Partida Rol por web

Don Miguel de Sandoval y Santacruz, vuestros pasos os han llevado a Barcelona no hace mucho, donde debíais atender con premura varios asuntos relacionados con vuestra Orden. Nunca os han gustado en demasía las grandes ciudades, con sus calles sucias y plazas abarrotadas, donde el mundanal ruido os hacia difícil oír vuestros propios pensamientos. Por no hablar del ambiente que rodea las cortes palaciegas, donde los cuchicheos, confabulaciones y las maniobras políticas están a la orden del día. Vos sois más diestro con la espada que con la lengua, sois un hombre de lucha y honor, portador de la palabra de Dios, siempre dispuesto a difundirla con la Cruz y la Espada.

Así pues, tan pronto como os han dejado, habéis partido en dirección a Santiago de Compostela, donde os reuniréis con los superiores de vuestra Orden, y así cumplir su voluntad y la del Altísimo. Tenéis pensado pasar por Ainsa, haréis peregrinación a la Cruz de Sobrarbe, la cual recuerda cuando en el año 724, los cristianos que habían huido del dominio musulmán se reunieron en Aínsa para acometer la reconquista, y cuando las tropas lideradas por Garci Ximeno atacarón a los musulmanes, una gran cruz luminosa apareció sobre una carrasca dando esperanza y fuerzas a las tropas cristianas que lograron reconquistar la ciudad.

Quizás al pequeño Zacarías le venga bien visitar lugar Santo, últimamente os preocupa esa obsesión que tiene de adueñarse de las cosas ajenas. Más de una vez tuvisteis que disculparlo en los mercados barceloneses cuando había cogido "prestada" alguna mercancía. Quizás le venga bien sentir la presencia del altísimo, y la fe de los peregrinos que allí se reúnen.

Desde Ainsa tenéis pensado marchar en dirección a Atarés, y desde allí remontareis el Camino Aragonés en dirección a Santiago.

Una vez en Ainsa, vuestra primera parada es el Monasterio de Boltaña. Os recibe el Hermano Antonio de Medina, que os brinda una reconfortante comida y os prepara un cómodo aposento. Poco después se presenta el Prior Alfonso de Padilla,  que os conduce ante el Hermano Abad Pedro Ordoñez, el cual exclama cuando os ve -¡Un caballero de la Orden de Santiago!, el Altísimo debe haber escuchado mis plegarias.-

El Abad está reunido con el Alguacil de Ainsa, que se presenta como Mateo de Villalobo. El motivo de la reunión es dar explicación a extraños sucesos que llevan ocurriendo semanas atrás.
Se rumorea que en algunas aldeas del valle se han dado casos de mujeres latrantes, las cuales sin motivo alguno, ladran sin poder comunicarse de otra manera. Los pastores dicen que por las noches, se levantan vientos de mil demonios y se escuchan risas en el aire, como las que se oían antes de que se construyeran las ermitas de Tella, y por si todo esto fuera poco hablan de un gigante que sale del bosque y roba el ganado de los pastores.

El Abad resta importancia a estas habladurías y supersticiones, lo que realmente le preocupa es que esta misma mañana, flotando en el río Ara, se ha recuperado el cadáver de un anciano. Se le conocía en Tella por tener una tienda de especias que traía del sur.
No necesitan contarte mucho más, sabes que tu deber es ayudar a la ciudad de Ainsa, y afrontas esto como una piedra que ha puesto Dios en tu camino de vuelta, camino que has jurado siempre proteger.

El Alguacil pone a tu servicio a Gartzen Etxekoandre, un hombre de armas, de familia humilde, pastores de un puebo cercano. Es diestro en el manejo del hacha, además de ser buen conocedor de la zona.
Esa noche duermes en el monasterio, aunque te cuesta conciliar el sueño pensando en si el pequeño Zacarías correrá demasiados peligros al seguir tu camino. A la mañana siguiente, con el primer canto del gallo, te diriges a la Cruz de Sobrarbe para rendirle honor.

Allí te encuentras con Gartzen, que a simple vista no parece gran cosa, pero la vida te ha enseñado que no se puede juzgar a un hombre por su aspecto. Te explica a grandes rasgos el camino que os llevara a Tella, te cuesta comprender lo que dice por su marcado acento, pero entiendes que hay que remontar el cauce del Cinca hasta su bifurcación hacia Francia. Después, dejando el río Cinca a la diestra, seguir por el camino de la montaña hasta Tella, en lo alto del valle, a la falda del Monte Perdido.

