Partida Rol por web

De las pocas palabras que cacé de la conversación, "magia" fue una de ellas, giré tan bruscamente la cabeza que me dolió el cuello. 
—Magi? Scott var en magi?
Se dice de manera muy similar, no pude haber entendido mal. Me interesan los cuentos sobre magia, en especial las armas que hacen proezas fantásticas que pocos creen reales. 
—Me... eeh... Me gustaría conocer.

Me da la sensación de que están mencionando otro nombre, pero no entiendo la relación. Me resulta difícil comprender las expresiones, así que tampoco puedo deducirlo por ese lado, tendré que esperar en silencio.

El ver como la muchacha se mostraba mas abierta al saber de mi relación con la Iglesia me hizo sonreír ya que una forma u otra eso significaba que en encontraba mas segura con nosotros de lo que estaba antes. Al parecer al padre la idea de la magia le resultaba bastante menos "amenazadora" que al resto de miembros de la Iglesia que había conocido en mi vida, habría sido un gusto poder hablar con él seguramente. También nos indico sobre que la posibilidad de que el edificio hubiera sido vandalizado era algo mas que una simple teoría y que las sospechas de los habitantes iban hacia una familia que respondía al apellido de MacCordagar.

Raghild parecía algo perdida con nuestra conversación pero había mostrado interés por el tema de la magia- /Yo hago magia Rag, luego te resumo la conversación si quieres/ -le dije para que no se preocupara por no entender de lo que hablábamos, debía ser duro el encontrarte en un lugar tan alejado de tu hogar sin siquiera entender el idioma local... Quizás por eso mismo me implicaba tanto por asegurarme de que no se sintiera excluida. Angélica por su parte se había preocupado intentar averiguar algo más sobre esa familia al enterarse de que eran nuestra siguiente pista, yo por mi parte fui bastante mas simple- ¿Dónde viven? Me gustaría visitarlos...

Kelgar se dio una vuelta por el cementerio sin encontrar nada interesante así que volvió a donde estaban sus compañeros todavía charlando.
De algún modo parecía que la chica borde se había relajado un poco.

¿Hay que visitar a alguien? preguntó al oír a Jackin preguntar sobre dónde vivían váyase a saben quién.

---Bueno, no hay muchas acusaciones de momento pero bueno tienen un amplio historial delectivo, todos sus miembros son bastante ariscos y violentos y son únicos que no han mantenido buenas relaciones con la aldea y siempre que han ido a alguna parte han desaparecido cosas, desde ganado de algun granjero hasta objetos del almacen de Sally donde suelen acudir...no sé quien puede haber sido dado el historial delictivo de la familia pero como ya he dicho no hay pruebas que lo hayan hecho ellos...

---A los McCordagar no les gusta las visitas y mucho menos los extranjeros, no os recomendaria ir, aunque sí lo haceis os recomiendo que vayais con sumo cuidado-os dice la mujer al escuchar las palabras de Ragnhild y luego mira a Jacklin y señala hacia el pueblo-Regresad a la aldea y seguid hacia el oeste por la orilla...cuando encontreis los carteles habreis entrado en su terreno..

Los MacCordagar parecían el sospechoso demasiado obvio. En algún momento tendrían que comprobarlo pero, por el momento, le interesaba hacer una visita antes que presentar sus respetos a los que aparentaban ser el sindicato criminal de la isla.

- Muchas gracias por tu ayuda, buena Catherine. Con esos antecedentes, no veo que ninguna gente decente quisiera tratar con los MacCordagar. En todo caso, una compañera está enferma y pretendíamos visitar al galeno, Ferrigo creo recordar que era su nombre. Una vez más, tenéis nuestro agradecimiento y aceptad nuestras condolencias por la defunción de vuestro padre.

Una vez formalizadas las despedidas, Emelie se disponía a volver a la aldea cuando reparó en algo.

