Partida Rol por web

Tras un largo día de caminata, cuando rozando el anochecer bajáis de la colina y os acercáis a la montaña, llegáis a un valle donde hay un pequeño lago. Dado que pronto anochecerá y en la oscuridad podría ser peligroso el ascenso a la montaña, por no hablar de un posible enfrentamiento con los goblins, pensáis que puede ser un buen momento para buscar un lugar adecuado para descansar.

Brent y Dalfrid, que son los mejores exploradores del grupo, pronto encuentran un lugar a resguardo, desde el que no sea fácil que seáis descubiertos, y se decide descansar allí, haciendo turnos de guardia. No se puede encender fuego, ya que esto delataría vuestra presencia a gran distancia. Es visible durante toda la noche el punto de luz en la montaña, tan solo deja de verse al amanecer.

La noche transcurre con normalidad, y nada aparte de una manada de lobos, que no se acercan a vosotros ya que disponen de abundante comida más fácil, interrumpe vuestro descanso. Aunque en alguna ocasión en mitad de la noche, algunos habéis oído algunos sonidos extraños procedentes de la montaña.

Al amanecer, podéis lavaros en el lago, beber su fresca agua, y desayunar antes de volver a poneros en marcha.

20 de julio poco antes de las 7:00 h, mañana despejada de lo que parece un bonito día de verano.

Vuestro turno.

Después de hacer mi guardia, me quedé dormido como un tronco. Ni los lobunos aullidos, ni las ventosidades de mis compañeros fueron capaces de desvelar mi sueño. Al amanecer del nuevo día, la vista de la montaña y del lago era magnífica. El fuego, que se había visto durante todas las horas nocturnas, ya no se veía debido a la abundante luminosidad del astro rey. Nos fuimos levantando y preparando para lo que todos habíamos venido a hacer aquí: matar goblins, recuperar el oro y salvar a los rehenes si estaban vivos aún. El malandrín de Kukol nos había dicho que el caudillo goblin se comía a los prisioneros, así que mucho me temía que después de un par de días cautivos, muchos estarían defecados en algún rincón de las galerías de los goblins.

-"Buenos días muchachos. Hace un día precioso para llevar a cabo nuestro cometido, así que arriba ese ánimo y vamos a la montaña." Dije alegre.

Me había levantado con humor y eso era bueno. El olor a sudor, almizcle y boñiga de ciervo recorría el campamento, dejando su fragancia. No estábamos a mucha distancia del punto de la hoguera nocturna, así que suponía que marchando a buen ritmo, a mediodía estaríamos allí.

-"Creo que debemos de ir hacia la fogata que vimos anoche, puede que sea la entrada al complejo de los goblins. Buri, ¿has afilado tus hachas y te has echado gomina en la cresta? Hoy vamos a limpiar de ratas la cloaca. Jajajajajaja." Dije en alto. "Alguien diestro debería de adelantarse para verificar el camino de subida. ¿No creéis?" Pregunté.

A Buri le tocó en segundo turno, a si que sólo descansó durante la primera guardia porque cuando ya se hubo echado de nuevo, lo único que no pudo hacer es dormir. Ya tenía algo en el interior... era una intranquilidad, un remusguillo, estaba hasta arriba de adrenalina, solo quería levantarse y matar goblins... y esos aullidos no le ayudaban a relajarse, pero por respeto a sus compañeros disfrutó del descanso... sus músculos lo necesitarían.

-¡UUUUAAAAAAHHHHHHHH! - bostezó de manera sonora en cuanto salieron los primeros rayos del sol mientras se desperezaba. - Buenos días Karel, cualquiera diría que les tienes más ganas a esos goblins que yo. Por supuesto que están afiladas, me pasé casi toda la guardia dándolas cariño. - Se giró a los que estaban de guardia y preguntó - ¿Habéis visto cuando han apagado la hoguera? o.... ¿Se consumió sola?

Y casi sin esperar respuesta se metió en el lago.