Mientras intentas no con poco esfuerzo comprender a Gartzen, te fijas en un hombre delgado, más bien bajito, de piel morena y cara arrugada que no te quita los ojos de encima desde hace rato.

Hace tiempo marchaste de Barcelona, no queriendo mirar atrás, y no porque la ciudad no te haya acogido bien y brindado oportunidades, todo lo contrario. No quieres mirar atrás porque no quieres ver el resto de tu pasado, el dolor sufrido cuando fuiste acusado de matar a la persona que más has querido, esos días oscuros cuando pensabas en ahorcarte en cualquier árbol del camino, el sentirte despreciado por toda una sociedad injusta. Eso ya se acabó, lo tienes decidido, y aunque ya no eres joven tu alma si lo es.

Ahora lo ves todo más claro que nunca, quizás el destino lo dispuso todo así, para que la adversidad te hicieras fuerte. En este último años tus conocimientos mágicos han aumentado considerablemente, quizás hayas pasado la primera barrera de todas, tras la cual se abre todo un mundo de posibilidades. Ya no eres un niño, esa es la verdad. No tienes tanto tiempo como quisieras para aprender todo lo que tienes que aprender. Por eso tu decisión es tomar el camino más corto, que no el más fácil. Acercarte a esos poderes ocultos que la gente se empeña en negar de la manera más directa posible. Nada de pasar horas leyendo libros y aprendiendo la parte teórica, llegó el momento de buscar el lado práctico, de la mano de un conocedor verdadero de la mágia.

Lo tienes decidido, y sabes que es arriesgado. Bien es sabido que los magos, brujas y hechiceros no son dados a compartir sus secretos, pero tienes que intentarlo.

Tella, los libros cuentan muchas leyendas sobre ella. Se encuentra al pie del Valle Perdido, cerca de Ainsa, comarca de Sobrarbe. Lugar durante siglos de brujería. Las energías telúricas de todo el valle confluían en un mismo lugar, El Puntón de las Brujas, lugar de aquelarres y sacrificios.

Para acabar con las costumbres y supersticiones paganas, la Iglesia Católica construyó tres ermitas situadas estratégicamente en el lugar donde las brujas se reunían. Las tres ermitas, construidas para formar un triángulo, mantienen al pueblo en la fe cristiana y, además, encierran la magia de Tella de forma que no pueda ser liberada. Así Tella, lugar mágico de los Pirineos, quedó convertido en una simple aldea en lo alto de la montaña, las brujas fueron expulsadas y las criaturas mágicas olvidaron el lugar.

Algo en tu interior te dice que no todo acabó así. Y al llegar a Ainsa tus sospechas se confirman, lo puedes sentir, casi podrías olerlo en el aire, hay poder en este lugar, y eso que todavía estas a varios días de Tella. No puedes ni imaginar que sensación tendrás cuando estés allí.
Tras varios días en Ainsa, tienes la certeza de que has venido al lugar adecuado. No dejas de oir rumores de todo tipo, casos extraños  de mujeres latrantes, las cuales sin motivo alguno, ladran sin poder comunicarse de otra manera. Pastores que dicen que por las noches, se levantan vientos de mil demonios y se escuchan risas en el aire, como las que se oían antes de que se construyeran las ermitas de Tella, y por si todo esto fuera poco hablan de un gigante que sale del bosque y roba el ganado de los pastores.

Sin duda Tella es el lugar por el que empezar, pero desde Ainsa hasta Tella hay varias jornadas de camino, camino peligroso y más para alguien tan poco dado al combate como tú, además, ayer por la mañana oíste a los hombres del alguacil hablando sobre el cadáver de un anciano que han recuperado flotando en el río Ara. Se le conocía en Tella por tener una tienda de especias que traía del sur.. También hablaban de un Caballero de la Orden de Santiago que acaba de llegar a la ciudad, como si hubiera caído del cielo, el cual al parecer se va a encargar de aclarar todo lo sucedido.
Esto te pone algo nervioso, la muerte del anciano, y un caballero santiaguista husmeando por la zona. Pero más nervioso te pone imaginar que puedes acabar degollado por unos bandidos en el camino tan cerca de tu destino.

Esta mañana, te encuentras en la Cruz de Sobrarbe, lugar de peregrinación en Ainsa, la cruz había llamado tu curiosidad pero no habías tenido tiempo antes de visitarla, y cual es tu sorpresa al ver al Caballero del que habías oído hablar rindiéndole honor a la cruz. Va acompañado por un hombre tosco, parece un campesino, pero lleva armas de soldado y un mocoso que no levanta dos palmos del suelo.

