Partida Rol por web

Con más dudas que respuestas, nuestros aventureros se retiran a sus habitaciones destinadas para los invitados del Zar Dimitri, por lo mismo, el único que debió dormir en los establos, juntos a los demás criados,fue Edwards, que para todos, era solo un escudero, y aliado camuflado de pequeño grupo que buscaba liberar todo un reino.

El almuerzo se llevó a cabo en una reunión, con Dimitri encabezándola con Helena a su lado, el zar se empecinaba en aparentar que todo era muy normal,que todo era como siempre había sido, con él reinando, con la bella caperucita roja a su lado como su enamorada, y con la que tendría todos los hijos posibles, y en cada uno de sus gesto se podía ver esa burla, ese aire trinfalista que parecía llenarlo de gozo...

Solo unas horas después se llevaría a cabo el baile inaugural del torneo de caballeros y todos los inscritos estaban invitados a tan magno evento, incluso el escudero del príncipe, aunque el pobre Edward tendría que tener mucho cuidado en no ser descubierto, pero ¿quién notaría a un simple criado?.

Derek llegó a la sala de baile, vestido cual príncipe. Se notaba que se sentía algo incómodo con esas ropas principescas, ya se había encargado Nikolai.

Con paso seguro y distinguido... , al parecer Nikolai se había puesto manos a la obra en enseñarle a Derek.

Se le notaba un aura atrayente, ir tan arreglado, duchado, peinado y demás, le hacia parecer otra persona. Solo esperaba que su bestia interior, que poco a poco la iba controlando, no fastidiara todo.

Con pasos corteses, se acerca a varias personas para presentarse, además de dar sus respetos a Dmitri y la "mujer" de este, mientras su bestia interior rugía de asco y de rabia.

Mis respetos para usted y a tan bella dama que lo acompaña.. - dice de manera cortés y educada.

Quien mejor conocía cómo estaban las cosas en el palacio era Edwards, de modo que Sir Optimus le pidió recomendaciones para saber por dónde le convenía moverse. Con esa información, sumada a su propia experiencia de que en la cocina nadie se había escandalizado al verlo el día anterior, ingresó al castillo y permaneció oculto. No le interesaba participar esa noche, no le interesaba llamar la atención. Solo estaba allí para intervenir en el caso de que alguien metiera la pata y las cosas se complicaran. El gran día sería el siguiente, en el torneo.

El príncipe lo observaba todo pero tratando de pasar desapercibido. Si nadie reparaba en él seria todo perfecto, esperaba que no fuese dificil aunque se movia con demasiada gracia para un criado.

Sabia que no era el único que debia esforzarse en interpretar su papel pues sabia que Derek estaba deseando estallar por dentro. Si Derek podria controlarse él no seria menos.

La fiesta parecía haber comenzado, empezaban a oírse voces algo más abajo, además de los taconeos de algunas damas con sus zapatos. 

Con un leve suspiro de resignación me acerqué hacia el vestido que aún no me había puesto, rozándolo levemente con la punta de mis dedos -solo un poco más...

Esas palabras eran suficiente para arrancar de mí el poco valor que me quedaba, la poca esperanza que seguía albergando en mi interior. La llegada de mis compañeros había sido un agradable soplo de aire fresco a mis ideas, había vuelto que latiera el corazón como creía incapaz de latir ya.

No debía tardar si no quería enfadar a Dimitri... Alargo la mano para coger el vestido y evaluarlo. La tela era suave, y de peso... era ligero, pese a los distintos pliegues y decorados. Pero una vez puesto parecía mucho mejor, el corte hacía resaltar mi figura, además de tener un agradable tono azulado, y una capucha que pasaba desapercibida. Según ponía en una nota, escrito por el puño y letra de Elena, citaba que era herencia de mi madre... 

Terminé de arreglarme y me acerqué al espejo para contemplarme. Parecía distinta... Y la decisión se veía reflejada en mis ojos. 

