Partida Rol por web

El refugio Subterráneo

VESTÍBULO

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29/05/2013, 18:54
Director

La Guerra entre las grandes superpotencias mundiales llevaba unos meses gestándose, pero fue una sorpresa para la mayor parte de la población el día en que el cielo se volvió brillante y cegador por un instante y ya nada volvió a ser lo que era.

En las zonas de impacto de las bombas nucleares la temperatura bajó inmediatamente después de la explosión y la oscuridad fue casi total. En el mundo había grandes incendios que elevaron a la atmósfera gran cantidad de cenizas y polvo radiactivo que cada vez ocultaba más la luz del sol. El invierno nuclear se estaba acercando y con él, la muerte de millones de personas que no podían soportarlo.

En esta historia, hablaremos de 10 afortunados que en el momento del impacto de las bombas, se encontraban en el punto más distante del planeta y sus efectos devastadores llegaron mucho más tardíamente que a otros millones de desafortunados…. Pero llegaron.

Cada vez las temperaturas bajaban más y cada vez era más difícil sobrevivir por los efectos de la radiación; la gente moría sin cesar y la tierra, a una velocidad vertiginosa, se quedaba cada vez más solitaria.

Nuestros 10 protagonistas llevaban 2 meses vagando en esta escena de declive, sintiéndose cada vez más solos. Habían podido sobrevivir de una u otra manera y hoy es el día en el que se encontraban.

La primera en llegar a la mansión fue Amanda, guiada por aquel vecino loco que decía protegerla. Él la llevó a aquella casa abandonada, como el resto del planeta, pero después de dos minutos, la muerte vino a buscarle. Amanda pensaba que se quedaría sola y que sus ojos también se cerrarían pronto, pero una esperanza se iluminó en su cara cuando vio venir de lejos a aquel hombre en silla de ruedas.

Cristian fue el segundo en llegar y para prevenir las bajas temperaturas, encendieron una hoguera en la chimenea del gran vestíbulo del salón. Johana sintió el olor del fuego y fue la tercera en entrar en la gran casa. Santino y Nara la siguieron, sorprendidos a su vez de encontrar a tanta gente reunida en un planeta tan deshabitado. El padre Samuel, guiado por su fe, llegó a la mansión el sexto.

James Fabri entró en séptimo lugar con la intención de sacar todo el provecho posible a lo que pudiese encontrar dentro, lo que no esperaba encontrar era a tanta gente reunida en un solo habitáculo. Melisse había seguido los pasos de James, ya que lo había encontrado vagando hacía 5 minutos y decidió seguirle con cautela para ver si podía ayudarla. 

Miles y Danae entraron al final, siguiendo los papeles secretos que les habían dado su paciente y cliente respectivamente. No se sorprendieron de ver a todas esas personas dentro, pues ambos sabían que aquellas direcciones anotadas en papeles viejos les llevarían a algún sitio.

En apenas 15 minutos, a las 18:30 horas del 10 de Diciembre del 2014, 10 personas se acababan de reunir en el vestíbulo de una mansión en el medio de un planeta deshabitado. Se miraban unos a otros con incredulidad...

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29/05/2013, 22:12
Melisse Lefèbvre

Lenta y mecánicamente arrastré mis sucias zapatillas deportivas por las escaleras que conducían al porche de la casa adonde había entrado aquel hombre. Las tripas me volvieron a rugir, recordándome que aunque ya no sintiera hambre, debía llevarme cuanto antes algo a la boca si no quería desplomarme en cualquier momento.

El silencio absoluto que había seguido al infierno nuclear había agudizado mis sentidos, así que antes de entrar pude escuchar el sonido de varias voces procedentes del interior de la vivienda. ¡Y pensar que hasta hace unas semanas había hecho todo lo posible por escapar del trato con desconocidos! Nunca hasta entonces la voz humana me había parecido tan dulce.

La puerta se encontraba abierta y dentro, además del hombre al que había seguido, había otras seis personas: tres hombres y tres mujeres. De todos ellos yo era sin duda la que presentaba un aspecto más miserable. Ya no era capaz de recordar la última vez que me había duchado y cambiado de ropa; y mi pelo, que caía por delante de mi cara, enmarañado y salvaje, debía de darme el aspecto de una pordiosera. Pero, en fin, aquello no era una fiesta de graduación. Después de varias semanas de búsqueda había encontrado a un puñado de supervivientes: una tenue esperanza en medio de la más absoluta desesperación.

La sala parecía haber pertenecido a alguna familia pudiente: en el centro de la habitación una acogedora chimenea proporcionaba un agradable calor, pues aunque se suponía que nos encontrábamos en verano, las temperaturas habían descendido unos cuantos grados desde la gran deflagración. Por los ordenados volúmenes que decoraban las paredes -tan nuevos que parecía que nunca se hubieran usado- aquel parecía el hogar de un médico o de un abogado: solo alguien así podría preocuparse por exhibir ante las visitas aquel despliegue de impostada erudición. Maldita sea, céntrate Mèlisse, ahora no es el momento de quedarte embobada con los libros. Trata de causarle buena impresión a esa gente si no quieres seguir vagabundeando por ahí fuera como una rata de cloaca.

Noté cómo sus miradas se clavaban en mí y exhibiendo una sonrisa ingenua me acerqué al hombre vestido de sacerdote. La goma de mis zapatillas hacía un ruido estridente contra el parquet mientras que pensaba lo paradójico que era que yo, que en otro tiempo hubiera desconfiado de los sacerdotes, me dirigiera a él en aquel momento de desesperación. En el fondo un cura no puede ser mala persona -pensé-. 

