Partida Rol por web

Arqueros, nos replegamos!, ya conoceis el camino, poco a poco y sin dejar de disparar, todos los enemigos que caigan ahora no atacaran luego en las escaleras

Indico a la division de arqueros dando ejemplo sin dejar de disparar y esperando a que empiecen a moverse ellos antes de moverme yo, con la clara intencion de ser el ultimo en replegarme

Amrod está muy satisfecho del trabajo realizado contra las barcas enemigos. los disparos han sido precisos, ordenados, y letales. Aunque la puerta ha caido, ahora el enemigo solo puede atacar por un frente, lo que le hace menos peligroso y más previsible. En cualquier caso, la situación no es buena, pero aún no es desesperada.

- Siempre hay esperanza... -piensa en voz alta. La esperanza es el eje en la vida de los Dünedáin del Norte. Sin hogar, sin tierras, sin nación... se tienen los unos a los otros. Muchos han perdido familiares. Todos han perdido seres queridos. Pero siguen luchando siempre, sin caer en el desánimo. Día tras día, guardando a aquellos seres que han de ignorar el peligro y ser felices: hobbits y hombres sencillos... - y es que la mayor fuerza está en nuestros corazones -reflexiona, mientras corre hacia el combate con su destacamento de arqueros.

- ¡BIEN! -grita, mientras mira a los arqueros, empuñando su propio arco- Nuestra tarea ahora será proporcionar fuego de cobertura a nuestros compañeros, para que puedan retirarse en orden y con las mínimas bajas posibles, a la vez que intentamos eliminar al mayor número de enemigos. Sabéis como hacerlo. Vuestras manos han manejado un arco desde antes de que yo naciera, y desde antes de que tuvierais uso de razón. ¡Demostrad ahora, por los Pueblos Libres, que sois los mejores arqueros que pisan la Tierra Media. Demostrad que a la raza de los Elfos aun les queda orgullo.
Contra el enemigo que quiere eliminarnos. Contra ellos, aberraciones inmundas. ¡Fuego!

Y Amrod, como uno más, apunta su arco y dispara. De su puntería depende la vida de sus amigos, y de muchos más.
No fallará.

Comenzáis a replegaros. Tenéis los flancos bien cubiertos. Los arqueros comandados por Carster ha resistido lo que han podido pero el grueso de la batalla ahora está en la mitad de la colina que asciende a Mindon Lamath.

Los orcos han sido rápidos y os han trabado en una melé en la colina. Carster y Anäril se esfuerzan por mantener a raya cuerpo a cuerpo a las huestes que intentan avanzar y por ahora lo están consiguiendo. Desde el exterior de la melé, Amrod y Elerin tienen que hacerse cargo de dos grupos de arqueros elfos y atacan los flancos del gigantesco grupo enemigo.

Por lo menos ahora habéis centralizado la batalla en un punto y parece que vais recuperando terreno. Los arqueros están haciendo mucho daño al enemigo y vuestros fuertes capitanes, Carster y Anäril, están realizando una soberbia labor en el cuerpo a cuerpo junto con otro grupo de elfos.

Todavía no habéis llegado a ver a Gailhen pero no os extraña. Hay demasiado enemigo y demasiado tenéis con mantenerlos a raya quien sabe por cuanto tiempo.

-Ffffffuiiittttttttttttttttttttttttttt!!!!!!!!!!!!!- Silba joven marinero en dirección a Carster, el más cercano de sus compañeros, pues Anäril parece demasiado ocupado en el brutal combate colina abajo.- ¡Carster, Elerin, aquí arriba!¡Gailhen se acerca!

Encarándose a los elfos que disparan junto a él, les muestra con la mano extendida al más peligroso de sus enemigos:- ¡Su lider está acercándose por ahí! Son tantos que han logrado bloquear a nuestras fuerzas y aún son suficientes para avanzar. Debemos evitar que lleguen a la torre, o todo será en vano. ¡Disparad!

Intranquilo por el desarrollo de los acontecimientos, Ranëdhel busca a sus compañeros en el campo de batalla con la mirada. Ignora si su grito de aviso ha llegado a sus oidos entre el estruendoso entrechocar de armas y el silbido de las numerosas flechas que vuelan por doquier.

Todos habéis oído el agudo silbido de Ranëdhel y escucháis sus palabras por encima del entrechocar de aceros.

Conseguís levantar la mirada y pronto confirmáis lo que el joven elfo se esfuerza en alertaros.

