Partida Rol por web

-Mis tíos están haciendo lo mismo- le respondí a Lydia sonriendo y siguiéndola.

Al ver a los caballeros dorados y como ella los corría para pasar hice lo mismo.

Seguro vienen por el sujeto con la espada de calavera...

Uno de los caballeros empuja a Lydia y la tira un poco hacía el costado.

-Atrás mujerzuela de ciudad- le dice un caballero a la muchacha rubia -somos los caballeros de lo justo y venimos aquí para purificar la ciudad, oh pecadores de esta sucia ciudad, arrepiéntanse de sus pecados, dennos toda pertenencia valiosa que tengan para poder ganar la entrada al cielo- dice el mismo caballero que empujo a la pequeña.

Los clientes del lugar se dieron cuenta con facilidad de que se trataba de un asalto, pero al estar "disfrazados" como caballeros podrían salirse con la suya fácilmente.

Los caballeros sacan sus espadas -entreguen todo lo valioso o se mueren- dice el otro, arruinando por completo la actuación del primero.

Lydia al llevar vestido no podía tener sus armas encima, por lo que los únicos con armas en el restaurante con armas eran vos y el caballero de armadura negra, el cual seguía tomando te sin prestarle atención a los rateros.

Uno de los dos caballeros empieza a pasar mesa por mesa para colectar las pertenencias de los clientes...

Al ver que la empujan a Lydia la agarro para que no se caigan.

No son soldados, la hubiera reconocido al menos...

Tras escuchar las palabras del primero me quedó claro que no eran soldados, más al ver que sacaban las espadas y uno ya decía que entreguemos las cosas valiosas.

Miré una mesa y la patee contra los bandidos a fin de ganar un poco de tiempo, mientras tras hacer esto, tomaba 2 cuchillos de cubiertos y se los arrojaba a Lydia, para que los agarrase, para luego sacar mi arma.

Pateaste una mesa, pero le erraste, por un momento te pareció ver que la mesa se río y por tu mente se cruzo el pensamiento:

"Malditos mimics"

En tu estado de confusión confundiste los cuchillos por cucharas y se los arrojaste a Lydia. ̶D̶e̶b̶i̶s̶t̶e̶ ̶h̶a̶b̶e̶r̶ ̶v̶i̶s̶t̶o̶ ̶l̶a̶ ̶p̶e̶l̶i̶c̶u̶l̶a̶

-¡¿Que haces boludo?!- te dice Lydia al ver que le arrojaste cucharas y no cuchillos, aunque sin mucha alternativa toma las cucharas y las empuña como si fuesen cuchillos.

Aunque apenas hizo eso sintió la mirada penetrante de los ladrones, del personal del restaurante y de los clientes.

Poco a poco su rostro se empieza a ruborizar, nunca en tu vida la habias visto tan avergonzada, a pesar de la situacion notaste que se veía bastante bella -no... No puedo- deja las cucharas sobre una mesa y tapandose el rostro da unos pasos para atrás.

Los ladrones ríen ante la cómica situación.

-Mátalo- dice uno de los dos, luego de esas palabras uno de los ladrones se abalanza sobre vos con un golpe descendiente de su espada de una mano.

Al ver que el que seguramente era el líder ordenaba que nos maten saqué mi arma y la intenté poner en el medio del corte saltando de paso hacía atrás.

-Dale boluda, solo tenés que apuntar a los ojos!-

El golpe te tira un poco para atrás y chocas de espalda contra una mesa, quedándote haciendo fuerza contra el ladrón.

-¡¿Porque no me das tu espada y te quedas con las cucharas?!- responde enojada.

-Silencio mocosa!- dice el otro ladrón y empieza a bajar su espada contra Lydia, la cual trata de esquivar pero tropieza con los tacos que usa.

Las personas del restaurante vieron una sombra negra y al ladrón muerto.

Sin embargo vos lograste ver lo que sucedió, el caballero se paró, tomo su espadón con una sola mano y a una velocidad que no creías posible estampa contra la pared al ladrón, haciendo que saltara sangre por todos lados, manchando el rostro de la pequeña de cabellos dorados.

El cuerpo del ladrón queda clavado por unos segundos contra la pared por la espada.

El caballero mira a Lydia y desclava la espada de la pared, haciendo que el cuerpo del ladrón caiga sin vida ( y muy ensangrentado ) al piso, el ladrón con el que estabas haciendo fuerza se queda horrorizado ante la escena, de como habían matado a su compañero de forma tan fácil y violenta, por lo que sentiste que deja de hacer fuerza.

