Partida Rol por web

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, SIETE DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

- "La verdad es que son sólo bayas silvestres del pantano. Prefiero vivir aquí en paz, solo con mis serpientes. No me gusta demasiado la gente." - Sonríe levemente.

MITAD INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LA LUNA, SIETE DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

Sandru picotea del bol de bayas mientras se calienta las manos con el vaso de arcilla. El té huele estupendamente, y va tomando sorbitos cortos que le van haciendo entrar en calor. En esta época refresca un poco, aunque sin duda lo peor es la eterna sensación de humedad del pantano.

El varisio ha permanecido en silencio, escuchando cómo se realizaban las presentaciones y la actitud de Buentocón hacia la compañía. Dándose por satisfecho, se decide a intervenir.

- Gracias por tu hospitalidad y oferta de refugio, maese Buentocón. Es algo que te tenemos en cuenta, ya que es posible que nuestra estancia en el pantano se prolongue un tanto. - Un trago sigue a sus palabras, para dejar que calen en el Mediano. Luego comenta con tono casual y algo divertido.

- Podéis discutir el nombre del río hasta que seáis viejos. Cuando la tierra os acoja el río seguirá ahí impertérrito, empapando lo que su curso alcance, y sin pensar en los estúpidos nombre que los hombres o los goblins damos a las cosas. Los varisios teníamos nombres para los elementos primordiales de la naturaleza, nombres antiguos que nos ha legado la tradición. Eran palabras de poder. Pero esas cosas se olvidan... - Sandru parece mirar el fondo de su vaso de arcilla por unos momentos, tras lo cual cambia de tema.

- Amigo Walthus, hablas de esa "bruja" como si fuera alguien de quien desconfiar. ¿Acaso te ha hecho algún mal? Lo digo porque el hecho de que alguien viva apartado y no se mezcle en los asuntos de los demás no da derecho a una grupo de jovencitos enardecidos a patear la puerta de su casa al grito de "¡Bruja!", mientras blanden antorchas. ¿Me seguís? Puede que la anciana Megus viva en su casa atendiendo sus asuntos sin meterse con nadie. Pero también puede que de acuerdo a la historia de tu reciente visita, algo malo le haya pasado o se encuentre en un apuro como tú mismo lo estuviste. - Sandru mira elocuentemente al mediano. - A lo mejor pasar por su casa no está de más. -

Si esa "bruja" llevaba aquí tantos años, podría saber algo de interés sobre los naufragios o las maldiciones que pesan sobre un lugar para que los muertos se alcen. Era algo a valorar.

- Por otro lado Walthus, me gustaría que nos indicaras cuál sería la mejor ruta para alcanzar dos puntos de la costa. Les tengo aquí marcados en un mapa. - Sandru le muestra el mapa al Mediano. - Y quizás puedas decirnos algo sobre esas áreas y de paso cómo llegar a la casa de la vieja Megus. -

Sandru mira al resto expectante por si tuvieran algo que añadir a lo ya dicho, pero dejando claro con su anterior exposición que la información a revelar a cualquiera no implicado en la misión, iba a ser de momento limitada.

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CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

- "Hum, no he estado mucho en esos puntos, aunque dicen que en uno de estos había una goblin antropófaga loca y peligrosa. Creo que los dos son barcos Tien naufragados, aunque no estoy seguro. Este tercer punto en el mapa es una cueva, no me he adentrado nunca dentro.

La casa de la vieja Megus está aquí." - Y explica la mejor manera de llegar.

El Mediano os explica que aunque a veces el camino más recto sea vadear el río, en realidad no es recomendable, pues en esas aguas pueden haber lampreas gigantes. Recomienda dar un rodeo, aunque alargue considerablemente el viaje y utilizar uno de los puentes (E) siempre que se pueda.

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DÍA DE LA LUNA, SIETE DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

Creo que los dos son barcos Tien naufragados

Sandru mira al Mediano como si le hubieran salido alas.