Mil preguntas se atropellaron entonces en mi cabeza: ¿cómo habíamos llegado a aquello? ¿Cuántos supervivientes quedaban en la ciudad? ¿Qué planes tenían para abastecernos de agua y alimentos frescos? ... Pero solo fui capaz de articular las siguientes palabras con la voz más lastimera que pude poner:

- Tengo hambre. Mucha hambre. ¿Tienen algo de comer?

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30/05/2013, 01:30
Danae

Los "Manolo"s se rindieron mucho antes que yo. Aunque tampoco fue de extrañar, al fin y al cabo eran un par de zapatos ideales para una fiesta, un evento especial o un día de oficina en el que no hubiera que levantarse mucho de la silla. Sin embargo, no estaban pensados para escapar de la destrucción del mundo (aunque por su precio bien podían haberlo sido).

No sabía exactamente cuándo me había convertido en alguien tan materialista. No es que supusiera mucho en qué momento o por qué razón, pues lo cierto es que nada importaba a excepción del dinero. Porque el dinero lo podía solucionar todo, comprar lo inimaginable y alegrar a cualquiera. Era por eso, quizás, por lo que nunca me disgustaba ni dejaba que las emociones me influyeran demasiado. Para ello siempre me repetía a mí misma: "no hay nada que una mamada no pueda solucionar".

La rotura de un zapato no era diferente (me compraría otro par, o dos o tres o los que quisiera y seguiría tan feliz como de costumbre, justamente como una niña con zapatos nuevos). No obstante, ese día fue distinto. La última pisada me despertó de mi sueño, el sonido seco del tacón resquebrajándose resonó en aquel lugar silencioso y enfermizo, y el peso de mi propio cuerpo y de mi arrogancia me hicieron caer al suelo. De repente me invadió la nostalgia y la pena de saber que nunca más podría regresar al sitio donde pertenecía.

Me levanté de nuevo recogiendo los objetos de mi bolso y lo que quedaba de mi soberbia y decidí continuar. Si no puedo volver, tendré que seguir hacia adelante. Pensé con firmeza. A continuación me descalcé y comencé a caminar a paso ligero.

No tardé en llegar a la dirección que me habían dado. Era una mansión magnífica, que resplandecía en aquella sombría calle en esa tarde de invierno. En la oscuridad que la bordeaba, vislumbré a un hombre que se disponía abría la puerta. Sentí la necesidad de acercarme hasta él, presentarme y cogerle del brazo, como había hecho tantas veces con mis clientes para así sentir la normalidad de nuevo. Desgraciadamente sabía que dichos momentos se habían ido para siempre por lo que pude contenerme.

Una sonrisa triste e inevitable apareció en mi rostro. 
- Yo también debería entrar. - dije contemplando la espalda del desconocido y levantando el trozo del papel que contenía la dirección de aquella residencia. Empezaba a tener frío y estaba algo cansada así que supuse que nuestra conversación y las precedentes introducciones podrían esperar a que estuviéramos algo más cómodos. 

Una vez que crucé el umbral, recuperé mi actitud impasible, ideal para lidiar con las ocho personas más que se encontraban en el interior. - Hola - saludé educadamente. Y sin más dilación me acerqué hasta el fuego a calentarme los pies que tenía congelados.

Fue entonces cuando descubrí que me había hecho un par de pequeños cortes.

Notas de juego

El hombre al que me refiero es Miles.

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30/05/2013, 09:25
Miles Lloyd

Todo sucedió muy deprisa. Así es me había sentido, como cuando en la atmosfera flota un aire de incertidumbre de que algo va a pasar, algo ominoso, y de repente, como si de un efecto dominó fuese, pasa en todas partes a la vez. Ya no se sabe qué lugar será el próximo, dónde se está seguro, dónde vas a ser una presa fácil y dónde vas a morir.

Supongo que he tenido suerte. Me alejé de los nucleos peligrosos justo a tiempo y, mientras viajaba hacia la dirección del papel, encontré refugio con facilidad. Todo el mundo necesita un médico, aunque sea un poco. Aunque tuviera que mentirles un poco en ocasiones, lo necesitaban: «Seguro que su hijo ha encontrado un refugio, no tema», mientras veía a una mujer mayor, consumida, cerrar los ojos aferrándose a una esperanza. En estas semanas he visto morir a más personas que en 15 años en el hospital. He visto escenas dantescas. He paseado entre el apocalipsis. Las películas y la imaginación de los escritores se quedaron cortas. Es el horror.

Por fin llegué. Ése era el lugar.

Recorrí los últimos metros medio corriendo. Hacía días que no veía a nadie vivo, las cosas se habían puesto peor. Era curioso, pero me apetecía estar con alguien y, sin embargo, me quedé con la mano en el pomo de la puerta. Como esperando. ¿Qué sería ahora de mi vida? ¿Quiénes serían estas personas?

De repente, escuché una voz a mi espalda.

Me giré y me encontré una mujer hermosa, sonriendo tímidamente, mostrando un papel. Me hizo gracia, era como si me enseñase un salvoconducto o se identificase como hacían los del FBI en las películas. La dejé pasar, di un par de pasos y cerré la puerta. Había unas pocas personas más alrededor del fuego.

La mujer se acercó a calentarse. Me pareció frágil.

Di unos pasos y me puse a su lado.

-Buenas tardes. -Dije a nadie en particular.

Qué raro es esto. Encontrarte a desconocidos en medio de tanta destrucción. ¿Y ahora qué? ¿Se supone que hemos de hacernos amigos?

Miré de reojo a la mujer que había entrado conmigo y vi algunos rasguños. Normalmente no serían importantes, pero a saber con qué se los habría hecho...

