Partida Rol por web

-¡Aquí hay algo ! - gritó el capitán al descubrir la puerta - ¡ayuda Jack! 

Nuño miró el lugar donde los árboles parecían atrancar la puerta. Guardando su arco, pues no parecía que los árboles fueran a atacarlos, se acercó dubitativo hacia Liam.

- Capitán… Interrumpió el bardo. - ¿No será esta la puerta atrancada que encontramos en el túnel la otra noche? Estos troncos… Y abrió los brazos teatralmente mostrando los caídos árboles. - … Son seguramente la causa de que no pudiéramos abrir la puerta ¿No cree?

Nuño se apartó a un lado para que Jack pudiera pasar hasta donde se encontraba Liam. No sería él el que estorbara una sudorosa y ardua labor.

Iasana observó el claro con atención. Todo allí parecía discorde, fuera de lugar. ¿Qué hacía una puerta trampa en medio del bosque? Y los esqueletos. Parecía que los caballos habían sido dejado como ofrendas para los lobos, aquellos lobos que habían aullado con fiereza la noche anterior.

¿Qué ocultaba aquel bosque? ¿Por qué el hijo de Torquemar estaba en tratos con súcubos o lo que fuera aquella criatura que habían matado la noche anterior? A la mujer se le antojó todo muy confuso. Y luego estaba el tema del basilisco, que aún no terminaba de encajar.

Mientras Liam pedía ayuda para desatascar la puerta, la hechicera recorrió el lugar, en busca de algo que pudiera darle una pista para desentrañar las preguntas que tenía en la cabeza y ya que estaba, decidió recurrir al trapero, para ver si podía sacarle más información.

-Dime Raúl... ¿que piezas gustaba cazar ser Hugo? Y algo más... ¿sabes cuando le entró el deseo de meterse con el basilisco? O qué fue lo que lo impulsó a ir tras él...

 Jack se aprestó para intentar quitar los troncos... pero tras forcejear un poco con ellos, se necesita mucho trabajo, y necesitarían hachas para, por lo menos, quitar las ramas y que estas no falcaran los troncos entre ellos. Se podrían retirar pero haría falta mucho trabajo... y tiempo.

 Fijándose en los esqueletos de los caballos, parece que hace varias semanas que sirvieron de comida a los lobos. Por un lado no queda nada de carne, nada, y los huesos han quedado blancos y deslucidos, en su mayor parte, por el efecto de varios tipos de carroñeros y el agua de la lluvia. Los arreos de cuero, se ven en mal estado.

 Liam cree que haría cerca de tres semanas de que esto sucediera.

 Cuando Raúl es interpelado por Iasana este la mira levemente sorprendido.

 - ¿Eh? ¿Qué solía cazar ser Hugo?

 Tras uno momentos de reflexión durante los que se acaricia el mentón comenta.

 - Bueno... ser Hugo no era un cazador especialmente dedicado, lo hacía como divertimento de vez en cuando o en compañía de otros jóvenes nobles. Por su puesto practicaba la caza mayo, ciervos especialmente.

 Comenta antes de añdir.

 - Lo del basilisco es distinto. Siempre fue muy fan de las canciones de juglares y bardos, y no veía el momento de ser el protagonista de su propia canción hasta que escuchó hablar de la fiera bestia que habitaba en lo más hondo del bosque.- Mirando a la hechicera añade.- Creo que lo veía como poco más que un trámite para ser el protagonista de una canción.

 Termina diciendo con una mueca de pesar.

- ¿Y no será que la moza quedó encerrada en el sótano cuando iba a visitar a su amante? El temporal ocurrió hace unos días… ¿No? Nuño parecía jugar con las ramas caídas, casi como un niño rebuscando en busca de una rama larga que le sirva de espada.

– Por el número de caballos, parece que no vino sola… Seguro que cuando se les acabó la comida… Pues ya sabéis… Se encogió de hombros, mientras cogía una rama que le pareció adecuada. – Se comieron unos a otros. Hizo una pausa.

- Como Hugo no regresó, y la puerta estaba cerrada… Pues eso, que se volvieron locos… Muy trágico, la verdad.

Con un fuerte movimiento de la rama, dio a una piña que había en el suelo. Nuño la siguió con la mirada. – La he enviado muy lejos… Podría inventarme un juego que consistiera en eso… Pareció sumirse pensativo en su propia idea.

Las ideas de Nuño no sonaban tan disparatadas, pero no lograban explicar por qué la mujer había terminado convertida en aquella cosa demoníaca. Algo se les estaba escapando pero Iasana no era capaz de verlo.

Mientras Jack y Liam continuaban esforzándose por desatascar aquella trampilla, la chica analizó la información que le había dado Raúl. No es que le aportara gran cosa, pero si lo que decía el muchacho era cierto, quedaba descartada la posibilidad de que la cacería del basilisco y los encuentros de Hugo con la mujer del sótano estuvieran relacionados.