- Pues ciertamente lo son, Walthus. Pero pensaba que ese conocimiento no era de dominio público. Una historia así hubiera corrido como el agua cuesta abajo si hubiera llegado a Punta Arena, ¿no? Y nadie de los aquí presentes sabía nada al respecto. ¿Podemos saber cómo has conseguido esa información? -

El mercader miró al resto con una mezcla de expectación y sorpresa. Verdaderamente no se esperaba que la historia de los barcos fuera conocida por el Mediano.

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POR LA TARDE.

Por suerte, Sandru concentra nuevamente las atenciones del grupo y del mediano en los naufragios que venimos a buscar pues esa es nuestra misión y no otra, aunque concuerdo con su perspectiva de que quizás la famosa bruja de este pantano necesite nuestra ayuda y por eso deberíamos echar un vistazo en su casa.

No pruebo las bayas pues no me da demasiada confianza comer esa clase de alimentos silvestres, pero veo que el resto está fascinado con el sabor de aquellos frutos. De seguro que han de ser agradables, pero no quiero tener una indigestión durante nuestra búsqueda y tener que detener a cada rato el viaje para esconderme entre la vegetación.

El mediano nos indica los puntos que debemos revisar y para encontrar los naufragios. Lo extraño es que sabe que son barcos tien, lo que me parece extraño y Sandru lo denota para que así nos aclare como es que sabe lo que nosotros pensábamos era un secreto.

Mientras tanto, miro el mapa con atención, para reconocer los puntos y ubicarlos con sus puntos cardinales y distancia aproximada, lo suficientemente bien como para guiar al grupo hasta los objetivos.

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POR LA TARDE.

​- "No suelo ir mucho, pero hasta hace poco uno de los barcos al menos estaba bastante entero, y parte de la estructura era de color rojo. Nunca le di mucha importancia a ese hecho, pero ahora al ver a Serveris y su armadura he pensado que podrían ser barcos Tien." -

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POR LA TARDE.

Mientras daba buena cuenta de su cuenco de bayas, Giorgino escuchaba a los demás e intervenía de vez en cuando.

-¡Sí, sí! Bevelek tiene razón Walthus, si te aburres del pantano puedes ir a la posada del Dragón Oxidado ¡La mejor posada de toda Punta Arena! Que además es de la Señorita Ameiko, ya la conoces. Seguro que te da un buen trabajo. Además... -Giorgino puso una sonrisa pícara y dio sendos codazos a sus primos.- ...así conocerás a Bethana, es una mediana muy guapa que trabaja allí. Quien sabe... Quizás lleguéis a ser buenos amigos. -Siguió sonriendo ante su comentario. Los familiares y amigos de Giorgino conocían su costumbre de buscar pareja a todo el mundo, quizás fuera una de sus tareas como fiel seguidor de Shelyn.- Pero pásate un día por allí a visitarnos, lo pasaremos bien y la gente alucinará con tus historias.

Tras eso llegó el turno del tío Sandru, que siempre decía cosas muy interesantes y al que Giorgino escuchaba con atención. Abrió la boca con admiración con las palabras de poder que usaban los varisios. ¿Sería que su tío las conocía?

-Tío ¿Y conoces algunas de esas palabras? ¡Seguro que la abuela se las sabe! ¡Dinos alguna tito! ¿Sabes como llamaban los varisios al río?

Con lo que no parecía muy de acuerdo era con lo de la bruja, negaba con la cabeza para mostrarlo y esperó que Sandru terminara para dar su opinión, aunque por otro lado podría ser que tu tío tuviera parte de razón.

-¿Entonces porqué la llaman bruja? Tío, todas las brujas son malas, lo sabe todo el mundo. Si no fuera así la llamarían la señora a la que le gusta vivir sola en el bosque. Pero las brujas son malas.

Buscó con la mirada que alguno de los comensales apoyara su argumento. Visitar a una vieja solitaria sonaba aburrido, pero ir a por una bruja malvada era heroico y siempre podrían obtener un buen tesoro.
En cuanto su tío sacó el mapa y lo puso sobre la mesa Giorgino se inclinó con interés sobre él. No sabía leer ni escribir, así que se intentó hacer una idea de lo que era cada marca.

