Partida Rol por web

Ambos expresáis vuestras intenciones, y son opuestas. En lo que sí coincidís en en seguir juntos, es más seguro.

Tras una breve discusión, finalmente salís en busca de "eso". El rastro no es fácil de seguir, pero dos cazadores experimentados como vosotros consiguen hacerlo. Camináis ascendiendo una ladera mientras las copas de los árboles se hacen más tupidas y os adentráis en una zona del bosque todavía más tenebrosa. El frío se hace más intenso.

Habéis perdido la noción del tiempo, en esta parte del bosque no es fácil saber qué hora es, pues el cielo apenas es visible; la noche os atrapa. Decidís parar para recuperar el aliento. Una quietud extrema reina en el lugar, apenas se oyen las hojas sobre las copas de los árboles mecidas por el viento, apenas se oye nada.

De la nada, una bandada de murciélagos os atraviesa, revolotean a vuestro alrededor durante unos segundos antes de volverse a escabullir en la oscuridad. Os ponéis alerta, tensos. A los pocos segundos vuelven otra vez y repiten su vuelo a vuestro alrededor, para finalmente perderse entre los árboles.

Farnirir logra convencerme de seguir el rastro, la verdad no estoy totalmente de acuerdo, pero si logramos averiguar algo y regresar pronto, supongo que no habrá problema. Seguimos el rastro con un poco de dificultad, poco a poco me inunda una sensación extraña, la visibilidad cambia a causa de los árboles, siento una opresión en el pecho a causa del ambiente. 

"¿Donde estoy?, ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?"... Nos detenemos, el lugar parece un sueño, uno extraño de los que solo causan desesperación, pues esta quietud no es agradable, me siento desesperado en ella. Trato de hablar pero no puedo y tengo la sensación de que no hubiera sido escuchado. 

De pronto una nube negra carga contra nosotros, son cientos de murciélagos que giran y giran entre nosotros, tengo la sensación de que nos harán daño, así que inicio a abanicar el aire para quitármelos de encima, pero no nos lastiman y así de rápido como aparecieron, se esfuman del lugar. No sé como está Farnirir, pero mi respiración se acelera al igual que mis latidos, casi puedo escuchar estos últimos. Los murciélagos aparecen nuevamente y se dirigen hacia nosotros, nos rodean una vez más y se pierden entre el bosque. No tengo idea de lo que los murciélagos pretendían, pero pienso que ya no debemos seguir, volteo a ver a Farnirir y le digo:

-Creo que es tiempo de volver, es peligroso seguir en este lugar, no sé cuanto caminamos, pero seguramente fue más de lo que debíamos. 

Convencí a Ringelf para que me acompañara a seguir el rastro de la bestia. Caminamos por horas o minutos, no estoy seguro de cuanto tiempo paso, pero caminamos bastante. Llegamos a un lugar en el que decidimos descansar un rato, en ese lugar nos encontramos con unos murcielagos que al parecer no nos querían hacer nada, pero me pareció que tenían un comportamiento curioso. Eso de ir y venir no era normal. Antes de que llegara la noche, le advertí a Ringelf de que me podía por agresivo cuando bajara el sol, y que si eso pasaba, tenia que convenceme de que no íbamos a encontrar nada aquí, o que simplemente me golpeara con una roca en la cabeza cuando estuviera distraído y que me arrastrara al campamento.

Después de que pasar los murcielagos Ringelf ma propuso que regresáramos al campamento. Yo no quiero levantar la mas mínima sospecha sobre mi y seguro lo mejor es era regresar, pero como ya era de noche no podía pensar bien, y cuando me dijo eso le respondí en un tono de voz bastante alto.

- ¿Que dices? ¿regresar después de que llegamos hasta aquí?, eres un cobarde ¿o que?, yo creo que debemos buscar esa cosa y matarla esta misma noche para quedarnos con su cabeza, ¿no seria eso genial?. Pero si quieres volver a llorarle a Sir Vurmund, no te detendré.

Farnirir reacciona molesto ante mi propuesta, no me agrada lo que me dice, pero intento controlarme para no agravar las cosas. 

