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El legado de Caernwiira

Los Peligros del Reino - Primera Parte: En la Venta del Tio Fendrik

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21/07/2014, 20:12
DM

 

En La Venta del Tio Fendrik

 

Pocos pasaban por allí, por donde paraba la Venta del Tio Fendrik.

Y era normal, porque era un lugar que no iba hacia mucha parte. Al menos, no hacia un lugar al que quería ir la gente desde hace tiempo. La finca de los Fendrik se encontraba al borde del camino, justo en una pequeña encrucijada tras el Paso Dentellado, al borde de un pequeño bosque y una ribera. Hubo un tiempo en el las lindes eran compartidas, tiempos en los que los caminos también eran más seguros y no pululaban bestias asquerosas por doquier. Basiliscos, vampiros, lobisomes, ahogados y demás pesca; primero era uno y dos. Aparecían en los pantanos, en los agujeros recónditos de los bosquejos en los que uno iba a posta para ocultarse del mundo. Pero luego los bichos se volvieron más atrevidos; se empezaron a colar en las minas, mataron ganado, se escondían entre los campos de patatas. Algunos espectros incluso empezaron a atormentar los vivos en pleno día.

Bueno, esto y más Fendrik solía contar para entretener a los pocos que atendía en su venta. Algo de razón tenía en que no había mucho que hacer allí, ni cosas que mantener para allí quedarse. La posada era una pequeña casa con dos plantas, con una bodega; otras dos servían para alojar a la familia del enano y para dar cama a huéspedes. En total, cuatro edificios si contáramos el granero, todo ello adornado con un pequeño campo que no parecía rendir demasiado en aquella época, pues se encontraba completamente embarrado.

Ese día, Fendrik estaba satisfecho porque tenía la venta llena. Las mujeres de la casa, su hija Marga y su mujer Clotilde no paraban quietas. Una sirviendo, la otra cocinando. Lo cierto es que de haber tenido otro varón, siempre decía a su mujer, hubiera pensado ya en vender aquello. Pero al igual que le pertenecía, había sido de su padre, y antes de éste, de su abuelo, y antes, del padre de éste. Y hasta ahí solía contar. Cuando los enanos hablan de su familia pueden llevarse todo el día.

Abundando en lo que ocurría en la venta, decíamos que era un día diferente. Casi anochecía, y allí se encontraban un grupo variopinto. Además de los típicos compadres de turno, algunos a los cuales el enano ya les había puesto cara, había otros. Extranjeros, seguro. Por sus pintas y por como hablaban. Uno con cara de avispado, el otro, medioelfo. Un chico esmirriado, otro con una mirada extraña, y lo más raro; un hada, una criatura de Faerie. Una Seidhe. No sólo Fendrik; pero en general, los que allí estaban no quitaban el ojo a la extraña visión. ¿Pero acaso qué hacía allí una elfa, en tierras profanas?

Eran gente extraña. Para algunos, de la peor calaña. Les solían apodar de distintas maneras: bandoleros, rajagargantas, espadas de alquiler. Bandidos y rufianes que se vendían por unas monedas. Pero el viejo enano, que ya había visto mucho en su vida, sabía que como en todo, los había de todos los tamaños y formas.  Algunos eran lo suficientemente idiotas como para rajarse la piel a cambio de unas gracias y un techo.

Elías y Golías, los dos brutos que allí trabajaban para ser mulos de carga y tener pintas de duro, mantenían su vista puesta en cuantos allí estaban. Si algo pasaba, tocaba arrear. Aunque hoy parecía que iban a tener el día tranquilo.

Afuera, anochecía. Hacía frío en el norte, en Caernwiira. El viento ululaba, golpeaba en los cristales y se colaba por las viejas ventanas de la venta. Afuera, el aire se hacía denso con el caer del crepúsculo y pronto el cielo se encendía con un millar de esferas rutilantes.

