Partida Rol por web

Recuerdan que las indicaciones de Ianster fueron que el Concilio se encontraba cerca de la biblioteca pero mientras caminan deben detenerse varias veces a preguntar la dirección, algunos les indican la misma zona que señaló Ianster, pero allí solo hay casas y algunas parcelas vacías, otros les indican un camino hacia las afuera de la ciudad. El "Concilio de las Artes Arcanas" no parece ser tan fácil de encontrar, de a poco se van dando cuenta que se alejan cada vez más de la zona más poblada de Viragzo y se adentran en lugares más descampados donde el verde abunda y las personas escasean y haciendo caso a la explicación que les da una amable señora llegan a una extraña casa que parece ser el famoso Concilio.

Apenas llegan pueden ver a dos viejos que parecen ser magos, discutiendo efusivamente y amenazandose uno al otro.

Luego de salir de la biblioteca y esperar unos minutos vemos el carruaje en el que viajamos hasta la ciudad doblar la esquina y dirigirse hacia nosotros, aparca en frente y el señor Ianster se baja del transporte con agilidad, nos saluda a todos contando una anécdota sobre limpiar los pisos del santuario literario, luego saca una bolsa de dinero y se la entrega al viejo chiflado entregándole este a su vez una porción de una de esas drogas que se fuman hasta que el cerebro queda hecho pedazos, nos dice que no es recomendable que la fumemos pero igual la ofrece al grupo, yo decidí pasar de utilizar basura de ese tipo, la gente comenzó a anunciar los lugares adonde irían y yo elegí seguir a Vaki hasta el fuerte para aprender algunas cosas de la milicia:

- Yo me apunto Vaki-

Se dirigen hacia el noreste de la ciudad tal como Ianster les indicó, el camino hacia el "Fuerte de entrenamiento de la milicia" es sencillo, el Fuerte es visible desde lejos. Apenas entran pueden ver algo que les llama la atención, sobre una mesa improvisada pueden ver algunos yelmos y distribuidas sobre el suelo se ven espadas, hachas y diversos tipos de armas. Un hombre alto y de hombros anchos, con barba de varios días y mandíbula cuadrada se les acerca y les sonríe sarcásticamente.

- ¿Ustedes también vienen a perder sus armas? Bueno, supongo que sólo llevará unos minutos, pueden inscribirse cuando quieran, una nueva ronda del concurso está a punto de comenzar.

La fuerte presencia de disciplina, sangre y sudor se hacia notar en el ambiente, y por asi decirlo, se sentia como en casa.
- Concurso? Que concurso? Y si es asi, que premio? dijo el enmascarado curioso

De ser una discusión entre dos personas normales, echaría mas leña al fuego y disfrutaría del espectaculo sin dudarlo. Pero no era así, los que discutian eran lanzadores de conjuros, y de todos se sabe que una discusión de ese grado entre gente así nunca acababa bien, ni para ellos, ni para los que estuviesen cerca. Es por eso, y solo por eso, que decidí calmarlos y evitar algun accidente.

- Calma, calma... - Acompañaba mi voz con unos movimientos suaves de manos mientras me acercaba a ellos lo más despacio posible. - Estoy segura de que todo esto tiene una solución. Por favor ¿podeis decirme que esta ocurriendo aqui antes de que alguien salga lastimado? No querreis que unas muchachas como nosotras salgamos heridas ¿no? - Decia refiriendome tanto a mi como a  Yllanys. - Quizas podemos ayudar en algo.

"Por favor, que no sea nada complicado, por favor, por favor" Repetía en mi cabeza casi suplicando a los dioses.

- Venga Jannys, tampoco es para tanto - comento en voz alta para que los dos carcamales que discutían también me escucharan - Fíjate bien en estas dos personas y dime si realmente los crees capaz de empezar un intercambio de conjuros destructivos... Son personas sabias, con diferentes puntos de vista por lo que veo, y no jovencitos descerebrados... como tú, añado mentalmente.

El general sonríe al haber captado la atención de un nuevo grupo de víctimas concursantes. Carraspea y se dispone a explicar las reglas:

- Es un concurso simple, un grupo de guerreros (como ustedes) contra otro, el grupo que gane se lleva 80 po, pero si pierden, deberán dejar todas sus armas y sus armaduras y pasarán a formar parte del inventario de la milicia. ¿Qué dicen, se inscriben o son un grupo de cobardes?

Ambos viejos observan a la pequeña Jannys y sonríen ante su simpática vocecita, no son sus palabras lo que detiene la discusión de los magos, sino el encanto que les provoca al verla.

- Pero que dulce criatura - dice uno de los viejos - ¿cómo te llamas pequeña? - el mago acaricia la cabeza de la bruja como si fuera una niña - ¿Estos son tus padres? - señala a Alatar y a Yllannys.

- No molestes a la niña Foren - dice el otro mago - mira sus ropas, seguramente tiene ganas de convertirse en maga o bruja cuando crezca, deberías tratarla con más respeto, puede ser nuestra futura alumna. Tal vez sus padres vinieron a inscribirla. Yo te dije que "trasladar" el Concilio a esta zona era una gran idea.

