Partida Rol por web

Camináis durante el resto de la noche de vuelta al campamento. No es fácil orientarse en la oscuridad, sin apenas poder divisar el cielo y las estrellas. Ya de madrugada llegáis al campamento. Parece que vuestros compañeros no han perdido el tiempo, una alta empalizada, reforzada con atalayas, rodea un área en cuyo centro se ha levantado un edificio de madera de dos plantas. Los carros y las tiendas se despliegan aquí y allá, alrededor de un gran espacio libre frente al nuevo edificio. Los guardias os ven justo en el momento que salís de la linde del bosque, y se asombran de vuestra presencia. Os abren las puertas y os reciben, preocupados. Os habían dado por desaparecidos, como a otros tantos ya en lo que va de expedición. Sir Vormund quiere veros de inmediato.

Os recibe en la sala de mando, en la planta baja del nuevo edificio. Lleva puesta su reluciente armadura plateada, y de su cinto cuelga, enfundada, la espada que os han pedido robarle. A su lado se encuentran el capitán de la guardia y Maese Otto. Os ordena que le contéis qué ha ocurrido.

Llegamos al campamento recién amaneció, todos nos miraban con una cara de sorpresa, era como si todos pesaban que estábamos muertos o algo así... Se notaba que los constructores habían estado ocupados, lograron alzar una empalizada en una noche.

- ¿Me pregunto si el viejo Rimald y Rilwen habrán terminado el atalaya?... les preguntare después como les fue.

Seguimos caminando por el campamento y pasamos por donde estaba el líder de los cazadores y le deje el cervatillo en las manos.

- Aquí traigo la cena

Me acerque a donde estaba el cocinero y vi un barril donde tome un poco de agua. Me dispuse a comer pero antes de que terminara de servir mi comida llego un soldado y nos dijeron a mi y a Ringelf que Sir Vormund nos quería ver.

Ringelf y yo empezamos a caminar hacia la sala de mando pero antes de entrar le hable a Ringelf cuidándome de que nadie me escuche.

- Oye no le vallas a decir nada a Sir Vormund de lo que paso con las criaturas esas, lo mejor es quedarnos callados por ahora y decidir que hacer en otro momento cuando no tangamos esta presión... Por ahora digamosle que nos perdimos cazando al cervatillo y que nos costo regresar.

Luego entramos a la sala de mando Sir Vormund llago unos segundos después y nos pidió que le explicaramos por que nos aparecimos a estas horas. Hable calmado como si fuera cualquier otra situación.

- Sir Vormund, para que entienda lo que paso tiene que entender que este bosque es mas espeso que los demás y es muy difícil orientarse cuando se entra en la espesura, ademas no hay muchas presas por aquí y nos costo mucho encontrar una... Lo que paso fue que cuando encontramos un cervatillo no lo pudimos cazar de inmediato ya que Ringelf tiene problemas con la puntería, y nos toco perseguirlo a la profundo del bosque, cuando lo pude matar ya nos habíamos perdido y nos costo toda la noche encontrar el camino de regreso.

- Espero que eso funcione, bueno debería, la verdad es que eso que dije me podría pasar de verdad incluso a mi.

Con un poco de dificultad llegamos al campamento, tardando mucho más tiempo, si lo comparamos con lo que nos tomaría salir de un bosque diferente. Me asombro de la gran estructura que han logrado construir en tan poco tiempo, sinceramente no sé cuanto tuvieron que trabajar para lograrlo. Pero más es el asombro de los guardias al vernos, tal vez piensan que desertamos de la expedición por tardar tanto. 

Al poco tiempo de haber entrado, nos informan que Sir Vormund quiere vernos, "lo sabía, seguro piensan que nos habíamos marchado del bosque"...

Nos dirigimos al lugar indicado cuando Farnirir me habla en voz baja, no entiendo por qué quiere que demos otra versión.

-Pero ¿Para qué deci...

Me quedo en silencio cuando veo a Sir Vermun aproximarse, lo primero que hago es enfocarme en la espada que lleva consigo.

Farnirir comienza a relatar una gran mentira y en algún momento lo veo con desaprobación, en especial cuando indica que fue por mi culpa, no me agrada mentir, pero supongo que aún hay muchas cosas que meditar antes de actuar, así que lo apoyo en lo que dice:

-Así es Sir Vormund, me disculpo por no ser tan hábil... "Farnirir desgraciado, nunca se me ha escapado un cervatillo" ... el camino de regreso fue difícil por la escasa visibilidad que provocan los árboles, incluso pensamos que tardaríamos más tiempo.

Hago silencio quedando expectante a lo que Sir Vormund tenía que decir después de escuchar nuestra hazaña inventada. 

Mire fijamente a Sir Vormund mientras esperaba lo que iba a decir sobre nuestra historia.

