Partida Rol por web

El día siguiente amanecía gris con una ligera llovizna. Tras el desayuno, Jorlson os esperaba en "El Círculo", un círculo de tierra batida por todas las peleas y entrenamientos que allí se habían gestado durante décadas. 
Situado algo mas allá de la herrería, El Círculo tenía una valla de madera de un metro de alto, un par de troncos clavados en el suelo con numerosos golpes y cicatrices de entrenamientos, así como una piedra bastante grande afuera del círculo de tierra.

Jorlson os esperaba tallando un trozo de madera con su cuchillo. Apoyado en la valla, tenía a su lado cuatro escudos y varios palos de madera que imitaban espadas, hachas o lanzas. 

Erik fue el primero en llegar, ayer se habia retirado pronto la noticia no cnofirmad de la muerte de su padre no le habia dejado muy buen cuerpo, por lo que se refugio en la aquella talla que habia comenzado temprano y estuvo hasta altas horas de la noche dedicado a ella, se desperto como casi siempre poco antes del amanecer, no descanzo muy bien pero tenia fuerza, aun era joven, se levantaba cuando la madera esta mas fresca y muchas veces blanda para trabajarla, por lo que Jorlson tendria pocos minutos de espera cuando se le unio Erick, cuchillo y madera en mano, dando retoques a aquella piesa mientras caminaba, al ver al "tullido" esperando mientras tallaba, solo se acerco y se sento a su lado.

Buen día...y espero a su lado mientras continuaba tallado.

La noche fue larga.

Después de la noticia no pudo ni siquiera probar bocado. 

Brindó por el honor de los caídos, eso sí. A pesar de que no le gustaba beber habían actos que todo integrante de la aldea tenía que hacer sí o sí.

Y una de ellas era esa : brindar por todos los familiares que cayeron en el viaje. Odín los acogerá en su reino...

En cuanto tuvo oportunidad fue en busca de su hermana que no paraba de llorar y se fueron para su choza.

Una vez dentro, Jakob cogió a su hermana por los hombros y, mirándole directamente a sus ojos, le dijo:

- Nora, ahora sólo nos tenemos el uno al otro. Vienen tiempos difíciles y vamos a tener que ser capaces de sobrevivir sin Padre y sin Erik. Odin los ha llamado junto a él y sólo podemos sino esperar a que llegue el día en que nos encontremos con ellos y disfrutar del Valhalla como ahora mismo lo estarán haciendo ellos.

A la mañana siguiente, como todas las mañanas, cargo con su arco y carcaj a la espalda, cogió la espada de Isak y uno de los escudos de su padre y fue al lago donde "supuestamente" había muerto su madre para realizar una pira funeraria en su honor. Una vez sólo quedaron cenizas, los 2 objetos acabaron en el fondo del lago.

Quien sabe, a lo mejor descansan cerca de los restos de mi madre...

No podía imaginar algo mejor...

A continuación fue directo al encuentro de Jorlson. Al llegar se encontró con el viejo tullido y Erik, el hijo del fabricante de barcos de la aldea.

Todos íbamos a necesitar de su oficio ahora que su padre ya no estaba...

Se sentó junto a ellos y comenzó a realizar la revisión de su arco, comprobando que la cuerda estaba correctamente tensada así como todas las puntas de sus flechas, mientras esperaba la llegada del resto de los llamados a ser los cazadores/defensores de la aldea...

No tenía ni idea de cómo sería el entrenamiento pero si le dejaban su arma, y guiado por Týr, estaba convencido que sería capaz de superarlo...

       - ¡Buenos días muchacho!     ¡Lamento sus pérdidas chicos!    Pero como bien ha dicho Jorlson ayer tal vez estén con nuestras familias en este momento en el Valhalla, donde tarde o temprano les alcanzaremos, pero ahora debemos prepararnos para sobrevivir este difícil invierno juntos! -    Responde Brunhilda al pequeño Erik para tratar de infundirle ánimo, valor, respeto y conciencia de la situación de los sobrevivientes de ese pueblo vikingo, entonces miro a Jakob y le sonríe tibiamente, haciendo una lista mental de sus respectivos nombres y oficios y antes de escuchar explicaciones al respecto intuyo el porqué del material en el piso y solo tomo un escudo para probarlo con su propia hacha e hizo una breve reverencia respetuosa al viejo, como le enseñaron sus padres, ahora ambos muertos

Siggy no había podido pegar ojo en toda la noche. Todavía seguía dándole vueltas a los sucesos acontecidos en la reunión. La pelea con Heidrun, las revelaciones de Röta sobre las brasas, el baile de Urd que los había unido a todos como parte de un mismo árbol. Y el rechazo de Heidrun a esa pertenencia, ¿realmente alguien podía pensar que esa actitud era culpa suya, cuando simplemente se había limitado a mostrarles a los demás la fruta podrida?