Mientras Marga atendía a los viajeros hambrientos, el viejo Fendrik salió un momento. Fue a coger leña y a encender la luz del torreón, una especie de pequeño faro que tenía montado en las lindes de la finca y que proyectaba una cierta luz sobre el lugar. Había tres, aunque con el paso de los años se había conformado con encender uno de ellos al caer del anochecer. Luego otro antes de acostarse.

No solía explicar para qué servía. Muchos asumían que era para poder ver el lugar desde lejos y así atraer la atención de los viajeros.

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21/07/2014, 20:19
DM

Recibiste una carta sin remitente. Un día, simplemente apareció entre tus pertenencias, o en el lugar apropiado para que pudieras leerla. Es un pergamino de aspecto viejo y el olor corrobora la edad del material. La caligrafía, además, es impecable. Reza así:

 

Tú, viajero,

Tanto si te interesan las riquezas

como si tu tesoro es el saber,

las deudas y lazos que a otros te unen

o acaso buscas conocer tu destino,

encontrarás todo esto y mucho más en la Venta del Tio Fendrik,

la primera noche de la segunda semana tras el plenilunio.

 

Tu benefactor, además, añade en una posdata que todo esto has de mantenerlo en secreto. No sabes ni con quién te vas a reunir ni con quién te encontrarás.

Tras preguntar, descubriste que la tal Venta está a dos días del Fuente Sudlorn, prácticamente en la frontera del reino con el único paso seguro hacia el sur. Era un lugar recóndito, de paso. Ideal para un encuentro discreto, o acaso, con el propio destino.

Tu presencia hoy corrobora que, por el motivo que sea, aceptaste el desafío.

 

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21/07/2014, 20:30
Marga

- ¿Qué sus pongo, maeses? Seguro que vienen con hambre. Se nos ha acabao el queso, pero aún guardamos cosas mu ricas! Pedid, pedid de esa boca, que aquí estamos pa servirles.

Quien habla de esta forma tan campechana y siempre con una sonrisa amable es Marga, la hija del ventero. Es una muchacha bajita y rechoncha, no demasiado agraciada, para qué engañarse; pero compensándolo con un carácter abierto y solícito. Teniendo en cuenta lo que dicen de los enanos, la familia Fendrik parece escaparse al estereotipo propio de los suyos como gente hosca y malhumorada.

Os trae la carta, en la que podéis leer con una letra tosca y algunas erratas, el siguiente menú:

Cerdo Asado y Tarta de Arándanos, Jarra de Cerveza (11 pc)
Trucha con Patatas Asadas, Jarra de Vino (13 pc)
Cerdo Cocido y Pan de Avena, Jarra de Aguardiente (11 pc)
Guiso de Verduras y Tazón de Cidra (2 pc)
Liebre Adobada con Remolacha, Jarra de Aguamiel (11 pc)

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21/07/2014, 23:21
Valindra

El viaje había sido largo y agotador. Desde que recibiera esa extraña carta, todavía sin saber cómo apareció en mi mochila, atravesé valles, crucé caminos hasta llegar a la Venta del Tio Fendrik.

El lugar no me inspiraba demasiada confianza. Me había tenido que adentrar demasiado en la tierra de los hombres y mi presencia allí atraía miradas de todo tipo. De echo no podía evitar sentirme el centro de atención de aquella taberna tan concurrida. Muchos miraban como si no hubiesen visto una Seidhe en su vida... o tal vez como si hubiesen visto a alguna recientemente, pienso al imaginar la remota posibilidad de que Ysera hubiera pasado por aquí. 

Estaba sentada en un taburete en la barra, observo uno por uno a los presentes en la sala, tratando de escudriñar quién sería mi contacto, buscando una señal o un movimiento, algo que delatase al misterioso contacto que me había citado en este extraño lugar... hasta que la voz de la camarera me saca de mi ensimismamiento. Echo un vistazo a la carta y me decido rápido - Tomaré trucha con patatas y vino - contesto en la lengua común. 