- Nos hospedamos en El Pequeño Castillo. Todos. - Hizo una sutil señal específica en dirección a Jacklin, quien había suscitado el repentino interés de la muchacha por alguna razón. Y "Angelica" dudaba que tuviera que ver realmente con su afiliación con la Iglesia. La revelación de su compañero de fatigas acerca de su vinculación con dicha institución suponía unas implicaciones cuyo alcance por el momento ignoraba. Emelie sólo deseaba que esa relación no atrajera problemas, si la muerte del padre Scott se había debido a motivos religiosos que pudieran convertir en objetivo al paladín.

Al escuchar la voz de Kelgar que había vuelto de su pequeño paseo me giro hacia él casi al momento asintiendo con la cabeza ante su pregunta- A los posibles causantes tras los daños a la Iglesia -le resumí antes volver a centrar mi atención sobre la joven Catherine.

No había que ser muy listo para ver como sus palabras sobre esa familia me molestaron, en termino general, todo lo que decía sobre sus comportamientos violentos, poco colaborativos, robos y demás eran cada una de esas cosas por separado mas que suficiente como para ponerme de mal humor como para conocer a una familia que llevara a cabo todas ellas contra sus propios vecinos sin remordimiento alguno. Y mi expresión era una muestra perfecta de como de terrible me parecía la situación en general- Tendremos cuidado en nuestra visita -acompañe las palabras de Angélica en agradecimiento por la colaboración- De nuevo, si necesitas cualquier cosa sabes donde encontrarnos. Por lo visto nos quedaremos aquí hasta el próximo barco por lo que nuestra estancia no será corta -ya mi compañera había dejado claro cual era nuestra siguiente parada, ver al médico local para conseguir lo que Lissandra necesitara para no ver empeorado su estado por lo que me despedí de Catherine tras que Angélica recordara donde nos quedábamos.

Podría aprovechar el camino de vuelta para ir contándole a Ragnhild sobre lo que habíamos descubierto, tratando de no hablar mucho sobre mi título dentro de la Iglesia, aunque si preguntaba no tendría problema en contarle algo sobre mi magia y de paso darle todos los detalles sobre la familia McCordagar a Kelgar.

Ya veo... el lío es con una familia de paletos inadaptados. Bueno, habrá que irles a dar una paliza, que escarmienten por haber asesinado a alguien inocente.
...
¿Era inocente, no?

—¿De verdad haces magia? Jamás en mi vida he visto a alguien capaz —le espeto a Jacklin, con un dejo de incredulidad—. Pero han ocurrido tantas cosas raras entre ayer y hoy que ya no sé qué creer.

Ahora tengo ganas de verlo en acción, si vamos a visitar a esta gente, ¿disparará relámpagos desde sus manos? ¿bolas de fuego? Cielos, me he puesto ansiosa.
Me levanto del suelo de un salto, dándome palmaditas para limpiarme, sonriente y con entusiasmo. Se me ha ido el sueño.

Kelgar atendió las explicaciones de Jacklin sobre lo que iban a hacer y se alegró de que por fin tuvieran una pista.
Oh, está bien… algo así como unos sospechosos. Esperemos que se ofendan por nuestra visita y se líe una buena pelea… dijo, sonriendo ligeramente ante la idea de un enfrentamiento que terminara con el aburrimiento de los últimos días en la isla.

La mujer asiente con la cabeza y se queda  en el lugar meintras vosotros os alejais rumbo de nuevo al pueblo con aquella nueva información y viajais al pueblo de nuevo donde vais en busca del sanatorio, con un par de preguntas os dicen que se encuentra al lado de la alcaldia  por tanto no os resulta muy dificil encontrarlo.

El sanatorio es un sencillo edificio gris  que mezcla madera con piedra ( uno de los pocos de aspecto "sólido") de una planta, al entrar veis que se trata de una única estancia  con varios camastros  un par de ellos ocupados  por algunos chicos con diversas dolencias , de un lado para otro,  se mueve un hombre de mediana edad de pelo blanco y con cara de eterna preocupación mientras va de un lado para otro consultando a los diversos pacientes.

