Partida Rol por web

La mirada de Henry se dirigía hacia el cura, y hacia ese armario que parecía engullirle - Me encanta su estilismo, padre, estaría curioso verle dando el sermón vestido con una de esas cosas - dijo sonriendo al observar tan variado vestuario.

Al ver aparecer la botella, la cara de Henry se iluminó como si hubiera visto a la Virgen María. La visión del caldo, en combinación con la preciosa botella y los reflejos que esta creaba, dio lugar a una atmósfera mágica. Al menos a ojos del herrero - Oh, divina aparición, ilumínanos a todos - sólo le faltó arrodillarse. No, Henry no necesitaba beber para que el alcohol le hiciera perder la cabeza.

- Gracias, padre. Dículo, así es - dijo ya una vez recompuesto y con la copa en la mano - Entiendo sus reticencias con esas criaturas viendo lo que le pasó - se limitó a decir. La moral cristiana le importaba poco, pero no quería correr el riesgo de enfadar al cura, menos aún habiendo vino en juego - Yo lo único que sé de esas fiestas vampíricas es que al parecer no suele haber una gota de alcohol, sólo sangre, y cualquiera bebe ese mejunje.

- En cuanto al hombre lobo, la verdad que me encantaría conocerlo, pero creo que ya son sólo habladurías, debió irse hace tiempo. Créanme que si hubiera un licántropo suelto yo ya lo habría detectado, tengo buen olfato para esas cosas - dijo mientras se tocaba la nariz. En realidad a Henry le costaba encontrar sus calcetines por la mañana, pero quería presumir delante de ese extranjero de tan buen porte.

- ¿Acaso ustedes tienen alguna idea de donde puede estar? - preguntó con curiosidad.

La verdad que no, pero voy a tratar de dar con su paradero mientras investigo la fauna local.

Así que fiestas de sangre, interesante y a la vez desagradable. Señor Dículo, por curiosidad ¿Sabrá Usted cada cuánto tienen lugar esas fiestas? - pregunto con auténtica curiosidad.

Como de costumbre, el Coronel había asistido a la misa del domingo perfectamente uniformado. Estaba jubilado desde hacia tiempo, pero le gustaba seguir dejando claro que él era un militar con mando y hombre de recto proceder.

Todas esas pelandruscas que merodeaban por el pueblo, le resultaban molestas, en especial ese trío que tenía el conde -su gran amigo con el que jugaba apasionantes partidas de ajedrez- a su alrededor. Pero estaba claro que los gustos del conde y los suyos para pasar el tiempo libre, eran radicalmente distintos, salvando el tema del ajedrez y el buen vino.

Se puso los guantes y cogió el bastón de debajo de su axila y se encaminó a la taberna del pueblo para ver si al final habían decidido abrirla en domingo o no y así poder tomar un trago de algo.

-No lo sé porque ... (por un momento pierde los nervios y levanta la voz entre dolido e indignado)... nunca me invitan a las fiestas ni cuentan conmigo para nada.

-¿Sabéis qué? Deberíamos hacer una fiesta a la que podamos NO invitar a ninguno de esas excéntricas criaturas tan llenas de, de, de... excentricidades. Una de noche para que puedan ir los vampiros y con luna llena para que pueda ir el hombre lobo. En un claro en medio del bosque con una buena hoguera en el centro para que nos vean bien... y a la que NO les invitaremos.

En la mirada de Dave hay un destello de locura.

Luego se relaja y se encoje de hombros. Pone boca abajo la botella vacía y como quien habla para sí mismo dice:

-¿Creéis que abrirá el tabernero en domingo si se lo pedimos?

Tranquilo padre, la razón de la pregunta no es porque me agrade mucho la idea de departir con esos seres, sino más bien me gustaría observarlos y quizá aguarles un poco la fiesta, aunque organizar nuestras propias fiestas no suena nada mal.

Quizá si buscamos al tabernero y compramos algo de su licor y armamos un gran revuelo en medio de un claro cercano a la residencia del señor A Sangre y cuando él se acerque a ver que ocurre, podríamos decirle que nos reservamos el derecho de admisión y dejar pasar a sus asistentes y a él no, eso sí que lo cabrearía. - digo con un sonrisa complice.

