Partida Rol por web

Nuestros "héroes", por llamarlos de alguna manera, continuaron caminando en dirección al pueblo. Concretamente en dirección a la taberna, que parecía el mejor lugar para descansar .

El pueblo estaba tranquilo, sin mucha novedad. Era como si a nadie le importara vuestro regreso. Entrásteis en la taberna, donde pedisteis algo de beber.

El tabernero, Tork, os reconoció tras un rato bebiendo.

-¡Oh! ¡Habéis vuelto! Seguro que habéis recuperado el Orichalc y nos hemos librado de los espectros durante unos años. Un ¡viva por estos HÉROES!-

Al tabernero se le veía muy contento, salió rapidamente a avisar a la guardia.

A los pocos minutos entró la guardia...

Un hombre alto, fornido con una cara de muy pocos amigos pero muchos enemigos se os puso delante.

-Me informan que habéis recuperado el Orichalc, pues no se ven espectros. ¿Es eso cierto? Si es así, deberéis venir conmigo...-

Nuestros héroes parecían algo confusos...

Miro confundida a Tork, y les echo una mirada a mis compañeros de viaje, intentando discernir el paradero del... ¿"Orichalc"?

- Disculpe, no hemos recuperado nada. Y nunca hubo espectros. Solo un tal Sigref con unos goblins y un bufón, que nos dejó marchar - estaba diciendo la verdad.

Encantado con el regreso al pueblo, apenas entraron en la taberna Udo pidió una ronda de cervezas para todos y no pudo menos que mostrarte extrañado por las palabras del tabernero.

¿Orichalc? ¿qué mierdas es eso? quedó pensando al respecto. Lo gracioso de todo es que esa palabra le quería sonar de algo,  como un término ciertamente familiar, pero no era capaz de recordar el porque.

Antes de que llegase a decir nada, Enrieta explicó que no habíamos encontrado nada y me quedé callado en silencio sin añadir nada más...

Vaya!! se nos olvidó el Orichalc,-- Mmm, no recuerdo haber visto ningún objeto valioso en esa mina, estoy segura. Puede que el bufón lo tenga o esté en la última sala, ¿alguien registró a Sigref? Rayos!! como se nos pudo olvidar , seguro que ese mequetrefe lo llevaba encima.--

Entonces me acuerdo de algo.
¿No será...?
Miro a Q'Kar, y avanzó hasta él.
- ¿Aún tienes la piruleta?

Al volver al pueblo, entramos en la taberna de donde habíamos partido y el tabernero se asombra de nuestra llegada y nos felicita y nos pregunta sobre el Orichalc:-Ni puñetera idea de que está hablando.-pienso mientras esbozo una pequeña sonrisa y asiento con la cabeza:-Ha sido como un paseo por el parque.-sigo después de coger una jarra de cerveza.

Al cabo de un rato un guardia entra y nos vuelve a preguntar por el mismo objeto y todos nos quedamos con una cara de incredulidad por que no sabemos de qué nos habla. Entonces me percato de que Justica pregunta por la piruleta:-Esa cosa se la tuvimos que dar a un bebé asqueroso para que nos dejara pasar.-dije en voz baja para que no nos oyera el guardia. 

Miro al semidemonio, inquieta.

- ¡¿Había otra?! - susurro, alterada.

Con el ceño fruncido hice todo el camino de vuelta... de todas las aventuras que me había imaginado encontrar en las llanuras, los peligros, combates a muerte por doquier habíamos acabado haciendo…….. eso y ni siquiera pude darle el golpe final – la deshonra del clan Hacha- pensé imaginando a mi padre, el gran Remol Hacha avergonzándose de mi existencia si algún día se enterase de todo esto.

Seguí al hombre-dragón hasta la barra para remojar un poco el gaznate, por el paseo más que otra cosa, aunque aún tenía una herida que me cruzaba el pecho con chorretones de sangre ya reseca.

Lo único que pude hacer ante la pregunta de Justicia fue encogerme de hombros… no tenía ni idea de lo que me estaba hablando – ¿piruleta? Yo solo recuerdo patear al bichejo ese y al espantapájaros que nos cargamos entre todos – y así era… no había sido de gran ayuda en prácticamente nada más – pensé mientras vaciaba la primera jarra de cerveza de un trago.

El guardia no se podía creer lo que estaba pasando. ¿Estos eran unos dementes? ¿Solo habían tenido suerte? ¿Quien en su sano juicio se olvida del Orichalc? En su mente únicamente intentaba entender lo que pasaba...

Impasible se dirigió a vosotros...

-No entiendo nada, pero eso se lo tendréis que decir al alcalde. Y dudo que lo entienda...VENID- Dijo en un tono muy serio.

Mientrastanto, vosotros, confusos como estábais, le acompañasteis fuera de la taberna. De repente, todo pareció detenerse, como si todo fuera tan lento tan lento que el tiempo estuviera parado...

Algo se puso delante vuestro y nadie reaccionaba. También es verdad que nada se movia y apareció...

-Hola de nuevo viejos amigos. Me alegra veros...- Dijo riendose -Imagino que os están pidiendo el Orichalc...y solo hay una forma de conseguirlo. Matad al Alcalde y yo mismo os lo entregaré, dejando en paz este pueblo para siempre, o al menos hasta que alguno de vosotros muera. Y no, no pienso mataros yo, os dejaré muy tranquilos.- Hizo un largo silencio.

