Partida Rol por web

Elo rió.

- Me ha ido bien, sí. Al menos no puedo quejarme. Estoy donde quiero. Logré salir del camino que parecíamos condenados a recorrer - añadió sin una pizca de reproche - y aparte de eso poco más le pido a mi vida. Ahora trabajo en el astropuerto y he encontrado la paz, podría decirse...Oye, ¿no te da la impresión de que esos dos nos miran mucho?

Elo se había detenido y su expresión había cambiado de la serenidad a la sospecha. A unos cincuenta metros por uno de los callejones que quedaba a su izquierda había dos hombres junto a un rodiano que parecía exhausto. Los dos primeros humanos eran...uno era el animal que le había pegado la paliza en el desierto. El otro era un tipo con barba que vestía ropajes suaves y blancos. Parecía joven, con el pelo rubio como la arena, y se había vuelto mientras el otro...ese maldito, le hacía mirar hacia el twi´lek.

Su cuerpo se lleno de un sudor frío casí al instante mientras se le ponía la carne de gallina, o el equivalente en alguien de su especie. Se dirigió hacia su amigo no sin cierto nerviosismo.

-Elo...-dijo con un susurro casi imperceptible -no dejes de caminar y dime que te sabes un buen escondite y que está a dos calles de aquí...-

Miró de reojo hacia aquellos tres.

-... O al menos un sitio donde podamos pasar desapercibidos...-

- Joder, Tock - respondió Elo, quien había entendido la gravedad del asunto - y tú dime que no me meterás en tus embrollos, sean los que sean. Acompáñame. Creo que por las barriadas podemos perderlos, pero sígueme sin rechistar.

Elo dio un paso lateral y entró en una calle estrecha, alargada y llena de cruces en cruz y en diagonal. Se metió por una de ellas y desapareció a toda velocidad. Tock no tenía mucho tiempo para decidir qué hacía, y ahora era evidente que todos le habían visto ya.

Dio un último vistazo a esos tres tipos a ver si se quedaba con sus caras o reconocía a alguno más.

Sin dilación, salió tras la estela de Elo: solo faltaba que lo perdiera de vista.

Los dos individuos que hablaban con ese maldito matón eran desconocidos para Tock. Uno de ellos era rodiano, y para el twi´lek todos los rodianos eran iguales, aunque no había visto nunca a uno tan agotado como estaba éste. El otro parecía un hombre joven, rubio, a quien la barba le daba un aire mayor y algo siniestro. Tenía la mirada torva y al ver el movimiento de Elo había empezado a moverse él también. El rodiano, sin embargo, no parecía muy por la labor de moverse de donde estaba, y el matón parecía también bastante cansado.

El twi´lek no vio más, sin embargo, ya que Elo no se paró a observar. Reaccionó lo bastante rápido como para seguirle. Su antiguo amigo se movió por las calles estrechas con velocidad, sin pararse a decidir cuando se encontraba en una encrucijada.

Al poco de comenzar a correr, el twi´lek volvió a sentirse cansado. Su costado le dolía con una especie de llamarada interior y el resuello llegaba insuficiente y molesto. Por otro lado, Elo continuaba a buen ritmo sin mirar atrás, delante de él, y comenzaba a sacarle ventaja. No parecía de momento haber nadie tras ellos. En todo caso, al detenerse un segundo para tomar dos bocanadas rápidas de aire junto a una pared, Tock se dio cuenta de que él estaba completamente perdido dentro de aquella maraña de casas y callejas.

Me recompuse de esa mierda que casi acababa conmigo.

He trabajado para el imperio, pero tengo entendido que por aqui pagan mejor

dije sonriendo, intente encaminarme hacia mi objetivo. Conseguir cualquir pista acerca del famosos sable morado.

Me he especializado en la caza de Jedi todo este tiempo, se todo acerca de ellos, pero tambien podría perder mi tiempo zurrando a los morosos.

me quede mirandole.