-Tío. ¿Porqué no salen la casa de Walthus y la de la bruja en el mapa? ¿Como sabes que están ahí?

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DÍA DE LA LUNA, SIETE DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

No podía evitar el estar sorprendido por la efusividad de Giorgino, para él todo aquello era una fantástica aventura y no dejaba de disfrutar de cada pequeño detalle o persona que encontraban por el camino. Bevelek no era tan positivo, ni mucho menos. No entraba en sus planes el ir a visitar a una bruja, en un principio él había pensado que todo aquello iba a ser mucho más sencillo, ir a los barcos y recoger todo lo que pudieran.

—Señor Tocón y algunas bayas más no tendrá por ahí ¿verdad? Digo para que no se le queden malas y... hablando de eso ¿no ha ido nunca a ver los barcos esos? ¿Sabe cómo está el panorama por allí? Me refiero a que no habrá más goblins por allí ni nada ¿no?

Tras terminar aquellas palabras Bevelek finalizó con todas las bayas silvestres que tenía cerca y se limpió con sus mangas los pequeños restos de los jugos de éstas. Cuando finalizó sus tareas de acicalamiento habló para el resto de sus compañeros, pero especialmente para Sandru.

—¿Entonces vamos a ir en busca de la bruja?

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CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

- "Hace tiempo que no voy por esa zona, pero espiando a los Goblins Lamesapos pude saber que uno de esos naufragios estaba en excelente estado y que era la casa de una horrible Goblin antropófaga llamada Vorka a la que los demás Goblins le tenían terror. Lo que no sé seguro es si seguirá estando allí..." -

El mediano coge el bol de Bevelek, va a la cocina, y lo vuelve a traer lleno de bayas agridulces.

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POR LA TARDE.

Con una última mirada hacia el Mediano y al atuendo de Serveris, Sandru suspira y atiende las preguntas de la concurrencia.

- Giorgio, dejaremos la historia de las Palabras para cuando viajemos bajo la luz de las estrellas embarcados en el viaje de una caravana, ahora tenemos otros asuntos entre manos, ¿no crees? En cuanto a la bruja, querido sobrino, si todo el mundo dijera que eres un imberbe pueril que aún no merece ser considerado un hombre, ¿Debería creerlo por que lo digan muchos? Claro que no, lo averiguaría por mi mismo. No dejes que las opiniones de los demás formen la tuya sobrino, sólo que te ayuden a estar prevenido en el mejor de los casos. - Sandru se toca un par de veces la frente con dos dedos, invitando a la reflexión a su sobrino.

- En cuanto al mapa, puedo hacerme una idea. ¡Cualquier varisio que se precie sabe leer un mapa Giorgio! - El mercader sonríe a su sobrino mientras le guiña un ojo. Iba siendo hora de que el chico demostrara que merecía su kapenia, y no mirara el mundo con los ojos de un niño. Al menos no cuando se enfrentaba a la muerte. Los brazos de Sandru eran largos, pero no podría protegerle siempre.

El varisio mira a Bevelek mientras le hace un gesto en alusión a una pequeña mancha que se ha dejado en la barbilla. El chico tenía buen apetito de siempre. Sandru recordó nostálgico cuando escondía los jamones ahumados en un doble fondo del carromato, y aún así siempre se "perdía" alguno. Bevelek era un buen trabajador y Sandru le tenía en la más alta estima, así como a su hermano Vankor.

- No lo descarto Bevelek. Esa visita puede darnos algún fruto en forma de información quizás. Pero con este naufragio marcado tan cerca - Sandru señala con el dedo un punto en el mapa al sur de la casa de Buentocón -, no avanzaré para desandar lo andado. Podemos alcanzarlo tan rápido como llegaríamos al poblado de los Lamesapos, que está al este de aquí. Creo que a pesar de esa goblin enloquecida, la tal Vorka, es nuestra mejor opción. Pero estando a favor de contar con horas de luz, preferiría dormir aquí si a nuestro anfitrión le parece bien y partir mañana con las primeras luces. -

Las opciones eran explorar el naufragio más cercano y una vez con algo en claro decidir si el moverse al más lejano era viable. Explorar tan cerca como uno pudiera de una base segura era aconsejable y además eso daría pie a comprobar si la expedición necesitaba de más componentes o se podrían bastar por sí mismos.

