Partida Rol por web

Lindsey se gira hacia el chico en cuanto escucha sus sobresaltos. Le observa atenta, como si midiera cada uno de sus movimientos y cada una de sus palabras.

En un momento dentro de aquellos gritos llenos de histeria, la joven se adelanta un par de pasos, quedando a media distancia entre la posición inicial y el mismo Washiskowaho - Oye... tranquilo, no vamos a hacer nada sin tu consetimiento, ¿de acuerdo? Si tú no quieres, no entraremos ahí dentro - en ese momento, echa un vistazo a los demás, buscando no sólo complicidad, sino que comprendan lo que ella pretende - Pero para ello, para no hacer nada que no te incordie, tienes que calmarte y que decirnos qué has visto, o qué sabes - sus palabras son lentas, con buena pronunciación, y acompañadas de gestos que puedan hacerle comprender mejor a Joseph.

En mis sueños. He visto la casa en mis sueños. Y dentro había sangre y destrucción. Y algo vivía en la caja y también en la casa. El horror sin rostro. El devorador de corazones. parece que se ha calmado ligeramente, pero su charla es cada vez mas difícil de entender: inconexa y demasiado rápida.
Hay que destruirlo. DESTRUIR LA CASA. Debéis escucharme.

Y un trueno suena con muchísima furia bastante cerca. La tormenta arrecia y vuestros paraguas ya no ofrecen toda la ayuda que deberían debido al fuerte viento horizontal.

Bauberg suelta un bufido cuando el relámpago ilumina la escena, proyectando formas fantasmagóricas en todas las direcciones. Tras arroparse más dentro de su abrigo de paño que empieza a calarse amenazadoramente.

Hijo, el horror sin rostro es permanecer a la intemperie con esta lluvia y a varios kilómetros de la civilización. Entremos en la casa y al menos estraremos secos, porque quemarla será complicada con lo que llueve, ¿sabes?. Venga entremos y pensemos con calma, pero al abrigo de un tejado.

El anticuario comienza a andar hacia la puerta de la casa esperando que le siga alguien.

Vinacci está encojido, sujetándose fuertemente el cuello de su chaqueta con una mano y el maletín con la otra otra. No sigue a Bauberg sino que permanece de pie en medio del embarrado camino.

Bauberg, no creo que sea buena idea entrar así como así. No se que opina el señor Barceló pero por lo que a mí respecta, viendo las reacciones del joven y recordando las palabras escritas en el diario no creo que procecente entrar sin asegurarnos primero...

Barceló no se amilana, se coloca al lado de Bauberg y dice:
Un rápido vistazo no nos hará ningún daño. Y se como defenderme, no hay problema.

ENTREMOS. DESTRUYÁMOSLA DESDE DENTRO

UUUHHHH No me escuchan los burgueses.

Paul hace un gesto se asentimiento al aviador, confortado por el apoyo. Venir hasta aquí pouede que haya sido mala idea, pero volver otra vez por el camino lloviendo atemoriza realmente al orondo anticuario.

Bueno Sr Barceló haga los honores y abra la condenada casa, por favor. Si sigo bajo la lluvia acabaré enfermando.

Se trata de un argumento tremendamente convincente, señor Bauberg. Barceló se vuelve hacia Vinacci.
No se preocupe, señor Vinacci, será un vistazo rápido. ¿me pemrite las llaves de la casa, por favor? dice extendiendo su mano hacia el fotógrafo.

Ms Marrow se muestra algo escéptica.

Hay cosas mas temibles que una pulmonía en este valle de lágrimas. Pero creo que deberíamos echar un vistazo rápido, y si hay peligro, volveremos rápidamente. No estamos tan lejos de las granjas. No debemos olvidar que en el interior de la casa existen unos símbols de protección, que posiblemente sigan activos.

una vez mas lo siento tio, tendre problemas para postear hasta el lunes, lo siento y gracias por postear por mi

Recordando los símbolos descritos en el diario Vinacci asiente - Correcto, si tal criatura existe debería estar atada al desván, siempre y cuando los glifos no hayan sido borrados por el tiempo o perdido su poder al morir aquellos que los crearon.

Sujétame el paraguas, chico - Dice Vinacci al joven europeo.

Resguardado por su negro paraguas Vinacci se pone de cunclillas en el enfangado suelo, no puede evitar sonreir al ver sus zapatos llenos de barro y los bajos de su pantalón completamente empapados. El fotógrafo abre el maletín con extremo cuidado de que ninguna gota de agua caiga sobre su interior. No tarda en localizar la llave, incorporarse y cedérsela a Barceló.

Bien caballeros, esperemos que todo esto no sea más que un cuento de viejos...

Barceló extiende su enguantada mano y toma la llave de la casa. Avanza con decisión a la parte frontal de la casa y se dispone a introducir la llave en la cerradura. Washiskowaho está a su lado, con su mirada concentrada en la puerta.