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22/07/2014, 00:16
Batracio

El camino había sido muy largo, cuanto más se acercaba Batracio a Caernwiira peor le miraban los aldeanos cada vez que realizaba algun truco de magia, finalmente y aún sin haber entrado en aquellas tierras, después de que cuatro tipos le persiguieran durante cuatro horas con unos garrotes a la salida de un pueblucho, decidió esconder su magia por su propia seguridad e integridad física y moral.

La lluvia le había dejado calado, y apenas llevaba una muda de recambio. El bajo de sus pantalones estaba sucio y gastado. Lleno de barro y los zapatos ligeramente reforzados para caminar no aguantarían un trote demasiado brusco, y creedme, que esta vez sí, esta vez sí que sí, los zapatos de Batracio no aguantarían este viaje (quincuagésima vez que lo pensaba).

Pisar el suelo de aquella posada había sido todo un alivio, y tan pronto como llegó desempaquetó una de sus bolsitas y pidiendo agua caliente echó unas mentas con las que hacerse una infusión. Esto llevó varias miradas sobre el forastero que se apresuró a tomar la carta de la amable camarera.

Estooo uhhmmmm sí, yo, querría, uno de... - Batracio se sentía ligeramente incómodo, desde su ventajosa posición en un taburete medio el generoso escote de Marga desviada su mirada, para mirarle a los ojos debía mirarle desde arriba, y agacharse para tomar nota no resultaba una opción menos insultante

La extraña nota encontrada en su valiosísimo libro de "Infusiones y remedios para el hipocondríaco" había llamado su atención, y había recurrido a un par de bibliotecas y tres corrillos de marujas para averiguar diversos rumores de Caernwiira, definitivamente, debía convertirse en un mago capaz de estar a la altura de sus propias espectativas, y siempre había querido ser un gran aventurero como los de las historias que salvaban a la gente.

... éste, esto, osea, el guiso, sí este guiso.... - Batracio se frotó las manos inquieto. Habían diversos tipos allí, aventureros, aventureros de verdad... quería acercarse a alguno de ellos, pero no sabía bien como. Antes de que le sirvieran se levantó y se dirigió a Valindra, cuando la chica cruzó sus ojos al mirar alrededor, Batracio dió un respingo y media vuelta- Mejor ese otro - Se movió hacia Berék, acercándose a su mesa - Peerdone, diisculpe, se adivina que es usted un formidable guerrero, ¿ Lleva mucho tiempo viajando en Caernwiira?

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22/07/2014, 10:17
Randel

Randel entró de nuevo en la posada, se sentía rejuvenecido tras el baño caliente. Había llegado hacía ya tiempo, a mediados de la tarde, había alquilado un aposento, pedido un baño y ahora traía un paquete bajo el brazo mientras miraba por enésima vez su reflejo en una superficie pulida, asegurándose que su aspecto era el que tenía que ser.

Se sentó en una mesa cercana a la chimenea. Cuando la moza se le acercó, el hombre la recibió con una sonrisa.

-El cerdo asado estará bien, siempre he tenido debilidad por las tartas. Por cierto, muchacha, tengo aquí las ropas del viaje, podrías ocuparte de que se lavaran, gracias.

Estirando sus piernas cuan largo eran, acomodándose en la silla, sacó una pipa de fumar, hecha con raíz de olivo, vació las cenizas de la cazoleta en una esquina de la mesa, y la rellenó con hierba nueva para prenderla con una tea encendida con la vela de la mesa. Su rostro era el vivo retrato de la satisfacción al inhalar el humo de la pipa. Luego paseó ocioso la mirada por los feligreses que había reunidos en el salón, indudablemente su mirada se detuvo sobre la figura de la fata, quien saludo con un gesto de cortesía.

En cuanto la tal Marga trajo la comida, empezó a comer con apetito el cerdo, guardando la tarta para el final.