-Un poco de frío para estos músculos no vendrá mal, me relaja - dijo hablando consigo mismo mientras se metía - Total en lo que se levantan y desayunan yo ya estoy preparado - siguió con su monólogo - ¡Eh, desayunad de una vez! ¡Por suerte, todavía las cabezas de los goblins no se separan solas!

Una vez que vio que ya se habían desperezado todos, salió del lago sin ningún pudor y totalmente desnudo se dirigió al su "catre" a por el taparrabos.

-¿Que pasa?¿De qué os reís? Poco llevo encima, a si que por un poco menos...

Y recogiendo sus cosas empezó a arrear a todos como si de vacas se tratasen, estaba ansioso de llegar a la cueva.

-Como no os deis prisa, seré yo el primero que vaya para arriba y no creo que sea bueno para nadie.

Alaia se froto los ojos mientras se levantaba, ya había dormido otras veces a la intemperie, y no le costaba demasiado dormir, aun así, siempre se echa de menos la comodidad de una cama.

Comenzó a preparar el desayuno mientras el resto se desperezaban, pensaba ir a lavarse al lago, pero Buri se le adelanto, así que esperaría a que la gente acabara para acercarse un momento a darse un remojo.

Cuando Buri salió del lago desnudo no pudo hacer otra cosa que reírse a carcajadas, las primeras veces le había dado algo de reparo, pero a aquellas alturas, si aquel enano no tenía pudor no iba a ser ella quien se sintiese violentada por aquello, tenía mejores cosas en las que pensar.

-Cuando termines de exhibirte come algo.

Dijo dejándole una de las lozas apartadas.

Cuando comenzó a dar prisas Alaia pidió calma con las manos.

-Espeeera, yo aún no me he acabado de asear.

Dijo con toda la paciencia que la experiencia con aquel enano le había dado

-Y además, creo que como ayer, es mejor que tengamos una avanzada.

Por fortuna a Finn le tocó el último turno cuando ya estaba amaneciendo y el hecho de que dormitara levemente en su puesto no supuso demasiados problemas porque los más madrugadores del grupo ya se habían levantado y este, en su afán de no quedar mal se despejó lo suficiente como para mantener el tipo hasta el final de su turno.

-Tengo frío... -Comentó el mediano- Las mañanas son siempre lo peor... al menos por la noche puedo tener frío pero sin tener que pasar aún todo el día por delante... Pfff... -Los pelos de su bigote se movieron a la par que este resoplaba, por suerte aún era de mañana y el calor de un día verano podía meterle en calor pronto- Estoy de acuerdo en que alguien se acerque a inspeccionar la zona de la fogata primero... y si no regresa es porque era una emboscada. ¡Yo no!. -El mediano levanto su mano al pedirse no ir.

La noche comenzó intranquila para Brent. Siempre le costaba conciliar el sueño cuando sabía que había enemigos cerca. Sin embargo, saber que los enanos con su visión nocturna hacían las primeras guardias, le ayudó a conciliar el sueño. La noche, su guardia incluida, transcurrió sin ningún incidente, por lo que pudo levantarse y desayunar para reponer energías, gracias a los bienes preparados por Alaia. De hecho, el mayor problema en las últimas horas viene causado por Buri, que hace que se atragante de la risa cuando le ve volver del lado desnudo.

¡JA, JA, JA! Espero que tus hachas sean más grandes que eso que muestras comenta Brent entre risas, señalando a Buri. Evidentemente, el agua estaba fría ¡JA, JA!

Finalmente, cuando terminan de desayunar y prepararse para la jornada, proponen volver a tener un explorador. Ese es exactamente el trabajo adecuado para Brent, así que no tarda en ofrecerse voluntario. Yo no tengo problema en ir en avanzadilla nuevamente. Os puedo ir dejando señales en los árboles para que sepáis el camino que debéis seguir. En el momento en que vea algo peligroso, volveré con vosotros para advertiros y que nos podamos anticipar.

