Partida Rol por web

Llegue casi sin aliento al Hall del hotel, con la cara palida como la harina y sin poder articular bien las palabras, todavia hacia mella en mi lo que me acababa de suceder.

Entre jadeo y jadeo por la carrera contra reloj que parecia que estaba disputando por el hotel,con la mano derecha en mi pecho e inclinado levemente hacia delante mientras me apoyaba en uno de los sillones del hall acerte a decir.... Menos mal que....estais aqui....¿Donde....Donde...esta Jonas?, Tengo que .... tengo que hablar urgentemente con el.

-Vaya, vaya-dijo Jonás, acercándose a la estancia, cruzado de brazos-. Parece que habéis encontrado algo

De nuevo, colvió a caminar en círculos, despacio, por el hall, poniendo nerviosos a los allí presentes.

-Contádmelo todo-anunció, mientras sacaba de su bolsillo una pequeña libre y un bolígrafo-Tú primero, botones. Quiero decir, Roger.

Y anotó en su libreta: ¿qué ha visto Roger en la 53?

Justo cuando termine de hablar con Karen y Rafa aparecio Jonas, con esos aires de superioridad, dando vueltas por el hall como si fuera alguien importante, lo era, pero no creo que tuviera que pavonearse delante nuestra.

Se dirigio hacia mi, me senti menospreciado cuando Jonas se dirigio a mi como "botones".

Me dispuse a contarle lo que acababa de sucederme, sabia que me tomarian por loco, esas cosas no suceden y si suceden es porque estas para que te encierren. Sabiendo en el embolao que estaba a punto de meterme, mire a Karen y Rafa y empeze con mi relato.

Señor, el otro dia unos clientes me dieron a conocer una serie de irregularidades que estaban pasando en la habitacion Nº 53, al principio no les di importancia pero claro, son clientes y si estos se van insatisfechos quiere decir que no hemos hecho nuestra trabajo como toca, asi que me interese un poco en su historia y me parecio que mi superior debia saberlo y asi se lo hice constar.

Acto seguido me mando a dicha habitacion a inpeccionar lo que acababa de comentarle, asi que me dirigi hacia la habitacion y despues de haber estado ojenado la estancia decidi ir al cuarto de baño y abrir los grifos para ver si los ruidos extraños que me habian comentado los huespedes podian haberlas producido las cañerias.

Hice una pausa, sabia que esto estaba cogiendo de sopeton a los alli presentes y seguramente en sus mentes ya me estaban imaginando como un loco esquizofrenico.

Una vez me asegure de que las cañerias no eran, cerre los grifos y me dispuse a salir de baño, pero en ese justo momento.....

Hice una pausa para dirigir la vista hacia el suelo, estaba avergonzado por lo que estaba a punto de decir, sabia que se iban a burlar de mi en cuanto acabara.

Los grifos volvieron a abrirse y de ellos manaban sangre. Sangre señor, lo juro por mis difuntos padres que estoy seguro de que eso era sangre.

Busque alguna gota de sangre en mis zapatos por muy insignificante que fuera para dar credibilidad a mi relato pero ningun resto de sangre podia darme credibilidad.

Me quede mirando a Jonas, sabia que la carcajada iba a ser de campeonato, desvie la mirada para que no se riera en mi cara, justo en ese momento divise las huellas que acababa de dejar por el pasillo.

¡¡¡ Claro !!!, son mis huellas.

Volvi mi mirada hacia Jonas y le indique con mi dedo indice, alli, ¿ las ve ? son mis huellas.

No encontraste sangre en tus zapatos, pero, algo alejados del hall, aunque visibles, se apreciaban huellas con los dibujos de tus suelas marcadas en rojo

Jonás se acercó, lentamente, aún apuntando la ''declaración'' de Roger en la libreta, a la posición de las huellas, que yacían marcadas en el suelo.

Los demás os acercastéis también, siempre detrás de Jonás.

-Bien... Revisemos la habitación, pues-dijo finalmente, después de observar las huellas.

Volvió a reanudar su marcha, con la típica aura de superioridad que desprendía. Se despeinó un poco el pelo, y llamó al ascensor con un botón. Subid por ahí. Yo voy en las escaleras. Y, antes de que os diéseis la vuelta para observar de nuevo a Jonás, y, quizá preguntarle el por qué de no tomar el escensor, él ya había desaparecido.

Algo sorprendidos, tomásteis el ascensor, y pronto llegásteis arriba. Os dirigísteis hacia la habitación 53, y, para vuestra enorme sorpresa, la puerta estaba abierta, y Jonás, en medio del umbral con gesto empaciente.

-Ya lo he comprobado, aquí no hay nada-con la libreta y el bolígrafo aún en la mano, salió, y cerró la habitación con un estruendoso portazo, Karen, Roger y Rafael, aún atónitos mirando a Jonás.

No puede ser,pensasteis al unísono, mientras os mirábais los unos a los otros.

-¿Quién será el siguiente en relatarme su historia, sea falsa o no?