-No tiene caso que sigamos aquí, cada vez nos alejamos más del campamento y no estamos cumpliendo con la misión que nos encargaron. ¿Por qué el interés en encontrar esa cosa?. 

Con la última cosa que digo mi rostro refleja enojo, al igual que mi tono, no pretendo que esto termine mal, solo quiero hacer razonar a Farnirir.

Ringelf me seguía intentando convencer de irnos de hay, pero eso era lo ultimo en lo que iba a pensar.

- Tienes razón, es inútil que sigamos aquí... ¡Así que párate y vamos a seguir ese rastro!.

Podía sentir que dentro de mi mente había una parte que sabia que lo mejor era irnos de ese lugar, algo dentro de mi sabia que ya era bastante raro que la bestia no había aparecido durante todo este tiempo cuando podía jurar que estaba al frente de nosotros, algo dentro de mi sabía que ya era tarde que ya debíamos regresar, pero esa parte no podía hacer nada en contra de a furia salvaje del rey oso.

Continuáis con la caza, el tiempo sigue pasando y la noche ya es cerrada y os envuelve por completo. Llegados a un lugar sentís un escalofrío que os recorre el cuerpo, abrís los ojos de par en par, como queriendo encontrar en alguna parte de la inmensa oscuridad, entre los árboles, aquello que os hace sentir así. El fuego de la antorcha crepita y se mueve, como azotado por un viento que no hay esta noche. De entre las sombras aparece una figura ante vosotros. No la habéis visto acercarse, no habéis notado sus pasos, pero está ahí, ante vosotros.

Es alto, esbelto, pálido. Su mirada profunda y rojiza os atraviesa, y parece poder leer vuestra mente, por un instante parece conoceros y saberlo todo acerca de vosotros. Parece joven, aunque su pelo es blanco, al igual que su piel. Viste ropas nobles, pero como de una época pasada, en colores oscuros. Parece moverse grácilmente, como hace la realeza, con movimientos pausados y ceremoniosos.

Vuestro primer instinto es actuar, atacar, huir... estáis confusos. Pero nada de esto podéis hacer, pues ambos tenéis una mano en vuestro hombro, que os lo impide. Hay uno de ellos por cada uno de vosotros, hay uno de ellos junto a cada uno de vosotros. No les habéis oído acercarse. Sólo sentís el frío de sus gélidas manos posadas sobre vosotros.

El bosque sigue tranquilo, en silencio, como ajeno a todo esto, como si os diese la espalda. Ante vosotros aquél al que oís pero no escucháis, debido al miedo, debido al terror.

- Hace mucho tiempo que nadie se atreve a venir aquí. Y mucho menos a pasar una noche entre estos árboles. -sonrío levemente- ¿Acaso no tenéis miedo? ¿No habéis escuchado las historias que cuentan las ancianas sobre este bosque? ¿Acaso no sabéis lo que pasa aquí? No sé si es que no teméis a nada, o si simplemente sois unos inconscientes. Supongo que si os habéis adentrado hasta aquí es que vuestra codicia es muy alta. Y estáis dispuestos a pagar con vuestro miedo lo que sea que ansiáis con tanto fervor. -Sonrío nuevamente y continúo- Está claro que vais a morir. Pero no tenéis por qué morir en vano. Podéis obtener algo a cambio de vuestras vidas. Hay un asunto en el que podríais ayudarme si os unís a mí, un asunto que me incomoda desde hace años, pero al que he decidido poner fin, ahora que se acerca el momento. Si aceptáis mi oferta obtendréis infinitas veces lo que os haya prometido ese Rey del Barro. Si no, simplemente, moriréis. -Doy unos pasos, pensativo- Os libero, cazadores. Si volvéis junto a Vormund os mataré a todos. Si no lo hacéis, acompañadme. Ya que este puede ser vuestro último momento, os dejo unos minutos para que lo debatáis.