-Disculpe, señorita, eh..., bueno, estoy seguro que me dirá su nombre, pero tiene unas pequeñas heridas, aquí en la parte de atrás del brazo. Soy médico, si quiere puedo echarle un vistazo... De hecho, como su único médico de cabecera, se lo aconsejo encarecidamente -bromeé.- Puede llamarme Doctor Miles. O Miles a secas.

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30/05/2013, 12:02
Johana Paterson

Un nuevo día había comenzado dentro de aquella locura que era ahora la vida. Me levanté molida ya que apenas había podido descansar sobretodo por ese incomodo colchón que había logrado encontrar en la pequeña casa escogida como refugio la noche anterior. Comí un poco de las pocas provisiones que me quedaban, lo mínimo posible, y salí de nuevo al exterior.

Mientras vagaba por las calles mi mente volaba en mi interior. No sabía muy bien lo que buscaba, pero tampoco ganaba nada quedándome en un sitio fijo. Alguien vivo, comida, un refugio verdadero o simplemente un lugar donde se cerraron mis ojos por última vez parecían que eras las respuestas mas sensatas que encontraba a mi movimiento.

Caminé y caminé, como cada día en las últimas semanas, y nada fuera de lo normal, es decir, nada con vida, en aquella destrucción pude encontrar. La soledad no me molestaba, siempre pensé, debido a los acontecimientos de mi vida, que sería mi gran compañera hasta mi último suspiro, aunque no de esta forma, pero ya nada me daba miedo.

La llovizna me pilló en mitad de un descampado. Fría se clavó en mi cuerpo, como si de una lluvia de agujas de hielo se tratase. Corrí hacia unos edificios cercanos para cobijarme, aunque el daño ya estaba hecho, pues estaba bastante calada y con escalofríos. Puede conseguir alguna manta y entrar algo en calor, pero no era suficiente...

Fue entonces cuando lo olí: olor a leña ardiendo. Y no estaba muy lejos. Me asomé a una ventana del lugar donde me encontraba y a unos pocos metros allí estaba, una bonita mansión de la que salí humo por su chimenea.

En un principio dudé, quizás no fuera bien recibida, pero no podía dejar pasar esa oportunidad de volver a ver a otras personas. Crucé el poco camino que había entre medias y entre por la puerta trasera, puesto que era la que primero encontré. La casa era muy bonita, siempre había soñado vivir en un sitio así. recorre sus adornados pasillo y llegue al salón principal, donde dos personas estaban reunidas alrededor de una chimenea encendida.

Disculpad que haya entrado en vuestra casa/refugio sin permiso, pero, ¿se me permitiría entrar en calor junto a esa chimenea? Mi aspecto no daba lugar a dudas, estaba arrecida. Encogida, autoabrazada y con la larga cabellera y parte de la ropa mojada...

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30/05/2013, 13:39
James Fabbri

Ya había perdido la cuenta de los días que llevaba vagando sin rumbo fijo, sin mas objetivo en mi vida que sobrevivir. Jamás pensé que existiera algo por lo que mereciera la pena esforzarse tanto hasta ahora. Sí, la vida es ese algo. Sobrevivir es un digno objetivo para tanto esfuerzo. Podría escribir un libro sobre el tema, seguro entraría en la lista de los más vendidos si.... si existiera alguien vivo para contarlo. Paro en seco y sacudo la cabeza. Tengo el infantil pensamiento de que si cierro los ojos muy fuerte, el tiempo necesario, cuando los abra estaré de nuevo en mi lujoso apartamento, tocando el piano o disfrutando de alguna soberbia ópera. 

De pronto en medio de la oscuridad en la que me había sumido cerrando los ojos escucho un ruido. No me muevo, no es el ruido del viento, parecen ruidos de pisadas. Mi corazón da un vuelco al pensar simplemente que algo pueda haber sobrevivido a este apocalipsis. Me da igual que sea una rata, si hay algo vivo significa que pueden haber mas cosas vivas. Continuo mi marcha y paro. Cuando paro el ruido se para y cuando continuo caminando noto que reanuda la marcha. ¡Debe ser una persona! ¡Alguien vivo! ¡Compañía! ¿Será de fiar? ¿Vendrá con malas intenciones? ¿Querrá robarme?. Pienso de pronto ¿Robarte? James ¿Piensa el ladrón que todos son de su condición? ¡Qué hubiera dado por un pequeño espejo con el que mirar detrás mía sin levantar sospecha! ¡Pero no tenia de eso! Tenía que hacerme con alguno pronto, para evitar esta situación en le futuro, pero ahora mismo no lo tenía. Así que aprovechando unos arbustos altos en el camino hice como que se me había desatado el cordón de las deportivas y miré disimuladamente atrás.

¡Pero si es una chica! Una vagabunda como yo. Se ve que debe llevar días sin comer... y sin asearse... Por mi parte, suerte que dos noches atrás había encontrado unos bidones de agua en un sótano abandonado y había podido darme una "ducha" No pensaba empeorar mas las cosas arriesgándome a una infección mutante o algo por el estilo. Además, odio ir sucio, es incómodo. También había encontrado algo de comida, que si bien no era mucha cosa me había mantenido vivo estos dos días. Me incorporo para seguir con mi camino, no parece peligrosa, continuaré andando a ver que pasa.