Cuando emprendimos la marcha, lo hice con una gran sonrisa de entusiasmo, pero que poco a poco se fuer borrando a medida que caí en la cuenta de que no estábamos yendo en la dirección que me explicó Jacklin, sino de regreso al pueblo aburriente este.
—¿No ibamos a Maco... Ma...?
Bueno, eso, se me entendió.

Pateo un guijarrlo y me pongo las manos en los bolsillos, volviendo a poner cara de sueño. Más cuando entramos al sanatorio, esto me toma por sorpresa, pero no deja de ser un bodrio.
—Creo que hay algo que aún no estoy entendiendo —murmuro en arkes—. Jacklin, ¿seguro me explicaste todo lo que hablaron?

Ah, cierto, la chica pálida. Es más pálida que yo, eso no es normal, ¿es por eso que venimos al sanatorio? Me olvidé si habían dicho si la internaron y ahora me siento mal por no haberlo notado. No me di cuenta de que faltaba hasta ahora.
—Lo siento —digo por lo bajito, como disculpándome con ella. No, no sirve de nada, se lo diré cuando la encuentre aquí, que me siento una persona horrible ahora, pobrecita.

Mi sorpresa cuando Jaklin anuncia ser un santo fue mayúscula y un pequeño temor se creó en mi interior. Habia pocas cosas con las que tenía que tener cuidado y el levantar sospechas a la iglesia era una de esas.

Quede en parte pensando la situación mientras las conversaciones se desarrollaban, la preocupación de que le había pasado al padre había ido a un segundo plano en mi cabeza al ver una posible amenaza de la iglesia. De todas formas, por la manera que tenia de hablar el joven, no parecía muy agradecido con la propia iglesia.

Mi ojo se abrió levemente cuando mencionaron querer ir a el sanatorio para pedir ayuda para mi. Aquello no era nada de lo acordado y quería que fuera la menor cantidad posible de gente la que se enterara de mi estado. Lo que necesitaba era algo que el médico no iba a saber y que no iba a reconocer en público.

Sin pensarlo mucho más empecé a viajar hacia mi cuerpo, tenía que volver a él y dirigirme al sanatorio. Quizá con algo de suerte llegaría antes que ellos y les ahorraría preguntar al curandero local nada.

Cuando llegue al sanatorio vi como mis compañeros estaban ya entrando en aquel lugar, así que acelere el paso para entrar detrás del último de ellos.

—Vaya, no esperaba encontraros aquí, ¿Pudisteis visitar la iglesia finalmente?.—Pregunté desde sus espaldas mientras mis ojos discurrían por el sanatorio saltando de los pacientes al doctor o “sanador” del lugar.

Después de haber dejado descansar mi cuerpo me sentía algo mejor, y era una suerte pues fueran lo que fueran a hacer aquí prefería estar presente.

La repentina aparición de Lissandra a espaldas del grupo supuso una bienvenida sorpresa. Con ella presente para hacerse caso de su propia consulta, el resto podría centrarse en indagar algo más sobre los sucesos en la isla. Al menos, es lo que Emelie pretendía.

- Iglesia y cementerio. Ha sido... instructivo. - No sólo habían juntado piezas que apuntaban a los MacCordagar (no descartaba la posibilidad de que se les estuviera utilizando como víctimas propiciatorias, pero habría que investigarles de todos modos), también había descubierto que su nuevo compañero pertenecía a la Iglesia. Y que usaba "magia". - Será mejor que hables con el galeno sobre tu condición. - Era una excusa perfecta para romper el hielo antes de preguntarle por el padre Scott, el marqués "vampiro" o los MacCordagar.

Una vez en el pueblo fue bastante fácil dar con el sanatorio ya que tras unas pocas preguntas a los habitantes hechas por mi parte basto para conocer la ubicación de este, lo cual era algo lógico teniendo en cuenta que preguntábamos por un edificio concreto pero los problemas para conseguir respuestas que habíamos tenido hasta ahora hicieron que me animara el poder llegar al sanatorio sin contratiempos. Dentro del lugar el ambiente me resultaba deprimente, había poca gente en realidad pero este tipo de sitios siempre me resultaba agobiante o deprimente, por suerte Ragnhild me hablo y pude centrar mi atención en ella.

