Partida Rol por web

Decker y su huargo seguían combatiendo, dando hachazos y dentelladas que no encontraban carne ni hueso.La refriega se acrecentaba cada vez más, las debilidades emergían a la luz, el cansancio, la fatiga, el dolor de las heridas, la sangre que resbalaba por las armaduras y las pieles.

Se había convertido en una batalla de desgaste, y solo ganarían lo más fuertes y los más inteligentes.Zirodel comenzó a afinar más sus sentidos, y sus ataque ya encontraban la carne, aunque por poco que fuese, las heridas comenzaban a aparecer en su oponente.El huargo, como la bestia infalible que era, no eran más que caricias para su cuerpo, y siguió buscando la carne del elfo, mordiendo y mordiendo, intentando traspasar su escudo sin mucho éxito.

Ridgern, algo confiado al ver a su contrincante cojear y jadear, se adelante demasiado en su golpe, impactando en el suelo.En ese momento se quedó vendido hacia su huargo, pero la bestia, intentando forzar su cuerpo, volvió a saltar, con la mala suerte de calcular mal y sobrepasar al enano por arriba.Su cuerpo va a parar a la hoguera, donde el fuego prende su pelaje y quema su piel.El huargo sigue avanzando con paso torpe y moribundo mientras que la llama consume su cuerpo y su vida.Poco a poco, disminuye su ritmo, hasta que finalmente para y cae al suelo desplomado mientras que el fuego sigue devorando su cuerpo.

Lia sigue manteniendo sus tretas y juegos con el huargo que tanto le acechaba.Cuando amagó para saltar sobre ella, esta le propinó su severo dagazo en el rostro, abriéndole una herida que cruzaba su ojo amarillento.Sacudió su cabeza, y volvió a atacar ciego de ira, con una poderosa carrera para embestir a la maga.

Luchó con todas sus fuerzas, peleó, combatió, siguió moviéndose e intentando sobrevivir, luchar por lo que amaba y consideraba justo, luchar por la luz que alumbraría a todos el camino, el camino correcto, el camino hacia la salvación.Sintió antes del combate que algo raro iba a pasar, una extraña sensación que le incomodaba a la par que le hacía sentir bien.Puede que fuese esa sensación la que sentirían los que iban a morir.

El huargo pudo con ella, pudo con su cáscara, su forma física, sus debilidades, y un feroz y letal mordisco del animal, pudo alcanzar el cuello de la clérigo.Una vez los colmillos traspasaron y perforaron la yugular, perdió sus fuerzas, y el peso de la bestia hizo que cayese al suelo.Pudo verse como todo sucedía de manera lenta y pausada.Lo primero que dejó caer fue su escudo y su maza, después ella cayó al suelo con el huargo sobre ella, mordiendo su cuello con sus poderosas fauces, empapando su lengua y colmillos en la sangre de la clérigo.

Era de noche, pero podía ver la luz en el cielo.Su cuerpo, extrañamente tranquilo mientras se sacudía ligeramente por los mordiscos, acompañaba a su mirada, apaciguada y armoniosa pero sin dejar de tener un aspecto ahora algo vacío.La luz fue apagándose en sus ojos, como se apagaban la últimas luces del atardecer.Veía al cielo, como si su cuerpo pudiese alzarse, estirar sus manos y tocar lo que nadie más podía ver.Sabía que ya no pertenecería más a ese mundo terrenal, que podría alzarse como un ente nuevo, al lado de su Diosa.Entre sus últimos segundos de vida, pudo escucharse su voz, como sus labios intentaban pronunciar sus últimas palabras ante la expectación de los presentes.

-...que....Ishtar....me...guarde...- el hilillo de voz acompañaba al apaciguado rostro, empapado en unas lágrimas solitarias que resbalaban por las mejillas de la clérigo.Su momento había llegado, sólo esperaba y rezaba en sus últimos momentos, que no fuese así para sus compañeros.Y así fue, como finalmente, sus ojos se apagaron como una estrella moribunda, dejando salir algo de sangre por la comisura de sus labios.