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DÍA DE LA LUNA, SIETE DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

- "Claro..." - Muestra un signo de resignación. Y después sonríe: - "Sois mis invitados." -

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DÍA DE LA LUNA, SIETE DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

POR LA TARDE.

A Kromdal no le disgustó del todo aquel viaje, hasta que se dio cuenta de que tardarían un buen rato más en encontrar goblins a los cuales matar. La palabrería le aburría, así que anduvo prácticamente todo el rato callado hasta llegar a la casa del tal Buentocón. No se quedó satisfecho hasta que lo interrogó visualmente, por si acaso era otra de aquellas criaturas cambiaformas de la otra vez. Tan solo se relajó cuando estuvo al ochenta por ciento seguro de que era un mediano, como otro cualquiera.

Sandru tenía más don de palabra que nadie, quizás a excepción de la posadera guapa, aquella Ameiko. Sonrió al pensar en ella, seguramente no tardaría mucho en fantasear con la mujer, y quien sabe, quizás proponerle algo indecente.

Kromdal asintió las últimas palabras de Sandru, aunque se le había olvidado algo muy importante, algo que él sabía a ciencia cierta, y que los demás parecía que no. Si vivías en los páramos, bosques o montañas, aún rodeado de murallas o cercas con pinchos, siempre debía de haber vigilancia. Sacó pecho, apretó la mandíbula y dio un par de pasos adelante. Había llegado su momento, el momento de no parecer un idiota que no valía nada más que para pelear, cosa que no estaba del todo mal.

-Amigo Sandru, si, podiamo'h dormí aquí con er mediano, pero, necesitamo'h hacé guardia'h, ¿Eh? por si acaso lo'h goblin le'h da por meté su'h narice'h por acá ¿No, eh?, yo si quiere'h hago la primera guardia, o la tercera, o la que sea ¿Eh?-

Satisfecho, esperó allí plantado a ver que le decían, como un perro que iba a recibir un caramelo por su buen hacer.

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), OCHO DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

ANTES DEL ALBA.

​- La noche entera transcurre plácidamente, aunque tan sólo Propiedad Transitiva y las serpientes del mediano montan guardia. Las serpientes permanecen muy activas durante la noche, devorando a cuantos bichos del pantano osan entrar en la casa, ya sean mosquitos o desagradables seres similares a escarabajos de muchas patas retorcidas.

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), OCHO DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

ANTES DEL ALBA.

Vankor se agitaba placenteramente en sueños. Una mano acariciaba su rostro con suavidad y delicadeza, paseándo un dedo por su ceja, la mejilla, la comísura de su boca, los labios, introduciéndose entre sus dientes entreabiertos. Gimió de placer al tiempo que su entrepierna despertaba. El dedo siguió entrando y entrando, llenando su boca.

Vankor abrió desmesuradamente sus ojos. ¡No era un dedo! Se puso en pie de un salto y cogiendo a la curiosa serpiente la arrojó con asco a un lado. Un escalofrío recorrió su cuerpo, el estómago contraído. El sueño había desaparecido así como toda potencial excitación fruto del sueño. Miró a un lado y a otro y lo único que vio fue los rostros plácidos de los demás durmiendo. Fuera, junto a la puerta, se oía un potente ronquido capaz de espantar a todos los globins en un radio de varias millas. Asomó la cabeza y vio al bárbaro, con la cabeza hacia atrás, apoyada en la pared, la boca abierta y un hilo de baba cayendo hacia su cuello.

Miró más allá. Una suave neblina cubría la superficie como si de una espesa alfombra se tratara. Todo parecía limpio y en paz, como si fuera una tierra incapaz de albergar horrores ni mal alguno. En el horizonte, una creciente luminosidad hablaba de la promesa de un nuevo sol. Vankor se sintió bien en medio de aquella naturaleza, y por primera vez comprendió el deseo de Buentocón de permanecer allí, en libertad, sin los encorsetamientos de la sociedad y de la familia, acompañado de quienes él más quería, por más que estos fueran odiosas serpientes.

