Partida Rol por web

Jason vio cómo el asesino cortaba el aire a centímetros de donde había estado el cuello de Luna y sus ojos se abrieron como platos. Ignorando su propia seguridad por un momento, se lanzó contra el asesino. Conocía a Luna, esta sólo necesitaría una distracción para terminar con su rival, y la mano de Jason blandía 5000 voltios de distracción lanzando destellos azulados entre el humo. 

Luna echó la cabeza atrás para evitar el torpe ataque del asesino. La ira de aquellos ojos claros era aterradora, pero lo que realmente le hizo sentir una punzada de miedo fue ver avanzar a Jason con el taser, en medio de aquel tiroteo. Sin pensarlo dos veces y aprovechando que el destello azulado había hecho girarse al asesino, la guerrera clavó con fuerza la flecha que iba a disparar en el cuello de su enemigo, usándola como si fuese un cuchillo. Esperaba acabar con él con ese golpe, pues tenía que ir donde Cartafilus. No había visto el movimiento de Goering, pero no dudaba de que las balas pronto irían contra el judío.

Y lo que pasó a continuación tenía conexión con lo sagrado, pero no era un milagro sino algo mucho más mundano: la Guardia Suiza irrumpió en escena.

Aquello podía ser motivo tanto de alegría como de preocupación para Arthur, y es que parecía que iban a disparar contra todos los asaltantes... incluyendo al grupo de Janet.

Con suerte, cuando se dieran cuenta del milagro que estaba obrándose ante sus ojos, les dejarían en paz: pero por el momento eran una amenaza, y encima una amenaza a la que Arthur no quería tener que disparar. Así que les ignoró, pese a que estaban a su espalda, para rematar a un soldado del IV Reich con insignias que estaba al otro lado de la nave, junto a otro soldado que ya había caído en combate.

Janet disparó sobre el soldado que quedaba, pero ahora la cosa se ponía difícil con llegada de la Guardia Suiza.

-¡Repliégate Pancho! ¡Ayuda a Arthur y no te enfrentes a los bollitos!

El combate continuó, tornándose más complicado por la aparición de la Guardia Suiza.

Jason se movió rápidamente para apoyar a Luna contra el asesino de la Gestapo. El entrenado nazi vio llegar al joven, táser en mano y no le fue difícil esquivar su ataque, pero aquello resultó ser fatal. Era todo lo que su compañera necesitaba. Las enseñanzas de su padre adoptivo salieron a flote: aprovechó el hueco que había provocado Jason y, tomando la flecha como un cuchillo, clavó el extremo afilado como si se tratara de un cuchillo en el cuello expuesto de su enemigo.

El nazi miró con furia a la cazadora, pero no pudo decir nada más, puesto que cayó al suelo desangrándose moribundo.

A parte de impartir órdenes a Pancho, Janet logró disparar con acierto al soldado que quedaba abatiéndolo. Eso parecía despejar aquel lado de la basílica, aunque de pronto unos disparos procedentes del ábside y que casi impactaron en Marylin les hicieron darse cuenta del otro enemigo a abatir: Göering. Usando la cobertura del pilar, el líder nazi había disparado sobre la rubia pero no logró alcanzarla.

La asistente, devolvió el fuego todo lo rápido que le permitieron sus reflejos y rozó el blindaje del líder.

En el lado contrario, Arthur disparó contra el Sargento nazi, pero las balas no llegaron a alcanzarle*

Viendo que nadie en la basílica cesaba las hostilidades, la Guardia Suiza decidió entrar en acción, centrándose en el primer objetivo que tenían más cercano: Pancho.

El mexicano se movió ante la lluvia de balas que le soltaron los guardas mientras disparaba su escopeta hacia uno de los soldados nazis que venían por la puerta de la plaza, pero, no sólo no consiguió dar en el blanco, sino que a su vez fue alcanzado, no sólo por la guardia suiza, sino también por los soldados que, a las órdenes del sargento nazi, se habían puesto a disparar de forma coordinada tanto sobre él, como sobre Arthur...**

—¡Arthur!

