Partida Rol por web

Ya estoy viendo que son supervivientes, no estoy ciego, pero también que llevan armas y están preparados para usarlas, así que hasta que no hagan como sus dos amigos aquí presentes, suelten todo y levanten las manos, no me importará una mierda empezar a disparar.

La voz del que actuaba como jefe del grupo sonaba segura y cabreada, una combinación nada buena para negociar. Además estaba en mayoría, porque en aquel momento, solo Keira, Jack, Tom, Zach y Larry tenían armas, y además, no podrían usarlas con la suficiente rapidez.

Y él parecía saberlo.

Así que última oportunidad. Armas abajo, brazos arriba, ahora.

Al aparecer esa gente levanto el arma y apunto a uno de ellos, a dos, alternativamente, pero enseguida me doy cuenta de que no tenemos mucho que hacer. Ellos son seis y están fuertemente armados, por no decir que nos han cogido por sorpresa. Joder, tanto hablar y al final nos hemos olvidado de lo importante que es estar siempre pendientes.

Así que bajo el arma.

Cuando el tío insiste, la tiro al suelo y levanto las manos.

-Está bien, tío, tranquilo. Como ha dicho ese, no somos enemigos. Estábamos hablando sobre si bajar o no y quiénes debían hacerlo. No esperábamos encontrar gente viviendo en casas como si no pasara nada.

- Vale, voy a bajar los brazos despacio para soltar las armas.  

 Agarré el cuchillo por el mango y al momento le dí la vuelta para cogerlo por la hoja, despacio y cuidándome de no hacer ningún gesto brusco, y lo lancé al suelo a un par de metros de mí. Repetí la operación con la pistola, agarrándola por el cañón, sacando el cargador que cayó sobre mis botas y arrojando el arma justo al lado del cuchillo.

- Somos militares, y ahora estamos al cargo de estos jóvenes a los que nos encontramos ayer en un hospital abandonado ahí en el bosque. Han perdido compañeros allí dentro. Por el camino hemos captado una conversación por un walkie y nos hemos acercado a ver si podíamos recibir ayuda. Y ayudar a cambio en lo que podamos.        

 Al acercarse aquel grupo con las armas en alza, Staci no dudó en levantar los brazos y esperar que nadie le volara el torso de un escopetazo. Era lo máximo que podía hacer la chica que solamente tenía un cuchillo en su mochilita. Solamente esperaba que aquellas personas no hubieran oído su plan de investigar el pueblo por la espesura del bosque. Si eso no daba sospechas de que eran invasores, nada lo haría.

- ¡Por favor, no nos diparen!

Aquel pequeño destacamento salió de la nada pillándoles completamente por sorpresa, lo que hacía pensar en que aquel grupo no estaba convenientemente defendido después de todo.

Aún así le habían aceptado, más o menos amistosamente, así que ahora era parte de él para lo bueno y para lo malo.

Pues a ver si viene algo bueno, porque de momento...

Dio un paso al frente cuando ordenaron bajar las armas, colocándose delante del tipo que gritaba las órdenes e interponiéndose, imperceptiblemente, entre el nuevo grupo y el suyo. Después de todo él estaba para servir a los vivos y tendrían que matarle para poder llegar a aquellos jóvenes estudiantes.

- Haya paz - dijo a modo de saludo con voz apacible y tono conciliador. Miró a los ojos de su interlocutor y luego bajó los ojos hasta la base de su cuello. Sabía que eso solía provocar que la otra persona hiciera lo mismo. Así vería el alzacuellos. - No voy armado - añadió extendiendo los brazos a los lados con las palmas hacia arriba, como si estuviera orando en el altar y mostrando al mismo tiempo las manos vacías.

Así que tenéis un jodido cura, ¿eh? - pensó cuando escuchó a Keira. - Pues hace unos minutos seguro que no era demasiado bienvenido. Pero claro, ahora conviene parecer más amistosos...

Supuso que llevarían algún tiempo ocultos en la espesura así que era probable que hubieran escuchado sus últimas palabras en las que se ofrecía para tratar con la gente de la granja de manera amistosa. Si eran buena gente sería un punto a favor pero si no...

