Partida Rol por web

-¡Maldita vaca mutante, muere de una vez!- bramé iracunda viendo que pese a todo el castigo recibido el enemigo seguía aparentemente indemne

Erik puso una cara desesperada, y muy cabreada, no entendiendo como es que estaban aguantando tanto.

YA DEBERÍAN HABER CAÍDO-

Gritaba dentro de su mente al no comprender lo que ocurría

Max reemprendió su ofensiva a lo loco, convencido de que se trataba de matar o morir.

Uno de los minotauros al recibir el ataque de la barbara , cae, se desmorona, mientras que el otro minotauro mira al Brujo y se lanza contra el con violencia ... sin embargo los ataques de los compañeros hicieron que fallara su ataque.

Una vaca menos, quedaba otra... era momento de ponerse seria de verdad o no lo contabamos... 

¡Ven a probar mi espada!- grité mientras iba tras el monstruo

Podría haber usado su magia contra el, pero cómo muchos de sus conjuros eran reactivos, no podía usar su magia cuándo quería, siempre había una regla y se tenían que dar las condiciones para que estas se cumplan.

Por esa razón decidió usar su espada, y su pobre habilidad con ella, el golpe fue con todas sus fuerzas, pero sintió que no ha IA hecho suficiente,.

Qué diablos pasa, por qué no puedo cortar más profundo. 

Max aferró su lanza mágica y, al ver caer al primer bicho, se animó a sí mismo y volvió a la carga. Esta vez sus dos lanzazos acertaron al segundo minotauro. Algo en el interior de Max le decía que debían matarlos rápido porque sin ZAbriel no tenían muchas posiblidades.

El minotauro sufre los ataques con violencia, pero aguanta, y vuelve a atacar a Erik, y el ataque le impacta con violencia, un hachazo aunque no es por el filo sino con la parte roma. El impacto es brutal y deja a Erik en el suelo, fuera de combate.

Max sabía que todo era cuestión de suerte y de poder tumbar al minotauro que quedaba antes de que él los tumbara a ellos, así que se puso manos a la obra, embistiendo con la lanza como un poseso. Su primer golpe dió en el clavo, atravesando el cuerpo del monstruo pero el golpe siguiente, con el lado romo de la lanza, falló de largo.

Poca esperanza quedaba, mas no se diria que habia caido sin oponer resistencia, con lo que apreté los dientes frebte al dolor de las heridas sufridas y lancé otro espadazo, aunque el cansancio y el dolor me pasaron factura y fallé miserablemente