Sir Vormund cree vuestra historia, sobretodo cuando Ringelf insiste y se disculpa por su torpeza. Os cree tanto que empieza a sospechar que quizá no haya sido tan buena idea enviaros al bosque a los dos solos, y menos con lo mal cazador que es Ringelf (ya está segurísimo de ello). Acto seguido os ordena que volváis a vuestro trabajo junto a los vigilantes de la empalizada.

Durante casi todo el día hacéis guardias desde una de las atalayas de la empalizada. Parece que este es un lugar seguro, lo están fortificando bien, pero sabéis que puede que no sea suficiente. A lo lejos, sobre algunos de los picos que sobresalen entre los árboles, podéis ver algunas atalayas que empiezan a levantarse por vuestros compañeros. Joshua, Rilwen y Rimald deben estar en esa, al noroeste de vuestra posición.

Por un momento pensé que Sir Vormund descubriría que estábamos mintiendo, de ser así, ya estaríamos aprisionados. No me agrada haber el haber quedado como un inútil, pues si hay algo que sé hacer bien, es cazar... espero que todo esto sea para salir bien librados y que al final, "esas cosas" no se salgan con la suya. 

Estado en la atalaya todo es tranquilo, cualquiera diría que es más que suficiente para poder protegernos de las posibles amenazas, pero no estoy seguro de lo que puedan hacer esas criaturas si nos llegaran a atacar. Observando con atención, pude ver a los compañeros con quienes inicié esta travesía, poco a poco, se erguían las nuevas atalayas... "Vaya, que hábiles son, me pregunto ¿Qué habrá pasado desde que nos fuimos?". 

En el momento en que tengo tiempo para mí, después de satisfacer mis necesidades básicas, bajo a observar cómo es la edificación desde ese punto, hay ciertos momentos en donde me siento totalmente seguro, pues la edificación se ve sólida e imponente, aunque cuando recuerdo nuestro encuentro con aquellos seres, esa sensación desaparece.

Me dispongo a practicar mis tiros con arco, encontré un tronco que puedo usar, es perfecto, pues posee un color diferente en la parte superior que está aproximadamente a la altura de mi nariz, así que me separo unos 10 metros para empezar a calentar. En el momento en que apunto, mis pensamientos se calman y doy en el blanco la totalidad de las veces, así que me dispongo a retroceder un poco más. Después de un rato, tomo un descanso y veo pasar a un obrero, tengo mucha curiosidad por saber qué ha pasado, así que me dirijo a hablarle:

-Buena tarde, mi nombre es Ringelf, soy uno de los cazadores, ¿Usted me podría compartir cómo han ido las cosas dentro del campamento?, hace poco regresamos con mi compañero y en cuestión de nada han realizado esta construcción. ¿No ha pasado nada extraño?. 

Le pregunto esperando poder iniciar una conversación. 

Sir Vurmund se creyó nuestra mentira y nos mando a los puestos de guardia, Ringelf siguió su camino y yo seguí el mio (claramente lo voy a buscar mas tarde para hablar sobre lo que íbamos a hacer). De camino al talaya pase por donde el cocinero y comí un poco. Luego subí a un atalaya y arriba de este pude relajarme un poco mientras miraba el paisaje

- Todos parecen tranquilos... Claro, nadie sabe lo que hay halla a fuera, seguro todos creen que estas murallas los protegerán... haaaaa... Quiero irme de aquí sin que muera nadie (bostezar)... Diablos tengo sueño.

, también dormí un poco para compensar que anoche no había dormido. En lo que me desperté todavía no había terminado mi turno, así que para matar el tiempo empece a tallar un pedazo de madera que había cortado de un árbol cerca del atalaya. Luego llego mi relevo y volví al campamento.

Estaba dispuesto a hablar con Ringelf, pero no lo encontré por ningún lado.

- Mejor lo busco cuando sea de noche y todos estemos comiendo... Tal vez encuentre a el viejo Rimald y a Rilwen durante la cena, les quiero preguntar sobre las criaturas esas...

Me puse a hacer diferentes cosas como hacer flechas, afilar mi espada, revisar mi arco, seguir tallando en pedazo de madera (por ahora tiene una forma que se parece a la de un pez), por supuesto aproveche la ocasión para buscar el baúl de flechas que nos había pedido la criatura esa. Pero no encontré nada.

- Buenas tardes Ringelf, yo soy Grolis. Tú debes ser uno de los que se perdieron en el bosque, ¿no? ¿Eres el que tiene buena o mala puntería? No se habla de otra cosa por aquí... Cualquiera diría que os habéis escaqueado de todo el trabajo que tenemos aquí, vamos a destajo. Sir Vormund está muy cabreado, y nos hace trabajar a ritmo forzado para fortificar este lugar lo antes posible. Yo apenas dormí cinco horas anoche, y ahora voy a cortar más troncos... Eso sí, él apenas da palo al agua, se pasa toda la mañana dando un largo paseo, luego se da un baño en el río ¡y a mediodía vuelve para enfundarse su brillante armadura y pavonearse delante de todos! Y luego están los que se fueron a construir las atalayas; hasta que no acaben de levantarlas no volverán aquí. ¡Qué miedo! Pasar la noche allá arriba, con todo lo que debe rondarnos en este bosque maldito.