Sin embargo, la chica durará poco tiempo en el filo de mi pensamiento cuando al doblar un recodo encuentro una gran mansión ¡Con luces encendidas! ¿Luces? La curiosidad me lleva hasta allí, un lugar donde todavía existía una forma de iluminación y además seguía funcionando seguro que me sería útil. Bueno, bueno ¡Me encantaría encontrar algo así como una batería, con un par de apaños tendría energía durante algún tiempo! Cojo el pomo, giro el picaporte ¡Bien! Está abierta, ¡Campo libre y.... me topo con un salón lleno de gente. Un caos de sentimientos aparece de pronto en mi mente: Alegría por ver caras humanas (y no mutantes como casi esperaba encontrar ya)  pero frustración a la vez por el intento fallido. Finalmente la alegría de ver gente viva se sobrepone a la frustración infantil

Estan todos alrededor de una chimenea, calentándose y de pronto me doy cuenta del frío que hace, que distraído con mis pensamientos no había notado todavía esta noche. Así que sin dirigirme a nadie en particular y para hacer notar mi presencia a estos desconocidos y ahorrarnos situaciones incómodas que pueden llegar a la violencia comento.

-¿Queda un hueco para un vagabundo cerca de esa apetecible chimenea?

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30/05/2013, 14:25
Cristian

No estaban listo para el general invierno!!! pensé mientras mis manos se cortaban por el frío y los cadáveres del futuro alimentaban una marchita tierra , la casa no tenia rampa de impedidos  y me toco arrastrarme a mi y a la silla con dificultad los horribles 6 escalones , subir nuevamente a la silla que tenia las ruedas algo maltrechas y que le faltaba un lateral que se quedo 6 escalones mas abajo ,  me dejo extenuado y con la fe de encontrar una esperanza accedí a la casa .

Pese a que llegar fue una odisea y al igual que “la odisea” el precio fue muy alto  el premio fue muy escaso ,   las ruedas de la silla estaban frías y el corazón me dolía cuando vi a la anciana mujer y en mi pecho contuve un llanto , pero la salude cordialmente “ encantado señora me llamo Cristian y agradecer que me honre con el honor de saber su nombre  , le molesta si compartimos hoy el mismo techo” , no era culpa de la anciana pero en mi foro interno deseaba encontrar a mas gente.
Eso queda de la humanidad   pensé mientras encendía la chimenea en compañía de la anciana y de los  fantasmas del pasado y entonces paso...
más personas entraron encendiendo la esperanza de organizar un  posible futuro , pero ¿ donde ? Como ?

Cordialmente y animándome por momentos  salude a todos los recién llegados mientras mi mente a toda velocidad analizaba posibilidades

Claro  que pueden entrar decía a cada uno de los nuevos recién llegados 

Somos unos cuantos podemos intentar urdir una idea que nos salve , no se como pero tiene que existir.

Una desesperada petición me saco de mis cavilaciones y ofrecí una  barra de cereal a la chica con  hambre , no le dije que era el ultimo resto de comida que me quedaba , seguramente la casa tenia víveres ,y si no ,alimentar al hambriento era un rasgo de humanidad que esperaba no perder  .

Supongo que servirá con esto .....señorita? Dije esperando la gentileza de escuchar su nombre

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30/05/2013, 17:56
Santiago

Se abre la puerta de la gran mansión y veis como un hombre se adentra. Tiene el pelo canoso, barba blanca y aparenta unos 65 o 70 años de edad.  Lleva consigo un maletín negro y una gran sonrisa.


Todos le miráis expectantes, pues no es habitual ver sonreír a nadie últimamente.

Buenas tardes señores, señoras y señoritas. Bienvenidos a mi casa. Si me permiten, voy a traerles algo de comer y después podremos charlar tranquilamente.

Abre una de las puertas del vestíbulo que conectan con lo que parece ser una cocina. Después de 30 segundos reaparece de nuevo en el salón empujando una mesa de ruedas llena de comida en perfecto estado de consumición.

Si les parece bien, pueden empezar a comer mientras yo preparo las chimeneas de la casa para entrar en calor lo antes posible. Una vez hecho esto y cuando sus estómagos estén más llenos, volveré para que hablemos más detenidamente de el porqué estamos aquí todos esta tarde, además de para engullir mi maravillosa comida, preparada para sobrevivir durante 5 años en perfecto estado de conservación dice mientras sonríe de nuevo.

Dicho esto, se da la vuelta y se va subiendo las escaleras de la mansión, dejándoos comer tranquilos sin tiempo a que vuestras bocas abiertas mencionen la más breve pregunta.

Notas de juego

PD. No os había comentado que están permitidas imágenes y canciones en vuestros post. A mi personalmente me gusta y lo hago habitualmente.

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30/05/2013, 20:45
Johana Paterson

Me dieron paso a la chimenea y senté alrededor de ella para entrar en calor. No sabía muy bien que decir, hacia tiempo que el contacto con otros humanos había desparecido. Además ya no valían frases típicas como "que tal va todo" o "que tal la familia", ya que la respuesta era mas que implícita con la realidad.

Cogí un libro de la majestuosa librería para pasar el rato mientras me calentaba. Cuando se dirigían a mi simplemente asistía y/o contestaba con toda la amabilidad posible. Poco a poco fueron llegando mas y mas personas a la casa. Estaba atónita, meses sin ver a nadie y ahora nos habíamos encontrado allí. ¿Mera casualidad? Ya empezaba a dudarlo...

Pasó un buen rato, ya eramos 10 las personas que nos habíamos juntado allí, cuando apareció Santiago, que al parecer era el anfitrión de la cosa, todo se me hizo aún mas raro. Dijo sus palabras y se fue a la cocina, y al poco volvió con un banquete digno de un rey. ¿Hablar del porqué estamos aquí? ¿5 años? Creo que me he topado con algo gordo, ya decía yo que esto no era normal...

Tenía muchas dudas de todo pero aún mas hambre al ver todo aquello, por lo que empecé a comer un poco de todo. Era muy posible que nunca mas volviera a probar muchos de esos manjares, y tan acompañada pues también era dificil, así que debía aprovechar la ocasión. Además era mejor seguir la corriente, no quería que me pudieran echar de allí porque no sabía nada del tema, mejor esperar y ver que ocurría...

