Partida Rol por web

Mar de nubes, ciudad de magos...

Aunque esta fascinante embarcación tiene muchas ventajas frente a las marítimas, veo que aún comparte con ellas algunas desventajas: El clima también las afecta.

Nunca he sido demasiado impaciente. Un día más aquí es un día que podré emplear a pensar los próximos pasos en mi búsqueda, escribir un poco más con tranquilidad, o sencillamente disfrutar de las vistas de la ciudad.

Hermosa es la morada de los antiguos señores de Gaia... Mi pluma se queda un momento en el aire. Hay días que la inspiración surge sin esfuerzo. Aquellos días en los que no lo hace, es mejor no forzarla. En vez de eso, hay que invitarla a salir.

Me encuentro en mi camarote, sentado en la cama, con mi libro abierto ante mí mientras estudio mis últimos versos. Necesito inspiración. Iré a invitarla, entonces. Cierro el libro, aseguro su cadena, y lo pongo en su bolso habitual, bajo mi túnica, en mi costado, bien oculto.

A la cubierta principal. La bella ciudad me inspirará. Sus hermosas formas alimentarán mi mente, el aire puro llenará mis pulmones y mi corazón, y entonces dejaré que la ciudad haga de mus y dicte las palabras a mi oídos.

Encapuchado y apoyándome en mi bastón, salgo del camarote, lo cierro con llave, y me dirijo a la cubierta.

Fineas observó a los transeuntes según iban acercándose a ellos, a la vez que se mantenía alerta. No era la primera vez que grupos de bandidos trataban de sorprenderlos.

- Almare, alza el vuelo y trata de ver si hay alguien escondido... - susurro Fineas a su fiel ompañero según seguían avanzando.

Melissent, sin embargo y a diferencia de su compañero, no solamente ignora a las dos personas nuevas en el camino, sino que se entretiene a mirar el paisaje con una sonrisita en la cara. Mientras le comenta a Fineas al tiempo en el que le coge del brazo, tirando de él levemente: - ¡Espero que el pueblecito al que vamos sea bonito! Y quizás hayan visto a mi madre por allí... Bueno, qué más da: ¡démonos prisa! 

- Sí, cuanto lleguemos a la aldea mejor, espero que encontremos alguna pista de tu madre allí... - dijo Fineas seriamente, su vida se había vuelto algo más jovial con la llegada de Melissent, pero su herida estaba demasiado abierta aún como para mostrar realmente como se sentía.

Con un poco de miedo atravesé la ventanilla esa y aparecí en una inmensa habitación. - Pues la verdad es que si Arween, ¿y en el mundo de los humanos estará Gwen? Esperemos que sí... - Le dije mientras le seguía correteando.

Luces de colores, agua, bullicio de gente, riachuelos de energia. A simple vista la ciudad está repleta de capas de distracción que esconden la información que realmente necesito. Tendría que hacerme a sus calles y gentes para poder sumergirme en ellas y perder el menor tiempo posible, pero antes de nada necesito dinero. Me he pasado tanto tiempo sumergido en la búsqueda de los objetos que olvidé sacarle provecho al tiempo, y ahora pago la consecuencia de mi error. Empezaré por buscar algo sencillo, algun trabajo que me aporte algo de dinero hasta conocer la ciudad. El siguiente paso será buscar algo mas rentable y que me deje tiempo libre para husmear. En las tabernas siempre hay encapuchados alquilando espadas por una bolsa de oro, no será problema. Aunque con la espada no soy especialmente diestro, mi magia siempre marca la diferencia. Con dinero y tiempo libre, le sacaré la información a la ciudad y seguiré mi camino.

Espada y mochila. No tengo mucho equipaje que cuidar, asi que no me es demasiado dificil mantenerlo cerca. Dentro de ella, todo lo que a priori me puede hacer falta para no morir de hambre si me descubre la noche sin encontrar techo. Cuando consiga mas dinero, le añadiré algunas cosas mas que no me vienen mal y a las cuales no me ha alcanzado con el dinero que tenía antes de salir de casa.

