Observas como Skúli y el niño hablan. No parecen conocerse. De hecho mantienen cierto tira y afloja verbal.
Si, pero bueno, la idea era entender lo que dicen
Skúli ladeó la cabeza, confundido. ¿Cómo ya había encontrado lo que buscaba, si lo habían echado antes? Ese niño hablaba mucho más crípticamente de lo que él lo había hecho jamás. No le sorprendía mucho, porque los niños que crecían en la calle solían ser más astutos que nadie, pero lo aturdía un poco. Él era bastante más simple.
—Pues... Vi entrar a dos hombres que me llamaron la atención. Los que llegaron en ese carruaje de pasajeros, no sé si los viste.
No se muy bien si esperar a Tatarigueya o seguir la verdad. ¿Qué piensas tú?
—Mmmm.— el chaval torció el gesto.
—Sí que los vi. Vine detrás de ellos.— Una amplía sonrisa se dibujó en su cara. Era como si su cabeza estuviera urdiendo algún tipo de plan conforme descubría más detalles. Parecía disfrutar mucho con la situación.
—¿Por qué te llamaron a tí la atención?—
Los escuchas desde donde estás. Skúli le ha hablado de los dos extraños. Le ha dicho que llamaron su atención cuando entraron al edificio. Para tu sorpresa, escuchas como el chaval le confiesa que él los ha seguido hasta aquí.
Es que todavía no habían empezado a decirse nada :)
Otra cosa, no escuchas con nitidez lo que dicen. Te hago un resumen de lo que captas. Puede que se pierda algo de información o que sea algo confusa. Si quieres escuchar sus palabras exactas tendrás que acercarte más y eso, como ya habrás adivinado, supone tirar los dados. Skúli está de espaldas y salvo que saques una pifia o algo así, no te descubriría pero si fallas el chaval, sí.
Motivo: Sigilo
Tirada: 7d6
Resultado: 24 [5, 2, 2, 4, 2, 4, 5]
Soy oficialmente gafe. 7 dados, ningún 6. No sé si puedo forzar.
No se muy bien si esperar a Tatarigueya o seguir la verdad. ¿Qué piensas tú?
Es una decisión que tú, como director, debes tomar en última instancia. Desde mi punto de vista de jugador, se está haciendo algo pesado el tener que rolear únicamente contigo, pero entiendo que es algo temporal y que, una vez me una al resto del grupo, eso se soluciona. Pero claro... yo no sé cuándo será eso. Además, es una cuestión que debes plantear a la mesa entera ya que no sólo yo sufriré la posible bajada de ritmo de la partida.
La sonrisa del niño lo inquietaba. No estaba seguro de si debía alegrarse porque el chico pareciera tenerlo todo bajo control, o preocuparse por lo mismo. Era difícil decir si podía confiar en él o no... pero se inclinaba a hacerlo. Si no podías confiar en otra gente de la calle, ¿en quién sí?
—Estaban espiando a mis amigos —le explicó —¿Y tú? ¿Por qué los seguiste?