De nuevo estiro la mano, esta vez para tocar la superficie del cristal, con cierto temor, como si se fuera a desvanecer de un momento a otro. 

Quizás por instinto, quizás recordando viejas historias... solo me vino una frase a la cabeza 

-espejito espejito... ¿quién es la más bella del reino?

Me quedé así por unos momento, esperando algo sin saber muy bien lo que era con la mano estirada tocando el espejo hasta que finalmente empiezo a reír por mi estupidez. Quizás sería mejor bajar cuanto antes... Aunque la curiosidad hace que me quede un poco más esperando algo. 

Los muertos regresan, y estoy feliz de ello. Estoy "casada" y estoy feliz de ello. Estoy observando atentamente a un controlado Derek, y estoy feliz por ello. Tres imposibilidades por las que estoy feliz.

Estoy a pocos metros de Dimitri tocándo a mi madre. Estoy a pocos metros de mi madre. Estoy en Imlambris.

No soy tan feliz por ello.

Quiero pedirle perdon a Edwards, por no haber ido a buscarlo. Perdon a Mark, por no haberlo acompañado esa vez. Perdon a Nikolay, por haberme enojado. Perdon a Derek por no haberme dado cuenta antes. Perdon a mi reino por no haberlo liberado antes. Perdon a mi gente por no haberme expuesto antes.

La última imposibilidad es que quiero pedir perdon a todos.

Soy arrogante. No es algo que pienso cambiar. En este salon, nadie sabe pelear, o luchar, o tan siquiera sobrevivir como yo. Ni Derek es capaz de entenderlo. Mi arrogancia es la del superviviente.

Son otros los errores y omisiones los que me han llevado a esta estúpida sala, con esa corte maldita en su mayoría, gruñiendo y controlándome.

- Presentate tú por los dos, ya que hace años que no piso la corte - digo con sarcasmo a Mark sobre el que le "corresponde" ese papel al ser yo solo "esposa del noble caballero". No se me ha olvidado nada, ni por menos. A veces la realidad es tan asquerosamente irónica. Últimamente fue bueno. Hoy... estoy por averiguarlo.

-espejito espejito... ¿quién es la más bella del reino?-

Fueron las palabras mágicas que la princesa dijo para que el espejo en el que se miraba dejara de mostrar su reflejo luego de unos instantes que la chica pronunciara aquella frase, creyendo realmente que podría ser verdad. La imagen que apareció fue la de un rostro, como una máscara. EL rostro levantó las cejas sin pelo, y sus ojos vacíos.

- ¿y tú chiquilla?.. esperaba a la reina, pero me veo a una chiquilla...-  se echó para atrás. y soltó una carcajada - pero respondiendo a tu pregunta, es Helena la Bella...¿hay duda de aquello? - preguntó, esperando la reacción de la princesa.

Del mismo susto que me había dado el señor espejo no puedo evitar dar unos pasos hacia atrás, tropezando con la cama y aterrizando con el trasero en ella. Parpadeo unas cuantas veces con rapidez, consciente de que no era un sueño, y una sonrisa se dibuja en mi rostro. 

Me vuelvo a poner en pie alisando la falda del vestido y mirando con curiosidad al espejo. 

-No hay duda alguna sobre ello... señor espejo. ¿Usted es también preso de Dimitri? No entiendo qué es lo que hace en este cuarto. 

Me sentía como una niña pequeña que busca explicaciones a todo. Allí abajo podrían esperar un poco más... 

- ummm - pegó un respingón divertido el espejo, esa cara blanca sin ojos era mucho más expresiva que muchos otros rostro. Con un ojo abierto, se acercó a Alice, - a ver chiquilla, acercate - le pide, y la examina - oh.. ya veo, eres nieta de Alicia, vaya, no esperé verte en este lugar y¿yo preso?, ¿de donde sacas eso?... el tal Dimitri ni me usa, creo que se lo regalaron como botín de guerra -  se aparta del espejo.

