Partida Rol por web

Si, abajo dice Washiskowaho unos largos 4 ó 5 segundos después de haber escuchado la pregunta de Bauberg, que evidentemente no ha llegado a entender bien. Decide comenzar a descender un par de escalones mientras ilumina sus pasos con la linterna de Barceló.

Hay muchísimas huellas impresas en el polvo que no marcan ninguna dirección en concreto, pues se ha pisado sobre ellas unas 4 ó 5 veces y desde distintos ángulos.
Eso si, todas las huellas pertenecen a un mismo pie, una misma bota. Calza un 43, por cierto.

El Arkham gazette de ayer.
Hojeas rápidamente el diario.

Earl Webb tiene un esguince y es difícil que pueda abanderar de nuevo a los Red Socks en el importante partido que les enfrentará a los Yankees de NY.

División interna en el Partido demócrata ante la decisión del partido de apoyar al candidato Al Smith pese a su reciente fracaso electoral.

La radio WEEI anuncia la eliminación de las emisoras de radio móviles, y por lo tanto su emisora hermana WTAT pasa a estar asentada en Stoneham, MA.

y otras noticias del estilo. Nada que reseñar. Nada subrayado. Nada recortado.

Hechizos... Te advierto que leerte la sección del horóscopo requiere tirar cordura.

Ms. Marrow se aproxima junto a Mr. Bauberg hacia la escalinata que da al sótano, donde el intrépido y audaz Washiskowaho ya ha comenzado su descenso.

Barceló está mirando por toda la estancia.
Vinacci no parece tener mucha mas prisa que el aviador de Illinois, y comienza a leer el diario.

Os recuerdo que tenéis dos fuentes de luz: la linterna a pilas (en manos de Keys) y la lámpara de aceite (en manos de Bauberg).

Al no encontrar nada relevante Vinacci deja el diario donde estaba, evitando hacer ruido. Después le hace un gesto al soldado para que se una al resto de la comitiva. Cuando se acerca lo suficiente al grupo como para que le oigan susurrar pronuncia las suiguientes palabras.

- El diario era de ayer. Tened cuidado, el inquilino puede andar por la casa y pegarnos un buen susto.

Barceló se encontraba mirando las huellas diversas en el polvo, cuando las palabras de Vinacci le devuelven a la realidad.

Si, si, habrá que bajar.

Washiskowaho es el primero, con la linterna en la mano mientras farfulla algunas palabras en alemán.

Una vez Washiskowaho llega al último escalón y pone su pie en el suelo, eleva la linterna por el resto del sótano buscando algo o alguien.

Aquí hay solo trastos viejos, sucios. Mierda. Mucha mierda. dice en su pésimo inglés, aunque lo suficientemente inteligible, desde un par de peldaños mas abajo.

No me enteré muy bien del orden en el que descendéis el resto. Creo que Vinacci sería el último y Barceló el penúltimo, posiblemente. Clarificádmelo cuanto antes, por favor.

La madera de la escalera cruje ligeramente bajo las botas de Washiskowaho, anque soporta el peso del joven alemán sin problemas. La linterna llega a iluminar el suelo del sótano. También de madera, las tablas se encuenran combadas por la gran cantidad de humedad.

Bauberg se queda un poco rezagado para que los últimos no se queden a oscuras.

Adelante Ms. Marrow dice adelantando la mano a modo de invitación para que la joven (para)psicóloga recorra los cerca de 10 casi podridos escalones de madera que separan la habitación de atrás del sótano.

Lindsey está en el sótano junto a Washiskowaho.

Bauberg se queda al pie de los escalones con la lámpara de aceite en la mano esperando a que Barceló pase el siguiente o que le den una señal que le invite a pasar.

Un montón de trastos viejos copan el húmedo sótano. El olor a humedad es muy fuerte y el suelo de madera no ha aguantado el proceso de humidificación que ha provocado su dilatación y se ha levantado dejando a la vista el suelo original de tierra.

Washiskowaho parece perdido en una de sus paranoias y musita algo en alemán mientras la temblorosa luz de su linterna va iluminando un armario hecho pedazos y completamente podrido, unas cortinas enmohecidas y apolilladas, un colchón mugriento, una jaula de pájaros oxidada, el armazón de un viejo reloj de carrillón, una mesa a la que la falta una pata y unas sillas completamente destrozadas.

Washiskowaho se aproxima hacia este montón de despojos situados en el centro del sótano. Súbitamente se gira rápidamente sobre sus talones y la luz ilumina directamente tus ojos cegándote.

mmmmmpfh... es usted... dice simplemente, para seguidamente apartar de nuevo el haz de luz de su linterna dejándote deslumbrada y viendo un montón de destellos rojos a cualquier rincón al que mires.

Con un leve quejido, Lindsey entrecierra los ojos y se los tapa con un brazo que hace de visera, claramente molesta por el fogonazo de luz.

