Partida Rol por web

- Maldito egoísta ignorante y desagradecido... No basta con que le de todas las facilidades, encima pretende que le cambie los pañales. Necesito un sheriff. Y Zoe... Es un verdadero problema. Está afectando a mis subordinados y haciéndoles perder el control. Su presencia es tan peligrosa como lo sería la de un agente del Sabbat bien entrenado. Debo librarme de ella a toda costa. Pero para eso, tengo que saber cómo encontrarla. Y lo peor es que aquí dentro me siento vigilado. No me sorprendería que Seldom tuviera cámaras ocultas o artilugios de su maldita invención... observando cada paso que doy... bastardo...

Blaise, con estos pensamientos en la cabeza, se sentó en su mesa y acarició suavemente la grieta que acababa de dejar Traika.

- Ya no podré vender esta mesa... tendré que encontrar soluciones mejores al problema económico. La mansión de verano del príncipe debe ser vendida...

Sacó unos folios y comenzó a dibujar portadas de periódicos. Era lo que siempre hacía cuando se sentía tenso o agobiado.

- Lo has enfocado mal, Blaise. Has asumido que ser príncipe consiste en renunciar a lo que sabes hacer y hacer algo nuevo. Nada más lejos. Tienes que utilizar a favor tus propias habilidades, no desarrollar nada novedoso... eres demasiado viejo para aprender según qué cosas... y no eres Leonard. Los Vástagos de la ciudad le obedecían ciegamente, aunque fuera un inútil. ¿Qué sabes hacer tú, Blaise? ¿Cuál es tu especialidad? ¿Cómo puedes aprovecharla a favor en esta situación?... Obvio.

Abrió su ordenador portátil. Entró en gmail y creó la cuenta mickeytheratbydisney@gmail.com. Empezó a mandar mails a personas conocidas... a redactores, directores, editores... a miembros relevantes de los periódicos y revistas más sensacionalistas de San Francisco, California y todo EEUU. En ellos, daba información precisa acerca de los hechos sucedidos esa noche, acerca de la capilla Tremere, acerca del Elíseo, donde estaría todavía Alexia durante tres días más, acerca de Traika, acerca de la mansión de verano de Leonard, con su sorpresa oculta, acerca del territorio Lupino... No escribió nada directamente incriminador, pero lo puso en bandeja para que fuera suculento. Aunque la firma era anónima (Mickey the Rat, by Disney), Blaise sabía cómo tentar a los periodistas modernos... ¡Él había inventado esa forma de periodismo!

Si el plan salía bien, atraería hordas de cazadores de Vampiros a San Francisco, haría que la Mascarada se tambaleara... convertiría la ciudad en una de las más inseguras en todo EEUU. Los del Sabbat eran muy malos manteniendo la Mascarada y, por tanto, mucho más fáciles de cazar. Los Lupinos... otro tanto de lo mismo. Debía atraer a un mal mayor para deshacerse de los pequeños males que le atormentaban... parecería lo contrario, pero un nivel de inseguridad como el que estaba provocando sólo podía beneficiar a la Camarilla, aunque debilitase a todos los Vástagos de la zona. Sabía que su acción provocaría muchas muertes, pero era la única salida que le habían dejado.

Puso el dedo sobre el botón de enviar y reflexionó un momento. Era consciente de lo devastador que era el poder de la prensa. Era consciente del peligro al que se estaba exponiendo. Era consciente de que rompería la Mascarada en pedazos. Era su oportunidad para aparecer después como un héroe, habiendo debilitado al Sabbat, a los Lupinos y todos sus enemigos internos dentro de la Camarilla. No podía dejar de pensar que muchos sufrirían por su decisión...

- Que los jodan a todos.

Pulsó el botón. El mensaje salió del ordenador a una inmensa lista de destinatarios.

Por un dia era mas de lo que podias soportar, quedaban apenas unos minutos para alba, poco mas podia hacerse salvo ir a dormir y esperar que la bomba informativa explotara.

Al despertar a la noche siguiente viste con alegria que toda la presa se hacia eco de alguno de tus rumores. Mas viste algo que no esperabas...

La mansion que habias señalado, la casa de verano que esperabas vender, habia explotado por los aires en extrañas circustancias. No pudo ser Trakia, no tuvo tiempo de ir hasta alli... Tuvo que ser otra cosa. Entonces recordaste que habias mandado alli a Amanda...

Una voz femenina te aviso por el intercomunicador.- Señor, hoy es el dia de la reunion y su señora hermana a avisado de que llegara en el vuelvo internacional, rondando la media noche de hoy.

Blaise leía la prensa con cierto deleite, hasta que llegó a la noticia de la bomba.

- Interesante... Hay dos opciones... O alguien ha intentado acabar con Amanda, o ha sido ella la que ha intentado acabar conmigo. Sólo ella sabía que yo iría a la mansión, y sólo yo sabía que ella iría. Yo no he ordenado ese ataque así que... Amanda me ha traicionado. Posiblemente piense que he muerto... Piensa rápido, actúa rápido.