- pero creo que tú sí lo eres ¿o no?, ese ser desea tener cosas hermosas alrededor de el, para no sentirse horrible, vi lo que intentó hacer contigo - suspira el espejo - pobre princesa...

-Así es- hago una pequeña reverencia recogiéndome el vestido e inclinándome levemente con una sonrisa avergonzada -siento no haberme presentado como es debido. Ha sido muy poco considerado por mi parte... Soy Alice, encantada. ¿Y usted como se llama?

Un escalofrío me recorre de la cabeza a los pies recordando ese suceso que había luchado por olvidar... la rabia e impotencia también se podían ver reflejadas en mi rostro mientras apretaba los dientes y agachaba la mirada. "Entonces lo ha visto..."

Pasaron unos segundos que me parecieron una eternidad hasta que sacudí con suavidad la cabeza para apartar todo pensamiento desagradable y volver a mirar al espejo con una pequeña sonrisa, aunque algo más apagada que las anteriores. 

-Se podría decir que, como regalo, le han dado un mejor uso que a mí. Digamos que yo también soy un regalo... un regalo de parte de la Reina Roja- solo con recordar a mi tía volvían los mismos sentimientos que cuando recordaba a Dimitri, o algo similar -¿y puede salir de ese espejo? Me refiero a...digamos, traspasar a otros espejos distintos o algo así... ¿es preso de algún hechizo?

El espejo lanzó una carcajada, la princesita tenía demasiadas preguntas y no eran para menos, estaba sorprendida de verlo, él, era un se mágico, tanto como las hadas y las brujas, pero también era un objeto  mágico, como las varitas y las escobas voladoras.

- ay mi niña.. mi niña, yo no estoy atrapado, yo soy lo que soy, fui creado así, y así me  quedaré porque no aspiro a mucho más, soy... soy un testigo de la historia de las personas y de los reinos, he evidenciado los auges y caídas de muchos reyes.. y siempre he estado - le sonrie - no soy un ser prisionero, sino... creo que estoy llamado a ser testigo de la historia.

Su rostro desaparece y la imagen de la madre de Alicia con su padre aparecen en el espejo.

- sí... puedo ver muchas cosas... mil espejos y donde un rostros se refleje puedo estar, y puedo dar la información que se desee... dime preciosa ¿que es lo que más desea tú corazón saber ahora? - pregunta suavemente,mientras la imagen de tu familia va despareciendo.

Como acto reflejo estiro la mano hacia la imagen mientras una tímida lágrima amenaza con derramarse de mi ojo izquierdo. 

¿Qué quería saber? ... Por supuesto quería salvar a mi madre, saber el por qué mi padre había cambiado tanto... pero la causa de todas esas preguntas conducían a una sola, la cual pronuncio sin titubear, decidida de mis palabras. 

¿Cómo puedo derrotar a mi tía?

- lo siento pequeña, pero no puedo responder preguntas sobre el futuro, te he dicho que soy... ummm un testigo, y no vidente - responde.

- pero puedo contarte una historia, que tú seguramente no sabes o no recuerdas - el rostro del espejo desaparece y da lugar a una superficie blanca y luminosa, en donde dos niñas podían verse, una vestida de rojo y otra de blanca y jugaban.

- había una vez dos hermanitas, que se querían mucho...- las niñas jugaban entre flores, todo parecía ser pintado en acuarelas - y los años pasaron, muchos años, hasta que ambas hermanitas se hicieron adultas y se casaron... por amor, la hermanita mayor fue nombrada reina y su hermanita menor fue su mano derecha hasta que un gran mal cayó sobre el reino -  todo se volvió negro, y un ser de ojos rojos apareció. Las dos mujeres, la roja y blanca estaban con armaduras y lucharon contra aquella criatura.