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22/07/2014, 17:54
Berék

Sentado contra una pared y con su espada cerca,  Berék daba buena cuenta de su cena. Un asado de cerdo, de crujiente piel y grasa carne, regado con cerveza y con un pastelillo de Arándanos para terminar. Diablos, era casi como volver al hogar que abandonara un año atrás, convencido de que en el sur le esperaba la fortuna y la gloria. Pero el sur había resultado bastante decepcionante, incluso a pesar de su exotismo y sus mujeres de piel tostada. Además había descubierto para su asombro, que al sur del sur había más tierras, todo un continente según algunos marinos ¿Sería en aquellas nuevas y desconocidas tierras donde se escondía su destino? Tal vez y se habría vuelto a embarcar rumbo al sur de no ser por aquella carta, que una mañana había aparecido entre sus cosas y que parecía prometer justo lo que él buscaba. Caernwiira quedaba al norte, aunque al sur de su propia tierra, pero sobretodo estaba lejos, había tenido que reventar su caballo y dormir muchas noches al raso para llegar a tiempo, pero sentía en los huesos que había valido la pena. Aquella tierra maldita, sin duda escondía lo necesario para convertir a cualquiera que tuviera el arrojo de intentarlo, en un héroe de leyenda.

-Peerdone, diisculpe, se adivina que es usted un formidable guerrero, ¿Lleva mucho tiempo viajando en Caernwiira?

Un muchacho más bien delgaducho y con pinta de preferir estar en cualquier otro lugar se acababa de dirigir a él sacándolo de su ensimismamiento.

-No -tomó un trago de cerveza para ayudar a bajar la comida-. Acabo de llegar en respuesta a una “invitación” ¿Tal vez tu…? - dijo dejando sin terminar la frase mientras evaluaba al recién llegado.

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22/07/2014, 18:29
Kano

Kano siempre había estado cerca de los bosques, pero ahora no eran seguros y lo mejor que podía hacer era quedarse en alguna posada a pasar la noche, tenía al hombro a su fiel hada, nunca decía su nombre porque creía en aquello que decían: cosas terribles le pasan a las personas que son dominadas por revelar su verdadera naturaleza.

Ya en la posada, los curiosos observaban a su hada, pero él estaba atento, no se fiaba de los humanos, pero menos de los no-humanos. Se sento en un tarro de cerveza y pidio lo ultimo del menú, que le fue entregado casi de inmediato, una liebre adobada con remolacha y una jarra de aguamiel. 

No le gustaba el efecto del alcohol, por eso elegía la que menos concentración tuviera, y dejaba que su hada se alimentara con pequeños trozos de remolacha. En ello estaba mientras su mente recordaba los motivos por los que se encontrará en aquella posada.

Una extraña nota amarrada a su arma y puesta allí mientras dormía; su hada nada sabía del extraño acontecimiento que termino por atribuir al mismo Ra. Por ser una persona de lo más religiosa no podía eludir sus responsabilidades y no embarcarse a por donde el camino de su Dios le llevará.

Parece que ya había gente por el mismo motivo, jóvenes que se volverían de la fe correcta. Les acompañaría, pero cuando el tiempo se dictará preciso.
 

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22/07/2014, 18:58
Batracio

Berek tomó su cerveza y respondió con cierta apatía que resultaba bravucona por el serio gesto de su cara y el escrutar de su mirada. Batracio apenas llevaba en su cinto una daga, y junto a la mesa en la que antes estaba había dejado su bastón. Un par de mochilas bandoleras colgaban como alforjas cruzadas de cada costado. - Vaya si no eres de aquí no - Miró a un lado y volvió a mirar a Berek con un giro rápido de cabeza, los ojos abiertos y leve sonrisa emocionada, aunque su tono de voz se mantuvo conexo al resto de la conversación a pesar  de la emotividad con la que habló

Ah pero sí, osea yo sí - Se dió palmaditas en el pecho con la yema de sus dedos acercando una silla y su cayado a la mesa del guerrero para sentarse frente a él - Yo he recibido una carta - Parecía del todo una cita a ciegas - Pero la mía era muy vieja, casi tanto como esta posada y el árbol genealógico de ese enano

Igualmente espero saber la persona que la escribió, y la verdad, los rumores de esta zona me tienen bastante intrigado. Aunque el clima pudiera ser muy mejorable.