-Muchas gracias por todo. ¡Que os aproveche!

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30/05/2013, 22:40
Nara Caravaggio

Caminamos sin saber del todo a dónde ir. Al menos yo. Quizá mi marido si sabía hacia dónde había que dirigirse, pero yo no. Estaba intentando ver de nuevo el exterior, a pesar de que no era tan hermoso como lo recordaba debido al gran holocausto... al menos estaba fuera, había una esperanza de seguir adelante. De vivir.

No hablo demasiado, me conformo con ir agarrada de su brazo, aspirando su aroma que tanto había extrañado en esas noches tan largas. Intento sentir el contacto de su piel en las yemas de mis dedos, volviendo a ser de nuevo aquella Nara de la que se enamoró. 

Ojalá mis miedos se hayan quedado en ese espantoso lugar.

Pienso, mientras seguimos caminando. Y vemos de lejos esa casa, comprendiendo que ese es nuestro objetivo. Es enorme, es preciosa. Y hay más gente dentro y más personas que caminan detrás. Parece un refugio, donde unos pocos hemos tenido la suerte de ir a parar. Me alegra ver nuevas caras en este desierto, este mundo que se ha convertido en ceniza.

-¿Es aquí?-Pregunto a Santino, en susurro.

El dueño de la casa nos recibe antes de que mi marido pueda recibirnos y nos ofrece algo de comer. La verdad es que tengo bastante hambre, hace mucho tiempo que no como algo. ¿Estará bueno? ¿Mejor que la comida de hospital? 

Como odiaba esa comida, y los cubiertos de plástico. Ni que fuera a atacar a alguien el un brote psicótico. A lo mejor sí, aunque no me gusta pensar eso de mí misma. Lo detesto, lo odio. Pero no estoy sola, siempre lo he sabido. Es lo que siempre me ha mantenido con vida, con la esperanza de seguir adelante.

-Gracias señor.-Respondo a la invitación del hombre.-Es muy amable.

Chimenea... genial. Estoy muerta de frío.

No comienzo a comer, no hasta que alguien pruebe algo. Es extraño que seamos tantas personas y tampoco conozco de nada a ese hombre. Quizá Santino lo conoce, debería esperar a que me indicara que es un amigo suyo o es alguien de confianza.

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31/05/2013, 17:47
Cristian

Con mesura …...

Es obligación de todo hombre de bien racionar los alimentos y no ceder a la gula!!

Soy el primero en alimentarme , parece que los demás tienen algo de miedo pero realmente un fin rápido seria mejor que morir de hambre y entonces.....

 

 

Pese a mis pensamientos disfruto de cada bocado casi como si practicara sexo por primera vez  , pensando en la frase de ese hombre “ acaso el logro organizar una idea mejor que la miá ? Que fascinante intelecto!!!”

Parece que los alimentos están en un estado optimo caballeros y señoritas

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31/05/2013, 19:06
Santino Pietro

Tras tanto deambuilar habiamos logrado encontrar un sitio que parecia perfecto. Demasiado bueno incluso. Una gran casa que habia sobrevivido al holocausto de alguna manera intacta mas o menos. Un lugar donde poder descansar y recuperar el tiempo perdido. Solo de pensar en volver a separarme de ella... Paso una mano por la cintura de mi mujer con gesto protector. 

- No lo se cara mia...- Digo a su oido. Me perdia el echo de solo oir su voz. No podia volver a perderla. Miro de soslayo la casa en la lejania mientras nos acercamos y compruebo desalentado que hay mas gente por los alrededores.- No estamos solos.

Avanzo junto a Nara a la casa, el echo de que hubiera mas gente era bueno y malo. No me fiaba de cualquier otra persona que hubiera por las cercanias. No sabia como les habia afectado el cataclismo, de modo que no me separaria de Nara ni un segundo. Casi muero al perderla una vez.

Un hombre sale y nos ofrece comida. Entrecierro los ojos. Esto es demasiado bueno...

-Buenas noches señor. Muy amable por su parte ofrecer tan desinteresadamente comida y refugio a completos desconocidos. - Digo mirandole desconcertado. Antes de poder interactuar mas veo que un hombre en silla de ruedas se atreve a empezar a comer. Miro de soslayo a Nara y me encojo de hombros depositando un suave beso en su mejilla, muy cerca de sus labios.- ¿Estas cansada amor?- Recuerdo que estamos en grupo y me presento al resto junto a mi pareja- Soy Santino Pietro, y esta es mi esposa Nara.

 

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31/05/2013, 19:56
Danae

El chisporroteo del fuego resultaba casi hipnotizador. Poco a poco mis pies fueron entrando en calor aunque no lo suficiente. Lo cierto era que la calidez de la chimenea en aquella enorme casa llenaba ese incómodo silencio que ninguno de los que estábamos allí sabía muy bien cómo romper.

Cansancio, desesperación, desconcierto... Intentaba encontrar una descripción que encajara con cada uno de los que se encontraban en aquel vestíbulo, sin saber muy bien cuál sería el ideal para mí.

Mis pensamientos no pudieron ir más allá al verse interrumpidos por el mismo hombre que había visto a la entrada. Comenzó a hablarme así que le escuché con atención. Con el paso de los años me había vuelto una experta en atender a la gente y en salir airosa de conversaciones vacías.