- La verdad, no tengo ni idea, señor Bastian. El conde Asangre hace fiestas cuando le apetece, y a mí tampoco me ha invitado nunca - dijo con resignación - Quizás regalándole unos cuantos cubos de sangre de cerdo se le podría convencer.

El resquicio de locura que asomó en el religioso mientras hablaba le hizo sentir temor por un breve momento, aunque enseguida volvió la calma - padre... debe admitir que la iglesia y las criaturas sobrenaturales nunca se han llevado bien. Pero tiene razón, nosotros también tenemos derecho a montarnos juergas, lo que dice el señor Michaels suena bien, yo me apuntaría - Estar en el bosque a medianoche no parecía a priori buena idea, pero la bebida le volvía impulsivo - Con un poco de suerte lo mismo hasta aparece el hombre lobo y se deja acariciar un poco - pensó - En cuanto a mi amigo Dompi, el tabernero, si el párroco le amenazara con la excomunión, creo que no podría negarse a abrir - quizás me he pasado de expeditivo, pero es por bien común - pensó riendo para sus adentros.

Tras un silencio, volvió a hablar - Perdone padre, ¿Me permite llevarme la botella de recuerdo? Es que un vino así no se prueba todos los días - pidió cortésmente - Seguro que quedaría monísima en la chimenea.

El enterrador se acerca al grupo, ya con la pala sobre el hombro pues tiene que volver inmediatamente a su trabajo (la gente no deja de morirse ni en domingo).

- Los que se perdieron la fiesta de anoche y no pudieron contemplar el gran pepino de Jorge Nitales y los enormes melones de Maite Torras, que sepan que estarán expuestos durante el día de hoy en la plaza del pueblo. Acérquense a admirarlos, son dignos de ver. Ahora, si me disculpan...

Haciendo una reverencia a las señoras y señoritas presentes, se va con paso alegre y vivaracho a la parte de atrás de la iglesia, allí donde está el cementerio de la aldea.

- Miranda , Skar, ya me estáis contando con pelos y señales lo de la fiesta, el porqué los melones y los pepinos, que yo sepa no es temporada de ferias y nuestro Santo Patrón
Les mira con expresión adusta, brazos en jarras, lanzando miradas a uno y a otro...
- Que me he ausentado dos días caramba, y aquí habéis modificado el calendario de festejos, y el calendario es un documento oficial del principado, lo cual es altamente irregular, altamente irregular..

- Señor, es usted el que de confunde. Es época de recogida y como cada año se hace el concurso de "Quién la tiene más grande" donde se exponen las frutas y verduras más grandes recogidas este año.

- ¡Ah si el concurso de pepinos!, lo había olvidado, pero , ¿ porqué la fiesta y el alcohol?

¿En honor de alguien en concreto amigo Bando? Un visitante ilustre que yo deba conocer ¿quizá?

Tiraría del hilo del enterrador, que parecía el más comunicativo y en el fondo mantenía su plaza sin oposiciones abiertas porque el exediente cogía polvo en mi despacho...

- En realidad no.

La doctora se había entretenido cerca de la puerta escuchando a las ancianas que se quejaban de dolor de alma y llegaba tarde a la conversación. Sin embargo, pudo escuchar la referencia de la fiesta al honor de alguien.

- La gente se despendoló en la taberna, como siempre que tienen oportunidad, Señor Lucius. Sin embargo, ocurrió algo curioso. ¿Recuerda el rumor de que el albacea de Viktor había encontrado un heredero a sus bienes? Pues ayer le vimos en carne y hueso. "La" vimos, para ser más exactos.

Los ojos se le salieron de las órbitas....
- ¿Una heredera del Doctor dices? No no no .....esto hay que analizarlo bien analizado, documentarlo y pasarlo por registro general
Sin contar con que yo esperaba declarar todo patrimonio de interés del pueblo, y que vinieran turistas..
Se acercó muy mucho a Serena, pero mucho, tanto que la distancia incómoda les decía adiós desde lejos.
A ver Serena bonita, cuéntame exactamente qué es eso de la heredera que vamos a preparar una buena...
Aspiró el dulce aroma de la doctora a centímetros de su nariz.

