Partida Rol por web

Convencido de que se trataba tan solo de una alimaña, abrió la puerta por dónde parecía que había venido el ruido. La empujó con la punta de su bastón; no quería que el animal le saltase a la cara y le mordiese. A saber qué enfermedades portaría el muy truan.

El ruido en la planta de arriba aceleró  mi pulso pero no de miedo, sino que de emoción, podía ser una rata, un ladrón o un fantasma cabreado pero al menos había algo además de comida putrefacta y polvo por todos lados.

Seguí con paso presuroso al doctor y cuando abrió la puerta, asomé por encima de su hombro mi cabeza mirando curiosa, esta inspección estaba siendo aburrida, aunque seguía preguntándome como alguien que quería vender esta casa, la tenía en tan malas condiciones.

¿y bien? ¿tenemos fantasma o no? – pregunté a los presentes esperando no ofender a la joven René. 

Saltándose el cuarto de baño, se dirigieron directamente al primero de los tres cuartos que permanecía cerrado. Edward abrió la puerta lentamente. Lo primero que descubrieron los cuatro fue un olor nauseabundo que manaba del lugar pero dentro... dentro no había nadie. El cuarto solo tenían una cama grande de matrimonio y frente a ella un armario de madera. En la otra pared, la que había frente a la puerta había una ventana que estaba tapiada con un par de tablas de madera. No había nadie ni nada, excepto una mancha de color oscuro en el suelo. Parecía, ¿sangre?

Me llevo la mano a los labios cuando el intenso y fuerte olor choca directamente contra nosotros, todos se mantienen escépticos y de alguna manera los entiendo, he trabajado durante mucho tiempo con personas que cuestionaban mi trabajo, pero hay una realidad a la que uno no puede darle la espalda o tarde o temprano viene a buscarte.

Entre los tablones  entra algo de luz, y nuestras pequeñas llaman buscan pero no hay nada en la sala que haya podido dar ese golpe, se puede ver una marcha de sangre en el suelo, nada más. Me agacho, seria, mirando la enorme mancha, me atrevo a tocarla, no debería ser reciente ¿estará seca?

- Aquí tenemos uno… - susurro, muy bajito.

Miro hacia el techo, la mancha solitaria clama en medio del suelo, no hay nada más, no se ha arrastrado nada, no hay nada colgando, no hay cuerpo…

- Esta mancha parece sangre, confírmelo doctor, por favor. Algo debió de colgar aquí, puesto que no parece haber más, y no fue arrastrado. - Pensativa, sigo mirando el techo  - nos falta un cuerpo y el alma que debe haber pedido ayuda, sin duda ha debido de reclamar nuestra atención sobre ésta habitación concreto de la casa.

El doctor Temple observó la mancha oscura del suelo. El olor, la textura, el color... Si era lo que parecía habría que avisar a la policia. No era de extrañar que hubiesen oido ruidos en esa habitación. Las ratas se debían estar poniendo moradas con tan suculento líquido.

Deberíamos abrir esta ventana para poder observar mejor la habitación -dijo mientras investigaba la mancha sospechosa.

Por el amor de Dios, ¿no hay nada en esta casa que no huela tan asquerosamente ? - me quejé a la vez que me cubría la nariz con la manga de mi vestido, aquello mas que interesante comenzaba a ser de lo mas desagradable, al menos a niveles olfativos. 

Las palabras de la joven René llamaron como  no mi atención hacia la mancha  - ¿hemos pasado por la habitación que está debajo de está? - pregunté confusa, el olor de la casa en general me estaba mareando a ratos, pero si habíamos pasado por debajo de esta habitación y la mancha de sangre es tan grande, ¿no estaría el techo de la misma también manchado? la madera absorbe pero solo una cantidad, y su fabulosa capacidad para adoptar el color de lo que cae sobre él podía dar una pista de algo... quizás de la cantidad real que había perdido la persona muerta.

Querida René, perdón mi ignorancia pero ¿ los fantasmas pueden matar de esta manera? - pregunté con real interés, había oído cientos de relatos sobre fantasmas, pero en todos la gente moría del susto o por posesiones, no por una herida causada por un ente espectral. 

Sonrío ante la pregunta, pues sé que ni por un momento creen en la posibilidad de que sea un fantasma, no los culpo, tratar los fenómenos paranormales con escepticismo es casi inherente al ser humano. Sin embargo ha preguntado curiosa, y eso me agrada. La curiosidad y el interés por algo que parece propio de funambulistas es diga de respuesta.