Gailhen está muy cerca de la torre y Ranëdhel hace lo que puede por hacer que sus elfos disparen al grupo del portador de la vara. Algunos de sus guardaespaldas caen presa de las saetas amigas pero el odiado impostor consigue llegar al pie de la torre sano y salvo junto con la mujer que le acompaña.

Sin pararse a leer la inscripción que hábilmente cubristeis pronuncia las palabras correctas y el grueso portón se abre dejando expedita la entrada.

A LA PUERTA, A LA PUERTA - grito con voz profunda al oír el aviso de Ranëdhel - EN CUÑA, NO RETROCEDAIS - ordeno imperativamente a mi grupo, ya enzarzado en el combate cuerpo a cuerpo - A LA PUERTA, A LA TORRE - insisto - CARGAD!

Si esta carga no funciona estaremos perdidos, ahora la prioridad es llegar a Gailhen y la bruja..., ¿Cómo han podido alcanzar la torre?. Mi estrategia ha fracasado...- pienso mientras Gwindnaur brilla intensamente segando las vidas de mis enemigos de un lado a otro abriendome el camino hacia la puerta.

Vamos, debemos proteger la torre!

Grito intentandome hacer oir ante el sonido de la batalla

Primeras lineas, hacia la torre, no dejeis que nos rebasen, Arqueros replegaros disparando!

Doy las ordenes mientras sigo combatiendo, haciendo un esfuerzo sobrehumano para no lanzarme contra el centro de las tropas enemigas, sino manteniendo la linea como pido al resto de combatientes, puede que caiga, pero no sera contra un soldado cualquiera, se quienes son los jefes y llegare hasta ellos

Esperanzado al ver como sus compañeros acuden a detener a Gailhen, Ranëdhel se decide también a hacer lo imposible por deterner al portador de la vara y a la asesina que le acompaña.

- ¡Voy a detenerles! Aquellos que me ayudásteis a preparar las defensas de la torre acompañadme. Los demás ayudadnos como podáis, van fuertemente escoltados. ¡Tal vez unas flechas en sus espaldas les distraigan y nos permitan entrar!

Con la espada desenvainada y el escudo bien sujeto junto a su cuerpo para que no le estorbe al correr el marinero se lanza a la carrera para alcanzar la torre.

Valar, protegednos. Si morimos espero que mi viaje a las Salas de la Eternidad sea largo y por mar.

-Temía que algo así pudiera suceder si dejábamos la torre desprotegida, me temo que mí lugar ya no está aquí. 

Viendo que es vital que la unidad que estoy comandando siga cumpliendo su cometido actual y que todos nos demos la vuelta para correr hacia la torre no mejorará las cosas, grito: 

-¡Arqueros, hasta ahora hemos logrado detener el avance del enemigo! ¡No desfallezcáis y seguid retrocediendo ordenadamente hacia la torre, ya que el final del combate está cerca y la hora en la que se decidirá nuestro destino pronto llegará! ¡Seguid luchando, valientes, esos orcos no deben traspasar nuestra posición! 

Dicho esto, me coloco el arco que estaba disparando a la espalda y corro hacia la torre a la máxima velocidad que me permiten mis piernas, el malvado no debe llegar al pináculo...

... me parece que el enemigo sabe más de los que nos hubiera gustado imaginar... ya nos engañó una vez bien puede hacerlo cuantas veces quieras... ¿Quien es en realidad Gailhen?... ¿Cuánto tiempo lleva investigando este tema del que nosotros apenas sabemos nada?...

Amrod piensa en ello mientras dirige a sus arqueros a las mejores posiciones para bombardear con una lluvia de flechas al grupo que intenta penetrar en la torre. Demasiadas preguntas... ninguna respuesta.

Aparta dichos pensamientos de su cabeza. Ahora solo ha de pensar en dirigir cada flecha a su objetivo... Quizá cada baja cuente, quizá no haya segundas oportunidades...

- ¡Arqueros! A mi. Disparad al grupo que intenta penetrar. Diezmadlos. No importa si mueren o no mientras no puedan continuar luchando. Asegurad cada disparo. Inutilizadlos. Reducidlos. Y si veis la bruja o al líder, acribilladlos sin piedad. Hoy es el día de fuego y acero. De filo y flecha. Hoy no habrá cuartel para nadie hasta que le batalla termine. ¡Pensad en vuestros hijos! ¡En vuestras mujeres! ¡En vuestros amigos! ¡En vuestras vidas! Quizá cada acierto sea un día más de vida para ellos. A muerte. Que canten los arcos, que silben las flechas. Que lluevan saetas, que truene vuestra voz. Y que vuestra ira azote a los enemigos como el relámpago. Que estalle vuestro odio. Que arda el valor. ¡Fuego!