No conozco a nadie, no lo necesito. De momento.

El hombre se mece la barbilla y dice:

- El dinero no es un problema, por eso hemos contactado con el que nos han asegurado es el mejor mercenario que podiamos contratar

El hombre se acerca a la ventana y dice:

- No se si lo sabra, pero soy uno de los politicos que piensa que no debemos invadir los reinos vecinos sino comerciar con ellos, y no me sorprenderia que mi hija haya desaparecido por este motivo, para presionarme

La mujer parecia bastante afectada, no dejaba de mirar a los dos hombres, entonces dice:

- La seguridad es por ese motivo, porque no sabemos muy bien si intentaran algo mas y la seguridad anterior no parecio suficiente.

Sonrió de lado, negando con la cabeza, de una forma arrogante, y un tanto grosera.

- Se ve que usted no entiende mucho de estas cosas, señor Perklins. -

Se acercó a un sillón del despacho, en el cual tomo asiento, con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda. Luego de mirar a la esposa del político de una forma descarada, deleitandose con su figura, prosiguió.

-Se que usted tiene dinero, y es una persona influyente, ademas de importante. Por sus palabras, puedo notar que no se trata de una huida por parte de su hija, si no más bien de un secuestro. ¿Hace cuanto que su hija desapareció? Intuyo que entre tres días a dos semanas. ¿Recibieron un mensaje ya de los secuestradores? Lo dudo, y si es así, no creo que pidiesen un rescate en dinero. Usted sabe que es lo que tiene que hacer para recuperar a su hija... El hecho es, señor Perklins, es que los motivos me importan muy poco. Aceptaré el trabajo, siempre y cuando la recompensa esté acorde al mismo... No aceptaré una cantidad con menos de cuatro ceros en ella... -

Volvió a ponerse de pié, para extender la foto de la hija hacia Melissa. Acercándose luego a Perklins, para plantarse de pié frente a él. 

- Si esta dispuesto a pagar la cifra, haré el trabajo. -

Las ruinas debian ser muy antiguas, el polvo lo llenaba todo lo que en otra epoca eran puertas, ahora no eran mas que trozos de madera podrida y apolillada. Belyye desciende por unas escaleras algo empinadas y destrozadas en donde algunas veces tiene que dar largos saltos para no caerse. Tras un rato bajando llega a una sala bastante grande, la humedad reina en el lugar, hay tanta humedad que nota como le penetra hasta los huesos, e incluso una densa niebla que le impide ver el fondo de la estancia.

El drow decide entrar en una de las tabernas de la zona, se decide por una que se escucha bastante animada, hay gente en practicamente todas las mesas, huele a una fuerte mezcla de cerveza y cochinillo asado, de hecho puede verse como el cocinero esta dando vueltas a la comida de algunos de los clientes, mientras la camarera se afana en llevar jarras de cerveza de un lado para otro. En algunas mesas se juega a las cartas, en otras simplemente se come, y en una hay mas gente reunida entorno a una competicion de pulsos.

El lugar esta lleno de personas de practicamente todas las razas, aunque lo que predominan son humanos, hay tambien un par de drow, algunos enanos y algunas razas que Ducky no ha visto en su vida

Rufus se queda pensando unos segundos y añade:

- Ah chico no te preocupes por eso los Keruban son gente muy simpatica, yo nunca he visto a uno enfadado, es cierto que son los mejores arqueros que he visto, pero dicen que es como un deporte, desprecian la violencia.

Mira las armas de Katsu y añade:

- Pero no te preocupes no te diran nada por eso que llevas, me gusta mucho este reino por eso mismo, y si nunca has venido te vas a sorprender.

Es entonces cuando se escucha un ruido detras de ellos, sin duda se trata de un aleteo de algo grande, instintivamente los dos hombres miran para atras y ven una pareja caminando, no terminan de distinguirlo pero parecen un hombre y una mujer y algo mas sorprendente, un dragon plateado alzando el vuelo, Rufus al verlo dice:

- Vaya un dragon plateado, eso quiere decir que al menos uno de ellos debe ser un elfo gris, curioso

El dragon asiente y comienza a mover las alas para a continuacion alzar el vuelo. Mientras Almare comienza a volar los dos aventureros se dan cuenta que los dos hombres que iban delante se giran aparentemente han escuchado el aleteo del dragon o lo han presentido.