"Lo encontré", eso fue lo primero que pensé, pero por alguna razón no me lance a matar a ese tipo, Había algo en sus ojos, esos ojos rojos que no me dejaron atacarlo, pero lo que mas me sorprendió fue que empece a tener miedo, pero no fue como el que tenia antes de la cacería, nunca había tenido tanto miedo, ni siquiera cuando estaba cazando al rey oso sentí algo así, incluso creo que el propio rey oso le tenía miedo a estas cosas. Estaba esperando a que mi instinto me calmara el miedo pero eso no paso, y cuando la criatura nos dijo que discutieramos lo que íbamos a hacer tuve que tranquilizarme lo mas que pude para pensar mejor y en lo que lo logre me acerque a Ringelf y le hable al oído. 

- Oye... Estoy seguro que nuestra única opción es hacerle caso a lo que esta cosa nos diga. Piensalo, ellos son tres y se notan que son mas fuertes que nosotros, en esta situación nunca podríamos escapar. Se que no queremos traisionar a ninguno de la expedición pero no creo que tengamos opción... Al menos no ahora.

Le hable lo mas calmado que pude aunque por dentro estaba muerto del miedo, creo que la presencia de esas cosas hizo que el instinto del rey oso se apagara y pude pensar con claridad.

De pronto un gran escalofrío me paraliza, de las sombras emerge... "¿Una persona?, no, esto no es humano, aunque lo aparente." Lo primero que hago al verlo es tratar de golpearlo con mi arco, pero es inútil. Esos ojos rojos parecen hurgar en mi consciente y mi subconsciente. Me dispongo a correr, pero una mano me detiene, como si no fuera suficientemente malo, hay más...

Cuando comienza a hablar no puedo moverme, solo mi cabeza tiene actividad... "¿En qué me he metido?, esta es la peor situación posible, no hay duda que moriremos, jamás debimos seguir ese rastro, jamás debimos venir a este bosque."

Mis pensamientos son interrumpidos por la propuesta Farnirir, curiosamente estoy de acuerdo con él, es lo más sensato, negarnos es una muerte asegurada, nada nos garantiza que lograremos salir de esto, pero en este momento no importa, necesitamos tiempo. 

-Muy bien.

Digo esto además de asentir con la cabeza. Espero logremos pensar en algo.  

Logre reunir valor suficiente para hablar con esa cosa, recién se acerco le hable sin mostrar mi temor

- Ya nos decidimos... Iremos con ustedes y los ayudaremos en lo que quieran.

Me sentí mal por las personas de la expedición, se notaba que estas cosas no eran nada amigables y estaban en nuestra contra. Pero mientras pensaba en la expedición recorde a Sir Vurmund y pensé

- Ese tipo... Seguro nos va a declarar como desertores si no volvemos esta noche... Maldición, si regresamos mañana ese estúpido no nos va a escuchar. Tenemos que regresar hoy, si o si.

Pensar en eso solo hizo que me preocupara mas de lo que ya estaba.

No me agrada la idea de ir con ellos, pero no hay opción, Farnirir acaba de hablar con "eso", no sé como reaccionará. 

Me pregunto "¿Qué haremos después?", sé que no nos dejarán ir, aunque hagamos todo lo que nos digan nos matarán al final. Lo único que tenemos a nuestro favor es esta certeza, algo se nos tendrá que ocurrir...

- ¿Entiendo, pues, que decidís seguir con vida y uniros a mí? Bien... Ya habéis pronunciado las palabras. Pero antes de que os lleve conmigo y os muestre mi poder, debéis demostrarme, con un pequeño gesto, que verdaderamente creéis lo que decís. La prueba que os encomiendo es la de robar para mí algunas cosas del Campamento de Sir Vormund, quien duerme plácidamente en su catre en estos momentos. Se trata, por un lado, de un pequeño baúl lleno de flechas que custodian celosamente sus arqueros; y por otro, de la propia espada de Sir Vormund, forjada en plata. Debéis actuar con cautela, sin ser descubiertos, y tenéis que traerla aquí dentro de tres lunas.

Tras pronunciar las palabras tanto él como sus esbirros se esfuman, desaparecen ante vuestros ojos, disolviéndose sus ropas y sus cuerpos en la oscuridad de la noche.

En un abrir y cerrar de ojos las criaturas desaparecieron y nos quedamos solos. Por alguna razón el instinto del rey oso no había regresado, tal vez el shock fue demasiado fuerte, pero gracias a eso pude hablar mejor con Ringelf.