Ranëdhel y Elerin son los primeros en llegar a la torre. Una fructífera maniobra de sus grupos permite a ambos elfos tomar el interior de la torre y la puerta de la misma. Son pocos pero quizá puedan retener el avance un rato.

Sin embargo, habéis llegado un poco tarde. Nada más entrar en la torre han visto un grupo de unas 10 personas avanzando hacia el segundo nivel, entre ellos lográis ver por fin a Gailhen y a su acompañante. Puede que ahora entren en juego las trampas preparadas por Ranëdhel. Contáis con ello.

En el exterior, Anäril y Carster consiguen replegar sus grupos hacia la puerta generando el grueso de la batalla allí. La llegada de ambos grupos y los combatientes con los que se enfrentan forman una gigantesca melé en la puerta de la torre. Cientos de espadas se cruzan y pronto conseguís alzaros con la puerta de la torre en vuestro favor, no sin un gran precio. Muchos de vuestros hombres han caído en la maniobra a causa de la dispersión del grupo. Erais minoría y ahora, sois incluso menos.

Aún así teneis una pequeña ventaja. Estáis en la puerta de la torre y Gailhen se halla dentro de ella con un reducido grupo.

Amrod por su parte se ha quedado algo aislado y su grupo está siendo sobrepasado. Sus flechas han diezmado mucho el avance del enemigo hacia la puerta y eso os ha facilitado tomarla. Sin embargo, él ha quedado demasiado desprotegido. Su reducido grupo es ahora absorbido por otro grupo enemigo que les sobrepasan en número.

Son demasiados, estáis resistiendo como podéis pero aún habiéndoles causado muchas bajas no dejan de contarse por cientos. Por lo menos todavía contáis con la mayoría de vuestros hombres. Muchos han caído ya pero son muchos más lo caídos del otro bando.

Sin comprender todavía como han logrado llegar y sobrepasar el nutrido grupo de escolta de Gailhen y su bruja, Ranëdhel ve al cruzar el umbral de la torre del silencio como el pequeño grupo les aventaja. Con una mirada atrás hacia los elfos que le acompañan, algunos heridos y otros aún combatiendo en el terreno cercano a la entrada, nota como Elerin llega junto a él. Aún hay tiempo para un afectuoso golpe en el brazo, pues sigue vivo. Devolviendo su mirada un instante al campo de batalla, la enloquecedora matanza en la que se hayan sumidos Anäril, Carster y los elfos que comandan le resultan impresionante. Aunque lo que realmente le preocupa es ver, tras seguir las negras andanadas de flechas, ahora menos frecuentes y densas, cómo Amrod y sus arqueros se ven sumidos en un combate apartados del resto.

Apartando la mirada, la fija en Elerin y en varios de los que les acompañan:

- La vida de los nuestros peligra y casi hemos perdido la causa que defendemos. Arriba asciende un grupo guiado por Gailhen. Aquellos que podáis luchar coged aquellos cabos. Están atados a unos contrapesos que nos permitirán alcanzarles.- el sinda corre hacia uno de los cabos situados en un lateral y lo aferra con fuerza- Tal vez, si evitamos que alcancen el trono y arrebatamos la Vara al malvado que la porta podamos detener esta tragedia. El resto tendréis que subir por las escaleras para ayudarnos, ya que no más de cinco podremos subir así. Que los Valar os tengan en sus pensamientos.- Espera a que los cuatro elfos que le acompañarán sujeten las cuerdas dispuestas para el ascenso, y, con un golpe descendente de espada Ranëdhel corta la cuerda bajo su mano dando comienzo a un vertiginoso ascenso comienza mientras el otro extremo cae gracias al peso de una roca, mientras se dirige al segundo piso de la torre a un punto cercano a la escalera, cerca del grupo de Gailhen.

Nos superan..., y no puedo llegar hasta Amrod. Quizá no pueda aguantar. Solo hay un camino para ganar esta batalla, y está dentro de la torre..., el portador debe caer, sin la vara habremos ganado - pienso friamente evaluando la situación.

