Partida Rol por web

- Lo cierto es que tengo hambre. Dijo Jules escuetamente. No le apetecía dar más explicaciones a la sheriff, que parecía haber decidido que los federales eran el verdadero enemigo de su pueblo. Pues muy bien. Pero se acordaba perfectamente del comentario de los niños y dudaba que hubiese más de un restaurante en el pueblo.

Era poco probable que el tal Tom fuese el asesino, pues sino no se hubiera desprendido de la cámara: sería más bien un tipo asustado. Pero debían de comprobarlo y esperaba que esta vez no hubiese espantapájaros en ninguna parte...

- ¿Hay algún restaurante cerca?

- La verdad es que unos huevos con bacon y salchichas no me vendrían mal... - suspira acomodándose en el asiento y soltándose el botón de la americana - Oye, tienes buen placaje, ¿jugaste a football en el instituto? - pregunta al forense tomando ya lo ocurrido como algo del pasado.

- Lo cierto es que no. Nunca me interesó el tipo de relación de macho alpha que existía en esos clubs, salvo para verla de lejos. respondió a Jonhson, como si fuera lo más normal del mundo. No tenía tiempo. No era muy ducho en los deportes. Eso eran excusas pobres sin un verdadero valor.

La duda del policía era sin embargo lógica, teniendo en cuenta su forma física y la considerable altura del forense, y más teniendo en cuenta la tendencia afroamericana a destacar en varias modalidades deportivas. La eugenesia que había llevado a cabo tantos años de esclavitud se había traducido en una tendencia en cierta manera social, en cierta manera natural, hacía la buena forma física, pero los intereses de Jules iban bastante más allá que la necesidad de masculinidad implícita en capturar un balón como presa moderna e impresionar a sus compañeros y pretendientes.

- Pero su velocidad de reacción es también impresionante, permitame decírselo. La reacción de Jonhson ante el asalto del perro había sido rápida, y Sullivan era consciente de que él no hubiera podido actuar con esa rapidez instintiva.

- Eso es culpa de Irak. - suspira arreglándose la chaqueta a ambos lados - Al cabo de unos meses se te queda grabado a fuego. - sonríe con amabilidad al forense - Bueno, podemos descartar como sospechoso al señor... - guarda un segundo de silencio mirando a la sheriff, no es que no recordase su apellido sino que quería que se involucrase en la conversación y olvidase su enfado, después de todo el trabajo policial tenía esos altibajos, era parte de su profesión.

- No se preocupe, entiendo que le entrara miedo ante la situación, pero me alegro de que rectificara su actitud y decidiera colaborar con nosotros.

Tras unos momentos, añadió:

- Como comprenderá, debemos hablar con Rose y es posible que necesitemos de nuevo su colaboración. No hay problema en que se vaya, pero necesitaré un teléfono o dirección donde poder localizarle en caso de que necesitáramos de nuevo su ayuda.

Tom asiente ante la petición del agente.

-Por supuesto, si me permite.- Tras coger un papel y un bolígrafo, escribe varios números y se lo entrega a John -Aquí tiene, es mi móvil. Voy a Joshua Tree, a ver a unos familiares así que si necesitan algo puedo venir rápidamente.-

Los agentes aceptan la nota de buen grado y se despiden del señor Simpson. Este les responde asintiendo con la cabeza.

-Agentes, un placer-

Salís por la misma puerta por la que entrasteis y enseguida os engulle el  barullo del exterior. Podéis ver que las mesas empiezan a estar llenas y que la camarera va de un lado a otro corriendo pero sin perder su particular sonrisa. Sorprendidos por la aglomeración de gente, miráis el reloj para comprobar que es casi la una, la hora de la comida.

A vuestra memoria llega el recuerdo de los horarios de la señora Norm, a la una servía la comida. Podría ser un buen sitio para poder intercambiar los datos que han conseguido. Una vez fuera, sacas el móvil con el fin de mandarles un mensaje, sin embargo te detienes rápidamente al ver como la ranchera de la sheriff llega por la calle y se detiene frente al restaurante, para inmediatamente bajarse del vehículo los agentes Sullivan y Johnson.