Puede que tuviese que protegerle, pero en aquel momento, en el que la vida de Pancho y Arthur pendía de un hilo le importaba una mierda la inmortalidad de aquel hombre, los nazis, la misión o cualquier cosa que se pusiese por en medio. Ni siquiera pensó en aquello medio segundo. Con un grito salvaje y animal, Luna dio la espalda a Cartafillus y se abalanzó corriendo a toda velocidad sobre el sargento que atacaba a su amigo y le golpeó con el arco como si fuese un bate, antes de agarrarlo con fuerza aprovechando el desconcierto y apuñalarlo sin piedad. 

No iba a dejar que nadie hiciese daño a su familia.

Alertado por el grito de Luna, Arthur no lo dudó ni un instante, y se echó cuerpo a tierra justo cuando el suboficial abría fuego contra su posición. 

Desde el suelo contempló cómo su amiga se había lanzado sobre el nazi, y rápidamente intentó colocarse en cuclillas para volver a disparar en cuanto pudiera. 

Jason saltó en dirección a la puerta que daba a los jardines. Varios cadáveres de nazis yacían junto a varias armas automáticas. Cogió una de ellas y cuanta munición pudo encontrar. También miró rápidamente si llevaban algún tipo de radio o comunicador que poder pasar a Janet.

Con el arma en mano corrió a la zona central y se parapetó tras uno de los irreemplazables monumentos desde donde vigilar la posición de Göering, listo para soltar una ráfaga de balas en cuando el nazi asomase su fea cabeza. Con suerte eso le obligaría a volver a cubrirse. Su patrón necesitaba tiempo y sus compañeros necesitaban recomponerse.

Lo que parecía un ataque fatal por parte del Sargento neonazi y su compinche, se convirtió en un fallo por los pelos gracias a los increíbles reflejos felinos de Arthur que pudo, en el último momento, cubrirse con el pilar de la basílica. Los cascotes y el polvo ocasionados por el impacto de las balas cubrieron su rostro por unos instantes, pero había salvado el pellejo.

Pancho tampoco se quedó corto y en el último momento se tiró al suelo mientras era objeto de los disparos de sus oponentes neonazis.

Cuando la situación no podía ser más apocalíptica, finalmente Cartafilus dejó de rezar y tomó el caliz que parecía haberse llenado lo suficiente. Bebió rápidamente y después de aquello, se levantó con velocidad y fue hacia Marylin apartándola del seguro avance de Göering.

Mientras Luna saltaba como poseída a salvar a sus amigos, Jason y Janet vieron como le daba la copa sagrada y él cogía el cofre con el "falso" y susurraba algo a la chica rubia cuya mirada se quedó impresa en un rictus desesperado. Negó con la cabeza pero finalmente asintió, con ojos vidriosos...

"Chispas" se movió rápidamente para recuperar el arma automática del enemigo más cercano y esperó su oportunidad. Ahora que Cartafilus y Marylin se habían apartado, Göering podía llegar en cualquier momento y sorprenderles, pero eso no iba a pasar.

- ¡Guarda, il Cristo, il Cristo sta sanguinando! -gritó Janet a pleno pulmón intentando llamar la atención de los guardas suizos.

 

Éstos, dejaron por un momento de mirar a Pancho y se fijaron en la efigie sagrada que tenía aquellos rastros sanguinolentos. Por unos segundos, los guardas papales dibujaron una expresión de asombro en su rostro pero aquello no duró demasiado...

Primero porque Luna saltó salvajemente contra el Sargento que había intentado asesinar a Arthur y a Pancho con sus compinches. De nuevo, poniendo en práctica todo lo que Luna había aprendido de su padre adoptivo, atacó. El tipo no debió esperar aquel ataque "panteril" por parte de la afro-nativa, pues no pudo evitar el impacto del arco en la cabeza -cosa que le desequilibró por completo- ni la cuchillada que vino a continuación. El tipo no estaba muerto, pero si fuera de combate.

Claro que Arthur no se estuvo quieto. Viendo que tenían los números todavía en su contra, decidió gastar otra de sus granadas de humo lanzándola justo entre los neonazis y  la guardia suiza. Aquello provocó que los vaticanos se retiraran y que los neonazis quedaran más confundidos aún. 

En el otro lado del combate, Göering hizo de nuevo acto de presencia con aviesas intenciones. Iba claramente a por Cartafilus y Marylin, pero Jason estaba esperándole y sin más ceremonia descargó el cargador sobre su posición. La cortina de balas obligó al líder neonazi a cubrirse de nuevo imposibilitándole cualquier acción. Lo cierto es que las balas iban apenas sin intención y podían haber supuesto casi más peligro para sus aliados, pero el instinto de supervivencia del alemán había jugado en su contra.