Comenzó a hacer algunos ejercicios, calentando sus músculos, mientras pensaba en las conversaciones del día anterior. Algunas de las preguntas de Sandru se habían quedado sin respuesta como las razones del mediano para desconfiar de la bruja, pero otras habían quedado más que satisfechas. Ahora tenían un destino y convenía estar preparados para cuanto pudiera ocurrir. Era altamente probable que el primer barco visitado tuviera una buena cohorte de enemigos viviendo en su interior y quizá ellos seis no bastaran para cumplir con lo que se habían propuesto al ir hacia allí.

Sus movimientos fueron haciéndose más rápidos y enérgicos. Golpes secos al aire, piruetas, patadas, codazos... tal y como imaginaba peleaban aquellos monjes cuyos movimientos quería emular. Tal vez, algún día, pudiera encontrar a uno de ellos y conseguir que le enseñara. Pero sabía que aquel era un sueño difícil de conseguir, máxime cuando su vida giraba en torno a la mierda de caballo. Solo que hubieran perdido la caravana los había conducido a aquel punto, a abandonar la relativa seguridad de sus anodinas vidas para lanzarse a una aventura cuyo objetivo era... recuperar sus anodinas vidas. Suspiró.

Vio un cubo de agua junto a la puerta y se lavó. Tras ello, entró en la casa del mediano. Dio dos fuertes palmadas.

- ¡PLAS!¡PLAS! ARRIBA PEREZOSOS - gritó alegremente-. Es hora de desayunar y salir pitando.

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), OCHO DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

ANTES DEL ALBA.

Giorgino durmió a pierna suelta aquella noche. No le preocupaban ni la bruja ni los monstruos del pantano, ni los goblins, ni mucho menos las serpientes de Walthus, se sentía seguro allí con sus familiares y amigos en mitad del pantano. Por eso las palmadas de Vankor lo pillaron desprevenido y abrió los ojos de repente, para relajarse a continuación cuando escuchó la voz de su primo.

-¡Es muy temprano primo Vankor! Si todavía no se ve nada... Mejor descansamos un ratito más ¿Si?

Giorgino se volvió a acurrucar, pero su primo ya le había quitado el sueño, así que se incorporó poco a poco hasta quedarse sentado en el suelo.

-Necesitamos todas nuestras energías Vankor, si tenemos que luchar contra el monstruo, la bruja o algún goblin y no estoy al cien por cien será culpa tuya... ¿Está lloviendo? ¿Porqué estás tan mojado? ¿No habrás ido hasta el río empapador sin nosotros no?

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), OCHO DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

ANTES DEL ALBA.

A la sugerencia del Shoanti, Sandru sólo respondió con una sonrisa, una mirada al Mediano, las serpientes, y los recios muros de su casa. Si nadie perturbaba la paz de Walthus de manera habitual, no creía que eso fuera a cambiar en aquella noche. Ya tendrían tiempo de trasnochar y hacer guardia si les tocaba dormir al raso.

El varisio observó como sus compañeros acomodaban sus catres, mientras encendía su pipa de espuma de mar. El instrumento tenía lustros de uso, y estaba profusamente ennegrecida debido a ello. A pesar de que se sentía cansado, Sandru juraría que oyó roncar al vigilante bárbaro antes de vaciar la cazoleta y darse media vuelta para dormir.

Los ruidos mañaneros que hacía el madrugador Vankor lo sacaron de su ensueño. Había tenido uno de esos hermosos sueños en el cual se encontraba en el Dragón Oxidado, pero como dueño al cincuenta por ciento de la Posada. Se enderezó mientras se frotaba los ojos, buscando a tientas su mochila.

- Vankor tiene razón Giorgio, es mejor ponerse en marcha. Pero primero un buen desayuno, ¿no creéis? En cuanto terminemos, nos vamos. -

Con la habilidad de quien lo ha hecho cientos de veces, Sandru comienza a preparar algo caliente para llenar el estómago. Nada refinado, pero bueno para combatir el hambre y dar fuerzas.

