Partida Rol por web

Kellen golpeó brutalmente a su adversario en medio de la cabeza

-Putas alimañas, me teneis harto!!!-

El lobo herido se revolvió y mordió a Kellen en la pierna.
Los demás lobos dejan de comer al percibir la amenaza y se van acercando mientras gruñen y os enseñan los dientes.

Dado que no encuentro nada más a mi alrededor que me sirva de arma, decido avanzar para echar una mano al cimmerio. - Vamos Kellen, acabemos con estos carroñeros!!

Kellen estaba muy irritado, tanto, que a punto estuvo de fallar el golpe, pero, en el último instante, logró conectar un poderoso golpe al animal que le acechaba

Kellen "Matacánidos" destrozó al lobo de un hachazo. El lobo que había estado husmeando en busca de más cuerpos ya estaba a su alcance dispuesto a morder.
Conor y Knut tendrían que enfrentarse a dos lobos cada uno.

 Empuño mi fiel espada y decido enviar al lobo más cercano al infierno...

Después de que Conor matara a uno de los cuadrúpedos, la manada contraatacó. Uno de los lobos mordió a Knut sin atravesar su armadura, pero el otro le produjo una pequeña herida en la pierna.

Kellen vio a Knut por el rabillo del ojo, el cual no conseguía zafarse de los animales. A decir verdad, en el fondo le daba un poco de pena, aquel Aesir algo chalado.

Casi sin prestar atención a su oponente,  le asestó un fuerte golpe ascendente, en la zona blanda del animal, por debajo del pecho.

Aprovechando que uno de los animales se engancha en la pierna, le agarro y le clavo el cuchillo repetidas veces en el cuello. Su sangre cálida me calienta las ateridas manos.

Otros dos lobos cayeron a manos de Knut y Kellen. Los dos que quedaban salieron huyendo asustados. Ya volverían más tarde a devorar la carne congelada.

-Bueno, parece que tenemos comida y pieles, al menos, para unos guantes-

Dijo kellen con sorna, mientras limpiaba la sangre de su hacha en la fria nieve
 

Con el cuchillo chorreando de sangre, y el lobo aún caliente sobre mi regazo, miro hacia lo alto de las montañas. -¿Te vale así?, - pregunto en voz alta.

Luego sin esperar respuesta me quito el lobo de encima, y me giro hacia mis compañeros - una vez más, agradecido por la ayuda.

Me levanto, enfundo el cuchillo tras limpiarlo con un poco de nieve, y comienzo a buscar al viejo Olaf y ya de paso mis pertenencias entre los restos del Alud.

- Mucho me temo que Ymir no estaba nada conforme con el robo de su cuerno, y se ha llevado al viejo manco para decírselo personalmente.

 Tras ocuparnos de los lobos, me apresuro a ponerme a buscar a nuestro compañero y todas las cosas que podamos recuperar y que podamos necesitar para nuestra supervivencia...

 - Solo creeré que Olaf a muerto en cuanto vea su cuerpo... - Respondo con tono decidido.

Os termináis de sacudir la nieve de vuestros mantos de piel. Aprovechando los últimos rayos de sol, buscáis entre la nieve y conseguís algunas provisiones más, cuerdas y material de escalada, pieles y armas de los vanires que podrán sustituir las perdidas. Además tenéis carne fresca de perro o lobo para esta noche.

Agotados y congelados, os movéis sólo por fuerza de voluntad. Sabéis que si no encontráis pronto un sitio para calentaros vuestro destino será trágico. Además si vagáis de noche por estás montañas moriréis por congelación o por un accidente.

Conor, acostumbrado a la montaña, encuentra un pequeño refugio entre rocas, donde podéis esconderos y descansar para reponeros y calentaros un poco, taparos con las pieles y quizás encender una pequeña hoguera. Tendréis que hacer turnos de vigilancia por si vuelven los lobos.

Knut con su aguda vista, divisa a cierta distancia una figura familiar semienterrada en la nieve. Se acerca para inspeccionar. Encuentra el cuerpo de Olaf, que yace inmóvil con el cráneo partido como una sandía madura, como consecuencia de los golpes contra las rocas. Ya no volveréis a oír su estridente risa, pero tal vez ahora estará riendo en Valhalla, si es que Ymir le permite el paso después del asesinato de los sacerdotes. Al fin y al cabo fue valiente al robar el cuerno y murió con su hacha "Colmillo" ensangrentada en la mano.

Como sabéis, en su mochila, cubierto por una manta de lana de oveja está el Cuerno robado.

 Me dispongo a coger el cuerno, para guardarlo y poder venderlo, como Olaf había querido. A continuación me dispongo a enterrar a mi compañero en la nieve:

 - Debemos de darnos prisa, antes de que se haga de noche...

Al ver como sus dedos aferran aún su arma, sonrío. Supongo que en Valhalla se encontrará con el brazo que le faltaba.

Ayudo a Connor a enterrarlo con sus armas y pertenencias. Además tras elegir una espada y un escudo para mi mismo, entierro junto a su cuerpo las espadas y escudos que encontremos de los vanires.

Luego doy una palmada a Connor en el hombro, -lo siento, - le digo, - parecíais muy unidos.- Tras lo cual me vuelvo al refugio, por si quiere un momento a solas con su amigo.

 Asentí entristecido, ante el pésame de Knut, aunque, como buen Cinmerio, me esforcé por ocultarlo:+

 - Era un buen camarada y amigo, se le echará de menos. Espero que sea feliz allí hacia donde haya partido...

Kellen no dijo nada, se limitó a asentir a las palabras de los demás.

Pensó en su parte del dinero por la venta del cuerno, quizás, podría intercambiarla por favores....

Hasta que no confirmase la muerte de su familia, jamás descansaría.

-Pongámonos a cubierto, encendamos el fuego, y hagamos turnos de vigilancia, necesitamos recuperar fuerzas ya-

Durante la noche os recuperáis de vuestras pequeñas heridas y de los efectos de la congelación. Reponéis fuerzas para continuar la marcha con los primeros rayos de sol. Durante la noche habéis oído los aullidos de más lobos que se reunían para devorar los cadáveres congelados. Vuestros perseguidores pelirrojos no han dado más señales.

La ruta que habíais planeado con Olaf para volver a Asgard es escalar al Glaciar Sijarl y marchar por su cima hasta llegar al Paso del Escudo Roto, donde Aesires y Vanires han combatido medio centenar de veces, antes de que los cazadores vanires corten el paso. Si el Paso del Escudo Roto estuviera ya ocupado, entonces deberíais escalar al peligroso Paso del Diablo de las Nieves hacia el norte. Un paso que Olaf conocía y dudaba que los vanires supieran de su existencia. Olaf os ha explicado como llegar a allí y Knut también ha oído hablar de ese paso.

Aunque no conocéis esta parte de las Montañas Azules, con las indicaciones que os dio más los conocimientos de Conor para sobrevivir en la montaña, continúais vuestro viaje.

Tomando un atajo escaláis un acantilado y subís por un sendero que conduce a un profundo cañón, oís el sonído del agua que corre debajo, pero una espesa capa de niebla os impide ver el fondo. Para evitar dar un rodeo por un largo camino de cabras, cruzáis el cañón por un peligroso y estrecho puente de hielo en el que os salváis por poco de resbalar y caer al fondo.

Seguramente los vanires todavía os persiguen, pero como os explicó Olaf, tendrán que llevar sus caballos y perros por un camino más largo y seguro hacia el Glaciar Sijarl.