Marylin salió finalmente corriendo hacia los jardines mientras Cartafilus se quedaba atrás. El Judío Errante tomó el cuchillo del Asesino y gritó:

-¡Eh! ¡Si queréis cobrar ya podéis salir corriendo detrás de ella y aseguraos de que no le pase nada malo! ¡¿Entendido?! -la mirada de Cartafilus no parecía admitir réplica y por sus movimientos, con el pequeño arcón del grial falso en una mano y el cuchillo del asesino en otra, parecía que su intención era enfrentarse a Göering en persona mientras el resto huía con Marylin.

De hecho, la rubia pareció hacerse eco de las órdenes de su jefe.

-¡Vamos! ¡Moved el culo! ¡Por aqui! -estaba claro que la mujer había tenido un momento de duda interna, pero aquello había acabado y aferraba la sagrada copa metiéndola dentro de sus ropas como si le fuera la vida en ello.

 Pancho disparó una vez más entre el humo que se había generado impactando en otro de los soldados neonazis... el cual pareció caer de espaldas. Los soldados que quedaron intentaron abatir a Luna. El que había estado cerca de su Sargento no se veía impedido por el humo de granada, pero ya fuera por la rapidez de la Cazadora o su ferocidad, los disparos no llegaron a acertarla, por muy poco. Eso si, los dos que quedaban en el centro del humo que estaba haciéndose cada vez más espeso centraron su fuego sobre la afro-nativa con vistas a vengar a su Sargento caído...*

Justo en ese momento llegaron más guardias suizos por el lado en donde habían aparecido los primeros y pudieron atisbar más figuras y ruidos provenientes del acceso a la Plaza de San Pedro...

Jason arrojó la ametralladora al suelo y salió corriendo tras Marylin. Pero tras unos pasos paró en seco. ¿Y si con el humo Pancho no era consciente de la retirada? ¿Y si Luna estaba demasiado metida en la lucha? ¿Y si alguno de los demás, en definitiva, no salía de allí? Llevaba toda la vida perdiendo, no podía perderlos a ellos también.

- Y una mierda - pensó girando sobre sus talones y amartillando su pistola. Nadie se iba a quedar atrás. Sacó el la pistola táser del bolsillo y el agudo zumbido de los condensadores cargándose de energía le envolvió.

Dio unos pasos rápidos hacia el grupo que quedaba cerca del centro mientras gritaba - ¡Retirada! ¡Arthur sigue a Janet! ¡Luna, por allí! ¡Pancho compadre, sigue mi voz! ¡¡Vamos joder, todos fuera!! -

Al levantarse tras dejar fuera de combate a su enemigo, Luna sintió como una de las balas le alcanzaba en el chaleco, desequilibrándola y haciendo que tropezase. Afortunadamente, el chaleco había salvado su vida, aunque dolía como mil pares de demonios. Sin perder la vista en el objetivo, la muchacha se zafó y se lanzó a la carrera en dirección a la salidla

—¡¿Qué haces Jason?! ¡¡Vámonos!!— La muchacha paró unos segundos para apuntar a Goering y dejar volar la flecha contra aquel líder nazi, antes de salir corriendo de nuevo, incitando a Jason a que le siguiese—¡¡Vamos!!

Puede que no le importase dejar allí a su cliente, aunque le diese una oportunidad con aquella flecha, pero si le pasaba algo a Jason por cubrirlos no se lo perdonaría en la vida.

-Venga vamos, todos fuera de aqui. A la salida! Ya habéis oído. -dijo Janet por el comunicador por si no había quedado medianamente claro. Al fin y al cabo, el que pagaba era el que mandaba... aunque éste tuviera unas ganas locas de ¿suicidarse?

La líder del equipo se movió por el camino más rápido hacia la salida, esperando que el resto hiciera lo propio y dándole un toque en el hombro a Jason para que moviera el culo con ella.

Arthur se quedó pálido por un momento al ver que una de las balas le daba de lleno a Luna... pero milagrosamente la afro-nativa había salvado la vida.

Escuchando las órdenes de Janet le hizo una señal a Pancho para salir de allí.