... si no ya nos hubieran matado.

- Me llamo John - se presentó. Dudaba que nadie más lo hiciera pero era un primer paso en las negociaciones. - Primero te presentas y luego hablas.

Nada más apoyarme en el árbol para relajarme un rato, aparecieron de la nada un total de 6 personas. Todas armadas y preparadas para aniquilarnos. Debía de ser el grupo que volvía y que estaba al mando de Al. Aunque pensándolo bien, no veía a ninguno que estuviera herido por una mordida de los infestados. Quizá era un grupo nuevo que patrullaba por las inmediaciones.

-¡Joder! Nos está merecido por subnormales.

Me quito el fusil de la espalda y lo dejo tranquilamente en el suelo. Levanto en alto el brazo derecho y con la mano izquierda saco mi pistola del cinto y la dejo al lado del fusil. También saco el cuchillo y lo tiro al montón. Veo que los demás hacen lo mismo.

El cura se adelanta un poco e intenta platicar con el cabecilla. Es buena idea rebajar la tensión y que mejor que un puto cura...

-Hay que reconocer que tiene pelotas, no como otros...

Me quedo observando a cada uno de los asaltantes para calibrar cómo van armados, si son buenos tiradores dependiendo de cómo agarren el arma, si están nerviosos, las posibilidades de escape en caso de que empiecen a disparar, etc.

-"Tranquilos amigos, solo estábamos de paso por aquí. Nos dirigimos a la ciudad, por lo visto están evacuando a gente allí."

Mi pose no denota nerviosismo, sino calma y autoridad. Espero que esta gente no sea atea o agnóstica...

Con todo el mundo relajándose, los miembros del grupo recién llegado empezaron a quitaros las armas, rifles, pistolas, cuchillos, etc, uno por uno. Cuando hubieron terminado, el jefe se relajó.

-Supongo que sí, son de fiar, pero no es algo que por suerte tenga que decidir yo, así que vamos, sigan adelante. Cuando lleguemos, veremos lo que hacemos.

El tal jefe os indicó que continuarais por el camino y escoltados, a ambos lados y detrás, y con aquel individuo de aspecto desconfiado en primera línea, empezasteis todos a caminar en dirección al lugar.

El lugar estaba, en efecto, a una media hora, pero tardasteis algo más debido a que tuvisteis que deteneros al llegar a uno de los puestos de vigilancia. El hombre que estaba allí llamó por walkie y avisó de vuestra presencia. Diez minutos más tarde, llegabais a las casas, en donde una docena de personas os observaban con desconfianza. Había hombres y mujeres, de aspecto bastante decente, había que añadir, sin armas y trabajando cortando tablones y clavando, limpiando, y en general, como si la vida continuase de una manera normal.

Una mujer salió a vuestro encuentro.

-Y bien, ¿son peligrosos? -le preguntó al jefe. Parecía una mujer dura, tanto o más que él.

-A mí no me lo parecen. Hay como dos grupos aquí, cuatro soldados y un puñado de chavales. Parece que se hayan encontrado por casualidad.

La mujer se acercó a los soldados, se fijó en los rangos y después, miró directamente al teniente.

-¿A dónde os dirigís? -le preguntó finalmente, manteniendo la mirada más tiempo que una persona normal.

Al ver a aquellos seis supervivientes que habían surgido de entre los arbustos, emboscándonos de improviso, no pude evitar dejar escapar una sonora maldición. Fuck! Eso nos había pasado por culpa de los militares. Daba la sensación de que aquellos cuatro estaban más interesados en medirse las pollas que en garantizar la seguridad del grupo.

Al ver que los soldados deponían sus armas al haber sido tomados desprevenidos, consideré que lo mejor era hacer lo mismo. Aún me quedaban tres putas balas en el rifle, pero difícilmente podríamos tener una oportunidad contra aquellos individuos que portaban escopetas y fusiles de asalto. Joder, a saber de dónde las habían sacado... En el mejor de los casos, quizá fueran polis o militares, pero por sus pintas más bien supuse que serían criminales.

-Eh, tranquilos todos -dije, mientras tiraba el rifle al suelo, esperando que alguno de aquellos tipos lo recogiera-. No queremos líos, joder...