Había tenido que soportar además que su madre la retase, no por la pelea en sí, si no por no haber sabido mantener la sangre fría y haber respondido a la provocación con más provocación. Una de las obligaciones de un jarl era honrar las tradiciones e impartir la ley y por tanto debía mostrarse a los demás como templado y justo.

Se levantó antes de que el sol naciera y se pintó los ojos de negro, en parte para ocultar las ojeras de una noche en vela, en parte porque le daban un aspecto más imponente. Tomó un cuenco de leche de cabra y una rebanada de pan de centeno y completó su desayuno con una manzana verde, sabiendo que lo necesitaría para encarar las pruebas a las que los sometería el viejo Jorlson.

 Cuando llegó al Círculo, pensando que sería la primera, se sorprendió de ver ya allí junto al viejo Jorlson a Brunhilda, Erik y Jakob. Por lo visto no había sido la única a la que el anuncio del día anterior le había generado ansiedad. Saludo al viejo vikingo con familiaridad y después fue a estrechar el brazo de los otros muchachos, Jakob y Erik, en un gesto que quería ser de camaradería y de condolencia, ya que como ella misma ambos habían perdido a sus padres, para finalmente sentarse al lado de Brunhilda.

- Gracias por tus palabras de anoche, Brunhilda, le dijo a la herrera mientras ponía una mano sobre la suya, en las horas oscuras es cuando se conoce a los verdaderos amigos y has demostrado ser una valiosa integrante de la comunidad.

Efectivamente la herrera había mostrado tener carácter y sentido del humor y era ese tipo de energía positiva la que iban a necesitar de ahora en adelante para encarar con la mejor disposición la crudeza del invierno. Se removió inquieta en su improvisado asiento, ¿dónde estarían los demás?.

Róta había llegado al círculo a tiempo para escuchar lo dicho por la herrera. El día anterior la joven völva se había mostrado ausente del resto, asistiendo a su madre en todo lo que Urd requería. Ella vivía la pérdida de forma diferente, aunque no por ello dejaba de empatizar internamente con los demás. 

—Fólkvangr es llamado donde Freyja gobierna a los sentados en su salón— murmuró la aprendiz de völva —. La mitad de los caídos escoge cada día, y Óðinn la otra mitad— se refería a que no todos los guerreros iban al Valhalla, pues la diosa Freyja se repartía la mitad de los caídos con el Padre Supremo. Quizá sus palabras no serían bien recibidas dadas las circunstancias, pero consideró que era necesario aclarar ese punto.

Luego observó a Jorlson y sus ojos no tardaron en posarse en los escudos y armas de madera, haciendo que Róta ladeara la cabeza. Sin embargo, no dijo nada, guardándose sus propios pensamientos.

El viejo oso fue saludando a cada uno que llegaba con un movimiento de la cabeza. Heidrun y Sigurd aparecieron juntos, con pocas palabras en la boca salvo un buenos dias. Heidrun evitaba miradas mientras que Sigurd se mantenía a su lado, como defendiéndola de posibles miradas o palabras.

Jorlson tampoco dijo mucho. Su humor parecía igual de gris que las nubes del cielo, y cuando llegó la hija de Urd, dejó la talla de madera, que asemejaba un caballo, encima de uno de los postes de entrenamiento.

-¿Dónde estará ese pajarraco manco?-. Dijo haciendo alusión al apodo de Aslak, el mirlo. -Los trovadores siempre llegan tarde cuando hay que luchar o trabajar, y pronto cuando hay que comer o dormir-. 

Renqueando se posicionó cerca del poste de madera, pero lo suficientemente lejos como para no estorbar. -Bueno, vamos a comenzar o nos dará el mediodía. Siggy, coge un palo de esos y acércate-. Le dijo a la hija del Jarl señalándole el poste de madera. -Espero que dejaras algo de mala leche para hoy-. La comentó sarcástico.

​​​​​

Cuando Heidrun y Sigurd llegaron, Siggy intentó mantener una expresión de indiferencia, ignorando a ambos como si no existieran. La tensión seguía siendo evidente pero esta vez haría lo posible para no caer en provocaciones.

