Partida Rol por web

Durísimas declaraciones se cruzaban en el interior de la Bertcueva mientras un tufillo a quemado empezaba a impregnar el aire.

Mallory pasaba a una estrategia pasivo-agresiva tirando de su icónico sarcasmo -marca de la casa Grimes-, algo que había aprendido a dominar en su infancia para sobrevivir a su autoritario padre, el viejo Jonathan. Lo cierto es que el estallido de rabia de la pelirroja no estaba exento de justificación, pero Mallory desconocía que estaba tratando de zaherir dialécticamente al hombre más escurridizo e impredecible que había conocido en su vida...

¡Bertrand Dotter!

Un Bertrand Dotter que, por cierto, estaba muy complacido para sus adentros comprobando que la cándida señorita Loxley -"Llámame Nora, Bertie... Miau"- estaba completamente entregada a su colosal despliegue de armas de seducción. Y es que, queridos lectores de lo improbable, Bertrand tenía muchos activos para ser todo un Casanova a ojos de una fémina amante del ocultismo: Un coche sospechoso a buen seguro con matrícula falsa, un pequeño escondite secreto, cuadros de Van Gogh, mayordomo propio, una reserva aparentemente inagotable de Vega Sicilias... ¡Era un sibarita, el muy advenedizo!

Pero como dije, lo que comenzó siendo un inapreciable olor a tostado tornóse un hedor a carne pasada y empezó a aflorar una preocupante humareda de la cuisine. Bertrand tranquilizó a las chicas y dijo que no tenía ni la menor importancia. A buen seguro, dijo, se trataría de su mayordomo, el tal Bob, que se había despistado. Lo cierto es que Bertrand estaba algo despistado en la ensoñación de ver a Nora como su futura esposa.

Y ese fue su error.

* * * * *

Haciendo gala del camuflaje óptico que caracterizaba su piel, el agente encubierto Iko Iko, alias Bob, sobrenombre recibido por su amo, extrajo de su chaqueta muy sigilosamente la cerbatana y escupió el dardo untado en Papaver Somniferum. No era una dosis letal, pero sí suficiente para dejar atontado a su víctima...

¡SU PATRÓN!

-¡PTCHUD!-.

Escuchóse un soplido. Como un escupitajo.

El proyectil surcó el aire a gran velocidad.

FSSSSSSSSSSSSSSSSSSSH-SPLTCH!

¿Alguien notó algo?

Desde luego, Bertrand se rascó ligeramente detrás de la oreja izquierda, pero poco más. Debió ser un mosquito, pensó el truhan en pleno alarde de Latin Loverism.

Mallory y Nora vieron extrañadas caer un dardo a la moqueta del salón.

Y entonces...

-¡¡¡BANZAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!-, clamó una voz gangosa desde lo alto de una estantería.

Lo que se precipitó en plancha en un acrobático y espectacular vuelo sin motor sobre el señor Dotter no era humano. Eso estaba fuera de toda duda posible.

¿¡Aquello era una iguana!? 

¿¡Un camaleón!?

Pero lo más inquietante de todo era... ¿¡POR QUÉ VESTÍA UN ESMOQUIN VERDE!?

Tras derribar a su amo, la criatura emitió un sonido imposible de reproducir para una laringe humana. Como un gorjeo ronco. En una de sus manos lucía un rodillo para amasar pizzas y fue a atizarle a Bertrand con él en la testa, pero algo le detuvo.

-¿Grrrrrllluaaaah?-, gruñó ladeando la cabeza para observar a las dos invitadas. A continuación se levantó y puso los brazos -¿o eran patas?- en jarras.

-Amo, le tengo dicho que me avise cuando traiga visita. Grrrrrllllltttt. Si no desactiva el protocolo de entrenamiento antihomicidio 24 horas, corremos el riesgo de que haya testigos, como es el caso-.

Lo cierto es que Bertrand le había llamado para prevenirle. ¿...o no?

Si no lo había hecho, ¿a quién había llamado entonces?

A decir verdad, no era la primera vez que le pasaba algo parecido. ¡PERO JAMÁS LO ADMITIRÍA!

La criatura ayudó a levantarse al maltrecho Dotter y le acercó una silla ante el pasmo de las dos jóvenes.

-No se preocupe. Es una dosis no letal de un potingue que encontré por ahí. Igual se le duerme la lengua, pero nada más-, comentó muy despreocupado. Bertrand se percató al instante de que no sentía los pies y la lengua le bailaba sola en la boca. Maldito cretino ese condenado Bob... ¡Mira que intentar matarle justo cuando estaba a punto de ligarse a la señorita Loxley! ¿¡Es que no tenía otro momento!?

-Ahem... Bienvenidas, mademoiselles. Grmphf. Mi nombre es Bob. No se asusten. Solo trataba de matar a mi amo-. Se do cuenta de que eso estaba lejos de tranquilizar a alguien, así que añadió. -¡Por petición expresa de él! ¡Lo juro!-.

Nora escuchaba las explicaciones sobre Tyris, estaba claro que ella lo asociaba directamente a Emily, puesto que según las explicaciones previas era una asesina interdimensional, afirmando el hombre que le había perseguido durante siglos...¡¡¡¡Cuán importante debía ser Dotter como para dedicar la fémina, años de su existencia solo para encontrarse con él!!!!

- ¿Mi amiga?... Mallory es como mi hermana, todo lo que yo sé, ella acaba sabiéndolo, nuestra relación es muy estrecha... - afirmó Nora, entristeciéndose momentáneamente por Louie -...Oh si el encanto del muñeco era precisamente eso, ¿cómo se puede conocer lo paranormal si una no se expone a ello? Es como darle la espalda al saber... - el morbo interno que sentía por el muñeco se disipaba ante el lienzo de Camille, pero seguramente, cuando el tema del cuadro terminase, iría a buscar a Louie y llevarle a casa, la tienda de antigüedades, seguramente creándose después de la vivencia alguna película basada en hechos reales que sería mítica dentro del género de terror.