Al cabo de una media hora, llegábamos a uno de los puestos de vigilancia de aquel grupo de supervivientes. Respiré hondo. Parecía que se lo habían montado bien y, sin duda, estaban mejor organizados que nosotros. ¿Qué cojones iban a hacer con nosotros?

Aquella mujer traspasaba con la mirada y estaba seguro que podía captar aproximaciones de mis pensamientos y del ánimo que me afligía.  

- Nos dirigimos a la ciudad. Hemos captado una señal de evacuación y nos dirigimos hacia allí a investigar si es cierto, quien la organiza y adonde pretenden llevar a los supervivientes. 

Más allá de eso, los chicos tienen como prioridad reunirse con sus familias y nosotros andábamos buscando reintegrarnos en el ejército para seguir con las tareas humanitarias y de defensa que estarán llevando a cabo.  

Le hablé evitando mirarla directamente e intentando que no se me notara nervioso hasta que me sorprendí erguido, casi a punto de cuadrarme ante ella. Esa mujer me imponía respeto.  

-Supongo que será verdad -dijo la mujer, examinándoos a todos -. Yo soy Grace y esto no es Graceland, sino un lugar en el que no nos gustan las sorpresas. Podéis quedaros aquí, comer algo y descansar, pero al amanecer os marcharéis.

A vuestro alrededor se congregó una buena cantidad de gente, hombres y mujeres que se acercaron en cuanto la mujer dio el visto bueno a que os quedarais allí.

El jefe y varios de sus hombres se fueron con vuestras armas y la mujer siguió hablando.

-Ir a la ciudad es un suicidio, pero es cosa vuestra. No hay ninguna defensa y lo siento chicos, pero dudo que queden humanos todavía. Nosotros también hemos oído la señal de evacuación pero dudo que sea cierta  -comentó, encogiéndose de hombros - pero... vosotros mismos.

Parecia que Roan iba aprendiendo ...en una situacion complicada se habia callado y no habia hecho ninguna tonteria... habia esperanza, tal vez. Pero Roan habia aprendido a callarse en situaciones feas, pero una vez la cosa se habia relajado volvio a la carga: lo habian educado asi, en una Universidad que decia ser una fabrica de lideres, y siempre tenia que destacar. Asi que nuestro muchacho volvio a hablar:

-Gracias Grace nos marcharemos por la maniana,no queremos molestar... soy el teniente medico Roan Hatherwood-Wallpole. yo tambien desconfio mucho de la senial... pero tenemos gente en la ciudad..si fueramos listos hariamos algo como habeis hecho aqui. Mi padre se ha encerrado en el rancho familiar y les va muy bien...son mis hermanos quienes estan desaparecidos-suspiro cansado-pero si, este es el camino...encerrarse y esperar cinco anios al decaimiento de la quimica de los zombies e intentar no perder la humanidad por el camino-a Roan aquella mujer le recordaba mucho a su hermana... lo que le hacia menos desconfiado hacia ella.

La tal Grace miró a Roan con renovado interés, sin decir nada ni a vosotros ni a nadie, pero después de un largo silencio, dio un paso hacia él.

-Ven conmigo, teniente médico. Los demás, sois libres de moveros por el campamento, pero no sobrepaséis las líneas que se os indiquen.

La mujer se giró y comenzó a caminar alejándose de la zona, no sin antes decirle algo a su compañero, que todos pudisteis oír perfectamente.

-No los perdáis de vista, por si acaso.

La situación era diferente ahora. Estaban rodeados de más gente y no solo con aquellos soldados que, si bien les habían salvado la vida en el hospital, últimamente lo único que sabían hacer era discutir entre ellos. Así que no había tiempo que perder. Lo primero, si había algo que le apetecía era un buen baño, porque ya no recordaba cuándo había sido la última vez que se había desnudado y limpiado, así que se dirigió hacia una de las mujeres.

-Oye, ¿dónde puede una lavarse por aquí? Necesito una ducha o mejor, un baño -le pregunté secamente, pero con educación, que era más de lo que estaba acostumbrada a hacer.