¿Me ayudaras a conseguir curro, amigo?

Y luego añadi sonriendo

Piens que el sueldo me lo dejaré aqui en tu maravillosa bebida.

El solo recuerdo de la bebida me dio nausas, pero controlé mis impulsos.

La mala suerte volvía a mirar a Tock a los ojos; parecía estar destinado a no terminar bien la jornada. Al no tener ni la menor idea de donde se había metido Elo y ante la incertidumbre de si aún les seguían o no, tuvo que decidirse rápidamente.

-Oh, mierda, mierda, mierda, mierda..., piensa Tock..-

Tras unos instantes en los que su pensamiento viajaba a velocidades nunca vistas, dio con una solución que, de obvia que era, le había pasado desapercibida. Preguntó al primero que pasaba: -Disculpe, ¿la cantina más cercana?-

El hombre levantó las cejas, visiblemente sorprendido.

- ¿Cazas jedi? Vaya, pues supongo que tendrás poco trabajo. Yo los recuerdo de cuando era niño, pero hace tiempo que no sé de ninguno que se haya movido ni por aquí ni por ningún lugar. Supongo que si no te has muerto de hambre será porque aún queda alguno pegado a su escondrijo como un piojo de Vidt.

Luego se acercó a Ar-Han y lo observó. Cuando volvió a hablar lo hizo muy bajo, de manera que el ruido del local impidiera que nadie más pudiera escucharle.

- Si es cierto eso que dices...bueno, podría presentarte a un individuo. Es un tipo muy importante aquí, no sé si me entiendes. Cuando digo muy importante...digo muy muy muy importante. Si me intentas colar una trola, no lo pagaré yo, sino tú por hacerle perder el tiempo, y he oído que es extremadamente desagradable cuando se deshace de alguien. Así que dime, chico. A tu edad debías estar mamando de tu madre aún cuando los jedi fueron perseguidos. ¿De verdad quieres jugar una carta tan alta? Si te sale mal no habrá otra partida...

Una mano salió de la nada y se llevó al twi´lek antes de que recibiera respuesta del sorprendido transeúnte.

- Tranquilo, viene conmigo - aclaró Elo.

El hombre había salido de una puerta entreabierta y la cerró tras de sí. Tock creyó ver al hombre a quien había preguntado asintiendo gravemente, como si hubiera comprendido algún tipo de señal.

El sanitario dejó el lugar a oscuras un rato, luego encendió una fuente de luz e hizo una señal a Tock para que le siguiera. Mientras se movían a la luz del débil haz, Elo hablaba a su compañero con una voz diferente, más seria y menos despreocupada que antes.

- No te preocupes, Tock. Pasarán de largo. Toda esta zona es segura. Ten cuidado donde pisas, Ekkly no limpia demasiado y además dice que el olor es parte de la veracidad de este refugio, el muy listo...

Olía raro, era cierto, a carburante y plásticos viejos, a tierra húmeda y a naturaleza en mal estado. El haz de luz se detuvo y Elo activó un interrumptor que iluminó una pequeña sala sin ventanas, llena de estanterías vacías en las paredes y con una mesa central rodeada de seis sillas.

- Bien, aquí comienza el recorrido por uno de nuestros refugios más prescindibles. De hecho, no tiene ningún tipo de información relevante acerca de nuestras actividades, y probablemente incluso estemos solos. Éste lugar fue desmantelado hace poco, por razones de seguridad, y he pensado en utilizarlo como refugio momentáneo ya que, como imaginarás, aún no sé si puedo fiarme de ti. No te ofendas, pero he conocido infiltrados con mejores razones para terminar visitando una de nuestras sedes. Ponte cómodo. Algo de comida siempre hay. Y camas, aquí podremos descansar.

