Partida Rol por web

-¡Hermana! - Siempre había sido la más impulsiva de los cuatro, así que esperaba ser la primera en volver. Sin embargo Litzen se me había adelantado.- ¿Qué haces aquí tan pronto? Esperaba que disfrutases más del tiempo entre los Segundos Hijos.

Casi mejor, había cosas que tenía que hablar con ella. Pero por ahora necesitaba descansar y recuperar fuerzas. Había probado el aire del mundo y en mis viajes no podía evitar pensar en la energía que movía el mundo. La energía era mi dominio y en ella concentraba mis pensamientos.¿Hasta cuando duraría lo que mi hijo y padre había dejado atrás? ¿Necesitábamos buscar una alternativa?

-Casi mejor, tengo algo que pedirte. Necesito viajar a tu bosque e investigar como funcionan los árboles y ya que soy de fuego, tal vez incinerar uno para comprenderlo.

Había mucho trabajo por delante, y que fuera una diosa caótica no me hacía irresponsable, así que mientras hablaba con Litzen rebusco por la morada esos materiales de estudio que Él había dejado. Quería saber como crear un animal. Estaba en armonía con los Segundos Hijos, puesto que todos eran mamíferos. Sin embargo, comer ratas y pájaros no me parecía digno para ninguno de los Segundos Hijos. 

Mientras hablas con tu hermana, dejas que tu mente divague por el Caos Elemental que tanto conocéis, fuente del poder de Padre y materia que permite dar forma a vuestros pensamientos. Tus pensamientos se centran en una cosa. Una criatura, un mamífero. Pero no uno cualquiera, uno digno de tus hijos.

Inmediatamente aparece en tu mente la imagen de una criatura menor, por si sola no supondría una amenaza, pero un grupo de ellas, podría suponer un reto para tus hijos. Aunque habría que esperar a que la nueva raza se expandiera. Sientes como el conocimiento para crearlo te inunda, pero sabes que no es todo lo que hay. Todavía queda más… mucho más.

Mientras hablas con tu hermano sientes como su mente se expande buscando empaparse del Caos Elemental. Sus pensamientos se centran en una cosa. Una criatura, un mamífero. Pero no uno cualquiera, uno digno de los segundos hijos a su cargo.

Casi cuando estaba a punto de contactar con sus hermanos para saber si estaban bien apareció Zyva. ¿Se le habría pasado ya la burrería? parecía bastante contenta, animada, eso la hizo sonreír y flotó con rapidez hasta quedar suspendida en el aire a su lado. 

-Es un poco vergonzoso pero me apresuré tanto por otorgarles el habla que me agoté enseguida... ¿Que tonta, no?

No pudo evitar reír con su propio comentario, quitando importancia al asunto y tras eso le tomó de la mano.

-Solo si me prometes que se hará lejos de los Elfos.

La miraba no con severidad pero sí con algo de preocupación pues aún recordaba aquel pronto de hacía no tanto tiempo en el cual insinuaba la incineración de los Elfos. De pronto recordó lo que quería hacer y entonces se paró, por primera vez dejó que sus pies tocasen el suelo que hasta ahora se hallaba a unos palmos de una Litzen flotante.

-Antes de que se me olvide, deberíamos hacer como padre. ¿Recuerdas aquella estrella hermosa? La que daba calor... ¿No deberíamos crear algo así nosotros también? Pero no podremos solos.

La mano fría de mi hija y hermana me arrebata de mis pensamientos. Dejaría eso para otro momento. 

-¡Claro! No se me ocurriría dañar a los Segundos Hijos, sin un buen motivo, pero eso no significa que vaya a hacerlo lejos de ellos. ¿No dijiste que necesitan un poco de todos nosotros? Será una ocasión perfecta. -Pasando mi brazo sobre sus hombros, la animo a pasear por los pasillos de la Morada.-Además así les puedo regalar el conocimiento de cómo hacer fuego. Tu agua es necesaria para que se mantengan con vida, pero sin calor y luz, no durarán mucho tiempo. Los orcos, con el calor del magma no sufren frío bajo ninguna circunstancia. Así que sí hago un pequeño milagro para comprender tus árboles y les causo una buena impresión, mejor ¿No?