- Oye Ringelf... Ya que estamos en esta situación te tengo que contar algo de mi... Es algo que debes saber si es que queremos sobrevivir... (Respirar profundo)... ¿Sabes por que me dicen ojo de oso?.

Le conté toda mi historia con el rey oso mientras caminábamos de vuelta al campamento y también le dije varios de los síntomas que el ojo me produce.

- ... Por eso fue que cuando encontramos el siervo muerto me puse tan intenso con lo de seguir el rastro... Pero que ni se te ocurra decirle a alguien, solo te estoy diciendo esto por todo lo que esta pasando... Ahora que sabes eso hay que tenerlo en cuenta para crear un plan...

Recuerdas haber oído historias sobre algunas criaturas a las que la plata les afecta especialmente. Hasta ahora pensabas que no eran más que leyendas absurdas, pero al pedirte que recuperes un arma de plata, te das cuenta de que hay algo raro en todo esto.

Al momento de marcharse ambos estábamos atónitos, en mi mente trataba de procesar lo que había pasado, tenía miles de pensamientos juntos. Me mantenía perdido en mi mente y mi ansiedad cuando Farnirir comenzó a hablarme...

A pesar de que ya había escuchado las historias sobre el "ojo de eso", nunca supe todo lo que había detrás de aquel distintivo. La verdad dudé en algún momento de aquello que me contaba, pero algo en la manera en que lo contaba me hacía creerle. 

Lo escuché atentamente mientras caminábamos de regreso.

-No te preocupes, no diré nada, debemos pensar cómo usarlo para que nos ayude en esto.

Me preocupaba un poco que el hecho de tener el ojo del rey oso nos causara problemas en un futuro, debido a las acciones impulsivas que había visto en Farnirir anteriormente. Sin embargo, era momento de pensar en todo lo que teníamos a favor para tratar de salir bien librados de esta situación. 

Mientras caminábamos, yo iba pensando en lo que esa criatura nos pidió y encontré una relación con una leyenda que había escuchado antes en la capital. La leyenda se trataba de unas criaturas nocturnas que se alimentaban de sangre y le temían al sol. Se supone que estas criaturas eran débiles a la plata.

- Por eso es que nos esta pidiendo esa espada, esa criatura quiere asegurarse de que no halla nada en el campamento que lo pueda matar... Un segundo ¿porque Sir Vormund siquiera tiene una espada de plata? todos saben que el acero es mas resistente que la plata... ¿Sera que Sir Vormund sabia de estas criaturas?, eso explicaría porque estaba tan preocupado por la defensa del campamento... Lo que sea, no creo que sea algo que podemos preguntar así sin mas.

Le dije a Ringelf sobre la leyenda que había escuchado y sobre mis sospechas hacia Sir Vurmund.

- ... En total. Primero debemos llegar al campamento y averiguar si podemos robar tanto la espada como las flechas... También deberíamos buscar mas información sobre las criaturas... Tal vez alguien de la expedición sepa algo.

No quería decir que quería matar a todas a cada una de estas criaturas en ese lugar ya que sentía que nos podían estar vigilando.

Escuché atentamente la leyenda que Farnirir me contaba, en otro momento no hubiera significado mayor cosa para mí, pero en estas circunstancias todo tenía sentido, al pensar en ello todo encajaba, lo que nos había pedido tendría su razón de ser. El pensamiento cayó sobre un rayo sobre mi cabeza: "Podemos alertar discretamente a los demás miembros del campamento, si hay que pelear, no lo haríamos solos"... "Pero, ¿Por qué Farnirir sigue hablando de robar las cosas si no es necesario?, es claro que podemos usarlo en su contr... ah... entiendo, pueden estar cerca". Debí ser más perceptivo, pues la sensación que tuve cuando estaban frente a nosotros no había desaparecido, pensé que era a causa del miedo...

-Estoy de acuerdo, debemos ser muy hábiles para robar las cosas sin que se den cuenta. 

Espero mi pensamiento concuerde con el de Farnirir, cómo me gustaría preguntarle directamente si tiene la misma idea que yo.