Partida Rol por web

Cuando la atleta le indica hacia donde estaba el teléfono, Mike asiente. Esta bien, pues si les parece bien empezamos por las puertas de la izquierda. Así de paso si encontramos el teléfono, mejor que mejor. Dice mientras sigue mirando si encuentra algún tipo de interruptor antes de adentrarse en la mansión. E iremos todos juntos, sera mejor, si.

El grupo se encaminó hacia la ultima habitación del muro izquierdo de aquel gran recibidor y tras llegar a su puerta accedieron al interior. Ante ellos se encontraron una sala con tres ventanales que daban al jardín, amplia y completamente carente de ningún mueble. El suelo es de madera pulida, lo que revela que probablemente esta sala tenía su utilidad como pista de baile.

En las paredes pueden apreciarse varias manchas extrañas producidas por la humedad

Sebastian se adentró en la estancia justo detrás de O'Donnell. Cuando entraron, todos pudieron ver que la sala estaba despejada. Por la su disposición y el parqué del suelo, el actor reconoció que aquel lugar debía utilizarse para bailes y festines privados.

- ¡Una pista de baile!- exclamó Stewart - No se me daba nada mal antes...- dejó la frase sin acabar mientras pasaba su mano derecha sobre su pierna derecha, aquella que estaba maltrecha y le dejaba una aparatosa cojera - sobre todo cuando había que salir corriendo- Miremos por ahí, no sea que nos dejemos algo...

Robyn arrugó la nariz. Había dejado su abrigo extendido sobre uno de los muebles de la entrada y, aunque el vestido era de manga larga sentía que tenía el vello del brazo erizado por el frío. Si tardamos mucho, también sería buena idea que encontrásemos el sistema de calefacción. El salón. Era igual que todos los de las mansiones de la gente importante. La primera habitación que una buena familia adecentaba, ya que era donde recibían a todos sus amigos y conocidos. Cuando Stewart mencionó que había sido buen bailarín le creyó. Al fin y al cabo era actor y los actores sabían de esas cosas. Caminando en silencio, Robyn se acercó hasta los ventanales. ¿Dijo que quería rodar el fantasma de la Opera? El de Canterville parece más apropiado, con el actual estado...

Los cuatro se encaminaron por el pasillo, hacia la izquierda. Sus pasos les llevaron hasta un gran salón que se encontraba vacío. Tal y como puntualizó el actor, probablemente se tratase de una pista de baile.
- Yo también solía bailar antes, señor Stewart. Ja, ja, buenos tiempos, desde luego.
Luego, el mismo Sebastian propuso seguir mirando por si encontraban algo de utilidad.

James abrió la mano que aún contenía el papel que hacía unos minutos se le había echado a perder. Estaba muy sorprendido, lo normal hubiese sido haberse puesto a blasfemar, o a gritar, por lo menos; sin embargo, se descubrió a sí mismo bastante calmado. Se encontraba muy fastidiado, eso no podía negarlo, no obstante, estaba extrañamente...¿feliz?. ¿Cuándo había sido la última vez que reconoció haber estado abiertamente feliz? Apenas lo recordaba.
Guardó de nuevo el papel en el bolsillo del pantalón, que estaba relativamente seco, y se unió de nuevo al resto de la comitiva.

- Buena idea, echemos un vistazo y continuemos buscando.

Entraron en un gran salón de baile. Por lo que se veía todos sus compañeros sabían bailar. La única que no se había pronunciado era la señorita Adler, pero siendo atleta y estando en buena forma, seguro que tampoco le costaba nada. La verdad es que él no sabia bailar, en su vida no había tenido demasiadas posibilidades de de poder bailar en una fiesta... Ahora mismo, sentía un poco de envidia de sus compañeros. Así que decidió no hacer ningún comentario sobre el tema.

Tienen razón, mejor miremos bien en cualquier habitación que entremos, en cualquier sitio podríamos encontrar alguna pista.

Se puso a buscar, a ver si veía algo.

- ¡¿Canterville?! ¡¿Y quién es ese Canterville?!...- pensaba Sebastian mientras sonreía estúpidamente. El actor no tenía ni idea de a qué se refería la señorita Robyn, pero le daba vergüenza reconocer su desconocimiento.

- A buen seguro que las chicas de Nueva Inglaterra lo temían, señor Hess.- dijo el actor cuando el escritor rememoró épocas más lozanas. Luego prosiguió en sus pesquisas sólo unos pasos por detrás de O'Donnell. Como no divisaba nada de interés, se puso a dar algunos pasos de waltz usando el hacha como pareja imaginaria.

Sin duda era una escena desternillante.