La propuesta de Litzen se me hace extraña. 

-Va a requerir mucha energía. Antes de hacer eso necesitamos aumentar las poblaciones de los segundos hijos, y conseguir que sean fervientes en sus plegarias. Si no, para alcanzar todo ese poder descansando aquí, tendríamos que abandonar el planeta demasiado tiempo y para cuando pudiésemos dárselo, ya habrían perecido.

Sonrió ante la iniciativa de su hermana, solía ser amenazante pero pareciera que ver a sus protegidos y estar con ellos, tener que ser constante con unas obligaciones le había hecho ser más pausada en ciertos aspectos y eso era realmente bueno a los ojos de Litzen. Paseaban juntas y aunque a veces debían separarse a causa de los problemas Agua-fuego que hacía que se dañasen levemente las pieles la una a la otra eso a Litz no le importaba en absoluto, echaba de menos a su hermana a veces y estos momentos los atesoraba muy dentro de si, la amaba.

-Me parece justa y buena tu idea, Zyva... Entonces yo puedo darles el don del agua y con ello vida en su interior con la que alimentarse. Aun así, dado el calor de la zona como dices la temperatura de la misma será elevada y tendré que poner esfuerzos en crear algo que soporte el calor... necesitaré tu ayuda para eso pero creo que no habrá problema.

Sonrió a su hermana tras hablar y esperó su respuesta aunque sabía o tenía la esperanza de que no le suponiera ningún problema ya que beneficiaba a su raza por completo al otorgarle un bien preciado como era el aguapara hidratarse y no morir de sed en un lugar que parecía bastante carente de ello por lo que le había contado.

Miro a la que era mi hermana y mi hija, y me hizo entender porque Él se lleno de amor hacia su obra. Era esa dulzura que transmitía la que me hacía ansiar protegerla de todo mal, incluso si ese mal era mi misma naturaleza, desordenada y ardiente.

Me suelto de su brazo, dando por concluida la negociación que se estaba llevando a cabo. Aunque ambas tengamos el bienestar de la raza que hemos elegido dirigir en mente, estábamos intercambiando dones, y de esa manera introduciríamos nuevos cultos en los diferentes segundos hijos. Eso significaba repartir la adoración. En cierta manera era bueno, nos permitía depender de varias razas. Ahora que comenzaban a andar sus civilizaciones, era un buen momento para presentarnos como un panteón unido. Aunque después cada uno de nosotros vigilase con mayor atención a sus elegidos. ¿Pensarían lo mismo mis otros vástagos y hermanos?

- Necesito hablar con los demás, debemos aunar esfuerzos.

Chasqueando los dedos, con el sonido de una rama al partirse en el fuego llamo a los demás Dioses.

Mientras hablas con tu hermana, te empapas de conocimiento y poco a poco, las ideas se tornan claras y las formas cobran sentido. Antes de que puedas darte cuenta sientes que tienes el entendimiento necesario para la creación de cualquier tipo de mamífero. Sin embargo, aunque las ideas están ahí, ves que por ahora algunas de las ideas son inalcanzables.

Tras esto, decides hacer “la llamada”

Agotado pero satisfecho, vuelves a la morada atendiendo la llamada de tu hermano. El lugar te sigue sorprendiendo por la belleza que tiene y lo perfecto que es. Al llegar, ves que tanto Zyva como Litzen se encuentran en el lugar

La llegada de Ank es rápida, se la veía cansada. Al igual que yo había invertido su energía en hacer milagros. Me acerco y la abrazo, esperando que la calidez del gesto supere su coraza. 

-Gracias por venir, pareces cansada.- Recorro con mi mano su mejilla, no nos habíamos separado en buenos términos, pero ver así a mi hija y hermana, me partía el alma.- Hay unos cuantos asuntos que debemos de tratar, espero que Ilu no tarde en llegar. Ahora que lo pienso ¿Donde esta Mahvan? La última vez que lo ví dijo que se quedaba aquí.

