Partida Rol por web

Dalard se acerca lentamente , se agacha y coje la mano del enfermo con gesto afligido:

-Jessup....Jessup-el hombre parece reanimarse,  abre un poco los ojos y consigue fijar su vista en el lugareño-Cuéntanos que fue lo que pasó cuando acompañásteis a Becher a las cuevas-le susurra.

Tras unas toses sanguinolentas Jessup inicia su relato entre pausas,espasmos, toses e incoherencias:

"Becher nos llevó por el  pantano... por  una vieja senda hasta las cuevas....  su padre envejecía los barriles de vino...allí envejecía el vino para que tuviera buen sabor...así se hace con el vino de calidad.. su padre quería que Becher siguiera con el negocio del vino...no con el licor y el whiskey...no le hizo caso...

..cuando llegamos las cuevas la entrada estaba sellada con maderos...nos costó entrar...el lugar estaba inundado de agua...los barriles flotaban por todas partes y olía a muerte y podrido..

..Becher encontró la oficina de su padre...allí estaba la caja fuerte donde Becher decía que podía estar la escritura de propiedad del pueblo..pero no tenía la llave...

..fue entonces cuando aparecieron ...estaban bajo el agua...salieron del barro...nos atacaron por sorpresa..gente muerta con colmillos y uñas afiladas...muchos ....fue todo muy rápido...intentamos defendernos pero eran demasiado fuertes...me mordieron..que dolor...le arrancaron el brazo a Padrik y allí mismo empezaron a comérselo...que horror-su voz se torna un llanto lastimero y comieza a retorcerse reviviendo la historia que narra- que horror...

Intentamos salir por donde entramos...conseguí salir...algunas de las criaturas también salieron de las cuevas, escaparon por el  pantano... la entrada estaba bloqueada..aún quedaban dentro Becher y Walmont...todo el acceso al lugar se derrumbó y se llenó de tierra...se llenó de tierra...

..una  me atrapó la pierna ...me mordió...que dolor..dioses..que dolor... corrí ...corrí tan rápido como pude....no se lo que sucedío despues..."

El hombre se desvanece y el curandero aparta a Dalard para secar el sudor de su frente con un paño...

-Debe descansar...-os dice con semblante funesto

A Darlard: - esto no es agradable de decir pero este hombre ya no tiene Salvación y en un par de Días será un Necrofago como los que le atacaron. Si no lo atiende un Clerigo, Ahorrarle el sufrimiento y dadle una buena muerte.

Al Grupo: - Compañeros, esto no va a ser tarea fácil, ese hombre ha sido atacado por Necrofagos, varios a mí parecer, pero necesitamos esos documentos.

-El pueblo también necesita a esos documentos y a Becher para salvarse. -dice Dalard preocupado-Becher es el heredero de éstas tierras , si el desaparece...o fallece... igualmente pasarían a manos de Taldor, sería más lento, pero el resultado sería el mismo...

-Nosotros debemos quedarnos a defender nuestras casas...pero quizás vosotros podríais ayudarnos y traerle de vuelta......además , si buscáis a Becher es vuestra oportunidad de encontrarle...por cierto ¿qué quiere el decemvirato de Becher?-os pregunta curioso

-En cualquier caso, conozco el camino a las cuevas. Puedo indicaros como se va mañana por la mañana. Hablaré  con Waldon para que os deje unos camastros en su taberna y podáis descansar ésta noche...-afirma solícito.

Hay algo que no me cuadra... ¿Por qué estaba la entrada cerrada a cal y canto y había monstruos en su interior? ¿Quién lo hizo? No pudo ser Becher, pues ni siquiera sabía que necesitaba una llave para abrir el cofre de su padre.

Valeros se detiene un momento...

Y hablando de lo cual... Deberíamos encontrar esa llave si queremos conseguir los papeles. ¿Alguna idea sobre esto?, ¿dónde vivía el padre de Becher? Quizá allí se encuentre dicha llave.

Tras decir esto, Valeros se gira, dirigiéndose a Dalard.

Documentos o no, es importante reforzar en la medida de lo posible las defensas del pueblo. Hay un grupo de necrófagos suelto, y representan un peligro mucho más inmediato que los mercenarios de Grald. Si no lo hacemos los habitantes de Railford acabarán tan condenados como este pobre hombre. Habría que ponerse a ello cuanto antes.

Dalard, pareces un hombre experimentado en estos temas. ¿Cómo crees que podríamos preparar el pueblo?

-No puedo contestar a eso...quizás solo sean delirios de una mente enferma-contesta Dalard que también parece intrigado por el relato.

-Iadon , el padre de Becher vivía en la Destilería,  antes era una bodega y el lugar donde su padre vendía vino los años tras retirarse de su vida como Pathfinder.-su cara se torna seria y algo enfadada-pero nadie entrará en el edificio hasta que Becher  vuelva y lo autorice...sigue siendo su casa-apostilla

-Gracias a los dioses muchos de los que aquí vivimos tenemos formación militar...podemos encargarnos del defender nuestras casas....-de nuevo se calma-....tan solo necesitamos que alguien traiga urgentemente de vuelta a Becher...nosotros nos encargaríamos del resto-os implora.