-Vamos gente, ya habéis oído a la jefa. -y sin dejar de correr hacia la salida, disparó con su TEC-9 al soldado que había alcanzado a Luna. Otro cuerpo más que tendría que limpiar la guardia suiza... o quien quiera que encargara de aquello.

El mexicano amartilló sus escopetas y disparó en dirección a los soldados que ahora estaban cubiertos con el humo de la granada de Arthur. Luego salió el último de aquel lado, habiéndose cerciorado que tanto Arthur, como Luna hubieran empezado a moverse hacia la salida.

Se escuchó un grito al otro lado... las escopetas de Pancho habían hecho blanco pero no podían quedarse o la guardia suiza se les echaría encima en cualquier momento.

Al ver que Arthur se encargaba del tipo que había estado a punto de matarla, Luna no lo pensó. Dio unos pasos hasta tener cierto ángulo de tiro y disparó una última flecha con el nombre de Göering.

El proyectil surcó el espacio pasando al lado de Cartafilus y clavándose en el hombro del líder neonazi que emitió un gruñido de dolor. El Judío Errante tuvo tiempo de lanzar una mirada a la afro-nativa y agradecerle aquello con un gesto, no obstante, en cuanto llegó a su altura le embistió con el cofre del grial falso de forma contundente, haciendo que ambos se fueran al suelo mientras le gritaba:

-Ist es das, was Hanz sucht? Nun, hier haben Sie es!! -hubo un intercambio de golpes feroz, mientras ambos rodaban por el suelo, aunque el alemán parecía en desventaja por la herida de Luna.

-Verdammter Jude, du wirst sterben!! -gritó Göering.

A lo que Cartafilus empezó a reirse mientras seguía peleando con él, ante la atónita mirada de su rival.

El equipo se replegó por entero hacia la salida con Marylin a la cabeza. Lo último que Jason y Pancho -los últimos en abandonar la basílica- llegaron a ver, fue aquella extraña pelea entre Göering y Cartafilus. Ambos usaban los cuchillos para herirse, pero mientras el rubio nazi parecía luchar por su vida, el judio errante luchaba sin más, con una alegría casi-suicida.

Pancho miró a su compañero y le hizo un último gesto de incomprensión, pero la Guardia Suiza pronto avanzaría sobre ellos, no tenían tiempo que perder.

Justo al borde de la salida se dieron cuenta de que tenían un último obstáculo que salvar. En medio de los jardines, un enorme helicóptero de transporte de color oscuro mantenía ocupado a un pequeño destacamento de la guardia suiza mediante poderosas ametralladoras montadas en el aparato. Los papales no tenían potencia de fuego suficiente por el momento, pero aquella situación no podría mantenerse eternamente.

La rubia se paró un momento dubitativa.

-Podríamos hacernos con el helicóptero y salir de aqui o... seguir con el plan original -dijo mirando una de las bocas de alcantarilla que habían usado- Sólo espero que no nos vean usarlas o caerán sobre nosotros. ¿Qué decis?

—No voy a dejar que un puto nazi mate a esos tipos— Luna bajó el arco y sacó el cuchillo. Sabía que era mejor acercarse discretamente para al menos acabar con uno de ellos mientras sus compañeros se ocupaban del otro a tiros—Luego me da igual si nos vamos en este cacharro o no.

La muchacha dejó su querido arco a Arthur, para moverse con más libertad. En otras circunstancias no hubiese dejado que nadie tocase aquel arma, pero era consciente de que necesitaba toda la libertad de movimiento posible para ser una sombra que se abalanzase sobre el cabrón del helicóptero.

—Guárdamelo, y más vale que no tenga ningún rasguño—sonrió levemente—. Cuando esté detrás del helicóptero, empezad a moveros para flanquearlos. Pillaré por sorpresa a uno de ellos, y entonces, cuando el otro vaya a ayudarlo, id a por él.

Arthur maldijo en voz baja al ver la situación. Luna tenía razón: los Guardias Suizos eran "los buenos", y no les podían dejar así tirados, en una situación que además habían provocado ellos.

Tomó el arco y asintió, clavando la mirada en el helicóptero. Si su compañera lograba coger a uno de ellos desprevenido, Arthur procuraría estar preparado para saltar sobre el otro antes de que pudiera reaccionar.

Pendiente de cada paso de Luna, Arthur comenzó su avance poco a poco, para colocarse en posición...