Acabas de tener una idea, algo descabellada pero buena, no sabes como hacerlo, pero algo se te tiene que ocurrir. Tienes que conseguir unirte a ellos, que mejor protección que un hombre noble y santo que seguramente empezará sus averiguaciones en dirección a Tella, así además haces honor al dicho, "mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca".

El hombre santo, se gira y te mira directamente a los ojos, su acompañante también te mira. Se han dado cuenta que llevas un rato observándolos.

Vamos Rachid, piensa, piensa algo rapido que decir...

Las cosas no te iban tan bien como pensaste en un principio. Si, al menos ahora no estas rodeado de ganado, perdido en un pueblito en lo profundo de la sierra. Pero tampoco te has convertido en alguien que se merezca el orgullo de tu madre, ni siquiera el tuyo propio, que incluso te pones el listón aún más bajo de lo que hace ella.

Poca cosa mejor que trabajar en los encargos que no quiere nadie has conseguido, y por eso has ido a Ainsa, a probar suerte. Es la ciudad mas grande de la comarca de Sobrarbe, así que tienen que haber más oportunidades para ti.

Después de varias semanas trabajando para el Alguacil, un tal Mateo de Villalobo, haciendo los peores trabajos, como siempre, parece que la suerte te sonríe por fin.

Hace algunas semanas están ocurriendo cosas extrañas. Los pastores dicen que por las noches, se levantan vientos de mil demonios y se escuchan risas en el aire, como las que se oían antes de que se construyeran las ermitas de Tella. También dicen que hay un gigante que roba el ganado de los pastores y no se cuantas tonterías más.

Estos rumores te son bien familiares, y sabes que poco de cierto tendrán. Son las historias de siempre, que se cuentan cuando el vino viene y va. Pero parece que el Alguacil está algo nervioso y lo que realmente hace que esto se ponga interesante es que esta misma mañana, flotando en el río Ara, se ha recuperado el cadáver de un anciano. Se le conocía en Tella por tener una tienda de especias que traía del sur. Y como si esto fuera poca cosa, ha llegado como caído del cielo un Caballero de la orden de Santiago, el cual parece ser que se encargará de desvelar que misterio se esconde tras todo esto.

Y aquí esta tu oportunidad de darte a valer, y por que no, hacer unos buenos dineros. El Alguacil te ha puesto al servicio del Caballero, al cual has de proteger y guiar hasta Tella. Y aunque nunca has estado en Tella, estás bastante familiarizado con la zona y sabes bien el camino a seguir.

Al día siguiente, con el primer canto del gallo, te reunes con el caballero junto a la Cruz de Sobrarbe.
Don Miguel de Sandoval y Santacruz, así se llama. Es un hombre maduro, en su cara puedes ver que ha luchado en no pocas batallas, aunque tampoco te impresiona, ya que con esa armadura y equipo, y con un buen caballo, la ventaja marca una diferencia con la mayoría de combatientes a los que te puedas enfrentar.

Don Miguel se hace acompañar por un mocoso, que probablemente no sepa ni por que lado se coge un cuchillo.
Te presentas y le explicas a Don Miguel como llegar a Tella. -Hay que remontar el cauce del Cinca hasta su bifurcación hacia Francia. Después, dejando el río Cinca a la diestra, seguir por el camino de la montaña hasta Tella, en lo alto del valle, a la falda del Monte Perdido.- Le dices.

Pero al ver su cara jurarías que no te esta entendiendo del todo, además parece estar distraido mirando a alguien que esta detrás de ti.

Te giras y ves a un hombre delgado, más bien bajito, de piel morena y cara arrugada que no os quita los ojos de encima.

Aínsa ofrece todo lo que una persona del medievo necesita para vivir. Posee una muralla que protege la ciudad, un castillo que gobierna la urbe, un importante monasterio, numerosos comercios donde conseguir esas extrañas especias llegadas del sur de la península y ríos y bosques cercanos donde pescar y cazar.
Alrededor de la Cruz se reúnen decenas de personas, todas rindiéndole honor a la Santa Cruz, protectora de Ainsa en los tiempos de la reconquista. Parece que hoy es día de mercado, multitud de puestos que no habíais visto desde que estais en Ainsa llenan la plaza de la Cruz. Ofrecen todo tipo de mercancía, comida, utensilios, telas, ovejas y gallinas. Os sorprende ver tanta vida en una ciudad como Ainsa, que aunque no es pequeña, está algo aislada por su situación geográfica.