Cuando Jorlson habló, se levantó, agarró una de las espadas de madera y se acercó al poste como le pedía el viejo vikingo. No hacía falta ser muy lista para saber que después de lo del día anterior le iba a exigir más que nunca, así que se preparó mentalmente para lo que vendría.

- ¿Después de tantos años todavía no me conoces, Jorlson?-. Respondió a la chicana del tullido, mientras adaptaba la posición de guarda alta con la espada.

         - ¡Un placer Siggy!    Aunque concuerdo con Heidrum que te pasaste ayer con ella.    ¡No me agradó tampoco mucho lo que le dijiste!     Por eso intenté ayer apoyarla para que no explotara por no sentirse cobijada por nadie, ya que no podemos dejar que una diferencia entre nosotros acabe con la unidad de los pocos que seguimos aquí.    ¡De eso creo que depende nuestra supervivencia y nuestro futuro!      Por otro lado espero que haya sobrevivientes de los que viajaron -     Le responde la baja herrera pelirroja a la hija de Jarl ante de escuchar las casi siempre enigmáticas palabras de Róta, a quien la miró con cierto escepticismo, pero suficiente respeto para no contrariarla y menos en público, aunque no veía sentido en desanimar a algunos de los allí presentes y tras escuchar al viejo oso le sonríe y pregunta indecisa:

         - ¿Entonces quieres que cambie mi hacha por ese palo inutil?

Aslak despertó aturdido en un cobertizo de animales, en el instante que una mula decidió intentar comerse la manga de su camisa. No tenía ni idea de como había llegado hasta allí, tal vez una broma, tal vez él solito se hubiera confundido de lugar. Apartó con cuidado el animal y se incorporó tratando de recordar la noche anterior, acariciándose la sien para tratar de aliviar el dolor punzante de cabeza que acompañaba a la resaca.

Del inicio de la noche lo recordaba todo, la pelea y la noticia de la völva, pero conforme avanzaba los recuerdos se le volvían difusos, especialmente desde que unos ancianos reclamaron sus canciones para animar el ambiente tras la triste noticia. Era un público entregado, bailaron y cantaron con él, pidiendo que los muertos en batalla encontraran un sitio junto a Odin o Freiya, pero sobre todo no permitieron el muchacho pasara un segundo sin beber, acercándole una jarra de hidromiel cada vez que se terminaba la suya, seguramente temerosos de que el frío silencio de la noche les trajera el dolor por los familiares caídos. Pero a partir de ahí ya no podía recordar absolutamente nada.

Miró a su alrededor, se alegraba al menos de estar solo y que, con suerte, nadie le habiera llegado a ver, ya veía venir las mofas "Aslak el que retoza con mulas". Pero en el recorrido su mirada se clavó en el ventanuco del cobertizo haciéndole palidecer, se podía apreciar que el sol ya brillaba alto. - Mierda, la reunión. - Se levantó de golpe y se apresuró en salir del cobertizo, tratando de asearse un mínimo en el propio abrevadero. Sacudió sus ropas y pelo de tierra y pajizo, se lavó la cara y manos con agua y trató salir con la mayor dignidad posible de allí.

Llegó con la reunión empezada, mientras Siggy captaba la atención de todos al levantarse, y trató de deslizarse para tomar sitio al fondo con la mayor discreción posible con la esperanza de que no hubieran notado su ausencia. A pesar de sus intentos por asearse, tenía un aspecto bastante horrible, más pálido de lo normal, ojeroso y no le acompañaba especialmente un buen olor tras dormir con los animales.

Al ver como Siggy tomó el palo y se ponía en guardia, Aslak contuvo el aliento, rezando a todos los dioses que Jolrson no hubiera reparado en él. El muchacho que generalmente amaba ser el centro de atención en ese momento solo quería desaparecer. Casi agradeció el comentario de Brunhilda, con suerte sacaría a ella al duelo tras hablar.

-Un hacha, una espada o una escoba. Lo mismo da si entras en combate-. Respondió Jorlson a la herrera pelirroja. Continuó hablando, pero esta vez para que todos lo oyérais bien claro. -Tan solo cuenta una cosa, ¡que tu enemigo acabe en el suelo antes que tú!-. Volvió su atención a Siggy y el poste. -*Ataca a tu enemigo-. Dijo señalando el poste de madera.

Siggy miró al viejo vikingo intentado ocultar su decepción, había esperado tener enfrente a un oponente que al menos gritase cuando lo golpeasen, Heidrun por ejemplo, pero por lo visto no tendría tanta suerte. Resignada a hacer lo que Jorlson le ordenaba, atacó al palo, que no protestó al recibir el violento envite.