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22/07/2014, 19:15
Marga

- Pos claro maese, déjeme las ropas que se las secamos. Mañana mismo las tiene prestas. La muchacha se hizo cargo de esto y de otras cosas; más que nada, de tomar nota de aquello que pedían. A cuentagotas lo fue trayendo. El asado estaba rico, aunque quizás algo seco. La tarta de arándanos estaba de muerte. La liebre era lo suficientemente grande como para pasar por gato, ¿pero de qué tamaño eran los bichos de por aquí? El guiso de Batracio era poco más que una sopa de verduras hervidas con un regustillo a caldo. En fin; la comida no era excelente, pero llenaba. Y en un lugar así tampoco cabría esperar mucho más. La cerveza era otra cosa, y quienes la probaban, repetían. Los enanos no jugaban con ciertas cosas y la bebida era una de ellas. Para hacerla mal, mejor que la haga otro.

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22/07/2014, 19:22
Compadre

Mientras tanto, en la venta, otros hablaban. Algunos eran discretos y se limitaban a compartir sus quejidos en mala compañía. Se quejaban del viento, de la gripe y de la mujer que los tenía fritos. Otros tenían temores más extraños y llegaban a ser más atrevidos por como reincidían en el tema.

- Te digo yo que lo que hay es un vamparo. Por la noche sale, aulla como un condenao. A tres ha matao ya.

- Pero t'ás tonto, ¿o qué te pasa? Será un lobo, una cocatriz d'esas. Qué va a ser vamparo.

- Tonta tu mare, y tonto seré yo, pero sé lo que oigo y que dicen. Dicen que lo vieron, ni home ni bestia es, sino un bastardo. Le pregunté al cura y me dió agua pra rociar las ovejas. Por las marcas que deja, es vamparo.

- ¿Y conqué su l'ahuyenta? ¿Con allo?

- Eso y fuego, dicen que s'acongoja.

- Po' mala cosa...

Algunos se reían. Otros, maldecían por lo bajo.

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22/07/2014, 19:49
DM

Parroquianos en la Venta

Aparte de los aventureros, hay unos cuantos borrachos parloteando, algún que otro solitario y un encapuchado tomándose una sopa. La mayoría se mantiene a lo suyo, sin llamar demasiado la atención.

Fendrik está limpiando la barra mientras la hija va de una mesa a otra, tomando las comandas y sirviendo platos. No para quieta.

Dos brutos con mala cara guardan la entrada. Responden con gruñidos y onomatopeyas a cualquier intento de conversación.

Mientras coméis, pasan un par de horas y cae la noche definitivamente.

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23/07/2014, 10:49
Valindra

Me mantengo pendiente de las distintas conversaciones que se escuchan en el salón mientras ceno tranquilamente y degusto la jarra de vino. Es posible que la cerveza fuera buena, pero el vino era bastante mediocre y estaba medio aguado, pero aún así me lo bebí.

¿Vamparo? había un par de paletos que hablaban sobre alguna criatura que aullaba y mataba a ovejas. No pude evitar poner atención a la conversación de otra mesa, cerca de la chimenea, donde un chico esmirriado se había sentado junto a un bastardo. ¿Una invitación? ¿Una carta? O mis oídos me traicionaban o esos dos parecían estar aquí por el mismo motivo que yo.

- Maese enano - me dirijo hacia el tabernero que se encuentra limpiando la barra - Sabes si alguien ha preguntado por mi esta noche? Tengo que encontrarme con una persona - le pregunto bajando el tono de mi voz hasta ser casi un susurro.