Se levantó y se miró en un espejo. Sin afeitar. Con el pelo largo. No parecía el príncipe de San Francisco. Con una indumentaria menos sofisticada, podría pasar por cualquiera.

- Muy bien, amigos míos... Blaise Sanford ha muerto. Hola, Jerome Stiggs. Tengo poco tiempo. Empieza la función.

Buscó en su armario la ropa más normal que tuviera. No es que hubiera muchas cosas aparte de trajes, pero se hizo con un jersey marrón, unos pantalones tejanos negros (de marca), y una vieja gabardina que solía usar en los años 50. Tomó unas gafas de sol, su teléfono móvil, los informes de Seldom, dinero en efectivo, y salió, Dominando a todos sus empleados para que creyeran que el día anterior había salido hacia la Mansión de Verano y que no habían vuelto a saber de él.

Caminó por las calles de San Francisco hasta que encontró a un mortal fácil de sugestionar. No le costó mucho esfuerzo hacerse con su teléfono y dejarle aturdido en un callejón. Copió de su propia agenda los teléfonos de Amanda, Lavenko, Traika, Allister, Lucius, Seldom, Lucas Strauss, Alexia y el de su propia hermana. Dejó un mensaje a Lavenko desde su nuevo teléfono.

- Han surgido complicaciones. Si cualquiera te pregunta, anoche Blaise Sanford estaba en la mansión de verano de Leonard. No sabes nada de él desde entonces. Si nos vemos en público, trátame como si no me conocieras. Acude a la reunión de la primogenitura y compórtate con normalidad. Tengo que ajustar algunos asuntos. Te llamo luego. No digas a nadie que has recibido este mensaje. Blaise.

Envió el mensaje mientras caminaba hacia la calla Embarcadero por Washington Street. Escribió otro para Lucas Strauss, ésta vez desde su propio teléfono.

- Anoche, el príncipe estaba en la Mansión de Verano de Leonard. No has sabido más de él desde entonces. No atiende tus llamadas. Haz bien tu trabajo, y serás recompensado adecuadamente.

Tras esto, apagó su teléfono y lo guardó en un bolsillo. Volvió con su nuevo móvil, y escribió un mensaje para Traika.

- Cambio de planes. No vayas a la mansión de verano; asunto resuelto. Si cualquiera te pregunta, anoche Blaise estaba ahí, y no has sabido más de él. Hay una conspiración mucho más grande de lo que pensábamos. Acude a la reunión y compórtate con normalidad. Aunque tengamos nuestras diferencias, esta vez debemos trabajar juntos. No digas a nadie que has recibido este mensaje. Muchas gracias. Blaise.

Siguió caminando, mientras meditaba su estrategia. Necesitaba más aliados, dentro de este nido de víboras. Todo iba demasiado rápido, pero Blaise sabía adaptarse. Mandó un mensaje, el mismo para Sophie y Amanda:

- Hay una rata en tu nido, y sabe lo que has hecho. Vigila tu cuello, y desconfía de las abejas. Tus nuevos amigos te usarán y, cuando seas un saco vacío, se desharán de tí. Mickey the Rat.

Llegó a la calle Embarcadero, la visión del mar delante suyo le hizo detenerse un momento. Pero no tenía tiempo para frenar. Escribió otro mensaje más, éste para su hermana.

- Bienvenida a la boca del lobo. Nadie te recogerá en el aeropuerto. Dirígete al Museo del Ferrocarril de San Francisco, en la calle Embarcadero número 26, esquina con Mission Street. Ahí te recibirán en condiciones. Asegúrate de que nadie te siga.

Giró hacia el sur y se encaminó al Museo del Ferrocarril. Era un sitio al que no iba nunca. Le gustaba como lugar pero, por algún motivo, siempre había preferido evitarlo. Hoy comprendía perfectamente el motivo; necesitaba un escondite de emergencia. Terminada la ronda de mensajes, llamó a Lucius.

Estas en un eliseo, tranquilo. ^^

La hermana de Lucius esta en la fiesta, camina hacia la salida en este momento..

Trakia cumplio su cometido... Amanda murio.

La arconte escapo y se llebo a rastras a la desgraciada chiquilla de Harol. Zoe ya no seria un problema para ti pero sabias que eso habia afectado muchisimo a Lavenko. La amaba de veras y su perdida le afecto como una estaca en el pecho.

No obstante siguio siendo fiel... los Gangrel volvieron y las medidas de seguridad recobraron su explendor.

Respecto a Seldom llego una orden clara del circulo interno. Empalarlo, meterlo en una caja y mandarnoslo.

El pobre sabia demasiado, ese mejunge suyo podia ser muy interesante para el circulo interno... si al final resultaba ser cierto que existia.

Todos los miembros de la capilla fueron llamados a europa y se enviaron nuevos Tremere a cubrir la capilla, bajo una constante vigilancia.

Respecto a ti, las ordenes fueron claras, guarda el trono hasta que decidamos enviar a un principe... nunca llego ninguno. Posiblemente el miedo a los continuos ataques del sabbat hacia que nadie lo pidiera o podia ser cualquier otro motivo que escapara a tu conocimiento... Asi pasaron 15 años de mandato.