Por lo visto Bertrand podía hablar con los muertos y no, no era un ladrón, pero a veces las necesidades tenían justificación y por eso se llevaba cosas, pero claro, ¿quién era Loxley para juzgarle viendo lo visto?

- ¡¡¡Qué fantástico!!!!... - se emocionó al saber que el hombre no tenía pareja - Digo....Me refiero a que es un alma libre y eso es muy buena cosa.... - risita nerviosa, mirada coqueta, pestañeo una vez, dos veces, ¡tres veces!, Nora usaba sus armas sutiles de conquista, poco a poco las mostraría hasta ir haciendo el juego algo más intenso, con el fin de conquistar a tan interesante varón.

Vale Nora, céntrate, primero con la mirada... Y muérdete el labio....Sí, sí... eso les pone locos... empecemos suavito.... como si fuera todo casual... No demuestres la zorra que puedes llegar a ser si te lo propones...

- ¿Su edad?.... pues.... - mordida de labios -... Digamos.... ¿40?.... 45 como mucho.... - tanteó -... Bertrand... - repitió su nombre con una suavidad en la voz peligrosa, curioso que jugara a esto como si fuera una femme fatale, y en ocasiones mostrara su naturalidad abierta y porqué no decirlo, salvaje -...Tiene un refugio cautivador... - le rozó el antebrazo hasta que escuchó que tuvo algo con Emily -....¿Con ella?... - Brazos en jarras a espera de nuevas informaciones -...Vaya, puedo entenderla.... - esa frase dicha en el aire quedaba extraña, ¿podía entender que ante una relación fallida quisiera matarle? -... Uys creo que no me he explicado bien....Entiendo que aún sigue enamorada de ti, pero...a ti ya no te gusta ¿verdad?.... - brillito en la mirada, había que asegurarse -... Oh claro, llámeme Nora, por supuesto, soy toda suya.... - aleteo de pestañas, siendo sus ojos como un campo en primavera

Lo que no esperaba era el alarido de Grimes hacia su mejor amiga y Nora la miró, haciendo del pestañeo algo mucho menos erótico festivo. Loxley tragó saliva como si fuera una adolescente que hubiera hecho algo mal y es que Mallory nunca se comportaba de aquella manera, casi le recordaba a EB, ¿sería que el espíritu del abogado habría salido de su cuerpo para meterse por la nariz de su amiga y alojarse en la región neuronal que regía el estado emocional?

- Mall... yo.... tú... - empezó divagando hasta que regresó su carácter habitual -....¿Tú también has visto algo fabuloso en el cuadro?.... - tenía toda su atención -....¿Viste al asesino?... ¿También?... ¿Estás en Camille?.... - sorprendida, por lo tanto ambas estaban igual de jodidas -...Pero..., pero..., Mallory... ¿por qué no me lo has dicho antes?... - Grimes no mentía, ella nunca actuaría provocando un mal para ella, lo sabía -...¡¡¡Claro que confío en ti!!!.... - pero su amiga se enfadaba más y más y de repente la llamó por otro nombre, provocando una mirada extrañada en Loxley, así como un silencio tenso -........

¿Cuánto pasó? ¿Segundos? ¿Quizás un par de minutos? -... Aileen, me has llamado Aileen..., ¿quién es Aileen?.... - preguntó cruzándose de brazos, como si fuera una novia celosa -....¿Qué me ocultas Mallory?.... - le tomó la mano, en su mirada se mostraba clara preocupación -...Tenemos que hablar y decirnos las cosas con claridad, como siempre.... Ven.... - tiró de la mano de la gótica hasta el sillón, se sentó y  esperó a que su amiga le acompañase -....Cuéntame quién es Aileen y si tiene que ver algo con Camille, dices que el cuadro está maldito, ¿qué sabes sobre él que pueda ayudarnos?... Lo que vi...¿es real?.... ¿mi alma está o no atrapada en él?....

En el momento en que Grimes habló tuvo claro Nora de varias verdades, una que Tyris era Emily. Dos que a Mallory no le molaba nada el muñeco, maldito exceso de prudencia. Y tres, que habían perdido sus posesiones por la locura que invadió a Loxley el hecho de verse en camille.

- ¿¿¿¿Yo ligando????..... ¡¡¡¡¿YO???!!!!!.... Oh por favor....¿de verdad parecía eso?..... Bertrand ¿a ti te lo parecía?.... - vuelve a sobetearle el antebrazo mientras miraba a su amiga que ponía en duda las palabras del hombre, comenzando a provocar que Nora recolocase un poco las neuronas en su lugar. Pensar con la vagina nunca era algo saludable y Bertrand hacía unas referencias sobre Tyris que a Loxley le incomodaba -... Supongo que aún Tyris sigue en su mente de alguna manera si tanto fuego hubo entre ambos... - ¿celos? En cualquier caso dejó de tocarle el brazo -... ¿Está diciendo que atacó a Tyris y por eso le persigue ella?....

Aquello sí que no le había gustado, si eso era verdad, quizás la criatura oscura a quien debían atrapar era a Dotter, y Tyris, la bonita zorra, fuera una víctima de sus manipulaciones. Y allí estaba ella, suspirando estúpidamente por el varón. ¿o era acaso por el magnífico refugio lleno de juguetitos que a la fémina le habría gustado tener para sí?

Y de repente mientras Nora pensaba cómo interpretar todo aquello algo surgió de improviso, ¡un lagarto con esmoquin verde saltando sobre Dotter! Loxley abrió la boca y casi le llegó al suelo, no podía esperar que un ser así irrumpiese en la estancia, y menos que intentase matar al hombre que no sabía si tirarse, robarle, o intentar extraer de él todo su saber. Era más, Loxley no pensaba, no reaccionaba y contenía el aliento hasta que....