Joder, tiene que haber una ducha en alguna parte, seguro.

El caso es que estamos allí y al final, todos, nada de unos sí y otros no. La verdad es que no me siento amenazada porque entiendo que quieran proteger su sitio y todo eso, pero la mujer que nos ha recibido parece que tiene mala leche de verdad. Roan no ha tardado nada en decir quién era. Al final, me parece que es él quien manda y no el teniente. Y Claire, más lista que nadie, va a aprovecharse todo lo que pueda... y yo con ella.

-Oye, muy buena idea -le susurro nada más pregunta lo del baño. La verdad es que mejor no olerse, porque damos asquito -. Y ropa también, si tenéis, porque ésta, entre los agujeros y la porquería acumulada, empezando por toda la sangre...

No sigo hablando porque entonces me acuerdo de Eve. Ella podía haber llegado hasta allí, o no, la verdad, no lo sé, pero aquel final... no era el que esperaba. 

-¿Bueno, tenéis algo? -pregunto, impaciente.

Eres un bocas Roan...

Pero por otro lado esta gente se estaba portando bien con ellos y tendrían un veterinario como mucho de la zona y con suerte un enfermero que se dedicaba antes de la plaga a tomarle la tensión arterial a los viejos de la zona y que ahora estaba desbordado sin saber muy bien por donde le venían los palos. Así que si podía ser de ayuda aunque fuera unas horas...

Asintió a Grace y se marcho con ella. solo busco con la mirada a Claire.... senial para ella que pronto el heraldo también la llamaría a liza.

El que os había llevado hasta allí, os miró con desconfianza sin decir nada. Se acercó, eso sí, al padre.

-Así que John, ¿eres un maldito cura? Y dime, ¿sabes algo de Dios, por casualidad, por donde anda y por qué está convirtiendo el planeta en un puto infierno? ¿O es que has perdido su teléfono?

Sin duda, aquel hombre habría visto y sufrido más de lo que muchos podrían soportar y en aquellos momentos, tener a un representante de la iglesia no era lo mejor que podía encontrar.

La chica bajó el arma y os miró con una risa de cierta satisfacción, como si estuviese disfrutando a costa vuestra.

-Desde luego, parece que lo necesitéis. Seguidme si queréis

La chica se giró y empezó a caminar alejándose también del resto.

-Yo soy Katie. ¿Hace mucho que estás dando vueltas? Porque desde luego, lo parece. ¿Habéis visto mucho?

Me siento algo más tranquilo ahora que estamos allí. Todo parece normal. La jefa tiene cara de mala leche, pero también es lo que uno esperaría, teniendo en cuenta las circunstancias.

Además, nos dejan quedarnos al menos un día, para descansar y todo eso, lo cual ya es algo. Tampoco es que me apetezca quedarme más tiempo porque a pesar de lo que haya dicho Roan, yo quiero seguir hasta la ciudad, igual que Claire, igual que la mayoría.

Paso de esos soldados.

Miro hacia atrás y veo que Claire y Tess están hablando con una chica y se van con ella, mientras Roan hace lo mismo con la jefa. Parece que nos estamos separando y no puedo evitar pensar que eso sí que no me gusta nada.

-Eh, tío -le digo a uno de los que nos apuntaban -. ¿Hay comida por aquí?

Cuando comenzamos a dispersarnos me quedé unos minutos con los brazos en jarra, paseando despacio por el rancho, fijándome en el paisaje y en las instalaciones que mantenía esta gente. 

Roan se había ido con aquella mujer, la indudable líder del lugar. Me preguntaba por qué nos había dicho que por nada del mundo dijéramos que era médico ni que tenía ciertos conocimientos sobre la cura, y la primera vez que abrió la boca lo soltó todo él solo y de golpe. 

Antes de ir yo también a comer y asearme me puse a charlar con quien me iba cruzando, conversaciones breves pero enfocadas a sacar alguna información útil sobre lo que podríamos encontrar en la ciudad, alguna ruta más segura, zonas a evitar...tampoco rehusé intercambiar información sobre lo que nos había ocurrido. 

Cuando me dí por satisfecho me fui también en busca de las duchas con el estómago rugiendo.