Recostado en el sillón de su despacho, el Príncipe de San Francisco meditaba. Con Amanda muerta, Zoe desaparecida, con Seldom fuera del camino, la ciudad parecía mucho más gobernable. El clima de inseguridad que él mismo había generado era su baza para mantener el poder... ¿Qué diría Hearst de todo esto? No pud o reprimir una leve risa ante la idea. Sólo pensar que, apensa hace una semana y media, buscaba la forma de abrir un hueco de poder para su sire... y que ahora él mismo era príncipe... que había superado con éxito su primera crisis de gobierno... que había asegurado la lealtad de Brujah y Gangrel, los clanes más conflictivos... Era consciente de la proeza que había realizado pero... ¿a qué precio?

Sobre su mesa, el gorro de lana de Jerome Stiggs reposaba junto a la foto de su hermana, Caroline. Un siglo de amable lucha fraticida... jamás habría imaginado que terminaría así. Ella habría merecido más... Nunca había conocido a una mujer tan inteligente y resolutiva. Lo que más le dolía era no saber exactamente qué había pasado; ambos eran del mundo de la prensa, y el conocimiento de la verdad era una de sus máximas. Ella estaría indignada, estuviera donde estuviera, ante la confusión de su propia muerte.

Jerome, ese vagabundo repugnante y chalado, ese descastado, había sido perfecto para canalizar cierto aspecto de Blaise que éste solía mantener oculto. Sonrió hacia el gorro de lana, como si se encontrara con un viejo amigo. Sabía que sus caminos volverían a cruzarse, que Jerome volvería, otra vez como un ángel vengador, para impartir justicia.

Junto al gorro, su ordenador portátil. Mickey The Rat había demostrado su eficacia. ¿Cuántas personas había dentro de Blaise? El Ventrue se sonrió ante la idea de ser, en realidad, un Malkavian disfrazado. Él mismo no tendría forma de saberlo, de ser así.

Tenía Sherif, tenía Senescal, contaba con el apoyo de la nueva primogenitura, y la Camarilla le dejaría en paz en la medida en que San Francisco pareciera peligroso. Blaise estaba acostumbrado a vivir caminando por la cuerda floja, así que esta perspectiva no le asustaba en absoluto. Que pensaran que su ciudad era un peligro... esa era la mejor manera de mantener la paz y conservar el poder. Quedaban muchas decisiones que tomar, muchos movimientos que hacer pero, por una noche, Sanford podía relajarse.

Había aprendido algo muy valioso; había dejado de intentar ser quien no era, y asumido su propia identidad. No podría gobernar como Leonard... jamás. Necesitaba de estratagemas, conspiraciones, verdades a medias. La desconfianza era su corona, y los Mortales su cetro.

Por último, su mirada se posó en su anillo de casado... esa permanente incógnita... ese pequeño secreto que Blaise guardaba con tanto celo. Su mente divagó unos momentos, y algo parecido a una emoción humana surcó su pecho. Cogió su teléfono, tuvo el impulso de llamar... pero decidió no hacerlo. Miranda, su esposa, seguía viva... en algún lugar de Nueva York, disfrutando del teatro, de la moda, de la vida... cada cierto tiempo recibía por mensajería un paquetito con una carta privada y un bote de sangre de Blaise para conservar su juventud, para demostrar que una mujer de más de cien años está en su mejor momento. Ella disfrutaba del sol, de la vida, de la juventud... disfrutaba de todo lo que se podía considerar placer, y lo hacía por Blaise. Algún día, cuando las aguas se tranquilizaran, cuando todo volviera a su cauce... algún día volverían a estar juntos... por toda la eternidad... pero ese día estaba muy lejos, y Sanford lo sabía.

Apagó la luz del despacho y caminó hacia su dormitorio, con una sensación agridulce en su corazón muerto. Era Príncipe. Más de lo que jamás hubiera soñado. Se metió en su cama, todavía pensando...

- Mientras dure... durará.

Te necesito para terminar un epilogo ^^

Te paso con Lavenko que te a pedido audiencia ^^

Lleba un par de dias un poco "ausente" de la vida vampirica asi que es de suponer que algo le pasa ^^

Con la satisfacción de ver cómo su forma de plantar las estrategias defensivas iba calándose en sus colaboradores, Blaise volvió al despacho. Se conectó como Mickey The Rat otra vez, y se aseguró de filtrar a la prensa los datos acerca de los camiones de Lavenko... que los periodistas pensaran que esos camiones iban llenos de inmigrantes mejicanos... gran tragedia humana... Si el Sabbat se atrevía a acercarse, y los camiones volaban por los aires, tendrían detrás a toda la prensa de San Francisco para vigilarles y perseguirles.

Si ^^ Felicidades, lo haces de miedo ^^

Te puedo proponer algo? ¿quieres ser la mano en la sombra de la hunternet?

Los cazadores tienen una web para darse informacion sobre vampiros pero nadie sabe quien la creo ^^ puede que Mickey the rat lo hiciera^^