​​​​

La noche había pasado tranquila. Lo que me desveló un poco fueron algunos aullidos lejanos y luego la presencia de lobos cerca. Sin embargo, no se debieron atrever con un grupo tan pertrechado como el nuestro. El caso es que la guardia que me tocaba fue bien, y por la mañana hube de desayunar rápido, un poco de cecina de la noche anterior y una pieza de fruta (aunque realmente no solía hacerlo, pues tenía la costumbre de componer o leer después de despertarme y dejar el primer bocado del día para la media mañana...).

Una vez levantada y dispuesta para continuar me sorprendieron las ganas de mis compañeros en seguir (unos más que otros). Al menos el ánimo del grupo no decaía, de momento.

Yo tampoco tengo inconveniente en volver a avanzar en vanguardia -respondí al comentario de Brent-. Eso sí, cada hora que pasa estamos en el punto de mira de esos goblins con más probabilidad de una emboscada... En fin -levanté un poco mi arco-: yo estoy preparada -declaré-.

Tras desayunar, lavaros y hasta ver el espectáculo que da Buri tras su baño matutino. El sol ya comienza a calentaros tras la fresca noche. Pronto acordáis que será necesario que alguien vaya en cabeza, explorando la montaña, y que trate de localizar donde pueda estar el lugar en el que por la noche visteis una luz.

Dalfrid y Brent se ponen de nuevo a la cabeza del grupo, adelantándose en busca de una buena ruta hacia donde piensan que se veía la luz. Y unos cientos de metros por detrás vais el resto. No hay camino como tal, sino senderos muy poco definidos entre las rocas, la vegetación es escasa, y tras varias horas, el ascenso a la montaña os resulta una tarea agotadora, más aún bajo el calor del sol, de un bonito día de julio. Los mayores problemas los tenéis con el pobre burro, al que, en más de una ocasión, tenéis que forzar a continuar. A todos os queda claro, que haber tratado de subir por aquí de noche, habría sido muy peligroso, tal vez demasiado.

Sobre el medio día Dalfrid y Brent, vuelven y os comentan que han encontrado la entrada a una cueva, en un lugar que bien podría ser en el que la pasada noche se veía la luz. Esta se encuentra no muy lejos de la cima de la montaña. Mientras coméis y bebéis para reponer fuerzas, retirados y fuera de la vista de la cueva. Brent que estaba vigilando la entrada de la cueva, viene a deciros que ha visto movimientos. Hay al menos un goblin haciendo guardia, tal vez sean dos.

Día 20 de j, rondando el mediodía. De un bonito y cálido día de verano.

Vuestro turno.

La maldita subida había sido durilla. Gotas de sudor perlaban mi cara, además de estar rojo como mi pelo. Cuando paramos para recibir las buenas nuevas de los dos exploradores, me fui a un lado y empecé a resoplar. No quería que nadie me viera así. Escuchaba lo que decían mis amigos y me hice una idea de lo que nos encontraríamos allí arriba. Después comimos y bebimos algo, para reponer fuerzas. ¡Ya estábamos listos para hacer la incursión a la guarida de los goblins!

-"Según lo que sabemos, gracias a Brent y a Dalfrid, hay algunos guardias apostados en la entrada. Propongo dormirlos con algún encantamiento o acabar con ellos silenciosamente con arcos o ballestas. Una vez eliminada esa amenaza, habrá que entrar en su laberíntico cubículo para encontrar el oro y a los rehenes. Como no sabemos dónde están ambas cosas, habrá que intentar capturar a uno vivo para sacarle toda la información que podamos." Dije seriamente.

Me gustaba la idea de matar goblins, pero para esta misión hacía falta cabeza y sabiduría, cosa que tenía de sobra. Era mejor idear un plan de entrada, que ir a lo bestia y aniquilar todo bicho que asomara la cabezota.