Sin conocer aún el nombre de esa extraña muner, Elisabeth ya iba a realizar un pacto de sangre. Tomo la daga mientras no dejaba de mirar las gotas de sangre que habían manchado la mesa y arruinado el vino barato -Cortarme la mano, una costumbre bárbara para una ciudad sin leyes- Esa tradición antigua y casi un ritual, no desagradaba a la guerrera de trenza rubia. Era un pacto que no se rompería, una palabra dada que no se quebraria jamás y eso era digno de respetar en estos días en los que tahures, cortabolsas y zameros de guante blanco trataban de engatusar los oídos con mentiras para conseguir oro. Un pacto de sangre era venerado en todos los paises y, aunque era una costumbre bárbara, a Elisabeth no pudo gustarle más.
Tienes mi palabra y eso es mucho más que esto- Asió con firmeza la daga que le habían presentado para continuar con el corte en la mano, profundo e intenso. Sintió el calor inicial del acero al rasgar la piel y una vez retirado el puñal, la guerrera apretó el puño para que su líquido vital gotease con mayor intensidad.
Quiero saber tu nombre, conocer a quien he dado mi palabra[ y después... Bebamos para que me puedas contar que debo hacer

-¿Quieres saber mi nombre?...humhumhum- río para sus adentros-.Bebe, y conocerás mi nombre, conocerás nuestra historia, nuestro legado, nuestro origen y propósitos...Pero no todo, eso lo iras descubriendo poco a poco- agarró el vaso cuando este ya contuvo suficiente sangre de la mujer guerrera, miró su interior con anhelo, y sonrió mientras lo levantaba y acercaba a su boca.Comenzó a beber, y unos cuantos tragos pasaron por su garganta, dejando caer incluso alguna gota por sus comisuras.Tras esto, lo separó de sus labios y lo acercó a Elisabeth, estirando por ello su brazo.

-Te toca, para que veas que no oculto nada- su mirada era cada vez más penetrante y analizadora, como si entrase en la mente de la muchacha rubia y pudiese ver todo lo que pensase, incluso verla desnuda.

La torpeza del huargo le valió a Ridgern para deshacerse de su enemigo. Tomó aire durante un segundo, aprovechó para echar un vistazo alrededor y ver cómo andaba el sangriento combate. Y entonces lo vio. Vio como uno de los mortíferos Huargos se abalanzaba sin piedad sobre Varuna, desgarrando su delicado cuello hasta deshacerlo por completo. La sangre empezó a brotar  sobre su pecho y la bondadosa sacerdotisa cayó al suelo despojándose de su último aliento. Sus ojos se cerraron justo después de dejar escapar su alma en forma de lágrima.

La reacción del enano fue inmediata. Apenas hacía unos días que conocía a la joven, pero era lo más parecido a un compañero que había tenido en mucho tiempo. Siempre  dispuesta para el combate sin importarle su vida, esa que ahora  perdía. Pero Ridgern no iba a permitir que eso sucediera mientras sus pies lo mantuvieran en pie y ajeno a la gravedad de la herida que Varuna acababa de recibir, se abalanzó sobre el huargo que permanecía sobre ella. Lleno de ira cargó contra la letal bestia, pero tan cegado por la rabia que su precipitado golpe se perdió en el aire, quedando a merced del huargo que fijo sus ojos en el enano, buscando nueva sangre con la que alimentarse.

Culpándose por no haber atravesado al maldito animal con su saeta al inicio del combate, Ridgern lanzó un agónico y desesperado grito de ayuda ¡¡¡¡ UN SANADOR, AQUÍ... RAPIDOOOOO..!!! 

Zirodel estaba tan centrado en el combate que no se percató de la muerte de Varuna. Ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con ella, pero verla caer sin duda supondría un duro golpe, pues no hay nada peor para la moral en la batalla que ver a tus compañeros expirar ante los ataques del enemigo.

El elfo, concentrado como estaba en la bestia, volvió a atinar un buen espadazo contra ella. Este parecía más certero, pero los huargos eran duros de roer y nunca podías estar seguro de cuánto eran capaces de aguantar.