Dado que no encontraba ningún indicio que pudiera aclararle sus dudas, la chica se sentó en un árbol caído a esperar a que el capitán lograra desatascar la puerta o decidiera que estaban perdiendo demasiado tiempo allí y ordenara partir hacia la cueva en busca del heredero.

 Tras las palabras de Nuño, y tus reflexiones, crees recordar haber leído en algún lugar que en ocasiones, los dioses habían castigado a algunos seres que habian cometido viles perversiones. En estos momentos, el comerse a alguien te resulta una posible "vil perversión".

Durante buena parte de la mañana, Jack no se había mostrado muy comunicativo. Más que nada por que encontraba una pérdida de tiempo el hecho que se pusieran a cazar brujas en el bosque. Les iban a pagar por rescatar al diabólico hijo de Torquemar. Pero por otra parte no podía decirlo en voz alta. Básicamente por que implicaba comentar que este era un problema que tenían que haber solucionado la guardia de estas tierras, los mismos que habían permitido que la zona se convirtiese es un paraiso para los bandidos. Y Liam no estaba preparado para que le dijesen a la cara que sus hombres eran unos inútiles y sus superiores unos negligentes. El resto de su silencio venia por los pensamientos que dudaban qué tipo de persona era ese Hugo. Los razonamientos de sus compañeros le quitaron de sus cavilaciones. -¿Puede que el basilisco sea la cura de la loca?

Liam seguía enfrascado en su tarea de seguir desatacando la puerta junto a su moreno compañero. Estaba seguro que, como bien Nuño había argumentado, esa era la puerta que atascaba, pero debían asegurarse.

- Tus conjeturas de comerse unos a otros me parecen disparatadas - replicó Liam tras escuchar semejantes sandeces - seguro que tiene que haber otra explicación menos... rebuscada.

El capitán se esforzaba en dejar libre la trampilla pero se imaginaba lo que habría debajo. Su mente volvió a revivir lo acontecido el día anterior y se le erizaba el cuero cabelludo. Le horrorizaba vovler a bajar allí abajo.

El trabajo era demasiado pesado para tan poca gente. Jack paró unos instantes sus esfuerzos para apartar troncos y ramajes y se masajeó los riñones.
-¡Ufffff! Esto me está destrozando... -se tomó unos segundos de descanso y se sentó sobre uno de los troncos- ¿Cuatro caballos, decís? Recuerdo tres muertos, sentados... Y la mujer-loca... ¿Existe un caballo que se deje montar por... eso? -Bebió un largo trago de agua- Quizás tendríamos que buscar entre los cadáveres

 El astro rey fue cruzando el firmamento mientras los compañeros estaban intentando desbloquear la puerta. Encontraron un par de hachas en la cabaña con las que valerse para cortar las ramas que pudieran frenar el deslizar los troncos de los árboles entre ellos, y también usaron a la mula para ayudar a arrastrar algún trunco. Pero aún así resultó ser una tarea bastante pesada.

 Finalmente, pasadas tres horas lograron dejar los suficientemente libre la puerta de madera como para poder intentar abrirla.

 Liam, Jack y Raúl, quien se apuntó en la tarea también, tenían las ropas empapadas en sudor y pegajosas en diferentes puntos debido a la resina de los pinos.

-Liam, algunas culturas establecen que los dioses castigan a los perversos.- La chica había estado meditando acerca de lo acontecido mientras ellos trabajaban. -Tal vez no sea tan errado lo que dice nuestro amigo bardo. Tal vez la mujer cayó presa de una maldición por alimentarse de los suyos... aunque... que apetito voraz ha de haber tenido para dejar los tres cadáveres limpios en tan poco tiempo. En fin...- frustrada por no poder ir más allá con sus cavilaciones, la mujer se sentó a un lado y extrajo su diario de viaje. Mientras el capitán, Jack y Raúl seguían intentando desatascar la puerta, ella se puso a escribir en su libro, algo que no hacía desde dos noches atrás.

Cuando acabó con sus anotaciones, los otros tres aún no habían terminado su labor. Iasana observó que Nuño seguía manteniéndose al margen y eso le resultó divertido. No soy quién para juzgar... y sí, comprendo que no quiera dañar sus manos... deben ser sus herramientas más preciadas. Sin hacer comentarios, se acercó a él para ver como terminaban la faena sus fuertes y musculosos compañeros.

-Buen trabajo amigos. Deberían descansar un poco antes de que prosigamos- miró hacia arriba, buscando la posición del sol antes de continuar. -Tal vez sea un buen momento para almorzar y luego ya podemos ver si realmente ésta es la salida del túnel que recorrimos anoche. ¿Les parece?- y mientras ellos recobraban el aire, la mujer se puso a juntar ramas y pedazos de tronco de los que habían cortado para despejar el área para poder armar un buen fuego.

- Si, buena idea. Descansemos un poco -  Liam se sentó en un tronco - pienso que deberiamos volver y inspeccionar el lugar, de nuevo. No me hace gracias alguna pero quizás encontremos algún detalle que pasamos por alto para ayudarnos a resolver este enigma.