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23/07/2014, 11:27
Randel

El hombre asiente ante las palabras de la enana que responde que por la mañana sus ropas estarían ya listas para poder ser vestidas de nuevo.

Comió el cerdo en gran parte, dejando los trozos carbonizados en el plato, para degustar con calma y deleite la tarta de arándanos. A parte de que esa estaba rica, una tarta debía estar muy mal para que Randel no se la comiera.

Al terminar, tomó la bebida y se acercó a los parroquianos que estaban bebiendo cerca de la chimenea.

-Oh, ciertamente en estos últimos días las espesuras se han vuelto peligrosas.-Dice con gesto afectado.-Yo mismo fui atacado no hace mucho, perdiendo mis mercancías en el ataque, a duras penas pude escapar con vida. ¿Es que la guardia ya no transita los camios? ¿Cómo esperan que los comerciantes de bien transiten esos caminos tan inseguros... y mantengan sus precios bajos, hoy en día si uno quiere llevar mercancías necesita de guardias, y estos cobran, y cuanto más peligro más piden y más se necesitan. Y claro, eso se repercute en el precio final de las mercancías para los buenos aldeanos...

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23/07/2014, 12:09
Villano

Uno de los parroquianos se fijó en Randel y se levantó, jarra en mano, y se acercó a él. Era un muchacho joven, lampiño. Sonreía mucho.

- Y que lo diga maese, tá muy mal la cosa pra hacer negocio. Sabe usté, yo también vendo mercancias y demases, voy de un lugar pra otro llevando viandas y grano; pero tá tó muy parao 'ara mismo.

Añadió, haciendo un gesto hacia la barra.

- Mi amigo Fendrik sabe de lo que hablo; le compro la cerveza a buen precio y ara hemos tenio que doblarlo, namás que por los monstruos y bandoleros. La gente sigue pagando, pero sabe mal cobrar tanto por buena birra. Los dioses saben que no es por mala fe, pero bueno.

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23/07/2014, 12:15
Villano

Entre la cháchara advertiste que el muchacho hizo una serie de gestos en una jerga oculta que sólo los de tu calaña podía entender.

Dos dias hacia el norte, fuerte.

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23/07/2014, 12:18
Fendrik el Tonelillo

El viejo enano miró al chico y negó con la cabeza. Él estaba a lo suyo y prefería no meterse en chismorreos.

Alzó la vista cuando la elfa se acercó; su expresión, amable, como la de un abuelete.

- A mi no me han dicho ná, muchacha. No suelen venir muchos aquí a reunirse, y quitando a los de ahí y al de la sopa, ninguno m'es cara extraña.  ¿Es importante?

Aprovechó un momento en el que Marga se acercó a la barra para dejar algunas jarras vacías. Hizo un gesto hacia la muchacha para que acudiera.

- Oye, hija, ¿han dejao aquí algún recado? ¿Sabes d'algo?

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23/07/2014, 12:25
Randel

-Veo que me comprendes, chaval.

Asintiendo con gesto afectado.

-Me ocurre lo mismo, hoy en día hay que tenerlos muy bien puestos para andarse por los caminos si uno no quiere ir a visitar los ancestros demasiado pronto. Y eso cuesta, pero claro, esto no es fácil de hacerlo entender a aquel que riega la tierra con su sudor, sangre y esfuerzo.-Dice apurando la jarra.-¿Y qué hacen los agentes del orden al respecto? Nada, nada me temo... ¿entonces por qué habría que pagarles los impuestos que piden?

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23/07/2014, 12:26
Marga

- ¿Ah? Yo no sé ná, pá, a mi no m'han dejao cosa alguna.
 

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23/07/2014, 12:27
Randel

Entre las palabras del charlatán, Randel mandó el siguiente mensaje.

Te leo. ¿Estás tú al cargo de la zona o hay vía libre?