Tranquilos no parecen. Trabajan duro, a marchas forzadas, para fortificar el campamento. Tienen miedo de las historias del bosque, y de las desapariciones que hubo durante la expedición hasta llegar aquí. No ha desaparecido nadie más, pero los obreros están asustados.

El día pasa tranquilo, sin altercados. Los obreros trabajan duramente para fortificar el campamento, y los vigías hacéis largas guardias desde lo alto de las empalizadas. Os volvéis a encontrar durante la cena, frente al fuego.

Lo que me comenta el obrero me hace pensar rápidamente, primeramente porque parece que la mentira inventada por Farnirir y apoyada por mí, me seguirá durante toda la expedición y segundo, por lo que me comentó sobre Sir Vormund... 

En la noche, a la hora de la comida, vuelvo a encontrarme con Farnirir, al momento de verlo me dirijo hacia él para conversar, pues al terminar mi práctica, la aflicción por el asunto que habíamos dejado pendiente, me invadió de nuevo. 

-Hey Farnirir, ¿pudiste pensar en algo?-

Digo procurando que nadie nos escuche.

Llego la hora de la cena... Me percate que esta noche estabamos cenando carne de cervatillo. Mientras comia Ringelf se me acercoacerco y me pregunto si habia podido penzar en algo.

- No... Nesesitamos mas información, pero para eso si pense en algo... Vamos a aprovechar la cena y nos tenemos que acercar a los soldados y a los arqueros y conseguir que se emborrachen y cuando esten así aprovechamos y les preguntamos

Después de escuchar a Farnirir, asentí con la cabeza. -Muy bien-, dije casi inmediatamente, pues no había mucho que pensar, era una idea bastante astuta. 

-Entonces, tu comienza a hablar y bromear con ellos mientras yo busco las reservas de cerveza-. 

Era los más sensato, pues estoy seguro que Farnirir se entenderá mejor con los soldados que yo, en especial ahora que mi "fallo" me persigue a todos lados.

Mientras cenamos, me muevo constantemente del lugar, trato de encontrar las reservas de cerveza para llevar a cabo nuestro plan, discretamente observo y registro entre donde guardan la comida. 

Después de pensarlo por un tiempo con Ringelf, decidimos que lo mejor era que yo me quedara hablando con los guardias mientras el buscaba la cerveza, y por supuesto yo los tenia que convencer para ponernos a tomar, en lo que me acerque a el grupo de los guardias, me pereció muy curiosa la forma en la que recibieron, fueron demasiado amables conmigo cuando casi todos los guardias estaban molestos con Ringelf y yo por lo de anoche, pero eso no iba a detener mi plan y aprobechando que ellos me recibieron me senté y me puse a bromear con ellos. Tuve que fingir que lo estaba disfrutando ya que como era de noche mi actitud no era de lo mas fiestera, pero algo me llamo la atención, los guardias no me quitaban los ojos de encima y vi de reojo que cuando yo no los estaba mirando directamente estos quitaban sus caras de diversión y mi instinto solo me decía una cosa "peligro".

- Tal vez mi actitud los esta molestando, a estas horas estoy bajo la influencia del ojo.

Me dieron un poco de comida que le acababan de pedir al cocinero, se tardaron un poco mas de lo normal en servirme pero comí con ellos en ese ambiente pesado e incomodo. Mientras comíamos dije muchas veces que lo mejor seria ponernos a tomar algo a la mayoría estuvo de acuerdo. Me llamo la atención que barias veces note que algunos guardias hablaban en voz baja, pero no pude saber lo que estaban diciendo, pero tenia la sensación de que algo iba a pasar.

- Por el momento nada va mal, ahora solo falta Rngelf con la bebida.

Master pensé en una opción para desaparecer y pensé que hacer que los guardias me secuestren aquí no es mala idea... ¿Que le parece?

Ringelf encuentra el barril y lo lleva a la mesa de los soldados que queréis emborrachar. Bebéis, y les hacéis beber, mucho. Los soldados están animosos y cuentan historias del cuartel y de sus compañeros. Parece que están a punto de irse de la lengua sobre algo, pero os miran, dudan un poco ante vuestra presencia.

Farnirir se disculpa y dice que tiene que ir un segundo a hacer sus cosas. Ringelf se queda con los soldados, que le miran divertidos, tienen ganas de seguir hablando, pero no saben si fiarse de él o no.