Y aqui se cruzan vuestras miradas por primera vez, con a la Cruz de Sobrarbe como testigo. Un hombre de Dios, un pastor de nacimiento que ahora empuña las armas, un mendigo, y un mozo al que quizás se le quede un poco grande todo esto...

Rachid se acerca con una amplia sonrisa, apoyado en su cayado al cruzar mirada con aquellos tres jóvenes. Su rostro arrugado y moreno se muestra fatigado, pues el camino no es el mejor amigo de alguien de su edad, pero sin embargo, allí estaba.

-Ho-ho-ho-hola buenos mo-mo-mozos. Di-disculpadme el atrevimi-mi-miento, no os iréis por casualidad en di-dire-dire-dirección Tella. No pretendo ser u-u-u-u-na carga ni mu-mu-mucho menos, pero agradecería algo de co-co-conversación en el ca-camino, se me está ha-haciendo muy a-abu-abu-aburrido.

Tras hablar Rachid pone cara de consecuencias, llevaba tanto tiempos in hablar que ya no recordaba su tartamudez. Pero tanto daba, le caso es que por fin tenía la oportunidad de quizá, y solo quizá, tener compañía en aquel mísero y aburrido viaje. Si es que los prejuicios no podían con aquellos mancebos.

Ona vuestra merced ez apresure - le digo a Don Miguel , hay mucho oraindik de  que hablar .

Viendo como el mendigo nos mira , Eh tu ¿que miras? - le digo al mendigo.

Después de hablar el mendigo: Ahhh, tu quieres ir batekin noble,¡¡ estas ero !!

Soy una argamasa de músculos y altura , mi armadura es un jubón de piel junto con un casco de cuero que me da un aspecto más salvaje, porto un hacha que la llevo a la espalda y una daga al cinto.

Ante la respuesta de lo que parecía un soldado raso, Rachid se quedó con cara estupefacta, no por miedo, si no por curiosidad. Conocía muchos de los idiomas que se hablaban a lo largo y ancho de la península, pero aquel hombre había pronunciado varias verbas de algo que el nunca había escuchado. Sería una deformación de un idioma ya conocido por el, fruto de su mal uso y adaptación par parte de campesinos y villanos (que es del estrato social de donde parecía proceder aquel hombre que le hablaba) o era realmente, un idioma nuevo.

-Dis-di-di-disculpe mi ig-ig-ignorancia mancebo, no he co-co-con-conseguido entender ni la mitad de lo que ha dicho. Qué i-idioma ha-a-a-habla?

Realmente no pensaba mucho sus palabras, movido por la curiosidad. Cosa de la que se dió cuenta nada más cerrar la boca, ahora tocaba rezar por que aquel hombre no se lo tomase a mal.

Me rasco la barba si este vagabundo no me comprendía , quizás Don Miguel se podía sentir ofendido por no dominar bien el castellano , pidiéndole al alguacil otro guía dando al traste con mi futuro. Mi cara se torna en una sonrisa de amigos poniéndole una manaza mía en el hombro del hombre.

vamos ¡¡ vamos ¡¡ to Tella 

Haciéndole un gesto al hombre para que nos siguiera.

Desde su caballo Don Miguel se acerca al soldado, con aire severo, y sin bajarse de la cabalgadura dice:

- Vos debeis de ser Gartzen, pareceis soldado et recio, si vas a laborar conme, que sepais que aqui se acatan los  mis mandatos.

Bienvenido seas, pues.

- Y vos vagabundo, dadme vuestro nombre.

Si en verdad quieres compartir destino et camino con nos, te encomiendo  un mandato. 

Vigila y ata corto a este rapaz que me sirve, que para eso seguro que valeis, et ya fablaremos más alante de si vales o no, et de si mereceis o no arrimaos siquiera a nuestra vera.

Rachid se siente aliviado por no tener que hacer el camino que le quedaba solo, aunque no le hacía tanta gracia hacer de canguro, pero sabía cuando callar la boca y obedecer. No obstante, tenía su pequeño orgullo, así que contestó al caballero cristiano en el idioma de su santa sede.

-G-g-gratias pro accipiens me in co-co-co-consortium bonorum militis*. Cu-cuidaré lo mejor que pu-pu-pueda del chico. No o-o-obstante so-so-solo busco compañía pa-pa-para el viaje, una vez lleguemos no qui-qui-quisiera seguir mo-mo-molestando.