La mujer suspira y no puede evitar terminar la frase que parece atascársele al agente.

-...Hill, Martin Hill es su nombre.-

La sheriff se toma unos segundos como sopesando si seguir con la conversación, al final decide seguir.

-Agentes, siento si antes he sido muy brusca. Pero muchas veces, con sus jurisdicciones, sus leyes y su poder, lo único que consiguen es cabrear a la gente. A ustedes puede no importarles, pues cuando terminen con el caso se irán de aquí, pero yo tendré que lidiar con todos aquellos que se han sentido presionados o agredidos por ustedes. Y esto se traduce a mayor desobediencia a la ley. En un pueblo tan pequeñito, que uno se muestre algo rebelde puede significarlo todo para que reine la anarquía.- La mujer se seca una gota de sudor que resbala por su frente. -Se que a ustedes sobretodo les piden resultados, pero luego, los que recogemos lo que queda somos los policías. por eso les imploro algo más de calma a la hora de tratar con mi gente.- la mujer gira el volante para coger una curva y entrar en el pueblo. -Ya casi estamos en el restaurante... miren ¿No son esos sus compañeros?-

Mirando por la ventana, veis que justo en el exterior, están John y Salina, mirando como la ranchera se acerca por la carretera. En apenas unos segundos, os detenéis frente al restaurante y os bajáis. la mujer asoma la cabeza por la ventana.

-Buena suerte agentes. Sigo estando a su disposición.-

Y el vehículo vuelve a ponerse en marcha, perdiéndose en la primera intersección.

Sullivan miró a la Sheriff durante su explicación. Era coherente, pero no suficiente. Buscar un asesino en serie implica que habrá gente molesta por ser sospechosa. Pero si evitas molestar a la gente por el que dirán, solo te queda limitarte a ver como van apareciendo descuartizados uno a uno y te expulsan del cuerpo. Se guardó bien de decirlo, sin embargo, y dio una educada despedida a la mujer al bajar del coche, con una sonrisa algo más torcida de lo normal

Sullivan bajo del coche. El forense estaba más callado que de costumbre y su sonrisa, bastante menos amable, no auguraba nada bueno.

- Me alegra que volvamos a reunirnos- dijo, como saludo.-¿Habéis encontrado algo? Sabía que no era líder del grupo pero necesitaba oír algo que no fuese que su trabajo molestaba a la gente. Como si eso le hubiera importado alguna vez. 

John saluda a sus compañeros.

- Agentes, sheriff.

Se acerca a ellos y empieza a comentar la información obtenida.

- El señor Simpson comenzó a la defensiva, pero conseguimos presionarle y nos ha contado que la Polaroid de la que se deshizo fue comprada en la tienda de Rose. Al parecer las cámaras que allí se venden son robadas, ya que la propia Rose llamó a Simpson para advertirle de ello y de que estábamos preguntando por las cámaras. Por eso se asustó y se la dio a los críos. parece que tenemos una charla pendiente con la señorita Rose...

-  ¿Qué tal con el señor Hill?

- Es un viejo loco y agresivo, pero en principio no parece ser culpable. Si quiere mi opinión, demasiada endogamia para saber siquiera manera una cámara.- Jules miró a Jonhson. Sabía que era un "novato", relativamente nuevo en el cuerpo, pero había demostrado ser más que competente. Su opinión sería muy valorada, al menos por el forense. Tiene una guadaña que podría coincidir con el arma homicida, pero es probable que gran parte de los aperos de labranza del lugar entren en esa categoría.

