Partida Rol por web

Cuando atravesais el portal podéis notar el vacío que se os forma en el estomago y la sensación que sois enviados a gran velocidad por el mundo, atravesando las nubes y viendo pasar el suelo a velocidad vertiginosa bajo vuestros pies hasta que llegáis a lo que parece ser un valle alejado de la civilización donde hay una pequeña aldea con casa de techo de paja e hilillos de humo que se pierden entre los vientos frío de montañas blanquecinas.

Cuando el mundo se detiene a vuestro alrededor vuestros pies se hunden en una gruesa capa de nieve y notáis como el frío llega rápidamente a vuestros ropajes. Exhaláis pequeñas nubecitas de vaho y vuestros dedos empiezan a entumecerse.

Camináis con prisas hacia el pueblo donde el primer habitante os observa con los ojos abiertos y una ancha sonrisa.

-Bienvenidos, siiiiii, bienvenidos.- Antes que llegáis a el se levanta y va a avisar a mas gente del pueblo.

-¡Llegan nuevos aventureros! ¡Llegan nuevos aventureros!-

Pronto tenéis a una retahíla de curiosos que observan vuestra llegada y os ofrecen todo tipo de avituallamientos. Mantas para el frío, algo de bebida caliente, el ofrecimiento de un hogar en el que descansar.

La verdad es que parecen ser muy hospitalarios.

El semielfo con aire de noble fue el primero en cruzar y encontrarse la comitiva. Gracias a sus años de trato con humanos, se le veia refrejados en sus ojos la codicia, buscando y evaluando los equipos que portaba.

Storm sonríe ante el recibimiento de los pueblerinos! Exclama: Tal como dijo el Lord.

Aunque era una persona callada y reservada, sintió una gran curiosidad ante el revuelo que ocasiono la llega del grupo al poblado, impulsandolo a preguntar al extraño que los recibía.

Buen hombre díganos quien será nuestro guía a la entrada de esa cueva de la que los aventureros no regresan? 

Dinos donde esta, tenemos ganas de conocerla, mirando al hombre desde las sombras que producían la capucha que cubría su rostro, dejando entrever sólo sus ojos.

Que buen recibimiento, pensó William. - Me mosquea un poco tanta hospitalidad. - A ver que pueden ofrecernos...

Seguí a Lord Kennegan y los demás hasta la sala del portal. No era la primera vez que pisaba aquella extraña cámara, aunque no sabía muy bien cómo funcionaba, pues las artes arcanas no eran un campo de mis conocimientos. El viaje, aunque rápido, no me resultó para nada placentero. Esa sensación de vacío en el estómago hizo que estuviese a punto de vomitar, y el frío al llegar a nuestro destino tampoco ayudó mucho... hasta hizo que por un momento me acordara de Maestric.

Los aldeanos nos reciben con suma hospitalidad, lo que me choca un poco después de lo que nos comentó Lord Kennegan. Sinceramente, no parecía que estuviesen a la espera de nuestra muerte para lucrarse con nuestras escasas pertenencias.

Entro en el círculo de teletransporte y siento como este me lleva a través de la enorme distancia. Ya lo he usado varias veces y sé lo que se siente, pero uno nunca pierde aquel sentido de que eso no es normal y de que no lo usaría si no fuese tan útil y necesario.

Al llegar, siento la nieve y me gusta. Es como mi hogar, con ese frío que tanto me reconforta cuando estoy melancólico.

Pronto comienzan a aparecer las personas y nos empiezan a ofrecer cosas. No las miro y me disculpo con una sonrisa pues no tengo mucho dinero y no quiero gastar de más en este momento.

Me mantengo junto al resto, esperando las respuestas a las palabras de Storm, quien ha preguntado sin rodeos por la tumba y si se nos ofrece algún guía.

Os percatáis que parecen analizar vuestras pertinencias, buscar quien parece ser mas adinerado o tener mas cosas y que casi se podría decir que se pelean entre ellos para ver quien consigue ofrecer su hospitalidad para que vayáis a dormir/descansar en su casa.