Marcell asintió cuando Lathander contó el destino que sufriría el pobre desgraciado del camastro. 

Cuando Valeros comentó sus preocupaciones fue cuando abrió al boca.

Han podido entrar por cualquier otro lado, quizas por un acceso anegado, o haya otra entrada a las cuevas, podemos echar un vistazo antes de entrar. Lo que no deberiamos es perder mucho el tiempo, la vida de Becher puede depender de ello, si es que aún sigue con vida.

Hay algún sacerdote en el pueblo? O alguna reserva de agua bendita? Nos puede venir bien allí abajo

Dalard devolvió una mirada desconsolada a Marcell ante su pregunta.

-Es una aldea pequeña...no disponemos ni de sacerdote ni de reservas de agua bendita...solo cuento con un par de pergaminos que conseguí hace años..pero temo que solo un clérigo puede descifrarlos y entender la escritura mágica que contienen...-dice desesperanzado-también tengo algunas pociones que puedo daros para vuestro viaje..os las daré mañana antes de partir...

Debéis esperar a mañana...ahora estas tierras se han convertido en una trampa mortal debido a las inundaciones y a la lluvia, seria una locura viajar de noche-afirma.

¡A descansar entonces! Deberíamos partir con el amanecer.

Secundo la moción, caminar bajo el aguacero y encontrarnos con esos tipejos en el camino bien merece un descansillo.

A ver si se secan nuestros pertrechos, una cena caliente y un rinconcito para descansar y mañana temprano partiremos para ayudaros amigo Dalard.

Dalard os comenta con tristeza que uno de sus hombres se quedará con Jessup para "aliviarle" unos instantes antes de que la "transformación" tenga lugar. El ambiente en la cabaña es irrespirable y se respira el hedor de la muerte.

Agradecéis salir fuera, bajo la lluvia, pese a ese persistente olor a licor que inunda la aldea. El lugar está desierto, los habitantes de Railford han vuelto a sus modestas casas aunque se advierten miradas esquivas por las ventanas dirigidas con curiosidad hacia vostros, los recien llegados.

Frente al gran edificio de la destilería hay uno más pequeño, de dos plantas de piedra y techo de madera, "La taberna de Waldon" reza un cartel en la entrada.

Dalard os acompaña dentro. Se respira olor a comida, tabaco y perfume por igual.

El gran salón en el que os encontráis está lleno de mesas de madera toscas y pequeñas butacas. En una esquina, junto a una de las dos chimeneas un grupo de aldeanos toma unas cervezas e intercambian miradas sombrías. Se vuelven a miraros cuando entráis.

En otra esquina un par de hombres con aspecto de viajeros y extranjeros son acompañados por tres jovenes lozanas demasiado maquilladas que les hacen carantoñas. Parecen demasiado divertidos y borrachos, demasiado ajenos a la situación que atraviesa el pueblo. Ni os miran.

En la larga barra de madera un gordo , calvo y grasiento posadero levanta sorprendido y sobresaltado la mirada cuando entráis. Se calma al veros con Dalard. Éste se acerca y los dos intercambian unas palabras.

Dalard regresa y os entrega una llave de la que cuelga un "2" tallado en madera.

-Ésta es la llave de vuestro cuarto-os dice- Mañana, un par de horas antes del alba vendré a buscaros para acompañaros hasta fuera del pueblo. Waldon, el posadero, os servirá algo caliente para que cenéis. Que descanseis bien. Hasta mañana.

Acto seguido se marcha. Veis como, fuera,  uno de sus hombres intercambia unas palabras con el, entra en el salón, os saluda con la mirada y se queda en la barra tomando una cerveza, con aspecto tranquilo y sin volver a dirigiros la palabra.

En una mesa Waldon prepara unos platos y aparece con una olla de guiso humeante.

Hacer guardis esta noche no parece una mala idea, comento Marcell. Quien sabe si esos necrofagos llegan al pueblo o si los hombres del Emperador se cansan de esperar a que les entreguen las escrituras. 

Miro a Lathander: y no estaría mal que alguien se enterase de cualquier rumor o leyenda sobre al lugar al que nos dirigimos mañana.

Lo mismo que Marcell si me toca hacer guardia quiero la última para estudiar mis hechizos.

Bien señores, iré a ver que hay por aquí, luego vengo.

Justo cuando Lathander hace su anuncio y desaparece por la puerta, el hombre de Dalard un tipo fornido de pelo y barba pelirrojos y de unos 40 años, deja su cerveza y sale con paso rápido detrás de  el.

El semielfo sale al exterior oscuro y lluvioso para ver como Dalard , guiando sus pasos con una antorcha; llega hasta una pequeña vivienda de piedra de dos plantas cercana y se pierde tras la puerta.

Acto seguido nota la presencia tras de si del aldeano, quien no disimula estar  observando lo que hace Lathander

-Disculpe señor,-dice con voz ronca-No debería pasear por el pueblo de noche y con éste tiempo. Puede que algún lugareño le confunda con uno de los  mercenarios de Grald , le ataque y de la alarma...

-Dalard dijo que deseaban ayudar al pueblo....no causar problemas-añade con tono serio.

Yo haré otra guardia. Si no os importa preferiría hacer la primera, ya que me gustaría charlar un rato con el posadero.