Sin duda algna, le pega que su pareja sea "tan afilada"
Pensó cuando, tras oír unos ruidos, se giró y vio la grotesca escena. Al momento, la atleta sintió un escalofrío y miró de nuevo por la ventana. Luego ella era la rara por ir a correr. Tras nos momentos inmersa en ese extraño mundo en el que se había metido, como en el cuento de la niña rubia que había perseguido un conejo, que el mayor de sus hermanos la contaba de pequeña,la joven se atrevió a preguntar
Mmmm Señor O'Donnell– la muchacha hizo un breve silencio, como si no supiese muy bien que iba a preguntar. ¿Le habló el señor Dodge del servicio? ¿No podría ponerse en contacto con ellos?

El comentario de Sebastian le pilló completamente desprevenido, de modo que su respuesta fue mecánica: - No me haga hablar, señor Stewart. Si yo le contara... así fue como conquisté a mi esposa, que en paz descanse.
Acto seguido se puso a seguir con las palmas el imaginario ritmo del compañero mientras bailaba con su poco corriente compañera.
Mientras daba palmas reía; había hecho mención a Birgitta de modo totalmente natural, sin dolor ni amargura.

Poco después se dio cuenta de que los demás les miraban. Hess carraspeó visiblemente avergonzado.
- Perdón, señores. Ya sé que no es momento ni lugar. lo siento. - dirigió una socarrona sonrisa al actor mientras se recomponía.

Mike estaba concentrado a ver si veía algo, cuando Robyn le hizo la pregunta. Al girarse para respondele se quedo anonadado con tal insólito espectáculo. Sebastian estaba bailando cogido del hacha! La imagen era casi dantesca, ver a aquel pobre señor cojo, todo mojado agarrado al hacha como si fuera su pareja de baile mientras iba dejando un reguero de agua por el suelo. Desde que cogió el hacha, tiene un semblante, casi siniestro, pensó. Luego el Actor se animo, aplaudiendo mientras sonreía al cuasi macabro baile del señor Stewart. Le extraño no ver a la señorita Adler con un tutú saltando por el medio de la sala...

aah... no, no dijo nada...creo. El Sheriff... si que dijo que los habían despedido hacia una...semana. No podía apartar la vista de sus compañeros.

EL actor se percato rápido de sus miradas de asombro y pidió perdón mientras dejaba de aplaudir.

Emmmm... no...no se preocupe. Entiendo que el viaje tortuoso, el malestar de la casa, el baño gratis... mmm...necesitamos relajarnos un poco y sacar tensiones. Dicho esto, saco una petaquita que llevaba en el abrigo y que sus compañeros no sabían que llevaba hasta ahora, la abrió y le dio un trago. Si, necesitamos relajarnos un poco... se la quedo mirando, como si contuviera el secreto de la vida y luego la alargo por si alguien quería. El mejor Whisky irlandés que puedan probar, si alguien quiere...

La estricta dieta de la atleta la impedía tomar alcohol -al igual que la legislación-, fumar, hacer dietas blandas, descansar demasiado y bastantes de los placeres de la vida. No obstante, visto lo visto, aceptó la petaca y, antes de darse cuenta de lo que hacía dio un trago. Al fin y al cabo aquella era una situación excepcional donde necesitaba calentarse el cuerpo y borrar de su memoria lo que estaba viendo. Aunque dudaba que todo el whisky del mundo pudiese borrar aquella imagen de sus retinas.
Gra..cias... Eh...Robyn dio un sorbo discreto y se la devolvió. El sabor era áspero y quemaba, pero al menos ya no pensaba en el frío de la casa.Lo comentaba por preguntarles si habían recibido alguna orden...peculiar. Como plantar eso de ahí. O si saben si se hizo algo con la casa antes de irse...Esto no es normal dijo señalando las manchas de humedad

De nada...Robyn. Dijo extrañado. Esta bajita mujer no debería esta acostumbrada a e beber, ademas con su diminuto cuerpo, seguro que le subía antes. No entendía demasiado aquella situación. De momento prefirió no acercarse al actor, que seguía danzando...con el hacha. Así que le acerco la petaca a Hess.

Ya vera, esto le calentará rápido.

- ¡¡Yo quiero probar ese whisky, O'Donnell!!- dijo Sebastian cesando en sus pasos largos y acompasados. Una sonrisa se dibujaba en la cara del actor. Aquel instante, aunque algo embarazoso, había servido para aliviar la tensión que hasta el momento se había ido acumulando - No deberíamos beber, pero tiene razón de que estamos en una situación exraordinaria.- Añadió mientras dejaba el hacha en el suelo y se acercaba hasta el detective. Tras coger la petaca y darle un tiento - Buena malta ¡¡Sí señor!!- miró a la pared rebosante de humedad y exclamó

- ¡¡Por Dios!!... ¡¡Esto es una verdadera pocilga!! Jajajaja...