En ese momento escuchó a Ridgern pedir ayuda...

Lia no vio lo que sucedía al otro lado del campamento. Sus ojos estaban centrados en como el huargo se abalanzaba sobre ella, pero no perdió tanto los nervios como para no saber que detrás de ella seguía estando el carromato. Justo en el último momento antes de que el gigantesco lobo la alcanzase, esquivó su ataque e intentó hacer un movimiento que había visto una vez a un acróbata, atacar con la daga en medio del movimiento circular.

Evidentemente no le salió como esperaba. Igual con una espada más larga y años de práctica habría resultado. Pero su movimiento no fue en vano, volvía a estar encarada hacia el huargo, con el carromato a su derecha y Ziroden a su izquierda. Vio por el rabillo del ojo como Zirodel daba un potente golpe a su propio huargo. Con un poco de suerte podría ayudarla ahora.

Si la muchacha oyó el grito de ayuda de Ridgern, no dio muestras de ello. No quitaría los ojos del huargo para que no le pillara por sorpresa

Problemas, futuros problemas era lo que veía Elisabeth o mejor dicho, se imaginaba. Ese trato que iba a realizar, ese trago que iba a dar era una prominicion. Ya había dado su palabra, estaba comprometida -Tengo la garganta seca del viaje- Estiró el brazo para tocar el vaso, asirlo y beber un largo trago. Conteniendo la respiración un poco más de lo habitual. No quería percibir el olor, no quería notar el sabor, solo tragar y confirmar lo que suena labios ya habían pronunciado.
Tras posar el vaso en la mesa y reclinarse apoyando ya la totalidad de la espalda en la silla mientras estiraba las piernas descansanso la diestra sobre la zurda -Despues del viaje, siempre es bueno escuchar una buena historia. Mis oídos están atentos-
Elisabeth trataba de tener los sentidos alerta y no perder detalle da la conversación algo que comenzaba a costarle por el cansancio y la bebida. No le gustaba trasnochar en demasía pero una situación como la que se le presentaba era merecedora de un esfuerzo y los esfuerzos bien realizadla siempre tienen recompensas

A pesar de la reciente pérdida, el combate seguía su curso, el mundo seguía girando, y los sucesos seguían ocurriendo.Decker seguía enfrentándose encarnizadamente a la bestia que le atosigaba.Lanzaba hachazos verticales y horizontales para mantener a ralla al huargo.El animal buscaba siempre en todo momento el punto ciego o el momento oportuno para acercarse a Decker, pero no encontraba más que el afilado filo del hacha en su camino, cosa que le hacía retroceder enfurecido.

Por otro lado, Ridgern saltó a través del fuego, dispuesto a destrozar al huargo que estaba destrozando el cuerpo de Varuna.Pero su golpe dio a la nada, aunque fue suficiente para conseguir la atención del huargo que mordisqueaba el cuello de la clérigo.La bestia se relamió su morro carmesí, y fue acercándose al enano lentamente.De sus fauces goteaba aún la sangre caliente de la difunta mujer devota.Se agazapó y saltó hacia adelante para caer sobre el enano y repetir la misma jugada que tan bien le salió contra Varuna.

Zirodel entraba cada vez más en calor, al igual que su muñeca.Sintiéndose más confiado, volvió a atacar a su contrincante, con el escudo por delante, se avalanzó contra su huargo.Realizó una impecable finta, dando a entender que iba a atacar por la derecha DEL HUARGO, esto hizo que la bestia saltase hacia su derecha, pero Zirodel ya le estaba esperando, e introdujo su filo plateado hasta el fondo de la carne del animal, a la altura de su cuello.La punta de la espada del elfo, logró incluso emerger por la otra parte del cuello de la fiera monstruosa, haciéndole aullar de dolor.Cuando este sacó su filo del cuerpo del animal, este se tambaleó hacia un lado, dejando un espeso y abundante rastro de sangre bajo sus patas.Su cuerpo y su pelaje estaban empapados en su líquido carmesí, y comenzó a ahogarse en su propia sangre.No tardó mucho en caer, al suelo, con la mala suerte de que su cabeza topó contra una afilada piedra que terminó por quebrar su cráneo provocando un sonoro crujido acompañado de la correspondiente hemorragia tanto nasal como auditiva.

