Partida Rol por web

El sol recién comenzaba a salir pero todos ya estaban en pie, a las afueras del pequeño pueblo de Outun en donde habían acordado la tarde anterior. ¿Es necesario preguntar? Todos habéis tenido una noche espantosa con aquel sueño, sin embargo, al menos ahora saben de que hablaban los aldeanos, pudieron experimentar en sus carnes a lo que se referían, pero ello abría mas preguntar. 

¿Porque los niños habían decidido ir al bosque después de haber visto eso? ¿Hay mas en el sueño de lo que se ve? 

El lugar que los rodea es un hermoso prado interrumpido por algunos arroyos que cruzan el lugar, esta pequeña provincia es conocida por su gran cantidad de afluentes de agua después de todo y por sus abundantes cosechas. Pero naturalmente, las granjas estaban en dirección opuesta al bosque, a nadie le agradaba la idea de estar tan cerca de ese lugar, menos para construir algo o tratar de sembrar, nunca se sabe cuando puede aparecer algún monstruo o los lobos.

- Así inicia nuestro viaje - Exclama Cobet mientras toma nota de ello en un pedazo de manuscrito que lleva en el cinturón - Algo me dice que será una hermosa canción - Dedica una mirada a Paulette y asiente - Espero que tenga un final feliz. 

El mago parece absorto en sus pensamientos, lleva una mochila grande cargada de cosas, cuerdas, frascos con pociones, varios papeles, su grimorio atado a su cinturón y muchos otros utensilios, pero al ver que ya estabais todos sonríe aliviado de vuestra compañía. 

- Gracias por acompañarme jóvenes - Dice Elloi mirándolos a todos - Es momento de resolver el problema que recae sobre este pueblo, y de encontrar a los niños perdidos, para bien o para mal esto terminará ahora - Hace una pequeña reverencia - Os agradezco por acompañarme en este, mi último viaje - Saca de su abrigo, pues corre un viento bastante helado, una pipa, la prende e inhala el humo que esta desprende - En marcha. 

Antes de partir el mago mira hacia el pastizal como notando algo, pero no dice nada, simplemente sonríe y se pone en marcha, el viento vuelve a soplar como recordatorio que la mitad del Otoño ya ha pasado, pronto recaerá el invierno sobre estas tierras trayendo consigo las heladas que cubrirán todo el lugar, tiñendo las tierras de blanco. 

Este día, comenzó vuestro viaje. 

Ve que Cobet la mira y asiente, ella se sonroja muy rápidamente y pone su mirada en alto.

Después escucha la voz de Elloi y le parece extrañamente reconfortante y transmite mucha serenidad, inconscientemente se le pinta una hermosa sonrisa en su rostro, acto seguido voltea con todo el grupo.

- Bien chicos, yo los guiaré hasta el bosque, tengan mucho cuidado donde pisan, como la gente no viene hacia acá, es muy común que haya ramas grandes por el suelo o incluso cadáveres de animales - espero sólo animales - y podríamos pisarlos..., ¡ Síganme !

En el momento que lo dice, ella se da media vuelta y comienza a avanzar, junta sus manos un momento y con sus ojos cerrados comienza a hablar en voz baja.

- sin miedo Paulette, sin miedo Paulette, tu puedes, sin nada nada nada de miedo - 

Baja sus brazos rápidamente y grita - VAMOS! ella da un par de pasos, se tropieza un poco e inmediatamente rige su espalda y sigue caminando como si nada pasara.

Aquella noche había sido terrorífica, ahora entiendo bien a lo que estas personas se referían, no me puedo imaginar el desespero de experimentar aquello día tras día… debemos ayudarlos.

El día comenzó con la belleza característica del lugar ansiosa y emocionada, aunque un poco preocupada Ishtar era un mar de emociones caminando con sus compañeros escucha las palabras de resolución de Elloi y Paulette la cual intentaba disimular lo nerviosa que se encontraba.

Caminando y admirando la naturaleza tratando de mantener la mente alejada de ese oscuro recuerdo de lo que vi anoche no pude evitar sonreír, ¡Chicos! Digo emocionada... Sé que el trabajo que nos trae al bosque no será sencillo ni sin riesgos, pero… me encanta poder estar en este viaje con ustedes. Al decir eso sentí un alivio en el pecho y me preparé mentalmente para el viaje que se avecinaba sosteniendo mi libro, aquel libro que representaba el único recuerdo de mi padre.

Kari apuraba el paso, abrazada a su conejo de peluche.

“No hay problema.” comentó a la advertencia acerca de pisar cadáveres de Paulette. “Si están muertos no les molestará que los pisemos.”

La miró con los ojos entrecerrados en gesto de extrañeza, al escucharla decirse a sí misma que no tenía miedo y alentar a avanzar al resto.

Miró de reojo a sus compañeros con gesto de estar sinceramente impresionada y comentó.

“Esta chica es muy valiente.”

Ishtar comentó que se alegraba de estar en ese viaje junto a ellos.

Kari sonrió y asintió con énfasis.

“Yo también. No os cambiaría por nada del mundo.” Se llevó un dedo al labio inferior en gesto de duda. “Bueno, sí os cambiaría por grandes guerreros y magos. Llevar artistas y ancianos a una misión peligrosa no parece la mejor idea. Aunque si fuera por eso también debería cambiarme a mí misma, porque sólo soy una trovadora…” su gesto de concentración se acentuó. “…pero si me cambiara a mí misma no podría estar con vosotros y si os cambiara a vosotros tampoco podría estar con vosotros, lo que sería muy aburrido.” Se volvió a quedar pensativa y tras un rato sacudió la cabeza, como para despejarse. “Uff, esto me pasa cuando paso demasiado tiempo sobria. Pero no os preocupéis haré el esfuerzo. No beberé, no beberé… por algunas horas más.”    