- ¡¡¡¡ENCANTADA DE CONOCERTE BOB!!!!.... - dijo casi entusiasmada la mujer, mostrando que no solo no le daba miedo la criatura, si no que le parecía fascinante conocer a una criatura no humana -... Oh... ¿de dónde sales? ¿eres de otro planeta?... No me vayas a decir que sales así a la calle sin camuflarte..., ¿los humanos te aceptan?.... ¡¡¡¡qué mono!!!.... - perdió a Louie, pero ahí tenía a Bob, al fin y al cabo algo extraño a quien adorar.

- Bob... - Sonrió Bertrand después del ataque. - En esta ocasión el plan de contingencia era real, no un simulacro, pero... - Asintió dos veces y le despeinó un figurado e inexistente cabello. - Lo has hecho muy bien, amigo. ¡Me has tomado con la guardia baja y eso es una gran lección! ¡Gracias!

¿cómo se puede conocer lo paranormal si una no se expone a ello? 

-  El caso es, mi querida Nora, que uno no puede conocer lo paranormal. - Le dijo para entristecerla por unos momentos. - No es algo que se pueda hacer de forma voluntaria, me refiero. ¿A cuanta gente conoce, que salga por los medios, escriba libros o diga que ha sido contactada por un ovni, que hayan interactuado con lo oculto por ir tras de ello? - Negó categóricamente con la cabeza. - No querida, uno no encuentra a lo "Oculto", sino que lo "Oculto", le encuentra a uno y... - Dio una palmada acompañada de una gran sonrisa. - ¡Está usted de enhorabuena! - Soltó una risotada. - ¡Bienvenida al otro lado de la realidad!

 ¿Su edad?.... pues.... Digamos.... ¿40?.... 45 como mucho....

- No se equivoca de mucho, creo. - Afirmó de forma extraña por ese "creo" final. - ¡El tiempo pasa volando y uno olvida a veces ya los años que pasan! - Bromeó. 

Lo increíble era que aquella jovencita, atractiva como la que más y que con una sola mirada hacía que su cuerpo reaccionara de forma salvajemente primaria, parecía estar coqueteando con él. No se consideraba un sex symbol, pese a las muchas conquistas pasadas, pero le parecía cuanto menos curioso que una chica de su edad y atractivo, se hubiera fijado en alguien como él.

-... Bertrand... Tiene un refugio cautivador.

- Intento sentirme cómodo, ¿sabe? - Asintió complacido. - Y en algún sitio tengo que guardar mi colección. Bob me ayuda mucho a mantenerlo todo limpio y presentable. ¡No se que haría sin él!

...¿Con ella?......Vaya, puedo entenderla... Uys creo que no me he explicado bien....Entiendo que aún sigue enamorada de ti, pero...a ti ya no te gusta ¿verdad?... Oh claro, llámeme Nora, por supuesto, soy toda suya.

Esperaba Bertrand que Nora hubiera querido expresar aquello de "soy toda suya", en el más literal de los sentidos. Tenía un cuarto con una cómoda cama de agua y un pequeño jacuzzi en el que podrían retozar durante un rato al menos, mientras Mallorie... ¿parloteaba con Bob de asuntos banales de esos que tratan las mujeres, como la moda? Bob tenía un conocimiento bastante amplio sobre moda y diseño.

-  Verás Nora, lo de Tyris fue un error. - Comentó. - Es cierto que me parece atractiva, ya me lo parecía entonces cuando trabajábamos juntos, pero yo nunca quise tener una relación con ella. - Afirmó de forma convincente. - No me gusta mezclar los negocios con el placer, aunque con usted... - Se acercó peligrosamente a ella y alzó las cejas y las bajó hasta tres veces.  - ...haría una excepción. - Y no rió, está vez lo dijo en serio. - Verás, Nora. - Ahora si sonrió. - Me cuesta no tratarte de usted. - Ladeó la cabeza manteniendo una mirada divertida. 

- ¿¿¿¿Yo ligando????..... ¡¡¡¡¿YO???!!!!!.... Oh por favor....¿de verdad parecía eso?..... Bertrand ¿a ti te lo parecía?...

- Precisamente eso es lo que parecía, si. - Dijo seriamente. - ¿No era así? - Sonrió de nuevo de forma pícara.

 -... Supongo que aún Tyris sigue en su mente de alguna manera si tanto fuego hubo entre ambos... ¿Está diciendo que atacó a Tyris y por eso le persigue ella?....

- Como ya os he dicho, agredí a Tyris en el pasado. Fue expuesto a misteriosas fuerzas oníricas enviadas por otro de mis enemigos más antiguos, un baatezu. Ella enfureció y trató de matarme. Le expliqué lo que estaba sucediendo, pero no quiso escuchar. Me atacó con un arma blanca y yo... - El rostro de Bertrand se ensombreció. Parecía que contar aquello le afectaba al ánimo. Parecía realmente triste y en parte arrepentido. -  No sé  como sucedió... pero... - Resopló. - Cuando quise darme cuenta, ella estaba... - Tragó saliva. Una lágrima recorrió su mejilla. - Tenía el arma clavada en su pecho. Estaba... muerta y... - Se llevó las manos a la cabeza apesadumbrado. - Yo la había matado... - Se tuvo que sentar, casi desmayado. - Le dejé una flor entre las manos y me marché... - Cerró los ojos y se recostó sobre el sillón. - Tenía que acabar el  trabajo que tenía entre manos  y bueno... - Abrió de nuevo los ojos. - Siempre me arrepentiré por ello...

Si algo sabía hacer Bert era interpretar una mentira para escapar  de un apura. Además, aquella mentira era fácil de interpretar, pues no distaba tanto de la realidad. Además, cuando uno se acaba creyendo sus propias mentiras, se acaban convirtiendo en verdades, al menos para él claro. Sólo cambió un par de cosas en su versión, con lo que en realidad sucedió. A Bert le gustaban sus bamboleantes pechos y se hubiera tirada a esa zorra en cualquier momento y realidad en la que estuvieran, incluso, si supiera que no iba a morir de forma horrible, también se tiraría a Emily Van Weyden. Dejó de mencionar que la agresión a Tyris fue una violación, eso no le gustaría a las chicas, pero que fue cosa del baatezu, eso si era cierto. Y luego estaba lo de como se produjeron los hechos.