Lia seguía tentando a la suerte, y esta vez intentó realizar una maniobra magistral que le salió cara.Giró su cuerpo hacia un lateral para esquivar la embestida, a la par que usaba la daga para realizar un ataque cortante circular.Sin embargo, realizó el movimiento demasiado lento, y el huargo aprovechó su rapidez para al menos golpear de canto al cuerpo de la chica, aprovechando la desestabilización para propinarle un inoportuno zarpazo en el vientre.La herida fue profunda, dejando entrever los intestinos de la muchacha entre las cuatro aperturas que le provocó.La sangre era abundante, bañando su bronzada piel hasta llegar a sus piernas y escurrirse por sus pies. Esto provocó un terribles dolores en la maga, incluso algún mareo, pero aún se sostenía sobre sus propias pies.

El combate seguía desarrollándose en el improvisado campamento.Algunos guardias lograron incluso alejar a las bestias, otros huyeron algunos metros, presas del cansancio y del temor.Otros se mantenían espalda con espalda, peleando aún por su vida.

Zirodel agitó la espada para descargar parte de la sangre que cubría su hoja. A escasa distancia tenía otra de esas bestias, y a punto estuvo de enfrentarse a ella. No obstante, observó un poco más allá que Lia estaba desangrándose, y junto a ella se erguía un huargo, algo herido pero todavía amenazante.

En vista de la urgencia de la situación, y de que el huargo más cercano tenía a uno de los soldados a su vera que podía hacerse cargo de él, Zirodel apretó el paso con sus ágiles piernas élficas para cargar contra la bestia al lado de Lia y lanzar un tajo.

¡¡¡¡AaaaaYyyyy!!!! - Gritó la muchacha al recibir el zarpazo en le vientre. Lia no quiso mirar la herida, a pesar de notar como le corría la sangre por las piernas. Dio un par de pasos hacia atrás con la mano izquierda sobre sus heridas y miró al huargo con odio.

¿Crees que esto duele? Esto no es nada comparado con algunos períodos. -Musito la muchacha entre dientes tanto al huargo como a sí misma para darse fuerzas.

Viendo como Zirodel se lanzó a la carga contra el huargo con un grito y aprovechando que el animal se giró para enfrentar a esa nueva amenaza, la maga lanzó una estócada hacia una de las piernas del lobo. Su intención era clavarla hasta la empuñadura, pero el dolor le pasaba factura.

Ridgern seguía con su encarnizado combate. Era una lucha a muerte contra el huargo asesino que había desgarrado el cuello de Varuna. La imagen de la joven agonizando en el suelo era desoladora y el enano no podía dejar de mirarla, debatiéndose entre seguir luchando o lanzarse a socorrerla. Aunque parecía que poco se podía hacer ya por ella, Ridgern no quería dejarla morir sin hacer nada. El enano seguía blandiendo su arma, pero la bola se movía descontroladamente, pues luchaba pensando más en su compañera que el huargo y el astuto animal pudo  esquivar fácilmente el mayal que volaba hacia él sin mucho tino.

Zirodel y Lia ahora luchaban como duo, acosando con espadazos y dagazos al huargo, manteniéndolo a raya. En primer lugar atacó el lefo, que ayudado por la impetuosidad de la batalla, se lanzó a la carga con el escudo por delante, impactando directo en la bestia, y abriéndole sus defensas, para poder propinarle un tajo rápido en su lomo.Aprovechando la distracción, la maga atacó, no con tanta precisión debido al movimiento del animal tras el impacto del escudazo.Aún así, la daga pudo clavarse en una de las piernas del animal aunque fuese por unos centímetros.La bestia comenzaba a sangrar por varias zonas en su cuerpo, dotándole de un aspecto aún más temible y mortífero, aunque en esos momentos aquello parecía una tortura para la bestia.