"Ganas de destruir esta ciudad aumentando..."

La idea de calmar a ambos personajes se desvaneció en el momento. Ahora los quería torturados hasta pedir clemencia, pero a grandes males siempre hay grandes remedios. Era una posibilidad que podía aprovechar, pero antes debía estar segura de los ancianos hablaban totalmente en serio, ya que era extraño que dos magos ancianos no pudiesen diferenciar a una mediana de una niña humana.

Despues de analizarlos lo mejor que pude, decidí seguirles el rollo si es que iban en serio. Quizas esta "nueva alumna" podría sacar algo de provecho de estos viejos. Y si no, pues sería cuestion de largarse y punto.

- Es cierto - Hablé con la misma voz, intentando actuar de la misma manera de antes, amable y preocupada. - Me gustaría ser una gran bruja que sepa lanzar todo tipo de conjuros poderosos. ¿Estais buscando alumnos? - Pregunté con inocencia. - A lo mejor podeis enseñarme algo que yo no sepa hacer, pero dicen que tengo muuuucho talento y que nadie es capaz de enseñarme nada nuevo.

"Si esto no resulta me odiaré por convertirme en una actriz barata y pobre. Y si no siempre podría comprarles algo util y punto."

El enmascarado mira a sus compañeros.
- Que decís? lo cierto es que perder el equipo y regresar sin el va a ser algo feo. Quienes son los otros guerreros?

Una vez más el general dibuja una sonrisa en su rostro.

- El otro grupo está formado por cuatro palurdos que creen que por llevar armas ya son guerreros, pero si me permiten ser sinceros, ellos no tienen oportunidad contra ustedes. ¿Entran o no? Tampoco puedo perder todo el día con ustedes.

El enmascarado mira el hombre, por si guarda mentiras en sus palabras, pero le nota sincero. Luego mira al grupo de "pardillos" por si pudiera notar algún detalle en su forma de actuar que denotase si tuvieran algo de habilidades que quisieran ocultar para que grupos de insensato cayeran en sus trampas. Pero tampoco lo veían fuera de lo normal. - Uhm... yo me apunto.

Siguiendo las instrucciones del señor Ianster nos encaminamos hacia el fortín de la milicia, una masa de piedra bastante grande e inconfundible, al verla desde lejos apresuramos el paso y estábamos en el sitio antes de pasar 5 minutos. El olor a sangre y orina era bastante fuerte en el edificio, por todos lados habían diversas piezas de batallas, estaba admirando los yelmos cuando se nos acerco un hombre que podría ser una montaña convertida en humano por su tamaño y robustez, este hombre nos ofreció participar en un concurso de combate apostando nuestras armas y armaduras,
Nada como un buen enfrentamiento para mantenerse en forma pensé mientras colocaba una mano sobre el hombro de Vaki:

- Que dicen chicos? Yo tengo ganas de calentar los músculos y partir unos cuantos huesos-

- ¿Entonces es un hecho? - pregunta el general - perfecto, síganme. Pero una vez comenzado el concurso ya no pueden retractarse, si pierden deberán dejar todo su equipo de combate.

El general los conduce hasta una arena de batalla y pueden notar que hay muchos soldados esperando ansiosos por el siguiente evento, en el centro de la arena están parados cuatro sujetos de aspecto descuidado, se ven como principiantes en el arte de la guerra. Parecen más un grupo de borrachines salidos de una taberna que feroces duelistas. Pero a veces las apariencias engañan.

- Señores, aquí traigo a los retadores - el general los hace pasar a la arena - en cuanto a ustedes, que son cuatro, deberán dejar a uno fuera del combate, ¡pero él también perderá su equipo si pierden! Asi que elijan bien a quién dejarán afuera.

Rápidamente tres de los novatos empujan fuera de la arena al que parece ser el más débil entre ellos, un chico flaco y alto de cabello rubio y con sonrisa bobalicona. El general vuelve a hablar:

- Ahora escuchen atentamente, les diré cuáles son las normas del duelo. Primero, está prohibido matar al contricante, si así lo hicieran, yo mismo les cortaré la cabeza, por considerarlo un delito. El combate finaliza cuando el contrincante queda inconsciente. El duelo estará dividido en tres, cada uno tendrá su rival y no podrá atacar a otro hasta que su rival designado no esté fuera de combate. Pierde el equipo que queda fuera de combate en su totalidad. Ahh y lo más importante... está prohibido utilizar "trucos" - se refiere a las habilidades y poderes - sólo utilizarán el poder de sus armas. Preparense, el duelo está por comenzar.