Litz y yo habíamos gastado nuestras fuerzas en darles el don del habla a los Segundos hijos, como había registrado la piedra del tiempo. En qué lo había invertido Ank era un misterio, la curiosidad me carcomía.

-¿Qué tal con los humanos?

Al volver al plano divino después de haber pasado tanto en aquel mundo Illuviere puede apreciar cuan inmenso es el vacío cósmico y cuan pequeño a la vez. A pesar de no ser más que una mota de polvo en el vasto océano de la creación, aquel mundo atesoraba más vida, energía y conocimiento del que jamás vierais en alguna otra creación de Él. Su cuerpo se eleva hacia el infinito y hasta la Morada Celestial, donde puede ver que ya son tres los hermanos que allí aguardan. Zyva, Litrzen y Annkhesenamun ya se encuentran en el lugar.

La llegada de Iluviere dispara mi naturaleza voluble y caprichosa, así que sin esperar respuesta de Ank me acerco al dios del Viento. Mi primogénito de cabellos de arena, surgido de Su Poder imponiéndole forma a mi esencia, me traía sentimientos encontrados. El júbilo de crear a medida que Él luchaba contra el caos, forzándome a tomar las formas que deseaba, y la rabia de tener que doblegarme y dejar de ser yo, para ser sus creaciones. 

-Gracias por acudir presto a la llamada, Ilu. Solo falta Mahvar. Creo que todos le debemos una disculpa. Le hemos excluido del cuidado de los segundos hijos, sin embargo, su alimento depende de ellos tanto como el nuestro. De todas formas creo que somos suficientes para comenzar una reunión.

Tenia muchas cosas que decir, propuestas, ideas y preocupaciones, que habían surgido en mi único viaje a las tierras de los mortales. Paseo alrededor del resto de los Primeros Hijos. Sin embargo los nervios me atenazan ¿Me tomarían en serio si tomaba el liderazgo o se ofenderían?

-Debemos hacer una lista de los problemas que hemos observado en el mundo incompleto que hemos adoptado, y también debemos llegar a acuerdos para facilitarnos las cosas los unos a los otros en la medida de lo posible. Creo que aunque cada uno de nosotros sea el principal responsable de cada una de las razas, debemos presentarnos ante todas ellas, como un panteón unido, al fin y al cabo somos familia.- Dejo la propuesta en el aire, dejando que la mediten unos segundos.- De esa forma, nuestra Gracia no dependerá solo de una especie, y nos aseguraremos de que todas sus plegarias son escuchadas. Nada nos asegura que todos los miembros de una especie en particular vayan a estar siempre de acuerdo con nuestros designios. Si tienen opciones, siempre acudirán a uno u otro. 

Al terminar miro a mis hijos, esperando su respuesta a mi proposición. También quería saber de sus experiencias, pero era imposible hablar de dos cosas a la vez.

En muy poco tiempo dos de nuestros hermanos aparecieron en la morada, algo que la llenó de felicidad pero también preocupación... ¿Y Mahvan, donde estaría? Se acercó a sus dos hermanos y les besó la mejilla a cada uno en señal de bienvenida. A la única que no podía hacerle esto era a Zyva por algo lógico y es que era muy incómodo para ambas tener la cara deformada aunque fuese breve el tiempo. 

-Bienvenidos... espero que podamos descansar como es debido.

Miró a Zyva que empezaba a hablar y no es que quisiera frenarla demasiado, pues era bueno conocer opiniones. Asintió a lo que decía con levedad y sonrió.

-Deberíamos esperar a Mahvan aunque... sí que es cierto que... como mínimo deberíamos otorgarles nuestro ser en pequeña medida a todos los seres vivos que moran ese mundo. Que predomine el sentimiento de su dios, pero tener parte de los demás creará un equilibrio... Creo. Pero me gustaría que estuviesemos todos juntos para hablarlo y... Mahvan...

Un suspiro salio de su boca, estaba algo decaída por ver que no llegaba y se podía notar en su forma de moverse. 