Barceló introduce la llave en la cerradura.

Una vuelta.

Dos.

La llave gira sin ningún esfuerzo, como si la cerradura estuviera recién engrasada.

Una breve mirada hacia arriba: el símbolo de protección, o al menos uno de ellos, sigue en el dintel de la puerta de entrada. Una forma curiosa: un pentágono en cuyo interior hay una forma oval cruzada por una especie de lágrima.

Pero la mirada de Bauberg y de Vinacci se desvía ligeramente hacia los matorrales que hay a la derecha de la puerta. La luna ilumina el cuerpo de un mapache sobre el barro que no parece atemorizarse ante vuestra presencia.

De hecho no se mueve en absoluto.

Clic. la puerta se abre con una ligera dificultad, ya que la madera se ha hinchado y roza con el suelo.

¿Alguien tiene linterna?

Hubiera sido interesante comprar unas linternas o unas lámparas de aceite en Ross corners.

Barceló vuelve hasta la motocicleta que aparcó en la puerta, extrae una linterna de la caja de herramientas, la activa e ilumina hacia el interior.

Un tufillo en el ambiente os hace arrugar la nariz. Humedad concentrada mezclada con un leve olor a viejo inunda vuestras fosas nasales.

La linterna de Barceló va recorriendo todas las paredes, iluminando a su paso todos los rincones de la habitación.

Un par de estanterías de madera vacías situadas en la pared a la izquierda de la puerta acumulan polvo desde hace varias décadas. La madera del suelo está levantada, llena de polvo y manchada por culpa de la humedad.

Pic

pic

pic

pic

Encima hay goteras.

Aunque mucho mejor que la tormenta exterior, por supuesto. La verdad es que es un alivio poder estar bajo un techo con el horrible tiempo que hace ahí fuera.

La linterna continúa su recorrido y enfoca un par de sofás, podridos y de los que posiblemente emana este mal olor. Están situados enfrente de las estanterías, en la zona izquierda de la habitación.

Y en la pared de enfrente hay una puerta de roble, cerrada, por la que se accede al resto de la casa.

La pared derecha está ocupada por un viejo armario completamente desvencijado, carcomido y polvoriento, al que le falta una puerta.

Lindsey camina con los brazos cruzados, no sólo por el frío sino para no tocar nada. Aún así, mira hacia todas partes con enorme curiosidad, con un fulgor en sus ojos que contrasta con la oscuridad en las que se sumen todos los del grupo.

En sus pasos, echa vistazos de reojo a Joseph, como si quisiera controlar que por ahora está lo más tranquilo posible.

Entre susurros, les habla al resto - Bien, ¿nos aventuramos a cruzar esa puerta o echamos mejor un vistazo por aquí antes? No hay mucho que ver, y lo que se puede tocar esta demasiado mugriento *cara de asco* pero aún así...

Bauberg entra con evidente alivio, la lluvia le disgusta y estar mojado más. Se quita el empapado abrigo de paño y lo cuelga donde puede con la vana esperanza de que se seque algo. Frotando las mangas de su sobria chaqueta de tweed para entrar en calor, sigue con la mirada el recorrido del haz de luz de la linterna lamentándose de no haber traído una lámpara ay buscando símbolos que pueda interpretar o alguna antigüedad que se conserve en la casa.

En voz normal y tranquila dice:

Desde luego necesitaremos más luz, en esta casa debe haber velas o una lámpara por algún lado, busquemos y tratemos de encender alguna chimenea o estufa.

Luego pasa el dedo por la superficie de un mueble cercano, arrastrando una gruesa capa de polvo. Sin lugar a dudas las cosas viejas y polvorientas no asustan al anticuario de hecho esto se parece bastante a su almacén.

Vinacci está inmovil mirando todo con cara de asombro. No puede creer que hayan llegado hasta aquí sin una sola linterna...

Tampoco esperaba meterse en esta casa de noche - piensa reconfortándose a si mismo - De hecho las cosas han ido demasiado rápido.

Recordando para que había venido hasta aquí busca la mesa mas cercana, si no hubiera usará el sofá. Deposita su maeltín y lo abre mirando fijamente su cámara de fotos.

A modo de flash se usaban polvos de magnesio colocados sobre un soporte que se prendía con un detonador, produciendo un destello de luz brillante unido a un humillo muy característico. La lámpara se comenzó a usar desde 1930 y todavía no está disponible.

Las contraventanas están abiertas pero los cristales están tan sucios que casi son opacos. Sin embargo podéis ver la silueta de los objetos simplemente con la iluminación que procede de la luna.

Oye, no estás muy seguro, pero dirías que por un instante una rendija de luz se ha colado por un instante a través de las rendijas de la puerta cerrada situada enfrente vuestro.

Y te ha parecido escuchar también algo que se arrastra al otro lado de la puerta, seguido de una especie de pasos precipitados que de repente cesan.