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), OCHO DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

ANTES DEL ALBA.

No le fue fácil conciliar el sueño, temía que al bajar la guardia una serpiente se colara y le mordiera resultando aquello fatal, era demasiado joven para morir y aquel lugar no era buen sitio para ser enterrado. No obstante al avanzar la noche sus reservas fueron desapareciendo y los párpados comenzaron a pesar más y más hasta que cayó dormido. Sus ojos se abrieron cuando su hermano Vankor comenzó a hacer ruidos en el exterior para despertarlos a todos. Primero actuó con duda y luego se puso en pie listo a emprender de nuevo la marcha, cuanto antes empezaran antes podrían estar de vuelta.

Se reunió con el grupo ya vestido y pertrechado con su pesada ballesta colgando de la espalda pero listo para utilizarla, aunque esperaba que no fuera el caso. Tenía un pie casi fuera de la casa cuando escuchó la idea de Sandru.

—Oh sí, gran idea, desayunemos antes, nos vendrá bien. Tenemos que reponer energías antes de salir a caminar, imagino que será un día duro.

Tras eso buscó un lugar para sentarse y esperar a que le sirvieran el desayuno.

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ANTES DEL ALBA.

Asintió a las palabras de su tío y se reincorporó del todo para comer algo y estar listo para la nueva jornada.

-Tito, he estado pensando en lo que dijiste ayer y creo que tienes razón. Quizás la bruja no sea mala del todo, pero si vamos por allí estaré atento por si intenta algo. Y además... ¿Podrías enseñarme a leer mapas?

Su tío había dicho que para un varisio era importante leer mapas y él no quería ser menos, aprendería a leerlos en cuanto pudiera.
Cuando su primo Bevelek habló del desayuno no pudo reprimir una sonrisa, era extraño que su primo se perdiera una comida.

-Vamos a dejar sin bayas a Walthus. Menos mal que le hemos traído algo para compensarle. Tío, ¿Le has dado el regalo de la Señorita Ameiko?

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), OCHO DE ABADIO.

CASA DE WALTHUS BUENTOCÓN, PANTANO DE TOCÓN DE SALMUERA.

ANTES DEL ALBA.

Walthus parece animado esta mañana, quizá animado por la idea de que os vais de aventuras y así os perderá de vista. El caso es que os prepara un sabroso desayuno a base de unos ricos pececillos hechos a la brasa, acompañados de una especie de judías blancas sorprendentemente dulces, y agua recogida del rocío con esencia de flores.

Después de desayunar, os ofrece llevaros los pececillos asados que han sobrado, pues había muchos, envueltos en grandes hojas de plantas.

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DÍA DEL TRABAJO (LUNA NUEVA), OCHO DE ABADIO.

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ANTES DEL ALBA.

Sandru acepta agradecido las viandas que el Mediano les brinda.

- Parece que el pantano te mantiene bien abastecido amigo. Se podrían dar buenos platos en una posada con estos buenos ingredientes. - El varisio mira los alimentos como si se le hubiera ocurrido una idea.

- Esta especie de judiones dulces, ¿qué son? - Puede que se arrepintiera al saber la respuesta, pero Sandru no era un melindroso a la hora de comer. El camino hacía estómagos fuertes y dispuestos sin duda.

- Algunos más dispuestos que otros... - Pensó divertido, echando una mirada de reojo a Bevelek.

El mercader acepta los peces que el mediano le ofrece, y se palmea la frente tras el comentario de Giorgino.

-¡Es verdad! Gracias por recordarlo, sobrino. Toma amigo Walthus, la dueña de la taberna "El Dragón oxidado", la señorita Ameiko me pidió que te diera esto en calidad de regalo. - Sandru hace entrega del paquete al Mediano.

Tras ello, el varisio reúne al grupo a los que dispone en el mismo orden que el día anterior.

- Tratemos de llegar rápido pero con calma, así tendremos unas cuantas horas de luz para investigar este primer naufragio. Si alguien ve a la goblin loca que de el aviso. ¿Listos? En marcha. -