Partida Rol por web

El Rio era uno de los muchos hoteles casino temáticos de Las Vegas. Como era fácil de deducir por su nombre, este hotel imitiaba un continuo ambiente brasileño, con exhuberantes mujeres con sugerentes vestidos de carnaval sirviendo bebidas, ritmos machacones de percusión, y caipiriñas por todos lados. No te cuesta imaginarte lo desagradable que tiene que resultarle a tu padre el tener que alojarse en ese sitio, pero era lo más "parecido" que se podía encontrar en Las Vegas.

Como era de esperar, no se encontraba en las salas de juego. Te había citado en el bar, y allí estaba él, con su eterna cara de mala hostia, apoyado en la barra, bebiendo tequila a palo seco (sin limón ni sal) y sin quitarles los ojos de encima a las camareras que iban de un lado a otro.

- Curioso. - pienso al entrar en el Casino. Si no fuera por estos monumentos andantes sin duda sería un bodrio insoportable.

Tras dar un pequeño rodeo por el Casino finalmente llego al bar y allí estaba mi padre mirando pasar a las camareras mientras se tomaba lo que fuera que estaba tomando.

- Hola padre. - digo al llegar hasta él. ¿Como va todo?

Fernando emite un gruñido

- No me llames así en público, chico

- Está bien. - le digo sentándome a su lado.

- ¿Querías verme? - comento. Tú dirás.

Mientras mi padre empieza a hablar miro a una camarera, que por cierto está para hacerla un favor detrás de otro hasta que la leche le rebose por todos los orificios de su cuerpo.

- Hey. Preciosa. - le digo. Trae aquí también una Botella de Tequila. - añado con un guiño de ojo y una amplia sonrisa mientras señalo con la cabeza a mi padre. No estaría bien por mi parte dejar que el viejo beba sólo, ¿verdad?

La camarera trae otra botella de tequila mientras Fernando suelta una risotada sarcástica

- Lo hiciste bien en el desierto, chico. Tengo un pequeño presente para ti.

Fernando echa mano de una bolsa que tiene al lado y te la pasa. Dentro hay lo que parece una chaqueta de cuero, de las de motero macarra.

- El interior está hecho con las plumas de mis águilas. Antes tenía un aspecto más... ceremonial, pero pensé que no te gustaría ir por ahí con una capa de plumas, así que pedí que le dieran una forma más moderna. Te servirá de protección, y además con ella puesta podrás llamar a tu mascota con solo concentrarte.

- Gracias. - digo cogiendo la chupa y mirándola detenidamente.

- No está mal el trabajo. - comento quitándome la chupa que llevo puesta y poniéndome el regalo de mi Padre. Si fuera con una capa de Plumas me parecería a Erick. Tan sólo tendría que teñirme de rubio y dejarme crecer el pelo para parecer tan sarasa como él. - añado riendo alegremente.

Fernando suelta una carcajada

- Apuesto a que no tienes huevos de decir eso delante de su padre

- Parece mentira que no me conozcas. - le digo. Sabes que no me achanto ante nada.

- No obstante. - añado extendiendo la mano. Acepto la apuesta.

- Por las risas que nos vamos a echar cuando nos acordemos de la cara del padre de Erick cuando lo escuche creo que merece la pena. - comento con una sonrisa conteniendo la cargajada.

- Te mataría. Y yo le daría la razón -comenta como si fuese lo más normal del mundo

- Lo más probable. - digo encogiéndome de hombros.

- Pero bueno. - prosigo mientras cojo un chupito de tequila y lo bebo sin inmutarme. Supongo que no me habrás hecho llamar sólo para entregarme la chupa, ¿verdad?

- Exactamente. Hay un pequeño asunto del que quiero que te ocupes

- Bingo. - pienso. José Luis, tu olfato no se ha oxidado.

- Tú dirás. - le digo dando otro trago de Tequila.

Le pega un buen trago al tequila para aclararse la garganta

- Tienes que buscar y eliminar a un traidor, un vástago de Quetzacoatl que se ha pasado al bando de los Titanes. ¿Recuerdas ese culto que desarticulasteis, el que embaucaba sectarios mediante el uso de una droga especial? El capullo ese es quien empezó a sintetizarla y distribuirla, y aunque frustrasteis sus planes, es cuestión de tiempo que vuelva a estar en activo. Quetzacoatl está bastante decepcionado y ha renunciado a él como vástago, lo que significa que nos da permiso a los demás, que no tenemos tantos escrúpulos como él, para arrancarle el corazón del pecho. Ni que decir que el sacrificio de un vástago poderoso de Quetzacoatl sería una buena fuente de poder para el dios al que vaya dedicado; yo estoy interesado, y Tezcatlipoca, Tlaloc y Xipe Totec también, pero no podemos intervenir directamente. Tendrás que darte prisa; tal vez pongan a alguno de sus respectivos vástagos a buscarlo.

- Suena interesante. - digo meditabundo. Peligroso pero interesante.

- ¿Y donde has dicho que puedo localizar a ese bastardo traidor? - le pregunto visiblemente molesto.

Fernando te pasa una foto del susodicho; un tipo calvo, probablemente rapado, con una perilla y bigote de pelo rubio, un pendiente en la oreja derecha y vestido con ropa cara de marca. Bastante afeminado, por lo que puedes percibir.

- Su nombre es Carlos Saavedra, pero se le conoce como "el químico". Está en algún lugar de Las Vegas o los alrededores; no te puedo dar más datos. El resto lo tendrás que averiguar tu.

- No creo que me cueste mucho trabajo localizarlo. - digo con un guiño de ojo.

- Cuando lo encuentre será historia. - añado con una mueca de perversidad poco vista en mi.

- Pondré a mis chicos a buscarlo. Seguro que en menos de una semana lo tengo localizado.

- Un poca antes estaría mejor, pero adelante. Confío en ti. Y no te confíes; no es lo mismo enfrentarse a gusanos gigantes que a otros Vástagos

- Descuida viejo. - digo. Ese tipo está muerto pero todavía no lo sabe. - añado descolgando el teléfono y marcando uno de los números de marcación rápida.

Mientras espero a que descuelguen el móvil me vuelvo hacia mi padre.

- ¿Que sabes de Ab? - le pregunto. ¿Tiene algo que hacer o puedo llamarle para que me eche una mano en caso de ser necesario?

- Seguramente tendrá sus propios problemas

- En ese caso parece que estoy sólo. - digo. Me pongo en movimiento.

En ese momento contestan mi llamada.

- Carlos. Escucha. - le digo. Tengo que localizar a un tipo. Se hace llamar Carlos Saavedra aunque tal vez lo conozcan por "El Químico".

- Eso si. Es imprescindible localizarlo rápidamente y sin que se entere de que estamos buscándolo. - añado. Tienes 24 horas para localizarlo.