Mientras intento abrir la ventana un poco respondo a nuestra hermosa escritora.

- Mi hermosa señorita Elsenten, no es que los fantasmas maten, sino que quedan anclados a este mundo cuando han sufrido una muerte abrupta o injusta, y sus almas, enfadadas con lo ocurrido, no quieren trascender, se quedan aquí en busca de venganza, o quizás para llevar a los vivos al origen de su injusticia. Aunque a veces, si están muy enfadados, si lo que les ocurrió fue tan atroz que es difícil de imaginar, bien podrían matar por cualquier medio, sí – susurro.

El doctor Temple se acercó a la sangre y la toco. Efectivamente lo era pero lo que no podía precisar era cuanto tiempo llevaba allí pues aunque fría seguía húmeda lo cual no concordaba con el comportamiento normal de la sangre una vez pasaba el tiempo.

La chica con ayuda de Malloy retiró los tablones, dejando que entrase algo de claridad al cuarto. En ese momento, cuando Malloy retiraba el último tablón y lo colocaba en la pared de al lado la cama salió disparada hacia René que seguía junto a la ventana. Ninguno tuvo tiempo a reaccionar.

El golpe fue tremendo, tanto que la chica salió disparada por la ventana, rompiendo los cristales y cayendo desde el primer piso hasta los setos de fuera. Fue una suerte para ella lograr caer sobre aquellos setos lo mejor que pudo ya que absorbió parte del daño que aquella caída podía haberla ocasionado.

Con el último tablón, llega el desastre, un desastre que no esperaba y que confirma mis palabras, hay alguien enfadado aquí dentro, alguien que de repente me arroja por la ventana sin que yo pueda evitarlo. Alguien que no quiere luz.

El cristal choca contra mi cuerpo, rompiéndose, algunos fragmento se clavan en mi espalda. Procuro no gritar, apenas un gemido de sorpresa y alarma brota de mí cuando caigo.

Estoy en el suelo, o en algo blandito, al abrir los ojos intento recomponerme y situarme ¿Me he roto algo? ¿Brazos y piernas? rezo mentalmente y durante una milésima de segundo a algún Dios en el que realmente no creo demasiado, y suspiro, están bien, estoy entera.

- Auch… - susurro, llevando las manos a la espalda, y a la retaguardia.

Despacio me levanto, y levanto la falda, quitándome un trozo de cristal clavado en la parte trasera de mi muslo, a penas sangra ni duele pero es molesto.

Muy bien, miro la casa, la ventana rota, sonriendo de medio lado, no hay que perder la sonrisa, estamos aquí para liberarte, al menos a eso he venido yo, una caída de un primero no me ahuyentará.

Camino, despacio pero segura, para volver a entrar en la casa,  una vez dentro busco, en mis piernas o en la espalda, más restos de algún cristal. Vaya, me ha regalado unos bonitos moratones. Tranquilo… seas quien seas, hallarás la paz.

La escena de la habitacion resulta algo desconcertante. No por el mal olor, las ventanas tapizadas, la sangre o lo que un fantasma pueda hacer. Sino mas bien, por lo atemporalmque aquellos sucesos parecen tener. Resulta algo inquietante, que no parece tener demasiado sentido que aquellammancha de sangre luzca fresca,msin estarlo del todo. 

Mientras J ayuda a quitar las tablas de la ventana piensa en aquellaa cuestiones. Quizas se trata de un simple homicidio. La casa puede estar siendo usada por criminales como lugar de torturas y asi, y han montado lo del fantasma, para alejar a la policia y curiosos. Se encontraba acomodando dichas ideas, cuando algo empuja a Rene a traves de la ventana. Observa por un instante, y al ver que la cama ha sido la autora de aquella accion, queda durante un tiempo sorprendido.

Pasada aquella primera impresion, no,lo piensa mucho, y se asoma por la ventana. -¿Se encuentra ud bien?

No había terminado de examinar la curiosa mancha de sangre cuando el accidente ocurrió. Accidente porque no había nadie empujando la cama y la lógica del doctor no le permitía pensar en otra forma de llamar al incidente.

René salió despedida por la ventana y Edward corrió a asomarse,  junto con Malloy, para ver cómo había caido.

No se mueva, por amor de dios! - dijo cuando vio que la bella adivina se ponía en pie- déjeme que la vea primero, no vaya a tener algo roto sin darse cuenta.

Temple bajó lo más deprisa que pudo para salir a atender a René.