El caballero de ropas negras saca un pañuelo y se lo entrega a Lydia y con espada en mano empieza a caminar hasta donde estas vos, con obvias intenciones de matar al ladrón. Aunque quizás podrías matarlo o reducirlo antes de que el lo hiciera, ya que a diferencia del primero, parecería que iba a tomarse su tiempo para matar a este...

Al ver el terrible golpe del caballero con espada de calavera me di cuenta que realmente no estábamos preparados para robarle su espada.

El ladrón que batalla conmigo aflojó su empuje y fácilmente podría cortale el cuello, sin duda el sujeto quería matarme pero yo no era un asesino para hacerle lo mismo, no quería matar salvo que fuese necesario, por lo que lo patee para alejarlo y que fuera el caballero quien decidiera su suerte.

Pateaste al ladrón en dirección del caballero y como fue esperado este asesino al ladrón.

Con su gigantesca espada lo empala y con un fuerte movimiento en el aire lo parte a la mitad, haciendo que las dos mitades del cuerpo caigan a sus pies, el caballero negro mueve su espada una vez mas para limpiarla de sangre.

Guarda su espada en su espalda y se empieza a retirar del restaurante, sin pagar, aunque no es que alguien le diga algo a estas alturas, sin embargo antes de irse se detiene y se lleva su mano derecha al mentón.

-Tu, muchacho- dice mientras se da vuelta y te mira de frente -en mis suenos un ruiseñor negro me pide auxilio, diciendo que se me necesita para una misión importante que sucederá dentro de mucho tiempo... ¿Eres el ruiseñor negro de mis sueños?-

Al ver que el sujeto se detenía me quedé algo sorprendido y si bien no me puse en guardia contra él, me quedé alerta.

-No...no lo se señor, hasta dónde se no soy un ruiseñor- aunque si tengo pelo, ojos y visto de negro.

-Mhn- el caballero se pone su capucha y se empieza a ir del restaurante, aunque antes de salir se detiene y vuelve a su mesa, deja un billete 50 septims y mira al camarero, que aun esta en estado de shock por lo sucedido.

-Lo siento, casi olvido pagar- ahora el caballero se retira del restaurante y se va caminando por las ciudad...

Lydia se termina de limpiar con el pañuelo que le dio el caballero.

Adrian Night

Tenía ese nombre cocido el pañuelo.

Sentiste que te tomaron el brazo -Deberíamos irnos antes de que lleguen los guardias- escuchas una voz familiar en voz baja.

-Si tienes razón- dije pagando el té y la comida de Lydia para luego largarnos de allí.

-Ahora vas a tener que devolver ese pañuelo- dije una vez afuera.

-Ya se fue y no pienso seguirlo para devolverle un pañuelo- dice la pequeña de cabellos dorados mientras salen del restaurante.

La joven suspira -debería haber salido preparada para todo... Es el barrio rico por lo que pensé que estaría bien sin mis armas- se lleva una mano a la frente -iré a mi casa... Ya me limpie la sangre pero mi vestido se manchó, ademas si papá me ve con sangre encima no me dejará hacer la prueba esta noche- te levanta la mano en forma de despedida -nos vemos a la noche, si ves a alguno de los chicos durante el día saludalos de mi parte- empieza a caminar en dirección a su casa, la cual se encuentra en la sección residencial del barrio rico.

-El vestido es rojo, así que no se nota mucho- dije observandola de arriba abajo- dame al pañuelo entonces, algo me dice que no va a ser la primera vez que lo vea-

Luego de eso me despido de ella y comienzo a caminar hacía el mercado.

Te entrega el pañuelo blanco, aunque ahora se encontraba con muchas manchas rojas.

Te despediste de tu amiga y empezaste a caminar hasta el mercado, en el camino pudiste ver a 20 guardias corriendo en dirección al restaurante en el que estabas.

Sin nada interesante que sucederia en el camino llegaste al mercado de la ciudad rica, en donde se podían comprar alimentos, armas y demás de gran calidad.

Me acerqué a la herrería, la que supiera que los aventureros hacían cola para ser atendidos y me asomé hasta el mostrador.

Hiciste cola por unos cuantos minutos y al fin pudiste entrar a la herrería.

En el mostrador se encontraba un hombre de cabello corto y barba corta, detrás de el se podía ver una mujer de cabellos rojos golpeando un yunque.

-Si que necesita- dice el hombre del mostrador mientras le saca brillo a una armadura.

-Necesito que optimicen mi arma- dije poniendo la espada corta arriba del mostrador- reforjarla tal vez le lleve tiempo y la necesito para la noche, así que si tiene algo similar que ofrecer también estoy abierto a esa posibilidad-