Partida Rol por web

Jeje -Duvall emite una risita nerviosa ante la broma de Sullivan y lanza una mirada de reojo hacia Smith, que ahora está en la puerta de la sucursal fumando un cigarrillo. No parece que pueda oíros-. Bueno, apenas lleva dos días aquí. Se nota que no está muy a gusto, pero parece bastante profesional. Está claro que no vino por gusto -añade en respuesta a la intervención de Salina-. Imagino que algún superior no le tiene mucho afecto, que te manden aquí debe ser el equivalente a que te exilien a Siberia... -de nuevo esa sonrisa de resignación.

-Los cultivos de Hill ahora están muy abandonados, pero son buenas tierras. Tengo entendido que en tiempos era una de las mayores granjas de por aquí. Una buena cosecha podría dar mucho dinero. Bale consideró que eso era aval suficiente y le concedió el crédito. Se supone que tendría que haberle servido para contratar jornaleros y alquilar maquinaria. Y en principio es lo que hizo, pero el hombre está majareta. Discutía con todo el mundo, los acusaba de estar robándole... Acababa echándolos a todos, y eso si no se largaban ellos primero. Total, la cosecha fue un desastre y apenas cubrió el préstamo. Pero no, no hay orden de embargo. No es una cantidad tan importante.

-¿Dice que acabó echando a todos los jornaleros? Mmmm... -Una nueva teoría empieza a formarse en la mente de Salina. Si ese viejo tonto se dignase a hablar con nosotros. Puede que él tenga la clave de todo este enredo. Quizá nuestro asesino quiera cargarle las culpas. Desde luego está lo bastante loco para partir a un hombre en dos con cualquier apero agrícola-. ¿Y sabe si siguen trabajando en el pueblo?

-Eso no puedo saberlo. Era el propio Hill quien contrataba a la gente. Podrían ser granjeros locales o temporeros que vienen sólo para las cosechas, supongo que un poco de ambos. Pero no puedo confirmarle nada.

Señor Duvell. ¿Cree usted en Dios y su hijo jesús? Supongo que cuando se muera confiará en subir al cielo con ellos, ¿No? - PAUSA - No, tranquilo, se lo preguntaba para saber si va a usted a misa. Sabemos que recientemente el cura del pueblo ha fallecido. ¿Sabe usted si tenía cuenta bancaria en este banco? ¿Acaso su anterior jefe y él eran ámigos?

Salta a la vista que los comentarios de Sullivan dejan bastante desconcertado a Duvall, que necesita unos segundos para procesar lo que le preguntan.

-Eh... Pues... Sí, sí, nuestro pastor falleció hace poco. Una tragedia, y más en estos momentos... Los Benson sí que tienen cuenta aquí y Bale era muy cordial con ellos, aunque lo cierto es que no era muy de ir a misa.

Peter queda un poco desconcertado ante la respuesta de Duvall...

- Los Benson? Se refiere usted a la familia del parroco?...pensé que no tendría familia. Al menos no en este pueblo.

-Ah, no, no, el reverendo Benson y su mujer viven aquí desde siempre. La señora Benson es de Ashville y el reverendo llegó aquí hace... Uf, hará cuarenta años o más.

-Así que era un predicador, no un cura católico... -comenta Salina en tono pensativo-. Y, díganos, ¿vivían los Benson en una casa parroquial o se dedicaban a algo más que a dar sermones a sus feligreses?

¿Están los reverendos obligados a mantener el secreto de confesión como los curas católicos o se permitiría el lujo el Sr. Benson de comentar los problemas de sus feligreses con su mujer? Salina añade otra nota a su cuadernillo: "Interrogar a la Sra. Benson".

Duvall reacciona un poco ofendido por tus últimas palabras.

-El reverendo era un hombre muy estimado en el pueblo y se preocupaba por todos, no se limitaba a sermonear cada domingo.

Vaya, parece que este si que iba bastante a misa...

- Muy bien...pues con esto creo que yaa...dice mirando a sus compañeros. Muchas gracias Sr. Duvall, ha sido usted de gran ayuda. Si se acuerda de algo más o cree tener algo de interes que contarnos no dude en ponerse en contacto con la sheriff Jhoanne.

-Disculpe, Sr. Duvall, no era mi intención ofenderle ni desmerecer la memoria del párroco. Ha sido un placer hablar con usted y, como dice el agente Johnson, no dude en ponerse en contacto con nosotros o con la Sheriff si recuerda cualquier detalle o quiere contarnos algo.

Salina le sonríe y le entrega una tarjeta de visita donde figura su número de móvil. Luego se levanta y se acerca hacia la salida.

-No se preocupe, agente. Lamento haberla malinterpretado. Imagino que estamos todos un poco nerviosos estos días...

Toma la tarjeta de Salina, asegurando que informará de cualquier cosa que recuerde. Entonces se levanta para salir del despacho, pero al llegar a la puerta se detiene. Duda durante un par de segundos, hasta que parece acumular suficiente determinación para girarse y lanzaros una pregunta.

-¿Es cierto lo que dicen los periódicos?

¿Información en los periódicos? Me temo que no estoy seguro a que se refiere usted concretamente pero supongo que será lo suficiente inteligente como para saber que estamos en una investigación oficial y que lo que se ha dicho aquí no debe salir de esta sala, ¿Verdad?
Somos profesionales, muy profesionales en nuestro trabajo... y también rencorosos cuando hay que serlo.

-Efectivamente, Sr. Duvall, sería aconsejable que lo que hemos hablado hoy con usted no saliera de esta sala para no alarmar innecesariamente a sus conciudadanos... Al fin y al cabo, para eso está la prensa: para retorcer la verdad, inventar morbo y crear alarma social. Si no fuera por la especulación a gran escala, la mayoría de los periódicos no venderían ni un solo ejemplar, ¿verdad?

Salina vuelve a sonreír al Sr. Duvall con candidez, luego se da media vuelta y añade "un placer, señor" antes de salir.

Peter enciende el último cigarrillo y golpea amistosamene a Duvall al pasar junto a él...

- No se preocupe, todo volverá a la tranquilidad en pocos días...