- No sé... Es muy agresivo y se comporta como si tuviese algo que ocultar. - añade a lo dicho por el forense - Sin embargo, cuando sospechamos que tenía un cadaver, resultó ser un espanta-pájaros, - suspira encogiéndose de hombros - un tío raro es, desde luego; quiero decir, tenía al muñeco de paja sentado en un sillón, como si fuese una visita... - sentencia mirando alrededor - ¿Pero un asesino en serie? - niega con la cabeza - Demasiado impulsivo y estúpido.

 - No hay que descartar ninguna opción. Ni si quiera el Señor Simpson, por su actitud parecía muy preocupado, me resuena la idea de que tal vez... pueda tener algún dato más - me encojo de hombros - Aunque igual anda metido en marrones de blanqueo de dinero... tráfico de algo, a saber, no era trigo limpio ´- asiento convencida.

No puedo evitar reirme ante lo del espantapájaros. Después de tanta tensión acumulada y tanta intriga no puedo contener una risa espontánea que disimulo con carraspeo inmediatamente.

Miro a Peter.

- Al contrario de lo que se puede llegar a creer, la estupidez puede ser un arma muy poderosa - hago una pausa - Y la impulsividad también, quiero decir, todo apunta a que nuestro sujeto es inteligente, mucho, cualquier cosa puede formar parte de su plan.. desde una estupidez fingida - apunto - Aunque es verdad que si no empezamos a descartar sospechosos y a cerrar el cerco.... ¿siguiente paso? - pregunto al jefe.

Habiendo comprobado lo estricta que es la señora Norm con los horarios, decidís ir sin demora a la casa de huéspedes para degustar la comida que haya podido cocinaros vuestra anfitriona. Al fin y al cabo, entraba en el precio y no debías gastaros el dinero que os dieron para la misión en comidas innecesarias.

Llegáis justo a tiempo para que vuestro olfato se impregne de un agradable aroma de guiso. En la sala de estar, podéis ver la mesa donde desayunasteis, ahora con un mantel blanco más fino de encaje. Hay cinco cubiertos en la mesa y el joven Stampton os saluda cordialmente al veros entrar. Tras saludar a la señora Norm que os recibe con una sonrisa, tomáis asiento mientras esperáis que os traigan la comida.

El menú consta de una ensalada continental y una mazorca de maíz para cada uno, con un guiso de carne de segundo, terminando con una pieza de fruta a elegir entre manzana, pera y naranja. Mientras coméis, conversáis tranquilamente entre vosotros y con Robert y la señora Norm de temas intrascendentes mientras pasan los minutos.

Durante la mayor parte del tiempo, el joven estudiante hace gala de su incapacidad para dejar de hablar y escucháis como os habla del día que ha tenido haciendo fotos y conversando con las gentes del lugar y es en este punto donde prestáis atención pues puede ser una buena fuente de información.

-Desde luego, el altercado de la iglesia ha sido la comidilla del pueblo toda la mañana. Todo el mundo tenía algo que decir. Y yo me lo he perdido por estar ord... catalogando ficheros- Cuando dice esto último lanza una mirada de complicidad a Sparks y Johnson. -Pero es que primero el lío del doctor y su ex y luego su intervención -Remarca señalando con el tenedor a Sullivan. -La verdad es que la gente parecía más ofendida que sorprendida por el echo de que un negro les diera ordenes. Increíble ¿no? En pleno siglo veintiuno y todavía hay gente tan estrecha de miras. Aunque la que peor lo ha llevado es la viuda del párroco, la señora... "nosequé", ahora no me acuerdo...-

La señora Norm le ayuda

-Mary Benson jovencito, nada de "nosequé"-

Robert asiente feliz.

-Eso, la señora Benson. Por lo visto es un poquito Hitler, ustedes ya me entienden. No está acostumbrada a que la digan lo que tiene que hacer. Y lo del doctor. No es una persona muy querida en el pueblo que digamos. Aunque la gente parece reacia a hablar.-

En  este momento mira a la señora Norm por si acaso la mujer pudiera dar alguna pista, pero solo niega con la cabeza.