Galinndan se pone delante de su contrincante. Ambos se mira fijamente, esperando que el otro se mueva para contraatacar. Gracias a su experiencia en combate, había descubierto las características de su contrincantes y se dispuso a atacar. En un abrir y cerrar de ojos, ya tenia ambas armas en su mano, y antes que pudiera levantar su arma el contrincante, 5 certeras estocadas hace que se le caiga la camisa y los pantalones de su rival, mientras el rival queda como petrificado y Galinndan se había dado la vuelta

Me quedo asombrada ante el inesperado giro de situación que se ha producido en cuestión de segundos. Pensaba que Jannys se iba a rebotar contra los dos viejales pero observo callada que en vez de eso les sigue el juego. Vaya, la mediana los tiene bien puestos. Esto puede ir o muy bien y sacamos provecho o muy mal y nos echan a patadas. Vamos a ver como prosigue la cosa... Sus...padres? Hago una mirada disimulada a Alatar intentando mostrar mi completo desconocimiento de saber qué hacer pero intentando seguir la corriente del momento. Intento hacer gala de mis mejores palabras para seguir el juego. Desde luego, no es que actuar fuera una de mis dotes pero no podía hacer otra cosa que colaborar. Así es señores, nuestra hija desea aprender más sobre la magia porque nosotros no podemos enseñarle nada más. Yo soy una clériga y mi...marido-digo, aunque me cuesta pronunciar la palabra-es mago. Hemos venido a Viragzo a expandir nuestros conocimientos y encontrar a alguien que enseñe a nuestra hija. Así que al oír que esta ciudad disponía de una gran biblioteca y nada menos que el Concilio de Artes Arcanas, hemos venido hasta aquí con el convencimiento de que una gente tan sabia como ustedes podrían arrojar un poco más de luz a nuestra sabiduría. Quizás no estaba curtida en el arte de la actuación pero no se alejaba mucho de la oratoria y de eso sí que sabía un poco.

Me quedo patidifuso ante la reacción de mis compañeras. No solo por que la enana se hiciera pasar por una mocosa y nos involucre a Yllanys y a mi como sus padres... ¡sino por que la elfa también le sigue el juego! Claaaro, lo más normal del mundo, oye. No tenía entendido que de la unión de una elfa y un humano nacieran medianos...

- Realmente la pequeña no es hija mía - añado para darle más dramatismo a la escena - Yllanys tuvo que criarla sola y la pobre criatura se desvió del camino recto de las artes arcanas. Así que aquí estamos, dispuestos a hacer lo que sea para que aprenda a controlar su potencial - comento mientras revuelvo el pelo de Jannys.

Conforme Yllanys nos obsequia con unas monedas para degustar los placeres de la tarberna de Viragzo, decidimos Davorin y yo irnos hacia dicha taberna. Luego de atravesar varias calles, esquivar a gente por doquier - Por todos los dioses Davorin, cuanta gente hay en esta ciudad - comento sorprendido con el Tiflin, llegamos al que será nuestro destino durante un rato.

- Davorin, esta es nuestra siguiente parada.... ¡me encanta ese cartel! da la impresión de ser auténtico y fuerte, pues denota que ha aguantado todas las inclemencias del paso de los años - comento con Davorin a la entrada de la taberna.

Habíamos cruzado la entrada y oteo el ambiente que hay en la taberna, todo parece normal, medianos hablando, enanos borrachos, una linda elfa tras la barra sirviendo bebidas... pero sentado a una mesa junto a la pared, hay un cliente Draconiano de aspecto peligroso - Davorin, todo parece normal, lo único a tener en cuenta es al Draconiano solitario sentado en la mesa junto a la pared - comento en susurros con el Tiflin.

Una vez comprobado el establecimiento y de distinguir la barra al fondo, - Vamos Davorin, a la primera invito yo... - comento entusiasmado mientras me dirijo a la barra apresuradamente. Una vez colocados en la barra (prefiero que nos quedemos aqui, así tendremos una mejor visión del establecimiento por si hubiera problemas ¿ok Davorin?) - Buenos días/tardes mi señora, si es tan amable.... ponga dos pintas de la mejor cerveza bien repletas y con poca espuma.... a mi amigo pongale lo que él quiera.... - hablo tranquilamente a la bella elfa y espero impaciente mis birras. - Espero que Ianster tenga razón y la cerveza de aquí esté digna de la fama que dicen que tiene -

Vaki aceptó sin inconvenientes el duelo, todo parecía echo a su medida, así que se fue a por el contrincante designado, venciéndole por poco. 

La lucha había sido muy igualada pero al final llegué a sobrepasar a mi oponente buen combate muchacho , recuerda el nombre del que te venció soy Vaki de esta forma le extendí la mano para ayudarlo a levantarse del suelo. 

Después de escuchar las reglas y tener todo listo me coloque en frente de mi rival asignado y lo salude con la espada, dada la orden de empezar ataque rápidamente a uno de sus costados y lo alcance de manera poca profunda, el responde con un corte al brazo que me pego de lleno y produjo un intenso dolor, el combate siguió entre estocadas y cortes hasta que vi un hueco en su defensa y le di con la espada plana en la cabeza causándole un desmayo que le dolería al día siguiente, enfunde mi espada y di unas cuantas inhaladas para recuperar el aliento.