En definitiva dan vueltas a vuestro alrededor como buitres controlando a un animal herido.

Un hombre viejo se abre paso entre la gente del pueblo y los aparta un poco. Su voz había perdido el barítono de su juventud pero aún tenia una resonancia agradable.

-Dejadlos en paz un poco, los vais a espantar.- Protestó mientras que casi tenia que apartar a algunas personas con el bastón que usaba para andar.

-Tendréis que perdonarlos, hace bastante que no venia nadie por estos lares.-

Viendo las prisas que tenia el encapuchado para llegar a su destino el hombre viejo os indicó que lo siguierais mientras continuaba andando.

-No os quiero mentir ... pocos son los que salen de la Boca Negra, y los que lo hacen suelen hacerlo marcados para siempre.-

-Tenemos nuestras costumbres. No hay posadas o tabernas por aquí pero la gente está mas que dispuesta a cobijaros y daros de comer si lo necesitáis. O que dejéis vuestros menesteres de viaje en sus casas ... siempre y cuando seáis amables y honrados con vuestros anfitriones.-

-Pero si en una semana no habéis vuelto, la familia que os acoge tiene derecho a quedarse vuestras pertinencias y mas tarde mandaremos una expedición para recuperar lo que pueda quedar en la Boca.-

Pasabais por el medio de las casas que parecían tener ya sus años, llenas de parches, trozos de pared nueva, ventanas de distintos colores y demás. Era mas bien una villa que un pueblo y no parecía que abundara mucho la riqueza en el lugar ... viendo el paisaje circundante, estaba claro que la agricultura tampoco era el fuerte de la zona.

-Solemos vender las cosas que rescatamos a los pueblos vecinos a cambio de comida y otro tipo de pertrechos.-

-Absteneros de intentar saquear el pueblo, pues poco vais a encontrar aquí.- Su tono era de ligera desconfianza y su mirada medio nublada daba a pensar que no seria la primera vez que algún "aventurero" había querido hacer negocio antes de llegar a la tumba.

Finalmente os separasteis del pueblo y llegasteis al pie de un camino, si se podía llamar así, que subía abruptamente entre rocas y matojos hasta llegar a una cueva en el lado de la montaña. La cueva no tenia ninguna particularidad, aparte de ser una entrada relativamente grande y parecer un agujero negro en un paisaje blanquecino.

-El camino a la cueva es traicionero ... Rukus os acompañará.-

Un joven de uno 16 años os saluda con un leve movimiento de cabeza. Se le veía robusto y atlético, su piel marcada por el viento y el frío y su expresión decidida.

Rukus se sienta en una piedra cercana al camino observándoos por si queréis subir ya o iréis a buscar alguna casa. Al fin y al cabo, el no sabe si habéis viajado hasta aquí a pie o no.

-Buenas Rukus! Puesto que eres nuestro Guia, dinos cuando fue la última expedición en la que participaste y quiénes sobrevivieron. Me interesa saberlo que te dijeron, quizás nos ayude a nosotros y así podamos conseguir el éxito en la misión. También te recompensariamos por tu información.-

-No hablo mucho con los visitantes.- Rukus levanta los hombros quitandole importancia.

-Los últimos fue hará un mes ... eran 3 enanos, taciturnos, malhumorados y con vista de halcón.-

Se queda callado mientras piensa un poco.

-Hace unos cuantos años que no sale nadie vivo ... tendían a salir vivos cuando las primeras salas aún no estaban descubiertas. Supongo que ahora mueren mas adentro.--

Has entrado alguna vez a recuperar efectos o cuerpos de los aventureros??
A continuación entró a la cueva, si mis compañeros no dicen lo contrario.
Pregunto, en general si alguno posee habilidades en desactivar trampas o en localizarlas.

-No, yo no me encargo de eso.- Responde a la ultima pregunta. 