Y así, heroicamente, Finn Lenguadeplata vuelve a desmontar a Alaia Garagardo, casi despeñándose en el intento. Al menos alguien en ese lugar estaba siendo amable con los pobres pies de un hombre de edad avanzada. Pero ahora era su momento de brillar, o al menos de contrinuir.

-¿Dormirlos?. -Inquirió Finn- Si alguien sabe hablar Goblin puede ir hasta allá a cantarles una nana o algo así... -Dijo de forma burlona- Yo puedo hacer algo mejor que eso... puedo tratar de alejarlos y ahí los podéis matar como gustéis sin tener que arriesgarnos a que alguien falle una flecha o algo así.

Llegar hasta la entrada de la cueva supone una dura subida y Brent debe hacerla dos veces. La primera cuodadosamente, por si hubiese alguna trampa, y la segunda con sus compañeros. Apenas puede controlar su aliento al llegar arriba y tiene que descansar un momento antes de preparar su equipo. Dichoso duque, con lo bien que estaría yo en mi hogar, calentándome el lomo junto a una buena cerveza... En fin, espero que podamos acabar con esto rápido, aunque me da mala espina que haya tan poca guardia y que por la noche enciendan hogueras. Es casi una invitación a encontrarles.

Una vez recuperadas las fuerzas, se acerca a los demás para preparar el siguiente paso. Finn, ¿estás seguro de que puedes alejarlos lo suficiente como para que no oigan la lucha los demás? Brent se rasca la barbilla, pensativo, mientras estudia la situación. Es cierto que las flechas y saetas son más silenciosas, pero si fallamos el tiro se nos echarán encima. Si crees que puedes hacerlo, prepararé mis hojas. 

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Me quedo mirando a los dos vejestorios.

-"Bien Finn, si crees que puedes alejarlos de la entrada sin que sospechen, adelante. Por cierto... ¿Cómo demonios han subido las carretas repletas de oro y prisioneros hasta aquí si no hay ningún camino? ¿Creéis que les han puesto alas?" Pregunté pensativo.

La pendiente era muy pronunciada y hasta al burro le había costado llegar hasta aquí.

Finn Lenguadeplata echó pecho ante sus habilidades. Creía que podía no solo hacerlo con cierta facilidad, sino que además, y lo más importante, podía hacerlo de tal forma que este iba a estar lo suficientemente lejos de todo problema que no iba a resultar dañado. Las peleas eran cosas de jóvenes... y de cualquiera excepto él.

-Conozco un par de trucos que pueden hacer... el truco. -Eso fue algo redundante- Puedo atraerlos con ruido y con ilusiones con un truco para atraerlos lejos, e incluso puedo mover algunos palos y ramas con otro truco para hacerlo aún más convincente y cuando estén lo suficientemente lejos. El resto saltáis sobre ellos.

Respecto a la pregunta de Karel, este volvió a indicar su teoría de las múltiples entradas, grutas y vías en aquella montaña, en un complejo y oculto sistema de cuevas... Pero claro, hablaba sin saber.

-Es una cueva, quizás haya más entradas que no nos hayamos percatado porque estén ocultas entre las rocas, quizás con ramas... o quizás esté la otra entrada en el otro lado de la montaña. Sea como fuere, esta es la "Entrada Oficial para Visitas", así que estad preparados.

Alaia resoplo cuando Finn bajo de su espalda, al final la cuesta se había hecho complicada, pero le sabia mal decirle nada al mediano, además aquello los hubiera ralentizado.

Se sentó a un lado y pego un trago de su bota.

-Supongo que meterían el carro por otro lado, o quizás simplemente sacaron las cosas y las llevaron a cuestas.

Dijo pensativa cuando comentaron sobre como habían podido meter al carro y los prisioneros.

Luego se pusieron a hablar sobre qué hacer con los goblins.

-Bueno, yo, al igual que Buri, soy fanática del sigilo extremo, si no hay testigos que puedan vernos nadie nos va a delatar.

Bufo, recuperando el aliento.

-Pero como están las cosas ahora mismo, mejor usar trucos.