- Válgame el señor que mala mi memoria, bebí demasiado en la tasca esa noche. Doy fe que ganó justo ese Nitales el concurso con semejante pepino. Me perdí eso si ver a Maite, sus melones atrajeron tantos curiosos que me fue imposible acercarme. Siempre estaba rodeada y bien acompañada.

Milandra abre su boca en una exclamación de fingida sorpresa ante las palabras de Serena y la expresión de Wagner.

- No lo digais, no lo digais...presiento..presiento.. no ha barón...¡que es una mujer la heredera ! Habia cerrado sus ojos y llevado sus manos a su sien como si tuviera una premonició de algo que ya había dado a entreveer Serena.

- Ozú, en tal caso tengo que correr para hacer una visita. Estará deseosa de conocer su futuro. Se frotó las manos imaginando una nueva y rica cliente a quien tirar las cartas.

Pues,claro,querida que vamos a ir a hacerle una visita..ahora mismo guapa
Sonríe malicioso.
vamos a ver qué tiene de real y de impostora esa heredera

Dave le entregó la botella vacía a Henry. -Por supuesto. Consérvala, rellenalá con frecuencia y santifica con su vino todas tus comidas... también el desayuno y la merienda. 

Tal vez sea mejor reunirnos con el resto de parroquianos que parecen no querer abandonar la iglesia y dirigirnos tal vez a la Taberna de Topocho. ¿Te importaría adelantarte Henry y decir que nos esperen? 

Dave termina de guardar la copas, las hostias y el resto de objetos de misa antes de salir de la sacristía.

Cuando se quedan de nuevo solos, Dave dice a Bastian:

En realidad, yo no soy nativo de esta zona. Vine con mi padre desde Londres cuando tenía 12 años (mi madre murió al nacer yo). Vinimos a este pueblo porque mi padre era un famoso cazador de monstruos y existía la leyenda de que aquí vivía un hombre lobo. Una noche que fué en su busca mi padre murió en extrañas circunstancias, y aunque se desconoce el origen de su muerte.

Busqué durante años alguna pista, algún indicio que me confirmar si mi padre fue asesinado. En concreto busqué al hombre lobo pues parece la causa más plausible. Pero todo fué sin éxito y poco a poco me fuí dando por vencido. Pero ahora que usted ha llegado... quizá podamos buscar juntos.

Piense en ello.

Ahora es mejor reunirnos con el resto.

Bueno, pero qué hacen todavía en mi Iglesia. ¿Han venido a dejar caer algunas monedas en el cepillo? Si no es el caso, vayan marchándose. 

A la casa de Dios se viene a rezar y si quieren charlar vayan a la Taberna del señor Topocho.... O mejor, vayamos todos. 

Venga fuera de la iglesia.

Hombre señor Lucius, ¿ha conseguido en la capital algunos fondos para restaurar el campanario? Está que da pena y sólo ud puede ayudarnos.

El Padre Dave cerró la iglesia y se sumó al corro con el resto de aldeanos.

Si. Padre, quiera hablar con usted del asunto, quizá en mi despacho. El caso es que tenía un plan para resolver el tema del campanario pero esta heredera no,sé yo...
Abre los brazos para hacer una especie de círculo...en plan confabulación.
Por qué no vienen ustedes a mi despacho, Padre, Miranda, Doctora y les explicó mi pequeño plan...

La heredera claro. ¿Acaso cree que es una importora?

El padre Dave se atusó el bigote pensativo.

Si finalmente decide hacerle una visita de bienvenida en su calidad de representante del poder político, yo debería acompañarle en mi calidad de ministro de Dios.

Incluso Milandra podría venir en calidad de representante de... 

Uy, si vayamos a ver a la heredera, a ver si sus credenciales son buenas, y luego prepararemos un plan maestro...
Para destruirla , echarla y expulsarla,,,jej je je