Partida Rol por web

Incluso tan cruel acto sacrílego podía sopesar sobre el corazón de Haku, no iba a ver como un inocente niño era masacrado, prefería que se convirtiera en un cadáver bajo sus brazos que verlo convértirse en una ofrenda para semejante dios oscuro, su razón y miedo le decían que era mejor huir; pero a pesar de tanto odio en su corazón, una luz de compasión se asomaba.

Desenfunda silenciosamente su gran cuchillo, sacándoselo suavemente desde su oscura capa, reflejándo ligeramente la luz del sol, haciéndo ver -lo mas preciado del buscador- incluso mas bello e imponente.
Se desliza como serpiente sobre una rata, sigiloso, dando paso a paso con prudencia y agilidad, intenta atacarlo como mejor sabía, por sorpresa y por la espalda.......

EDITO

El sectario, sorprendido por tu inesperada aparición, no atina a defendrse de forma adecuada y sucumbe a tu arma sin decir ni "ay".

Vuelve el silencio al claro, sólo interrumpido por los estertores del hombre y los sollozos del niño.

Me aseguro con la vista que caiga al suelo el agente oscuro, con la herida que le había causado con mi precioso cuchillo, seguro no se salvaría.
Volteo la mirada al niño y le reviso las heridas e intento determinar su gravedad; con unas cachetadas intento despertarlo y llamar su atención -Niño, niño, como te encuentras? quién eres? tienes alguna idea de lo que ha pasado?

El chiquillo, que pese al susto que lleva tiene las facciones compuestas y un aire patricio inconfundible, contesta: estoy... estoy bien. ¡Ese hombre quería matarme!

Después, como si recordara su posición: mi padre es el noble Menelao. Te recompensará si me escoltas hasta mi casa.

-Ohhh Menelao!! creo que he escuchado hablar de él...... podría escoltarlo, o..... podría vendérselo al mejor postor a las escorias que habitan Santuario..... mejor se lo entrego a su padre, quizá el pueda contratarme para futuros trabajos; claro que esos imbéciles nobles....... siempre preocupados por sus impecables vestiduras -..Esta bien muchacho, puedes levantarte??.

Seguido, el buscador empieza a hurgar y registrar el cuerpo del recién caído, en busca de algún colgante de valor, o un anillo que pudiera comprar su vino... o quizá algunas monedas.

Lo único de valor que lleva el sectario es un curioso cuchillo de sacrificios, de acero ilbarsi, tremendamente afilado.

El chico se incorpora y se protege tras de tí, temeroso de todo lo que le rodea.

Sabes que Menelao vive en la Procesional, hay un buen paseo.

La procesional, vaya paseito, entre comerciantes que exiben mercancías robadas e ilegales..... luego esta la zona este, mansiones y templos, esa zona si me gustaría verla de nuevo.....

Haku recoge el cuchillo del agente y se lo guarda en su espalda, se incorpora y ayuda al asustado y herido niño a caminar paso a paso; a la salida de las ruinas, recoge los arbustos que le habían sido encargados. -Recompensa por este niño y recompensa por los arbustos estos....... será una noche llena de edonismo para mi!! -Sonrie ligeramente por sus pensamientos e imágenes sobre la noche que presagia, mientras camina sirviendo como apoyo del niño en dirección a la casa de menelao.

Cuando llagas a casa del noble con el chiquillo te reciben como a un héroe, de hecho estaba toda la servidumbre buscando al chaval, y la familia estaba en un estado de nervios.

El mayordomo te entrega una bolsa de peso y sonido satisfactorios (oro, nada de plata ni cobre), te dice que la gratitud de la familia se extiende más allá de la mera remuneración, que si tuvieras algún problema con la justicia de Ranke, presente o futuro, se lo hagas saber.

Con la satisfacción de tener una bolsa de oro, el buscador dibuja en su rostro una sonrisa de oreja a oreja, mientras caminaba saltando y silbando a través de las calles de Santuario, en dirección al bazar, donde lo esperaba el hombre que lo había contratado para recoger unos raros arbustos del pantano.

-Aquí está tu encargo, amigo mio, espero te sean de utilidad, y espero que vuelvas a contratar mis servicos cuando así lo requieras, solo es necesario unas cuantas monedas, y podré hacer lo que desees.

Puso un acento remarcado en la última palabra, y la reforzaba con una mueca de complicidad.

Luego de recibir el pago, Haku empaca todas las monedas en una sola bolsa y se dirige al Vulgar Unicornio, a pagar unos buenos vinos, celebrar su victoria y a codearse con "gente de sociedad".

El ambiente en el Unicornio es el habitual, con gente de todo pelaje consumiendo cerveza y licores baratos.

Destaca en un rincón, bebiendo solo, un individuo al que conoces de oídas: se trata de un juglar, alguien llamado Cappen Varra.