- /Si, claro pero Angélica quería parar por aquí antes y buscarle algunas medicinas a.../ -y precisamente la voz de Lissandra detrás nuestra me hizo girarme- Lissandra -dijo su nombre como su saludo y también para terminar mi frase, al parecer la propia chica por la que estábamos aquí también se sorprendió por encontrarnos, era bueno verla fuera de la posada y con energías renovadas al menos- Había parado por aquí precisamente por si podíamos encontrar algo que te ayudara. Pero creo que si ya estás aquí es mejor que hables tu con el hombre a cargo... -explique un poco, antes de buscar al hombre que daba claras impresiones de ser de quien hablábamos

—¿Para ayudarme?—Pregunte algo confundida antes de negar con la cabeza.—No creo que haya nada para ayudarme aquí, lo que tengo es un tipo de anemia extraño, lo único que puedo hacer es mitigar los síntomas y por desgracia la forma de hacerlo en un lugar como este levantaría mucho recelo entre la gente.—Hice una breve pausa bajando el tono de voz para que no me escuchara el doctor antes de volver a hablar.—Después de ver las sospechas que tienen sobre el conde… Creo que es mejor no hablar de cosas de la sangre.

Me encogí de hombros tras la explicación

—La verdad es que venía para saber qué tipos de plantas había en la isla. Si vamos a estar aquí mucho tiempo me gustaría hacer algunos medicamentos mientras tanto y supuse que el seria quien mejor sabría que hay por estos lares.

Cuando creía que iban a buscarle las cosquillas a los nobles aquellos de nombre raro, se encontró con que habían llegado a una especie de enfermería.
Miró a Ragn encogiéndose de hombros ante sus dudas, puesto que él tampoco sabía qué estaban haciendo allí.
Vieron a Lisa, a la que saludó con un ligero asentimiento.

No sé exactamente cual es tu problema, pero a veces un buen trago ayuda a dejar de pensar en negativo. le dijo a la delgada señorita, sonriendo al imaginársela bebiendo.

Y ¿no se supone que íbamos a ver a los nobles esos?… ¿Qué venimos a hacer exactamente? preguntó mirando principalmente a Angie, que en cierta medida se había erigido como la mente pensante del grupo.

- ¿Nobles? - Emelie entrecerró los ojos y trató de figurarse a qué se refería Kelgar. Una suerte de intuición se abrió paso en su mente. - No creo que los MacCordagar sean nobles exactamente. Ya tendremos tiempo de visitarles después de hablar con el galeno. - Los MacCordagar se habían convertido en el sospechoso obvio y las cosas tan fáciles no eran del agrado de la asesina. Su experiencia le dictaba que las cosas obvias o fáciles solían esconder complejidades inesperadas o insospechadas que daban al traste con cualquier plan. Pero, a veces, las cosas fáciles eran simplemente eso. Fáciles.

Un vistazo rápido por parte de Lis lepermite determinar que no hay nadie con aspecto grave la mayoria parece que estan resfriados.

Mientras estais de pie ahí hablando veis que el hombre que parece el galeno se acerca a vosotros  con aire cansado.

---¿Y bien? ¿quien de vosotros le pasa algo?- pregunta yendo directo al grano pasando sus ojos de uno a otro.

—Bueno, pero rápido —le respondo a Jacklin—. Cada minuto que pasa es un minuto en que esos tipos podrían hacer otra cosa rara, además de descubrir que vamos a visitarlos.

Me había preocupado Lissandra al principio, pero al ver que está bien y que no da la impresión de que estuviera acá por sentirse mal, me quedo mucho más tranquila. De cualquier forma, le pido disculpas por haberme olvidado de ella.
—Lo siento... —le digo, con timidez—. ¿Cómo estás?
No tengo otra forma de preguntarle cómo se siente, espero que me haya comprendido.