo sacaron los payasos de Tremefilms. Menudo hostión. No es que lo que yo haga sea Arte y Ensayo pero hostia que mala era esa cinta. En fin. Digamos que le cogí el gustillo a que me leyese el futuro. Y me daba morbo la tipa ¿saben? Pero era fría como un puto glacial. Bah, que decir. Al final me empecé a acojonar porque sabía demasiado de mí y le dije que mejor se cambiara de aires. Pero se cabreó y me hizo la vida imposible. Mal de ojo los cojones: la tipa tenía contactos y me jodió varios negocios. Y luego me intentó amenazar. Pero al final me libré de ella. 

Se quedó un momento pensativo.

- Miren: sé que pueden estar pensando. Este tío le tenía ganas y la tía se ha muerto. Pues sí, que cojones, brindaré por su muerte esta noche. Y así se pudra en el infierno. Pero yo soy un cagado. No voy por ahí matando peña. Además trabajo con vosotros en otras movidas. Tengo quien responda por mí en vuestro gremio. Hablad con Ramiro de narcóticos. Me tenéis pillado por los cojones, no puedo ir al water sin que una placa me amenace. 

El poder de una cara en la cara era algo que no perdía fuerza nunca y Gutierrez sonrió al enseñarla y ver como el tipo empezaba a cantar casi sin tener que presionarle.

Tomó un par de notas en silencio mientras Pastrana no paraba de hablar y se detuvo cuando mencionó a Ramiro, lo que cuadraba con la detención que había terminado en nada.

- Ya sabemos que eres más de pringarte las manos en otras cosas, Pastrana, pero eso no quita que pudieras pensar que, muerto el perro, se acabó la rabia. Así que empecemos por el principio, ¿quién te presentó a Adela? ¿Cómo y dónde quedabas con ella?

- Como ya les dije me la presentó mi amigo, Teodoro Mariscal, el Teo¹. Estaba invirtiendo fuerte en películas hispanas de terror. También estaba empeñado en poner de moda algo parecido a los Narcocorridos pero en forma de televisión. Joder, si viera ahora lo que mueven las series sobre el tema... tenía vista para los negocios. O buen asesoramiento. Él me presentó a Adela. 

Se encogió de hombros.

- Solía quedar con ella en un piso en el centro de Madrid. Allí me leía las cartas astrales y me preguntaba sobre mis cosas, para saber que me interesaba. Supongo que jugaba con toda esa información para montar su tinglado. Pero a mí me salía rentable porque en el fondo funcionaba. Joder, es como el rollo ese de la homeopatía. Todas las farmacéuticas pagando para que la peña se calle la boca. ¡Pero a mí me funciona! Que se jodan... ¿saben que tengo un cáncer y que estoy a punto de curarme gracias a unos remedios naturales? Ni quimioterapia ni mierdas de esas para depender de la química... ¡que se jodan los borregos!²

- Al Teo también le acertó el futuro, ¿no? Déjeme adivinar, si las cosas iban bien, es que funcionaba su método y, si no, otra sesión para arreglarlo, ¿no?

Gutierrez no creía ni en el horóscopo, solamente en Dios, por supuesto, y en el Atlético de Madrid.

- ¿Nunca quedo fuera de ese apartamento? ¿No se la cruzó en ningún lado o algún conocido le dijo que la había visto?

Gutierrez empezaba a cansarse de encontrar callejones sin salida y estar dando palos de ciego, lo que le hacía desear dar otro tipo de palos.

El tipo se encogió de hombros:

- No. La tipa iba de misteriosa. Pero tampoco es que fuera mi amiga ¿saben? Me decía cosas, yo le pagaba y mientras funcionase todo bien.

Gutierrez no se molestó en ocultar el gruñido de frustración que le salió de las entrañas al no volver a encontrar nada útil.

Con un asentimiento de cabeza hacia Pastrana, miró a Monteros por si quería añadir algo más y, al ver que ella estaba en una situación parecida a él, se dirigió hacia la salida.

En la puerta se detuvo un segundo y lanzó su última preguntar.

- ¿Te la llegaste a tirar, Pastrana?

Era un tiro a ciegas pero prefería asegurarse de hasta que punto Adela era capaz de manipular a sus víctimas.

- Joder no. Y casi lo prefiero.- fue la lacónica respuesta de aquel tipo tan hablador.

Estaba claro que en realidad esa última frase era una mentira, pero tampoco aportaba nada al caso.