Partida Rol por web

Aun a pesar de estar absorta en tus observaciones y pensamientos, notas como la puerta se abre despacio y casi sin ruido. Vez que es Andolyn con un gesto conciliador. - Hola. ¿Cómo estás? -  Pregunta más que nada por cortesía, dado que no espera mucho por la respuesta. - Se que mi comportamiento te pudo parecer extraño y así fue. Es que tu presencia, o mejor dicho, alguien de donde tu eres no es común y hasta ahora tampoco grato. Son presagio de muerte y destrucción. -Ve en tu rostro que no está yendo por donde quiere ir. - Tengo una historia para contarte si quieres escucharla. - Te comenta más que preguntarte, pero igual espera tu respuesta.

Sabía que vendrías. me froté los cansados ojos que llevaban demasiado tiempo escrutando estrellas y me volví hacia la mujer. sabré escuchar tu historia si la quieres compartir conmigo digo apartándome un poco y dejando sitio a la mujer en el poyo.
Mi tono de voz era algo frio y no sonreí abiertamente pero volvi la mirada hacia la mujer, escuchándola con atención.

Zenobia salió a la calle alegando algo que era obvio que no le pasaba. Al fin había pasado algo, algo que esperaba que no pasase, aunque no era todo lo malo que podría haber pasado. Tharas negó con la cabeza y teminó su copa de vino. Cuando la mujer del cocinero se levantó y se disculpó, Tharas se levantó e hizo un saludo con la cabeza. Luego miró la puerta y dijo a los presentes.- Si me disculpáis, voy a tomar un poco el aire.- Sonrió y continuó.- Después de esta copiosa a la par de exquisita comida prefiero tomar un poco de aire freco, a sentarme y abotargarme en el sillón... o lo que quede de suelo.- Se disculpó.- Quizás os acompañe más tarde.- Terminó Tharas mientras salía de la casa.

Tharas salió a la calle y vió sola a la muchacha. Se acercó a ella y observó las estrellas en las que ella estaba imbuida.- ¿Encuentras el sentido de todo allí arriba?.- Preguntó para romper el hielo. El explorador se quedó un rato a su lado mirando también las misma estrellas que Zenobia observaba. Pasado un rato, mirando a lamujer, le preguntó.- Zenobia ¿qué ocurre?, ¿qué es lo que te cuesta tanto entender?, ¿qué encierra esa bella cabecita de coqueto mechón tocado por las estrellas?.- Dijo y sonrió un momento.

No conocía a esa mujer nada, pero algo le decía que no era un mala persona y que no entendía lo que estaba ocurriendo. Si hacía caso de lo que les había dicho, la muchacha provenía de otro mundo con lo que era normal que se sintiera confusa y desorientada en este. Esperaba que le respondiera y que pudiera ayudarle en lo que estuviera en su mano. 

Cuando estás abriendo la puerta, vez que están las dos mujeres hablando entre ellas, cuando sale antes de hablar, te das cuenta de que cortas lo que podría ser una conversación personal.

Tharas al ver que la muchacha estaba hablando con la mujer del cocinero, miró a otro lado y se estiró. Luego salió de la casa y caminó alejándose de las mujeres. Tal vez le sintiera bien un paseo a la luz de las estrellas y quizás, cuando acabasen de hablar, pudiera conversar con ella. La veía un poco alicaida y confusa, debías intentar ayudarle... o por lo menos escucharle.

Jan terminó de cenar cuando no hubo más en su plato. No quiso repetir, no le parecia educado ni cortes, viendo a su compañero elfo el comportamiento durante la cena, Jan pensaba que con un mal educado se cumplia el cupo entre los asistentes.

Miro curiosamente al golem, sus movimientos eran certeros, no demasiado agiles quizá, pero para su tamaño era normal. No lo quitó la vista mientras retiraba todo lo que habia sobre la mesa y dejaba todo limpio.

Por algun motivo no le extraño que la chica se levantara y se fuera. Mujer extraña donde las haya. Desde luego que no conectaban y parecia que no lo harian nunca, pero tampoco importaba, mañana ya no tendrian nada que ver, y cada uno seguiria su camino. Al ver que la mujer del cocinero la seguia tan descaradamente, tampoco le sorprendió. Sí le sorprendio que Tharas saliera tambien y declinase la invitación de coñac y tabaco, no le pareció muy normal, pero tampoco sería él el que dijera nada.

Se levantó y siguió al cocinero hasta la alfombra, allí tomó asiento sobre ella cruzando las piernas, y no pudo rechazar un poco de coñac, del que sabia perfectamente que no se beberia más que el primer sorbo. Lo aceptó por cortesia de nuevo.

Jan escuchaba la conversación pero en su mente estaba ya la hora de sus oraciones y del descanso. Al dia siguiente le esperaban multitud de plantas a las que debia atender de camino al pueblo y necesitaria tener todos sus sentidos en perfectas condiciones.