GAILHEN!, GAILHEN! - grito con una voz que parece surgida de otros tiempos, como si muchos guerreros elfos entonaran ese grito al unísono, y que se escucha por encima del ensordecedor fragor del combate cercano.

Las espadas brillan sin pausa aparente cortando, deteniendo, apartando y en definitiva abriéndome el camino hacia el interior de la torre.

Amrod, en un estado rayante a la locura, o al éxtasis, dirige a sus guerreros sin pausa, sin sentir miedo, ni dolor, ni nada parecido. Solo siente una llama que se extiende por su cuerpo. Se siente arder en un frenesí de batalla, de muerte, suplicio y martirio.

Sabe muy bien que puede que sea su última batalla, pero lo dará todo para conseguir su objetivo. Ahora, ha de intentar que los enemigos no penetren en la torre, que no puedan apoyar a Gailhen. Él ha de ser el bastión que defienda la entrada, el que haga el tapón, el que resista el embate. Un último esfuerzo, y Gailhen estará encerrado en la torre en inferioridad numérica. Solo así podrá ser derrotado.

- Y ahora, compañeros, hermanos, hemos de llegar a la puerta y hacer de ella un muro. Sacad las espadas. Desenvainad la daga, y rajad a los enemigos. Una muestra de coraje y un acto noble arredrará a nuestros enemigos. ¡Seremos heroes olvidados! ¡Seremos heroes muertos! ¡Pero tendremos la conciencia tranquila y el alma en paz! ¡No os rindáis ahora, pues es hora de convertir la torre en la trampa para ratones!

Adelante, hacia la puerta. Haced de ella la Última Resistencia. La Última esperanza. Que llamen a esta la Puerta de la Esperanza, ¡Ando Estelwa!

Mientras corro hacia la torre echo una mirada al campo de batalla y me estremezco.

-A menos que ocurra un milagro, nuestra única esperanza radica en alcanzar a Gailhen y mostrarles a los orcos que aquel que les guía  ha caído,  tal vez cuando se rompa el hechizo los que estaban bajo su influjo se desmoronen y huyan, si no lo logramos... Bueno, estaremos condenados de igual modo.

Mientras recorre la lucha, mi mirada se posa por un momento en el grupo que comanda Amrod, que parece un pequeño pedazo de madera zorzobrando en un mar de enemigos y antes de entrar en la torre le deseo suerte, ya que parece ser el que más la va necesitar.

Me alegra ver que Ranëdhel también está vivo después de la incertidumbre de la batalla y respondo con una inclinación de cabeza y una sonrisa a su saludo. Después, escucho lo que dice mientras una expresión de admiración se dibuja en mi rostro a la par que miro asombrado las cuerdas que cuelgan del techo.

-Quien necesita la magia teniendo geniales ideas como esta, vayamos pues al encuentro de nuestro enemigo. ¡Por los pueblos libres de la Tierra Media y su destino!

Y al igual que ha hecho Ranëdhel, corto con mi espada corta la cuerda para iniciar el ascenso vertiginoso que me llevará a la lucha final.
 

La batalla es lo mas favorable que podriamos haber imaginado desde un punto de vista realista, por lo menos ahora ya la cosa es hombre a hombre

Sin pensarlo lo mas minimo me acerco a la ultima cuerda que queda, apartando a uno de los hombres que me acosa de un puñetazo con la guarda de la espada

Aguantad!! su jefe estara muerto en diez latidos, permaneced juntos!
Son las ultimas ordenes antes de cortar la cuerda y subir a engrentarme a la muerte o lo que pueda haber arriba

Antes de comenzar la vertiginosa ascensión al piso superior llegáis a ver una muestra del coraje de los humanos. Amrod penetra enloquecido en las filas enemigas abriéndose paso con su espada a izquierda y derecha.

Cualquiera desde otra perspectiva consideraría la acción de Amrod un suicidio pero el humano está consiguiendo abrirse paso entre la multitud para finalmente tomar la puerta de la torre junto a Tintestel.

La mirada del elfo revela la admiración por el movimiento del humano pero pronto no hay más tiempo para contemplaciones. una nueva oleada enemiga obliga al frente a resistir con más fuerza si cabe.

Ha sido un movimiento arriesgado pero esta vez ha funcionado.

Te encuentras en el umbral de la puerta que da acceso a Mindon Lamath resistiendo junto a Tintestel y su grupo de elfos. Las cosas no van nada bien pero al menos estáis ganando un tiempo precioso para los que están arriba.

Pero, ¿quiŕn sabe donde serás de más ayuda?