Empezó ella desenvainando su bastarda y siguió él haciendo lo propio con su mandoble. La dejó moribunda si, y luego, mientras se desangraba, debatía con Botella de Licor de Cereza, si la salvaba o no. ¡Y lo intentó! ¡Dios y Mitra saben que sí! Aunque demasiado tarde. Lo de la flor es verdad, pero omitió lo de que saqueó todas sus pertenencias y más adelante las utilizó contra ella, en muchas de las ocasiones que regresó de la muerte para cazarle... 

Pequeño detalles simplemente...

En Capítulos anteriores...

@Bertie: -Bob... - Sonrió Bertrand después del ataque. - En esta ocasión el plan de contingencia era real, no un simulacro, pero... - Asintió dos veces y le despeinó un figurado e inexistente cabello. - Lo has hecho muy bien, amigo. ¡Me has tomado con la guardia baja y eso es una gran lección! ¡Gracias!

-Gracias, amo. Vivo para servir. Grrrraaaaaawwwwwlllllll...-, dijo la criatura mientras se aseguraba de que su patrón estaba cómodo en el asiento y le abanicaba el rostro con esmero para favorecer la recuperación.

Bob esperaba no haber untado el dardo con un potingue caducado. Esas cosas daban reacción, era bien sabido.

@Nora: -¡¡¡¡ENCANTADA DE CONOCERTE BOB!!!!.... - dijo casi entusiasmada la mujer, mostrando que no solo no le daba miedo la criatura, si no que le parecía fascinante conocer a una criatura no humana -... Oh... ¿de dónde sales? ¿eres de otro planeta?... No me vayas a decir que sales así a la calle sin camuflarte..., ¿los humanos te aceptan?.... ¡¡¡¡qué mono!!!.... - perdió a Louie, pero ahí tenía a Bob, al fin y al cabo algo extraño a quien adorar.

-Perdone que no muestre tanto entusiasmo. Soy un ser de sangre fría-, confesó llevando sus manos a la espalda y adoptando una pose estoica, muy formal.

No mediría mucho más que un perro de tamaño mediano. De cerca era fascinante. No parecía hostil a pesar de la demostración de sus artes de asesinato que había dispensado a los allí presentes. Parecía un camaleón vagamente antropomorfo, muy educado y en extremo fiel a Bertrand Dotter.

-Señorita, soy un kobold, no un simio. Vivo aquí, cuidando del Amo. Juntos buscamos tesoros, matamos monstruos y ganamos experiencia. Somos muy costumbristas-. Echó una mirada desconcertada a su magullado patrón. -¿Qué significa "planeta"?-.

- Planeta... - Miró a Bob. - Digamos que te está preguntando si eres ajeno a éste mundo, si vienes de otro lugar. - Trató  de explicarle. - De un lugar alejado en as estrellas. Si eres un alienígena, un extraterrestre, vamos. En cierta medida la respuesta es si, pero no vino en una nave, ¿verdad Bob? - Dijo Bertrand mirándole de forma inquisitiva.

Bert había empleado mucho tiempo en enseñar a Bob a no desvelar partes importantes de su pasado. Bob sabía mentir bastante bien, pero a veces se le escapaban una serie de detalles que a Bert no le gustaba que desvelase.

• Hablar del pasado de Bert en la Abadía, mal.
• Hablar de que venían de otra dimensión, mal.
• Hablar de los seres que vivían en su lugar de origen, mal.  Nada de dragones, ogros, elfos, demonios... nada de todo eso.
• Hablar del pasado de Bert en la Tierra o de la gente que había conocido, también mal. Ni Van Gogh, ni Jack de Destripador, ni siquiera Don McLean.
• Hablar de alguno de los asesinatos o actos atroces que Bert había cometido, también mal.
• Lachard... censurado completamente.
• Botella o Petaca, tampoco.

Y en general, podía hablar de muy pocas cosas con lo que respectaba a Bert. Era el precio de vivir como su mayordomo personal.

La mirada que Mallory le echó a Bertrand Dotter podría haberlo congelado en el sitio de no ser porque estaba cubierta por sus sempiternas gafas oscuras. - No tengo que contarle nada, señor Dotter. Y dudo mucho que esté usted siendo sincero con nosotras. Demasiadas incógnitas le rodean - No obstante, su mirada se suavizó con Nora. Aquella chica no tenía remedio. - Loxy, no estás sola... Yo también vi algo. Creo que todos sufrimos una experiencia bastante similar, pero mi alma no está atrapada en el cuadro, ni la tuya tampoco. Si lo que vimos fuera real habríamos muerto ahogadas en aquel lago, pero aquí estamos. No sé nada sobre el cuadro. No tengo una explicación para lo que pasó. Puede que de alguna forma reviviéramos la muerte de la verdadera Camille.  - Con cariño Mallory acarició la mandíbula de Nora y le apretó la mano. - Has sufrido un shock, pero no puedes perder la cabeza. ¡Te necesito! Aileen... Solo es alguien de mi pasado. Fuimos amigas hace mucho tiempo y no acabó bien. No debes preocuparte por ella. - 

Cuando Bertrand narró lo ocurrido con Tyris Mallory le observó con gesto preocupado. -  ¿En qué consiste exactamente su "maldición", señor Dotter? Loxy, ni de coña vas a salir con este tío. Ve haciéndote a la idea...-  

*****

Mallory miró a su alrededor extrañada al ver caer un dardo en la moqueta, pero su sobresalto fue mayúsculo cuando algo cayó del techo e intentó golpear a Bertrand Dotter con un rodillo para pizzas. Un grito ahogado se escapó de su garganta ante la visión de un ser camaleónico e imposible que encima hablaba su idioma. Asustada aferró con fuerza una estatua bastante maciza que había sobre una mesa con la intención de protegerse. 