La sesión de baile había concluído. Los compañeros se habían reunido de nuevo en el amplio salón dispuestos a continuar con las pesquisas.
En un momento dado, el detective extrajo una petaca cargadita con whisky. Según dijo era genuino irlandés; ya, como si fuera tan sencillo conseguir semejante tesoro.
Todos aceptaron alegremente el trago que Mike les ofrecía. Hess se adelantó con el brazo extendido para mojarse los labios con el suculento líquido, pero pronto se frenó.
- No, para mí no. Muchas gracias señor O'Donnell, pero no bebo. - James declinó la oferta con un gesto de la mano.
El escritor se acercó a uno de los ventanales para no ver cómo los demás se deleitaban con semejante ambrosía y fingió mirar afuera, al jardín por el que habían accedido.
Un sudor frío comenzó a correrle por la nuca, a pesar del chapuzón de hacía unos minutos y del frío clima.

Cuando el actor hizo su comentario sobre la pocilga y empezó a reírse, Mike hizo algo que hacia mucho tiempo que no practicaba, se puso a reír.

Jajajajajaja era una risa alegre, liberadora de tensiones, mientras le daba unas palmadas al actor en la espalda. Era como si ese momento surrealista les hubiera liberado de toda la tensión que llevaban acumulada.

Ni que lo diga Sebastian, una autentica pocilga! Jajajajaja Sin darse cuenta, lo había tuteado y todo. Dio otro sorbo y luego se la volvió a pasar por si quería más.

Estuvieron a punto de saltarle las lagrimas y todo. Luego se acordó del comentario de la pequeña atleta.

Pues lo siento pero no. No se me comunico nada parecido respeto a la casa, si encontrásemos el teléfono quizá podría llamar a ver si ellos sabían algo de todo esto. Hay mucho que no nos esplicaron.

Finalmente se giro hacia el escritor. Se encuentra bien, señor Hess?

En una casa de locos, estoy en una casa rodeada de locos.
Robyn miraba a los dos hombres reirse y tragó saliva. Aquello era demencial. Cogiendo aire trató de respirar...Pero por Dios, como ardía ese whisky, era como beber fuego líquido ¿Cómo era posible que hubiese gente enganchada a ese brebaje? ¡Si seguro que servía para desatascar tuberías! Un poco de esa sustancia en las heridas de los pies cuando corría y seguro que la herida cauterizaba sola. No obstante la agradable sensación de calor en el estómago lo compensaba todo.
Mmmm Robyn asintió pensativa ante la respuesta del detective pero no dijo gran cosa. Por otra parte, ella tenía que ir a la casa del doctor, para hacerle saber que estaba sana y salva, pero aún era muy pronto para eso. La joven se llevó la mano al pecho y agarró un colgante de plata ovalado, que no dudo en abrir: era un femenino reloj de bolsillo que la chica había mandado adaptar para que pudiese ser llevado al cuello, como un abalorio.

Parece ser que aquí no encontraremos nada más señores y señorita. Si les parece bien podríamos continuar buscando por el resto de puertas de el ala izquierda a ver si encontramos el dichoso teléfono...

Dijo mientras sostenía la petaca por si Sebastian quería otro trago y esperaba a ver si el señor Hess se encontraba bien...

Sebastian retomó la petaca y volvió a darle un nuevo tiento. Aquel whisky estaba verdaderamente rico. Realizó una mueca cuando el dorado líquido pasó por su garganta y luego sonrió a Mike - Sí. Vayamos por la izquierda...- y comenzó a caminar algo más relajado con el hacha apoyado en el hombro. El actor se sentía ahora bastante más liberado, y sonreía mientras caminaba con la tétrica herramienta, sintiéndose como un niño con zapatos nuevos. 

No en vano, ya lo decía la sabiduría popular: "Un par de tragos en buena compañía era la mejor de las medicinas"... ¡¡Lástima de la Ley Seca!!

El detective propuso seguir con la sigiente puerta. Hess se separó del ventanal y se unió de nuevo al grupo.
- Oh, disculpen. Me había parecido ver algo ahí fuera. Habrán sido imaginaciones mias. Muy bien entonces, continuemos buscando.
Señaló a la petaca de Mike y para disimular su ensimismamiento de hacía unos instantes comentó con tono jocoso: - Maldita decimoctava enmienda, ¿eh?