Muchos Jedi sobrevivieron al exterminio, mi mentor era un cazarecompensas que iba detras de ellos, me educo desde pequeño, cuando el cayo por la espada de uno de ellos...

hice una pausa con fingida tristeza

Decidi continuar con su trabajo. Ahora como tu buien dices empieza a quedar poco trabajo, me temo que ya no me quedan muchos, ademas el imperio que era mi principal cliente bueno... que te voy a contar de lo que le está pasando al imperio. Por eso he venido a buscar aqui trabajo. Se que teniendo en mi curriculum  cadaveres de Jedi, no me será muy dificil encontrar. Por cierto, tu amigo, ese tipo tan peligroso supongo que pagará bien. no???

El hombre hizo una mueca misteriosa.

- Sí paga bien, amigo. Paga bien el éxito, pero tampoco se olvida de hacer pagar el fracaso. No te aviso sin conocimiento. Aquí todos están advertidos. Te llevaré primero a ver a Ikoo Therap. Es un joven como tú, que se ha ganado un puesto por su iniciativa y su empuje. El Hutt aprecia mucho la valentía y...oh, quizá no te había mencionado quién era...se llama Roddo, y es miembro principal del clan Hutt. ¿Nervioso? Serías tonto si no lo estuvieras. Ya sabes que no bromeo cuando te hablo de las consecuencias de echarse un farol. Esto no es pazaak...aquí si juegas mal tus cartas, pierdes la mano...pero literalmente.

Mira - continuó tras detenerse un instante a calibrar el efecto de sus palabras -, si quieres dar con Ikoo, estará en esta dirección. Es un humano rubio, joven, que suele vestir como los granjeros de humedad. Suele estar acompañado por un rodiano que no habla mucho, pero con el que te conviene guardar las distancias.

El tabernero escribió algo en un trozo sucio de papel y se lo alargó a Ar-Han.

- Que yo diga que esté aquí no significa que esté en el mismo momento que le visitas, es un tipo ocupado, pero es todo lo que puedo darte. Di que vas de mi parte, yo lo corroboraré.

-Vaya, vaya... desde luego esto sí que no me lo esperaba- Añadió Tock con una mezcla entre alegria y miedo. -Si al final va a resultar que sabrás tú más de mi que yo de ti... ¿qué es todo esto, Elo?, me da que no eres el sanitario que dices ser, o al menos, no es tu único trabajo, ¿me equivoco, viejo amigo?- Añadió con una sonrisa algo forzada.

La mente de Tock pensaba rápidamente. ¿Suponía esta situación un nuevo peligro para él?. ¿Estará Elo, de alguna manera, relacionado con Adan y todo esto era la mejor farsa jamás montada? No pudo evitar cierto temor, sobre todo si se tenía en cuenta cómo le había ido estas últimas horas, pero intentó por todos los medios no pensar mucho en ello y dejar que los acontecimientos siguieran su curso. Confiaba en que su instinto le guiase de algún modo u otro.

-Bueno, ¿por dónde empezamos?- Dijo el Twi'lek mientras se sentaba en una de las seis sillas.

Agradezco la información.

Luego mirando a la barra añadí

y la copa. Ahora me gustaría encontrar a Terap. Muchas gracias por todo de nuevo.

Me dí media vuelta y salí de la  taberna con discrepción. Y me dirigí a la zona donde me habían recomendado buscando a un chico rubio.

Elo sonrió y se sentó en otra de las sillas, cómodamente como si hubiera estado en aquella habitación muchas veces antes.

- Bueno, diré que yo tampoco me he dedicado sólo a temas sanitarios. Sabes desde hace tiempo que Tatooine  está sufriendo una escalada de poder de los Hutt. De acuerdo, siempre ha sido así, desde nuestra más tierna infancia, pero desde los últimos siete años las autoridades han sido presionadas por el creciente poder de los señores del crimen para no actuar más que en pequeños casos sin importancia contra ellos. Son como una especie de válvula de presión, se activan sólo cuando la situación se vuelve demasiado insostenible, y en cuanto vuelve a ser soportable, regresan a la apatía y la indolencia.