El capitán estiró las piernas y suspiró. El día estaba tocando su fin y pronto el astro amarillo se pondría y llegaría la oscuridad. Auqnue allí abajo poco importaba.

- Claro que si amigos míos, descansemos después del duro trabajo ¿Tal vez una alegre balada os anime? Preguntó sin esperar respuesta. – Dejarme que os complazca.

Había observado como trabajaban con las hachas para despejar la puerta, pero aquel trabajo constante podía destrozar sus manos. No, sus manos eran un regalo de los dioses, no podía malmeterlas de semejante manera. Pero lo que si podía hacer era entretener y aligerar los corazones de la gente cansada.

Nuño arrancó los primeros acordes de la melodía, y las notas flotaron por el aire, volviendo más fresca si cabe el aroma de los pinos y de la leña recién cortada. De sus labios surgieron las palabras de una canción que bien podía ser premonitoria.

Ahora todos conocéis
los bardos y sus canciones
cuando las horas se hayan marchado
cerraré mis ojos
en un mundo muy lejano
nosotros nos encontraremos de nuevo
pero ahora escucha mi canción
sobre el despertar de la noche
cantemos la canción del bardo

Estribillo:
El mañana nos llevará lejos
lejos de casa
nadie sabrá nunca nuestros nombres
pero las canciones del bardo perdurarán
El mañana se lo llevará lejos
el miedo de hoy
se marchará
gracias a nuestras mágicas canciones

Solo hay una canción
dejada en mi mente
Historias de hombres valientes
que vivieron lejos de aquí
Ahora las canciones de bardos pasaron
Y es tiempo de marchar
Ninguno preguntará por el nombre
de aquel
que cuenta la historia

Estribillo
El mañana nos llevará lejos
lejos de casa
Nadie sabrá nunca nuestros nombres
pero la canción del bardo perdurará
Mañana todos seremos conocidos
Y tu no estarás solo
así que no tengas miedo
en la oscuridad y el frío
porque las canciones del bardo perdurarán
todas ellas perdurarán

En mis pensamientos y en mis sueños
están siempre en mi mente
Esas canciones de hobbits, enanos y hombres
y elfos
Vamos cierra tus ojos
Tu puedes verlos, también

 Con la puerta despejada, el grupo decidió tomarse un respiro antes de continuar. Sacaron parte de las provisiones que Lord Torquemar les subministrara para el viaje de ida y vuelta y comieron con ganas mientras Nuño, les regalaba los sentidos con este cante alegre y ensoñador.

Cuando Nuño acabó la canción, Iasana no pudo resistir ya más la tentación. Hacía días que no tocaba su rabel y si bien no tenía la habilidad ni la maestría que gastaba el bardo, la mujer disfrutaba de arrancarle melodías a su instrumento cada vez que podía.

Con un poco de timidez se atrevió a preguntar.

-¿Serías tan amable de enseñarme los acordes para poderte acompañar? Es una melodía muy bella... me gustaría guardarla para cuando el camino vuelva a separarnos- un poco abochornada por mostrarse tan sensible la maga sonrió. Tal vez su compañero accediera, o tal vez no, pero si no preguntaba, nunca se enteraría.

El capitán estaba ausente. Apenas las notas entonadas del bardo pasaban desapercibidos por sus oídos sin ser procesados por su cerebro, éste estaba sumido en sus propios pensamientos. Una cierta pesadumbre no desaparecía y se acompañaba continuamente ensombreciendo su corazón. 

- Reanudemos nuestro cometido - se levantó con un súbito movimiento semejante a la de una gacela - ya hemos descansado lo suficiente. No han asignado esta misión. Tenemos que encontrar ese basilisco y el heredero de piedra no para escuchar vanales canciones  que no nos lleva a ninguna parte.

Jack disfrutó de las provisiones como si del más fino manjar se tratara. Se aseguró de masticar bien los alimentos por si el subterráneo volvía a poner a prueba su estómago.

-Ya hemos movido todo este... este bosque. Era lo más difícil. Ahora vale la pena mirar un poco más...

Nuño asintió a las palabras del capitán Davenport, pues tenía razón en que deberían retomar el camino. Así que se levantó dispuesto a retomar el camino y seguir a Liam.

En cuanto a la petición de la bella Iasana, esbozo una sonrisa complacida. Si algo le gustaba a un maestro, era enseñar y que su conocimiento llegara a todas partes, cuanto más lejos mejor.

- Desde luego que os enseñaré a tocar esta canción con vuestro instrumento de cuerda… Nuño hasta ese momento no se había percatado que la joven llevaba aquel instrumento consigo. - ¿Os interesa la música? Iasana había conseguido despertar en el bardo un interés creciente. La verdad es que consiguió que la mirara con otros ojos.

Nuño dedicó parte del camino a mostrar a Iasana como colocar los dedos sobre las cuerdas, y cuando hacer sonar las mismas. Con regocijo le enseñó la melodía, la letra y la rima, y como poder llegar a las notas más altas. Si, Nuño parecía disfrutar compartiendo sus conocimientos.