- Ummphhhhh  uuuuummppphhh - Buri soltaba unos bufidos por la subida, no sabía como pero le habían puesto a cargo de que el burro subiera seguro hasta arriba, con toda su carga. Se ve que había perdido al juego de los palos o algo por el estilo, por lo menos eso le dijeron. - Bueno maldito burro ya estamos llegando, un tirón más y paramos, que están a tan solo 10 pies de nosotros. - dijo como que el burro le estuviera haciendo caso. - ¡Vaaaamos!

Ese último trecho se le hizo interminable, y cuando quiso llegar con los demás que estaban en retaguardia, se encontró con que no solo ya había regresado la avanzadilla, si no que ya estaban ultimando el cómo entrar en la cueva, y sin preguntarle...

- Vamos a ver... ahí dices que.. ¿hay dos goblins? - dijo mientras empuñaba sus dos hachas - Dos... uno para cada una... ¿ya queréis sangre goblin bonitas? - dijo mientras movía las hachas y las admiraba con la vista.

Buri estaba ya absorto, imaginándose la pelea que iba a tener contra esos dos desgraciados, y sin ver que le ofrecían resistencia a lo que había dicho se dispuso a avanzar. En ese momento, le llamaron la atención sus compañeros, y le explicaron que Finn iba a atraer a los goblins hasta un apartado para poderlos matar sin que dieran la alarma. Buri, sin entender muy bien que había de divertido en eso se limitó a decir:

- Estoy de acuerdo - dijo a regañadientes - Pero... quiero ser el primero que los zurre. - reseñó y remarcó estas palabras de tal manera que no daban muchas más opciones al resto de aceptar. - Si no... me veré obligado a lanzarme contra ellos...

Y esperando a una afirmativa sobre el qué tenía que hacer, Buri clavó sus hachas en la tierra y comenzó a "calentar" sus músculos.

Escuché pacientemente las opciones y opiniones que mis compañeros planeaban. Estaba claro que donde había un goblin solía haber cien más. 

Si Finn los atrae hacia cierto lugar... -tiene que haber gente preparada para saltar sobre ellos -dije mirando a Buri-. Propongo que los que uséis bien vuestros puños os abaláncéis sobre ellos. Buri: por mí como sí les das para el pelo tú solo, jeje. Yo prefiero el arco, como sabéis, asique estaría alerta por si alguno logra escaparse de la emboscada.

Con esto quería asegurar que los cazábamos, o, mejor dicho, que no huirían para dar la voz de alarma.

Estoy de acuerdo, compañeros. Cuanto antes lo hagamos, antes entraremos a buscar el oro -estaba claro que íbamos en el buen camino, pero ese camino parecía aún, casi todo el trayecto hasta dar con la carretas, trayecto que nos aguardaba dentro de la cueva...-.

Al parecer ya tenían un plan, o al menos algo similar a uno. Pero para evitar que nadie más saliera de las líneas acordadas, Finn decidió hacer una pequeña recapitulación para que, no solo todo el mundo estuviera enterado, sino que todos estuvieran de acuerdo con aquel plan que montaron en conjunto.

-De acuerdo pues, -dijo Finn recapitulando lo que habían planeado hasta ahora- primero yo los atraeré con mis trucos hasta cierto lugar en donde Buri y Karel estarán escondidos y ellos se encargarán de matarlos. En caso de que algo saliera mal, Dalfrid estará preparada para dispararles flechas. Y en caso de que siguiera saliendo mal, supongo que Alaia y Brent podrían correr a la entrada para evitar que alertaran al resto de los Goblins. ¿Todo claro?. Pues preparáos...

- ¿Y cuál es la seña para que pueda separarles la cabeza de su esmirriado cuerpo? ¿Dónde me pongo? Que me pongo nervioso!! - Bombardeó a Finn mirándolo ansioso.

Buri ya notaba que se le erizaba la cresta y se le tensaban los músculos... por fin iba a poder matar.