Ahem... Bienvenidas, mademoiselles. Grmphf. Mi nombre es Bob. No se asusten. Solo trataba de matar a mi amo

Poco a poco, Mallory fue bajando la estatua y recobró su estado de ánimo. - Por nosotras no se corte, Bob. Puede proseguir. - Aunque Nora parecía de lo más ilusionada ante la idea de conocer a aquel ser que parecía hacer las veces de mayordomo de Bertrand Dotter. Mallory puso los ojos en blanco. - Le persigue una asesina interdimensional. Mató a su novia que ahora de alguna forma se ha reencarnado en Emily Van Weyden. Ladrón ocasional. Tiene un mayordomo extraterrestre. ¡Cada vez me extraña más que esté usted soltero! ¿Por qué será? Planeta, Bob, es a donde volverá tu amo cuando la nave nodriza decida volver a recogerle. - Por mucho que intentara evitarlo la joven no podía apartar los ojos de aquel ser que con total naturalidad había aparecido de la nada. - Por cierto, creo que algo está ardiendo en la cocina... - 

 No tengo que contarle nada, señor Dotter. Y dudo mucho que esté usted siendo sincero con nosotras. Demasiadas incógnitas le rodean.

- Ya... no estoy siendo sincero, ¿eh? - Le dijo. -  ¿Por qué debería? - Preguntó algo molesto. - ¿La conozco de algo? Sólo sé que las he sacado de ese lugar lleno de odio y violencia y les he llevado hasta mi refugio secreto. Creo que eso es mucho más de lo que usted ha hecho conmigo. - Mallorie fue a replicar, pero Bertrand alzó un dedo y la hizo callar. - ¡Tsh, th, tsh! No digo que tenga que contarme nada a mi, al fin y al cabo, he sido yo quien ha ofrecido la ayuda y les ha conducido hasta aquí sin poner condiciones. Pero con su amiga... - Ladeó la cabeza señalando a Nora. -  ¿Le hace una pregunta y le sale con esquivas? - Negó con la cabeza. - ¡A eso se le llama una férrea amistad! - Soltó una carcajada. -Creo que quien no cuenta todo y no es sincera, no soy precisamente yo, señorita Grimes.

 ¿En qué consiste exactamente su "maldición", señor Dotter? Loxy, ni de coña vas a salir con este tío. Ve haciéndote a la idea...-  

- ¿Yo si tengo que responder a sus preguntas? - Se rascó la cabeza. - Entiendo, señora fiscal del distrito. Entiendo. - Tomó aire. - Es muy sencillo, mi maldición está también en ese cuadro. Por eso lo robé. 

Le persigue una asesina interdimensional. Mató a su novia que ahora de alguna forma se ha reencarnado en Emily Van Weyden. Ladrón ocasional. Tiene un mayordomo extraterrestre. ¡Cada vez me extraña más que esté usted soltero! ¿Por qué será? Planeta, Bob, es a donde volverá tu amo cuando la nave nodriza decida volver a recogerle.

- Me gusta su forma de emplear el sarcasmo. - Sonrió. - ¿Quiere ser mi nueva novia? - Miró a Loxley y le guiñó un ojo. - Con permiso de Nora, claro.

- Por cierto, creo que algo está ardiendo en la cocina... - 

- Es lo más cierto que ha dicho hoy. - Miró a su fiel mayordomo. - Bob...

Bob, que se mantenía petrificado junto a su amo mientras las dagas retóricas se cruzaban entre el amo Bertrand y la pelirroja de mirada oscura, miró a su patrón.

-¿Puedo quedarme? Se está poniendo interesante el asunto...-.

El kobold supo apreciar la elocuencia en el incisivo mirar de Bertrand.

Suspiró.

-Aish... En efecto. Se me está pasando el pavo. Ustedes perdonen. Grrrrrrrrrwwwwwwuaaaaaah-.

Y con bamboleante mas garboso caminar, desapareció de la vista.

Segundos después se escuchó el característico sonido de un extintor.

Mallory escuchó impertérrita a su anfitrión y una vez hubo concluido hizo una pausa dramática mientras se quitaba las gafas. Miró fijamente a Bertrand Dotter y se acercó a él. - Bertrand, ¿puedo tutearte? Te agradezco que nos hayas abierto tu refugio en estas circunstancias y siento si he sonado descortés. No era mi intención ofenderte. Si bien a ti no te conozco de nada no tengo ningún problema en compartir con Nora mi pasado. Pero tal vez este no sea el mejor momento para ello. Y esto lo digo por los dos. Tal vez no os hayáis dado cuenta de que estamos metidos en un problema muy serio. Loxy, cielo... Robaste un cuadro con un valor de 1 millón de dólares ante cientos de testigos. Estoy segura de que hay mucha gente buscándonos. - 

Mallory había abandonado su sarcasmo y les hablaba con una enorme sinceridad. - Yo no te he hecho ninguna pregunta sobre tu pasado. Tampoco pretendo ser tu confesora, Bertrand. No tienes que responder a ninguna pregunta salvo a esa. Porque ahora estamos juntos en esto. Así que la reformularé para ser más clara. ¿Esa maldición de la que hablas, la que te llevó a matar a Tyris, puede ponernos en peligro a Nora y a mí? - 

- Me gusta su forma de emplear el sarcasmo. ¿Quiere ser mi nueva novia? Con permiso de Nora, claro.

Mallory sonrió a Bertrand mientras se acercaba lentamente y un brillo un tanto inquietante asomaba a sus ojos. - Bertrand, Bertrand... Ten cuidado con lo que deseas... Si quieres conquistar a una dama nunca le tires los tiestos a su mejor amiga. Ni siquiera de broma - De repente una sonrisa cruzó su cara y pareció iluminarla. - Por cierto, ¿crees que podríamos pedir unas pizzas o la batcueva se vería comprometida? Me muero de hambre -   

Bertrand, ¿puedo tutearte? Te agradezco que nos hayas abierto tu refugio en estas circunstancias y siento si he sonado descortés.