Mientras los cuatro Dioses comienzan a hablar una quinta presencia se acerca velozmente desde el mundo y hasta la Morada Celestial. En un momento, Mahvan llega y se reúne con el resto de sus hermanos que ya están en el lugar.

Mahvan emergió en envuelto en un halo tenue, se posó sobre el piso en silencio mientras encogía las alas de las que no caía una sola pluma. Contempló a sus hermanos en silencio, se tomó su tiempo para responder, pero finalmente se impelió a hablar.

Me habéis convocado. dijo apacible. ¿Qué sucede? preguntó pasando de un rostro a otro con la eternidad de su lado.

Mahvan aparece y poco después un gran cambio sucede, una estrella en el plano astral aparece. Le lanzo una mirada torva al dios de la Muerte.

- Justamente les estaba proponiendo que todos nos presentásemos ante todas las razas, para convertirnos en un panteón unido. Además, dado que cada uno de nosotros tiene afinidad con unos ámbitos de poder que el resto no, todas las especies van a necesitar de los dones que podemos proveerles.- Le doy unos momentos para que medite sobre la idea.- Por otro lado, deberíamos hacer una lista de todo lo que está incompleto, así como un acuerdos para facilitarnos las cosas entre nosotros. Por ejemplo, establecer un lenguaje universal. En algún momento deberíamos compartir nuestras experiencias con los Segundos Hijos. Yo tengo preguntas, sobre que ha hecho Ank con su poder, que ha ocurrido con el orco que ha muerto o porqué y para qué tenemos una estrella en el plano astral. 

Hace apenas un pensamiento que os separasteis para ver el nuevo mundo que Él había dejado para vosotros, pero en vuestros rostros podía apreciarse un notable cambio con respecto a aquella primera vez. Vuestros rostros reflejan entusiasmo, sorpresa, emoción, curiosidad, ansiedad. Miles de sentimientos y pensamientos pueblan vuestras mentes y vuestro mayor anhelo es compartir los que habéis vivido allí abajo con los segundos hijos.

La conversación se anima, intercambiáis las primeras palabras y cientos de planes se agolpan en vuestra mente. La mayor obra que padre hubiera visto. Ese era vuestro objetivo y teníais tantas ideas. Casi podría decirse que por primera vez trabajáis por un objetivo común, no como rivales, sino como hermanos.

Comenzáis a planificar juntos vuestro siguiente movimiento cuando de pronto algo provoca una pequeña sacudida en los inexistentes cimientos de aquella Morada Celestial. Os miráis sorprendidos de que un efecto físico pueda tener efecto ahí y esperáis unos segundos extrañados de lo que eso haya podido significar. El silencio se hace entre vosotros mientras os miráis haciéndoos la misma pregunta ¿Qué ha sido eso?

Estáis a punto de reanudar la conversación cuando una nueva sacudida, esta vez más violenta golpea con fuerza en vuestros pechos lanzándoos en diferentes direcciones. Una enorme presión os sacude y zarandea mientras la energía del cosmos se desborda sobre vosotros tomando el control de vuestra esencia, grandes hebras de color arcoíris se enredan en vuestros seres y tiran de vosotros en todas direcciones.

Gritos y trompetas resuenan en vuestra mente. Las segundas no sabéis de qué son, pero las primeras las reconocéis, son los gritos de los segundos hijos. A pesar del dolor y la confusión que estáis sintiendo intentáis otear el mundo que está bajo vosotros. La energía salvaje está golpeándolo, provocando heridas en la tierra y alterando el orden de todo. Los elementos golpean cada rincón del aislado continente, haciéndolo arder, haciéndolo temblar. Sentís miedo por los segundos hijos, intentáis moveros, pero las energías cada vez se agolpan con más fuerza contra vosotros. Os asfixian, os marean, os golpean y os alejan.

Intentáis entender qué ha provocado aquello e intentáis sentir la esencia de esa energía. Apenas podéis vislumbrar la fuerza tras aquella vorágine de poder, pero algo que sentís os pone los pelos de punta. Intentáis decir algo, pero vuestra mente se abotarga y aunque intentáis mantener la conciencia, esta se aleja, se aleja, se aleja y al final… negrura.