A Jakob le sorprendió la fiereza con que había golpeado Siggy.

Se notaba que se había criado con hombres y que solía participar en peleas. No era la primera vez que atacaba algo o alguien, eso estaba claro...

Fugazmente lanzó una mirada al montón de armas (si a eso se le podían llamar armas) de madera que estaban allí en el suelo tiradas.

Él siempre había preferido las armas de tiro, aunque tampoco se le daba mal el hacha de mano. Siempre llevaba la suya colgada al cinto porque habían ciertas presas que quedaban moribundas tras el impacto de la flecha y atestaba el golpe final siempre con su pequeña, pero muy afilada hacha. 

Cuando le tocara su turno buscaría un hacha.

Después del primer asalto de Siggy al palo, se quedó mirando al frente con tranquilidad esperando la reacción del tullido a la actuación de Siggy...Estaba seguro que no tardaría en llegar....

-Fácil, ¿verdad?-. Os dijo el viejo cruzándose de brazos. -Sin embargo en un combate de verdad tu oponente no está tan quieto como un palo, a menos que esté muerto, y entonces no necesitareis combatir contra él-. El viejo se desplazó renqueando con su pierna tullida hasta una posición intermedia entre vosotros y Siggy.

-Vamos a ver si somos capaces de espabilar a alguien-. Le dijo a Siggy guiñándola un ojo. -¡Aslak!-. Gritó el viejo oso oteando al muchacho que se afanaba por esconderse. -Coge un escudo, no quiero que te hagan daño.

              - ¡Esta bien señor, seguiremos sus órdenes!  ¡Yo haré lo que nos pides porque se que la disciplina es importante y debemos dar el ejemplo!      ¡Pero practiquemos con bravura amigos, como si de ello dependiera nuestra vida! ... que así será-    Responde Brunhilda tras guardar el hacha en el cinto, tomar un palo y un escudo del suelo para usarlos con la práctica que les a pedido Jolrson contra el poste, tratando de equilibrar los golpes con el palo y el mismo escudo, como antes había visto que hacía soldados más experimentados, pero vociferando intimidante en el momento justo para motivar a ella y al resto. 

Mientras los demas comienzan a dar palazos contra troncos, y el anciando amenaza al aun no espabilado bardo, yo comienzo a rebuscar entre los palos-armas un par que parezcan hachas, para con un par de crapidos golpes secos de su cuchillo de caza recortar los mangos para convertirlos en lo mas parecido que pueda a un par de destral.

Ahora si... una ves listo volteo nuevamente al "ring" para confirmar que sea o no mi turno de "probar" mis capacidades de ataque.

Por un instante parecía que Aslak se iba a derretir sobre su asiento acobardado y avergonzado al escuchar su nombre, pero tras un suspiro cogió fuerzas y se levantó con expresión de molestia teatralizada. - Claro, usemos al Skald de muñeco de entrenamiento, nada puede salir mal. - Tomó un escudo de mala gana, se lo colocó en el brazo y se cubrió con él a la altura de la cabeza, dejando ver solo sus ojos por encima de él. A pesar de ser consciente de no ser el más diestro en combate se apreciaba una mirada decidida, no se iba a achantar.

-Un momento cachorra...- dijo el viejo ante el ímpetu de Brunhilda. -Quiero asegurarme de que aprendéis lo básico antes de que os lanzéis al combate para morir-.

El ataque de Siggy fue esta vez todavía más veloz, observó como el Skald se cubría tras el escudo y adoptaba una posición defensiva, así que avanzó como si fuera a realizar un ataque frontal para en el último momento dar un paso lateral y girar sobre sí misma superando la guardia del escudo de modo que la espada de madera acabó apuntando al pecho de Aslak, justo bajo su cuello.

-De acuerdo. Parece que ya dominais los conceptos básicos del combate. Sin embargo uno no puede llamarse guerrero a si mismo si no conoce sus limitaciones y, lo mas importante, aprovechar las ventajas para ganar-. Jorlson le indicó a Brunhilda que se acercara. -Ella será un claro ejemplo de lo que digo. Ímpetu y fuerza pueden ser usados en combate si el juego de pies no se te da bien. Con las dos chicas armadas y Jorlson enseñando tecnicas de combate mas efectivas, el joven mirlo parecía empequeñecer detrás del escudo.

-Ataca a Aslak. Pero con cuidado, no queremos lastimarlo mucho-.