Recordando que le habían preguntado el nombre, y tras una pausa dijo:

-Mi nombre e-e-e-es Ramón, buen se-se-señor.

Volviendo su cabeza hacia el soldado, que era el que más curiosidad le suscitaba del grupo, le preguntó:

-De do-do-donde sois oriundo buen...Gartzen?

Ya os diré yo si molestais o no, y si mi voz no os llega presta, ya os lo dira la mi espada, que esa fabla claro et bien.

¿De donde sos ramón, que sus trae por aquestas tierras, 'et si sos infiel decidlo tambien, pues no soy homine de engaños, ni de recibirlos et ni de facerlos. 

fabladme pues.

Si señor le respondo a Don Miguel cabizbajo.

Como veo que el tal vagabundo se hace llamar Ramón , Ramón ese tipo con pinta de árabe ni de coña. Más no quise ofender al Señor. Soy de Navarra - le respondo a Ramón. 

La amenaza del caballero (la cual no le hizo ni gracia) le recordó a Rachid que tenía que ser mas sensato, el no era tan tonto para caer en esas absurdeces, o al menos, eso creía.

Más la pregunta por lo de ser infiel o no, le trajo mas temor.

-No bu-bu-buen señor, no soy un i-i-i-i-nfiel. Quizá mi-mi-mi-mi aspe-pecto le confunda, pu-pues mis padres eran a-a-a-arabes, pero yo soy mu-mu-mu-mudejar.

Al pronunciar la palabra mudéjar no pudo evitar cierta sensación de asco, y es que "domesticado" no era forma de llamar a alguien como él. Converso estaba mucho mejor.

Se giró de nuevo hacia el soldado:

-Y co-co-como se llama ese idi-di-dio-idioma que habláis?

Si algún día tuviese tiempo, a Rachid le gustaría aprenderlo.

Egun on.+

Conoci navarros fieros et guenos filius de Dios. Sedme buen infante et yo procurare ser digno caballero.

¿que faceis por esats tierras?

Vasco le respondo. Más no quiero darle más explicaciones a Ramón pues el Señor sentía curiosidad por su vida, y éste por la mía , más lo que aquí se valoraba era lo que quería el Señor , pues el mudejar como decía ser era hombre que no podía dar ni ayudar , aunque quizás fuese un engaño para esquivar las preguntas de Don Miguel.

Si Señor - le respondo a Don Miguel.

Trabajo mi señor . Con pocas palabras así podía demostrar a Don Miguel que comprendía el idioma lo suficiente para llevar a cabo la misión.

Placeme los moros juiciosos que se  tornan a la religión verdadera.

No seria mala cosa que antes de retomar camino et sendero, parasemos  a escuchar Misa Santa, si no encontramos templo , ni ermita, ya sus la oficiaré yo.

Mi Señor me saludó en Vasco y eso era un buen paso, quizás sabía unas palabras o más , lo cual me dejó sorprendido.

Mi Señor ¿ Euskal hiztunen ?

Mas si veo que no comprende le diré :

¿Habla Vasco?

Noski, pizka bat. ( claro, un poco).

Fablemos en cristiano gueno, para todos entender y ser entendidos, fale ya de vascuence.

Pasos apresurados llaman vuestra atención. Un monje se abre paso entre la gente corriendo hasta llegar a vosotros. Se ve que no está acostumbrado a moverse más de lo necesario, ya que bien afuera trae la lengua, y la buena barriga que gasta delata que entre tanto ayuno y penitencia, algún que otro lechón se jarta.

Saludos Don Miguel, el Hermano Abad Pedro me envia a traeros nuevas. El muchacho coge algo de aire mientras se seca el sudor de la frente.

Han llegado noticias de Tella hoy mismo. Se dice que un gigante ha matado a un pastor llamado Pablo, y ha malherido a su hijo. Temblorosa es la voz del monje, no sabriais decir si es por la carrera, o por las malas nuevas que trae.

El Hermano Abad Pedro le aconseja que no demore su partida, ya que la única posada del camino esta casi a una jornada de viaje, y no es bueno hacer noche en el camino que mucha gente de mal vivir ronda por ahi fuera.

Si necesita cualquier cosa Don Miguel no dude en decirmelo. Cuando termina de recomponerse se presenta como el Hermano Francisco.

Don Miguel. Dice Zacarías al tiempo que jala del brazo del Caballero y le pregunta en voz baja acercandose a su oido ¿Por que ese hombre no tiene pelo en la cabeza? refiriendose a la tonsura del monje. Está claro que el muchacho ha visto poco mundo.