Partida Rol por web

La arpía desciende ávida de sangre, con las garras extendidas y dispuesta a desgarrar la piel del guerrero cretense. Pero Efreno también está deseoso de sangre. En aquel momento se encontraba en su elemento: rodeado de enemigos, entablando combate a muerte, sintiendo los latidos de su propio corazón y escuchando incluso los de su adversario. No le daría la oportunidad de remontar el vuelo; aquella arpía estaba destinada a morir por su firme mano.

En ese momento Efreno oye un grito a sus espaldas. No provenía de la infernal garganta de ninguna de las arpías, no… Aquella voz era humana.

Melancton... piensa Efreno.

El curandero había sido herido de gravedad, pero no tenía tiempo de acercarse a él para comprobar si aún tenía alguna posibilidad de sobrevivir: estaba en mitad de un combate. Ni siquiera las enigmáticas palabras del anciano resonaron demasiado en la cabeza de Efreno. Pero eso sí, sirvieron para avivar sus ansias de sangre.

 El cretense atacó con rapidez y agilidad a la arpía, golpeándola repetidamente con su inseparable falcata, el arma que había empuñado en todos sus combates desde que alcanzaba su memoria. El primer ataque fue esquivado hábilmente por el ser infernal, pero el segundo penetró en su carne, haciéndo que la arpía profiriese un aullido de dolor.

-¡Morid todas, criaturas del Tártaro!

Efreno lucha con furia Cretense, su pulso temblaba, pero no de terror, sino de ira: quería aniquilarlos a todos.

El guerrero golpeó a la arpía con brutalidad, pero ésta evitó el primer golpe echándose hacia atras de un pequeño salto. Hubo unos segundos en el que ambos se miraron, sin embargo, Efreno fue el primero en moverse y realizó un monstruoso golpe; el sonido del metal penetrar en la carne resonó: el resultado fue que dividió la mano de la criatura. El trozo de carne cayó en la madera del barco, aun las garras de la bestia se movían levemente sin dueño que las controlara.

La arpía chirrió mientras se miraba el mullón, del cual brotaba sangre negra.

Vale! ^^ asias master!

Ese día que parecía perfecto se ve truncado por la aparición de esas criaturas del averno... creadas por Zeus... esas monstruosidades deben morir si desean seguir su camino hacia la guerra final entre humanos y dioses...

Oye un grito... un grito de dolor, mezclado con confusión y solo los dioses saben que más.. desde donde está no consigue oír las palabras que salen después de su boca, pero ve como la Sacerdortisa de inclina sobre el cuerpo, ya sin vida, de Melancton... Seguramente Hades tendrá preparada para él una tortura destinada a aquellos que han traicionado a los dioses...

Pero ahora no es tiempo de rogar por su alma ni de entristecerse por la muerte de ese hombre... es más, se acaban de conocer y además, es un hombre... ella no siente pena por sus muertes... Ahora es tiempo de luchar...

Cogiendo con sus manos el arco y una flecha, la coloca en la cuerda, la tensa y apunta al corazón de una de esas bestias... tiene que acertar... ese es su destino... acabar con todos ellos por la muerte de sus hermanas...

La arpía que acosaba a Adara trata de evitarlo en pleno vuelo pero es imposible. La criatura gira sobre sí, extendiendo sus garras pero, para cuando por fin impactaría en su adversaria, la chica ya tenía lista una flecha en su arco y expulsó el proyectil asesino, que acabó alojado en la cara de la bestia.

La criatura cayó al mar, aun estaba viva, pero agonizaba sin parar, chapoteando y chirriando con aquella voz antinatural.