Partida Rol por web

Las voces de viajeros llevaban a Argluna rumores que hablaban de un dragón que atemorizaba a los pequeños pueblos que aún resisten junto a la orilla del Rauvin. La cueva en que se cree que mora, estaban antes habitadas por ogros, a los cuales, el dragón aniquiló y robó. Ahora tras largo tiempo, muchas de las criaturas que algunos ogros magos convocaron en su día siguen en las profundidades de la cueva...

Mucho más que un dragón aguarda a quien ose a adentrarse en la oscuridad...

Tras una arduo, aunque inusualmente tranquilo, viaje desde Argluna; los aventureros llegan a su destino...

Por fin hemos alcanzado nuestro destino. Espero que los rumores que han llegado a mis finos oídos en los últimos meses sean ciertos, y no se trate de simples habladurías del populacho con ganas de inventar cuentos. Creo que todos sabemos que puede ser peligroso, pero por una u otra razón, los cinco hemos asumido el riesgo sin preguntar demasiado. Estoy seguro de que el enano no comparte mis motivaciones para adentrarse en un lugar tan sombrío, y probablemente el mago tampoco. Tal vez las dos mujeres lo hagan, pero de momento no hemos hablado del tema. Sólo espero que podamos salir con vida de esta enorme madriguera...

Me acerco con sigilo hasta la entrada, cuya oscuridad parece esperar el momento para engullirnos. Mi vista puede penetrar un poco más allá, pero sin duda necesitaremos luz.

- No se ve nada... - giro de nuevo la cabeza hacia el grupo, con una mueca de resignación en el rostro - Tal vez puedas hacer alguno de tus trucos - comento finalmente mientras fijo la mirada en Craimer

Weelksy, estaba empezando a ordenar su equipo, de manera que molestara lo menos posible. Ponendo la mayor parte del peso engorroso en las alforjas de Guardana, la muscilada Husky que acompaña a Weelksy desde que la conoceís. Revisa el filo de su mandoble con la piedra de afilar, se acomoda el carcaj a su espalda. Tensa el Arco (normalemnte destensado), hacíendolo cojer una gran tensión. De su espalda, queda suspendido el pesado escudo de madera y la maza armada a su flanco.

Bueno compañeros, al final hemos llegado. Ahora se pondrán a prueba el metal del que estamos hechos.- Comenta la pelirroja joven, con fuerte acento ilushkano, mientras asegura las correas de la barda de la husky.

Avanza hasta la entrada a la cueva, con el arco presto, con una flecha entre sus dedos. Estudiando los rastros que se pueden apreciar en el suelo y paredes.

Esperad chicos, que haga luz... ya lo siento Konqueval pero mis trucos los dejo para mas adelante.. - sonrio mientras saco de mi mochila una antorcha encendida - vale con esto?

No ha pasado nadie por aquí recientemente.

Echo un vistazo a la entrada de la cueva y doy unos pasos hacia su interior. Después de esos pocos pasos regreso a la entrada de la cueva:

- Bien, sea como fuere este es nuestro destino y tenemos que entrar. Aquí, de cháchara no arreglaremos nada. ¿Alguien viene conmigo?

Me quedo en la entrada de la cueva para que alguien competente se decida a entrar. Parece lógico que el explorador sea quien guíe la comitiva.

Miro a Craimer y sonrío:

- Muy astuto, ..., muy astuto. Algún día tienes que enseñarme ese truco -, digo sonriendo fuertemente.

Mirando en su equipo, cuenta dos antorchas. Yo tengo un par más. Teneís demás antorchas o lámparas?

- Si, las tengo Weelksy -, digo sacando una, - de todos modos si alguien la necesita yo puedo prescindir de ella.

Decepcionado, niego con la cabeza ante la escasa originalidad del truco de Craimer mientras sonrío ampliamente con resignación.

- Yo también tengo un par, pero las guardaré para más adelante. Seguro que cuanto más bajemos, más necesarias serán...

Me adelanto hasta colocarme junto al enano, y encamino mis pasos hacia el interior de la cueva.

- Sé que es de mala educación no dejar pasar primero a las mujeres, pero seguro que en este caso saben comprenderlo...

Weelksy esboza una sonrisa.

Despues de vosotros... pero no os vayaís muy lejos, por si tengo que rescataros.- Dice con picardía.

Dice adentrándose detrás de Konqueval.

Lentamente se fueron adentrando por una senda que se fue estrechando poco a poco hasta que tuvieron que ir en fila india y llegaron a una pequeña escalera toscamente tallada en roca viva que descendía a un nivel inferior...

Estaban todos en la entrada de la cueva revisando y preparando sus pertrechos para la incursión cuando Weelsky pregunta por antorchas...

Yo tengo una linterna y varios frascos de aceite le contesta sin levantar la vista de su labor de revisar el correcto estado y orden de sus pertenencias No tengo inconveniente en ir cerrando la marcha... así además la luz que necesito no alertará a posibles enemigos...

Como ha dicho Meiar espera a que los demás entren en la cueva para seguirlos y vigilar las espaldas del grupo. Intentará no encender la linterna hasta que sea estrictamente necesario pues su luz puede atraer miradas no deseadas.

Una vez en la nueva sala, espera a que los demás avancen para poder avanzar a su vez y poder ver mejor lo que les aguarda

Estaos quietos un momento, escuchaís algo?- Pregunta Weelksy, acariciando a la perra. Al haberse adentrado en un lugar tan estrecho, ha guardado el arco y ha sacado una maza de armas y su escudo, bien aferrado con correas.

Weelksy no escuchó nada más que goteo de agua en la lejanía.

Mi mirada estaba en las paredes de la cueva cuando he oído a Weelksy. Presto atención a los sonidos de la cueva como pide la mujer:

- ¿Has oído algo?

Hamson tampoco escuchó nada extraño...