Yo cerraba aquella particular comitiva que se iba internando poco a poco en aquel misterioso bosque, arrastrando de la brida a la pobre Aloe, que parecía tan reacia como yo a empezar aquella aventura. Había pasado muy mala noche, no estaba acostumbrada a los malos sueños, no estaba acostumbrada a los sueños en absoluto. Mis noches solían ser plácidas y tranquilas, la mayoría de las veces sin recordar lo soñado. Desde luego, no se interrumpían con un grito mío, yo misma cubierta de sudores fríos. Aquella sensación tan horrible (hay algo en el bosque) todavía me acompañaba, temblaba ligeramente, tratando de sobreponerme a ella. Las palabras de mis amigas fueron como un bálsamo: tan fuertes, tan valiente, tan decididas. Yo no quería ser menos.

-¡Venga, vamos, mula tozuda! -dije, pegando un buen tirón de la brida.

Os agradezco por acompañarme en este, mi último viaje

-¿Por qué dice eso, anciano? Saldremos todos de esta. Encontraremos esas hadas, les daremos una buena tunda y salvaremos a su chica, al hermano de Paulette y a quien haga falta. ¡Ya lo verá! -esto se lo dije a Elloi tanto como a mí misma, necesitaba convencerme de ello, para que todo saliera bien. Tenía que salir bien. Aferré con fuerza aquel trozo de cuero curtido y llevé mi otra mano hacia la discreta daga que pendía de mi cinturón, simplemente como un gesto de seguridad, para comprobar que seguía ahí. Podía defenderme a mí misma, si lo necesitaba.

-Kari, Kari querida, respira, que te embalas. -me encantaba cuando la joven trovadora se perdía en aquellas diatribas suyas, era un rasgo encantador de su personalidad, pero claro, ahora debíamos centrarnos, pues teníamos una difícil tarea ante nosotras.

Suelto una alegre carcajada, los jóvenes se ven realmente animados por el viaje, con los nervios y ganas típicas de quienes recién comienzan esta aventura que es la vida. Ante las palabras de Reeya simplemente sonrió, es cierto lo que dice, posiblemente todo termine bien, tengo un buen presentimiento.

- Espero que sea como dices joven - Replica el mago - Aún tengo muchas cosas que estudiar en mi pequeña habitación en la torre, la vida de reclusión no es tan mala como algunos creen, especialmente cuando te diviertes en ello, sin embargo, ya estoy viejo y no creo que sobreviva otro viaje. 

El anciano suelta una sonora carcajada mientras continua avanzando. 

- Yo también te quiero Karioki - Exclama Cobet en tono de broma entornando los ojos ante las palabras de la Hobbit. 

El terreno es húmedo, semi pantanoso a medida que se aproximan al bosque, podría decirse que es un pastizal engañoso pues de tanto en tanto no pueden evitar pisar las pozas naturales que se forman debido a los minúsculos afluentes de agua del sector. Algunas flores moradas y rosadas crecen en el lugar donde mas agua hay, estas no tienen ningún uso especial para calmar males o para causarlos, sin embargo al caer la noche emiten un muy tenue brillo, creando un espectáculo maravilloso para quienes se aventuran a estos lugares a esas horas. 

Tardan mas o menos cuarenta minutos en llegar al linde del bosque. 

La entrada del bosque, era un lugar engañoso. Su entrada invitaba a la aventura, hacia lo desconocido, obsequiando hermosas vistas y tranquilidad, pero era bien sabido que varios que entraron nunca mas salieron, eso incluía ganado que a veces se perdía, atraído por la generosa vegetación que crece por doquier. Los arboles son mas jóvenes en este lugar que en el corazón del bosque, pero ninguno era realmente joven, por su altura era fácil suponer que tenían por lo menos cien años. No se ve ni un solo animal en las proximidades, ocasionalmente escuchan el sonido de algún ave que no se deja ver, pero no reconocen que ave podría ser exactamente. 

- Bien, ¿Por donde? - Exclama Cobet mirando de un lado a otro. 

Elloi saca un trozo de papel y lo mira por un minuto o dos, cualquier que le eche un vistazo sería fácil decir que son apuntes sobre el sueño que tuvieron anoche, así como anotaciones y comentarios que recopilo de otras personas en algún momento. 

- Todo indica que debemos avanzar al centro del bosque, no se cuanto influirá el camino, pero propongo que no nos desviemos - Un leve escalofrió le recorre el cuerpo y suspira - En el sueño aquella mano me arrastraba casi en línea recta, pero no que tan factible sera hacerlo, no se como es la geografía de este bosque. Cuando era joven nunca me interne en el. 

Disfrutando plenamente del viaje, hago lo que mi madre siempre me ha enseñado “Deja que la naturaleza te guíe” en mi cuaderno comienzo anotar el tipo de vegetación y como va cambiando a medida que nos adentramos más en tan hermoso bosque, también presto atención por si por casualidad noto algunas plantas que nos puedan ser útiles en caso de algún tropiezo.

¿Este bosque es increíblemente precioso no les parece? – digo mientras escribo

Rio un poco por mis adentros cuando volteo a ver a Reeya sudando fuertemente con la bestia intentando moverlo por el terreno.

–¡No te parece Reeya! -