- ¿Doctor? - le miré queriendo descifrarle. No me gustaban los doctores, solían ser altaneros con esas batas que llevaban con orgullo y desfachatez. Curaban a las personas no sin antes ejercer un juicio de valor sobre sus enfermedades. Por eso había decidido no volver a hacerme análisis. No necesitaba escuchar las estúpidas opiniones de la gente que no me interesaba acerca de mi estilo de vida. A pesar de mis ideas preconcebidas, el hombre que tenía frente a mí resultaba gracioso. Me gustaba la gente con sentido del humor y con aire desenfadado hacia la vida que todos parecían vivir de forma tan seria. Y de forma tan inútil. - Le llamaré Miles, nunca me gustaron las etiquetas. Soy Danae. - me presenté con una sonrisa. Ya le había sonreído dos veces a aquel desconocido sabiendo que sería imposible que sacara su billetera. Tendría que encontrarle otro provecho. - ¿No parecen graves, verdad? - preguntaba refiriéndome a mis heridas que observaba de reojo - Pero échele un vistazo si quie....

Justo antes de que pudiera terminar la frase la puerta se abrió y apareció un señor mayor que parecía el propietario de la casa. Hizo una pequeña introducción y se marchó para volver al cabo de unos segundos con un montón de comida. Algunos se mostraron reacios y desconfiados. No era de extrañar, millones de preguntas necesitaban ser respondidas aunque nadie sabía como abordarlas. Un hombre en silla de ruedas aceptó a probar la comida para confirmar que se encontraba en buen estado. ¿Cuál sería su profesión? ¿Conejillo de indias?

Me levanté con gracia y siguiendo con la costumbre de iniciar contacto físico, agarré a Miles de la muñeca y tiré de él hacia a mí para que se incorporara de nuevo. 

- Mejor vayamos a comer algo, mis heridas pueden esperar, son pacientes. Aunque no diría tanto del estómago vacío de un hombre. 

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31/05/2013, 21:03
Miles Lloyd

Antes de que pudiese echar un vistazo a las heridas de la mujer, llegó un tipo y nos anunció que tenía comida en buenas condiciones ¡comida!, dijo cuatro cosas y desapareció nuevamente.

-¿Pero bueno, esto qué es, un reality? -comenté en voz alta.

Por un momento, fantaseé con un Gran Hermano, edición Holocausto Nuclear, o algo así. «En esta nueva edición de Gran Hermano hemos ido un paso más allá. Durante meses hemos bombardeado a nuestros elegidos con imagenes sobre un holocausto nuclear, muerte, destrucción y guerra. ¡Y ellos no saben que han sido escogidos! Estas personas creen de verdad que todo esto ha sucedido, queridos televidentes. Esta edición será muy distinta. Presten atención a sus pantallas, porque vamos a anunciar numerosas sorpresas», diría la falsa periodista de turno. Negué con la cabeza. No. La telebasura había muerto, con la mayor parte de la humanidad. Algo bueno tenía que traer. Bueno, no. La telebasura no compensaba lo suficiente que toda persona que conociera hubiese desaparecido. Vi a un cura o un sacerdote... me vinieron ganas de preguntarle: «¿Y dónde está tu dios ahora, eh?». Tal vez tendría tiempo más adelante.

De repente, noté como los suaves dedos de Dánae me agarraban con soltura y tiraban de mí hacia la mesa. Su contacto no me molestó, al contrario. Sentía como si hiciese años que una mujer no me tocara. Me reí y me dejé llevar.

-Vale, vale. Como quiera. Oiga... su nombre... ¿Danae no era de una musa o... una de las amantes de Zeus? ¿Es posible? Me gusta. -le dije mirándola a los ojos. ¡Ah, nunca creí que volvería a flirtear con alguien!

Noté el suave olor a comida recién hecha. De carne asada, de pasteles. ¡Incluso vino! ¿Acaso me he muerto y esto es el Valhalla de los vikingos? ¡Banquete, vino y mujeres! "¡Camarero, tráigame un refugio antinuclear, que me voy a vivir con este bellezón!", le diría.

Un señor en silla de ruedas fue el primero en hincar el diente a los manjares. No parecía que estuviese contaminada. El hombre siguió comiendo sin problemas. La verdad... Me daba un poco de mal rollo eso de ponerme a comer sin saber de dónde había venido esta comida, pero... el estómago tiraba más. Hacía demasiado tiempo que no comía en condiciones, y menos algo tan sabroso como esto.

-Señorita Danae, sé que nos acabamos de conocer, pero... ¿le importa si la invito a cenar? -le dije, guiñando un ojo.

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01/06/2013, 06:10
Melisse Lefèbvre

El hombre de la silla de ruedas sacó del bolsillo de su gabardina una barrita de cereales envuelta en un plástico blanco. La falta de una marca publicitaria y de los típicos colores de la publicidad industrial me llevó a pensar en que aquello debía de proceder de un hospital o de un banco de alimentos. ¡Qué más da de dónde haya venido! ¡Cómetela!

Sin ni siquiera darle las gracias a mi benefactor, mis dedos desgarraron el envoltorio con violencia, como movidos por una voluntad propia, y sin perder un instante, lancé una dentellada al tentempié con la voracidad de un animal famélico. Estaba duro, pero cuando la miel que lo bañaba impregnó mis papilas derretida por la abundante saliva, un reconfortante y cálido hormigueo ascendió desde la punta de mis pies hasta mi cabeza. Cerré los ojos y empecé a masticar la barrita mientras me derritía en un placer orgásmico, dejando que su pegajosa textura impreganara mis encías. Al fin, como reclamado por un estómago que parecía tensarse y querer ascender por esófago en busca de su presa, me tragué el bolo, y en ese momento una legión de endorfinas me sumieron en un éxtasis que no pude evitar exteriorizar con una lágrima de pura dicha.