Por eso, unos cuantos ciudadanos hemos decidido tomar cartas en el asunto. Considéranos una especie de resistencia al régimen de terror que han implantado los Hutt desde hace ya tanto tiempo, una consecuencia a sus actos, un sistema natural de defensa hacia su cruel e insensible mandato.

El caso es que nos hemos preparado y hemos aumentado de número. Empezamos a actuar con plena autonomía, todavía desde un papel discreto, sutil... ya sabes, desviando recursos del crimen a nuestros almacenes, o repartiéndolos entre nuestros simpatizantes, algún que otro sabotaje o retraso en los envíos de mercancía...cosas así. Sabemos que no podemos dañarles mucho, aún no, pero somos como una espina calderiana, que una vez nos clavamos nos vamos introduciendo lentamente en la carne hasta que, eventualmente, alcancemos órganos más vitales.

Hizo una pausa y cambió de postura.

- Nuestra organización basa sus tácticas en la discreción, la velocidad y el anonimato. Cada uno de nosotros sabe lo que debe saber. Sólo hay uno, que sepamos, que organiza a todos los demás, y no sabemos quién es. Cada uno conocemos lugares francos, pero no todos, y sabemos cuándo y cómo podemos utilizarlos. Yo mismo, si fuera capturado, no serviría de demasiada ayuda a los Hutt, por más que consiguieran arrancarme todo lo que sé. A lo más, descubrirían un par de silos con algún equipo, algunos contactos menores y tendrían la certeza de que existimos, pero ni siquiera tendrían un nombre o una referencia, porque no la tenemos ni nosotros mismos.

Elo se pasó la mano por la cara, en un gesto de cierto cansancio.

- Volviendo a lo que nos interesa, he reconocido a dos de los que huíamos. Uno de ellos era Ikoo Therap, el joven humano de barba. Es un hombre de Roddo el Hutt, uno de los más importantes e influyentes señores del crimen del sector. No sólo domina una buena porción del pastel en Tatooine, sino que sus tentáculos llegan hasta Nar Shaadaa y más lejos, por lo que sé. Ikoo es una especie de solucionador de problemas menores y arreglador de tratos. Por lo que sabemos, es una elección arriesgada para Roddo, porque a pesar de su evidente empuje, es quizá demasiado ambicioso para lo que al Hutt le podría interesar, y creemos que podría estar empezando a diseñar planes por su cuenta.

El otro es el rodiano. Se llama...Jettgo - consiguió recordar -. Es fiel a Ikoo hasta el final, quizá por alguna deuda, ya que se llevan bastante bien. Es algo así como su brazo armado, el ejecutor de sus planes. No hay mucho interesante de él por ahí. La gente que se interesa por él no termina muy bien parada.

Al otro no lo conozco, pero parece que estuviera informando a Ikoo sobre ti. No sé en qué estarás metido, pero te has buscado malos enemigos.

El lugar era fácilmente reconocible. Aunque parecía que todo era idéntico, en Anchorhead siempre había algún residuo, algún pedazo de chatarra o la combinación entre tiendas de droides, de recambios y de alimentación se podía distinguir entre una calle y otra. En este caso, la plaza se desviaba ligeramente hacia un lado, y como rezaba la nota, un gran silo de grano se elevaba en las esquina de una de las calles que salía de ella.

Precisamente allí, mientras se acercaba, vio a un humano de barba rubia y traje sencillo, acompañado de un rodiano y de otro hombre. Sin embargo, cuando Ar-Han llegó a unos metros de ellos, el grupo miró hacia otro lugar, donde un twi´lek y un humano hicieron una especie de quiebro para desaparecer por una calle. Los dos humanos y el rodiano les siguieron y se dirigieron corriendo también a esa calle. El rodiano parecía cansado, por otro lado, y se notaba que le costaba más que a sus compañeros mantener el ritmo.