El elfo se levanta del sillón y sirve gustosamente las 4 copas de coñac, mientras se mete uno de los tabacos en la boca y vocifera unas palabras entendibles para aquellos con oidos finos -Lols plalcerles del lal vidal sonl polcols, eslte sin dulda esl uno del ellols. -Levanta la copa en señal de brindis y hace una venia con la cabeza en señal de agradecimiento y se vuelve a acostar en el sillón, se saca el tabaco de la boca y empieza a interrogar al cocinero. -Me pregunto, cocinero, como has terminado casándote con una poderosa hechicera?, como es que lograron conocerse?... porque creo yo que las grandes hechiceras terminan casadas con sus estudios arcanos, creo que...... jmmmm sip, creo que nunca he conocido una maga que estuviese casada; un poco extraño!!

  Taigus come con bastante avidez el ciervo que le han servido. Tras eso ve como la muchacha abandona la sala, sin demasiado interés de momento.

  Una vez acabado su plato se dispone a levantarse cuando oye las palabras mágicas "Alcohol y tabaco" Sentándose al lado del fuego coge uno de los cigarros que se le ofrecen y una copa de conyac.

   -Se ha de reconocer querido Grendel que es usted un afitrión excelente. La comida sublime, sinceramente me siento realmente halagado...

Agradece con un gesto y se sienta, se queda mirando las estrellas un momento, como buscando algo que al final no encuentra. - Hace mucho tiempo, mi hermana y yo eramos una par de jóvenes aventureras, vagábamos por los valles y otros lugares que pocos lo harían. Eramos parte de un pequeño pero fornido grupo, mi hermana devota a su dios y yo a la magia, distintas pero hermanas al fin. Un joven guerrero, apuesto pero con una personalidad... Un joven enano con su enorme hacha y una elfa con ciertas habilidades que para mi hermana no eran las mejores, pero aun así necesarias. - Respira hondo y exhala, buscando ahora fuerzas para seguir adelante con su historia. - Una noche mi hermana tuvo una pesadilla, una visión que para cualquiera sería un mal sueño, pero según ella su dios le indicaba que debía evitar que sucediera. Debíamos ir en una misión al reino de donde provienes, evitar que realicen un rito y salir de allí lo más rápido posible, un plan tan simple está destinado a fallar, pero antes habíamos tenido planes simples y salimos airosos. - Con una lágrima cayéndole del rostro, su voz se quiebra por el dolor. - Pero esa vez no, nos estaba esperando, sabían que íbamos a ese determinado lugar. Nunca supimos como, pero lo sabían, estoy segura de ello. El enano fue el primero en morir, un conjuro de muerte le cegó la vida y así los demás hasta que quedamos mi hermana y yo, a ella la atrapan y me grita que escape, yo no quería hacerlo, no quería abandonarla, un par de guardias me tomaron pero los abracé con una enorme bola de fuego. - Y te muestra una marca en el brazo. - Todo ardió a mi alrededor, pero ya era tarde, se la estaban llevando y yo estaba sola. Solo pude hacer una cosa, escapar... - Ahora las lágrimas ruedan libres por sus mejillas, las manos le tiemblan descontroládamente. - Nunca más pude saber de ella. Lo intenté por varios medios y nada. No creo que esté viva, pero por lo menos quiero enterrar su cuerpo. - Lleva sus manos a su rostro y llora desconsoládamente, el dolor que la embarga es enorme, siente que ha fallado a su grupo, a su hermana, a ella misma, a todos.

El anfitrión complacido por los halagos se ve atragantado por la pregunta osada del elfo. - Epa amigo, pero tengame un poco de fe, que algo valgo o algo tuve como para cautivarla. - Y se hincha el pecho tomando aire para parecer alguien importante. Pero rompe en una risa descontrolada y contagiosa. Cuando termina de reir hasta casi soltar lágrimas, se recompone un poco y con los cachetes colorados y algo agitado comenta. - En verdad fue una combinación de una clienta demasiado exigente con su plato y un poco de actitud por mi parte. Ese fue el comienzo y ahí la atrapé, volvió años después, pero se acordaba todavía de mi y yo de ella y nunca más la dejé ir. - Se recuesta nuevamente en el sillón y observa un momento la cara del clérigo que denota cansancio. - Bueno señores, ya deberíamos ir todos a acostarnos, que mañana será un largo día. - Invita al reducido grupo a seguirlo, pronuncia unas palabras en el mismo aparador de donde ya ha sacado otras cosas y obviamente no funciona. - Algunas veces odio estas cosas, realmente las odio. Pero no le digan a mi mujer. - Y sonríe con un gesto de complicidad para con los invitados.