- Claro... Llámame Bertrand. No hay problema. - Asintió. - Tema zanjado entonces. Aquí nadie debe ser descortés. 

 Tal vez no os hayáis dado cuenta de que estamos metidos en un problema muy serio. Loxy, cielo... Robaste un cuadro con un valor de 1 millón de dólares ante cientos de testigos. Estoy segura de que hay mucha gente buscándonos. 

- Bueno, solo te puedo decir una cosa, amigo Mallorie. - Hizo una pausa dramática. Él también sabía. - ¡Bienvenida a mi mundo! Así son todos los días de mi vida. Esa es mi maldición.

No tienes que responder a ninguna pregunta salvo a esa. Porque ahora estamos juntos en esto. Así que la reformularé para ser más clara. ¿Esa maldición de la que hablas, la que te llevó a matar a Tyris, puede ponernos en peligro a Nora y a mí? - 

- ¿Sinceramente? No lo sé.  - Comentó. - No creo que Tyris tenga interés en vosotros, pero robastéis el cuadro y era suyo... - Se encogió de hombros. - Además, no sabemos lo que es. Como funcióna. Para que sirve y quizás eso sería lo primero que deberíamos averiguar. 

Bertrand, Bertrand... Ten cuidado con lo que deseas... Si quieres conquistar a una dama nunca le tires los tiestos a su mejor amiga. Ni siquiera de broma - 

- No soy celoso. - Dijo muy seriamente. - Y vosotras lo compartís todo, ¿no? - Sonrió. - ¡Hay Bertrand para todas! ¡Ja, ja, ja! - Bromeó. 

Por cierto, ¿crees que podríamos pedir unas pizzas o la batcueva se vería comprometida? Me muero de hambre.

- En cuanto Bob sofoque el incendio irá a por unas pizzas. No creo que sirvan pizzas en esta dirección... - Se encogió de hombros. 

Bertrand se acercó al lienzo, lo cogió y lo llevó al centro de la sala, donde se encontraban sus jeuvas amigas sentadas en sus cómodos sofás de piel. Entonces lo desenrolló y lo miró de reojo. Allí estaba la clave. Eso era lo que debían hacer mientras esperabaa cena.

- ¿Que es lo que ven aquí exactamente? - Les preguntó mucho más serio.

Nora atendía a las enseñanzas de Bertrand fascinada, lo paranormal no había que buscarlo si no que te encontraba, y aquí la joven difería en parte, algo que hizo constar -...Pero si no buscas, no aprendes y así cuando lo paranormal te encuentra no estás preparado para reconocerlo y aceptarlo... - la mejor de sus sonrisas -.... Además conforme más te expones a sucesos inexplicables, de alguna manera más cosas extraordinarias suceden a tu alrededor... Por ejemplo, si no hubiera ido a la subasta y llevase una vida normal, jamás habría conectado de alguna manera con Camille... 

Claramente Nora coqueteaba, ¿el motivo de aquello?...¡¡¡¡Desesperación!!!!!... Ciertamente era una muchacha atractiva, que si saliera de marcha y actuase normal, seguramente se llevaría algún maromo a casa para pasar una noche salvaje con rotura de somier incorporado, pero claro había un claro error en la manera de ligar de los tíos, a veces te hacían preguntas trampa para que dijeras qué cosas te gustaban y ahí la bonita Loxley tenía las de perder, recordamos al querido lector que es la única alma sensible con capacidad para ver el buen fondo de Louie. Así que las telarañas de los bajos de Nora, eran más enmarañadas y arraigadas que las raíces de las secuoyas de Cantabria.

- Todas las piezas que tiene en su refugio son auténticas... Absolutamente todas, y alguna debiera estar en algún museo..., ¿por qué las tiene usted?.... - hizo memoria por si recordaba que esos juguetitos hubieran sido robados hace no mucho tiempo, dudando de manera algo más acusada.

Nora miró fascinada esa subida y bajada de cejas tan cautivadora, mientras le decía el hombre lo que deseaba escuchar, Tyris había sido un error... ¡¡¡Por supuesto!!!... Todas las mujeres lo eran menos ella, ¿acaso lo dudaba?... La conversación con Mallory había derivado a que por un momento se cuestionara si estaba intentando de ligarse o no a Bertrand, cayendo ella misma en una red de palabras de la cual parecía no saber salir.

- ¿Parecía que ligaba?... Oh sí, pero.... No... yo...., ¿si?.... - tenía menos arte echando la caña que si de ella dependiera, podría tener un tipo desnudo delante y preguntarle para qué servía la palanca del medio inferior del cuerpo solo para sacar conversación -.... Ehmmmm.... Sí.... - definitivamente estaba interesada -...Pero quizás debiéramos hablar sobre cómo vamos a arreglar nuestro problema con Camille, porque hay un problema con el cuadro.... o no.... - Bertrand decía que sí, Mallory que no, y ella solo tenía claro lo que había visto, y que su amiga, nunca le mentiría.

Lo que sí cortaba el rollo hasta el extremo era el hecho de que el tío que le molaba hubiera matado a su anterior pareja, y por eso su alma venía para vengarse.

- Es que lo hiciste mal... Si quieres que ella deje de seguirte debes encontrar su cuerpo y la flor, echarle sal y prender fuego a sus restos.... - explicó la mujer convencida, sin recriminar el asesinato, como si lo más normal del mundo fuera estar poseído o perseguido por un demonio.

La especie a la que pertenecía Bob era un Kobold, ese nombre le sonaba a Loxley de un juego de rol, una afición que hacían las personas que le gustaban las cosas raras no paranormales, y ver uno vivo allí y coleando le resultó de lo más refrescante.