No puedo dejar que se me escapen

Me dirigí corriendo hacia esa calle, antes de entrar miré haber que pasaba. Decidi mantener mis armas a mano. Mire los edificios que rodeaban la calla, y los estudie considerando la opción de saltar sobre ellos si la cosa se ponia fea.

Tock no pudo evitar poner cara de asombro. Ni en lo más recóndito de sus pensamientos se había barajado el que Elo fuese una persona con una doble vida. Decidió contarle algo de la historia, guardándose parte de esta hasta un momento más oportuno. Sondearía a su amigo para ver hasta qué punto conocía los verdaderos planes de Adan.

En la cabeza de Tock había una cantidad ingente de pensamientos que se movían en todas direcciones y que, de vez en cuando, se unían y formaban uno nuevo, dándole cierta información adicional. De alguna manera Adan estaba relacionado con ese Hutt llamado Roddo, si no no tendría sentido alguno que ese matón le hubiese dado aquella paliza justo después de la liberación de los esclavos. El twi'leck se preguntaba si Elo lo sabría ya que de no ser así, podría convertirse en una gran fuerte de información para él.

- Me quito el sombrero ante ti, viejo amigo. Ni en mis más locos pensamientos me imaginaba una situación como esta. - Se tomó unos segundos para ordenar las ideas. -Verás, puedo arrojar algo de información a este asunto, no toda, por supuesto, pero si una parte que nos puede ayudar a atar ciertos cabos... al menos a mi. El matón que hablaba con Ikoo y el rodiano Jettgo es uno de los que me ha dado esta soberana paliza. Se supone que yo debería estar muerto, como te dije antes, pero ya ves que mala hierba nunca muere- Sonrió antes de continuar.- La paliza comenzó en mi casa, donde perdí el conocimiento. Lo siguiente que recuerdo es estar tirado en medio del desierto con un dolor que jamás pensé que llegaría a sentir. La suerte estaba de mi lado, pues encontré un transmisor perdido que conseguí activar... y lo único que me trajo fueron más problemas, pues al poco llegaron este matón junto con otras dos personas. Sé de buena tinta que trabaja para Roddo, aunque no sé si de manera directa, pues mencionó el nombre de Gruuva cuando llegó en el deslizador. Creo que su nombre es Teekel, pero es un recuerdo un poco vago. Los otros dos matones que llegaron con él en el aparato se llamaban  Josh y Hycks... ¿te son familiares?-

Ar-Han corrió tras ellos. Se metieron entre varias callejuelas y tuvo que mantenerse cauto mientras seguía para no ser detectado. Sin embargo, los perseguidores parecían demasiado concentrados en perseguir a su vez a los dos que huían de ellos. En un momento determinado, los tres se detuvieron en un cruce y tomaron caminos diferentes. Los otros dos parecían haber desaparecido y Ar-Han se encontró conque tenía que elegir a quien seguir. El rodiano parecía el más lento de todos. Se movía como si estuviera al límite de sus fuerzas, resoplando y maldiciendo en su idioma. El humano que correspondía con la descripción de Ikoo Therap sin embargo parecía descansado, y tomó un estrecho camino que se perdía entre unas casas viejas. El otro humano tomó el camino opuesto, armado con un blaster.

Elo sonrió, parecía complacido por el asombro que había provocado en su antiguo amigo.

- Bueno, vayamos por orden. Josh Hycks es sólo un matón. Supongo que los Soles y tu estado te hicieron ver de más. Es un tipo peligroso, pero un poco tonto. Hamo Tekkel es otro de los matones de Roddo...bueno, sí y no. No trabaja siempre para Roddo, porque el Hutt no es idiota y no se fía de estúpidos como él. Les suele encargar misiones sencillas, sin mucho lío, y les paga en consecuencia. Gruuva es un rodiano, un tipo con muy mal perder que trabaja para Roddo...y éste sí a tiempo completo. Así que imaginarás que tonto no es. Roddo sabe de quiénes debe rodearse, y durante cuanto tiempo.