Cinco entidades son lanzados con fuerza sobre la tierra

En cuanto Mahvan volvió a Litzen se le iluminó la mirada y como siempre se posicionó a su lado tras darle un cálido abrazo por su parte. Todos sabían el grandioso aprecio que tenía la diosa del amor por el dios de la muerte y eso se hacía presente en los gestos que tenía con el como abrazarse a su brazo muestra de un cariño especial que intentaba siempre en la medida de lo posible mantener a raya.

Todo en algún punto de la conversación empezó a desmoronarse, la sorpresa estaba presente y a Litzen se le hacía extraño todo aquello que sucedía a su alrededor aferrándose más a Mahvan que nunca cuando aquella segunda sacudida los separó a todos haciendo que volasen despedidos en diferentes direcciones, tal fue aquello que Litzen sintió como si se le rompiesen los brazos del tirón que se dio. 

-MAHVAN

Posiblemente lo gritó porque era a quien estaba aferrada en aquel preciso instante, eso quería creer ella aunque los demás bien podían saber que la diosa del amor no actuaba así con ninguno de ellos a pesar de todo el afecto y amor que les profesaba... 

Y todo desapareció tras un instante colorido y doloroso.

Mahvan recibió a su hermana Litzen con esa fría calidez contradictoria que lo caracterizaba, solemne, distante, protector. La envolvió con una de sus alas mientras escuchaba las preguntas de Zyva acerca de lo que le afectaba.

Murió, llegó a las Fosas de Humo y yo le dí un propósito en la Muerte. explicó como si fuera lo más obvio del mundo, luego volvió su capucha hacia el mundo, luego hacia la diosa del caos. Una estrella para los perdidos, para que las almas no vaguen sin rumbo.

Durante las conversaciones Mahvan se mostró habitualmente neutral a las predisposiciones de sus hermanos. Mantenía una distancia manifiesta acerca de los asuntos que afectaban a los Segundos Hijos sobre la faz del mundo, pero intervenía con su habitual actitud lacónica en aquello en lo que podía afectar al funcionamiento de las Fosas de Humo o las propias almas. Pero Mahvan escuchaba curioso, ansiaba aprender y, a pesar que no tomaba ninguna predisposición esencial acerca del destino de ninguna de las cuatro razas, atendía todos los detalles con suma atención.

Junto a Litzen, a la que atendía con una deferencia particular, Mahvan procuró hacerse algo más participativo, pero siempre eran intervenciones someras y breves. Pero entonces llegaron las sacudidas y los cambios. El dios de la muerte trató de sujetar a su hermana usándose de sus alas, pero ni siquiera estas pudieron salvarle de ello. Pudo ver como la diosa del amor se le escapaba de sus manos y, luego, eran lanzados de vuelta al mundo envueltos en oscuridad.

-Intentar Moldear el mundo de Padre.... es maravilloso- digo después de un largo tiempo de meditación, aun cuando intentaba disimularlo, podía notarse como mis brazos seguían vibrando de toda la energía que ingreso en mi cuerpo una vez llegue al  plano de los segundos hijos, este echo me dio otra perspectiva de lo que significaba estar a cargo de mi elemento.

 para este punto hasta Mahvan había llegado siguiendo las señales de la llamada, nuestra hermana Litzen se había aferrado a él mientras que Zyva explicaba a su manera tan enérgica, su plan de combinar nuestros dones para que nuestra influencia llegase a todos lados. Había pasado un tiempo desde que  todos estábamos reunidos, arrepentida de mi arisca actuación en nuestra ultima reunión, donde  mi acorazada personalidad solo hizo mas que tensar nuestra relación. -Hermanos, yo quiero quiero discul...- antes de poder terminar la frase, algo estaba ocurriendo, sismos y sonidos provenían de otros plano, y ahora nos estaba arrastrando hacia ellos.

la fuerza es tal, que ninguna palabra puedo terminar de formular.

estaba cayendo otra vez en el otro plano, solo que esta vez, se veía mas opaco que la ultima vez.