Aquel portazo en la puerta significaba para la peor de las reprimendas, ahora cree que le he mentido y esta enojado, pero lo que le he contado es la verdad, tiene que creerme, intento explicarle que es imposible que no haya ningun resto de sangre.

Pero señor, es imposible que este todo en orden, dejeme entrar, tengo que ver con mis propios ojos que esta todo limpio, sin una gota de sangre.

-Está limpio, y no se hable más-cortó de sopetón a Roger, acercándose a él-He dicho: ¿quién será el siguiente? Y esa es la única que persona que tiene que hablar ahora mismo, botones.

Tachó en su libreta la declaración de Roger tan fuerte, que transpasó el papel, y clavó el bolígrafo de un lado a otro del cuaderno. Lo sacó lentamente, y prosiguió escribiendo, aunque estuviera roto.

Karen estaba atónita. Jonás les había solicitado algo que para empezar no formaba parte de su trabajo ni era su responsabilidad, que inspeccionaran ciertas zonas del hotel porque se oían ruidos raros, y ahora les venía con estas.

Se sentía estafada, porque ella cumplía bien con su trabajo y no tenía por qué aceptar órdenes absurdas de un jefe caprichoso y excéntrico. Tampoco entendía por qué, si era él quien les había encargado esta inspección, ahora era el más escéptico de todos. Quizá era su forma de reaccionar ante el miedo de que algo real estuviera sucediendo...

Dispuesta a no dejar que Roger fuera ridiculizado de aquella forma, saltó sin poder contenerse:

-Señor, con todos los respetos, nosotros estamos haciendo lo que usted nos pidió. Si está dispuesto a no creer aquello que le contemos...¿para qué nos ha encargado hacer nada? Debería habérselo pedido a gente en la que de verdad confíe...Porque no sé si lo que dice Roger es real, pero puedo asegurarle que a mí también me ha ocurrido algo fuera de lo normal en el cuarto de calderas, así que yo le creo. Y si se va a dedicar a ridiculizarnos, no seré yo quien le cuente qué ha pasado allí abajo.

Cruzándose de brazos, y con una mirada de desafío, Karen se quedó esperando una contestación.

Jonás, ante la respuesta de Karen, espero a que esta terminara su pequeño discurso. Los demás la miraron, aterrorizados por tal intervención, cuando Jonás soltó una fuerte carcajada. Al cabo de unos segundos, paró, y, sonriendo, añadió:

-¿De verdad crees eso? ¿Que no confío en vosotros? Mire, Señorita Olsen-su semblante se tornó serio, mientras se acercaba a ella. Jonás le sacaba bastante altura, por lo que, al llegar junto a esta, tuvo que mirar hacia abajo. Le agarró la cara, y se la subió hacia él-No recuerdo haber dicho que lo que el botones nos ha contado no fuese cierto. Sólamente he aclarado que la habitación estaba limpia. ¿O acaso crees que malgastaría mi valioso tiempo en esto? ¿O que cerraría el hotel, perdiendo un incontable dinero? No me tomes por tonto.

La soltó, y volvió junto a la puerta de la habitación 53. Abrió la puerta con la tarjeta, para el asombro de Roger, ya que él era el único que la tenía. Cuando este miró en su bolsillo, no encontró nada. Se preguntó cuando Jonás se la habría cojido.

El dueño del hotel empujó la puerta, que se abrió hacia dentro. 

-¿Quieres comprobarlo por usted misma, Señorita Olsen?-dijo, haciendo un gesto para invitarla a entrar-¿O acaso le dan miedo las historias de terror, y por eso está tan ofuscada? A su elección lo dejo...

Karen temblaba de pies a cabeza. Su carácter impulsivo la había puesto en evidencia delante del dueño del hotel....de su jefe! Y encima ahora la retaba a comerse sus palabras y entrar en la habitación donde supuestamente los grifos sangraban...

Intentando transmitir humildad en su tono de voz, le respondió:

-Señor, disculpe que haya dudado de sus intenciones, es sólo que está siendo un día muy extraño, y nunca había tenido una sensación de irrealidad tan fuerte. Los nervios me han traicionado. Aún así, confío en su palabra de que el cuarto está limpio, pero entraré para demostrarle que no voy a echarme atrás por el miedo y que puede contar conmigo.

Haciéndose la valiente, Karen inspiró hondo y entró en la habitación con paso firme, dirigiéndose hacia el cuarto de baño.

Agradeci mucho el gesto que tubo karen hacia mi, aunque no se lo demostre, no era el momento. Ya habria tiempo para hablar de eso, de momento el jefe estaba interrogandonos a cerca de lo que nos habia sucedido y eso era lo unico de lo que teniamos que hablar.

Me quede perplejo cuando vi que Jonas abrio la puerta con la tarjeta Pero..... si la tarjeta la tengo yo en el bolsillo. Heche mano a mi bolsillo para verificar que tenia dicha tarjeta pero cual fue mi asombro al ver que no la tenia. ¿ como lo habra hecho?