Lo que vi cuando, al fin, abrí los ojos me hizo creer que me encontraba sumida en alguna clase de sueño delirante. No llegué a prestar atención a las palabras del anciano que empujaba la mesa de ruedas, pues la vista y el olfato de la comida que veía ante mí obnubilaban el resto de mis sentidos. Cuando vi como todos a mi alrededor le lanzaban atropelladamente contra ella temí que me dejaran sin nada y, escurridiza como un ratoncillo, me deslicé entre toda aquella gente hasta ganar mi esquina y poder cortar una gruesa rebanada de queso, que me despaché a gusto mientras observaba en silencio el comportamiento de los demás.

Al parecer, uno de los invitados no le había faltado tiempo para presumir de su status de médico. Estúpidos médicos presuntuosos. Hasta después de un holocausto nuclear pretenden convencernos de que resultan imprescindibles. Ja ¿Qué piensas recetarnos ahora que no tienes ni aparatos de diagnóstico ni medicamentos? ¿Dieta y reposo? Por lo de pronto, el atractivo doctor ya había atraído la atención de una mujer pálida y de aspecto enfermizo cuya morbilidad resultaba más acentuada si cabe por el rojo intenso de sus labios y una sombra de ojos granate. Una mujer que se maquilla así es que algo oculta.  Pero esta habla tan bajo que no puedo escuchar lo que dice.

Al otro lado de la mesa, el hombre de la silla de ruedas se afanaba por alcanzar algunos de los alimentos más alejados del borde. Pobre. Voy a llevarle algo de esto. Y tras esquivar de nuevo a algunos comensales, llegué a su lado con una buena tajada de queso en una mano, un vaso de zumo de naranja en la otra y una sonrisa jovial bajo la mugre que cubría mi cara.

- Toma -le susurré-. No está tan bueno como tus barritas de cereales pero sirve para matar el hambre. Me llamo Melisse, y... bueno, disculpa pero no me ha dado de lavarme las manos –  añadí sonrojándome al comprobar (demasiado tarde) que no había tenido la delicadeza de envolver el queso en una servilleta-.

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01/06/2013, 12:12
Cristian

No pasa nada en nuestra situación son mas importantes los actos que los pequeños convencionalismos sociales , me llamo Cristian y es un placer conocerla.

Educadamente acepto el ofrecimiento de Melisse y disfruto de su compañía , la educación era importante para Cristian y la chica demostró ser agradecida , era el primer rasgo que definía a una persona y le agrado ver que pese al infierno en el que se sumían la humanidad no estaba perdida del todo.

Los demás comensales también parecían mantener ciertos potencial , un medico siempre podía resultar útil  pese a parecer poco profesional , el cura era menos de mi agrado ya que las religiones eran uno de los problemas que nos arrastraron a esa situación y....

Cristian se percato que nuevamente se perdía en sus pensamientos cuando intento poner el brazo en el reposa brazos que se quedo en la entrada

Disculpa mi falta de tacto Melisse , pese a que ya no significa mucho yo era profesor y parece que el defecto de divagar aun esta conmigo , serias tan amable de explicarme tu historia si no es muy doloroso para ti ? Pareces haber sufrido mucho .

 

En la voz del hombre invalido se notava interes por el bienestar de la chica  r

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01/06/2013, 13:48
James Fabbri

No quepo en mi de asombro mientras veo como el anciano iba llevando a la sala la mesa llena de auténticos manjares. Esta cantidad de comida habría sodo espectacular antes, ¿pero ahora? Imposible, no queda comida apenas sin contaminar

...engullir mi maravillosa comida, preparada para sobrevivir durante 5 años en perfecto estado de conservación...

No se si alguien mas se había dado cuenta de esa frase deslizada en la conversación como si no tuviera la mayor importancia. Pero a mi no se me escapa por un segundo lo importante de esa afirmación de ser cierta. Afirmar algo así hoy en día es peligroso. Cualquiera mataria por asegurarse el suministro de comida durante 5 años completos.

El rugido de mi estomago me saca de mis pensamientos y me obliga a centrarme en conseguir algo de comida antes de que mis famélicos compañeros se lo coman todo. Me acerco a la mesa, cerca de la jóven pareja que estaban ya comiendo algo. Extiendo el brazo y cojo una gruesa rebanada de pan y algo de carne para ponerla encima de la rebanada. No veo cubiertos así que me voy obligado a coger la pieza de carne con los dedos, intento no mancharme mucho. Meto la rebanada ya montada en mi boca y me permito disfrutar durante un minuto del placer de su sabor. Sorio a la pareja que tengo al lado, están ocupados comiendo y habando entre ellos.

Levanto la cabeza y observo a todos los comensales, la chica que me seguía estaba allí hablando con el hombre de la silla de ruedas. Frunzo un poco el ceño, no demasiado, mientras miro al hombre de la silla de ruedas. No me gustan los minusválidos, no es por el hecho de que no puedan andar, eso es lo de menos. Lo que no me gusta es la actitud que desarrollan por no poder andar. Por un extraño motivo, se creen por encima de los demás, unas especies de heroes por sobrevivir sin necesidad de piernas, sin darse cuenta que la sociedad en la mayoría de los casos ya ha desplegado todo un sistema para hacerles la vida fácil. Claro, que quizás este hombre si se merezca ese derecho. Sobrevivir con todas las capacidades ha sido complicado, hacerlo sin piernas no imagino lo duro que haya sido.

Teníamos también un médico Eso puede ser bastante útil. Del resto solo podía hacerme idea por su aspecto, aún habían hablado poco y no tenía información sobre ellos. Me giro a la pareja jóven que tengo al lado. Vuelvo a sonreirles a los dos y me dirijo a ellos.

-Increible la suerte que hemos tenido ¿No les parece? Buena compañía y comida. Hasta en los buenos tiempos me habría sentido afortunado de poder disfrutar una velada como esta.