-Vosotros decidís...- Y desapareció. No os dio tiempo a preguntar ni a decir nada, simplemente desapareció. Y todo volvió a la normalidad.

Avanzasteis junto con el guardia, llegando a la pequeña sala de la guardia. No entendíais porque entrábais ahí, aunque lo comprendisteis rápido cuando, a traves de un par de puertas, aparecisteis en la sala del Alcalde.

Una sala grande, aunque pequeña para la importancia que tenía. Un trono, al final con una persona sentada con cara de alegría, mucha alegría. Rapidamente dedujisteis que se trataba del alcalde.

Delante de él, cuatro sillas perfectamente alineadas. Todo apuntaba a que os estaba esperando.

El guardia os dijo que os quedarais alejados mientras iba a presentaros al Alcalde. Se alejó, y vosotros ganasteis unos minutos...

Me quedo bloqueada ante la aparición del bufón. Pero cuando nos dice lo de matar al alcalde para conseguir el Orichalc, miro a mis compañeros y hablo en susurros con ellos.

- Chicos, no podemos fiarnos del bufón. Bien es cierto que no nos ha hecho daño ni nos ha atacado, pero podría ser un enemigo más y querría quitarse al alcalde de en medio. Además ¿Para qué vamos a matar a un "inocente" para conseguir el Orichalc? ¿A quién se lo entregaríamos? ¿Y para qué lo quieren los del pueblo? No sé lo que hace ese objeto, pero si da mucho poder, no podemos dejar que caiga en manos de nadie. Habría que esconderlo en algún sitio para que no corrompa ninguna mente más.

Creo que estaba diciendo lo correcto. 

Tras la rápida y confusa aparición del bufón, todo volvió a la normalidad y seguimos a nuestro guía hasta la presencia del alcalde casi sin tiempo de asimilar lo acontecido, aunque mientras iba a anunciar nuestra llegada al gobernante, Justicia rompió el silencio entre susurros.

- Yo voto por cobrar el trabajo y largarnos de aquí... el tipejo ese está muerto y acabado... si quiere el oriiiiiiiloquesea, que lo vayan a buscar ellos, la mina es segura - comenté sin bajar la voz... aunque en realidad todo empezaba a tener un tono tan confuso que empezaba a dar algo de miedo... magia, alucinaciones y engaños eran los peores compañeros de batalla según las historias de los místicos de la tribu.- seguro que ese bufón nos drogó mientras estábamos allá abajo para hacernos ver cosas raras y a los guerreros no nos gustan ese tipo trucos cobardes. - esta vez sí entre susurros, la nueva visión del bufón me había puesto algo nervioso.

-- Vamos a escuchar lo que dice el alcalde, así podremos decidir que hacer, matar al alcalde solo por que lo diga un bufón que ha salido de la nada, no es buena idea y no creo que sea de fiar, aunque puede que el alcalde tampoco lo sea--miro a los compañeros-- por ahora solo sabemos que el alcalde lo quiere y que está en la mina.--

Sé que Enrieta tiene razón, tal vez sea mejor que no lo custodie nadie,-- primero tendremos que conseguirlo antes de decidir que hacer con él--

- Debemos ser cuidadosos... no creo que matar al alcalde nos haga muy populares por aquí - dijo Udo poniendo mala cara ante la perspectiva de ser perseguidos por los aldeanos en caso de asesinar al alcalde.

- Oigamos qué es lo que tiene que decirnos... -

.-Aunque las artimañas de los demonios no me son desconocidas, me temo que tengo que apoyar la decisión del grupo.-dije ante la opción que habían escogido el resto, era bastante lógica:-Pero estad preparados para cualquier cosa. Lo hemos hecho bien hasta ahora.-terminé de decir antes de entrar en el despacho del alcalde. 

Visteis como el Alcalde hacía unos aspavientos que parecían de alegría. El guardia, se mantenía firme. De repente, el Alcalde os miró...

-¡Vosotros! ¡Héroes! Venid venid...Me han informado que tenéos el Orichalc. ¡Enseñádmelo por favor! -

El Alcalde vio en vuestras caras la señal de la duda, y rápidamente añadió....

-Soys de fuera, no entendéis lo que significa. El Orichalc otorga el poder a quien lo tiene de la puerta de la mina. Puerta que da a un lugar...poco conocido, pero que si esta descontrolada salen y vienen al pueblo. En cambio, con ese poder...se puede cerrar la puerta.- El Alcalde esperaba que le enseñaran el Orichalc despúes de su explicación, cual fue su sorpresa cuando Enrieta le indicó que no, que no lo tenían. Que ni siquiera sabían que era eso ni que se encontraba en la mina.

- ¡LARGAOS! ¡YA! menudos héroes de pacotilla. En la puerta os darán la recompensa por la mierda de trabajo que habéis hecho. ¡FUERA!-

- ¡Vámonos! - exclamó Udo con furia ante la actitud del alcalde. - Si esta es la gratitud que podemos esperar de esta mierda de pueblo, no quiero estar ni un minuto más aquí - añadió levantándose con violencia.

Asiento ante la afirmación de Uso.
- No se moleste en buscarnos si piensa organizar otra partida de búsqueda. La Luz no acompaña a este pueblucho - y me giro, pero muy atenta a todo lo que pasa a mis espaldas.

.-Será la última vez que alguien venga a ayudar contra los demonios. Adiós, señor Alcalde.- dije y me marché del despacho junto al resto.