La sangre manchaba cada vez más y más el campo de batalla, pues ya había terminado por empapar los cuerpos de los combatientes y mezclarse con su sudor y suciedad.El huargo malherido, aún tenía fuerzas para luchar, y siguió atacando con ferocidad al elfo.Comenzó a dar zarpazos a su escudo, provocando chispas que volaban a izquierda y derecha, y cuando pudo cansar el brazo del elfo, se avalanzó sobre él y le mordió una de sus piernas, aunque fuese por poco tiempo, para luego alejarse de su contrincante y observar sus movimientos.Zirodel ahora tenía una herida no muy grave a la altura de su gemelo.Unos agujeros por los cuales salían hilillos de sangre.

Ridgern, preocupado aún por su compañera Varuna, no era capaz de concentrarse del todo en el combate, y le pasaba factura en los aciertos de sus ataques.No obstante, era afortunado pues el huargo que le peleaba tampoco era preciso en sus bestiales mordiscos, que no hallaban más que aire o escudo.

Por otro lado, Decker y su huargo mantenían su combate al mismo nivel, ninguno cedía, ninguno retrocedía.Era la eterna y constante batalla del humano y la bestia entre fuego y sangre.

Los soldados seguían combatiendo con fervor, aunque uno de los guardias, tropezó mientras retrocedía y sobre él cayó el huargo.Por suerte, paró su mordida interponiendo el asta de su lanza entre sus fauces y su cuello.El huargo ahora tenía el asta entre sus mandíbulas, intentaba morder y morder, pero solo alcanzaba al aire, hasta que finalmente el asta cedió y partió por la mitad.Sus colmillos agarraron la cabeza del guardia y comenzaron a oprimirla.Los gritos heladores de dolor comenzaron a emerger de la garganta del humano, pero dispuesto ya a morir, agarró ambas partes de su lanza, y comenzó a clavarlas desesperadamente en el cuello del animal, una y otra vez.Los colmillos penetraban el cráneo mientras que ambas partes de la lanza perforaban y perforaban el cuello del animal, una y otra vez.Finalmente, el cráneo del guardia cede y cruje violentamente, pudiéndose ver como salían los sesos entre las aperturas, uno de sus ojos salió de su cuenca, y su boca, nariz y oídos sangraban sin parar.Por otra parte, el huargo poseía graves heridas en su cuello, letales perforaciones en importantes venas y arterias, que le dejaron sin sangre en cuestión de minutos.El animal cayó a peso sobre el cadáver del hombre.

Zirodel seguía en la pelea, pero la herida sufrida había hecho mella en él. Notaba un fuerte dolor en su pierna, y eso le impedía combatir con su habitual estilo de lucha rápido y ágil. Su espadazo cortó el aire torpemente mientras el elfo apretaba los dientes frustrado. No era precisamente este un buen momento para fallar, pues cada segundo que pasara podría significar el fin.

Una vez Elisabeth se bebe aquel vino, se relajó en su asiento, dispuesta a escuchar la historia que pensaba que le iban a contar.Pero comenzó a encontrarse rara, la vista comenzó a nublarse, todo le daba vueltas, y un dolor nacía en lo más profundo de su cerebro, el cual se extendía por todo su cuerpo.Mientras este dolor avanzaba y avanzaba, se hacía más intenso en su cabeza.Una tormenta de imágenes oscuras y perturbadoras iban y venían en su mente.Miles de cientos de asesinatos, sangre derramada por todos lados, túnicas negras, pactos oscuros y pactos de sangre, reuniones en la sombra, cuevas y lugares tenebrosos con todo tipo de criaturas abominables.Plumas negras cayendo dulcemente, casi suspendidas en el aire, hasta toparse con un lago inmenso de sangre con cadáveres en su zona más profunda.Una luna blanca y pura, siendo tapada por una sombra negra y roja, un eclipse mortal.