Finalmente dice en un tono más corecto al parecer y ahora si se ven unas mantas bien mullidas y les extiende unas para los que allí están y otras tantas para el elfo que está fuera y la joven maga. - Bueno, listo señores, me voy a dormir. - Y así, sin más ceremonias, el hombre se va a descansar a su habitación, el golem orre el sillón que estaba junto al fuego para hacerles lugar cerca de la chimenea y se va a seguir con sus tareas, a pesar de su tamaño es discreto y silencioso, algo que ahora les llama la atención, como también que brilla un montón todavía por el baño de aceite que recibiera esa misma tarde.

- Tienes razón. - Comenta el hombre y sigue con su camino. El día sigue su paso hasta que va cayendo poco a poco la noche, él te sigue contando de historias propias y ajenas pero sin importancia aparente. Tuerce el rumbo de la carreta hacia un costado del camino y te invita a que le ayudes a armar la carpa, prende un pequeño fuego y cocina una suculenta comida para ser un hombre del camino, eso de pasar penurias y hambre por los caminos no es lo suyo.

Comen y hablan, o mejor dicho, él habla mientras come. Echa un leño que quema muy lento al fuego para que dure varias horas y se va a dormir a la tienda, dejándote a ti si quieres o no hacer guardia durante la noche, pero el opta por dormir sin preocuparse de ello.

-Señores, ya han escuchado al anfitrión, es hora de darse un buen sueño, para que amanezca rápido y para poder cumplir esta misión y quedar en libertad frente al capitán del pueblo; yo por mi parte, estoy muy cómodo aquí y aquí dormiré que el cansancio me abruma - Sedelon se acomoda en el mueble, de lado y empieza a intentar dormir un poco, cerrando los ojos y respirando profundamente

-Ahhh y por cierto, Jan... intenta no hacer mucha bulla con tus oraciones, todos queremos dormir y sabemos lo mucho que puedes llegar a extenderte cuando meditas profundamente con tu Dios!!

Jan sonrie por el comentario de Sedelon.

Acto seguido mira las mantas y los lugares para dormir, selecciona uno y deja las cosas sobre la manta. Busca algo dentro de la mochila y camina hacia la parte más alejada de la estancia con un poco de luz que deja en un rincon. Extiendo una mantita pequeña, casi un trozo de tela, y se arrodilla en él. Comienza a susurrar frases casi inaudibles para el resto, como mantras que se repiten en el silencio de la noche. Con movimientos lentos sujeta algo con la mano derecha y con la izquierda se toca a la altura del pecho.

Un momento de silencio, Jan calla y parece una estatua mirando ahora hacia el suelo.

Despues de varios minutos, un suspiro sale de su boca, recoge la mantita, la luz, y camina hacia su lugar de reposo. Una gran paz le recorre por todo su cuerpo.

Ahora sí es hora de dormir. Coloca todas sus pertenecias cerca de su cabeza, las más preciadas debajo de la manta con la que se tapa, y sopla la luz para que la semi oscuridad le permita dormir.

Había visto llorar a muchos esclavos y a muchos condenados, tanto que me había insensibilizado ante el dolor ajeno. Así pues las lágrimas y la pesadumbre de la mujer no significaban nada para mi de modo que no pude evitar ser sincera con ella.

Pocos salen enteros de las casas del dolor o vivos de la ciudadela impía. Y olvídate de su cuerpo, si no está viva, habrá sido convertido en cenizas en algún ardiente pozo alimentado por el fuego infernal. Y si está viva será una esclava mas deseando pasar desapercibida y no llamar la atención de sus crueles amos. No creo que pueda decirte nada sobre ella porque sospecho que si la hubiera conocido no sería mas que un rostro anónimo ante mis ojos. No nos dejaban hablar con esclavos si no era para darles órdenes directas o para torturarles psicológicamente, pero aun así de alguno he llegado a saber algo, aunque no se si será el caso de tu hermana. Dime, ¿cómo se llamaba y cuánto hace que fue capturada?

  Tras acabarse el coñac y el tabaco Taigus se levanta y se despide de sus contertulios Y se va a dormir canturreando por los pasillos.

   -En fin señores mañana será otro día.

   Una vez en la habitación estudiará un poco su libro de sortilegios y descansará hasta el día de mañana.

 Nada más después de parar el campamento, después de poner la carpa y antes de preparar la cena, el norteño da un vistazo por los alrededores en busca de rastros.

 Quizás encontrara un rastro interesante, quizás actividad reciente, tal vez le sirviera para tener una idea de que criaturas moran cerca de la zona. De paso busca algún tipo de frutos silvestres o raices comestible sque estén cerca.

 Después de dar la ronda y llenar la tripa el hombre prepara sus cosas para acostrase. Aunque antes de hacer eso esperaría un largo rato, por si había algún imprevisto y antes de hecarse colocaría otro leño en la hoguera.

Así como no encuentras huellas y rastros de criaturas u otra cosa, tampoco vez algo que llevarte a la boca aparte de lo que te da el hombre. Comen y hablan poco, o más bien el habla y tu haces como que escuchas. Finalmente se duerme y horas después, colocas un leño en el fuego y te acuestas.