Algo nerviosa por la caída, me pongo en pie, vaya, ha sido todo muy rápido. Me levanto, con las piernas temblando, me estoy quitando el trozo del cristal del muslo cuando escucho la voz de J, luego la del doctor.

Miro hacia arriba, y aunque temblando, sonrío, deben estar algo confundidos, yo también lo estoy, desde luego jamás me había topado con algo así.

- ¡Estoy bien! No me he roto nada, creo – estoy entera a pesar de la caída – ahora subo…

Camino despacio, por Dios, me duele toda la espalda, y creo que me quedan cristales en los muslos. Así que enfadado porque hemos entrado en tu habitación ¿eh? Ya verás como todo se soluciona.... pienso, mientras llego a la entrada de la casa de nuevo, si puedo.

Todo se sucedió tan rápido que apenas tuve tiempo de reaccionar; aun estaba procesando la información que la joven vidente me había proporcionado y de paso, intentaba ignorar el escalofrío que subió por mi espalda, cuando uno de los tablones que estaban sacando de la ventana salió disparado hacia la joven lanzándola por la ventana.

¡¡¡Dios santo!!! – Exclame horrorizada, pero antes de que pudiese asomarme por la ventana, la voz de René tranquilizó mi mas profundos temores.  Bajé cual alma que se lleva el diablo por las escaleras, expresión nunca mejor utilizada, para ir en busca de la joven. – Querida por favor, haga caso al doctor – le dije con voz preocupada una vez llegué abajo y me acerqué a René para posar mi brazo tras su cintura y ayudarla a entrar, aunque no sabía si necesitaba ayuda o no, no estaba dispuesta a que se desmayase, el golpe había sido horrible o al menos así había sonado.

Pese a la advertencia de Edward, René entró de nuevo en la casa. Cuando se encontró frente a ella, la cogió de los brazos y la soltó una buena regañina.

- Pero es que no me ha oido? Siéntese, déjeme que la mire.

El buen doctor sabía que la emoción del golpe podía enturbiar los sentidos y no darse cuenta del dolor hasta más tarde. La ayudó a sentarse en el lugar más cercano y la oscultó buscando una posible fractura o corte profundo.

Mientas las expertas manos del doctor recorrían el cuerpo de la adivina, éste habló al resto del grupo:

- Deberíamos salir de aqui. Hay que avisar a la policía. Esa sangre estaba adulterada pero era relativamente fresca, asi que se ha cometido un crimen aqui hace poco. También habría que avisar a Lauren Chase, ya sabemos por qué nadie quiere comprar esta casa; esta en un estado lamentable y los vagabundos y criminales la usan como les place.

El joven no estaba del todo de acuerdo con el doctor, no es que se hubiese sentido ofendido, simplemente no creia que vagabundos y criminales podrian dejarme semejante lujo en aquel estado, con comida pudriendose y utensillos vendibles.

-Bien, si van a ir a la policia, yo quisiera consultar algo con un conocido... Inmobiliario, quizás pueda aclarar algo. Si les parece nos podemos ver mas tarde. 

Aún dolorida, intento no quejarme cuando el doctor toca alguna herida.

- Estoy bien, podría haber sido peor, pero estoy bien ¿Ve, doctor, como mis métodos también funcionan? – Pregunto, haciendo alusión al ritual de la sal que hice al entrar.

Me dejo cuidar por la preciosa escritora, que con delicadeza, me ayuda a entrar en casa, me duele todo el cuerpo, ya es un milagro que no me haya roto nada.

- ¿Ya? ¿Ya quieren salir? ¿A la primera complicación? Yo creo que hay algo más, no soy la única que lo ha visto, la casa me ha lanzado por la ventana, al fin algo interesante… - murmuro, mirando las paredes de ésta casa, la llevas clara si piensas que voy a rendirme – sigamos, quizás si encontramos el cuerpo del crimen tengamos algo con lo que acudir a la policía. Aunque yo necesito desinfectar las heridas de los cristales, estaban sucios y no querría que se me infectaran.

Edward abrió el maletín que llevaba siempre consigo (no sabía cuándo le reclamarían por alguna urgencia y había que estar preparado) y le trató los cortes a la alocada mujer.

- Ni hablar de quedarse hasta haber asegurado la casa. Además, si no avisamos ahora a la policía y al dueño de la casa, nos pueden meter en un lio. Propongo repartirnos el trabajo y reunirnos con lo que tengamos mañana, qué les parece? Yo iré a hablar con la polícia a ver que me dicen. Quedamos mañana a esta hora en la casa del señor Chase? Asi compartimos lo que tengamos con él.