Las imágenes seguían pasando por tu cabeza, sin apenas darte tiempo a digerirlas, a cada cual más maquiavélica y monstruosa.Pero entre todo aquel caos y dolores infernales, pudiste notar que seguían una cronología, hacia el pasado, retrocediendo en el tiempo.Más imágenes llegaban, orgías entre órganos y miembros, amputaciones, traiciones, ejecuciones a sangre fría, todo tipo de torturas, muchas monedas de oro cayendo sobre un cadáver abierto en canal, profundos túneles bajo tierra iluminados por antorchas, cuervos picoteando cadáveres y otros sacando los ojos de sus cuencas, grandes estandartes, banderolas, banderas, todas ellas con un símbolo dibujado en ellas...

Un par de cuervos cruzados, y un ojo que todo lo ve en el centro.Por último, una figura oscura ataviada en un traje de plumas negras, permanecía impertérrita mirando a la nada, su rostro oculto bajo una máscara, y su hombro acompañado por un cuervo, terminaban de definir su aspecto.Tras esto, tu mente se torna oscura, al igual que tu visión.Pierdes el conocimiento.

Al día siguiente amaneces en una cama.Los rayos del Sol entran por la ventana, atravesando las cortinas y golpeando tu rostro, molestando a tus ojos pero a la vez otorgándote una sensación cálida y agradable.En un principio no parecía haber nada raro en la habitación, aunque parecía haber una carta sobre la mesita de noche.

Ese dolor, sus ojos, su mente. Había sido engañada una vez más. Elisabeth sabía que se encontraba ante una situación difícil pero no tanto. Trato de levantarse y se trastabilló como si estuviese borracha. Derramó sobre si misma el vino de su copa inconsciente -Tu.... Tuuuu.... ¿Que me...
Con la mano derecha asió la silla pero no fue suficiente y cayó al suelo.

La joven mujer se despertó llevándose las manos al rostro tapando sus profundos ojos. No era resaca pero la sensación era similar. Las visiones que había recibido la atormentaban ¿Que significarían?¿Que pacto y con que oscuro dios había realizado? Y las consecuencias que tendría.
Las dudas le hinundaban la cabeza, unas dudas que él fin que tenía en su vida superaría.
Se incorporó lentamente para comprobar si sus pertenecías, su armadura, sus armas, se encontraban en la habitación.
Maldita cabeza, todo me da vueltas- Unos susurros algo entrecortados antes de ver la carta. Extendió su mano para alcanzarla y leer su contenido

La vida de Varuna se esfumaba a borbotones. Ridgern no quería reconocerlo, pero el destino de su compañera ya estaba decidido. La sangre encharcada de la joven y su pálido color de piel así lo confirmaban. El enano fue consciente de eso justo cuando el huargo intentó morderle de nuevo. El sonoro golpe de la bestia contra el escudo hizo que Ridger volviera a poner los pies en la tierra y  entonces  fue consciente del desgraciado estado de Varuna y de que su viaje era tan solo de ida. Una rabia incontrolable empezó a correr por las venas del fornido enano, que empezó a enarbolar su mayal, haciéndolo girar con tanta fuerza, que su roce contra el viento empezó a escucharse por encima de los gritos y rugidos de la batalla. Parecía que la cadena del arma iba a salirse de su mango cuando el enano la dirigió hacia el Huargo, que no pudo hacer nada por esquivarla. La  maciza bola de metal chocó de lleno contra el cráneo de la criatura asesina, quebrando el hueso y dejando al animal herido de muerte. 

¡¡¡¡¡¡ AAAARRRRGGGG POR VARUUUNA!!!!!!!  ¡¡¡¡¡MUERE BESTIA ASESINAAAA!!!  

Haciendo presión en las heridas, Lia había conseguido que parara de manar sangre, pero el dolor era intenso. Tanto que sus movimientos se volvieron más lentos y cuando intentó alcanzar al lobo, éste apenas dio un paso para esquivar el ataque.

Estoy ... haciendo el ridículo pensó la muchacha. Brevemente echó un vistazo a lo que le rodeaba y se percató de que, salvo por Zirodel, a nadie le importaba un pepino su combate. Todos tenían problemas más acuciantes.