- lucharon con fuerza y fiereza, hasta que una noche, en la batalla final, ambas damas se enfrentaron  aquel mal, pero la dama roja resultó herida por el mal, al ayudar a su hermanita, la dama blanca usó toda su magia y logró derrotar al malvado ser y desterrarlo, pero... no lo hizo por completo, su hermana había quedado herida en el corazón... pero la dama blanca no se dio cuenta, los años pasaron y el mal creció en el pecho de la hermanita roja... hasta cuando no pudo controlarlo y el al volvió, con otra cara, pero mal al fin... de al cabo... la dama roja tomó la corona y condenó a todos a un invierno eterno... mató a los seres queridos y destruyó todo por lo que antes luchara... y su alma la encerró en un ser oscuro y terrible... que nadie se acercaría - la imagen de un ser como un muerte viviente apareció - y el resto de su bondad lo encerró junto a la flor que podría salvar a su madre... esta es la historia - en el espejo una niña de bellos rasgos apareció y temía una flor creciendo en el pecho.

- esta es la verdad... princesita...

Trago saliva intentando deshacer el nudo que se había formado en mi garganta, aunque a duras penas lo conseguía mientras me esforzaba por terminar de entender la historia. 

-Entonces... la culpa de todo... ¿la tiene un ser oscuro que atacó en el pasado? Ese ser de las historias que me contaba mi madre... ¿el Hacedor de Sombras? ...

Guardo silencio por unos momentos. Ese nombre pesaba sobre mis hombros, se hacía extraño pronunciarlo.  

-Y...¿sabes dónde podría encontrar a ambos, a ese ser oscuro... y la bella niña con la flor que has mostrado? Porque... el ser oscuro no será el Hacedor de Sombras, ¿verdad?- lo último que quería era tener que buscarlo... aunque no sabía hasta dónde debía de llegar por intentar ayudar. Cuanta más información consiguiese sería mejor (o eso creo) para unir distintas piezas e intentar ayudar a un reino que se cae a pedazos y por el que muchas personas están luchando, y yo no sería menos. 

- por fin está comprendiendo majestad, me alegra mucho - la cara sin ojos del espejo sonríe, y retrocede para luego volver al borde del espejo, y mirar a la princesa.

- la bondad la están buscando los amigos de tus rescatadores, aunque no se lo esperaban,pero ya han habido dos muertes, por desgracia, Pinoccio y Eizhan, imagino que el resto de tus colegas querrán saber esto... y su alma oscura, es el peor de los seres... el peor... es el Koschei... - la imagen de la cara del espejo se diluyó y mostró una imagen horrible de un ser muerto pero caminando.

- nada lo podrá destruir... pero te revelaré un secreto... tu sangre puede atacarlo, una flecha con tu sangre en su corazón podría acabar con él... -  suspira el espejo - creo que ya es hora que vayas al baile, aguardan por ti.

Abro los ojos como platos visiblemente sorprendida -¡es verdad!, ¡el baile!- con todo esto de la historia del Señor Espejo se me había olvidado por completo... 

Hago otra reverencia con una cálida sonrisa -muchísimas gracias por su ayuda. Si de aquí en adelante precisa de mi ayuda no dude en pedirla- me arreglo un poco el pelo y me dirijo a la puerta, no sin antes volver a girarme -una vez más, le agradezco mucho la información que me ha facilitado. Volveremos a vernos.

La última frase era más una esperanza, había disfrutado mucho de su compañía. Y dicho esto me dirijo hacia la sala donde daría lugar el baile. Lo último que quería era que Dimitri se molestase. 

Cuando estaban todos, o casi todos los invitados en la sala de baile la puerta se abrió para darme paso. Caminé con la cabeza algo gacha para no llamar demasiado la atención, aunque lo suficientemente elevada como para no parecer una maleducada. Llevaba un elegante traje azul claro del que colgaba a la espalda una amplia capucha, aunque se disimulaba bien con los pliegues del vestido y mi pelo, el cual había decidido dejar suelto. El vestido era más cómodo de lo que habría pensado nadie al verlo colgado de una percha. 