Acto seguido Jonas invito a Karen a entrar en la habitacion y ojear el baño, a lo que ella acepto despues de disculparse ante el jefe.

-No se preocupe, no cerraré la puerta-dijo Jonás, con tono jocoso, y con el lenguaje respetuoso que usaban con las mujeres.-Cuando esté en el cuarto de baño, abra el grifo. Cualquiera de los dos.

Karen entró en el baño, despacio, y con el miedo en el cuerpo, aunque sabía que nada iba a pasar. Abrió el grifo. Nada. Lo cerró. Abrió el otro, y más de lo mismo. Salió del cuarto de baño cerrando tras ella la puerta. Cuando la chica se encontró en el umbral de la puerta, Jonás soltó una leve risita que sólo ella alcanzó a oir. Resignada, volvió con Rafa y Roger, al cual había salvado el pellejo poniéndose ella en evidencia.

Jonás cerró la puerta con la tarjeta.

-Ahora, señorita Olsen, cuénteme lo que ha visto usted-esta vez, no sacó ninguna libreta. Sólo se quedó apollado en la puerta que acababa de cerrar, con los brazos cruzados.

Master dime mas o menos que veo como es la escena o algo......

Rafa se quedó quieto y callado mientras Karen protestaba indignada por el trato con que les obsequiaba el dueño del hotel y después entraba y salía de la habitación 53.

Después del relato de lo que le había acontecido a Roger, se sentía más tranquilo de tener que contar lo que había visto, o mejor, lo que había escuchado él. Ya nadie le tacharía de loco pues tan increíble era lo de la sangre en los grifos como sus misteriosos sollozos. Además Karen se disponía a relatar su experiencia y parecía que también iba a ser de lo más insólita, a juzgar de sus palabras.

"Chupito" se quedó igual de quieto y callado a la espera de las explicaciones de la recepcionista del hotel, aguardando a que el Sr. Jonás le diese el beneplácito para contar las suyas.

Karen estaba deseando contar lo que le había ocurrido para que todos la mirasen de forma extraña o se rieran de ella, eso posiblemente significaría que había sido una fantasía suya...pero temía que nadie iba a reaccionar así, y que al final habría que asumir la verdad que tanto la aterrorizaba. Inspirando hondo, se dispuso a contar lo que le había sucedido sin más dilación:

- El lugar que me tocó inspeccionar fue el cuarto de calderas. Al igual que Roger, estaba convencida de que en algún momento encontraría una cañería llena de aire que haría ruido. Pero no fue un ruido lo que me paralizó del pánico. Estuve deambulando por los pasillos mal iluminados de la sala, hasta que me llegó una corriente de aire frío. Cuando me interné con mi linterna en el corredor lateral para ver de dónde venía el aire...- Karen tuvo que detenerse, porque la voz empezaba a temblarle al recordar la oscuridad y el frío de aquel corredor. Haciendo un esfuerzo, continuó:

- Al iluminar el corredor delante mía, vi que, a sólo dos pasos por delante, el suelo se había convertido en un enorme charco con la superficie congelada....y había algo debajo del agua, pegado al hielo....había...caras de personas que me miraban!

Mientras me dirgijo hacia la cocina voy ordenando mis pensamientos.

No entiendo como el director hace caso a estos rumores, si los edificios nuevos siempre estan haciendo sonidos extraños hasta que no se asientan. ¿Quizas sea una novedosa campaña de marketing?. Si no es asi mal empezamos cerrando a las primeras de cambio.

Al llegar a la sala empiezo a mirar a mi alrededor con cierta indiferencia abriendo cajones y mirando detras de los montones de platos no vaya a ser que se haya colado alguna alimaña y los de la limpieza no la hayan visto. Cuando estoy a punto de abandonar la enorme cocina oigo un fuerte estruendo a mis espaldas.
!!!CRAAASH!! .

- !Maldita sea! - grito mientas me giro y veo el ultimo monton de platos que he examinado tirados por el suelo. - ¿Que diablos ha pasado?.

Te giras en redondo, y te da tiempo a ver una sombra oscura desplazándose desde la puerta por donde habías entrado para cruzar la estancia y desvanecerse en la puerta de lo que, supusiste, era la cámara frigorífica.

Jonás se puso la mano en los ojos, y bajó su cara. Durante un largo minuto continuó en esa posición, haciendo que todos los allí presentes se sintiesen incómodos.

Después, de repente, se movió de una manera tan rápida, que ninguno de los tres pudo lograr ver cómo se puso detrás de Karen.

-Señorita Olsen-comenzó, poniendo su boca a la altura de el oído de la mujer, provocándole un escalofrío. Se separó de ella, y, girándola para verle la cara, sonrió-Vayamos a la sala de calderas.

Esta vez, tomaron todos juntos el ascensor, que los llevó a un piso subterráneo. Después, por un largo pasillo, y finalmente, una gran puerta de madera. Jonás la abrió, y añadió:

-Usted primero, Señorita Olsen-con su sonrisa burlona