Gruuva es una especie de organizador de actividades rutinarias para el Hutt. Cosas de bandas, trabajos menores que les permiten estar algo organizados y saber quién manda entre todos. Roddo prefiere que todas las bandas actúen bajo cierta connivencia, aunque también permite que se ataquen entre ellas por cosas sin importancia. En el fondo, se trata de crear un orden dentro del caos para poder manejarlo. Este Hutt es especialmente peligroso porque es más inteligente que ambicioso. Si cree que debe esperar a un mejor momento para conseguir lo que quiere, esperará, perdonará vidas e incluso liberará prisioneros para ello, pero no por un extraño sentido del honor o la decencia, sino porque es mejor para él. No hay que olvidar que es un Señor del Crimen.

Todas las bandas de Anchorhead tienen tratos con él, y en muchos casos las utiliza para sus fines, introduce informadores entre sus miembros y poco a poco las poseé para sus propios intereses, cosas de más envergadura, como extorsión generalizada, contrabando, esclavismo...

Elo se detuvo un instante. Luego repasó mentalmente la pared que tenía enfrente y continuó.

- Ahora mismo sabemos que trama algo. Hemos estado espiando sus fuentes y ha organizado el envío de algo de gran valor hacia un lugar desconocido. Se trata de algo grande...el asunto, quiero decir. Curiosamente la mercancía es bastante pequeña. Yo fui enviado para averiguar lo que pudiera, no sólo para encargarme de atender a los heridos. No estábamos seguros de que tuviera que haber un enfrentamiento, pero era bastante esperable, desde luego. Y así fue.

Elo volvió a considerar algo y se inclinó en la silla hacia Tock.

- Necesitamos más información... y necesitamos a alguien que la consiga. Nuestros efectivos hacen lo que pueden, pero la situación se recrudece y Roddo se ha vuelto más...prudente. Ha habido muertos. La nave que supuestamente acarreaba la mercancía salió del astropuerto, pero hemos conseguido su descripción. Es sólo cuestión de tiempo que se registre en algún lugar y entonces podremos seguirla... si tenemos suerte. El problema es que no disponemos de gente fiable fuera de Tatooine. En realidad, toda la información que recibimos del exterior no es en absoluto creíble. Necesitamos saber algo más, y quizá tú podrías ayudarnos...Ya estás en peligro, y tu conocimiento sobre las bandas de Anchorhead podría servirnos de mucho. ¿Qué piensas?

Tock se reclinó en la silla reconsiderando la oferta de Elo. Era realmente tentador, podría hacer la vida imposible a aquellos que se la estaban haciendo imposible a él.

-Espero que el estar en peligro no sea un requisito para poder trabajar con vosotros- dijo riendo. -No te voy a negar que la oferta no me interese, Elo, pero antes necesito saber algo más. Necesito poder confiar en ti, que no es que no lo haga, no pienses mal, pero mi anterior trabajo también me parecía interesante y ya ves como acabó. Espero que entiendas mi situación. –

Se acercó hacia la mesa, posando los brazos en ella, mirando fijamente a los ojos de su compañero en una mirada que pedía sinceridad.

-Veo que el pastel es más grande de lo que yo había concebido en un principio. ¿Está la banda de Adan relacionada con Roddo de alguna manera?  Y, lo que es más importante para mí en este momento, ¿puedo depositar mi confianza en ti? Quiero decir, ¿cómo puedo estar seguro de que lo que me dices es cierto, viejo amigo? ¿cómo puedes convencer a este pobre ,y en este momento, desconfiado twi’leck, de que estás en el bando correcto y no eres un agente a las órdenes de ese Hutt?-