El trato de Mallory hacia ella siempre era gratificante, le acariciaba el mentón y le tomaba la mano con cariño, dando una teoría que podía tener sentido, no estaban atrapadas en el cuadro, si no que vieron cómo Camille murió, lo cual no era una idea ilógica, haciendo que Nora mirase la situación desde otra perspectiva, si así fuera, Bertrand mentía y mucho. Y para añadir claridad al asunto, Mallory le susurró unas palabras que le indicaban claramente que no iba a salir con alguien como Dotter, y ahí estaba el dilema, ¿cómo no hacer caso a Grimes cuando era su mejor amiga y quien más la conocía?.....

- Me calmaré... - prometió, a pesar de que su comportamiento pudiera ser como una pastilla efervescente -... Oye Bertrand, no le hables así a Mall.... - Nora podía ser algo inocente, incauta, o definitivamente idiota para algunas cosas pero que hablaran con tensión a su amiga no le agradaba nada -...¿No estás siendo sincero, Bertrand?... ¿Tú tampoco Mallory?.... ¡¡¡¡¿Y por qué yo sí?!!!!.... - enarcó una ceja, se estaba disgustando ante las discusiones de ambos -....Parad los dos, ¡¡¡¡¡QUÉ PARÉIS!!!!... - imposición a modo coronel -....Veamos... los tres queríamos el cuadro y ya lo tenemos... ¿Debemos destruirlo?.... ¿Qué hacemos con él?.... - mira a sus compañeros -... ¿Su novia?... ¿Qué?.... Definitivamente la fidelidad creo que no es su fuerte... - La pregunta que hizo Dotter a Grimes provocó que Loxley se enojase, ahora entendía porqué muchas mujeres preferían estar con otras féminas y es que la lealtad, estaba por encima de otras muchas cualidades. -... Creo que como dice mi amiga, tenemos ya muchos problemas encima, y legalmente yo más que nadie... ¿No deberíamos pensar algún tipo de plan para....? ¿Arreglar esto?.... - comentó Nora volviendo a razonar casi con la lógica que no debiera haber perdido al ver las visiones del cuadro

La cocina ardía, pero allí donde se encontraban también parecía que el fuego emanase, pero uno humano, intenso y que podía generar conflictos, nada que ver con el pavo que se cocinaba.

La situación pareció relajarse y el lienzo fue mostrado para que observaran lo que había en él, más allá de la pintura amarilla.

...Pero si no buscas, no aprendes y así cuando lo paranormal te encuentra no estás preparado para reconocerlo y aceptarlo... Además conforme más te expones a sucesos inexplicables, de alguna manera más cosas extraordinarias suceden a tu alrededor... Por ejemplo, si no hubiera ido a la subasta y llevase una vida normal, jamás habría conectado de alguna manera con Camille... 

- Créeme o no me creas, pequeña, pero yo te digo que es lo oculto lo que le encentra a uno y no al revés. - Zanjó la conversación.

- Todas las piezas que tiene en su refugio son auténticas... Absolutamente todas, y alguna debiera estar en algún museo..., ¿por qué las tiene usted?...

- Simplemente, son cosas que he ido acumulando con los años, ¿sabe?  - Se encogió de hombros. - Cada pieza, cada objeto y cada tomo tienen su propia historia. Algunos fueron un regalo, algunos los compré, otros los encontré y si, alguno que otro fue robado, no te voy a engañar.

Se sentía bastante incómodo tuteando a aquella joven. ¡Con lo fácil que sería hablar de usted! 

- ¿Parecía que ligaba?... Oh sí, pero.... No... yo...., ¿si?... Ehmmmm.... Sí...Pero quizás debiéramos hablar sobre cómo vamos a arreglar nuestro problema con Camille, porque hay un problema con el cuadro.... o no.... 

- Si, definitivamente tenemos que investigar eso, pero no con el estómago vacío. - Sonrió. - ¿Bob? ¿Cómo tienes lo de la cena? - Le preguntó a su mayordomo.

- Es que lo hiciste mal... Si quieres que ella deje de seguirte debes encontrar su cuerpo y la flor, echarle sal y prender fuego a sus restos...

- ¡Oh, si! - Asintió. - Lo de la flor fue sólo la primera vez. La he quemado, la he descuartizado, la he tirado al mar con unos bonitos zapatos de cemento, a he volatilizado... - Negó con la cabeza. Entonces miró a las dos jóvenes. 

Sacó su petaca y la abrió. Dio un largo trago y le puso el tapón.

- Me calmaré... Oye Bertrand, no le hables así a Mall...¿No estás siendo sincero, Bertrand?... ¿Tú tampoco Mallory?.... ¡¡¡¡¿Y por qué yo sí?!!!!...Parad los dos, ¡¡¡¡¡QUÉ PARÉIS!!!!...Veamos... los tres queríamos el cuadro y ya lo tenemos... ¿Debemos destruirlo?.... ¿Qué hacemos con él?.... ¿Su novia?... ¿Qué?.... Definitivamente la fidelidad creo que no es su fuerte... Creo que como dice mi amiga, tenemos ya muchos problemas encima, y legalmente yo más que nadie... ¿No deberíamos pensar algún tipo de plan para....? ¿Arreglar esto?....

Aparentemente, Bertrand ignoró todo aquello. Estaba concentrado mirando a su petaca y parecía murmurar algo inaudible...

- ¿Qué estás haciendo, Bertrie? - Le preguntó Petaca de Licor de Cereza.

- ¿Por qué lo dices? - Respondió un confuso Bert.

- No sueles comportarte así con desconocidos. - Explicó Petaca. - ¿Estás pensando con la polla, Bertrand?

- ¿Están buenas, verdad? - Respondió el buen abad. - Creo que tengo posibilidades. Con las dos, digo. Nora parece que quiere probar mis mieles y la otra se hace  la dura, pero creo que quiere más incluso que Nora. 

- Entiendo... - Comentó simplemente Petaca.

- Lo dudo... - Negó con la cabeza. - ¡Pero no puedes negar que son unos bomboncitos!

- Si tú lo dices, Bert... - Respondió Petaca.