Has bebido la sangre de un Dios.Ahora le perteneces.Eres un ser impuro.Has matado, y por lo tanto se te concede el honor de unirte a nosotros.A media noche, acude a los barrios bajos del puerto, la chabola roja es la clave

Era una carta escueta, breve y directa.Tampoco decía más información de la necesaria, pues nunca se sabía lo que podría hacer la persona con dicha carta.

El graznido de un cuervo te alertó y despertó del trance, sacándote de tus posibles pensamientos.El ave negra se hallaba descansando en la repisa de la ventana.Se picoteaba de vez en cuando sus alas y su cuerpo.Se paseaba con gracia a lo largo de la repisa, mirando a sus alrededores, aunque por un momento hubieses jurado que dirigía su mirada al interior de la habitación.Finalmente, alza el vuelo desapareciendo de la escena.

Decker encontró una apertura en las defensas del huargo, la cual no dudó en aprovechar.Espero a que la bestia se abalanzase sobre él.Decker corrió hacia a ella con el hacha alzada para propinarle un golpe vertical, pero en el último momento, gira sobre sí mismo, bajando el hacha y convirtiendo el ataque en un golpe circular a la par que esquivaba el ataque frontal de la bestia.El hacha impacta de lleno en el lomo del animal, abriéndole una severa herida, de la cual colgaban algunos intestinos empapados en sangre.Decker le negaba con el dedo mientras chasqueaba su lengua.

-Muy lenta, asquerosa alimaña...- dejó descansar el hacha sobre su hombro, sujetando el mango para hacer palanca, tomando un aura de burla y poderío-.No te preocupes, te haré sufrir antes de que te arranque el corazón- crujió su cuello y estiro sus hombros con movimientos circulares, preparándose para lo que pudiese venir.

Por otro lado, Ridgern parecía romper su maldición, y pudo acertar a su contrincante, usando toda su ira y poder, nacidos de la pena por Varuna.La esfera asesina surcó el aire hasta golpear la cabeza del huargo.Le arrancó parte de la piel, le hizo saltar algunos colmillos y le fracturó parcialmente el cráneo.El golpe fue poderoso, y desestabilizó tanto a la bestia, que su ataque se paró por completo, cayendo hacia atrás y quedando tumbada unos instantes, intentando recuperarse del aturdimiento del golpe.Su rostro emanaba sangre oscura y babas, el animal jadeaba cansado y gravemente malherido.Se incorporó como pudo, tambaleándose unos segundos, haciéndole frente al enano, esperando su siguiente reacción para contrarrestarla.

El huargo que se mantenía en pie contra Zirodel y Lia, luchaba ferozmente contra ambos, pero se veía desbordado por continuos ataques por varios flancos a la vez, por ello no podía centrarse mucho en morderles adecuadamente, lanzaba dentelladas aquí y allá, intentando mantenerlos a raya, lo cual parecía tener éxito en ello, dejando por el momento a la situación en tablas.Finalmente, cuando vio que Zirodel desfallecía por unos segundos, se dio la vuelta y se lanzó a por Lia, con la mala suerte de que su embestida fue demasiado poderosa, y su cabeza se incrustó en la rueda de la caravana, quedándose atrapado temporalmente.

Los guardias seguían su lucha.Uno de ellos, bastante ágil, escaló a una de las caravanas para huir temporalmente del huargo.Lo mantenía a raya con su larga lanza, evitando que así subiese hasta él.

Por otro lado, los guardías que estaban espalda con espalda, mantenían su lucha atroz.Uno de ellos logró someter a su huargo, realizando un poderoso ataque con maestría, una combinación de diversos espadazos, uno a su cuello, otro a sus patas, y finalmente lo remató atravesándole la columna.No se podía decir lo mismo de su compañero, el cual tuvo peor suerte, y el huargo logró engancharle una de sus piernas, la cual logró seccionar mediante un poderoso mordisco.El soldado cayó al suelo totalmente abatido, desangrándose por segundos hasta morir.