Ahora pueden verse algo mejor los dos caminantes, uno de ellos lleva una espada en su cinto y el otro dos armas extrañas similares a dagas, pero aparentemente con algun agarre extraño, este hombre parece mas joven que el primero que es de edad algo mas avanzada

Al salir al pasillo el nigromante puede ver como la mayoria de los camarotes estan cerrados, el suelo de madera perfectamente limpio y cuidado le lleva hasta las escaleras que conducen a la planta superior ya que en la que esta unicamente hay camarotes, la planta en la que se encuentra es un gran salon principal en donde se sirven las comidas y en donde algunas noches se organizan fiestas, la del dia anterior habia sido una fiesta muy agetreada puesto que uno de los enanos que habia en la tripulacion habia hehco de si el salon y habia bebido demasiado.

En esos momentos en la sala unicamente habia una mujer y un hombre, sin duda ella era Shanjim, se habia pasado todo el viaje en el camarote al parecer, segun habia oido a los tripulantes era alguien muy importante aunque no sabia realmente quien podia ser, la mujer tenia entre las manos un libro escrito en un idioma que parecia antiguo, el hombre por su parte estaba en la barra hablando con el camarero en lo que Sycnus sospechaba era la lengua materna de los Shanjim.

Del salon salia una escalera que llevaba a la cubierta de la nave

Arween suspira y dice:

- Claro, pero el mundo de los humanos es muy grande, mi abuela me conto una vez que su mundo es grandisimo y quie nunca se acaba, ademas dice que son muchos

Pone cara de pena y añade:

- Que podemos hacer para encontrar a nuestra amiga? 

A bueno, un pais pacifico. Eso estaba bien, muy bien. Le costaba de creerlo y tendria que verlo por si mismo. Es decir, los problemas le buscaban a el... hacia cero coma que habia salido de la lucha de su vida. ¿Y ahora todo era pacifico? Le sorprendia y a la vez le extrañaba. Es decir, desde el inicio de su viaje, habia tenido que pelear y luchar, muchas veces no a gusto. Quizas se hubiera mal acostumbrado a ello... quizas habia personas que se las perseguia injustamente... Yui. Ella le venia a su mente. ¿Que debia haber pasado con ellas?

Se prometio que practicaria mas los estilos blancos junto con el Ki.  Lo habia visto, Elenaide-dono habia ganado muchos combates por su Ki y anticipacion...pensaria en ella mas adelante. Y si, como debia ser habitual en el, algo le sorprendio y algo le llamo la atencion. Un dragon plateado. Era la primera vez que veia uno... en persona y real. Si, el dragon blanco, de pega e ilusorio no contaba... No, aquello no podia... ¿Rufus tenia razon?¿un dragon plateado asociado a un elfo gris? No se lo podia creer... el habia conocido a una elfa gris en persona, pero Elenaide se salia fuera de lo comun. La mejor espadachina de Gaia, aun le costaba creerselo:

-No creo que sean animosos... pero un dragon plateado, es la primera vez que veo uno de verdad... es magnifico.. mmm me gustaria verlo mas de cerca... ¿vamos?

Y si, era como un niño, la curiosidad le superaba a veces. Y tenia curiosidad, siempre lo habia sido. No era algo malo... y asi no se llenaria la cabeza de ideas lugubres... aunque estaba un poco alicaido e intentaba disimularlo...

 - Estate alerta Melissent, van armados, al parecer no voy ir tan desencaminado de lo que pensaba al principio, en cualquier caso sigue avanzando y si vemos algo sospechoso ya actuaremos - dijo en voz baja a su compañera mientras trataba de advertir mejor el aspecto de los dos individuos.

Y le comunicó a Almare telepáticamente: - Amigo mio, van armados, vuela alto pero a la distancia suficiente como para bajar si necesitamos ayuda...