Viendo que el encapuchado quiere ir ya a la cueva, Rukus se levanta de su asiento improvisado e inicia la ascensión por la montaña indicando donde podéis pisar y donde no. El "camino" no es mas que un lugar por el que han pasado muchas personas, no algo construido a mano.

La subida es bastante agotadora y os lleva unos largos 15 minutos hacia arriba.

Cuando llegáis a la entrada de la cueva da un poco de grima. Es muy oscura. La luz del exterior, reflejada en la nieve, oculta totalmente lo que puede haber dentro ... sin embargo Rukus no parece temer nada y entra con tranquilidad en su interior.

A lo lejos, el viejo aún os observa. Paciente.

Una vez los ojos se os acostumbran en el interior, podéis ver la gran amplitud de la cueva azotada por los vientos de las montañas que producen extraños sonidos. Las paredes son húmedas, casi heladas, y aquí si que hay un pequeño camino gastado en el suelo de roca que lleva hacia unas escaleras, una tarima y una enorme puerta de piedra.

Delante de la puerta hay una extraña estatua.

Parece ser la estatua de un caballero de rodillas que sostiene una copa de cristal entre sus manos. 

-O vaya. Ha vuelto a su punto.- Dice Rukus inclinando la cabeza a un lado.

Ante la mirada interrogativa de Storm, aclara. -Si te fijas en el suelo, casi todos los grupos aventureros han arrastrado esa estatua hacia el interior. Supongo que hay algún lugar dentro de este infierno que requiere esa copa de cristal o la estatua entera, pero la copa no puede sacarse de las manos sin romperse.-

-Y la estatua pesa un montón.-

-No se que tiene esa estatua, pero al cabo de un tiempo reaparece sola en esta posición ... esperando a los siguientes.-

Después de Eso Rukus se despide con un gesto de mano y se marcha hacia la entrada de la cueva.

Ascendemos por el pedregoso camino hasta llegar a la entrada de la cueva. El interior es realmente oscuro, así que no tardo en sacar un cetro solar de mi mochila para alumbrar la estancia. Rukus nos comenta algo sobre la estatua que hay enfrente de la puerta. Observo las marcas que hay en el suelo, producidas sin duda por haber arrastrado la estatua muchas veces, y seguidamente busco algún tipo de inscripción, dibujos o frase cincelada en la misma estatua o en la puerta. ¿Quizá escondas algún mensaje de advertencia para los incautos?

Examinas de cerca la estatua y observas que ha pasado por mejores días. Tiene bastantes rascadas por todos los lados, incluso la copa de cristal parece estar a punto de romperse con un estornudo con tanto ajetreo. Los sitios donde la gente la ha sostenido con mas frecuencia están gastadas por el paso de muchas manos y parece ligeramente inestable pues su parte inferior está tambien limada por el uso.

La estatua no tiene inscripciones ni blasones de ningún tipo, si bien la indumentaria parece ser de tiempos remotos.

Storm, viendo que sus compañeros no se deciden, se ofrece para ir en primera línea. Se puso a observar junto con Shana la estatua, investigando cual, seria su utilidad. Probo a empujarla o a buscar algún tipo de mecanismo que la pusiera en funcionamiento, también recorrió la sala en la que se encontraban en busca de puertas o mecanismos.

Vamos, yo iré en vanguardia y usare mis habilidades como mejor pueda.

Se sentía emocionado  y extraño ante las trampas que posiblemente podrían herirlo, era una prueba harto difícil, pero su control de los sentidos y su fortaleza mental lo impulsaban a adentrarse en ese abismó.

Continuando su investigación, Storm llega al quicio de la puerta y ve que se puede pasar, ya que se encuentra entreabierta, pasando a la siguiente sala, los demás le seguían en fila india, siguiendo al encapuchado como si de una procesión se tratara.

Debería haberle preguntado hasta que sala llegaron los enanos, les dijo a sus compañeros.

Quien sabe lo mismo los vemos más adelante pensó para sí.