Partida Rol por web

El segundo buzo resulta haber sido impactado, pero no está completamente indefenso. Al entrar su "compañero", tu marioneta, comienza un diálogo con él, a la vez que trata de incorporarse.

-¿Qué demonios te pasa, Franz? Estás echando a perder la misión y ya sabes cómo pagan el fracaso en Hydra. No me obligues a pedir refuerzos...

El hombre está a tu merced, pero lo suficientemente consciente para presentar algo de batalla. Tiene una gran contusión y algunos cortes -estos últimos fruto de haber roto un espejo del que hay trozos por todo el suelo-, pero no hay rastro de impacto de bala, el arma que llevan no es en absoluto convencional. Y bueno, parece que se encuentran en el camarote de un marinero.

 La cabeza de Franz , se inclinó con curiosidad, imitando mis gestos habituales, mientras se acercaba a su compañero. A continuación le respondí, a través de la boca del hombre que tenía controlado:

 - Hydra pronto sabrá que las reglas han cambiado, todos lo sabrán...

 Entonces le pequé un culetazo con el arma, para dejar inconsciente a mi adversario... A continuación guiaría a mi títere a donde estaba el anillo...

Un tremendo culatazo de tu títere deja inconsciente al segundo buzo y tu marioneta, siguiendo tus indicaciones, se dirige hacia el anillo. Del marinero que subía por las escaleras nada se sabe, seguramente se ha escabullido aprovechando los conocimientos sobre la nave.

Tras bajar las escaleras hay tres escotillas, una delante y dos más, una a cada lado, de ellas 2 abiertas. Sigues todavía más abajo, a la planta inferior, donde el esquema se repite. La que te interesa es la escotilla de delante, cerrada. Pero la puerta se abre con facilidad cuando la accionas, no está cerrada con llave. ¿Para qué iba a estarlo? Tal vez para guardar un anillo mágico de valor incalculable. Pero ellos, humanos no despertados, ¿qué iban a saber?

En medio del caos de contenedores de la bodega inferior en la que te encuentras -o se encuentra el títere, más bien- ves el contenedor estándar de mercancías, con la potente presencia mágica en su interior. La sientes, casi la puedes tocar, pero para llegar a ella hace falta atravesar la pared metálica del contenedor o bien superar la cerradura electrónica que asegura su apertura...

 Después de pensarlo, ordeno a mi marioneta que rompa la cerradura, de manera que nadie pueda abrirla de manera convencional, y luego inutilice sus armas y equipo, golpeándolos contra el suelo, para luego ordenarle que vaya hasta la cubierta del barco y se tire al agua...

 Una vez echo, entro con mi forma astral en el contenedor, para examinar su interior y su contenido, para luego volver a mi cuerpo físico y teletransportarme dentro y poder coger mi premio...

Dicho y hecho, tu marioneta actúa como le dictaminas, rompiendo primero la cerradura, después inutilizando y abandonando su arma para a continuación buscar la borda del barco y saltar por ella al agua. La verdad sea dicha, las cosas estaban saliendo bastante bien, sin bajas entre malos o buenos...

Te teleportas sin mayor complicación al interior del contenedor, un lugar hermético con el aire algo viciado, lo que podría ser un problema si tuvieras que estar mucho rato ahí, pero la idea es entrar, ¿hacerte con el anillo? y salir, así que no debería suponer mucho problema. La oscuridad completa te abraza al llegar. Puedes percibir el lugar donde está el anillo, pero nada más. Un poco de magia soluciona el tema. Uno de tus hechizos sirve para deslumbrar a tus enemigos, pero usándolo a la mínima intensidad te sirve para hacer fogonazos "suaves" que duran un instante pero te sirven para visualizar el entorno. Las cajas de embalaje de madera están amontonadas unas encima de otras, aseguradas con cinchas. Una de ellas, la más cercana de hecho, es la que contiene el anillo. Alternando los fogonazos de luz y el uso de un hechizo de telequinesis, abres la caja y al fin ves la cajita de marfil tallado que contiene el anillo.

Entonces, súbitamente escuchas unas sonoras pisadas metálicas en el suelo frente al contenedor...

 Eso no podía ser bueno, aunque no me gustaba rehuir una posible pelea, tampoco era cuestión de iniciar una pelea en un barco lleno de inocente. Además, mi objetivo principal era pasar desapercibido...

 Inmediatamente, después de coger el anillo, trato de teletransportarme lo más lejos que puedo, arriba en el cielo, combinando mis poderes de Teleportación y Vuelo...

Comienzas con la invocación de figuras místicas de poder mientras tus manos se mueven para formar dibujos que duran un instante, uno tras otro. Unos segundos más y habrás salido del contenedor y del barco... pero no te conceden esos segundos. Una enorme mano de titanio atraviesa la puerta metálica y destroza de una tacada todo el lateral, sacudiendo el contenedor en su conjunto y haciendo que las cajas vuelen de un lado a otro. Afortunadamente sí tienes tiempo de alzar tus barreras protectoras y las cajas simplemente rebotan contra el campo de energía mística.

Ante tí se alza, en la escasa luz de la bodega, un monstruo de titanio con rostro inexpresivo y más de 2,40m de estatura. Y no está precisamente quieto, avanza inexorable hacia ti (o el anillo, o vete a saber tú qué).

 Viendo lo que se me viene encima, decido echar cartas sobre el asunto...

 Trato de inmovilizarlo con Ligaduras y luego dispararle unos cuantos rayos místicos...

De nuevo demasiado rápido para dejarte reaccionar, el robot lanza una nube de gas a bajísima temperatura que lo congela todo a su contacto, llenando rápidamente la sala. Agradeces las preciadas enseñanzas de tu maestro, pues nuevamente ha sido la protección del campo de fuerza, crepitando contra el ataque envolvente, la que te ha salvado la vida. Por desgracia eso limita considerablemente tus posibilidades, pues la resistencia a ese ataque consume casi todas tus energías místicas.

 Miro al robot con los ojos entrecerrados, mientras mis manos brillan con energía arcana:

 - Lo siento, aquí no es el rodaje de la nueva película de Terminator...

 A continuación, descargo varias andanadas de energía arcana contra mi adversario, esperando que funcionase...

El robot recibe las ráfagas una tras otra(1), su estructura de titanio resonando y brillando con cada impacto. La potencia de tu ataque aunque no parece haber abierto brecha en su blindaje, sí ha sido más que suficiente para apartarlo de la puerta. De hecho tu hechizo acaba catapultándolo a un par de metros más allá, donde choca estrepitosamente contra otro contenedor metálico -que se abolla notablemente debido al peso del robot.