 

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02/06/2013, 08:40
Padre Samuel

Los caminos que he andado son innombrable, no queda nada.

A lo lejos una casa o mejor dicho una mansión. Y parece que sale humo de la chimenea.

Gracias señor por no dejarme perder la fe.

Al llegar a la casa veo la puerta entre abierta y paso. Adentro veo 3 damas y 2 caballeros.

Bendito sea el señor hijos míos, hay sobrevivientes. 

Mi sorpresa es mayor cuando siguen entrando personas tras de mi. 

Al final somos 10.

Cada persona esta igual que los demás cansados, hambrientos y con frío, pero la chimenea nos calienta, hasta que un hombre sale y dice cosas un poco incoherentes pero lo que importa es que trae comida. Hace 4 días fue la última vez que la probé.

Como todos me acerco y pruebo algo de comida, dándole preferencia a los demás.

Hijos míos, se que todos estamos hambrientos, pero no deberíamos racionar la comida. No sabemos cuanta comida mas hay.

Por cierto soy Samuel, Padre Samuel.

Luego de coger algo de comida y bebida, lo justo para calmar el hambre y aguantar un par de días mas, empiezo a entonces una canción.

" Yo era un tipo, relativamente bueno.

Mejor dicho, yo era un pobre diablo mas ...

 

Notas de juego

Disculpen, estuve de viaje por la oficina y no pude postear nada.

 

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02/06/2013, 13:00
Santiago

Todos os encontráis alrededor de la mesa llena de comida en el vestíbulo de la gran casa, unos hablando entre vosotros, otros no tanto, más pensativos o hambrientos. Después de un rato en el que habéis podido engullir la comida que vuestros estómagos estaban exigiendo, volvéis a escuchar los pasos de aquel anciano de barba blanca que se mueve de un lado a otro de la casa con una especie de antorcha encendiendo a su paso las chimeneas de la mansión.


Finalmente se acerca a vosotros de nuevo, sin abandonar esa sutil sonrisa que caracteriza su mirada.


Estoy seguro que pronto entrarán en calor. Espero que estén disfrutando del banquete.

Coge una silla y una pequeña mesa situada en uno de los extremos del vestíbulo y los acerca al centro de la estancia, situándose allí con el fin de que podáis verle con claridad.


Coloca su maletín de piel negra sobre la mesa y lo abre, extrayendo de su interior un gran panel que desenrolla y lo coloca hacia vosotros. En dicho panel se ven estas imágenes:


Supongo que tendrán muchas preguntas y lamentablemente, tenemos muy poco tiempo para responderlas.

Mi nombre es  Santiago y me he dedicado durante casi toda la vida a estudiar la posibilidad de un holocausto nuclear. Este es mi refugio, dice mientras señala las imágenes del panel, preparado para que 5 personas subsistan el tiempo suficiente para después salir al exterior y comenzar de cero. El tiempo en el que la radioactividad dejaría de tener efectos devastadores para nuestra especie está calculado y lamentablemente, no se puede racionar la comida para todos ustedes antes de poder salir al exterior, pero la buena noticia es que cinco pueden sobrevivir.

Observa como empezáis a miraros unos a otros.

Antes de que cualquier idea perversa cruce sus cabezas, debo advertirles que yo no voy a entrar en el refugio, señores y señoras, así que ningún tipo de amenaza contra mi vida podrá asustarme. La única manera que tendrán de entrar ahí dentro es por las buenas.

Hace una pausa y bebe un poco de agua antes de proseguir su discurso.

Lo que nos ha llevado a destruir la humanidad ha sido la violencia y no quiero que eso se repita de nuevo. Debo evitarlo de todas las maneras posibles. Tienen que ser muy conscientes de esto. Preferiría que mi bunker se quedara vacío a que una persona mezquina y violenta lo invadiese. La sonrisa se ha borrado de su cara y ahora adopta un tono y expresión especialmente serios.

Quiero que esta decisión se tome de una manera diplomática y sin ninguna muestra de violencia, si esto sucede, las personas implicadas, estarán inmediatamente eliminados de mi juego de supervivencia.

Si la misión tiene éxito y el grupo de 5 personas supervivientes es capaz de repoblar el planeta con todas las formaciones que les daré, construiremos un mundo mejor.

La manera en la que quiero que elijan a ese grupo es votando, quiero que voten al grupo de 5 personas que creen que es mejor que se salve y repueble con éxito el planeta, sin contarse a ustedes mismos. Los cinco vencedores vendrán conmigo y se someterán a una dura formación que ampliará sus posibilidades de sobrevivir y crear de cero un mundo mejor.

Tendrán toda esta noche para conocerse y elegir a las 5 personas. Al alba regresaré y me comentarán sus decisiones y motivos en privado.

Observa vuestras caras escépticas y comenta.


Sé que es difícil de entender y créanme, tienen la total libertad de abandonar mi casa y dejar de participar en esto inmediatamente, dice mientras alza su mano indicando la ventana que muestra la lluvia y oscuridad que se presenta fuera.

Dicho esto, hace otra pausa esperando a ver si hay alguna reacción antes de proseguir.

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02/06/2013, 13:16
Cristian

Fascinación y respeto era todo lo que sentía por ese hombre 

Una posibilidad de supervivencia y un gran reto moral y intelectual , esto es el cielo es tan fascinante como las pirámides de Egipto!!!

Me aproxime a nuestro benefactor  y le di respetuosamente la mano

gracias !!! una posibilidad de sobrevivir y ademas un reto a la mente!
Pese a  la dureza de la circunstancia algo sinceramente estimulante y pase lo que pase usted merece mi respeto .

Mi idea fallo pero este hombre pudo llegar donde yo no