Con paso rápido llegué hasta donde estaban Helena y Dimitri, ignorando o tratando de ignorar las miradas de pena de algunos de los presentes, aunque mirando por unas milésimas de segundo a los compañeros rebeldes, aunque lo justo y necesario como para hacerse pasar por una vista de curiosidad y respeto hacia los invitados. Inclino levemente la cabeza ante las dos figuras que encabezaban ese baile -Dimitri...- el rencor era palpable en cada una de las letras de su nombre -...Helena...- la miro con cierta dulzura y una pequeña sonrisa apenas se dibuja en mis labios. Vuelvo a mirar a Dimitri, volviendo mi cara a ser bastante seria y fría, esperando a que dijese algo que tuviese que hacer. 

La historia no se cuenta, se debe vivir, y nuestros héroes jamás se imaginarían los hechos que se desecadenarian a parte de ese preciso momento. 

Luego de reunirse, pero hacer parecer que no se conocían, se introducirían en la fiesta, que se llevó a cabo esa misma noche,  todos bailaron, unos más ocultos que otros, sobre todo Sir Optimus que si era sorprendido husmeando, sería arrojado fuera del salón. El, muy fiel, se quedó cerca de la princesa, que se mantuvo al lado de la Reina Helena, ella mantenía una expresión de tal tristeza, que era imposible determinar, y que la mantenía alejada de todo aquello, ella, la pobre mujer, fraguaba un terrible plan, la misma noche de bodas, terminaría con su vida y con la vida del opresor. 

El baile siguió su curso, Mark  se mantuvo cerca de "su esposa", como había presentado a una oculta Eva, a que no podía quitar la mirada de la tristeza de su madre. Dimitri aplaudía, y miraba a todos,  se sentía el señor del mundo, él, como mano derecha de la reina Roja, tendría el poder sobre todo lo que quisiera, sobre la mujer de su hermano, sobre el reino de él, sobre la hija de la reina Blanca, que si todo sale mal, sería su pasaje al reino. Ahora, sin el príncipe Edwards,  Alice era la única heredera.

la música seguía sonando, cuando las puertas se abrieron de par en par,  todos quedaron estupefactos, porque quien entraba era Derek, con un mañatado Nikolai, tenía la cara rota,  y parecía haber sido golpeado violentamente.

Derek se presentó y dijo que había traído este regalo al rey, se presentó como el hijo del Lobo Féroz y que así quería prestar sus servicios al Zar Dimitri. Dimitri no daba más de la felicidad, y se levantó riendo, era el único en esa sale que reía,   y se giró hacia su futura mujer, el juego había acabado, y más porque él le tenía un presente. Las puertas se abrieron de nuevo, e hicieron entrar a un joven, que era arrastrado por dos guardias. La sangre brotaba de su boca,  y lo dejaron en el suelo...

Helena le costó reconocerlo, Ava no podría hacerlo, pero cuando la reina distinguió  los cabellos  dorados en medio de esa manta sanguinolenta, se dio cuenta que era su hijo, Alexei,   saltó de su asiento, y corrió para socorrer a su hijo. El chico apenas respiraba, en medio del estupor de todo el mundo. Dimitri sonrió y miró al hijo del Lobo Feroz.

- mátalo...- murmuró el tirano,  y Derek, empujó a Nicolai, que cayó de rodillas, casi tan perplejo como todos, mientras Mark intentaba sujetar la mano de Eva para que no se dejara en evidencia, y fuera acabada en ese momento. Derek avanzó hasta el cuerpo agonizante de Alexei y levantó su  puñal, dispuesto para acabar lo que el Tirano había empezado...  Iba a matarlo, Derek los había traicionado... Derek...

Alice lanzó un grito de susto, y Sir Optimus no pudo soportarlo más,  y salió de debajo de la mesa para correr hacia Derek y morder su mano,  sus dientes se  clavaron en su carne, pero él lo agarró del pellejo y lo lanzó contra de una de las murallas, un aullido lastimero se escuchó cuando el perro se azotó contra la dura pared, y fue a dar al suelo. Derek se levantó y tomó el puñal, y  se acercó para acabar con su cometido...

-