-Hay ciertas cosas que es mejor dejarlas en el pasado. Además, nunca me han interesado los chismorreos. No voy a empezar ahora.-

Stampton se muestra claramente desilusionado.

-Bueno, la cuestión es que la peña no deja de hablar de él. Incluso cuando se habla de los "sucesos recientes", ustedes ya me entienden. Por cierto señora Norm, riquísimas las mazorcas. ¿Son de los campos? he conseguido una instantánea con un ave bajando a picotear que es preciosa, luego se la enseño, vera, estaba yo...-

El resto de la conversación sigue por largas explicaciones de sus fotos por lo que dejáis de prestar tanta atención.

Tras terminar de comer, ayudáis a la señora Norm a recoger la mesa tras lo cual os despedís del joven y de la mujer y os dirigís al vestíbulo. Ahora es hora de decidir qué hacer.

Sullivan escuchó con atención las palabras del joven fotógrafo. Nunca había sido un cotilla, como la Señora Norm, pero una cosa estaba clara: el agente era ahora presencia non grata oficial en el pueblo. La mirada del forense estuvo oscura y ensombrecida durante el resto de la comida, al igual que mientras recogía la mesa con sus compañeros.

No habló hasta que se quedaron a solas, y fue para decir un escueto:

- Creo que será mejor que limite mi interacción con los individuos de este pueblo al máximo.

- No se preocupe Sullivan. Usted actúe como siempre. Si tenemos que pararle los pies a alguien lo haremos.

- Volviendo al tema principal, debemos hablar con Rose. Tiene muchas cosas que aclarar, y aunque cada vez dudo más que esto esté relacionado con nuestro asesino, por lo menos podremos esclarecer el tema de los robos y así cerrar una de las vías de la investigación.

Habiendo acordado vuestro curso de acción, decidís ir a la tienda de Rose con la esperanza de que al menos podáis cerrar esta línea de investigación. Tras despediros de la señora Norm y del joven Stampton salís de la casona y ponéis rumbo a la tienda. A mitad de camino, sin embargo, algo llama vuestra atención, el sonido de un claxon. Al otear el lugar, podéis ver la ranchera de la sheriff que viene calle abajo. En el asiento del piloto se encuentra Fred que os saluda con la mano. Cuando llega a vuestra altura, detiene el vehículo y baja la ventanilla.

El hombre os saluda con su típica cordialidad

-¿Que tal agentes? ¿Han comido bien? La señora Norm ha cocinado para mi alguna vez y si hay un don que tiene esa mujer, es el de la cocina. Pero me estoy yendo por las ramas. Me envía la sheriff Baker con un mensaje del alcalde. Al parecer, después del altercado de esta mañana en la iglesia, a nuestro ilustre mandatario le encantaría poder hablar con ustedes.- Su voz suena divertida al comentar esto último -Entiende que estén ocupados y que no vayan inmediatamente pero en cuanto tengan un rato podrían pasarse por el ayuntamiento. Estará allí hasta las 8 de la tarde. Es ese enorme edificio que ven ahí.- Mientras habla, señala un edificio blanco que sobresale por encima de los edificios y que se encuentra dos calles mas allá de donde os encontráis.

Al terminar de hablar, pisa un poco el acelerador para revolucionar un poco el motor.

-Dichosa máquina, mira que cuesta que no se cale. Que tengan una buena tarde agentes, si esta noche quieren ir a tomar algo, no duden en llamarme.-

Tras despedirse, pone en movimiento el vehículo y se pierde de la vista en cuestión de segundos.

Con la citación del alcalde en mente, decidís que es mejor terminar lo que habíais iniciado y seguís vuestro camino hasta la tienda de Rose. Esta sigue igual que ayer, con los mismos escaparates desordenados y abarrotados de artículos de todo tipo. Una vez en el interior, os reciben las mismas estanterías desordenadas y volvéis a sentir esas sensación de opresión por la ingente cantidad de objetos que hay en el local. En el mostrador, Rose habla animadamente con Patty, la secretaria del Sheriff.