Cappen Varra, el juglar, quizá el último hombre honesto en santuario.........

Haku coge del brazo a una mesera que pasaba -Llévale una copa de un muy buen vino a ese hombre solitario sentado allá, asegúrate de decirle de parte de quién va, y asegurate que sea un buen vino!!.

Un hombre con nombre Cappen Varra, sin duda alguna, quizá podría sacarle provecho para aumentar la reputación.

El juglar levanta la cabeza cuando le llevan el vino, saluda y se acerca a tu mesa con la jarra en la mano.

Muchas gracias, dice a modo de presentación. Pongo a Eshi por testigo de que hoy necesito vino en abundancia.

Y se deja caer en un banco a tu mesa, no poco borracho.

-Bueno, yo tengo vino en abundancia, pero necesito compañia para escuchar historias interesantes, he oido hablar de ti Cappen Varra, no es así??, jmmmm resultaría injusto que yo te conozca y tu no a mi, mi nombre es Haku, Haku el buscador, hoy los dioses me han bendecido y celebro por ello.... Ahora cuéntame, que te aflije en estos momentos?

Mal de amores, amigo, mal de amores, contesta el juglar.

Tocando en una fiesta, conocí a una doncella de singular belleza, Danlis, de quien me quedé prendado. Pero resultó ser la dama de compañía de la concubina del príncipe-gobernador, y eso me pone muy difícil verla, porque vive en el Palacio.

Para que estés así, debe haber sido una hermosa mujer; afortunadamente no he sufrido de eso nunca.

El recuerdo de su madre llegaba a su mente, era la única persona que había amado en toda su vida, también la única que lo había herido, un intento de lágrima se aparecía en su ojo derecho, aplacándola rápidamente con un cambio de pensamiento.

Levanta la copa amigo, que mientras esten vivos los dos, nada es imposible, escápate con ella si asi lo deseas!!

Eso querría, pero por un lado estoy atravesando una fase económica delicada, y huir cuesta dinero. Y por otra parte, ¿cómo convencer de mi osadía y mi valor a mi Danlis?

A menos que...

¿Has oído hablar del mago púrpura?

El mago púrpura? -Dice el ladróon rascándose la cabeza -Un mago verdadero?, conozco videntes, prestidigicadores, predictores, gitanos... pero magos? Jamás!!, háblame de él.

Las historias de magos, siempre le habían facinado, se escabullía entre la multitud cada vez que el cuentista itinerante, Hakiem, contaba historias de magia en el bazaar de Santuario, parecía un niño mas con la cncentración en que las escuchaba, pocas cosas lo distraían tanto y tan placenteramente...... Claro, el pobre centista nunca vería una sola Padbol del bolsillo de Haku.

Masha creyó que había alcanzado los límites del terror, pero descubrió que no era así. ¡El que hablaba era un raggah! Aunque no podía comprender su habla —nadie en Santuario podía—, había oído hablar a los raggah un cierto número de
veces. Cada treinta días o así, cinco o seis de los embozados, encapuchados y velados hombres del desierto acudían al bazar y al mercado de productos agrícolas. Sólo sabían hablar su propio lenguaje, pero usaban signos y una plenitud de
monedas para conseguir lo que deseaban. Luego se marchaban en sus caballos, con sus muías cargadas hasta los topes con comida, vino, vuksibah (el caro whisky de malta importada de una lejana región del norte), y artículos de muchas clases: ropas, tazones, cosas de latón, arreos para camellos y caballos. Sus camellos llevaban enormes cestos llenos de comida para pollos, patos, camellos, caballos y cerdos. También compraban herramientas de acero: palas, picos, martillos, mazos. Eran altos y, aunque su piel era muy oscura, la mayoría tenían ojos azules o verdes. Sus miradas eran duras y frías y penetrantes, y pocos les miraban directamente a los ojos. Se decía que tenían el don, o la maldición, o el mal de ojo.

Eran suficientes, en aquella oscura noche, para que Masha palideciera de terror. ¡Pero lo peor, y esto galvanizó su palidez, era que se trataba de los sirvientes del mago púrpura! Masha supuso inmediatamente lo que había ocurrido. Benna había tenido el valor —y la completa estupidez— de meterse en el laberinto subterráneo del mago en la isla fluvial de Shugthee y robar una joya. Era sorprendente que hubiera tenido el valor de hacerlo, extraño que hubiera podido entrar sin ser detectado en las cuevas, una absoluta maravilla que hubiera penetrado en la sala del tesoro, y algo fantástico que hubiera logrado salir. ¡Qué sorprendentes relatos podría contar si sobrevivía! Masha no podía pensar en ningún acontecimiento similar, ninguna analogía, a las aventuras que debía haber pasado.