Sin decir nada ni quejarse sobre lo que Joseph le ha hecho, intenta vislumbrar algo, pero no puede. Sólo ve puntos rojizos en cualquier lugar en el que intente enfocar la vista. Ante esto, decide que sea por ahora Washiskowaho quien le guíe en aquel lugar de un hedor nada perfumado.

Eh... ugh, ¿hay algo aquí, Joseph?

Mmmmmmmm.... escuché algo como un... UGHHHHH

Joseph daba la espalda a Lindsey una vez mas mientras hablaba en un alarde de ínfima educación bismarckiana cuando sus palabras se detienen bruscamente seguidas de un golpe seco.

Una sombra ha salido desde detrás de los restos del armario se alzó sobre el valeroso centroeuropeo y le golpea con gran rapidez y violencia.

La linterna cae rodando por el suelo, pero afortunadamente no se apaga. Washiskowaho recula un par de pasos mientras se sujeta la cabeza colocándose a la altura de Lindsey Marrow.

Por otra parte la silueta, mientras sostiene algún objeto alargado en su mano derecha parece respirar agitadamente.

Desde arriba escucháis la situación.
Ms. Marrow acaba de llegar al sótano.

La luz se mueve ligeramente en el sótano y se escucha la potente voz de Washiskowaho hablar

mmmmmmpfh.... es usted

Y la dulce voz de Lindsey se hace escuchar de nuevo:
eh... ugh... ¿hay algo aquí, Joseph?

mmmmmm... escuché algo como un SUENA UN GOLPE UGHHHHHH

La luz que proviene del sótano, procedente de la linterna de Barceló (en manos de Washiskowaho) fluctúa por unos instantes, hasta que finalmente queda inmóvil de nuevo.

Bauberg aborda alarmado la escalera del sótano, con la pistola en la mano y la linterna en alto para ver que esta pasando.

¿Qué ocurre?, ¿estáis todos bien?

Barceló corra!!! - Grita el fotógrafo- El muchacho tiene problemas, algo le ha atacado!!!!!

Cita:

Creo que eso significa que comienzas a descender.
Estabas mas cerca que Barceló, así que tu habrás de ser el primero, Bauberg.

Los viejos peldaños de madera crujen ligeramente ante el peso del obeso anticuario, pero parece que aguanta sin problemas. El olor a humedad se va haciendo cada vez mas fuerte.

Lindsey con la mirada fija al frente, puede escuchar como uno de sus compañeros comienzaa descender las escaleras.

Con una mano en su revólver y otra sosteniendo en alto la lámpara de aceite, Bauberg llega hasta el nivel del sótano y rápidamente alza la mirada para de enterarse de la situación.

(La descripción del escena del sótano no la escribiré en espera de una acción que tiene Lindsey antes de la llegada del resto de los compañeros. )

Por detrás de Bauberg baja los escalones a gran velocidad Barceló, también con la mano metida en la abierta cremallera de su cazadora para alcanzar mas fácilmente ¿el tabaco? que guarda en su sobaquera izquierda.

Alarmada, Lindsey emite un grito agudo, estridente, de pavor. Se lleva en un primer momento las manos a la boca, como si quisiera reprimirse, pero al topar con un Joseph que languidea por el suelo y una linterna que rueda hasta ella, decide coger el foco de luz y enfocar hacia donde pueda descubrir qué está consiguiendo que la tensión se palpe en aquel sótano.

Según Bauberg llega hasta el sótano, ve al joven Washiskowaho agarrándose la cabeza a escasos 30 cm. del extremo de la escalers

mmmmmmm... duele... cabrón reaccionario. dice el joven alemán.

Lindsey está agachada y busca a tientas la fuente de luz, que encuentra con una facilidad y rapidez fruto de su buena suerte que hace que el combamiento de la madera que cubre el suelo haga rodar la linterna directamente hacia ella.

Una silueta humana se encuentra avanzando hacia ella, a apenas 1 metro más o menos, en cuya mano derecha porta un objeto alargado. Una pata de una mesa para ser exactos.

La joven psicóloga agarra con firmeza la linterna y enfoca hacia la silueta, pero la llegada de Bauberg le hace detenerse en seco, además del hecho de que la linterna le deslumbra por completo.

Entre las luces de Bauberg y de Lindsey podéis ver como se trata de un hombre barbudo, que respira fatigosamente, y con los ojos desorbitados por el pánico. Su ropa es bastante andrajosa: lleva un gastadísimo abrigo de lana descosido y roto en varios lugares así como con un par de coderas; y unos viejos pantalones del mismo material con abundantes manchas de barro.

Detrás de él se encuentran un montón de trastos viejos y en pésimo estado de conservación: un amario hecho pedazos,

Un montón de trastos viejos copan el húmedo sótano: un armario hecho pedazos y completamente podrido, unas cortinas enmohecidas y apolilladas, un colchón mugriento, una jaula de pájaros oxidada, el armazón de un viejo reloj de carrillón, una mesa a la que la falta una pata y unas sillas completamente destrozadas.