- ¡Te haces la dura, eh! - Bert estaba algo molesto con Petaca. Estaba seguro de que ella también se las follaría. - ¡Están para darle bien duro y lo sabes! ¿Me lo niegas?

- No se Bert, sólo soy una maldita Petaca de Licor de Cereza. Mis gustos por las mujeres son nulos. - Se huiera encogido de hombros de haber podido. - No me ponen mucho...

- Entiendo... - Asintió Bert.

- Lo dudo... - Concluyó Petaca.

No todas, pero las grandes incógnitas que se arremolinaron alrededor de aquella extraña noche parecían cernirse sobre la misma cuestión…

¡Bertrand Dotter!

Quiero decir, ¡CAMILLE!

¿Quién era Camille?

¿Por qué habían experimentado los tres una vívida sensación de opresión y terror al contemplar el cuadro por primera vez?

¿Y aquel jeroglífico deleznable que les generaba tanta repulsión…?

¿Por qué lo había dibujado aquel lunático? ¿Cómo había logrado averiguar que se celebraba la subasta en el Merryweather? ¡Era un evento de lo más exclusivo!

Las dos amigas y el inclasificable Bertrand Dotter se pasaron un buen rato debatiendo alocadas teorías, posibilidades más que dudosas y revisando los libros de ocultismo del propio Dotter –una colección digna de mención, por cierto- mientras Bob preparaba con diligencia unas pizzas precocinadas que guardaba para un caso de emergencia. No hallaron nada que arrojase una tenue luz sobre el misterio, llegando un punto en el que el cansancio les venció a los tres.

Mallory era puro hastío cuando se dejó caer pesadamente en un sillón, observando su móvil con creciente preocupación mientras Nora, a su lado, sufría un bajón tras su despliegue de adrenalina y empezaba a roncar con suavidad a los pocos minutos de acurrucarse junto a su amiga. Finalmente, Dotter, mal que le pese, estaba tan maltrecho por la paliza que había recibido para escapar del campo de batalla en el que se había convertido el Merryweather que ni sus estratosféricos niveles de libido le permitieron un último intento de camelarse a la señorita Loxley y hacer gala de sus artes amatorias. ¡Su asalto definitivo a Fort Loxley habría de esperar a mañana! Y así, arropado por su fiel Bob y tras un vaso de leche con galletitas, cayó en un profundo sueño en el que, intuía, tendría un gran protagonismo la señorita Loxley, algo de crema de cacahuete (¿?) y una fusta. Aunque no le gustó para nada el hecho de que, en su ensoñación, la que sostenía la fusta era…

¡MALLORY GRIMES!

¡HORROR!

…

¿HORROR?

Y así, cuando el misterio estaba en su punto más acuciante, todo dio un giro inesperado.

El reloj marcaba las 2:34 a.m.

* * * * * *

El hombre se detuvo frente al mausoleo de Ulysses S. Grant.

-Ingenioso… Ingenioso y osado-, dijo para nadie en particular mientras arrojaba la colilla del cigarrillo al suelo y la aplastaba con la suela del zapato. No le había dado ninguna calada.

Lo sucedido en la subasta fue inesperado. Inconveniente e inesperado. Le impidió saludar a su viejo amigo. Pero si algo tenía claro es que tras esperar este reencuentro más de un siglo, podía permitirse aguardar unas horas más.

Oh, sí. Era paciente. Mucho.

Extrajo del maletero del vehículo un grueso maletín y comenzó a caminar hasta la parte trasera del mausoleo siguiendo las huellas. Tres pares de pies distintos. Dos pares femeninos. Sonrió. Sin duda, le cogería desprevenido.

Detectó con rapidez las huellas en la puerta de la trampilla y sonrió.

-Te estás volviendo confiado… No te culpo-.

Accedió a la galería interior y una nueva pista contribuyó a que siguiese el rastro con facilidad: perfume. Perfume de mujer. La misma fragancia. ¿Quizás compartida por ambas hembras?

Caminó un largo rato siguiendo los pasillos de la galería hasta dar con los primeros indicios de su viejo amigo. Un Van Gogh. En gusto, no había perdido el toque, eso tenía que reconocérselo. De hecho, si no fuese por él, jamás le habría interesado lo más mínimo el arte. De hecho, no le habría interesado ni siquiera la humanidad.

Finalmente, alcanzó la guarida. Lo supo porque su lector de posición detectaba el palpitar constante y sosegado de su objetivo a escasos metros. ¡Qué útil se había mostrado el geolocalizador que le había hecho ingerir camuflado en su bebida durante la subasta!

Entró. Y lo hizo sin hacer ruido. Eso asustó a Bob, que sabía bien que las criaturas que entran con sigilo en tu morada no albergan buenas intenciones. Y fue una pena que Bertrand, Nora y Mallory durmiesen tan profundamente. No escucharon el zumbido del arma lanzarrayos. No olieron el hedor a carne quemada. Y tampoco vieron el sufrimiento del pobre kobold dando inútilmente su vida por defender a su amo, justo cuando una enorme sombra se cernía sobre el lecho de este último, observante.

-Hola, Bertrand… Volvemos a encontrarnos-, dijo el extraño depositando el maletín en el suelo con un pesado crujido. -¿Listo para la operación…?-, comentó abriendo el maletín y admirando su contenido con un fulgor metálico en sus ojos glaucos.

Al no escuchar respuesta alguna, cosa lógica por otra parte dado el sueño comatoso en el que estaba sumido Bertrand, el extraño visitante frunció el ceño y los labios.

-De acuerdo… Lo tomaré como un “sí”-.

La sierra para huesos emitió un zumbido que logró arrancarle una tétrica sonrisa. A decir verdad, no tenía otra.

-Tranquilo. Confía en mí. He hecho esto muchas veces. Con un aceptable porcentaje de eficacia, debo añadir…-. Preparó el anestésico. –Creo que estoy alrededor del 91%... ¿Estarás tú dentro de ese 9%, Bertie?

>> Bueno… Vamos a averiguarlo, ¿eh?-.