Partida Rol por web

Al igual que sus compañeros, Vibius se defiende de los voraces lobos con su scuto e intenta pincharles con el gladio, sin mucho afán. Quiere pinchar, pero otra variedad. 

[PNJotizado]

Viridio clava el gladio al ultimo lobo que rodeaba a Oton, desparramando las tripas de la bestia sobre el suelo.

Arminius cae de rodillas, sangrando por varias de sus heridas. Cuando parece que va a caer muerto, aulla y se lanza con fuerza contra Valerio. A la luz danzante de las antorchas, parece como si sus rasgos fueran cada vez menos humanos, aunque con toda la sangre es dificil de decir.

El escudo de Valerio aguanta las embestidas sin problemas aunque el legionario parece impresionado por el ataque, cuando parecia que habia derrotado a su enemigo.

Nuevos lobos reemplazan a las bestias caidas, sin dar descanso a los legionarios que protegen el circulo exterior. Todos salvo Viridio notan los colmillos de los lobos a traves de la armadura

Arminius se mueve a una velocidad inhumana. Cegado por el dolor y el instinto de supervivencia empieza a golpear en todas las direcciones mientras gruñe como una bestia. Golpea con una mano el cuello de Valerius que esta intentando protegerse de los lobos dejandole una marca sanguinolenta de sus uñas, que por la herida bien podrian ser garras.

Sin embargo, los que se llevan la peor parte son Fabio y Corso. Arminius se da la vuelta, aparta sus gladios como si fuesen palitos y se lanza contra ellos. Cae sobre Fabio, apartando el escudo y mordiendole en el cuello, como una bestia. Corso intenta ir en ayuda de su compañero pero Arminius suelta a Fabio, le agarra de la pechera levantando al giganton varios centimetros del suelo y le cabecea con fuerza varias veces .haciendole saltar un par de dientes y partiendole el labio El casco es lo unico que parece mantener al romano con vida ante el violento ataque del barbaro, que lanza a Corsicanus hacia atras y vuelve a aullar en la noche, seguro de su victoria.

Fabio quedó destrozado por el golpe, sin posibilidad de hacer nada.

"¡¡¡Muere, muere, MUEREEEEEE!!!"

Con un rápido tajo ascendente en el pecho, Silo obliga a Arminius a apartarse de su compañero Fabio. Ya que no parece poder matarle, por lo menos que les dé un respiro...

A pesar de la violencia del ataque de la alimaña germana, el corso se pone en pie rápidamente y se lanza a por su enemigo con el gladio por delante...

Con el rostro ensangrentado y un rugido de rabia en la garganta, el corso se tira a matar. La alimaña lo intenta apartar pero la inercia del gigante es tal que sus brazos se doblan y la hoja del gladii se clava en su estómago hasta la empuñadura mientras Africanus, el decano, lo agita con fuerza intentando desgarrarle todas las tripas.

- Por Ruso! POR ROMA!

la hoja del gladii se clava en su estómago hasta la empuñadura mientras Africanus, el decano, lo agita con fuerza intentando desgarrarle todas las tripas.

Con la mandíbula contraída, con los músculos en tensión luchando contra la alimaña, el corso susurra en sus peludas orejas:

- Puedes oirlo, alimaña? Es el sonido de tu sangre oscura y pegajosa extendiéndose por la tierra... es el sonido de lo inevitable... es el sonido de tu muerte... Adios, alimaña, enemigo de Roma! Roma vence, ahora y siempre...

- Por Ruso! POR ROMA!

El grito de Corso trajo a Viridus de vuelta al combate. Parpadeó y trató de enfocar la mirada, viendo al bárbaro tirado en el suelo a sus pies.

- ¡Por Roma! - gritó lanzandose sobre él, cargando todo su peso sobre el gladius y atravesando de lado a lado el cuello de su enemgio. Más tarde, con un pellejo de vino en las manos, murmuraría Estaba apuntando al corazón bastante sorprendido.

Vibius trató de golpear a uno de los lobos pero la criatura no paraba de moverse.

En cambio el medicus desgarró al lobo que tenía a su lado.

Oton continua fuera de si, ignorando la sangre que le corre por las piernas y las mordeduras de los lobos. Sin preocuparse de defenderse continua clavando su arma en los cuerpos de los lobos sin parar. Ni siquiera se da cuenta de como golpea con fuerza la mandíbula del decano con el pomo de su arma al arrancarla con fuerza del cuerpo de un lobo muerto.

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Corso intenta ir en ayuda de Fabii pero Arminius suelta a Fabium, agarra al gigantón de la pechera levantándolo varios centimetros del suelo y le cabecea con fuerza varias veces. El casco es lo unico que parece mantener al romano con vida ante el violento ataque del barbaro, que lanza a Corsicanus hacia atras. 

El corso cae al suelo justo cuando Otón saca su gladium del cuerpo de un lobo, llevándose un golpe en la mandíbula pero apenas lo nota después del bárbaro castigo inflingido por la alimaña. Consumido por la rabia y el odio, con el rostro ensangrentado y un rugido de rabia en la garganta, el corso se incorpora de inmediato y tira a matar...
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Arminius cae, de rodillas, atravesado por varios gladios romanos. Parece que se va a levantar, pero el gladio de valerius aparece en su pecho a la altura del corazon. El barbaro lo mira sin entender unos segundos y cae al suelo, muerto.

Tan rapidamente como han aparecido los lobos escapan, una vez muerto su lider. El templo recupera un silencio casi mistico. Mirais al joven romano, que abre los parpados poco a poco, sin saber muy bien donde esta. 

El corso corta la cabeza de la alimaña con el gladium. Mejor no correr nuevos riesgos. Será un buen mensaje de paz y prosperidad romana en lo alto de una pica en la muralla del campamento (*). 

A continuación observa el estado de sus compañeros. Ninguno corre peligro mortal. Todos han peleado como legionarios. Está orgulloso de ellos. Levanta la cabeza de la alimaña con la mano derecha mientras anima a sus compañeros a celebrar la victoria: 

- Legionariooos! Cuál es vuestro oficio!?
- AU! AU! AU!
- Roma victriiix!
- ROMA!

Pasado el momento de exaltación de la victoria, ordena a Viridio que se encargue de Fabii y de Vibii, que son los más heridos.

- En cuanto a ti, mi joven gordo, seguiremos su carrera con mucha atención ---dice dándole una palmada en el hombro a Otoni. 

Por último, el gigante se acuclilla junto al niño y le mira a los ojos: 

- Ave, filie. Cómo te llamas? Estás bien?

Fabio se sujetaba las horribles heridas que tenía como podía, y trataba de recuperar el aliento.

—Eso sí... Roma goma... Roma... Si me sacas de esta, médico, y no pierdo ningún miembro... te pago a todas las seguidoras de campamento durante un año...

Espero que seas un hombre de palabra. - respondió Viridio mientras sacaba su estuche de costura y desgarraba sin miramientos las ropas del legionario para empezar a limpiar y coser al muchacho.

Ya que yo soy un hombre de memoria. - añadió cuando dio la última puntada y se aseguró que las tripsa segurían dentro y que lo último que saldría fuera era un apéndice suyo, pagado por el impetuoso muchacho.

Ale, el restod, id pasando. - dijo dando un par de palmadas en el altar para empezar a curar a sus amigos.